Subidas y bajadas de Iosef

Iosef tuvo éxito porque logró dominarse a sí mismo…

Es interesante que en ambas porciones semanales de la Torá, Vaieshev y Miketz, ambas hablan en extensión sobre Iosef y su increíble aventura espiritual. En Vaieshev, Iosef comienza como el hijo favorito y termina siendo un esclavo, mientras que en esta parshá, Miketz, comienza como un esclavo y termina como virrey del Faraón. ¿Cómo puede explicarse semejante dicotomía? El Rabino Issac Bernstein, de bendita memoria, rabino de la Sinagoga Kinloss en Londres, sugirió que en Vaieshev Iosef estaba ocupado interpretando sus propios sueños, mientras que en Miketz estaba ocupado interpretando sueños de otros; esto es para enseñarnos que cuando toda nuestra energía está dirigida a nosotros mismos, tendemos a bajar, mientras que cuando usamos toda nuestra fuerza para ayudar a otros, tenemos una habilidad especial para subir, ascender tanto físicamente como espiritualmente.

El Rebe de Lubavitch señala otro camino hacia el éxito. Iosef se enfrentó con muchas dificultades antes de su éxito. Fue odiado por sus hermanos, secuestrado y exiliado, acusado falsamente y encarcelado por su amo, y castigado otra vez por Di-s por confiar en un humano y no en lo Divino. A pesar de todo esto, Iosef nunca se dio por vencido. Constantemente seguía con toda su fuerza, haciendo lo mejor que podía y ganándose el favor de los que lo rodeaban. Vemos esto en las primeras palabras de esta porción semanal de la Torá. ¿Por qué está escrito: “Al final de dos años de días”? ¿No hubiera sido suficiente decir: “Al final de dos años”? ¿Por qué precisamos la palabra “días”? Rabeinu Bajia explica que la expresión “dos años de días” es una referencia a cómo Iosef pasó su tiempo. Él trataba a cada día de los dos años de forma especial, no queriendo perder ni un solo minuto de trabajo hacia su meta. Su éxito vino de su propio dominio, de controlar su ambiente en vez de dejar que el ambiente lo controlara a él.

Vemos un mensaje similar en Janucá. En adición a la bendición que decimos en el encendido (“…y nos ordenó encender la vela de Janucá”), Janucá tiene una segunda bendición única. Siendo que el enfoque de Janucá son sus milagros, los Rabanim establecieron una bendición separada: “…Quien Ha hecho milagros para nuestros antepasados aquellos días, en estos tiempos”. Esta bendición nos está diciendo que a través del cumplimiento de los preceptos de cada festividad, podemos recrear el mismo ambiente espiritual que existió durante el evento original, AHORA.

¿Qué pasó entonces? Los griegos y los judíos que fueron influenciados por ellos querían apartar a los judíos de la Torá y de su especial conexión con Di-s. No cuestionaron la Torá como a la filosofía. Estaban indignados que estaban en contacto con su elemento Divino.

La misma pelea toma lugar hoy en día. La sociedad está intentando implacablemente imponerse en nuestras vidas con la base de los valores sostenida en conseguir placeres físicos, en secularizarnos, y en reemplazar nuestro enfoque judío de que Di-s dirige al mundo y que nuestras vidas y acciones deben reflejar esto a través del estudio de la Torá y el cumplimiento de los preceptos. Técnicamente, sería suficiente encender una vela cada noche para cumplir con el precepto de las Luces de Janucá. Pero, cada año, el Pueblo Judío cumple con los mandamientos de Janucá y lo hace realzadamente, agregando cada noche una nueva vela, y así proclamando a Di-s como “el Jefe” y que apreciamos Sus mandamientos. No vamos a permitir que el mundo cierre nuestro Templo Sagrado que existe dentro de cada uno de nosotros, y rezamos fervientemente que Él pronto nos va a permitir ser parte de la construcción del Tercer Templo físico.

Por Shaul Yosef Leitler

El Aceite, significado y misticismo

En hebreo, “hashemen”, significa “el aceite”; si se cambia el orden de las letras en la palabra, se obtiene la palabra neshamá que significa alma. 

Si se sigue re-arreglando las letras, se obtiene la palabra shemoná que significa “ocho”. Por ocho días, el aceite sirve como símbolo del alma, recordando el proverbio del Rey Salomón “el alma del hombre, es la lámpara de Di-s” (Proverbios 20:27).

