Matzá, el “alimento de la fe”

Cuando nuestros antepasados ​​salieron de Egipto, tenían tanta prisa que no había tiempo para esperar a que la masa leudara. Como consecuencia, comieron Matzá (pan sin leudar). Con solo esta comida (pero con gran fe), nuestros antepasados ​​confiaron en que el Todopoderoso proporcionaría sustento a toda la nación judía: unas dos millones de almas. 

El más humilde de los alimentos

Matzá simboliza la fe: consiste solamente en harina y agua, y no se le permite leudarse. Del mismo modo, los únicos “ingredientes” para la fe son la humildad y la sumisión a Di-s, que provienen del reconocimiento de nuestra condición de “nada” en comparación con el infinito del Creador.

La Mitzvá de Matzá se cumple en las dos noches del Séder.

Hay diferentes tipos de Matzá, elegí la correcta para cumplir la Mitzvá:

-Matzá de todo el año: no es apta para Pesaj bajo ninguna circunstancia.

-Matzá hecha con jugos o huevo: no es apta para Ashkenazim. Bajo circunstancias límites de salud, consultando con un rabino competente, se puede permitir, pero no para el Séder.

-Matzá a máquina hecha para Pesaj: sólo elaborada bajo estricta supervisión rabínica, pero no es óptima para el Séder.

-Matzá Shmurá hecha a máquina: Matzá hecha de harina que fue cuidada de humedad desde el momento de la cosecha hasta que fue horneada. Casi la mejor Matzá, excepto un detalle…

-Matzá Shmurá hecha a mano: para el Séder se requiere Matzá hecha específicamente para el cumplimiento de la Mitzvá. Tiene que ser elaborada con ese pensamiento, cosa que no es posible con la máquina. Por eso la Matzá más apropiada está hecha a mano, donde cada amasador dice: “amaso, estiro y horneo para confeccionar Matzá apta para cumplir con la obligación de comer Matzá”.

Shabat HaGadol. El comienzo de la redención

El pueblo de Israel celebró su primer Shabat HaGadol en Egipto, en el décimo día de Nisán, cinco días antes de su redención. 

En aquel Shabat, los Hijos de Israel recibieron su primera mitzvá (precepto) que rigió únicamente para ese momento y no para las futuras generaciones: En el décimo día de este mes [Nisán]… tomará cada uno un cordero por casa paterna, uno por familia… 

(Éxodo 12:3)

El Shabat que precede a Pésaj es llamado Shabat HaGadol -el Gran Shabat. Existen muchas costumbres especiales relacionadas con este Shabat.

Esta mitzvá de preparar un cordero para el sacrificio de Pésaj cuatro días antes de realizar la ofrenda fue especificada sólo en relación con aquel primer Pésaj en Egipto, pero con respecto a los siguientes la Torá no nos ordena proceder de esta forma. Sin embargo, el pueblo de Israel la siguió cumpliendo, dedicando estos días al examen de sus corderos, verificando que no tuvieran ningún defecto que los pudiera invalidar para ser sacrificados.

Grandes milagros tuvieron lugar en favor de los Hijos de Israel en este primer Shabat HaGadol. En aquel día, cada uno de ellos tomó un cordero para su ofrenda y lo ató a las patas de la cama. 

Los egipcios, al ver esto, preguntaron: “¿Para qué es este cordero?” Los Hijos de Israel respondieron: “Es para ser sacrificado como ofrenda de Pésaj, tal como Di-s nos lo ordenó”. Los dientes de los egipcios, para quienes el cordero constituía una deidad, crujieron de rabia, pero no pudieron emitir sonido alguno de protesta.

También ocurrieron otros milagros relacionados con este episodio, y por eso nos referimos a este día como Shabat HaGadol, en recuerdo de los grandes milagros que Di-s obró por nuestro bien.

En el Sefer haPardés —atribuido a Rashi— encontramos lo siguiente:

La gente acostumbra a llamar “Shabat HaGadol” al Shabat anterior a Pésaj pero ignora el por qué de este nombre especial, ya que en apariencia es igual a cualquier otro Shabat. 

Los Hijos de Israel salieron de Egipto un jueves, como lo registra Seder Olam (Capítulo 5), y prepararon el cordero para el sacrificio de Pésaj el Shabat anterior, en el décimo día de Nisán. Cuando se les ordenó hacerlo, dijeron: “¿Acaso es posible que sacrifiquemos al dios de los egipcios ante sus propios ojos y no nos apedreen?” 

