¿Por qué un etrog italiano?
De las cuatro especies de plantas que tenemos una mitzvá de tomar juntos en Sucot, el Lulav (hoja de palma), Etrog (cidra), Hadas (mirto) y
Aravá (sauce), se destaca el Etrog. Es el más hermoso de los cuatro y el más caro.
Los árboles de cidra son pequeños y delicados, y solo crecen en climas cálidos.
Aunque uno puede obtener un Etrog kasher de varios países, muchos, incluido Jabad, prefieren los que se cultivan en la
costa sur de Italia en la región de Calabria.
También se denominan “Etroguim de Yanover”, ya que “Yanova” en idish significa Génova,
la ciudad portuaria del norte de Italia desde donde se envían estos Etroguim a otras partes de Europa.
¿Por qué estos son tan apreciados?
De acuerdo con la ley judía, un Etrog “kasher” que se usa para la mitzvá no puede haber crecido en una rama de Etrog que haya sido injertada en otra especie.
Dado que el árbol de cidra es muy delicado y débil, a menudo se injerta con el portainjertos de otro árbol de cítricos, lo que le permite sobrevivir en un entorno más duro.
El producto de este injerto es genéticamente indistinguible del Etrog no injertado. Por agradables que parezcan estas frutas, no son aptas para ser utilizadas para la mitzvá.
Por esta razón, solo usamos Etrog que proviene de árboles que tienen un pedigrí establecido. De hecho, Rabi Moshé Sofer
opinaba que un Etrog es similar a un pájaro kasher en el sentido de que solo usamos uno que tiene una fuerte tradición de ser una especie kasher.
Dado que desde hace más de 1.000 años nuestros antepasados usaban los Etroguim de Calabria, con la tradición de que no se injertaban, nosotros también los usamos.
(Después de la Segunda Guerra Mundial, algunos granjeros calabreses comenzaron a injertar sus árboles. Como precaución, el Rebe de Lubavitch ordenó que se supervisaran los huertos de Etrog para que no se realizaran injertos y, además, que hubiera al menos dos supervisores disponibles en todo momento durante la cosecha, asegurándose de que el Etrog recolectado y enviado provenga únicamente de estos árboles sin injertar).
Etrog de Moshé
Muchos escriben sobre una tradición que se remonta a los días de Rabi Shlomo Itzjaki, conocido como Rashi (1040‐1105),
y los Baalei Tosafot, quienes usaron específicamente Etroguim de Calabria.
Pero esta tradición se remonta aún más atrás. Rabi Shneur Zalman de Liadi enseñó que cuando Di‐s le dijo a Moshé
que los judíos debían tomar un Etrog en Sucot, estaban en el desierto, donde no crecía ningún Etrog.
Entonces Moshé envió mensajeros a través de las Nubes de Gloria para reunir los Etroguim de Calabria.
El bebé del Etrog
El día que fui ángel
La tradición nos dice que los ángeles nos visitan en la Sucá, y cada año pienso que una vez, hace más de 20 años, fui un ángel.
La memoria no es perfecta, pero el siguiente es mi relato de ese encuentro de hace mucho tiempo.
Era una mañana gris y nublada de Chicago y yo estaba como un soldado a cargo de la Sucá pública que habíamos
instalado afuera de una tienda de bagels local.
Cuando pasaba un cliente, les ofrecía realizar la bendción sobre el Lulav y el Etrog y tal vez disfrutar de su comida bajo la Sucá.
Parecía apresurada cuando pasó junto a mí, como si no me viera o al inusual “ramo” que sostenía en mis brazos.
No importa, me consolé, ella no era la primera y no sería la última.
Unos minutos después, salió con un vaso de papel humeante y una pequeña bolsa marrón. Redujo la velocidad
y se acercó pensativa.
“Rabino, ¿puedo hacerle una pregunta?”
“Seguro”, dije.
“¿Qué tal una pregunta inusual?”
“No hay problema”, respondí.
