Bó: Aprendiendo de la experiencia

¿Cómo es posible, que después de cada plaga el Faraón prometía acceder al pedido de Moisés, pero tan pronto como la presión de la plaga finalizaba, el Faraón se obstinaba y renegaba de su promesa?

Cuando Moisés, inmediatamente le advertía respecto de las próximas plagas, el Faraón permanecía sin impresionarse hasta que ocurría el desastre predicho, y luego otra vez prometía, sólo para retractarse nuevamente cuando la presión desaparecía. ¡Esto se repitió diez veces! ¿El Faraón era tan necio, e incapaz de aprender de la experiencia?

El Rabino Twersky escribe: -Yo no entendía completamente al Faraón hasta que me dediqué al tratamiento de alcohólicos, y presencié un fenómeno similar, ocurriendo con gran regularidad. El

alcohólico sufre consecuencias graves como resultado de su beber; y permanece con una gran pena y algunas veces incluso se acerca a la muerte. Su reacción es invariable: “¡Eso es! Yo ya he tenido suficiente con el alcohol.

¡Nunca más beberé, no, nunca!”. Es una experiencia habitual, que en el lapso de algunas semanas, o sólo en pocos días, comienza a beber nuevamente. Las personas le advertirán de cuán peligroso es el alcohol, y le recordarán las amargas consecuencias por él sufridas… pero todo es inútil. Él bebe otra vez.

Lo que parece tan ilógico tanto en el caso del Faraón como en el alcohólico no es realmente extraño. Muchas personas fallan en aprender de la experiencia. Cuando el profeta Isaías usó la metáfora, “Tú estás ebrio, si bien no de vino” (29:9), no estaba usando la expresión vagamente. Nuestra historia bíblica demuestra cuánto una y otra vez nosotros nos hemos desviado de la observancia de Torá y cada vez sufrimos graves consecuencias, no obstante tan rápido olvidamos y regresamos a nuestros caminos descarriados.

Lo que es verdad de nuestro pueblo históricamente es a menudo cierto en muchos individuos aún hoy. Simplemente, no aprendemos de la experiencia.

¿Qué es lo que al alcohólico lo vuelve díscolo al aprendizaje de la experiencia? Es, probablemente, que él no desea cambiar su estilo de vida y no

quiere abandonar cualquier sensación que el alcohol provee. ¿Qué es lo que volvió al Faraón incapaz de aceptar el testimonio de sus sentidos? Probablemente el rechazo a admitir que él estaba equivocado. Sentimientos egoístas tales como estos impiden a las personas aprender de experiencias dolorosas y con eso evitar la repetición de equivocaciones.

¿Qué es lo que nos impide aprender de la experiencia? Probablemente algún sentimiento o idea egoísta que nos rehusamos a abandonar.

Dado que nuestro egoísmo es el que nos vuelve irreflexivos frente a lo obvio,

¿qué podemos hacer para cambiar esta situación? Uno de los modos más efectivos es valernos de un confiable maestro y guía, alguien que al no estar afectado por nuestras distorsiones emocionales, puede ayudarnos a ver la realidad más claramente y aprender de nuestras experiencias.

“Hazte tú mismo de un maestro” (Ética de los padresS 1:16) es un invalorable consejo.

 

“DE VIVIENDO CADA DÍA”, EDITORIALBNEI SHOLEM

Parashá en Síntesis: Bo

EI valor numérico de la palabra “Bo”  en hebreo es 3 y en la Parashá que lleva este nombre se describen las tres últimas plagas de Egipto: langosta, oscuridad y muerte de los primogénitos.

Di-s le dijo a Moshé que fuera (“ve”) a anunciarle al Faraón la próxima plaga, la de langosta,

luego de la cual el país queda devastado, ya que las langostas eran insaciables; no sólo se 

comían la vegetación, árboles y grama, también devoraban las pertenencias de los egipcios.

El castigo de los egipcios se prolongó por doce meses, aún cuando cada plaga duraba una 

semana. La generación del diluvio también fue castigada por doce meses.

Cada plaga fue dirigida contra alguna de las deidades que los egipcios adoraban (el Nilo; las ranas, signo de fertilidad; el carnero sagrado, etc.) y fueron la expresión del poder de Di-s como único Creador que dirige todas las esferas y astros, y puede producir milagros incluso contrariando la naturaleza. Las plagas sirvieron para demostrar la supremacía de la divinidad de Di-s por encima de la brujería y la magia negra,que tenía su máxima expresión en Egipto.

