La libertad en cinco dimensiones

Nuestros Sabios hablan de la rela- ción que existe entre el individuo y la historia del pueblo judío, tal como está descripta en la Torá. Los sucesos de la esclavitud en Egipto y el Éxodo que se relata en las parshiot que leemos estas semanas, tienen una relación directa con el mundo personal de cada hombre o mujer de hoy.

Uno de los ejemplos son las Plagas. En el Seder de Pesaj leemos sobre ellas en la Hagadá. A continuación se nos describe la discusión de dos de nuestros Sabios, Rabí Eliézer y Rabi Akiva. El primero opina que cada plaga consistía en cuatro plagas, mientras que el segundo sostiene que cada una contiene cinco.

En este punto podemos descubrir algo acerca del hecho de habitar en Egipto en un nivel íntimo y personal.

El objetivo de las plagas en la historia fue el de romper la fuerza negativa de Egipto y el Faraón, el tirano que esclavizó a los judíos. Desde el punto de vista íntimo, el equivalente de las plagas es el que podamos romper nuestra propia situación de esclavitud. ¿Quién nos esclaviza? Nuestro ego, nuestros propios deseos negativos.

En esa esclavitud existen cuatro niveles, de acuerdo a Rabí Eliezer y cinco acorde con Rabí Akiva: El primer nivel es cuando lo negativo que hay en nosotros tiene tanto dominio sobre nuestro ser que nos fuerza a cometer errores. Ésta es la vida cotidiana, en el que la

persona lucha por controlar su conducta. El segundo nivel de esclavitud es cuando la persona hace lo correcto, pero está siempre preocupado por lo que los demás piensan de él. Está atrapado en su propio concepto de sociedad.

El tercero es más sutil. La persona tiene la sensación de libertad, y está por encima de lo que opinan los demás. De todas formas, aún está limitado por su propio intelecto y comprensión. Permanece frío y sin pasión alguna. En contraste a lo que el judaísmo demanda de nosotros, es decir, “amar a Di-s con todo tu corazón, todo tu alma y toda tu fuerza…” Existen situaciones que exigen más que la fría racionalidad.

El cuarto nivel es aquel en el que la persona va más allá de su comprensión. Él actúa con mesirut nefesh (auto- sacrificio) De acuerdo a Rabí Eliezer, éste es el nivel supremo. Sin embargo, Rabí Akiva visualiza otro problema. La persona puede continuar atrapada en su propia conciencia de rectitud: “¡Estoy sacrificándome a mí mismo! ¡¿No es esto maravilloso?!” Para Rabí Akiva el quinto nivel de libertad se logra cuando el individuo está liberado totalmente de sí mismo. Entonces puede ser verdaderamente devoto en su servicio a Di-s, trayendo la Redención no sólo para sí mismo sino para el mundo entero.

* Por el Rabino dr. Tali Lowenthal basado en las enseñanzas del Rebe

¿Tenemos la obligación de comer Matza todos los días de Pesaj?

La Torá dice: “Durante siete días comerás pan sin levadura…” lo que parece indicar que es una obligación comer Matzá todos los días de
Pesaj.

Y, otro versículo dice: “En esa noche comerás pan sin levadura” refiriéndose solo a la(s) primera(s) noche(s) de la Pesaj. El Talmud reconcilia estos dos versículos basándose en un tercero: “Comerás pan sin levadura durante seis días y el séptimo día habrá
una convocación” explicando que es obligatorio comer Matzá en la(s) primera(s) noche(s), y el resto de Pesaj, es opcional. ¿Por qué el primer versículo dice que “comerás pan sin levadura” durante los siete días de la Pesaj? Porque si uno quiere comida parecida al pan, necesita comer Matzá, dado que el jametz está prohibido.

Hay autoridades que opinan que cuando el Talmud dice que la Matzá es “opcional”, solo se refiere a las primeras noches de Pesaj. Todavía hay una mitzvá bíblica de comer Matzá el resto de la Pesaj, solo que no es tan obligatorio como la primera noche.
Pero, la mayoría de las autoridades, incluido Rabi Shneur Zalman de Liadi, opinan que no hay obligación de comer Matzá en los demás días de Pesaj.
Los maestros jasídicos escriben que hay “un poco” de mitzvá al comer Matzá todos los días de Pesaj.

