“¡La Tora te indica!”

A veces una persona puede tener cierta visión que lo lleva a comenzar la búsqueda de la verdad, hasta incluso mirar dentro del Judaísmo. Generalmente esto viene de una revelación acerca de su cansancio de la falsedad que lo persigue a todos lados y deseo de escaparse de toda confusión y llegar a la raíz de las cosas.

¿Y cual es la solución más sencilla? Correr al desierto, hacia algún lugar en donde todos los gravámenes no lo puedan encontrar. Parece que la única manera es escaparse de las responsabilidades diarias para poder servir a Di-s sin distracciones. Esta es la razón por la cual nuestros ancestros y tribus decidieron ser pastores, lejos de las demandas de la sociedad. Rodeado de naturaleza y rebaño es fácil centrarse en el mundo espiritual de la santidad y la pureza.

En la Parshá de esta semana, se describe el descenso de los hermanos de Iosef a Egipto, incluyendo su encuentro inicial con Iosef: “Iosef reconoció a sus hermanos, pero ellos no lo reconocieron a él” (Génesis 42:8). Este versículo, como cada versículo de la Torá, puede ser entendido de forma sutil y también de forma obvia.

El Rebe de Lubavitch provee una visión interesante: Para las tribus era inconcebible que el hombre frente a ellos, inmerso totalmente en el gobierno Egipcio, pudiera ser su hermano. Era imposible que una persona pueda estar conectada con la verdad espiritual y a la misma vez estar tan metido en los detalles del mundo físico. No podía ser su hermano. Tenía que ser un egipcio.

Les era imposible pensar que Iosef estuviera en un nivel más alto que ellos. A pesar de que todas las responsabilidades recaían sobre él, él seguía siendo Iosef el Justo, un judío unido a su Creador. Esto era algo nuevo en la experiencia judía. Él podía conectarse con Di-s, no solo en situaciones de meditación y escape, pero también mientras estaba envuelto en este mundo. Esta es la razón por la cual sus hermanos no lo reconocieron. Ellos no reconocieron este nuevo nivel de espiritualidad en acción.

Este nivel alcanzado por Iosef revela el propósito de la creación. Di-s creó un mundo para inyectarle adentro la luz de la Divinidad. Si una persona se esconde, incluso que esté creando de esta manera un mejor ambiente para que él pueda servir a Di-s, no está ni santificando al mundo ni conectándose con lo espiritual. En vez de eso, está fortaleciendo la posición que el mundo y Di-s son separados y contradictorios.

Cuando un judío está envuelto en el mundo y aún así no compromete sus valores espirituales ni un gramo, él imbuye lo físico con luz divina. Cuando hace negocios honestos mientras al mismo tiempo cuida el Shabat y establece horarios para el estudio de la Torá, está dando pruebas que es posible servir a la comunidad honestamente y con fe, como lo requiere la Torá.

Cuando cada acción de cada judío es hecha de este modo, infundiendo Divinidad dentro del mundo, se cumple el propósito del mundo. Nadie dice que sea fácil. Sin embargo, el pueblo judío está conectado con Iosef(vea Salmos 80:2), y puede conseguir las fuerzas de él para tener éxito. No podemos estar controlados por el mundo que nos rodea, sino, tenemos que persistir en nuestra misión espiritual: iluminar al mundo con la luz de la Torá y sus mandamientos.

¿Que significa “Macabeo”?

Macabeo se ha convertido en sinónimo del pequeño grupo de luchadores judíos que liberaron a Iehuda, de los conquistadores sirio‐griegos durante la saga de Januca en el período del Segundo Templo. Este término se aplicó originalmente solo a Iehudá, quien dirigió el grupo después de la muerte de su padre, Mati‐ tiahu, y en los primeros escritos se hace referencia a él como “Iehudá Macabeo”
 

Quizás la explicación más conocida es que la palabra “Macabeo” se compone de las letras iniciales del versículo que el pueblo judío cantó después de que Di‐s dividió el mar: “Mi kamoja baeilim Hashem, “¿Quién es como Tú entre los valientes, Oh Di‐s. ”· Se dice que esta frase fue el grito de batalla de los Macabeos, escrito en sus estandartes y escudos. 

· Algunos explican que la palabra “Macabeo” está relacionada con la palabra griega “fuerte” o “luchador”.