Las tres primeras plagas fueron traídas por Aharón; el granizo, la langosta y la oscuridad,

por Moshé; las bestias salvajes, la peste y la muerte de los primogénitos, directamente por

Hashem (Di-s), y la sarna, por los tres juntos.

Di-s mandó diez plagas a Egipto para castigar al Faraón, quien negaba la existencia del Creador del Universo, un Universo que fue creado a través de diez dichos o pronunciamientos; las plagas emergieron de todos Ios elementos existentes: agua, tierra, aire y fuego, para demostrar que todos derivan de y son manejados por Di-s.

Las diez plagas no son un mero conjunto de eventos sobrenaturales que destruyeron el

imperio egipcio, hace unos 3.300 años. La Torá representa un modelo para la vida, un manual de la raza humana, Y por Io tanto los episodios que narra tienen un carácter espiritual y atemporal que de manera continua ocurren en el corazón del hombre.

La Cabalá enseña que cada alma humana se compone de diez puntos de energía, diez características que definen la personalidad y que reciben el nombre de Sefirot (“puntos de luz”). Cada persona tiene la opción de refinar estos diez atributos de manera que expresen su luz divina interior, o por el contrario, pervertirlos.

El antiguo Egipto, en su plan de eliminación de todo un pueblo, pervirtió los diez atributos del alma de sus ciudadanos. La energía negativa generada por la perversión del espíritu humano retorno de nuevo a Egipto en forma de diez plagas que asolaron el país.

En nuestra vida personal, Egipto refleja un estado de disfunción psicológica, en la que uno o

varios de los atributos del alma se distorsionan, lo que dificulta la capacidad del ser humano

para la verdadera autorrealización y plenitud. Cuando no somos capaces de enfrentar

nuestros propios demonios, nuestros atributos perversos pueden volver a nosotros también en forma de plagas psicológicas.

El primero de Nisán, Di-s le dijo a Moshé y Aharón que saldrían de Egipto ese mes y que el mes de Nisán debía contarse como el primero del año.

Esto nos señala la importancia del evento del Éxodo, ya que todos los meses se cuentan

teniéndolo como referencia: en vez de darles nombres específicos, se les enumera en relación con la salida de Egipto.

Así sucede con los días en hebreo, que se enumeran en relación con el Shabat (primer día,

segundo día, etc., respecto al Shabat). 

Desde la Creación del mundo hasta la salida de Egipto, Di-s fijaba el comienzo de cada mes. A partir de la creación de Benei Israel como pueblo, les instruye con la mitzvá (precepto) de Rosh Jodesh (bendición del mes), que será determinada por el Bet Din o Tribunal a partir del reporte de dos testigos, quienes observarán la luna nueva.

En la actualidad se sigue un calendario fijo establecido por Hilel Hanasi, en el que está indicado el comienzo de cada mes, cuando se bendice.

El calendario judío es lunar, con ajustes al calendario solar, porque Pésaj debe ocurrir -según la Torá- en primavera.

Los judíos son comparados con la luna, cuya luz va disminuyendo hasta que desaparece, pero es precisamente en ese instante cuando renace la luna nueva, para crecer en forma constante.

En sus distintas épocas, la historia judía refleja el ciclo lunar. En el exilio de Egipto, luego que la opresión llegara a su punto máximo, comenzó la renovación de la esperanza.

Hay que recordar que la parte más oscura de la noche es aquella que precede al amanecer.

Antes de salir de Egipto, cada familia judía tenía que sacrificar una oveja (Korban Pésaj) que era una deidad para los egipcios-y además, quienes no estuvieran circuncidados, tenían que hacer este rito.

Después de la décima plaga, la muerte de los primogénitos -en la cual fallecieron miles de egipcios (porque en cada familia había varios, debido a la promiscuidad existente), además de los animales que adoraban-, el Faraón rogó a Moisés que se llevara a su pueblo.

La salida de Egipto se produce el 15 de Nisan del año 2448 desde la creación del mundo, cuya celebración se hace en Pésaj, que debe festejarse para siempre.

Además de las innumerables menciones de la salida de Egipto en las plegarias y la celebración de pésaj cuando se lee la Hagadá, hay dos mitzvot que sirven para recordarla. 

Una es Pidyon Haben: cuando Di-s salvó de la muerte a los primogénitos judíos, decretó que éstos le pertenecían por Io tanto, los padres deben redimir al primogénito, comprándoselo a un Cohén treinta días después de nacido. La otra es la mitzvá de los Tefilin, en cuyo interior se encuentran los versículos alusivos a la salida de Egipto. Esta

mitzvá debe ser observada por todo varón judío después de cumplir trece años.