El Lubavitcher Rebe explica que esto es especialmente cierto en los últimos días de Pesaj.
Según los cabalistas, comer Matzá en los primeros días de Pesaj fortalece la fe. Y, comer la Matzá
entonces es obligatorio; comer en el (los) último (s) día (s), cuando es opcional, fortalece aún más la fe.
Dado que aprendemos del versículo sobre el séptimo día que es opcional comer Matzá en los últimos días, el séptimo (y octavo) día está especialmente ligado al concepto de que la Matzá es opcional.

Por lo tanto, aunque no hay obligación de comer Matzá el resto de Pesaj, uno debe esforzarse por hacerlo.

Pesaj en el Beit Hamikdash

De acuerdo a la expresa directiva dada en la todo judío debía ofrecer el Sacrificio Pesaj -Korbán Pesaj- en el Templo de Jerusalem.

Por eso, de las Tres Festividades bíblicas -Pesaj, Shavuot y Sucot- Pesaj era la que requería el mayor número de peregrinos.

Millares de judíos de todas las regiones de Tierra Santa se congregaban en Jerusalem para la ocasión.

Un mes antes de Pesaj, todas las rutas y caminos que llevaban a Jerusalem comenzaban a ser reparados y las fuentes eran reaprovisionadas de agua, de manera que los peregrinos tuvieran todas las facilidades posibles para viajar a la Ciudad Santa.

Los preparativos más elaborados se efectuaban en la ciudad misma de Jerusalem, para recibir a los millares de peregrinos.

Es de notar que, a pesar del hecho de que los nuevos visitantes sumaban millares, había lugar para todos en la ciudad, y nadie se quejaba de incomodidad. La  alegría y la excitación espiritual de la población no tenía límites.

La culminación llegaba el día antes de Pesaj, cuando la ofrenda del Korbán Pesaj comenzaba al atardecer.

Cada familia tenía listo su cordero, y durante los días previos a la ofrenda, lo guardaba bajo constante cuidado y vigilancia, para que ningún accidente de acuerdo a la expresa directiva dada en la todo judío debía ofrecer el Sacrificio Pesaj -Korbán Pesaj- en el Templo de Jerusalem.Por eso, de las Tres Festividades bíblicas -Pesaj, Shavuot y Sucot- Pesaj era la que requería el mayor número de peregrinos.Millares de judíos de todas las regiones de Israel se congregaban en Jerusalem para la ocasión.Un mes antes de Pesaj, todas las rutas y caminos que llevaban a Jerusalem comenzaban a ser reparados y las fuentes eran reaprovisionadas de agua, de manera que los peregrinos tuvieran todas las facilidades posibles para viajar a la Ciudad Santa.Los preparativos más elaborados se efectuaban en la ciudad misma de Jerusalem, para recibir a los millares de peregrinos.Es de notar que, a pesar del hecho de que los nuevos visitantes sumaban millares, había lugar para todos en la ciudad, y nadie se quejaba de incomodidad.    La    alegría   y   la excitación espiritual de la población no tenía límites.La culminación llegaba el día antes de Pesaj, cuando la ofrenda del Korbán Pesaj comenzaba al atardecer.Cada familia tenía listo su cordero, y durante los días previos a la ofrenda, lo guardaba bajo constante cuidado y vigilancia, para que ningún accidente lo lisiara o le causara herida alguna que lo hiciera inaceptable como ofrenda.

Las familias más pequeñas se organizaban en grupos para llevar un sacrificio en conjunto, pues toda la carne del sacrificio debía ser consumida esa noche, sin que quedara nada para el día siguiente.

Tales grupos, a menudo, se componían de cientos de miles; sin embargo, ¡todos los sacrificios de Pesaj se ofrecían en el curso de una sola tarde!