• La Torá es comparada con el aceite, especialmente la parte esotérica, la parte interna de la Torá. Como se sabe la Torá tiene una parte de “Torá Revelada” (niglé) que incluye el Código de Leyes Judías, el Talmud, sus comentarios y que se considera el “cuerpo” de la Torá y la “Parte Oculta o Interna” (nistar- pnimiut HaTorá) que también recibe el nombre de “alma” de la Torá en donde se ubica el Jasidut. Así como el alma y el cuerpo se corresponden entre sí, del mismo modo existe una co- rrespondencia entre la “Torá Revelada” y la “Torá Interior”.

• El aceite simboliza la esencia destilada de todo y por tanto tiene las siguientes características: por un lado es distinto y separado de todo (por cuanto si estuviera li- mitado a cualquier objeto en particular, no podría ser al mismo tiempo el aspecto esencial de todas las cosas); sin embargo simultáneamente, por el hecho de ser esencia, también debe imbuirlo todo y encontrarse dentro de todo, por cuanto la esencia por definición existe y se encuentra en todas partes. Este concepto, al igual que todas las cuestiones relativas a la “Torá Interior” se expresa también en la “Torá Revelada”, incluso en la propia Halajá o ley práctica; pues por un lado, el aceite no se mezcla con ningún líquido, pero a su vez penetra en toda materia.

. Posee esas dos propiedades- en virtud de su carácter de Esencia -no se mezcla con ninguna otra cosa, pues es el núcleo esencial de toda fuerza vital, pero además se difunde y penetra en todos los objetos.

• El aceite simboliza el nivel de “Jojmá” o Sabiduría, que es el más alto de las Sefirot o atributos del alma que componen el “Árbol de la Vida”.

• En la historia de Janucá, los griegos contaminaron todo el aceite, (menos el jarro escondido) pues el aceite puro es el símbolo de la pureza del estilo de vida de los judíos basado en la Torá como expresión Divina.

Representa la luz interior, la espiritualidad y testimonia la Presencia Divina en el mundo.

¿Por qué el Guelt?

La palabra Hebrea “Januca”, tiene la misma raíz que Jinuj, educación.

Los griegos estaban determinados en forzar el Helenismo en la población judía, a expensas de los ideales y mandamientos de la sagrada Torá. Desafortunadamente, fueron bastante exitosos en su emprendimiento. 

Luego que los griegos fueron derrotados, fue necesario volver a educar a los judíos, volver a introducir en la mayoría de la población los valores de la Torá. A ello se debe el fuerte lazo que comparte Januca con la educación.

Apropiadamente, durante Januca es costumbre dar guelt (dinero) a los niños, a enseñarles a aumentar en caridad y buenas acciones, y a agregarle al espíritu de la festividad.

Esta sutil forma de “soborno”, es un componente esencial en el proceso de la educación. Maimónides discute la importancia de usar premios e incentivos hasta que el niño sea lo suficientemente mayor para entender independientemente la importancia de la belleza de la Torá y las mitzvot.

También hay una razón más profunda para esta antigua costumbre:

Maimónides escribe: “Los griegos pusieron sus manos sobre las posesiones de Israel”.

Los griegos invadieron las posesiones de Israel de la misma manera con la que contaminaron el aceite en el Templo Sagrado. No destruyeron el aceite, lo impurificaron. No robaron al pueblo judío; atentaron en infundir sus posesiones con los ideales Griegos, para que sean utilizados para fines impuros y egoístas, en vez de para fines sagrados.

El “Januca guelt” celebra la liberación y mandato para dirigir la riqueza material hacia fines espirituales.

El Januca guelt puede ser dado en cualquier momento de Januca (menos en Shabat). Algunos tienen la admirable costumbre de dar el gelt cada noche de Januca. En Jabad, es costumbre dar guelt cada noche, pero entregar una suma más cuantiosa en la cuarta o quinta noche.

Por Israel Rice

La Historia de Iehudit

La ciudad de Betulia, en la tierra de Judea, cayó bajo sitio a manos de un enorme ejército, con Holofernes, un general greco-sirio, a la cabeza.Los hombres de Betulia lucharon heroicamente y con desesperación. Holofernes cortó los abastecimientos de alimentos y agua, y muy pronto la ciudad estaba a punto de rendirse.