A Egipto llegaron setenta personas y salieron 600 mil.

¿Por qué justo diez plagas?

Cuando el Faraón insistió en su negativa a liberar a los hijos de Israel , Moisés y Aarón le advirtieron que Di-s lo castigaría a él y a su pueblo. Y, en efecto, Di-s envió las diez plagas, una tras otra, hasta que el Faraón cedió. A continuación se presenta una lista de las diez plagas en hebreo y un resumen de cada una de ellas.

¿Hay algún significado en el número de las plagas?

¿Por qué fueron necesarias las diez?

El número es significativo. En una ocasión, Moisés se acercó a Paró y le dijo: Así dijo el Amo de Israel, “Deja salir a mi pueblo, y déjalos que me celebren en el desierto”. (Shemot 5:1)

Paró respondió: “¿Quién es el amo, que debo escucharlo para dejar salir a Israel? Yo no lo conozco y tampoco dejaré salir a Israel” (Shemot 5:2)

Pero de hecho, Paró sí conocía el concepto de Di-s. Los Egipcios adoraban ídolos de todo tipo, y hasta Paró se consideraba uno de ellos. Pero no creía en un omnipresente, ni en un todopoderoso Di-s quién creó absolutamente todo.

Sabemos que Di-s creó el mundo con Su palabra; para ser más precisos, con diez expresiones. Pero Paró negó estas diez.

Y así también las diez plagas corresponden a los diez elementos con los cuales Di-s creó el mundo, cada uno demostrando un aspecto independiente de la creación, algo que fácilmente podría ser atribuido a la “naturaleza”, y fue enteramente de las manos de Di-s.

Las plagas probaron que Di-s realmente es el omnipresente, y el todopoderoso Creador.

  1. Sangre: La primera plaga, la cual eliminó el agua potable, estableció que Di-s manda sobre el agua.
  2. Ranas: Durante la plaga de las ranas, éstas llegaron a meterse dentro de los hornos de piedra, lo cual probaba que Di-s está por arriba de las creaciones de hombre físico.
  3. Piojos: Con la tercera plaga, piojos, que comenzó desde el polvo, fue sabido que Di-s está por arriba de todo el polvo de la tierra.
  4. Animales salvajes: La cuarta plaga, en la cual los animales salvajes destruyeron todo lo que se les aparecía en el camino, demostró que Di-s está por sobre todos los animales de la tierra.
  5. Pestilencia: A través de la enfermedad esparcida por todos los animales, fue sabido que Di-s controla todo el aire que respiramos.
  6. Sarpullido: El sarpullido en todo el cuerpo de los egipcios establecieron que Di-s puede causar que las personas sufran o sean curadas.
  7. Granizo de fuego y hielo:Esta plaga declaró que Di-s controla el elemento de fuego.
  8. Langostas: Cuando las langostas consumieron todos los cultivos, fue claro que Di-s controla toda la vegetación de la tierra.
  9. Oscuridad: Con la oscuridad que permaneció en los Egipcios por varios días, Di-s demostró que solo Él puede cambiar lo que se encuentra en el cielo.
  10. Muerte de los primogénitos: Con esta plaga se demostró que Di-s está por arriba de los ángeles y mundos espirituales.

¿Por qué los judíos untaban sangre en sus dinteles?

 

Al aproximarnos al momento culminante del Éxodo de Egipto e inmediatamente antes de la Plaga de los Primogénitos, nos encontramos con un mandato bastante extraño:

Habla a toda la comunidad de Israel y diles: «El día diez de este mes, cada uno tomará un cordero por cada casa paterna, un cordero por cada familia… Y tomarán de la sangre y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer… Yo pasaré por la tierra de Egipto esa noche y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así en los hombres como en los animales; y yo, el Señor, ejecutaré juicios sobre todos los dioses de Egipto.

Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estaréis; y yo veré la sangre y pasaré sobre vosotros, y no habrá plaga que os destruya cuando yo hiera la tierra de Egipto.

En la famosa orden de sacrificar un cordero en vísperas del Éxodo se encuentra la instrucción de tomar su sangre y marcarla en el dintel de la puerta. Si bien el texto brinda cierta explicación, quedan muchas preguntas pendientes. 

¿Qué era exactamente esa “señal”?

¿Exige Di-s un marcador físico para identificar los hogares judíos? ¿Y por qué sangre?

 

Era un marcador para el ángel destructor
Ibn Ezra explica que la sangre era una señal para garantizar que el ángel de la destrucción no entrara en los hogares judíos.