El procedimiento para ofrecer el Korbán Pesaj era el siguiente:

La gran multitud de fieles se dividía en tres turnos admitidos sucesivamente al gran patio del Templo.

Cuando el primer turno había ingresado, se cerraban los enormes portones.

A una señal dada, consistente en el sonido del Shofar tocado tres veces consecutivas, comenzaba la ofrenda de los sacrificios.

Los Kohaním -sacerdotes- se alineaban en varias filas hasta el altar, sosteniendo recipientes de oro y plata.

Los que sostenían recipientes de oro formaban filas separadas de aquéllos con recipientes de plata, para no mezclarse.

El Kohen, de pie junto al lugar donde los sacrificios eran realizados, inmediatamente luego de la shejitá -faenado-, echaba la sangre dentro del recipiente del sacerdote que se encontraba cercano a él, y éste a su vez lo entregaba al próximo en la fila; así sucesivamente hasta llegar al Mizbeaj -altar-, el que rociaba con la sangre.

Los recipientes eran de una clase especial; angostos al fondo, de manera que no puedan ser depositados sobre el suelo sin que se derramaran. Los sacerdotes debían ser muy rápidos, al transferir el recipiente de uno al otro sin perder una gota.

Ello se debía a la necesidad de finalizar la operación antes de que se coagulara la sangre. La velocidad y la destreza de los sacerdotes al ejecutar esta labor era realmente magnífica.

Luego de rociar la sangre, algunas parte del Korbán se ofrecían sobre el altar.

Cuando el primer grupo concluía, el segundo era inmediatamente admitido para ofrecer su Korbán Pesaj y finalmente el tercero.

Durante el tiempo que duraba la ofrenda, los fieles congregados, dirigidos por los Levitas, cantaban el “Halel” -Salmos de alabanza al Creador-.

Luego, los corderos eran asados, pues la Tora no permite que fueran hervidos.

Por la noche, el grupo de familias que se había juntado para llevar un sacrificio, se reunía en una casa y todos juntos celebraban el “Seder” muy similarmente a como lo hacemos nosotros, hoy en día, excepto, por supuesto, que en lugar del “Zeroa” (hueso) que hoy ponemos sobre la Keará -el plato del Seder- en recuerdo del Korbán Pesaj, ellos se servían del cordero mismo.

Jerusalem se colmaba de júbilo durante esos días de Pesaj, y muchos no judíos venían de cerca y de lejos para presenciar los magníficos festejos celebrados por los judíos de la Ciudad Santa.

Hoy en día, celebrando el Seder en la diáspora fiel al orden de la “Hagadá” en todos sus detalles y recordando esos gloriosos días de nuestra tierra cuando el Templo estaba en su máximo esplendor, exclamamos al principio del Seder: ¡Este año estamos aquí, pero que el próximo año podamos celebrarlo en la Tierra de Israel!

Y concluimos el Seder con las palabras: ¡El año que viene en Jerusalem!

Venta del Jametz

Dado que está prohibido poseer Jametz en Pesaj, cualquier Jametz que no se deseche debe venderse a un no judío.


Todo ese Jametz, así como todos los utensilios de Jametz que no hayan sido limpiados a fondo, deben guardarse. El área de almacenamiento debe estar cerrada con llave o cinta adhesiva durante la festividad.


Dado que hay muchas complejidades legales involucradas en esta venta, un rabino actúa como nuestro agente tanto para vender el Jametz al no judío en la mañana antes de Pesaj, como también para volver a comprarlo en la noche después de que finaliza Pesaj.


La ley judía requiere que su Jametz se venda antes de la fecha límite especificada para el lugar en el que estará el propietario el día antes de Pesaj.

 

LA QUEMA DEL JAMETZ
Procedemos a eliminar todo el Jametz que encontramos la noche anterior a Pesaj, quemándolo la mañana antes de la festividad.