· Otros exponen que proviene de la palabra hebrea para “martillo”, makav, ya sea porque Iehudá era el “martillo de Di‐s”, sus rasgos se parecían un poco a los de un martillo, o porque su ocupación anterior era la de herrero.

· Algunos sugieren que proviene de la palabra hebrea mejabe, que significa “extinguir”. Los macabeos se esforzaron por apagar el fuego de los griegos, que sembró la muerte y la desolación por toda la tierra de Israel.

· El padre y patriarca de la familia era Matitiahu el Cohen (“Sacerdote”). Por lo tanto, algunos explican que la palabra Macabeo era en realidad un acrónimo de las letras iniciales de su nombre, Matitiahu Cohen Ben (hijo de) Iojanan.

· Los maestros jasídicos explican que los 2 versículos conectados con “Macabeo” denotan la presencia de Di‐s en el mundo.

Y en última instancia, de lo que se trata Ja‐ nuca: traer luz y santidad a la oscuridad, un proceso que se completará con la llegada del Mashíaj. ¡Que sea pronto en nuestros días!

Cómo Iaacov le ganó al mal

Sobre el encuentro de Iaakov con su hermano Eisav, dice el Midrash:

“Se alistó para tres cosas: para la plegaria, para el regalo y para la guerra”

(Midrash Kohelet Rabá 9)

En realidad el término hebreo utilizado por los Sabios para decir se alistó es “hitkín”, que en verdad quiere decir “se arregló” (por eso hemos traducido “se alistó”). ¿No hubiera sido más directo y apropiado decir “se preparó (para tres cosas)”, es decir, en hebreo, “heijín”? ¿Qué debía arreglar Iaakov?

Nuestros Sabios con ello nos quieren indicar que cada una de estas acciones- el regalo, la plegaria y la guerra- eran muy difíciles para Iaakov y debía por ello “arreglarse”, cambiarse, completarse, para poder realizarlas.

El regalo, la plegaria y la guerra

En lo que se refiere al regalo, nos relatan nuestros Sabios z”l, que Iaakov estaba enojado por ser forzado a enviar un presente a Eisav. Esto era un acto con un trasfondo espiritual, de hacer entrega de parte de sus fuerzas al lado opositor. A pesar de ello, se sobrepuso, “se arregló”, y envió el regalo. Referente a la plegaria- Iaakov temía haber pecado y con ello, perder  la promesa del Altísimo de apoyarlo. De todos modos, superó sus temores internos y rezó a Hashem, pidiéndole cumplir con la promesa de “beneficiar He de beneficiarte”- en tu mérito y en el de tus padres.

Pero más que por todo, Iaakov temió a la guerra, como dice el texto: “y temió… y se angustió”- por si iba a matar a otros o ser muerto él. Sin embargo, se fortaleció y se “arregló”, se sobrepuso interiormente, para la batalla confiando en Di-s que “el campamento restante sobrevivirá”.

Conjunción de opuestos

Desde una perspectiva más profunda, puede decirse que la dificultad especial radicaba en la necesidad de alistarse a estas tres acciones simultáneamente. Se trata de tres líneas de acción y ánimo interno opuestos. El “regalo” es producto de la benevolencia; la “guerra” implica la rigidez de la justicia y la “plegaria” está vinculada con la clemencia.

Es muy dificultoso actuar y funcionar al unísono en estas tres posturas. Esto exigió de Iaakov un “arreglarse”, una fuerza interior especial que implicaba un sobreponerse y superar la tendencia natural del carácter humano. Iaakov se elevó por encima de su naturaleza y con ello pudo conjugar tres actitudes y conductas de tinte y sentido opuesto.

Superar la naturaleza

La guerra entre Iaakov y Eisav simboliza el enfrentamiento constante que hay entre el instinto del bien y el instinto del mal. También en esta guerra debe enfrentarse al instinto del mal simultáneamente con estas tres actitudes de benevolencia, rigidez y clemencia. Con esta estrategia, está asegurada la victoria sobre el instinto, tal como Iaakov estuvo seguro de que con este accionar Di-s le concederá una victoria exitosa.

Lo mismo se aplica también a la misión principal de nuestra generación, el trabajo de superar el galut, exilio diaspórico, y traer al Mashíaj. En esto no puede darse por satisfecho con activar en la difusión y fortalecimiento de la santidad medido por la razón lógica y la naturaleza, puesto que entonces el mundo puede presentar oposición y perturbar. El éxito viene cuando uno logra elevarse por encima de la naturaleza y actuar con una entrega que supera a la lógica. Entonces alcanza el cumplimiento de la promesa Divina de “subirán los salvadores al Monte Sión para juzgar al Monte Eisav, y será de Hashem el reino”, con la llegada del justo Mashíaj, en la verdadera y completa redención.