Uziá –-el comandante de las fuerzas de defensa– y los Ancianos de la ciudad imploraron a los habitantes que no se rindieran. “Denos cinco días más para hallar alguna solución”.

Reluctante, el pueblo aceptó. Todos menos uno.

“¿Por qué ponéis a Di-s a prueba? Si realmente tenéis fe, jamás debéis deponer vuestra confianza en Di-s. Además, bien sabéis que la rendición a Holofernes es peor que la muerte”.

Así hablaba Iehudit, la hija de Iojanán, el Sumo Sacerdote. Era una joven viuda bendecida con maravillosa gracia y belleza. Sus palabras causaron honda impresión en Uziá y los Ancianos.

“¿Qué podemos hacer?”, le preguntaron. “Reza por nosotros, Iehudit, y quizás Di-s acepte tus plegarias”.

“He pensado en un plan. Quiero ir a ver a Holofernes”, dijo Iehudit.

Uziá y los Ancianos estaban asombrados. “¿Sacrificarías tu vida por la posibilidad de que quizás logres ablandar el corazón de Holofernes?”

Iehudit, no obstante, insistió, y luego de mucha discusión Uziá y los Ancianos decidieron permitirle hacer el intento.

Iehudit cruzó los portones de Betulia, vestida en sus prendas más finas. Estaba acompañada por su fiel doncella, quien portaba una cesta llena de panecillos, queso y un par de botellas de vino.

Antes de ingresar al campamento enemigo fueron interceptadas por los centinelas, exigiendo saber quiénes eran y quién las enviaba.

“Tenemos un importante mensaje para el valiente Holofernes”, dijo Iehudit. “Llévennos a él de inmediato”.

“¿Quién eres, y por qué estás aquí?”, preguntó Holofernes, deleitando sus ojos con la inesperada y encantadora visitante.

“Soy Iehudit, una simple viuda de Betulia. He venido a decirte cómo capturar la ciudad, en la esperanza de que tratarás con piedad a sus habitantes”.

Iehudit contó a Holofernes lo que éste ya sabía, que la situación en la sitiada ciudad era desesperante, que sus habitantes contaban con escasas raciones de alimento y bebida. Con todo, dijo, su fe en Di-s se mantiene firme y, mientras conserven su fe, no se rendirían. Muy pronto, sin embargo, por desesperación, comenzarán a comer animales no-kasher, prohibidos por la Ley Divina. Ello despertará la ira de Di-s en su contra y la ciudad caerá.

“¿Cómo sabré cuando esto sucede?”, preguntó Holofernes.

“Ya lo he organizado con uno de los centinelas a la entrada de la ciudad. El me informará lo que sucede en su interior”, respondió Iehudit.

Holefernes se sentía totalmente cautivado por Iehudit. Dio órdenes de que ella y su doncella tuvieran total libertad para moverse por el campamento, y quienquiera intentara molestarlas de cualquier manera sería ejecutado de inmediato.

Cada noche Iehudit caminaba hasta los portones de la ciudad y comunicaba al centinela que todo estaba en orden, funcionando como lo había planeado. “El pueblo debe mantener firme su confianza en Di-s”, le dijo.

Al tercer día Holofernes y sus hombres comenzaron a inquietarse. Cuando Iehudit entró a la carpa de Holofernes con su inseparable doncella, le preguntó: “¿Qué información me traes hoy?”

“Tengo muy buenas noticias, general. Ya no queda más alimento kasher. En un día o dos el hambre los llevará a comerse sus mulas y perros. ¡Entonces Di-s los entregará en tus manos!”

“Maravilloso”, dijo Holofernes. “Esto exige una celebración. Esta noche tendremos una fiesta. Solamente nosotros dos”.

Esa noche Holofernes recibió a Iehudit en su carpa y le ofreció de las delicias que cubrían su mesa. “He traido mi propio vino y comida, preparados especialmente para esta ocasión”, dijo Iehudit. “Mi queso de cabra es célebre en todo Betulia”.

A Holofernes le agradó el queso salado y el fuerte vino. Muy pronto, estaba estirado en el suelo, totalmente ebrio.