Dice que la sangre se colocaba en la entrada de las casas individuales dentro de cada patio. Las puertas del patio se mantenían cerradas para que los egipcios, que veían a las ovejas como deidades, no vieran la sangre y se enojaran porque los judíos habían sacrificado a sus dioses.  Por la misma razón, para evitar llamar la atención, la matanza se hacía después del anochecer. 

La sangre mostró la valentía de los judíos
Otros sugieren lo opuesto: la sangre fue colocada en el exterior específicamente para provocar a los egipcios.  Rabbeinu Bachye explica que esta es también la razón por la que se requería que el cordero fuera asado: para asegurar que su aroma se extendiera, dando a conocer ampliamente sus acciones.

Esta abierta muestra de lealtad a Di-s , incluso en medio de la idolatría generalizada de Egipto, fue lo que los hizo merecedores de la redención. Al rechazar con valentía las malas influencias que los rodeaban, demostraron su firme compromiso con Di-s y su disposición espiritual para la liberación. 

Significa vida
Rabbeinu Bachye cita un versículo del Levítico que dice que “la sangre es el alma”. La sangre, por lo tanto, simbolizaba tanto la muerte para los egipcios (en referencia a la plaga de los primogénitos) como la vida para los israelitas . Servía como señal de protección, indicando que el “destructor” no tenía permiso para dañar al pueblo judío. 

Los “Destructores” se sumaron al viaje
Luego, plantea una pregunta obvia.  Si la sangre protegió a los judíos del “destructor”, ¿esto implica que Di-s no llevó a cabo personalmente la Plaga de los Primogénitos, sino que la delegó en un ángel o una fuerza destructora?  Esto parece contradecir la lectura simple de los versículos y muchos comentarios de los sabios. 

Rabbeinu Bajie aclara que fue Di-s mismo quien mató a los primogénitos egipcios. Sin embargo, los momentos de destrucción inherentemente crean oportunidades para que actúen otras fuerzas destructivas. El “destructor” mencionado en el versículo no fue el ejecutor principal de la plaga, sino una fuerza destructiva atraída por el caos. La sangre sirvió para proteger los hogares judíos de estas fuerzas secundarias, asegurando que permanecieran intactos ante la destrucción más amplia. 

Simbolizaba la sangre depositada en el altar.
La sangre de los sacrificios del Templo se rociaba, untaba o derramaba sobre el altar. Para el sacrificio pascual, la sangre se recogía en una copa designada y se vertía en la base del altar. El Talmud señala que en Egipto, el dintel y los postes de la puerta servían como un símbolo del altar del Tabernáculo y, más tarde, del Templo. 

Era la Proto-Mezuzá
La Mejilta compara la protección de la sangre colocada en los postes de las puertas con la protección que ofrece colocar una mezuzá en el poste de la puerta.

¿No es este un argumento a fortiori ( kal vajomer )? Si acerca de la sangre del sacrificio pascual en Egipto, que era más liviana, era temporal, aplicable sólo en ese momento, no se observaba de día ni de noche y no se ordenaba para las generaciones futuras, se dijo: “Y Él no permitirá que el destructor [golpee]”, entonces, ¡Cuánto más con la mezuzá , que es más estricta! Contiene diez nombres divinos únicos, se observa de día y de noche y es un mandamiento para todas las generaciones. ¡Más aún porque “Él no permitirá que el destructor” entre! 

Mostró el amor esencial de Di-s
El Rebe explica que la plaga de los primogénitos surgió de un nivel de divinidad que estaba más allá de los límites del orden natural, lo que refleja la esencia de Di-s que trasciende el juicio y la lógica. Desde esta perspectiva, el argumento de que los judíos no eran dignos de ser redimidos, debido a su bajo nivel espiritual, no tiene importancia. Esta revelación destacó el amor ilimitado de Di-s por el pueblo judío, un amor que desafía las acusaciones o comparaciones racionales.

Sin embargo, para canalizar este amor trascendente al ámbito físico, los judíos necesitaban tomar medidas. Marcaban los postes de sus puertas con la sangre de la ofrenda de Pésaj (que también simbolizaba la sangre de la circuncisión), actos que demostraban un compromiso suprarracional con Di-s. Estos signos simbolizaban su participación activa en la atracción del amor infinito de Di-s, transformándolo en protección tangible y allanando el camino para su redención. 