Pero el Santo, bendito sea, les dijo: “Ahora veréis las maravillas que haré por vosotros”. Los Hijos de Israel tomaron de inmediato cada uno un cordero, que guardaron durante cuatro días. Cuando los egipcios vieron esto quisieron alzarse en su contra y tomar venganza, pero fueron azotados por todo tipo de males y no pudieron dañar a los Hijos de Israel. Debido a los milagros que Di-s obró en ese día, el Shabat anterior a Pésaj es llamado Shabat HaGadol.

Aun antes de que cada familia judía tomara un cordero el 10 de Nisán, los egipcios sabían que la plaga que se abatiría sobre sus primogénitos era inminente, pero desconocían el día exacto en que tendría lugar, pues la advertencia de Di-s, “Enviaré una plaga más sobre el Faraón y Egipto” (Éxodo 11:1), ya había sido formulada el 7 de Nisán. Cuando los egipcios se enteraron de que los Hijos de Israel habían tomado corderos y los tenían amarrados a las patas de sus camas, un gran temor se apoderó de sus primogénitos. “La plaga está a punto de caer sobre nosotros”, dijeron. 

“Nuestros dioses están amarrados con cuerdas en las casas de los hebreos y no pueden defendernos”. Fue así que en aquel primer Shabat HaGadol los primogénitos egipcios llegaron a las casas judías dominados por el pánico, ansiosos por saber qué les deparaba el futuro.

Asimismo, Tosafot (Talmud, Shabat 87b) hace mención de este suceso en nombre del midrash:

Por eso nos referimos a este Shabat como “Shabat HaGadol”, pues un gran milagro ocurrió en aquel día. El midrash relata: Cuando los Hijos de Israel tomaron cada uno su cordero para Pésaj en ese Shabat, los primogénitos de todas las naciones del mundo se congregaron a su alrededor y les preguntaron el por qué de su proceder. 

Ellos respondieron: “Es la ofrenda de Pésaj para nuestro Di-s, quien dará muerte a todos los primogénitos egipcios”. De inmediato estos se dirigieron a sus padres y al Faraón, rogando que dejaran salir a Israel de Egipto, pero el Faraón y sus consejeros no estuvieron de acuerdo con la petición. Entonces los primogénitos libraron una guerra contra los otros egipcios, matando a muchos de ellos. Así lo expresa el versículo: Quien golpeó a Egipto a través de sus primogénitos (Salmos 136:10); es decir, los primogénitos mismos fueron quienes dieron muerte a otros egipcios.

 

CONMEMORACIÓN EN SHABAT EN LUGAR DEL 10 DE NISÁN

¿Por qué conmemoramos este milagro el Shabat anterior a Pésaj y no el 10 de Nisán, el día en que realmente ocurrió, tal como menciona la Torá (Exodo 12:3)?

La razón de ello es que dicho milagro guarda una estrecha relación con el Shabat. Los egipcios sabían que los Hijos de Israel observaban el Shabat y no se ocupaban del cuidado de los animales en ese día; por eso, cuando los vieron tomando corderos y atándolos a las patas de sus camas en Shabat, se sorprendieron y decidieron averiguar qué estaba sucediendo. Fueron y confrontaron a los Hijos de Israel quienes se vieron en un gran peligro, requiriéndose de un milagro para salvarse, puesto que era Shabat. Por este motivo conmemoramos el milagro en Shabat y no en el décimo día del mes.

Además, de no haber sido en Shabat, los Hijos de Israel no habrían necesitado de un milagro para ser salvados pues habrían podido persuadir a los egipcios distrayendo su atención hacia otro asunto o inventando cualquier tipo de justificación. Sin embargo, al ser Shabat, no podían actuar así, ya que, como dijeron nuestros Sabios, 

“Aun el ignorante siente temor al Shabat y no miente en este día”. Por lo tanto, en tales circunstancias sus vidas corrían peligro, siendo necesario un milagro para salvarse.

Otra de las razones por la cual conmemoramos el milagro en Shabat y no el 10 de Nisán es que en ese preciso día, cuarenta años más tarde, murió Miriam —hermana de Moshé— y desapareció el manantial que había acompañado a los Hijos de Israel proveyéndolos de agua durante su travesía en el desierto. Así, esta fecha fue establecida como día de “ayuno por los justos” cuando acaece en medio de la semana.

 

OTRAS RAZONES PARA EL NOMBRE “SHABAT HAGADOL”

Durante siglos, nuestros eruditos de la Torá han proporcionado diversas razones que justifican este nombre, razones acordes a quienes las formulan y que deleitan a quienes las oyen.