Iehudit recitó una plegaria silenciosa y desenvainó la pesada espada de Holofernes. Tomado puntería, la hizo caer sobre el cuello del general con todas sus fuerzas. Luego ocultó la cabeza del general en su cesta y caminó tranquilamente hasta su carpa.

“Ven pronto”, dijo a su doncella. Las dos mujeres caminaron serenamente, como lo solían hacer cada día, hasta llegar a los portones de la ciudad. “Llévenme con Uziá de inmediato”, ordenó al centinela.

Uziá no podía creerlo, y observaba el macabro premio que Iehudit le había traido.

“No hay tiempo para perder”, dijo Iehudit al comandante. “Prepara a tus hombres para un ataque sorpresa al amanecer. Cuando los soldados de Holofernes corran a su carpa y encuentren su cuerpo decapitado, huirán para salvar sus propias vidas”.

Eso es exactamente lo que sucedió. El enemigo huyó despavorido, en confusión y terror. Y fue la valiente Iehudit, temerosa de Di-s, quien salvó a la ciudad.

En su memoria, y en el de su heroica actitud, tenemos una tradición de comer alimentos lácteos en Janucá.

Janucá: Gran Acto Central de Jabad Argentina este martes en Palermo

Pocas horas después de la final de la copa del mundo, este domingo por la noche comienza Janucá, la Fiesta de las Luminarias, que dura 8 días hasta el lunes 26 de diciembre por la tarde. Janucá celebra la victoria y el milagro de los macabeos y tendrá el martes 20 su tradicional Acto Central en la Plaza República Oriental del Uruguay, Av. Del Libertador y Austria, a las 19.30 horas. El encuentro es abierto a toda la comunidad y contará con un espectáculo artístico para disfrutar en familia, la música de Lionel Mizrahi y su orquesta, la presentación de Anshil Eichbaum, un gran show de luces y el encendido de las tres primeras velas del enorme candelabro de Palermo. Para quienes no puedan concurrir a la plaza se podrá ver en vivo en www.janucalive.com 

Como cada año, el Acto Central de Janucá es una cita para toda la Ciudad de Buenos Aires. El evento, de entraba libre y gratuita, contará con la presencia de destacadas personalidades de la sociedad y la política que se suman a este festejo del milagro, el coraje y la esperanza, y al encendido comunitario de la Janukiá -candelabro de Janucá-. En caso de lluvia, el acto se realizará el miércoles 21. En un año de Hakhel como es este 5783, año de unión, el evento tiene un valor adicional que destaca la fuerza del encuentro. 

Jánuca conmemora el coraje de un pequeño grupo hebreo, los macabeos, que se rebeló contra el ejército de Antíoco cuando éste prohibió la observancia del judaísmo. El milagro de su triunfo fue seguido por el del aceite al encender la menorá (candeladro ritual) del recuperado Templo Sagrado de Jerusalem: lo que debía durar una jornada fue suficiente para iluminar durante 8 días. Por este motivo la costumbre es encender velas, comenzando por una la primera fecha y completando la junukiá de ocho velas la última noche. Se enciende la luz para terminar con los días oscuros y recordar que los milagros son posibles. Todos están invitados a disfrutar de esta gran fiesta de los milagros y la luz

Comprendiendo el milagro de Januca

La festividad de Janucá (la fiesta de las luminarias), en la cual encendemos la janukía por ocho días para agradecer y recordar el milagro que Hashem nos hizo, que las velas permanecieron prendidas esos 8 días a pesar de que el aceite encontrado (un único tarrito con el sello del Kohen Gadol, que esto significaba que no había sido impurificado por los griegos) sólo alcanzaba para un día.

Ahora, surge una pregunta acerca de este milagro que celebramos, en el Beit Hamikdash, el Kohen todos los días ponía siempre la misma cantidad de aceite en la menorá, y ¿ cuánto tenía que poner? la mitzvá era que las velas perduren MEEREV AD BOKER, es decir, desde el anochecer hasta el amanecer, dentro de ese momento hay 2 tiempos llamados BEIN HASHEMASHOT, que es desde cuando el sol se pone hasta la salida de las estrellas en la tarde y desde el alba a la salida del sol en la mañana, tiempo en el cual hay duda si es día o noche.

Todos los días el Kohen llenaba todos los tarritos con la misma cantidad de aceite necesario para ese tiempo, pero la única que permanecía encendida también en el tiempo de Bein Hashemashot era el NER HAMARAVÍ, la vela occidental, las otras no.