La sangre transformó el hogar en un templo en miniatura
Estos hechos ocurrieron en el momento del nacimiento de la nación judía. Por eso, explica el Rebe , era necesario enfatizar el fin último del servicio Divino del pueblo judío: cumplir el mandamiento “Yo habitaré entre ellos”  —específicamente dentro de cada judío— hasta el punto de que su hogar se convierta en un lugar donde la Presencia Divina pueda reposar.

Por eso, cada familia debía sacrificar su propio cordero dentro de su casa y colocar la sangre en el marco de la puerta. Al cumplir las mitzvot asociadas con ofrecer un sacrificio en su propio espacio, transformaban sus hogares en un microcosmos del Templo.

Sin embargo, en las generaciones futuras, el sacrificio de Pésaj sólo podía llevarse a cabo en el Tabernáculo o Templo, donde la Presencia Divina se revelaba abiertamente. Ofrecer el sacrificio fuera de estos espacios santificados está prohibido. Esto se debe a que el Tabernáculo o Templo encarnaba el cumplimiento de “Yo habitaré entre ellos”, canalizando la Presencia Divina hacia el servicio colectivo del pueblo judío. Sin embargo, antes de la Entrega de la Torá y la construcción del Tabernáculo, el énfasis estaba puesto en actualizar el “Yo habitaré entre ellos” dentro de cada individuo, transformando sus hogares en santuarios para la presencia de Di-s. 

Fuente

Parashá en sintensis: Vaerá

La política del Faraón de Egipto cambió luego de la muerte de los hijos de Iaakov: los judíos se fueron asimilando al medio ambiente egipcio, perdiendo el respeto por sí mismos y, a la vez, su identidad. La única tribu que no se asimiló, siguió circuncidando a sus hijos y no obedeció el decreto de trabajos forzados fue la tribu de Levi, que además permaneció en la región de Goshen, donde vivían los judíos en tiempos de Yosef.

Amram y Yojevet, ambos de la tribu de Levi, tuvieron tres hijos: Aharón, Miriam y Moshé.

Amram es uno de los cuatro tzadikim o justos que mueren sin haber pecado. Los otros tres

fueron: Biniamín, hijo de Iaakov; Yishai, padre de David y Kilav, hijo de David con Avigail.

Moshé, al igual que Iaakov y Iosef, nace circuncidado, característica ésta propia de los

tzadikim (hombres piadosos). 

El nombre que recibe Moshé de sus padres es Yekutiel; sin embargo, en la Torá se le nombra como Moshé (nombre que le puso la hija del Faraón por sugerencia de Yojevet).

Después de que Moshé es dejado en el Nilo, cesa el edicto de matar a los recién nacidos judíos, por cuanto los astrólogos avisan al Faraón que el Redentor de Israel había sido echado al río. 

Moshé se destacó por su alto sentido de justicia, su humildad y la empatía que tenía con su pueblo. Fue uno de los 48 profetas más notables y poseyó el nivel más alto de profecía, pues Di-s le habló “cara a cara”.

Di-s se le apareció por primera vez a Moisés, desde la zarza ardiente – arbusto que ardía y no se consumía por el fuego – para decirle que hablara con el Faraón, a fin de que dejara salir de Egipto al Pueblo Judío. Este arbusto no estaba ubicado en el Monte Sinaí.

La zarza ardiente nos enseña que la Presencia Divina está en todas partes, aún en las cosas más insignificantes, y además, que el Pueblo Judío no será nunca devorado por el fuego (enemigos), ni durante el exilio de Egipto, ni en los siguientes. 

En Midian, Moisés se casa a los setenta y siete años de edad con Zipora, hija de Yitró y tiene con ella dos hijos: Guershon, cuyo nombre deriva de guer (extraño fui en tierras de idólatras) y Eliezer. 

Di-s se le aparece a moshé y le dice que anuncie al Pueblo Judío su redención. 

Di-s en esta ocasión se aparece con Su nombre trascendente, formado por las cuatro letras: yud, kei, vav, kei, indicando que la salida de Egipto es parte del Plan Divino general. 

En el resto de la Parashá se describen las siete primeras plagas que mandó Di-s a Egipto para que el Faraón dejara salir a los judíos. Estas plagas fueron: sangre, ranas, piojos, bestias feroces, pestes, sarna, granizo. Las plagas invadieron todo el país, menos la región de Goshen.

Las tres primeras plagas fueron ejecutadas por Aharón y no por Moshé, ya que éste sentía especial gratitud por las aguas del Niño, que habían participado en su salvación. Ello nos demuestra la importancia de la gratitud como uno de los pilares de la sociedad: debemos conservarla no obstante el paso del tiempo y las circunstancias. 

