Milagros

Era la noche de Pésaj. Las velas se encendieron, la casa brillaba, y la mesa festiva fue preparada. Toda la familia vestía su ropa más fina. Los niños no podían esperar a que empezara el Seder, pero el padre parecía un poco triste.

¿Qué le molestaba? Sólo había encontrado a dos iehudim para invitar, en lugar de la docena usual. El Seder no sería el mismo. El padre, un judío adinerado repartía enormes sumas de tzedaká (caridad).

En su empresa empleaba a muchas personas, y siempre intentaba crear más fuentes de trabajo. Su casa estaba abierta a los pobres y necesitados, y cada Shabat y fiesta se llenaba de invitados. Sin embargo, este año, el clima había sido terrible, y los caminos estaban vacíos. Por ello, había pocos extraños para invitar.

De repente, alguien golpeó a la puerta. Esperando que pudiera tratarse de un invitado, el hombre corrió para abrirla. “He perdido mi camino en la nieve,” el extraño se disculpó. “Le pido, como un simple judío que por favor me permita participar en su Seder de Pésaj.” “Es usted bienvenido!” el judío adinerado contestó alegremente. La gastada ropa del extraño estaba completamente mojada. Los dientes del pobre rechinaban.

El padre pidió a uno de sus hijos que trajeran rápidamente una muda de ropa para cambiarse, pero el extraño insistió en que no era necesario. “La ropa que visto está bastante bien. Además, estoy seguro que se secará cuando retornemos del Templo”. Todos se preguntaron por qué el extraño era tan renuente a partir con su ropa sucia.

El hombre puso su mochila en el suelo y se fue a la Sinagoga con su anfitrión. Cuando vinieron a casa, los niños notaron que su padre estaba tratando a este invitado con mucha deferencia. Este fue ubicado a la cabeza de la mesa, y el padre siguió sonriéndole como si fueran viejos amigos. “Maguid” el padre anunció, y todos empezaron a recitar la Hagadá.

Todos, es decir, salvo el extraño que no abrió su boca. El hombre ni siquiera daba vuelta las páginas. De vez en cuando, parecía como si estuviera durmiendo… Cuando llegó el momento de la comida, el extraño se irguió. Sus modales en la mesa eran atroces. Llenaba su boca con comida, tomaba las cosas con las manos, y pedía repetir.

Pero el anfitrión continuó tratándolo respetuosamente y sirviéndole todo lo que pedía. Después de que la tercera copa de vino fue vertida y estaban a punto de recitar las gracias después de las comidas, el padre pidió atención a todos. “Niños” dijo, “esta noche es una mitzvá contar la historia del Éxodo. También es un tiempo apropiado para recontar los milagros que uno ha experimentado personalmente…” Y procedió a relatar un evento que le había pasado años atrás, cuando una vez había salido de viaje comercial con otros dos judíos.

Después de varias horas, debido a una fuerte tormenta de nieve, su carro y dos caballos aparecieron en medio de un bosque. Estaba completamente oscuro. “De repente, vimos una luz en la distancia. Estábamos alborozados cuando descubrimos que había una casa, pero nuestra alegría no duró demasiado.

Nos habíamos topado con la guarida de un grupo de ladrones. “Inmediatamente tomaron mi dinero y el reloj de oro con cadena. Los ladrones decidieron que debían matarme. Pedí por mi vida, pero sin efecto. “En ese momento, entró un hombre y preguntó de qué trataba todo esto. ¡Cuando me vio atado en el suelo dijo: ¡Déjenlo ir!

Si él muere, muchos otros morirán con él ‐todos los obreros que el emplea y todas las personas pobres que apoya. Trabajé para él, y puedo decirles de primera mano que es un hombre bueno. Déjenlo ir. Háganlo por mí”

“A la mañana nos permitieron salir. El hombre que salvó mi vida nos acompañó hasta llegar al camino. Si quieren saber su identidad, está sentado a mi lado…” ¡Los niños miraron la silla de al lado de su padre ‐ pero estaba vacía! No habían notado que el extraño había desaparecido. Lo buscaron, pero no lo hallaron. Dada la prisa, se había olvidado de llevar su mochila. Después de Iom Tov la abrieron, y encontraron el reloj de oro y su gruesa cadena y algo de dinero.

¿Por qué primero comemos Matzá sola, y maror solo (hierbas amargas) y después el sándwich de Matzá y maror?


Además de una serie de explicaciones halájicas para esta práctica, hay una lección importante en este sándwich. Todos tenemos fortalezas y debilidades: la parte buena de nuestra personalidad y el lado oscuro.

Matzá es símbolo de esas fortalezas y Maror representa las debilidades.

Nuestro lado positivo viene del alma. Así como la Matzá no leva, tampoco la esencia del alma tiene ego. Tiene una impronta Divina y es la base de las fortalezas de nuestra personalidad. Esa chispa de pureza nos da la capacidad de superar el egocentrismo y convertirnos en seres humanos desinteresados y morales.