Trabajaba varias horas al día respondiendo consultas en la página web de Jabad y le aseguré que no hay pregunta prohibida.
“¿Qué sabes sobre el Malaj‐ ángel‐ Mijael? ¿Es una pregunta inusual? “
Podría decirle que el ángel Mijael es uno de pocos arcángeles mencionados por su nombre en las Escrituras, es
el defensor del pueblo judío y está asociado con la buena inclinación, la bondad y el agua.
“¿Es algo habitual que un rabino hable de él en un sermón?” ‐inquirió la mujer, con un toque de urgencia en su
voz.
“No creo que sea lo más usual, pero tampoco es lo más inusual”, respondí, sin estar seguro de lo que la mujer quería escuchar. “¿Por qué? ¿Dónde escuchaste a un rabino hablar en un sermón del ángel Mijael?
Todo su relato se desató como un torrente de pensamientos dando vueltas en una mente torturada por el dolor.
Ella estuvo en un Bar Mitzvá en Boston. El rabino de Jabad que ofició, habló de la tradición jasídica que dice que en la mañana de Simjat Torá, el ángel Mijael y su equipo de ángeles “limpian” el cielo, que está lleno de suelas gastadas y cordones de los zapatos rotos de judíos que bailaron con entusiasmo la noche anterior.
“Mientras el rabino contaba la historia, me miraba directamente, aunque no tenía idea de quién era yo”,
continuó.
“Luego dijo: ‘El mensaje de ángel Mijael es que no hay nada más importante que ser felices, celebrar, bailar y regocijarnos en la vida que se nos ha dado’”.
“Lo que el rabino no sabía”, confió, “es que mi único hijo, Mijael, murió en un accidente a principios de este año.
Cuando dijo que ángel Mijael nos estaba diciendo que siguiéramos bailando, entendí que me estaba transmitiendo un mensaje de mi ‘ángel Mijael’: Es hora de que comience a vivir de nuevo, de encontrar la manera de ser feliz y hacer las paces con la vida que tengo.
“Me fui a casa y decidí ingresar a terapia para procesar el terrible dolor que estaba experimentando. Hoy es mi primera sesión y estoy en camino. Cuando pasé por la tienda de bagels, sentí que aún no estaba lista.
Así que me detuve aquí aunque normalmente no como kasher, para tomar una taza de café y darme unos minutos más.
“Entonces te reconocí, también un rabino de Jabad, ofreciéndome la oportunidad de hacer una mitzvá.
Debes haber sido enviado aquí por mi “ángel Mijael” diciéndome que estoy en el camino correcto.
“Estoy lista para empezar a vivir de nuevo”.
Shabat Teshuvá.
¿Por qué pasarse el día de Iom Kipur enfocándonos en nuestras imperfecciones?
PREGUNTA: ¿POR QUÉ PASARSE EL DÍA DE IOM KIPUR ENFOCANDO NUESTROS PECADOS,
FRACASOS E IMPERFECCIONES? ¿NO ES DEPRESIVO?
RESPUESTA:
Iom Kipur es la celebración de ser humanos. Y ser humano significa ser imperfecto. El fracaso humano es tan predecible, que Di-s ha puesto en el calendario un día anual de perdón. No es sólo una fiesta optativa para aquéllos que hayan pecado. Iom Kipur viene cada año para cada persona.
Es como si Hashem supiera que tropezamos. Que siempre existirán líos que tendremos que reparar. Di-s no se sorprende por nuestros fracasos y Él nos otorga un día de limpieza todos los años. Nunca se esperó de nosotros que seamos perfectos. Cada Iom Kipur recibimos una nota de Di-s que dice algo así:
“Yo sé que eres humano. Los humanos no son perfectos. Yo los hice de esa manera. Y sin embargo, los amo. De hecho, eso es por qué Yo los amo – porque ustedes no son perfectos. Yo ya tenía perfección antes de crearlos. Lo que Yo quiero de la creación es un mundo imperfecto que se esfuerza por mejorar, lleno de seres humanos que fallan, se levantan y salen adelante.