Algunos interpretan la palabra “hagadol” —el gran— como un adjetivo que califica al Shabat mismo. Aunque el sustantivo Shabat es femenino y el adjetivo hagadol se encuentra en su forma masculina, ello no debe inquietarnos pues muchas veces encontramos que un adjetivo cambia de su forma femenina a masculina cuando es utilizado para expresar grandeza e importancia.

Otros, por su parte, interpretan la palabra hagadol haciendo referencia a otros asuntos. Lo que sigue a continuación es una selección de explicaciones adicionales que nuestros Sabios ofrecieron en relación a este tema:

— Al igual que un niño es considerado gadol (adulto) desde el momento en que recibe sobre sí la responsabilidad de cumplir las mitzvot, así también el día en que todo el pueblo de Israel observó su primera mitzvá —el acto de tomar un cordero el día 10 de Nisán— es llamado gadol (Jizkuni, Abudraham, y comentaristas posteriores).

— Cuando los Hijos de Israel estuvieron en Egipto, Moshé pidió al Faraón que les concediera un día de la semana —Shabat— como día de descanso.

Así, apenas concluía el Shabat, regresaban de inmediato a su trabajo forzado. Sin embargo, en aquel Shabat no regresaron a su esclavitud, y por eso nos referimos a él como Shabat HaGadol (Rabí Iehoshúa de Trani, en nombre de su padre)

Perspectivas de la Hagadá

¿Por qué no recitamos una bendición para la mitzvá de contar la historia del Éxodo? Antes de realizar la mayoría de las Mitzvot, como colocar los Tefilín y encender velas, recitamos una bendición.

¿Por qué no decimos una bendición antes de la Mitzvá de contar la historia del Éxodo? Algunos explican que no hacemos una bendición por separado, ya que no hay un requisito mínimo para volver a contar la historia, y \ o es posible que ya hayamos cumplido técnicamente nuestro requisito mínimo al mencionar el Éxodo durante los servicios nocturnos o el Kidush.

Rabi Shneur Zalman de Liadi cuestiona estas explicaciones. Después de todo, en todas las demás noches (y días), una mera mención del Éxodo es suficiente para cumplir con la Mitzvá. Pero en esta noche, hay una mitzvá especial para discutir el Éxodo en profundidad, así que, ¿por qué no hacemos una bendición?

Él explica que así como no hacemos una bendición sobre la mitzvá de recitar el Agradecimiento después de las comidas (Birkat HaMazón), ya que en sí misma es una bendición, la Hagadá misma también está llena de bendiciones, y no hacemos una bendición sobre una bendición. Rabi Shneur Zalman (1745‐1812), también conocido como el Alter Rebe, fue el primer Rebe de Jabad. Aunque no escribió un comentario separado sobre la Hagadá, sus ideas sobre la Hagadá y Pésaj se encuentran a lo largo de sus escritos.

¿Celebrar la libertad en el exilio? ¿Por qué los judíos celebran Pésaj, una festividad que celebra la libertad, incluso durante nuestro largo y amargo exilio? Rabi Iehuda Loew, el Maharal de Praga, explica que la festividad de Pésaj no solo celebra nuestra libertad de la opresión. Después de todo, a lo largo de nuestra larga historia, incluso en condiciones duras y extenuantes a manos de otros tiranos opresivos, los judíos hemos seguido celebrando nuestra libertad de Egipto.

Entonces, ¿qué estamos celebrando? La libertad que logramos a través del Éxodo de Egipto, transformó la naturaleza esencial del pueblo judío. Adquirimos la naturaleza de personas libres, hasta el punto de que en nuestra esencia somos libres y nadie tiene la capacidad de subyugar nuestro yo esencial nunca más.

Por lo tanto, a pesar de la subsiguiente opresión, esclavitud y tortura, la naturaleza fundamental del pueblo judío sigue siendo libre. Esto nos sostiene incluso en los momentos más duros del exilio. Es posible que nuestros enemigos hayan intentado subyugar nuestro cuerpo físico, pero ya no tienen la capacidad de subyugar nuestro espíritu.

Rabi Iehuda Loew (1520‐1609), conocido como el Maharal de Praga, fue un estudioso de la Torá, filósofo, místico y prolífico escritor. Aparte de la Hagadá Divrei Neguidim publicada por su descendiente, su obra Guevurot Hashem también está dedicada a la festividad de Pésaj.

 

¿Cuál es la respuesta real a las cuatro preguntas del Ma Nishtana? 