COMESTIBLES
Debemos tener sumo cuidado en cuanto a los alimentos, productos de limpieza y aseo y los cosméticos que consumimos y utilizamos durante Pesaj. Utilice sólo productos que tengan visible la leyenda Kasher LePesaj y la firma o sello de un rabino responsable, el cual acredite que estos productos son “Kasher para Pesaj” Encontrará toda clase de productos para Pesaj en los almacenes kasher.

Kaherizamos la cocina y el horno para Pesaj

Para Kasherizar la cocina, la forma más práctica y fácil es la de encender el horno junto con las hornallas, cubrirlas con una chapa (como la de Shabat) y dejarlas encendidas por el lapso de una hora. Kasherizamos la mesada y las piletas de la cocina:


Con las piletas debemos antes echar algún producto que limpie las cañerías. Luego tomamos una pava que ya este Kasher de Pesaj, la llenamos con agua y una vez que hirvió arrojamos el agua sobre las piletas y pasamos inmediatamente una plancha que esté ya caliente (debemos tener presente desenchufar la plancha en el momento que la usamos). Este procedimiento se hace de a
partes ya que cuando la plancha se enfría debemos calentarla nuevamente y continuar con las áreas que faltan.

También se pueden llenar las piletas de agua recién hervida y arrojar un ladrillo o similar que ya haya estado sobre el fuego, para que lleve al agua a punto de ebullición.

Este mismo procedimiento (de pasar la plancha luego del agua hirviendo) se puede emplear también para Kasherizar la mesada.

Heladera para Pesaj:

Descongelarla y luego limpiarla a fondo. Los placares y estantes donde estuvo almacenado Jametz durante el año deben ser limpiados con detenimiento.

ARROZ Y LEGUMBRES EN PESAJ
Está escrito en la Torá (Shemot 12:20) “Todo leudado (en Pesaj) no comerás” Con esta orden la Torá nos prohíbe el consumo de Jametz proveniente de las cinco clases de cereales; trigo, cebada, centeno, avena y espelta. Cualquier otra semilla no puede convertirse en Jametz. No obstante, los Sabios de las comunidades Ashkenazim (aprox. siglo XIV), prohibieron el consumo de arroz y legumbres en Pesaj.

En lo que respecta a la venta del Jametz, no hacen falta incluirlos y pueden ser tenidos en el hogar. El motivo de esta prohibición radica en el hecho de que con sus derivados se producen alimentos similares a los de los cereales y al ser tan parecidos, la gente podría confundirlos. A modo de ejemplo, existen panes a base de harina de arroz o maíz y similares.

3 reglas para preparar la casa para pesaj

Se acerca Pesaj, y este año más que nunca te debes estar preguntando: ¿cómo preparo la casa?

Recordá estas 3 simples reglas, que te ayudarán a concentrarte en lo necesario: 

  1. Si está fuera del alcance, no existe: si está en lugares donde no podés llegar con tu mano, se lo considera inexistente.
  1. Solo en los dominios del Jametz: es necesario limpiar únicamente aquellas habitaciones o lugares donde entró Jametz durante el año.
  1. Poné el Jametz en “cuarentena”: cualquier habitación, placard o alacena donde haya mucho Jametz se puede cerrar para los días de Pesaj, siempre y cuando antes del comienzo de la festividad lleves a cabo el proceso de venta de Jametz para desvincularte de él.

¿Qué es la Venta de Jametz?

La Torá nos prohíbe poseer Jametz durante toda la festividad de Pesaj, desde la mañana del 8 de Abril hasta la salida de las estrellas la noche del día 16.

Para cumplir con este requisito en la práctica, se designa un espacio (estante, armario o habitación) donde se coloca todo el Jametz (también toda la vajilla y utensilios utilizados con Jametz durante el año). Por medio de un documento, se transfiere todo el Jametz al rabino, quien a su vez lo vende a un no judío antes de que empiece la festividad y después de Pesaj se lo recompra. 

Debe marcarse el lugar para no ser abierto durante Pesaj. 

La venta no es meramente simbólica, sino real. Dado que tiene muchos detalles halájicos para que sea válida, se hace por medio del rabino, experto en estos detalles.