Siendo imperfectos pero, no obstante, perseverantes, ustedes han cumplido el propósito de su creación. Han logrado la única cosa que Yo no puedo hacer sin ustedes – traer al Di-s perfecto dentro de un mundo imperfecto. Gracias. Con Amor, Di-s”
Para todos nosotros, que no somos perfectos, Iom Kipur es nuestro día. En lugar de estar deprimidos por los fracasos, los celebramos.
Cada resbalón, cada esfuerzo fallido a mantener nuestra vocación, es otra oportunidad para crecer y mejorar.
Fallar en nuestra misión es parte de la misión. Iom Kipur es el día en que Di-s nos agradece que seamos humanos, y nosotros agradecemos a Di-s que no somos perfectos. Si lo fuéramos, no tendríamos nada que hacer.
La Historia Humana en su versión de 120 días
La confesión del Rebe
El anochecer se acercaba. En pocos minutos comenzaría Iom Kipur, el día más sagrado del año. El gran salón de la Sinagoga estaba colmado de gente. Un silencio incorpóreo inundaba el lugar. Nadie parecía moverse. Los feligreses miraban al suelo, o al vacío, pareciendo más muertos que vivos, algo así como una extraña fotografía en gris y negro.
Corría el año 1945, justo después de la Segunda Guerra Mundial. El lugar: Un campo de refugiados en algún lugar de Alemania. Judíos recién salidos de los campos de concentración, se reunieron en una barraca- convertida en Sinagoga- para rezar.
El “Rabino” elegido unánimemente para esa única ocasión no era otro que el famoso Rebe de Kloisemburg, Rabi Iekutiel Iehuda Halbershtam. Su santidad y erudición eran incuestionables, pero lo más prodigioso era, que siguió reteniendo esas aptitudes luego de perder a su esposa y 11 hijos en manos de los Nazis.
La “congregación” estaba compuesta por todo tipo de judíos. Desde los ultra- ortodoxos, hasta aquellos que hasta ese momento no habían asistido nunca a una Sinagoga. Pero todos tenían algo en común. Ninguno de ellos podía comprender lo que habían pasado.
Lentamente, el oficiante comenzó a cantar y la congregación lo siguió. De hecho existía mucho llanto genuino contenido esa noche. Hasta que llegaron al párrafo de la confesión llamado “Al Jet” (“Por el pecado”) dónde pedimos perdón por los pecados que cometimos con nuestros ojos, nuestras manos, por el descaro, la crueldad y demás.
De pronto, uno de los congregantes se puso de pie y golpeó el piso con su pie. “¡No! Gritó. “¡No!”
Todos lo miraron. Uno o dos trataron de calmarlo. “¡No!” los miró y gritó.
“¿Qué? ¡¿Yo debo pedir perdón a Di-s por los pecados que realicé con mis manos y mis ojos?!
“¡Estos ojos vieron cómo fueron asesinados mis hijos! ¡Estas manos no tuvieron tiempo para pecar, debían trabajar para los malvados alemanes día y noche!”
“¿ Qué? ¿Fui descarado?. ¡No pude levantar mi cabeza por tres años! ¡¿Fui cruel?! ¡Di hasta el último pedazo de mi pan a gente que no conocía!
“¡No!. ¡No! Si alguien tiene que pedir perdón, es Di-s. ¡Di-s debe pedirnos perdón! Él dio a los Nazis ojos para ver y manos para torturar, descaro y crueldad para violar y matar. ¡Así que dejemos que Él nos pida perdón!”
La habitación quedó en silencio nuevamente, y todos los ojos llenos de lágrimas se dirigieron al Rebe de Kloisembug. ¿Qué dirá él?
Después de unos segundos de profundo silencio, el Rebe aclaró su voz y dijo:
“Tú… tienes… razón”
En ese instante todos estallaron en un incontrolable llanto. Hombres caían sobre sus rodillas, y otros ponían sus rostros entre sus manos y lloraban más y más.