La primera plaga, “sangre”, estuvo dirigida contra una de las características reinantes en Egipto, que era la frialdad e indiferencias frente a Di-s, simbolizada por las frías aguas del río Nilo, que los egipcios adoraban como un dios. 

El primer paso hacia la libertad fue atacar “las aguas del río”, la frialdad mortal, y convertirlas en “sangre”, que representa la calidez, la vitalidad y la santidad. 

El mensaje para nuestros días es que debemos combatir la frialdad, la indiferencia y la apatía hacia nuestro judaísmo.

Parashá en síntesis: Shemot

En la presente semana se inicia la lectura del segundo libro de la Torá. Éste recibe el mismo nombre de la Parashá de la semana, Shemot, que en su traducción literal significa “Nombres”. Se trata de los nombres de los hijos de Israel (Iaakov), que bajaron a Egipto con él y configuran el libro del Pentateuco, en el cual se forja el destino de la identidad judía. El libro alude a la formación del Pueblo Judío desde el punto de vista sociológico, la formación y mantenimiento de la identidad común, con la habilidad de sobreponerse al medio ambiente. 

Este libro también recibe el nombre de Éxodo y trata algunos de los acontecimientos más cruciales de la historia judía, como el exilio en Egipto, el éxodo, que marca concretamente el nacimiento del Pueblo Judío; la entrega de la Torá y la construcción del Santuario, que representa la presencia Divina en el mundo físico. 

La figura central de todos estos eventos es Moshé, Moisés, escogido por Di-s para ser redentor y conductor del Pueblo Judío por su alto nivel espiritual. 

De Abraham a Moshé transcurren siete generaciones. Moshé es la generación número 26 contada a partir de Adam. Nació el 7 de Adar de 2368 y murió en la misma fecha, 120 años después. Cuando tenía ochenta años, ocurrieron los acontecimientos de la salida de Egipto y la entrega de la Torá.

Nuestros Sabios nos señalan que en cada generación existe una persona análogo a Moisés. Son llamados Nesiim o Guedole Hadorot, los líderes de cada generación.

Los tres elementos que mantuvieron la identidad judía durante la estadía en Egipto fueron: los nombres judíos, el idioma y la vestimenta; elementos éstos que hoy en día deben ser conservados, porque constituyen lo que distingue al pueblo elegido de los habitantes de los países donde éste se residencia.

Después de la muerte de los hijos de Iaakov, los judíos salieron de Goshen y empezaron a mezclarse con los egipcios, relajando sus tradiciones y modo de vida.

El rápido crecimiento de la población judía atemorizó al Faraón y, por lo tanto, uno de los planes fue separar a los maridos de sus esposas, mediante los trabajos de construcción de las ciudades de Pitom y Ramses. 

El segundo paso fue ordenar a las comadronas Iojeved y Miriam (madre y hermana de Moshé) que mataran a los recién nacidos judíos, cosa que ellas no hicieron. 

Como ninguno de los planes dio resultado, el Faraón ordenó que todo recién nacido varón fuera arrojado al río Nilo.

Hasta el nacimiento de Moshé, los judíos habían perdido la esperanza de ser redimidos; incluso Amram, padre de Moshé y líder de su generación, se separó de su mujer Iojeved para no traer hijos a un mundo de esclavitud.

Fue Miriam, su hija, quien hizo que depusiera esa actitud, al explicarle que su decreto era peor que el del Faraón, quien sólo había ordenado la muerte de los varones (en cambio, él estaba decretando la muerte de las hembras también).


Amram volvió con su esposa y tuvieron a Moshé, quien fue salvado por su hermana cuando lo dejó en el río.


La mujer que amamantó a Moshé durante 24 meses en el palacio del Faraón después que la princesa lo recogiera fue su propia madre, Iojeved .

El 6 de Siván, fecha en que Moshé fue dejado por su hermana en el río, es la misma en que será dada la Torá posteriormente.

Todos con Iosef

En la porción de la Torá de esta semana, Vaiejí, Iosef obligó a sus hermanos a jurar que cuando Di-s “los saque de esto”, es decir, saque a sus descendientes de Egipto, llevarán sus huesos para ser enterrados en Israel. La Torá luego termina el libro de Bereshit, Génesis, con este versículo: “Y Iosef murió a la edad de ciento diez años, y fue embalsamado y colocado en un ataúd en Egipto”.