Una mezcla de bestias salvajes

Las primeras tres plagas con las cuales Di-s castigó a los Egipcios fueron Sangre, Ranas y Piojos. Cuando les advirtió sobre la cuarta plaga de los animales salvajes, el Todopoderoso declaró:

…”Y en ese día, haré distintiva la Tierra de Goshen, en donde mi pueblo vive, y no habrá mezcla de animales salvajes”(Éxodo (8:15)

Cuando las primeras tres plagas fueron discutidas, ¿por qué la Torá no dijo explícitamente que no afectaron a los Judíos? Si fue tan obvio que no era necesario ser especificado, entonces ¿por qué la Torá sí lo hace con la cuarta plaga?

Algunos comentaristas explican que las primeras tres plagas sí afectaron a los Israelitas. Otros, sin embargo, dicen que esto no es posible, ya que si hubiera sido así, entonces, ¿cómo forzarían a Paró a que decida sacar a los Judíos de Egipto?

Según Rashi, el simple texto nos dice que los Judíos sí sufrieron de las primeras tres plagas. El propósito de las primeras dos (sangre y ranas) era para atacar al dios de los Egipcios, por lo tanto, era esencial que la plaga fuera ilimitada, afectando también el Nilo, incluso en el asentamiento de Goshen donde se encontraban los Judíos. Porque si el “dios del Nilo” no hubiera sido afectado allí, entonces Paró podría haber pensado que el Nilo en Goshen es más poderoso que Di-s.

El mismo razonamiento se aplica para la tercera plaga, que el propósito era mostrarle a Paró que la plaga no era trabajo de magos, sino de Di-s. Si los piojos hubieran afectado solo una parte de la tierra, los hechiceros hubieran pensado que era obra limitada de hechiceros humanos (Moisés y Aharon).

La cuarta plaga, mezcla de animales salvajes, no era para mostrar la impotencia de los dioses Egipcios y hechiceros, por lo tanto, no era necesario que afectara a todos los habitantes. Aquí Di-s declaró:…”Voy a distinguir la Tierra de Goshen etc…”

Con la llegada de la plaga de la mezcla de animales salvajes, a algunos podría haberle parecido que el Todopoderoso había eliminado todas las barreras naturales, límites y distinciones. Animales de naturalezas completamente diferentes, inherentemente hostiles entre sí, estaban ahora dando vueltas juntos, ¿no podría decir esto que la diferencia inherente entre el Judío y no-Judío también había sido abolida?

Para anular completamente esta suposición, Di-s declaró: “Haré una separación entre mi pueblo y tu pueblo”, ¡no solo entre Paró y Moisés, sino también entre cada Egipcio y Judío, incluso aquellos que no quisieron salir de Egipto!

La lección es clara. Hay una plaga de “mezcla” y confusión en el mundo. Límites naturales y distinciones han sido rotos, la asimilación, la línea entre nuestra nación y otras. Nunca antes hubo tanta necesidad de intensificar la distinción, y de implementar la declaración del Todopoderoso.

Por: Yitsjak Meir Kagan

Transformar el agua en sangre

“Ven, habla al Faraón, el rey de Egipto, y que envíe a los hijos de Israel de su tierra” (ShemoT 6:10)

Uno de los motivos de la centralidad del Éxodo de Egipto en el judaísmo (hasta el punto de recordarlo a diario en la plegaria), es que en el estado espiritual del alma humana, el salir de Egipto es un proceso constante de todos los días. La palabra Mitzraim (Egipto en hebreo) proviene del término Metzarim, límites, refiriéndose a los condicionamientos y frenos que existen en cada persona. Cada día debe llevar a cabo nuevamente un símil de “salir de Mitzraim”- superar y librarse de esas limitaciones y brindar a su Alma Divina la libertad de expresarse de acuerdo a sus verdaderas aspiraciones. El párrafo bíblico semanal nos relata sobre cómo comenzó el éxodo de Egipto, y de ello podemos aprender los caminos a través de los cuales es posible “salir de los metzarim” también en el plano espiritual del alma.