De acá vemos, que el milagro de permanecer encendidas las velas ya existía, con el Ner Hamaraví.

Entonces, ¿qué diferencia hubo entre el milagro de janucá, que las velas permanecieron encendidas 8 días, con el Ner Hamaraví del Beit Hamikdash?

En Janucá, TODAS las velas permanecieron encendidas también en el tiempo de Bein Hashemashot, mientras que en el Beit Hamikdash solo el Ner hamaraví.

De aca, que en el Beit Hamikdash había milagro dos veces, en el Bein Hashemashot de la noche y en el del día, ya que al día siguiente tenía que rellenarlos nuevamente, en cambio en janucá hubo milagro 8 días, ya que todas las velas permanecieron encendidas también en el tiempo de bein hashemashot todos los días sin apagarse en ningún momento con solo 1 tarrito de aceite.

Encendemos la Menorá de Janucá al atardecer y es costumbre de Jabad incluso encenderla al momento de la puesta del sol, es decir, justo al comienzo de Bein Hashemashot.

La Halajá (Ley) establece que para cumplir la Mitzvá, las velas deben estar encendidas un mínimo de ½ hora aproximadamente una vez entrada la noche, y ese tiempo es exactamente el tiempo de 2 Bein Hashemashot (de aproximadamente 15 minutos cada uno, el de la mañana y el de la tarde).

La Luz de las velas de Janucá representan la Luz milagrosa que iluminó a nuestros antepasados justamente en los tiempos de duda, tiempos donde no se sabe si es día o noche, tiempos de confusión.

Esa misma energía se renueva cada año en Janucá y es un momento propicio para alegrarnos por la Luz que ilumina y despeja todas nuestras dudas.

Quiera Hashem que la luz de este Janucá disipe toda duda y perdure por siempre.

 

Por Shulamit Grodzicki

Una Ieshivá en Egipto

“Él envió a Iehudá adelante… para mostrar el camino”…

La Torá nos dice que cuando Iaakov mudó a su familia a Egipto, en dónde los judíos iban a residir por más de dos siglos, “Él envió a Iehudá adelante… para mostrar el camino”. La palabra hebrea lehorot (“para mostrar el camino”) literalmente significa “para enseñar” y “para instruir”, citando al Midrash a decir que el propósito de la misión de Iehudá era “establecer una casa de estudio en la que se diseminaron las enseñanzas de la Torá”

Iosef ya estaba en Egipto, y Iaakov sabía que su partida de casa, veintidós años atrás, no habían perjudicado su educación y su compromiso con la Torá.  Él tenía la autoridad y los medios para establecer la Ieshivá más magnífica del imperio. Entonces, ¿por qué Iaakov deseó que Iehudá, un inmigrante sin dinero que apenas sabía el idioma, sea el que estableciese la Ieshivá que era para servir a los judíos en Egipto?

IEHUDÁ Y IOSEF

Los hijos de Iaakov estaban divididos en dos: de un lado estaban diez de los doce hermanos, llevados por Iehudá; en el otro, Iosef, cuyas diferencias con sus hermanos fue la causa de mucho dolor y disputa en la familia de Iaakov.

El conflicto entre Iosef y sus hermanos fue más profundo que una pelea por una chaqueta multicolor o la porción de un hijo favorito de los afectos de su padre. Era un conflicto entre dos visiones del mundo, entre dos perspectivas de la vida como un judío en un mundo pagano.

Abraham, Itzjak y Iaakov eran pastores, como eran los hermanos de Iosef. Ellos escogieron esta vocación porque encontraron en la vida del pastor, una vida de aislamiento, la comunión con la naturaleza, y distancia del tumulto y vanidades de la sociedad, muy adecuada a sus aspiraciones espirituales. Cuidando sus ovejas en los valles y en las colinas de Canaan, ellos podrían darle la espalda a los asuntos mundanos del hombre, podrían contemplar la majestad del Creador, y podrían servirlo con una mente clara y el corazón tranquilo.

Iosef era la excepción. Él era un hombre de mundo, un “triunfador fortuito” en el negocio y la política. Vendido a la esclavitud, fue pronto gerente principal de todos los asuntos de su amo. Tirado en la cárcel, fue pronto un miembro de alta clasificación jerárquica de la administración de la prisión. Llegó a convertirse en el Virrey de Egipto, era el segundo después del Faraón, en la nación más poderosa de la tierra.