Pero hay otra fuerza egocéntrica que reside en nosotros conocida como el impulso animal. Esta fuerza es la fuente de conducta egoísta, respuestas emocionales inapropiadas y comportamiento destructivo. Los desafíos y luchas internas que provoca esta parte de nuestra personalidad están representados por la amargura del Maror.

En el Seder es una mitzvá comer estas hierbas porque la verdadera libertad solo se puede lograr si estamos listos para reconocer nuestro lado débil y oscuro y trabajar para mejorarlo.

Inicialmente los comemos por separado porque son diferentes y provienen de dos fuerzas distintas dentro de nuestra identidad. Pero eventualmente estas dos partes deben unirse como un sándwich. La parte amarga de nuestro carácter no tiene que desaparecer, se puede transformar.

Cada emoción negativa tiene un propósito y puede ser poderosa y positiva si se canaliza correctamente. Controlar a los demás puede transformarse en autocontrol, la ira puede convertirse en pasión y los celos pueden canalizarse en una sana ambición.

Incluso nuestro lado oscuro no es intrínsecamente malo. Si el impulso animal aprende a tomar la guía y la dirección del alma, puede conver‐tirse en una fuerza poderosa. El Maror por sí solo es amargo, pero protegido y controlado por la Matzá se convierte en un delicioso sándwich.

Venta del Jametz

Dado que está prohibido poseer Jametz en Pésaj, cualquier Jametz que no se deseche debe venderse a un no judío.

Todo ese Jametz, así como todos los utensilios de Jametz que no hayan sido limpiados a fondo, deben guardarse. El área de almacenamiento debe estar cerrada con llave o cinta adhesiva durante la festividad.

Dado que hay muchas complejidades legales involucradas en esta venta, un rabino actúa como nuestro agente tanto para vender el Jametz al no judío en la mañana antes de Pésaj, como también para volver a comprarlo en la noche después de que finaliza Pésaj.

La ley judía requiere que su Jametz se venda antes de la fecha límite especificada para el lugar en el que estará el propietario el día antes de Pésaj.

 

LA QUEMA DEL JAMETZ
Procedemos a eliminar todo el Jametz que encontramos la noche anterior a Pésaj, quemándolo la mañana antes de la festividad.

COMESTIBLES
Debemos tener sumo cuidado en cuanto a los alimentos, productos de limpieza y aseo y los cosméticos que consumimos y utilizamos durante Pésaj. Utilice sólo productos que tengan visible la leyenda Kasher LePesaj y la firma o sello de un rabino responsable, el cual acredite que estos productos son “Kasher para Pésaj” Encontrará toda clase de productos para Pésaj en los almacenes kasher.

El Banquete del Mashiaj

El octavo día de Pésaj está estrechamente ligado a la venida del Mashiaj.

El Baal Shem Tov -Fundador del Movimiento Jasídico- enseñó y reveló que en ese día “brilla una luz del Mashíaj” en el mundo. Por ello también instauró una costumbre que enfatiza la relación especial del último día de Pésaj y Mashíaj: El último día de Pésaj, por la tarde, hizo una comida adicional y la llamó “Seudat Mashíaj”- la comida del Mashiaj. 

La “comida del Mashíaj” -deja en claro que el Mashíaj es parte concreta de nuestra vida. Comemos una comida en honor a él, que está próximo a llegar.

Uno de los elementos más importantes de Pésaj, la festividad que celebra la libertad del pueblo judío, es que sirve como preparación para la Redención completa y eterna a través de nuestro justo Mashíaj.

Así el versículo declara: “Yo revelaré maravillas [en el tiempo de la Redención final que son] semejantes a [aquellas que fueron reveladas en] el tiempo de vuestro éxodo de Egipto”. De hecho, el éxodo de Egipto abrió el canal para hacer posibles a todas las redenciones subsiguientes, incluyendo la final.

Más específicamente: los primeros días de Pésaj se relacionan la mayor parte con el éxodo de Egipto, mientras los últimos días están más estrechamente asociados con la Redención venidera.

Esto puede ser también visto de las Haftarot leídas durante los dos días finales, versando sobre el tema de cada uno de estos días: Uno de los elementos más importantes de Pésaj, la festividad que celebra la libertad del pueblo judío, es que sirve como preparación para la Redención completa y eterna a través de nuestro justo Mashíaj.

Así el versículo declara: “Yo revelaré maravillas [en el tiempo de la Redención final que son] semejantes a [aquellas que fueron reveladas en] el tiempo de vuestro éxodo de Egipto”. De hecho, el éxodo de Egipto abrió el canal para hacer posibles a todas las redenciones subsiguientes, incluyendo la final.

Más específicamente: los primeros días de Pésaj se relacionan la mayor parte con el éxodo de Egipto, mientras los últimos días están más estrechamente asociados con la Redención venidera. Esto puede ser también visto de las Haftarot leídas durante los dos días finales, versando sobre el tema de cada uno de estos días: estilo también causa a su radiación, permear al individuo no sólo en su pensamiento y palabra (algo logrado recitando la Haftará), sino también en su cuerpo físico. Así este concepto es asimilado en el cuerpo real de la persona.