DE LA FRIALDAD AL CALOR

La primera plaga que se asestó a los egipcios fue la de sangre: todas las aguas de Egipto se convirtieron en sangre. De ello se aprende que el primer paso para liberarse de Mitzraim es transformar las “aguas” en “sangre”. El agua simboliza la frialdad, tranquilidad, falta de efervescencia y entusiasmo. La sangre, por el contrario, es el símbolo del calor, el fuego, la emoción. Esto es lo primero que se le dice al judío: ¿deseas salir de “Egipto”? ¿Tu intención es liberarte de los condicionamientos que encierran a tu alma Divina?- ante todo debes transformar el “agua” en “sangre” en lugar de frialdad introduce a tu seno interior calor, entusiasmo, fuego.

LA NECESIDAD DE LA EMOCIÓN

Puede uno argumentar ¿para qué tanto entusiasmo?. Sin ello también soy un buen judío. Cumplo los preceptos, estudio Torá, soy cuidadoso de no transgredir sus prohibiciones . ¿Para qué necesito entusiasmo en ello? A eso se le responde que la frialdad es la raíz primera de todo mal. El verdadero significado del estado de frialdad es que los temas realmente no afectan a la persona. Vemos en la práctica que cuando se trata de un tema que verdaderamente nos interesa y es cercano a nuestro corazón, no permanecemos apáticos y fríos. La frialdad es un síntoma de que la relación del judío con la Torá y sus preceptos es sólo “una conducta rutinaria aprendida”, es sólo una acción seca y mecánica. Este estado es el principio de la caída. Por ello, el primer paso en la liberación del alma de sus limitaciones y pre condicionamientos es apartar la frialdad y la apatía, e introducir en su lugar calor y entusiasmo. Se debe estudiar Torá, cumplir los preceptos y servir a Hashem con alegría y entusiasmo, con agilidad y fuego, como nos vinculamos con aquello que nos incumbe y mueve.

MITZVOT CON LUJO

Una de las expresiones prácticas de una implicación real es el tema de cumplir los preceptos con lujo- hidur mitzvá. Cuando uno sirve a Di-s con frialdad, le es suficiente con una Mezuzá simple, Tefilín baratos, una plegaria resumida y un cuidado mínimo del Kashrut, la alimentación ritual judía. Al fin y al cabo lo que pretende es cumplir con la obligación, y para ello es suficiente también con el mínimo. Pero cuando un judío está entusiasmado y movilizado en su servicio a Hashem, procura cumplir los preceptos de la manera más bella posible: procura los Tefilín y las Mezuzot de la mejor calidad, el Tzitzit más hermoso, el Kashrut de máxima seguridad, pues cumple con todo esto con cariño y deseo. Es este el previo paso en el proceso de “salir de Egipto”, y por medio de ello, llegamos finalmente a la liberación personal del individuo, y de la redención individual vamos a la redención general, a manos del Mashíaj Tzidkeinu.

Likutei Sijot tomo 1, Pág. 119

El significado de las diez plagas

No es casualidad que Di-s haya enviado a Egipto diez plagas.

En una ocasión, Moisés se acercó a Paró y le dijo: Así dijo el Amo de Israel, “Deja salir a mi pueblo, y déjalos que Me celebren en el desierto”. (Éxodo 5:1)

Paró respondió: “¿Quién es el amo, que debo escucharlo para dejar salir a Israel? Yo no lo conozco y tampoco dejaré salir a Israel” (Éxodo 5:2)

Pero de hecho, Paró sí conocía el concepto de Di-s. Los Egipcios adoraban ídolos de todo tipo, y hasta Paró se consideraba uno de ellos. Pero no creía en un omnipresente, ni en un Todopoderoso Di-s quién creó absolutamente todo.

Sabemos que Di-s creó el mundo con Su palabra; para ser mas precisos, con diez expresiones. Pero Paró negó estas diez.