Rabi Don Itzjak Abarbanel explica que hay una pregunta subyacente detrás de las Cuatro Preguntas: ¿Por qué en esta noche hacemos cosas que simbolizan la libertad y el lujo, como mojar la comida dos veces y apoyarnos de costado mientras comemos, mientras que también comemos Matzá‐pan de hombre pobre, y hierbas simples y amargas, que simbolizan la servidumbre? La respuesta a esto, explica el Abarbanel, está en el siguiente párrafo: “Éramos esclavos del Faraón en Egipto, y el Señor, nuestro Di‐s, nos sacó de allí con mano fuerte y brazo extendido…”

Al comienzo de esta noche, éramos esclavos, y al final de la noche, somos personas libres. Así, los rituales de esta noche engloban ambos aspectos: libertad y lujo, así como servidumbre. El rabino Don Itzjak Abarbanel (1437–1508) fue un filósofo judío, estadista, líder de los judíos españoles y ministro de finanzas de varios reyes, incluido el rey de España hasta la expulsión española. Su comentario a la Hagadá, Zevach Pésaj, se considera uno de los comentarios clásicos de la Hagadá.

La libertad en cinco dimensiones

Nuestros Sabios hablan de la relación que existe entre el individuo y la historia del pueblo judío, tal como está descripta en la Torá. Los sucesos de la esclavitud en Egipto y el Éxodo que se relata en las parshiot que leemos estas semanas, tienen una relación directa con el mundo personal de cada hombre o mujer de hoy.

Uno de los ejemplos son las Plagas. En el Seder de Pésaj leemos sobre ellas en la Hagadá. A continuación se nos describe la discusión de dos de nuestros Sabios, Rabí Eliézer y Rabi Akiva. El primero opina que cada plaga consistía en cuatro plagas, mientras que el segundo sostiene que cada una contiene cinco.

En este punto podemos descubrir algo acerca del hecho de habitar en Egipto en un nivel íntimo y personal.

El objetivo de las plagas en la historia fue el de romper la fuerza negativa de Egipto y el Faraón, el tirano que esclavizó a los judíos. Desde el punto de vista íntimo, el equivalente de las plagas es el que podamos romper nuestra propia situación de esclavitud. ¿Quién nos esclaviza? Nuestro ego, nuestros propios deseos negativos.

En esa esclavitud existen cuatro niveles, de acuerdo a Rabí Eliezer y cinco acorde con Rabí Akiva: El primer nivel es cuando lo negativo que hay en nosotros tiene tanto dominio sobre nuestro ser que nos fuerza a cometer errores. Ésta es la vida cotidiana, en el que la

persona lucha por controlar su conducta. El segundo nivel de esclavitud es cuando la persona hace lo correcto, pero está siempre preocupado por lo que los demás piensan de él. Está atrapado en su propio concepto de sociedad.

El tercero es más sutil. La persona tiene la sensación de libertad, y está por encima de lo que opinan los demás. De todas formas, aún está limitado por su propio intelecto y comprensión. Permanece frío y sin pasión alguna. En contraste a lo que el judaísmo demanda de nosotros, es decir, “amar a Di-s con todo tu corazón, todo tu alma y toda tu fuerza…” Existen situaciones que exigen más que la fría racionalidad.

El cuarto nivel es aquel en el que la persona va más allá de su comprensión. Él actúa con mesirut nefesh (auto- sacrificio) De acuerdo a Rabí Eliezer, éste es el nivel supremo. Sin embargo, Rabí Akiva visualiza otro problema. La persona puede continuar atrapada en su propia conciencia de rectitud: “¡Estoy sacrificándome a mí mismo! ¡¿No es esto maravilloso?!” Para Rabí Akiva el quinto nivel de libertad se logra cuando el individuo está liberado totalmente de sí mismo. Entonces puede ser verdaderamente devoto en su servicio a Di-s, trayendo la Redención no sólo para sí mismo sino para el mundo entero.

* Por el Rabino dr. Tali Lowenthal basado en las enseñanzas del Rebe

Judaísmo práctico: Pésaj

En la noche del Seder debemos cumplir con los siguientes mandamientos positivos. Narrar a nuestros hijos y demás miembros de la familia la historia de la salida de Egipto y el motivo por el que comemos en esta noche ‐ Matzá ‐ Maror. Esto lo cumplimos mediante la lectura de la Hagadá, por eso es muy importante que la leamos en el idioma en el que la familia la entienda.

Comer Matzá. Cada uno y uno aún los niños deben comer por lo menos 27 cm3 de Matzá, que equivalen a 15 gr. aprox. de la Matzá echa a mano. El ideal es conseguir Matzot hechas a mano para cumplir con el mandamiento de comer Matzá en los dos Sedarim. El motivo por el que comemos Matzá, es porque la masa que llevaron consigo nuestros padres de Egipto no alcanzó a fermentar hasta que el Todopoderoso se reveló y los redimió.