Aún así, nada de esto lo conmovió. Esclavo, prisionero, gobernante de millones, director de un imperio, dio lo mismo: el mismo Iosef que había estudiado Torá a los pies de su padre, cruzó los palacios y vestíbulos del gobierno de Egipto. Su esencia espiritual y moral derivaba desde adentro y no lo afectaba en absoluto en la sociedad, ambiente, u ocupación que exigía su participación veinticuatro horas por día.

El conflicto entre Iosef y sus hermanos, era el conflicto entre una tradición espiritual y una nueva mundanalidad; entre una comunidad de pastores y un empresario. Los hermanos no podían aceptar que una persona pueda llevar una existencia mundana sin tornarse mundano; que una persona puede seguir unida a Di-s, mientras se encuentra sumergido en los asuntos de la más depravada sociedad de la tierra.

En este conflicto, Iosef tenía que salir vencedor. El aislamiento espiritual que caracterizó las primeras tres generaciones de la historia judía estaba destinado a concluir; Iaakov y su familia se mudaron a Egipto donde el “horno de fundición” del exilio forjaría a sus descendientes en la nación de Israel. Cuando Iosef había previsto en sus sueños, que sus hermanos y su padre se inclinaban ante él,. Iaakov había entendido la importancia de estos sueños desde el principio, y esperaba su cumplimiento. Los hermanos de Iosef encontraron más difícil de aceptar que la era del pastor estaba llegando al cierre, lucharon durante veintidós amargos años, hasta que ellos, también, aceptaron que el desafío histórico de Israel era el desafío de vivir una vida espiritual en un ambiente material.

LOS PADRES FUNDADORES

No obstante, fue Iehudá, y no Iosef  el escogido por Iaakov para establecer la Ieshivá que iba a servir como fuente de conocimiento de la Torá para los Israelitas en Egipto.

Las primeras tres generaciones de vida judía no eran un “falso comienzo”: ellos eran la fundación de todos los que los seguirían. Era esta la fundación de la cual Iosef obtuvo la fuerza para perseverar su fe y rectitud en un ambiente extranjero; era esta fundación en la cual el edificio entero de la historia judía sería construido.

El judío vive en un mundo material, pero sus raíces se plantan en la tierra de pura espiritualidad. En su vida diaria debe ser un Iosef, pero su educación debe proporcionarse por un Iehudá.

Basado en las enseñanzas del Rebe de Lubavitch Cortesía de MeaningfulLife.com

Vayeshev “Y residió”

En esta parashá se narra la historia de Iosef, hijo de Iaacov y personaje de gran importancia, ya que representa el puente entre dos estadios de la historia judía: el paso de una familia de pastores a una nación, a un pueblo forjado en Egipto.

Iosef fue el hijo favorito de Iaacov, porque era hijo de Rajel, su principal esposa, por la cual accedió a trabajar con Laván. Aun cuando todos los hijos de Iaacov eran Tzadikim (justos), fue en Iosef que Iaacov vio a su continuador y, por lo tanto, le reveló secretos de la Torá y le transmitió todas las leyes que había estudiado en la Ieshivá de Shem y Eber. 

Además del parecido físico entre Iaacov y Iosef, existen semejanzas en la historia de sus vidas, entre las cuales se pueden mencionar las siguientes:  ambos nacieron circuncidados, sus madres habían tenido dificultad en concebir, ambos fueron odiados por sus hermanos, quienes incluso trataron de matarlos, ambos se casaron y tuvieron hijos fuera de Israel; ambos fueron acompañados por ángeles y bendecidos a través de un sueño (Iaacov, en el sueño de la escalera, y Iosef, que obtuvo su grandeza a través de la interpretación de un sueño del Faraón, sobre las vacas gordas y las vacas flacas); ambos vivieron y murieron en Egipto y pidieron que sus restos fueran llevados a Israel.

Los hermanos de Iosef estaban enojados con él, no solo porque era el favorito de su padre, sino también por los dos sueños que había tenido Iosef, y que les había relatado. En el primero, todos estaban juntos en el campo atando fardos de cereal y, de repente, el fardo de cereal de Iosef se levantaba y los fardos de los demás se inclinaban ante él (lo cual señalaba que los gobernaría, tal como sucedió muchos años después cuando se inclinaron ante él en Egipto, donde fueron a comprar cereal).