Y así también las diez plagas corresponden a los diez elementos con los cuales Di-s creó el mundo, cada uno demostrando un aspecto independiente de la creación, algo que fácilmente podría ser atribuido a la “naturaleza”, y fue enteramente de las manos de Di-s.

La plagas probaron que Di-s realmente es el omnipresente, y el Todopoderoso Creador.

1. Sangre: La primera plaga, la cual eliminó el agua potable, estableció que Di-s manda sobre el agua.

2. Ranas: Durante la plaga de las ranas, éstas llegaron a meterse dentro de los hornos de piedra, lo cual probaba que Di-s está por arriba de las creaciones de hombre físico.

3. Piojos: Con la tercera plaga, piojos, que comenzó desde el polvo, fue sabido que Di-s está por arriba de todo el polvo de la tierra.

4. Animales salvajes: La cuarta plaga, en la cual los animales salvajes destruyeron todo lo que se les aparecía en el camino, demostró que Di-s está por sobre todos los animales de la tierra.

5. Pestilencia: A través de la enfermedad esparcida por todos los animales, fue sabido que Di-s controla todo el aire que respiramos.

6. Sarpullido: El sarpullido en todo el cuerpo de los Egipcios establecieron que Di-s puede causar que las personas sufran o sean curadas.

7. Granizo de fuego y hielo:Esta plaga declaró que Di-s controla el elemento de fuego.

8. Langostas: Cuando las langostas consumieron todos los cultivos, fue claro que Di-s controla toda la vegetación de la tierra.

9. Oscuridad: Con la oscuridad que permaneció en los Egipcios por varios días, Di-s demostró que solo Él puede cambiar lo que se encuentra en el cielo.

10. Muerte de los primogénitos: Con esta plaga se demostró que Di-s está por arriba de los ángeles y mundos espirituales.

Por: Malkie Janowski

El nacimiento de Moshé

PEQUEÑOS PROFETAS

La vida se había complicado para los hijos de Israel en Egipto. Cada día traía consigo un nuevo decreto del Rey Paró, haciéndoles la vida miserable a los Hebreos. Pero había por lo menos una familia que le daba esperanzas a los demás. Era la familia de Amram, el hijo de Kehot y bisnieto de Iaakov. Él y su esposa Iojeved, tenían dos hijos pequeños, Miriam y Aharón.

Un día, Miriam comenzó a aplaudir y dar vueltas por toda su casa diciendo: “Voy a tener un hermanito que salvará a nuestro pueblo de las manos de los Egipcios”.

Las palabras de Miriam pronto se hicieron realidad.

El séptimo día de Adar, Amram y Iojeved tuvieron un hijo varón, el cual inmediatamente llenó de luz el hogar. Las nubes se despejaron y el sol brilló más que nunca. Amram se acercó a su pequeña hija y la besó diciéndole: “Mi querida hija, ahora veo que tenías razón. Tu pequeño hermano no es un bebé común. Él va a ser nuestra salvación”.

Por tres meses, los alegres padres escondieron al bebé de los oficiales de Paró, quienes iban de casa en casa buscando bebés judíos para tirarlos al río. Al final de los tres meses, los oficiales comenzaron a buscar en la casa de Amram, y él, junto con Iojeved, sabían que no podían esconderlo por mucho tiempo más. Entonces Iojeved dijo: “No puedo proteger más a mi bebé, sólo Di-s puede hacerlo. Voy a dejarlo en Sus manos”.

Diciendo esto, Iojeved hizo un pequeño cesto de hierba y lo cubrió con brea por fuera para que resista el agua. “Haz que mi bebé no sufra el olor a brea”, dijo, es por eso que no le puso brea por dentro. Luego puso al bebé en el cesto, lo llevó a Río Nilo y lo escondió entre los juncos.

EL FATÍDICO DÍA

Con lágrimas en los ojos, volvió a casa. La pequeña Miriam permaneció cerca del río para ver qué le podría pasar a su hermano.