Comer Maror. Cada uno y uno, aun los niños, deben comer hiervas amargas (lechuga criolla y Jrein). Debemos comer 17 cm3. El motivo por el que lo comemos, es para recordar que los egipcios amargaron la vida de nuestros padres con trabajo difícil.

Las cuatro copas. Debemos, de acuerdo al orden de la Hagadá, tomar cuatro copas de vino o jugo de uva. Aun los niños deben tomar en vasos de 87 cm3 de capacidad (permitiéndoles tomar la cantidad que deseen). El sábado 16 por la noche comenzamos con la cuenta del Omer, como será explicado.

SEFIRAT HAOMER

A partir de la segunda noche de Pésaj, (16 de abril) después de la Tefilá de Arvit (Plegaria de la noche), se comienza a contar el Omer. 

La cuenta se realiza cada noche, sucesivamente hasta la noche anterior de Shavuot. 

El Omer era una medida de cebada (aprox.2 litros) que los judíos traían como ofrenda el segundo día de Pésaj. A esto le seguía la Cuenta del Omer, que los judíos contaban cada día durante siete semanas (49 días en total), que conducían a la festividad de Shavuot (el día 50), en el que se celebra el recibimiento de la Torá. Estos días además constituyen una preparación y refinamiento espiritual para el recibimiento de la Torá.

¿Comer Matzá todos los días de Pésaj?

La Torá dice: “Durante siete días comerás pan sin levadura…” lo que parece indicar que es una obligación comer Matzá todos los días de Pésaj.

Y, otro versículo dice: “En esa noche comerás pan sin levadura” refiriéndose solo a la(s) primera(s) noche(s) de la Pésaj. El Talmud reconcilia estos dos versículos basándose en un tercero: “Comerás pan sin levadura durante seis días y el séptimo día habrá una convocación” explicando que es obligatorio comer Matzá en la(s) primera(s) noche(s), y el resto de Pésaj, es opcional.

¿Por qué el primer versículo dice que “comerás pan sin levadura” durante los siete días de la Pésaj? Porque si uno quiere comida parecida al pan, necesita comer Matzá, dado que el jametz está prohibido.

Hay autoridades que opinan que cuando el Talmud dice que la Matzá es “opcional”, solo se refiere a las primeras noches de Pésaj. Todavía hay una mitzvá bíblica de comer Matzá el resto de la Pésaj, solo que no es tan obligatorio como la primera noche.
Pero, la mayoría de las autoridades, incluido Rabi Shneur Zalman de Liadi, opinan que no hay obligación de comer Matzá en los demás días de Pésaj.
Los maestros jasídicos escriben que hay “un poco” de mitzvá al comer Matzá todos los días de Pésaj.

El Lubavitcher Rebe explica que esto es especialmente cierto en los últimos días de Pésaj.
Según los cabalistas, comer Matzá en los primeros días de Pésaj fortalece la fe. Y, comer la Matzá
entonces es obligatorio; comer en el (los) último (s) día (s), cuando es opcional, fortalece aún más la fe.
Dado que aprendemos del versículo sobre el séptimo día que es opcional comer Matzá en los últimos días, el séptimo (y octavo) día está especialmente ligado al concepto de que la Matzá es opcional.

Por lo tanto, aunque no hay obligación de comer Matzá el resto de Pesaj, uno debe esforzarse por hacerlo.

Pésaj en el Beit Hamikdash

De acuerdo a la expresa directiva dada en la todo judío debía ofrecer el Sacrificio Pesaj -Korbán Pésaj- en el Templo de Jerusalem.

Por eso, de las Tres Festividades bíblicas -Pésaj, Shavuot y Sucot- Pésaj era la que requería el mayor número de peregrinos.

Millares de judíos de todas las regiones de Tierra Santa se congregaban en Jerusalem para la ocasión.

Un mes antes de Pésaj, todas las rutas y caminos que llevaban a Jerusalem comenzaban a ser reparados y las fuentes eran reaprovisionadas de agua, de manera que los peregrinos tuvieran todas las facilidades posibles para viajar a la Ciudad Santa.

Los preparativos más elaborados se efectuaban en la ciudad misma de Jerusalem, para recibir a los millares de peregrinos.

Es de notar que, a pesar del hecho de que los nuevos visitantes sumaban millares, había lugar para todos en la ciudad, y nadie se quejaba de incomodidad. La  alegría y la excitación espiritual de la población no tenía límites.

La culminación llegaba el día antes de Pésaj, cuando la ofrenda del Korbán Pésaj comenzaba al atardecer.

