Venta del Jametz

Dado que está prohibido poseer Jametz en Pésaj, cualquier Jametz que no se deseche debe venderse a un no judío.

Todo ese Jametz, así como todos los utensilios de Jametz que no hayan sido limpiados a fondo, deben guardarse. El área de almacenamiento debe estar cerrada con llave o cinta adhesiva durante la festividad.

Dado que hay muchas complejidades legales involucradas en esta venta, un rabino actúa como nuestro agente tanto para vender el Jametz al no judío en la mañana antes de Pésaj, como también para volver a comprarlo en la noche después de que finaliza Pésaj.

La ley judía requiere que su Jametz se venda antes de la fecha límite especificada para el lugar en el que estará el propietario el día antes de Pésaj.

 

LA QUEMA DEL JAMETZ
Procedemos a eliminar todo el Jametz que encontramos la noche anterior a Pésaj, quemándolo la mañana antes de la festividad.

COMESTIBLES
Debemos tener sumo cuidado en cuanto a los alimentos, productos de limpieza y aseo y los cosméticos que consumimos y utilizamos durante Pésaj. Utilice sólo productos que tengan visible la leyenda Kasher LePesaj y la firma o sello de un rabino responsable, el cual acredite que estos productos son “Kasher para Pésaj” Encontrará toda clase de productos para Pésaj en los almacenes kasher.

El Banquete del Mashiaj

El octavo día de Pésaj está estrechamente ligado a la venida del Mashiaj.

El Baal Shem Tov -Fundador del Movimiento Jasídico- enseñó y reveló que en ese día “brilla una luz del Mashíaj” en el mundo. Por ello también instauró una costumbre que enfatiza la relación especial del último día de Pésaj y Mashíaj: El último día de Pésaj, por la tarde, hizo una comida adicional y la llamó “Seudat Mashíaj”- la comida del Mashiaj. 

La “comida del Mashíaj” -deja en claro que el Mashíaj es parte concreta de nuestra vida. Comemos una comida en honor a él, que está próximo a llegar.

Uno de los elementos más importantes de Pésaj, la festividad que celebra la libertad del pueblo judío, es que sirve como preparación para la Redención completa y eterna a través de nuestro justo Mashíaj.

Así el versículo declara: “Yo revelaré maravillas [en el tiempo de la Redención final que son] semejantes a [aquellas que fueron reveladas en] el tiempo de vuestro éxodo de Egipto”. De hecho, el éxodo de Egipto abrió el canal para hacer posibles a todas las redenciones subsiguientes, incluyendo la final.

Más específicamente: los primeros días de Pésaj se relacionan la mayor parte con el éxodo de Egipto, mientras los últimos días están más estrechamente asociados con la Redención venidera.

Esto puede ser también visto de las Haftarot leídas durante los dos días finales, versando sobre el tema de cada uno de estos días: Uno de los elementos más importantes de Pésaj, la festividad que celebra la libertad del pueblo judío, es que sirve como preparación para la Redención completa y eterna a través de nuestro justo Mashíaj.

Así el versículo declara: “Yo revelaré maravillas [en el tiempo de la Redención final que son] semejantes a [aquellas que fueron reveladas en] el tiempo de vuestro éxodo de Egipto”. De hecho, el éxodo de Egipto abrió el canal para hacer posibles a todas las redenciones subsiguientes, incluyendo la final.

Más específicamente: los primeros días de Pésaj se relacionan la mayor parte con el éxodo de Egipto, mientras los últimos días están más estrechamente asociados con la Redención venidera. Esto puede ser también visto de las Haftarot leídas durante los dos días finales, versando sobre el tema de cada uno de estos días: estilo también causa a su radiación, permear al individuo no sólo en su pensamiento y palabra (algo logrado recitando la Haftará), sino también en su cuerpo físico. Así este concepto es asimilado en el cuerpo real de la persona.

Adicionalmente, celebrar y conmemorar con una comida señala la santidad que impregnará al mundo físico entero cuando Mashíaj venga. Pues en ese tiempo “la gloria de Di-s será revelada, y toda carne observará…”. Este permear de lo material por lo espiritual es mejor comprendido por la santificación del alimento. Dado que el judío – de acuerdo con el principio que todas las acciones de uno deberían ser en aras del Cielo – come aún una comida ordinaria con la intención de traer santidad a este mundo, ¡cuánto más así con respecto a una comida en un día sagrado!