En ese preciso momento, los Ángeles se reunieron ante Di-s suplicándole por el pequeño bebé. “Oh Di-s”, dijeron, “Tú has prometido que llegaría el día cuando los hijos de Israel serían liberados de Egipto, y dada tu sagrada Torá eso sería el sexto día de Siván. Hoy es ese día, ¿dejarás que este niño tenga hambre y esté expuesto en las aguas del Nilo?”

Inmediatamente, Di-s ordenó al sol que brillara fuertemente, provocando que todas las mujeres y niños Egipcios vayan al río Nilo a refrescarse.

La princesa Batia, hija del Rey Paró, llamó a sus sirvientas, quienes también fueron a bañarse al río.

De pronto, la princesa notó un pequeño cesto en los juncos del río. Envió a una de sus sirvientas para que lo recogiera, pero la malvada dijo: “¿Para qué molestarse, princesa, con un pequeño cesto que seguramente hay un bebé Judío escondido? ¿Acaso nuestro rey no ordenó que todos los bebés sean arrojados al río sin lástima?

La princesa había perdido el uso de sus brazos por una enfermedad, y pensó: “Si sólo pudiera usar mis mandos, podría agarrar el cesto yo misma”. En ese preciso momento, aquél pensamiento provocó que algo extraordinario ocurriese. De pronto pudo sentir que sus manos estaban fuertes nuevamente. La princesa se acercó hasta los juncos y tomó el pequeño cesto con sus propias manos.

Cuando lo abrió, encontró un pequeño bebé con una cara iluminada, que brillaba como el sol. La princesa tuvo lástima de él y dijo: “Seguramente es uno de los infortunados bebés judíos. No seré tan malvada como mi padre, yo lo salvaré”.

EN LOS BRAZOS DE SU MAMÁ

La princesa le ordenó a una de sus sirvientas egipcias que lo alimentara, pero en el momento en el que la señora lo agarró, comenzó a llorar y se rehusó a ser alimentado. La princesa le ordenó a otra sirvienta que lo hiciera, pero nuevamente no pudo.

En ese mismo momento, Miriam se encontraba a muy poca distancia de allí, mirando atentamente todo lo que estaba pasando con su hermano, sin decir una palabra. Cuando escuchó a su pequeño hermano llorar, se acercó y le dijo a la princesa: “¿Llamo a alguien para que alimente al niño?”

“Por favor, hazlo”, dijo la princesa, “y te recompensaré”.

Miriam volvió a su casa, y le dijo a la mamá todo lo que había pasado en el río. “¡Rápido madre” dijo, “la princesa está esperando, el bebé tiene hambre!”.

Iojeved corrió hasta el río, y a penas sostuvo al bebé en brazos, este paró de llorar y comenzó a sonreír. La princesa también comenzó a sonreír, y le dijo a Iojeved: “Te pagaré dos shekels cada día si le das de comer a este bebé por mi”.

“Estaré sumamente contenta de hacerlo”, dijo Iojeved.

“Bien, te confío al bebé por dos años” dijo la princesa, “pero recuerda que al final de los dos años, deberás traerlo al palacio, sano y salvo”

“Será el niño de mis ojos”, dijo Iojeved, y si lo llevó a su casa.

LOS SIETE NOMBRES

Iojeved cumplió con su promesa, y al final de los dos años, le llevó el bebé a la princesa. Batia estaba contenta de verlo. Nunca antes había visto a un niño tan lindo.

“¿Cómo lo llamas?”, le preguntó Batia.

“Le dimos seis nombres” dijo la mamá. “Jered, Javer, Yekutiel, Avigdor, Avi-Sojo y Avi-Zonoaj”

“Le daré un séptimo nombre” dijo Batia. “Lo llamaré Moshé, porque lo saqué del agua”.

Di-s dijo: “Debido a que Batia fue tan amable y misericordiosa, el niño será llamado por el nombre dado por ella”.

Desde ese día, Moshe se quedó en el palacio, y la princesa lo amaba tratándolo como si fuera su propio hijo. Cada uno que venía al palacio y veía a Moshe, admiraba su inusual belleza y buenos modales. Incluso el malvado Paró lo amaba y jugaba con él.

Por: Nissan Minde