¿Por qué era responsabilidad de todos los Hijos de Israel tomar los huesos de Iosef, por qué no solo sus propios hijos? ¿Por qué se enfoca en Iosef al final de la porción? Cuando la Torá elige terminar un libro con un versículo, hay un mensaje significativo en él. ¿Qué mensaje hay para nosotros?

El pueblo judío está a punto de comenzar un exilio difícil y horroroso en Egipto. Hashem les da las herramientas psicológicas necesarias para lidiar con eso. Estas son lecciones para todos los futuros exiliados, incluido el presente.

Primero, necesitamos saber que hay un fin y un propósito para este exilio, Di-s no solo nos sacará de galut, sino que nos “sacará de esto”. Seremos elevados a un nivel más alto, veremos y disfrutaremos los frutos de todo el trabajo y el sufrimiento. Saber esto nos ayudará a superar las dificultades del exilio.

Segundo, necesitamos ser como Iosef. Él se convierte en el gobernante de Egipto. Se eleva y gobierna incluso durante el tiempo del exilio. Nosotros también, como Iosef, podemos elevarnos y gobernar nuestro exilio actual. Como Iosef, estamos en eso, pero no nos gobierna.

Tercero, Iosef se queda con nosotros hasta que salgamos del exilio. Esto debe ser un recordatorio y fortalecernos para ennoblecernos. Todos los judíos estaban obligados a llevar a Iosef, cuando las cosas son difíciles, piensa en él, comprenderás que puedes ser como él y superar cualquier desafío que se nos presente.

Algunas personas, como mi familia y yo, fuimos elegidas para   soportar  desafíos abiertos y difíciles, con los que luchamos todos los días. Es difícil, pero no hay nada más gratificante que superar un desafío. A pesar de que éste aún existe y las dificultades persisten, tratamos de encontrar formas de prevalecerlos. Qué agradable es poder hacer feliz a otro judío y le agradezco a Hashem que incluso en mi estado actual he encontrado formas de hacerlo. Aún así, este exilio se ha prolongado suficiente, que Di-s elimine el sufrimiento y los desafíos y nos revele lo bueno ahora.

Adaptado por Rabi Yitzi Hurwitz de las enseñanzas del Rebe, yitzihurwitz.blogspot.com.

El rabino Hurwitz, está luchando contra la ELA, y junto a su esposa Dina,son emisarios del Rebe en Temecula,

California.

Parashá en síntensis: Vaigash

Descripción general : En el pasaje de esta semana, Judá responde a la exigencia de José de que Benjamín permanezca esclavizado en Egipto, y ruega que lo tomen como sustituto. José revela su identidad a sus hermanos. A pedido de José, Jacob y su familia descienden a Egipto.

Primera aliá: Al final de la lectura de la Torá de la semana pasada, José exigió que Benjamín se quedara en Egipto como su esclavo. La lectura de esta semana comienza con Judá acercándose a José y suplicándole que permitiera a Benjamín regresar con su padre Jacob en Canaán . Habló de la renuencia de Jacob a permitir que Benjamín –el único hijo que le quedaba a Raquel– hiciera el viaje a Egipto, y del gran amor que Jacob sentía por su hijo menor.

Descripción general : En el pasaje de esta semana , Vayigash , Judá responde a la exigencia de José de que Benjamín permanezca esclavizado en Egipto, y ruega que lo tomen como sustituto. José revela su identidad a sus hermanos. A pedido de José, Jacob y su familia descienden a Egipto.

Primera aliá : Al final de la lectura de la Torá de la semana pasada , José exigió que Benjamín se quedara en Egipto como su esclavo. La lectura de esta semana comienza con Judá acercándose a José y suplicándole que permitiera a Benjamín regresar con su padre Jacob en Canaán . Habló de la renuencia de Jacob a permitir que Benjamín –el único hijo que le quedaba a Raquel– hiciera el viaje a Egipto, y del gran amor que Jacob sentía por su hijo menor.

Segunda Aliá : Judá continuó: “Cuando [Jacob] vea que el muchacho se ha ido, morirá”. Le explicó a José que él, Judá, había asumido la responsabilidad personal de que Benjamín regresara ileso a Canaán . Y como tal, pidió permanecer como esclavo en lugar de Benjamín. En ese momento, José no pudo contenerse más. Pidió a todos los egipcios presentes que salieran de la habitación, y reveló su identidad a sus hermanos: “¡Soy José! ¿Mi padre aún está vivo?”. Luego los tranquilizó y les pidió que no se molestaran por venderlo como esclavo: “Pues fue para preservar la vida que Di-s me envió delante de ustedes. Durante otros cinco años no habrá ni arado ni cosecha, y Di-s me envió delante de ustedes para asegurar su supervivencia en la tierra…”