Likutei Sijot, tomo 15, Pág. 265

3 opciones fáciles y ricas de licuados

Este verano, te proponemos sumar a tus comidas y encuentros, tres opciones de Licuados. Son ricos, fáciles y refrescantes. 

Licuado 1: Melón, ciruela y durazno

 1/4 de melón rocío de miel

 2 ciruelas

 1 durazno

 1 vaso de agua fría

 hielo a gusto

Licuado 2: Frutilla y Durazno

 ¼ kg de frutilla

 1 durazno

1 banana

 1 vaso de agua

hielo a gusto

Licuado 3: Cerezas, ciruela y Durazno

1/4 de cerezas descarozadas

 2 ciruelas

 1 durazno

 1 vaso agua fría

hielo a gusto

¿Cuál te gustó más? ¡Contanos! Y si te gustó la receta, compartila.

Escuchar con autenticidad

La parte más importante de la comunicación es ser un buen oyente; practicar lo que se llama “Escuchar con autenticidad” 

El escuchar con autenticidad incluye tres pasos básicos, que deben seguirse uno tras el otros; no puedes saltar al paso siguiente hasta que no hayas completado el paso anterior. Los tres pasos son: 

a) Escuchar con atención lo que la otra persona está diciendo sin interrumpirlo. 

b) Demostrar tu entendimiento y simpatía por lo que el otro está diciendo 

c) Corroborar con tu compañero para que confirme que lo has entendido correctamente. 

El arte de escuchar debe ser genuino. Contacto visual, respuesta por parte del otro, y reconocimiento, son aspectos esenciales, pero no funcionan si se usan como trucos para pretender que estás escuchando cuando en verdad no puedes esperar a que tu compañero pare de hablar para que tú puedas decir lo que quieres decir. Escuchar con autenticidad ocurre cuando estamos honestamente preparados para poner de lado nuestras propias historias y enfocarnos completamente en entender la historia de la otra persona. Si se usan los métodos correctos sin las intenciones correctas, no se le dará a entender al otro que él es lo suficientemente meritorio en tus ojos para ser escuchado y entendido. 

Escuchar con autenticidad también significa estar preparado para no juzgar al otro por tener ciertos sentimientos. Frases como “; ¿Por qué estás tan enojado? “, o ¿Por qué te molestas por tan poca cosa?”, transmiten el mensaje que la otra persona es tonta por tener dichos sentimientos. Esto le dará al otro otra razón para estar enojado contigo. 

Por Yaakov Lieder 

Respuestas como: “Veo que estás enojado por lo sucedido”, o “No me di cuenta qué tan herido estás”, o “Si estuviera en tu lugar, probablemente me sentiría igual”, transmiten a la persona el mensaje que él tiene derecho a sentirse como se siente. Más allá que tú estés o no de acuerdo con dichos sentimientos, es importante que entiendas y aceptes la manera en la que tu compañero se siente. Sólo cuando los sentimientos y pensamientos de tu compañero han sido reconocidos la conversación puede progresar y así tú puedes 

expresar tus propios pensamientos y sentimientos y cómo ves la situación, y desde ahí, subir al siguiente nivel que es solucionar el problema. 

No puedes saltarte la parte de “escuchas”, e ir directo a resolver el problema, porque: a) no puedes entender verdaderamente cuál es el problema sin reconocer los sentimientos del otro; b) tu compañero difícilmente estará preparado para hacer el esfuerzo necesario para resolver el problema, con una persona que no le importa escucharlo y simpatizar con sus sentimientos. 

Dile a tu compañero qué tan importante él es para ti, qué tan importante es para ti entender como se siente sobre el problema que ha habido entre ustedes dos, y qué tan importante es para ti resolverlo. Luego escucha, provee un feedback y verifica. Te sorprenderá ver qué fácil se volvió resolver el problema, y cómo tu relación mejorará como resultado. 

Inténtalo, ¡Funciona!

¿Se permite la poligamia hoy en día ?