Adicionalmente, celebrar y conmemorar con una comida señala la santidad que impregnará al mundo físico entero cuando Mashíaj venga. Pues en ese tiempo “la gloria de Di-s será revelada, y toda carne observará…”. Este permear de lo material por lo espiritual es mejor comprendido por la santificación del alimento. Dado que el judío – de acuerdo con el principio que todas las acciones de uno deberían ser en aras del Cielo – come aún una comida ordinaria con la intención de traer santidad a este mundo, ¡cuánto más así con respecto a una comida en un día sagrado!

Seguramente, entonces, el especial “Festín de Mashíaj” de Ajaron Shel Pésaj de una vez al año nos permite comprender mejor cómo toda condición física será imbuida de santidad en el tiempo de la Redención.

El efecto de este evento especial no está, por supuesto, limitado al día de Ajaron Shel Pésaj mismo. Más bien, la idea es que debería afectar al judío a lo largo de todo el año, para que todo lo que él haga en relación con el mundo terrenal sea colmado de santidad y espiritualidad, semejante a la espiritualidad que abarcará al mundo con la llegada de Mashíaj.

Además, la lección de Ajaron Shel Pésaj no está limitada a la relación del hombre con el mundo físico, sino que también se vincula con la espiritualidad interior de todo judío.

Pues el nivel de Mashíaj está en el núcleo de toda alma judía. Ajaron Shel Pésaj permite a cada judío revelar este núcleo a lo largo del año, permitiendo, con eso, servir a Di-s con la misma fibra de su ser.

Únase, pues, a la costumbre de comer el próximo domingo 4 de abril por la tarde, último día de Pésaj, una comida que incluya Matzá y se tomen cuatro copas de vino.

Fe, intelecto y fe

Por: Yanky Tauber

Cuando eras un niño, fuiste bendecido con fe. El mundo era bueno, la gente era buena, y ser bueno uno mismo era simplemente un tema de seguir los “si” y “no” de la vida que Di-s le ha dicho a tus padres.

Luego creciste, conociste a algunos de los chicos malos, y has descubierto de que seguir las reglas no siempre te llevaban al camino que te hubieras imaginado que sería. La fe por sí sola no era suficiente: También necesitabas el intelecto, sensibilidad, sentimiento y deseo para navegar la vida.

Cuando te casaste, fuiste bendecido con fe. Tu marido/esposa, era la persona más buena, inteligente, talentosa y linda del universo. Luego pasaron los año de tu matrimonio, y solo el amor no era suficiente: también necesitabas intelecto, sensibilidad, sentimiento y deseo de mantener la relación

Comienzas con Fe, y luego sigues con experiencia. Pero también hay una tercera fase en la cual la fe reaparece. Una fase en la que descubres en la que tu cónyuge realmente ES la persona más increíble en el universo. Una etapa en la que descubres de que el mundo ES bueno, de que la gente ES buena, de que los “si” y “no” de Di-s SON la fórmula para una vida llena de sentido. No es tan simple como la fe de la juventud, pero tiene algo que ésta última no lo tiene: densidad, textura y gusto. Una riqueza.

Haz vuelto a la fe original, la misma que ha brillado tan fuerte y se ha mantenido porque no fue reemplazada por la sabiduría y experiencia. Ahora, sin embargo, tu fe coexiste junto con tu sabiduría y experiencia. 


La Matzá es el ícono más básico de la festividad de Pesaj. El nombre bíblico de Pesaj es “La festividad de las matzot”. Por ocho días, este “pan sin leudar”, desplaza todas las formas de levadura de la vida personal. 

Pero hay bastante confusión con el significado de “matzá”. Los Sabios del Talmud y la Kabalá, les dan diferentes nombres: “el pan de aflicción”, “el pan de la pobreza”,  “el pan de la humildad”, “el pan de Fe”,  “el pan de la curación”.

Y luego hay un tema de tiempo: ¿Cuándo nació la Matzá? Al principio del Seder anunciamos: “Este es el pan de la aflicción el cual nuestros antepasados comieron en la tierra de Egipto…” pero luego en la noche recitamos: “Esta Matzá que comemos, ¿por qué razón la comemos? Porque la masa de nuestros padres no tuvo tiempo de leudar porque el Rey de los Reyes de los reyes, el Santo Bendito Sea, se reveló ante ellos y los redimió”. 

Entonces tenemos una Matzá pre-éxodo y otra post-éxodo. O, como son referidas en las enseñanzas Jasídicas, Matzá antes de la medianoche y matzá después de la medianoche.

La matzá, el pan de la fe, tiene dos lados. Es la fe de la “pobreza”, que se desarrolla en el alma intacta, libre de los enredos, inteligencia y cargas de experiencia. Y luego, cuando emerge desde el otro lado de la noche, es una fe enriquecida por los mismos elementos que se ahogaban en sus años de exilio.