Seguramente, entonces, el especial “Festín de Mashíaj” de Ajaron Shel Pésaj de una vez al año nos permite comprender mejor cómo toda condición física será imbuida de santidad en el tiempo de la Redención.

El efecto de este evento especial no está, por supuesto, limitado al día de Ajaron Shel Pésaj mismo. Más bien, la idea es que debería afectar al judío a lo largo de todo el año, para que todo lo que él haga en relación con el mundo terrenal sea colmado de santidad y espiritualidad, semejante a la espiritualidad que abarcará al mundo con la llegada de Mashíaj.

Además, la lección de Ajaron Shel Pésaj no está limitada a la relación del hombre con el mundo físico, sino que también se vincula con la espiritualidad interior de todo judío.

Pues el nivel de Mashíaj está en el núcleo de toda alma judía. Ajaron Shel Pésaj permite a cada judío revelar este núcleo a lo largo del año, permitiendo, con eso, servir a Di-s con la misma fibra de su ser.

Únase, pues, a la costumbre de comer el próximo domingo 4 de abril por la tarde, último día de Pésaj, una comida que incluya Matzá y se tomen cuatro copas de vino.

Fe, intelecto y fe

Por: Yanky Tauber

Cuando eras un niño, fuiste bendecido con fe. El mundo era bueno, la gente era buena, y ser bueno uno mismo era simplemente un tema de seguir los “si” y “no” de la vida que Di-s le ha dicho a tus padres.

Luego creciste, conociste a algunos de los chicos malos, y has descubierto de que seguir las reglas no siempre te llevaban al camino que te hubieras imaginado que sería. La fe por sí sola no era suficiente: También necesitabas el intelecto, sensibilidad, sentimiento y deseo para navegar la vida.

Cuando te casaste, fuiste bendecido con fe. Tu marido/esposa, era la persona más buena, inteligente, talentosa y linda del universo. Luego pasaron los año de tu matrimonio, y solo el amor no era suficiente: también necesitabas intelecto, sensibilidad, sentimiento y deseo de mantener la relación

Comienzas con Fe, y luego sigues con experiencia. Pero también hay una tercera fase en la cual la fe reaparece. Una fase en la que descubres en la que tu cónyuge realmente ES la persona más increíble en el universo. Una etapa en la que descubres de que el mundo ES bueno, de que la gente ES buena, de que los “si” y “no” de Di-s SON la fórmula para una vida llena de sentido. No es tan simple como la fe de la juventud, pero tiene algo que ésta última no lo tiene: densidad, textura y gusto. Una riqueza.

Haz vuelto a la fe original, la misma que ha brillado tan fuerte y se ha mantenido porque no fue reemplazada por la sabiduría y experiencia. Ahora, sin embargo, tu fe coexiste junto con tu sabiduría y experiencia. 


La Matzá es el ícono más básico de la festividad de Pesaj. El nombre bíblico de Pesaj es “La festividad de las matzot”. Por ocho días, este “pan sin leudar”, desplaza todas las formas de levadura de la vida personal. 

Pero hay bastante confusión con el significado de “matzá”. Los Sabios del Talmud y la Kabalá, les dan diferentes nombres: “el pan de aflicción”, “el pan de la pobreza”,  “el pan de la humildad”, “el pan de Fe”,  “el pan de la curación”.

Y luego hay un tema de tiempo: ¿Cuándo nació la Matzá? Al principio del Seder anunciamos: “Este es el pan de la aflicción el cual nuestros antepasados comieron en la tierra de Egipto…” pero luego en la noche recitamos: “Esta Matzá que comemos, ¿por qué razón la comemos? Porque la masa de nuestros padres no tuvo tiempo de leudar porque el Rey de los Reyes de los reyes, el Santo Bendito Sea, se reveló ante ellos y los redimió”. 

Entonces tenemos una Matzá pre-éxodo y otra post-éxodo. O, como son referidas en las enseñanzas Jasídicas, Matzá antes de la medianoche y matzá después de la medianoche.

La matzá, el pan de la fe, tiene dos lados. Es la fe de la “pobreza”, que se desarrolla en el alma intacta, libre de los enredos, inteligencia y cargas de experiencia. Y luego, cuando emerge desde el otro lado de la noche, es una fe enriquecida por los mismos elementos que se ahogaban en sus años de exilio.