Luego que el sollozo se aplacó, y reinó nuevamente la tranquilidad, el Rebe continuó con sus palabras.
“Pero quiero contarles por qué pediré perdón a Di-s hoy: En nuestro campo, los guardias acostumbraban a divertirse cada mañana con un juego sádico. Nos formaban en fila y elegían a cinco de nosotros. Estas desafortunadas almas eran forzadas a cargar una pesada cantidad de ladrillos y saltar a un empinado escalón frente a todos. Si un ladrillo caía, agregaban dos en su lugar, y si el prisionero mismo caía, era torturado lentamente hasta morir, ante nuestros ojos. Es verdad que el resto del día no era mejor. El frío era insoportable, nuestras ropas estaban infectadas de pulgas y apenas si recibíamos algún alimento. Todos estaban enfermos, y la gente moría cual moscas. Pero lo más humillante y terrible era la formación de la mañana.
Llegué al punto de que mi rezo en las noches, antes de dormir, era: ‘ Di-s Misericordioso, hazme morir mientras duermo. Por favor, que no despierte mañana en la mañana’
Y es por eso que deseo pedir perdón. Éste es el pecado que confieso este Iom Kipur. Nunca pensé que si rezaba, si ya iba a solicitarle algo a Di-s, debía pedirle que me redima. Olvidé que podía existir algo semejante a ser liberado…”
Después de unos minutos, la Plegaria continuó.
Por Rabí Tuvia Bolton, Ieshivá Or Hatmimim, Kfar Jabad, Israel.
Adentro de Ioná, adentro del pez
En Iom Kipur por la tarde, leemos el Libro de Jonás, conocido popularmente como “Maftir Ioná”, el cual se ha convertido en un codiciado honor en la Sinagoga.
Esta dramática aventura en alta mar contiene en su interior una muy conmovedora e inspiradora historia de arrepentimiento y reflexión.
La historia en breve:
Di-s convoca a Ioná para que llamara a los residentes malvados de Ninvé para que se arrepientan, pero Ioná intenta escapar, subiéndose a un barco con destino a otro lugar.
Una fuerte tormenta esta a punto de romper el barco, y los marineros comenzaron a gritar: “Cada uno que le ore a su Di-s”. Pero Ioná estaba profundamente dormido.
El capitán del barco se acerca a Ioná: “¿Cómo puedes estar durmiendo? ¡Levántate! Ora a tu Di-s para que nos salve”, mientras los pasajeros le preguntaban cuál era su ocupación y de dónde provenía.
Ioná pidió que lo tiraran del barco, y la tormenta cesó. Un gran pez se lo tragó, y Ioná desde las profundidades acuáticas.
“Lloré a Di-s, y Él me escuchó. Desde lo profundo del abismo lloré…Me echaste a lo profundo, al corazón de los mares, Tus olas pasaron sobre mí. Descendí al fondo de las montañas, las barras de la tierra se acercaban a mí, y sin embargo me levantaste del fondo del pozo, Oh Eterno…”
Di-s le ordenó al pez que escupiera a Ioná a la tierra firme, fue a Ninvé hizo que su gente se arrepintiera.
Pero Ioná se sintió frustrado al ver que su amenaza inicial de muerte y destrucción no se había materializado y Ninvé se salvó. Ioná pidió morir, “porque la muerte es mejor que la vida”.
Di-s corrige la negatividad de Ioná. Como Ioná descansaba cerca de Ninvé, una vida frondosa se levantó para darle sombra y comodidad, pero la vida se marchitó por la mañana. Ioná estaba entristecido por la pérdida, y Di-s respondió: “Tienes lástima de una planta por la cual no trabajaste, que vivió una noche y pereció. ¿Acaso no tendré misericordia y compasión de todos los habitantes de Ninvé?”.