Cada familia tenía listo su cordero, y durante los días previos a la ofrenda, lo guardaba bajo constante cuidado y vigilancia, para que ningún accidente de acuerdo a la expresa directiva dada en la todo judío debía ofrecer el Sacrificio Pésaj -Korbán Pésaj- en el Templo de Jerusalem.

Por eso, de las Tres Festividades bíblicas -Pésaj, Shavuot y Sucot- Pésaj era la que requería el mayor número de peregrinos. Millares de judíos de todas las regiones de Israel se congregaban en Jerusalem para la ocasión. Un mes antes de Pésaj, todas las rutas y caminos que llevaban a Jerusalem comenzaban a ser reparados y las fuentes eran reaprovisionadas de agua, de manera que los peregrinos tuvieran todas las facilidades posibles para viajar a la Ciudad Santa. Los preparativos más elaborados se efectuaban en la ciudad misma de Jerusalem, para recibir a los millares de peregrinos. Es de notar que, a pesar del hecho de que los nuevos visitantes sumaban millares, había lugar para todos en la ciudad, y nadie se quejaba de incomodidad. 

La  alegría y  la excitación espiritual de la población no tenía límites. La culminación llegaba el día antes de Pésaj, cuando la ofrenda del Korbán Pésaj comenzaba al atardecer. Cada familia tenía listo su cordero, y durante los días previos a la ofrenda, lo guardaba bajo constante cuidado y vigilancia, para que ningún accidente lo lisiara o le causara herida alguna que lo hiciera inaceptable como ofrenda.

Las familias más pequeñas se organizaban en grupos para llevar un sacrificio en conjunto, pues toda la carne del sacrificio debía ser consumida esa noche, sin que quedara nada para el día siguiente.

Tales grupos, a menudo, se componían de cientos de miles; sin embargo, ¡todos los sacrificios de Pésaj se ofrecían en el curso de una sola tarde!

El procedimiento para ofrecer el Korbán Pésaj era el siguiente:

La gran multitud de fieles se dividía en tres turnos admitidos sucesivamente al gran patio del Templo. Cuando el primer turno había ingresado, se cerraban los enormes portones. A una señal dada, consistente en el sonido del Shofar tocado tres veces consecutivas, comenzaba la ofrenda de los sacrificios.

Los Kohaním -sacerdotes- se alineaban en varias filas hasta el altar, sosteniendo recipientes de oro y plata. Los que sostenían recipientes de oro formaban filas separadas de aquéllos con recipientes de plata, para no mezclarse. El Kohen, de pie junto al lugar donde los sacrificios eran realizados, inmediatamente luego de la shejitá -faenado-, echaba la sangre dentro del recipiente del sacerdote que se encontraba cercano a él, y éste a su vez lo entregaba al próximo en la fila; así sucesivamente hasta llegar al Mizbeaj -altar-, el que rociaba con la sangre.

Los recipientes eran de una clase especial; angostos al fondo, de manera que no puedan ser depositados sobre el suelo sin que se derramaran. Los sacerdotes debían ser muy rápidos, al transferir el recipiente de uno al otro sin perder una gota.

Ello se debía a la necesidad de finalizar la operación antes de que se coagulara la sangre. La velocidad y la destreza de los sacerdotes al ejecutar esta labor era realmente magnífica. Luego de rociar la sangre, algunas parte del Korbán se ofrecían sobre el altar. Cuando el primer grupo concluía, el segundo era inmediatamente admitido para ofrecer su Korbán Pesaj y finalmente el tercero. Durante el tiempo que duraba la ofrenda, los fieles congregados, dirigidos por los Levitas, cantaban el “Halel” -Salmos de alabanza al Creador-. Luego, los corderos eran asados, pues la Tora no permite que fueran hervidos.

Por la noche, el grupo de familias que se había juntado para llevar un sacrificio, se reunía en una casa y todos juntos celebraban el “Seder” muy similarmente a como lo hacemos nosotros, hoy en día, excepto, por supuesto, que en lugar del “Zeroa” (hueso) que hoy ponemos sobre la Keará -el plato del Seder- en recuerdo del Korbán Pésaj, ellos se servían del cordero mismo.

Jerusalem se colmaba de júbilo durante esos días de Pésaj, y muchos no judíos venían de cerca y de lejos para presenciar los magníficos festejos celebrados por los judíos de la Ciudad Santa.

Hoy en día, celebrando el Seder en la diáspora fiel al orden de la “Hagadá” en todos sus detalles y recordando esos gloriosos días de nuestra tierra cuando el Templo estaba en su máximo esplendor, exclamamos al principio del Seder: ¡Este año estamos aquí, pero que el próximo año podamos celebrarlo en la Tierra de Israel!