En el segundo sueño, Iosef estaba rodeado por el sol, la luna y once estrellas, y todos se inclinaban ante él. Iaacov, su padre, comprendió que aquella era una profecía, que se cumplió posteriormente. 

Rubén fue el hermano de Iosef que convenció al resto de sus hermanos de que no lo mataran. Iosef fue vendido varias veces: primero, sus hermanos lo vendieron a una caravana de ismaelitas por veinte monedas de plata; luego, éstos lo vendieron a los midianitas y, por último, fue vendido en Egipto a Potifar, un oficial del Faraón. Nuestros Sabios explican que, tal como Iosef tuvo que sufrir y ser vendido antes de convertirse en poderoso en Egipto, así también el Pueblo Judío sobrevivirá sus exilios y finalmente será libre.

Los hermanos hicieron creer a su padre Iaacov que Iosef había sido devorado por un animal feroz. Iaacov lamentó la muerte de Iosef por 22 años. 

Itzjak, padre de Iaacov, sabía que Iosef estaba vivo, pero no se lo reveló. 

Iosef fue el primer judío en resistir a la asimilación, al no sucumbir a la seducción de la esposa de Potifar, aún cuando para aquel momento era un joven que solo contaba 17 años. De esta manera, Iosef es un ejemplo del judío que, a pesar de vivir en un mundo secular rodeado de tentaciones y corrupción, conserva un alto nivel de moralidad, no olvida a Di-s, cumple los preceptos y no reniega de ser judío.

Iosef pasó doce años preso por la falsa acusación de la esposa de Potifar. Una vez que interpretó correctamente los sueños del Faraón, éste lo nombró virrey a la edad de 30 años, otorgándole grandes riquezas y mucho poder. 

La Liberación del Alter Rebe

“El día martes, 19 de Kislev salió a la luz el veredicto del caso, siendo declarado libre de culpa y cargo, ordenándose su inmediata liberación”

En una de sus sijot, el Rebe Anterior, Rabi Iosef Itzjak Schneersohn contó:…

Cuando trajeron a Rabi Shneur Zalman de Liadí, el Alter Rebe, a S. Petersburgo, lo encerraron en habitaciones especiales y ultra secretas del Fuerte de la ciudad.

Allí permaneció por más de siete semanas (53 días). Las primeras 3 semanas estuvo recluido en celdas reservadas a los terroristas y rebeldes, ya que una de las falsas acusaciones en su contra consistía en que enviaba dinero al Sultán de Turquía. Luego lo enviaron a un lugar más cómodo en la misma fortaleza. Todo el período de su estadía allí se investigaron y revisaron a fondo todas las denuncias realizadas en su contra. Sin embargo todos los interrogatorios se realizaron en las oficinas de la policía secreta, trasladándolo en un bote que lo cruzaba de un edificio a otro.

Los mismos ministros del Eestado interrogaban a Rabi Shneur Zalman de Liadi, quien respondió a todas las preguntas. Todo el material fue enviado al Senado, reconociendo todos, la inteligencia superior del Rebe en sus respuestas.

El día martes, 19 de Kislev, salió a la luz el veredicto del caso, siendo declarado libre de culpa y cargo, ordenandose su inmediata liberación.

Escribió sobre esto Rabí Shneiur Zalman de Liadi: “ …Se debe avisar que en este día de Iud Tet (19) de Kislev, tercer día de la semana que ha sido doblemente bendito, día del aniversario del fallecimiento del Maguid de Mezritch, Rabi Dovber, mientras recitaba en el libro de Salmos, el versículo “ Él redime con paz mi alma’”, y antes de comenzar el próximo versículo fui liberado…”

EL TANIA

El Tania,  impreso por primera vez en 1796, en hebreo, es la obra maestra de Rabi Shneur Zalman de Liadi y es considerada la Torá escrita del jasidismo por ser el núcleo del pensamiento filosófico y práctico. Es un trabajo que nació del fiable suelo de las situaciones de la vida real, y precisamente en ello yace su descomunal y eterno poder. Aunque expresa sus ideas bajo formato del análisis erudito, presentando un sistema metafísico y místico, con una altísima cuota de Kabalá, el Tania es en verdad, el registro de 20 años de experiencia personal en el asesoramiento y consejo que el Alter Rebe brindara a sus jasidim (discípulos). La voz del Rebe (autor del Tania) es la voz del mentor: profunda y santa, y a la vez humana y paternal; demandante y a la vez tranquilizadora.