En un nivel más profundo
Divinamente profunda, la Torá multifacética de Di-s se puede apreciar en diferentes dimensiones y niveles. Además de su interpretación literal, las historias de la Torá contienen interpretaciones alegóricas con amplias aplicaciones espirituales y psicológicas. Además de resaltar una persona en particular en un momento y lugar determinado, la Torá se dirige directamente a todos nosotros, donde quiera que nos encontremos. De hecho, la historia de Ioná hace referencia a “todo el ciclo vital de los seres humanos en este mundo” (Zohar Vayakhel p. 199).
El viaje del alma
El nombre “Ioná”, significa literalmente, paloma. A lo largo del libro del Cantar de los Cantares, la fiel amante “esposa” se compara con una paloma, porque la paloma es siempre fiel y leal a su compañero. Del mismo modo, la esencia de nuestra alma permanece fiel a Di-s, negándose a dejarse llevar por el placer material y la tentación.
Por: Rabi Yosef Y. Jacobson
La costumbre de Kaparot
Algunos tienen la costumbre de realizar el rito de kaparot[expiación simbólica] en el día anterior a Iom Kipur; si no es posible hacerlo, entonces el rito se realiza antes. El rito consiste en tomar un pollo en una mano y recitar cierto texto. ¿Cómo se hace? Un hombre toma un gallo; una mujer toma una gallina; una mujer embarazada toma dos aves de corral – una gallina y un gallo.
De manera óptima, el ave debe ser blanca para simbolizar la purificación del pecado, como indica el verso (Ieshaiahu 1:8): Y si tus pecados fuesen escarlata, pasarán a ser blancos como la nieve. Uno, sin embargo, no debe hacer un esfuerzo excesivo para encontrar un ave blanca. Si no hay un gallo o una gallina, se pueden usar otras aves o animales; hasta un pescado se puede usar para el rito.
Sin embargo, uno no debe usar palomas, ya que las palomas fueron traídas como ofrendas de sacrificio en el Templo, y esto puede dar lugar a la impresión errónea de que los kaparot son una forma de sacrificio.
- El ave [u otro animal] que se use para kaparot es tomado en la mano derecha y se recita el texto correspondiente del libro de plegarias. Luego se agita el pájaro sobre la cabeza tres veces y se recita el texto correspondiente. La palabra kaparot [como kipur] significa “expiación” y usa para hacer referencia a los pollos mismos, pero no debe pensar que los kaparot mismos sirven como fuente de expiación. En vez de eso, sirven como medios para recordar a una persona que podría bien merecer la muerte debido a sus pecados y motivarlo a arrepentirse y pedirle piedad a Di-s.
- El ave es luego sacrificada de acuerdo con el procedimiento halájico, y las vísceras son desechadas en un lugar donde los pájaros las puedan encontrar. El simbolismo de esta acción es servir de advertencia al hombre. Se dice que los gallos logran su sostén “robando”, por lo que sus vísceras son los órganos que reciben su botín. Por lo tanto, mostramos nuestro desdén por el robo descartando estos órganos.
- Otra explicación de esta práctica es que damos las vísceras como alimentación a los pájaros que pasen, no estando obligados a alimentarlos, como un medio para demostrar nuestra piedad por todas las cosas vivas. Al igual que la piedad de D-os “es para todas Sus obras” (Tehilim 145:9), así una persona debe ser misericordiosa con todas las criaturas vivientes, especialmente durante estos días cuando buscamos la piedad Divina para nosotros mismos. Nuestras acciones son así el cumplimiento del dictado de los Sabios: Aquel que es misericordioso es tratado con misericordia.
- Otra explicación más es que si hubiese dictado un decreto duro contra los judíos, indicando, Di-s no lo quiera, que la carne de nuestro pueblo sirva de alimento a pájaros y animales, simbólicamente expresa nuestra esperanza de que tal decreto sea cumplido por medio de las aves de corral que usamos para kaparot, rogando que en cambio a nosotros se nos dé vidas largas y pacíficas.
- Se acostumbra redimir los kaparot por dinero, que es luego dado a los pobres; algunos dan las aves de corral mismas a los pobres. Otros realizan todo el rito únicamente con dinero, recitando los versos establecidos y dando dinero para caridad.