Y concluimos el Seder con las palabras: ¡El año que viene en Jerusalem!

Tipos de Matzá

Existen diferentes tipos de Matzá, aprendé qué es cada una para elegir la correcta para Pésaj:

Matzá Shmurá hecha a mano (redonda):

Literalmente significa matzá cuidada y es aquella que ha sido sometida a un estricto control desde la cosecha del trigo hasta su elaboración final, para evitar que se ponga en contacto con el agua, lo que la convertiría en Jametz, no apta para su consumo en Pésaj, por la fermentación. Está hecha a mano, igual a la que hicieron nuestros antepasados al salir de Egipto. Es cocida en un horno de piedra con leña que arde a muy altas temperaturas. Se hornea en 18 segundos y ello supone una extrema rapidez en el trabajo del horneador que debe sacarlas a mano con su paleta y además someterse al extremo calor del horno. Esta especial atención se debe al Precepto de “cuidar las matzot” (ushmartem et ha’matzot). Si no se puede consumir Matzá Shmurá durante los ocho días de Pésaj, por lo menos se debe usar en los dos Sdarim.

 

Matzá Shmurá hecha a máquina (cuadrada):

También es elaborada con granos cuidados; desde la cosecha y con el procedimiento descripto para la Matzá hecha a mano. Sin embargo, existen diferencias en las opiniones rabínicas sobre si se cumple o no la Mitzvá de comer Matzá en el Seder, al usar la Matzá hecha a máquina, ya que no es posible, durante su elaboración, tener en menet que es elaborada para cumplir con la Mitzvá de Matzá.

 

Matzá no Shmurá, Kasher para Pésaj (cuadrada):

Hecha con granos cuidados desde que son molidos. Se come los días siguientes al Seder.

 

Matzá de huevo:

De acuerdo a la mayor parte de la tradición Ashkenazí, no se debe usar Matzá de huevo durante Pésaj. Si una persona por estar enferma sólo puede comer ese tipo de Matzá, debe consultar con una autoridad rabínica competente. Es importante cerciorarse que la Matzá cubierta de chocolate no sea Matzá de huevo.

Una mezcla de bestias salvajes

Las primeras tres plagas con las cuales Di-s castigó a los Egipcios fueron Sangre, Ranas y Piojos. Cuando les advirtió sobre la cuarta plaga de los animales salvajes, el Todopoderoso declaró:

…”Y en ese día, haré distintiva la Tierra de Goshen, en donde mi pueblo vive, y no habrá mezcla de animales salvajes”(Éxodo (8:15)

Cuando las primeras tres plagas fueron discutidas, ¿por qué la Torá no dijo explícitamente que no afectaron a los Judíos? Si fue tan obvio que no era necesario ser especificado, entonces ¿por qué la Torá sí lo hace con la cuarta plaga?

Algunos comentaristas explican que las primeras tres plagas sí afectaron a los Israelitas. Otros, sin embargo, dicen que esto no es posible, ya que si hubiera sido así, entonces, ¿cómo forzarían a Paró a que decida sacar a los Judíos de Egipto?

Según Rashi, el simple texto nos dice que los Judíos sí sufrieron de las primeras tres plagas. El propósito de las primeras dos (sangre y ranas) era para atacar al dios de los Egipcios, por lo tanto, era esencial que la plaga fuera ilimitada, afectando también el Nilo, incluso en el asentamiento de Goshen donde se encontraban los Judíos. Porque si el “dios del Nilo” no hubiera sido afectado allí, entonces Paró podría haber pensado que el Nilo en Goshen es más poderoso que Di-s.

El mismo razonamiento se aplica para la tercera plaga, que el propósito era mostrarle a Paró que la plaga no era trabajo de magos, sino de Di-s. Si los piojos hubieran afectado solo una parte de la tierra, los hechiceros hubieran pensado que era obra limitada de hechiceros humanos (Moisés y Aharon).

La cuarta plaga, mezcla de animales salvajes, no era para mostrar la impotencia de los dioses Egipcios y hechiceros, por lo tanto, no era necesario que afectara a todos los habitantes. Aquí Di-s declaró:…”Voy a distinguir la Tierra de Goshen etc…”

Con la llegada de la plaga de la mezcla de animales salvajes, a algunos podría haberle parecido que el Todopoderoso había eliminado todas las barreras naturales, límites y distinciones. Animales de naturalezas completamente diferentes, inherentemente hostiles entre sí, estaban ahora dando vueltas juntos, ¿no podría decir esto que la diferencia inherente entre el Judío y no-Judío también había sido abolida?