A pesar que la Torá no prohíbe la poligamia, hace unos 1000 años, un gran rabino Alemán, Rabí Gershom “La Luz de la Diáspora”, prohibió la poligamia. Esta prohibición fue aceptada como ley por todos los judíos Ashkenazies pero nunca fue reconocida por las comunidades Sefaraditas. 

(De hecho, hace medio siglo, cuando los judíos Yemenitas emigraron a Israel, muchos de ellos tenían más de una esposa. sin embargo, la poligamia hoy en día es casi nula, ya que la mayoría de los judíos sefaraditas viven en sociedades en donde la poligamia no es socialmente o legalmente aceptable). 

Diferentes razones para esta prohibición: 

Algunos explican que esta prohibición fue instituida para prevenir que la gente se aproveche de sus esposas. Otros agregan, que tal vez a Rabí Gershom le preocupaba que el marido no pudiera darle propiedades a todas sus esposas; o con el fin de no casarse con otra esposa en otro lugar que podría traer relaciones prohibidas entre sus descendientes, o quizá porque quiso prevenir la rivalidad inherente, las peleas y el “odio” entre las esposas que podría traer un número de violaciones. 

Rabí Yaakov Emden sugiere que fue adoptado por las prácticas cristianas y leyes para evitar que los cristianos ataquen a los judíos que actúan diferente, pero este argumento ha sido contrarrestado por varias autoridades Halájicas.

Por Rabí Naftali Silberberg 

El Judio que agradece

La palabra “judío”‐ iehudí ‐no aparece en los Cinco Libros de Moshé. La Torá se refiere a nuestro pueblo como los Hijos de Israel, porque somos los hijos de Iaakov, a quien se le dio el nombre adicional de “Israel”. 

Israel engendró doce hijos, que se convirtieron en las doce tribus de Is‐rael. “Judío” – iehudí‐proviene del nombre “Judá”‐Iehudá que significa “dar las gracias”. 

Iehudá fue el cuarto hijo de Iaakov y su esposa Lea. Leemos en la Parshá, “Y ella concibió de nuevo y dio a luz un hijo, y dijo: ‘¡Esta vez, le agradeceré [ode] al Señor!’ Por lo tanto, lo llamó Iehudá”. 

¿Por qué a los judíos se les llama por el nombre de una tribu, Iehudá? A menudo, miramos a nuestro alrededor y nos preguntamos por qué las personas son tan ingratas. 

¿Por qué nuestros hijos no aprecian todo lo que hacemos por ellos? ¿Por qué nuestro cónyuge no muestra gratitud? ¿Por qué nuestros compañeros de trabajo nos dan por sentado? Para entender por qué el sentimiento de gratitud es tan esquivo, debemos examinar la palabra hebrea “gratitud”, hodaá. Que también significa “reconocer”, como reconocer que la opinión de otro es correcta. 

¿Por qué estas dos ideas aparentemente distintas, dar gracias y reconocer, comparten la misma palabra? La respuesta es que la clave para estar agradecido es reconocer la perspectiva del otro.

Para ilustrarlo: una madre hace mucho por su hijo, pero ¿el niño lo aprecia? El niño puede dar por sentado a la madre, pensando que solo está haciendo lo que se supone que debe hacer como madre. Después de todo, ¿no es éste su trabajo? La única forma en que el niño puede sentirse agradecido es si adopta su perspectiva, si aprecia todos sus sacrificios y todo el tiempo que ella le dedica con amor. 

Lo mismo ocurre con un cónyuge. Podemos agradecerle por un acto de bondad. Pero para sentirnos agradecidos, necesitamos ver la imagen desde la perspectiva de nuestro cónyuge. Apreciar todo el pensamiento, sentimiento y energía que se invirtió en este acto. Solo cuando reconocemos y apreciamos el punto de vista del otro, hodaá, podemos decir todá, “gracias”.

 Ser judío es poseer la capacidad de reconocer la perspectiva del otro. Experimentar el dolor de los demás, así como regocijarnos en su felicidad como si fuera la nuestra. Es reconocer y aceptar la perspectiva de la esperanza y la alegría incluso en medio de grandes dificultades. Existe una disputa en curso y de larga data entre la creación y el Creador.

Nuestra perspectiva es que nuestra vida, salud y éxito se deben a nuestros esfuerzos independientes, y que a los únicos a quienes debemos agradecer es a nosotros mismos.