Tercera aliá : José ordenó a sus hermanos que regresaran rápidamente a Canaán y trajeran a Jacob y sus familias de regreso a Egipto, donde José prometió proporcionarles comida hasta que terminara la hambruna. José abrazó a sus hermanos y lloró. El Faraón fue informado de que la familia de José había llegado, y él también les ordenó que fueran a Egipto donde les daría lo “mejor de la tierra”. Los hermanos fueron a Canaán, cargados de regalos de parte del Faraón y José, e informaron a Jacob que José estaba vivo, de hecho gobernaba sobre todo Egipto. “Y el espíritu de su padre Jacob revivió”.

Descripción general : En el pasaje de esta semana , Vayigash , Judá responde a la exigencia de José de que Benjamín permanezca esclavizado en Egipto, y ruega que lo tomen como sustituto. José revela su identidad a sus hermanos. A pedido de José, Jacob y su familia descienden a Egipto.

Primera aliá : Al final de la lectura de la Torá de la semana pasada , José exigió que Benjamín se quedara en Egipto como su esclavo. La lectura de esta semana comienza con Judá acercándose a José y suplicándole que permitiera a Benjamín regresar con su padre Jacob en Canaán . Habló de la renuencia de Jacob a permitir que Benjamín –el único hijo que le quedaba a Raquel– hiciera el viaje a Egipto, y del gran amor que Jacob sentía por su hijo menor.

Segunda Aliá : Judá continuó: “Cuando [Jacob] vea que el muchacho se ha ido, morirá”. Le explicó a José que él, Judá, había asumido la responsabilidad personal de que Benjamín regresara ileso a Canaán . Y como tal, pidió permanecer como esclavo en lugar de Benjamín. En ese momento, José no pudo contenerse más. Pidió a todos los egipcios presentes que salieran de la habitación, y reveló su identidad a sus hermanos: “¡Soy José! ¿Mi padre aún está vivo?”. Luego los tranquilizó y les pidió que no se molestaran por venderlo como esclavo: “Pues fue para preservar la vida que Dios me envió delante de ustedes. Durante otros cinco años no habrá ni arado ni cosecha, y Dios me envió delante de ustedes para asegurar su supervivencia en la tierra…”

Tercera aliá : José ordenó a sus hermanos que regresaran rápidamente a Canaán y trajeran a Jacob y sus familias de regreso a Egipto, donde José prometió proporcionarles comida hasta que terminara la hambruna. José abrazó a sus hermanos y lloró. El Faraón fue informado de que la familia de José había llegado, y él también les ordenó que fueran a Egipto donde les daría lo “mejor de la tierra”. Los hermanos fueron a Canaán, cargados de regalos de parte del Faraón y José, e informaron a Jacob que José estaba vivo, de hecho gobernaba sobre todo Egipto. “Y el espíritu de su padre Jacob revivió”.

Cuarta aliá : Jacob y toda su familia salieron de Canaán y se dirigieron a Egipto. En el camino se detuvieron en Beersheba, donde Di-s le dijo a Jacob que no tuviera miedo de ir a Egipto, porque allí se convertiría en una gran nación. Además, Di-s le dijo: “Yo descenderé contigo a Egipto, y también te haré subir”.

Quinta Aliá : Esta sección nombra a los setenta miembros de la familia de Jacob que fueron a Egipto.

Sexta aliá : Jacob llegó a Egipto, a la provincia de Gosén que el Faraón había asignado a su familia. José fue allí para saludar a su padre. José preparó a su familia para encontrarse con el Faraón e instruyó a sus hermanos para que le dijeran al Faraón que ellos eran pastores, que sólo deseaban cuidar de sus rebaños en Gosén hasta que terminara la hambruna. De hecho, los hermanos siguieron este guión, y el Faraón accedió a su pedido. Jacob fue llevado ante el Faraón, y Jacob lo bendijo.

Séptima aliá: Mientras José abastecía a su familia de alimentos, el resto de Egipto se encontraba en una situación desesperada. Primero gastaron todo su dinero a cambio de alimentos que José les vendió. Luego se les acabó el dinero y pagaron las provisiones con su ganado. Finalmente, cuando ya no les quedó dinero ni ganado, vendieron sus tierras y a sí mismos al Faraón como esclavos a cambio de provisiones. Mientras tanto, en la tierra de Gosén, la familia de Jacob prosperó y se multiplicó en gran manera.

 

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