Para anular completamente esta suposición, Di-s declaró: “Haré una separación entre mi pueblo y tu pueblo”, ¡no solo entre Paró y Moisés, sino también entre cada Egipcio y Judío, incluso aquellos que no quisieron salir de Egipto!

La lección es clara. Hay una plaga de “mezcla” y confusión en el mundo. Límites naturales y distinciones han sido rotos, la asimilación, la línea entre nuestra nación y otras. Nunca antes hubo tanta necesidad de intensificar la distinción, y de implementar la declaración del Todopoderoso.

Por: Yitsjak Meir Kagan

Transformar el agua en sangre

“Ven, habla al Faraón, el rey de Egipto, y que envíe a los hijos de Israel de su tierra” (ShemoT 6:10)

Uno de los motivos de la centralidad del Éxodo de Egipto en el judaísmo (hasta el punto de recordarlo a diario en la plegaria), es que en el estado espiritual del alma humana, el salir de Egipto es un proceso constante de todos los días. La palabra Mitzraim (Egipto en hebreo) proviene del término Metzarim, límites, refiriéndose a los condicionamientos y frenos que existen en cada persona. Cada día debe llevar a cabo nuevamente un símil de “salir de Mitzraim”- superar y librarse de esas limitaciones y brindar a su Alma Divina la libertad de expresarse de acuerdo a sus verdaderas aspiraciones. El párrafo bíblico semanal nos relata sobre cómo comenzó el éxodo de Egipto, y de ello podemos aprender los caminos a través de los cuales es posible “salir de los metzarim” también en el plano espiritual del alma.

DE LA FRIALDAD AL CALOR

La primera plaga que se asestó a los egipcios fue la de sangre: todas las aguas de Egipto se convirtieron en sangre. De ello se aprende que el primer paso para liberarse de Mitzraim es transformar las “aguas” en “sangre”. El agua simboliza la frialdad, tranquilidad, falta de efervescencia y entusiasmo. La sangre, por el contrario, es el símbolo del calor, el fuego, la emoción. Esto es lo primero que se le dice al judío: ¿deseas salir de “Egipto”? ¿Tu intención es liberarte de los condicionamientos que encierran a tu alma Divina?- ante todo debes transformar el “agua” en “sangre” en lugar de frialdad introduce a tu seno interior calor, entusiasmo, fuego.

LA NECESIDAD DE LA EMOCIÓN

Puede uno argumentar ¿para qué tanto entusiasmo?. Sin ello también soy un buen judío. Cumplo los preceptos, estudio Torá, soy cuidadoso de no transgredir sus prohibiciones . ¿Para qué necesito entusiasmo en ello? A eso se le responde que la frialdad es la raíz primera de todo mal. El verdadero significado del estado de frialdad es que los temas realmente no afectan a la persona. Vemos en la práctica que cuando se trata de un tema que verdaderamente nos interesa y es cercano a nuestro corazón, no permanecemos apáticos y fríos. La frialdad es un síntoma de que la relación del judío con la Torá y sus preceptos es sólo “una conducta rutinaria aprendida”, es sólo una acción seca y mecánica. Este estado es el principio de la caída. Por ello, el primer paso en la liberación del alma de sus limitaciones y pre condicionamientos es apartar la frialdad y la apatía, e introducir en su lugar calor y entusiasmo. Se debe estudiar Torá, cumplir los preceptos y servir a Hashem con alegría y entusiasmo, con agilidad y fuego, como nos vinculamos con aquello que nos incumbe y mueve.

MITZVOT CON LUJO

Una de las expresiones prácticas de una implicación real es el tema de cumplir los preceptos con lujo- hidur mitzvá. Cuando uno sirve a Di-s con frialdad, le es suficiente con una Mezuzá simple, Tefilín baratos, una plegaria resumida y un cuidado mínimo del Kashrut, la alimentación ritual judía. Al fin y al cabo lo que pretende es cumplir con la obligación, y para ello es suficiente también con el mínimo. Pero cuando un judío está entusiasmado y movilizado en su servicio a Hashem, procura cumplir los preceptos de la manera más bella posible: procura los Tefilín y las Mezuzot de la mejor calidad, el Tzitzit más hermoso, el Kashrut de máxima seguridad, pues cumple con todo esto con cariño y deseo. Es este el previo paso en el proceso de “salir de Egipto”, y por medio de ello, llegamos finalmente a la liberación personal del individuo, y de la redención individual vamos a la redención general, a manos del Mashíaj Tzidkeinu.

Likutei Sijot tomo 1, Pág. 119