Sin embargo, desde la perspectiva de Di‐s, la palabra de Di‐s está dando existencia a todo el Universo en todo momento. Desde Su perspectiva, la única realidad verdadera es la vitalidad Divina dentro de cada ser creado.

El judío tiene la responsabilidad de ver el mundo desde la perspectiva de Di‐s, de cultivar el punto de vista que se centra en lo espiritual en lugar de lo físico.

El iehudí posee el don del reconocimiento y puede experimentar una acción de gracias genuina.

madre, pensando que solo está haciendo lo que se supone que debe hacer como madre. Después de todo, ¿no es éste su trabajo? La única forma en que el niño puede sentirse agradecido es si adopta su perspectiva, si aprecia todos sus sacrificios y todo el tiempo que ella le dedica con amor. Lo mismo ocurre con un cónyuge. Podemos agradecerle por un acto de bondad. Pero para sentirnos agradecidos, necesitamos ver la imagen desde la perspectiva de nuestro cónyuge. Apreciar todo el pensamiento, sentimiento y energía que se invirtió en este acto. Solo cuando reconocemos y apreciamos el punto de vista del otro, hodaá, podemos decir todá, “gracias”. Ser judío es poseer la capacidad de reconocer la perspectiva del otro. Experimentar el dolor de lo demás, así como regocijarnos en su felicidad com si fuera la nuestra. Es reconocer y aceptar la perspectiva de la esperanza y la alegría incluso en medio de grandes dificultades. Existe una disputa en curso y de larga data entre la creación y el Creador. Nuestra perspectiva es que nuestra vida, salud y éxito se deben a nuestros esfuerzos independientes, y que a los únicos a quienes debemos agradecer es a nosotros mismos. Sin embargo, desde la perspectiva de Dis, la palabra de Dis está dando existencia a todo el Universo en todo momento. Desde Su perspectiva, la única realidad verdadera es la vitalidad Divina dentro de cada ser creado. El judío tiene la responsabilidad de ver el mundo desde la perspectiva de Dis, de cultivar el punto de vista que se centra en lo espiritual en lugar de lo sico. El iehudí posee el don del reconocimiento y puede experimentar una acción de graniño lo aprecia? El niño puede dar por sentado a la madre, pensando que solo está haciendo lo que se supone que debe hacer como madre. Después de todo, ¿no es éste su trabajo? La única forma en que el niño puede sentirse agradecido es si adopta su perspectiva, si aprecia todos sus sacrificios y todo el tiempo que ella le dedica con amor. Lo mismo ocurre con un cónyedemos agradecerle por un acto de bondad. Pero para sentirnos agradecidos, necesitamos ver la imagen desde la perspectiva de nuestro cónyuge. Apreciar todo el pensamiento, sentimiento y energía que se invirtió en este acto. Solo cuando reconocemos y apreciamos el punto de vista del otro, hodaá, podemos decir todá, “gracias”. Ser judío es poseer la capacidad de reconocer la perspectiva del otro. Experimentar el dolor de lo demás, así como regocijarnos en su felicidad co si fuera la nuestra. Es reconocer y aceptar la perspectiva de la esperanza y la alegría incluso en medio de grandes dificultades. Existe una disputa en curso y de larga data entre la creación y el Creador. Nuestra perspectiva es que nuestra vida, salud y éxito se deben a nuestros esfuerzos independientes, y que a los únicos a quienes debemos agradecer es a nosotos mismos. Sin embargo, desde la perspectiva de Dis, la palabra de Dis está dando existencia a todo el Universo en todo momento. Desde Su perspectiva, la única realidad verdadera es la vitalidad Divina dentro de cada ser creado. El judío tiene la responsabilidad de ver el mundo desde la perspectiva de Dis, de cultivar el punto de vista que se centra en lo espiritual en lugar de lo sico. El iehudí posee el don del reconocimiento y puede experimentar una acción de gracias genuina

La parashá en síntesis – Vayetze

Vayetzé: Y salió…

Yaacov, padre de las doce tribus, salió de Israel (Beer Sheva) y se fue a Aram (Harán) para escapar de su hermano Esav, según el consejo de su madre, y para buscar esposa, según las instrucciones de su padre, Itzjak.

Beer Sheva representaba la paz y la seguridad, el rezo y el estudio de Torá; sin embargo, tuvo que dejarlo para enfrentarse al mundo de las tentaciones, Olam, cuya raíz es Elem, ocultamiento (donde Di-s está oculto) y para superarlas, con miras a ser luego el padre de la casa de Israel. Esto nos enseña que Di-s quiere que los judíos vivan una vida espiritual en un mundo terrenal. 