Tenemos delante nuestro a un Rebe que conduce, guía e inspira. 

¿Es el exilio negativo o positivo?

“Y su padre guardó la cosa”(Bereshit 37,11)

Cuando Iosef relató a su padre y a sus hermanos los sueños que soñó, obtuvo respuestas diferentes: los hermanos reaccionaron con celos, mientras que Iaakov se puso a la espera. Así  reza el texto bíblico: “y tuvieron celos de él sus hermanos y su  padre guardó la cosa”.

Las palabras “guardó la cosa” son explicadas por Rashi así: “aguardaba y esperaba –mamtín umetzapé- cuándo llegará”. Trae esto dos ejemplos de la Torá donde el término guardar-(Shamar) significa aguardar: a) “Aguarda a la fidelidad”; b) “no aguardas a mi pecado”.

Cuando Rashi no se conforma con un ejemplo, y trae dos, se debe a que cada uno de los dos ejemplos expresa otro enfoque. Rashi nos quiere decir aquí que en el “guardar”de Iaakov a las palabras de Iosef hay dos aspectos. Y esto se ve también de que utiliza  dos términos en su comentario sobre “guardó”-shamar: “aguardaba y esperaba”. A simple vista parecería que dicen lo mismo, pero en realidad cada término expresa un enfoque diferente.

DOS SENTIDOS

Hay una diferencia entre metzapé y mamtín: metzapé en hebreo se aplica sólo frente  algo bueno y positivo, que la persona espera que llegue y lo desea.

No hay lugar a utilizar el lenguaje de tzipiá sobre algo negativo. Mientras que mamtín puede aplicarse también a algo negativo. Por ejemplo, aguardar un castigo; la persona  sabe que se ha decidido aplicarle una pena y aguarda su concreción.

Estos dos sentidos son aludidos con los dos ejemplos traídos por Rashi: “aguardar a la fidelidad” refleja un esperar positivo. Este versículo se refiere al pueblo judío que espera la concreción fiel de la promesa Divina de redención. A diferencia de ello, “no guarda a mí pecado” fue dicho por Job que se quejaba a Hashem porque no aguarda en el castigarlo.

BONDAD INTERIOR

Estos dos sentidos estaban incluidos en el “guardó” de Iaakov a las palabras de Iosef. Iaakov el Patriarca sabía que el sueño de Iosef alude al destierro a Egipto sobre el cual ya le anunció Di-s a Abraham: “extranjero ha de ser tu simiente en una tierra ajena”. Por ello su reacción se expresó en los dos sentidos de (a)guardó-shamar- esperar y aguardar: Abiertamente, el descenso a Egipto era un suceso negativo- el primer exilio, la raíz de todos los exilios posteriores. Con ello corresponde el término aguardar-mamtín. Pero por el otro lado, Iaakov también sabía, que en el fuero interno del exilio a Egipto estaba escondida la extraordinaria elevación de la liberación de Egipto y la Entrega de la Torá que tuvieron lugar como consecuencia. Por ello Iaakov también  la esperó -metzapé- anhelada y ansiosamente.

LA LUZ DE LA REDENCIÓN

En la práctica, esta combinación de ambos aspectos existe en cada exilio, incluyéndolo- el último exilio en el cual nos encontramos. Abiertamente, el exilio es un castigo por nuestros pecados, como recitamos nuestras plegarias: a causa de nuestros pecados hemos sido desterrados de nuestra tierra”, pero dentro del mismo se oculta una intención interior elevada- hacer florecer justamente por medio del exilio y la luz de la redención.

Tal como específicamente a través del exilio a Egipto el pueblo de Israel se hizo merecedor de salir con “un gran botín” y alcanzar la elevación de la Entrega de la Torá, de manera tal que justamente a través de este largo y extenso Galut hemos de llegar de inmediato, realmente, a la luz de la verdadera y completa redención a manos del Mashíaj.

(Likutei Sijot Tomo 5, pág. 180)