Yaacov estudió 14 años en la Yeshivá de Eber antes de ir a Harán. En vez de dedicarse a estudiar la cultura y el idioma del lugar al cual iba, se dedicó a rezar, lo cual demuestra que antes de formar un hogar judío, la prioridad no debe ser integrarse a la sociedad e imitar las costumbres de otros, sino conocer nuestros fundamentos de vida, indicados en la Torá. 

Antes de llegar a Harán, Yaacov, se detuvo en el Monte Moriá, en el mismo lugar donde Abraham construyó el altar para el sacrificio de Itzjak y donde posteriormente fue construido el Beit Hamikdash (Templo de Jerusalem). Allí tuvo el famoso sueño de la escalera y recibió de Di-s la promesa de que esa tierra le pertenecería, y de que su descendencia sería tan numerosa como la arena. 

En el sueño de Yaacov, la escalera estaba apoyada en la tierra, pero llegaba hasta el cielo. Como la vida y las experiencias de los patriarcas sirven de modelos para nuestra conducta, este sueño del patriarca nos señala que aún cuando nuestra existencia física es terrenal, todos tenemos el potencial de alcanzar altos niveles espirituales y, por tanto, debemos poner todo el empeño en lograrlos.

En la escalera había ángeles que subían y bajaban. Éstos representaban a los cuatro imperios que dominarían a nuestro pueblo: el de Babilonia, Persia, Grecia y Roma (Edom), nuestro exilio actual.

En cada uno de los casos, Yaacov vio su subida, apogeo y caída, menos en el caso de Edom, cuyo ángel subía continuamente. Al preguntarle a Di-s cuándo bajaría, este le respondió que Él mismo lo haría bajar, lo que indica que la finalización del actual exilio se producirá por medios sobrenaturales.

Yaacov llegó a la casa de Laván, su tío, y luego de trabajar siete años para casarse con Rajel, tuvo que casarse con Lea, la hermana mayor de Rajel, porque Laván lo engañó. Entonces trabajó siete años más para casarse con Rajel. En total, Yaacov pasó 20 años trabajando para Laván, sin perder su nivel espiritual. 

La raíz de la palabra arameo (en hebreo, aramí) significa “engaño”; ese era el nombre con que se conocía a Laván, “maestro del engaño” (aramí).

Cuando se narra el amor de Yaacov por Rajel, se dice que aún cuando tuvo que esperar siete años para casarse con ella, éstos se le pasaron como si fueran pocos días, debido al amor que sentía. Esto nos explica el verdadero tipo de amor. 

Para quienes se aman principalmente a sí mismos y necesitan la compañía de la otra persona para gratificarse, cada día de ausencia es una eternidad. En cambio, Yaacov amaba a Rajel por lo que ella era, más que por lo que podía darle; se trataba de un amor incondicional, por el que cualquier sacrificio valía la pena.

El amor egoísta es impaciente; el verdadero amor es permanente, prevalece, y en tal contexto, muchos años pueden parecer pocos días. 

Yaacov tuvo doce hijos con sus cuatro esposas: Lea, Rajel, Bilhá y Zilpá. Las cuatro eran hermanas por parte de Laván, su padre; y Bilhá y Zilpá eran hijas de una concubina de Laván

Conociendo al Miteler Rebe

El 9 de Kislev es el cumpleaños y Iortzait de Rabi Dover, 2do Rebe de Jabad.

Rabi Dovber nació y falleció el mismo día, 9 de Kislev (5534‐5588).

Un día después, el 10 de Kislev, recordamos una importante fecha en su vida‐ el día de su liberación, luego de haber sido arrestado debido a una calumnia.

También en él encontramos un epítome de ambos conceptos. Por un lado, elevó inmensamente la profundización en la filosofía jasídica, logrando que cuando dos jasidim se encontraban, dialogaran sobre el concepto básico que expresa la nulidad del mundo frente a su Fuente Divina.

Por el otro, se dedicó a reunir fondos para los iehudim en la Tierra de Israel, y además promovió el asentamiento de judíos en aldeas (dentro de Rusia) para que se dedicasen a la agricultura e industria.

El mismo fue el primero de los Rebes que se mudó a Lubavitch. Esta línea de conducta expresa la verdad completa, pues une todos los extremos. Un sistema que se dedique únicamente a temas espirituales o solamente a temas terrenales, no puede ser verdad.

La verdad debe abarcar todos los aspectos de la vida, los del espíritu y los de la materia. En Rabi Dovber confluyen ambos conceptos: la gigantesca estatura espiritual, reflejada en la inconmensurable sabiduría de la Torá y el Jasidut. Y junto con esto, el interés por los más ínfimos detalles de los problemas que acosaban al iehudí, o a la comunidad toda.

• Cierta vez dijo Rabí Dovber de Lubavitch a Rabí Itzjak de Homil: “Tengo en mente un tema de Jasidut que ocuparía 1000 páginas, ¿qué crees? ¿Lo expreso oralmente o lo escribo?”. No se sabe qué le contestó.

• Dijo el Rebe Maharash: “Mi abuelo, Rabí Dovber escribía sus discursos jasídicos a una velocidad asombrosa y con letras muy apretadas. Cada página contaba con 50 o 60 renglones y cuando llegaba al final de ella todavía no se había secado el principio del párrafo. Todo esto es debido a que su mano estaba unida a la fuerza del pensamiento y con la rapidez del mismo escribía”

• Rabí Mordejai de Babroisk viajaba anualmente para la festividad de Sucot a visitar al Miteler Rebe, Rabí Dovber de Lubavitch. Debido a que era un importante huésped se alojaba en la casa del Rebe e inclusive estudiaban juntos en las horas de la madrugada, y al amanecer, Rabí Dovber comenzaba la Tefilá de Shajarit que se prolongaba hasta las cuatro de la tarde. Cada año, al comenzar a estudiar nuevamente, el Rebe le decía a Rabí Baruj Mordejai: “Nu, ¿en qué estábamos?”, y continuaba estudiando como si hubieran interrumpido el tema el día anterior…

• Cuando se estaba por imprimir uno de los libros del Miteler Rebe, le preguntaron al Tzemaj Tzedek qué calificativo ponerle. El Rebe indicó que coloquen el término “humilde” que no significa sumiso sino alguien con personalidad.

• Cierta vez, el Miteler Rebe, Rabí Dovber, estaba con el famoso Jasid Rabí Itzjak Aizik de Homl, en Jol HaMoed Pesaj. Los Jasidim jóvenes se quejaron al Rebe que Rabí Itzjak Aizik no se dedicaba tanto a ellos y se recluía en sí mismo. El Rebe le preguntó a Reb Aizik: “¿Por qué no te acercas a los muchachos y estudias con ellos Jasidut? Respondió Reb Aizik: “Si no tengo siquiera tiempo de ocuparme de mí, ¿cómo puedo entonces, dedicarme a los demás? Rabí Dovber le dijo: “Aizl, Aizl, tienes que hacer como yo. Cuando veo que conmigo mismo no puedo ya lograr nada en absoluto, trato por lo menos de hacer un bien al prójimo”.

¿La Tora menosprecia la belleza femenina?


De ninguna manera. El hecho de que esté resaltada la belleza de varias mujeres bíblicas, como ser Sara, Rivka, Rajel y Ester, es para demostrar que la Torá atribuye valor a la belleza, también física. De hecho, la pasión de la mujer en la belleza, es un reflejo de su propia esencia y propósito: traer belleza a todas las áreas de la vida, desde lo más espiritual hasta lo más cotidiano.

Pero esto es sólo cuando la belleza física es vista como una parte de la ecuación. Al centrarse exclusivamente en la belleza física de la mujer, todas sus otras cualidades quedan disimuladas. “Al igual que un anillo de oro en el hocico de un cerdo”, dice el proverbio, “es una mujer hermosa que carece de buen sentido”.

En el famoso himno de la Mujer de Valor, el Rey Shlomó escribe: “la gracia es falsa y la belleza es vana, una mujer temerosa de Di‐s, ella debe ser alabada”.

Parecería ser que hay una palabra extra en el versículo: “ella”. Podría haber dicho: “…una mujer temerosa de Di‐s debe ser alabada”.

Aquí una explicación que he escuchado: la gracia es falsa y la belleza es vana, sólo cuando es el único punto de enfoque. Pero si una mujer es temerosa de Di‐s, entonces “ella”, es decir, la belleza y gracia, ¡también debe ser alabada!