El secreto del pozo de agua

En la Parshá leemos sobre los tres pozos que excavó Itzjak, nuestro Patriarca. La Torá lo relata en detalle y enumera los nombres de los pozos: “Eisek” (discusión), “Sitná”(acusación) y “Rejovot” (amplitud). El Rambán dice, que estos pozos aluden a los Sagrados Templos que serían construidos en el futuro. El primer Templo se llama “Eisek”; el segundo “Sitná”; y el tercero “Rejovot”, puesto que “será construido sin pelea ni discordia, y el Altísimo en‐ sanchará nuestro territorio”.

También Abraham y Iaakov recibieron indicios sobre los tres Templos futuros, pero es con Itzjak que encontramos una alusión tan detallada, con tres nombres que encierran un sentido vinculado con cada uno.

Resulta que hay una relación entre los tres Templos y el patriarca Itzjak.

El hecho que la Torá haya elegido simbolizar a los tres Santuarios en la imagen de pozos de agua no es casual.

Está el pozo de agua y el manantial. La diferencia es que el pozo es producto de la mano del hombre, que excavó en la tierra y descubrió agua, y el manantial es obra del Cielo.

Conjuntamente con que el pozo es hecho por el hombre, no es él quien crea el agua ni quien la hace venir de un lugar a otro; el hombre tan solo revela el agua que ya se encontraba allí.

Las aguas estaban cubiertas y el hombre con su esfuerzo les per‐ mitió fluir hacia fuera.

Este es el sentido del Sagrado Templo: su función primordial es revelar la Shejiná, la Presencia Divina‐ “Y harán para Mí un Santuario y Moraré en ellos”.

Por un lado somos nosotros los que debemos construirlo concretamente, con nuestra acción. Pero, no son nuestros actos los que generan la Santidad y la revelación de la Presencia Divina.

Esta llega sola, desde Arriba, y nuestra función se resume a generar las condicione aptas para que Ella se pose.

Esto nos explica la relación especial entre el patriarca Itzjak y la construcción del Sagrado Templo. Entre los tres patriarcas, es Itzjak quién expresa la tendencia del esfuerzo personal.

La línea de conducta de Abraham era “jesed”‐ generar el des‐ censo de la bondad Superior. El accionar principal de Iaakov era “Torá”‐ que fue entregada desde “Arriba”.

El aspecto en el que concentraba Itzjak era “avodá”‐ el servicio a Di‐s‐ el esfuerzo personal.

Se despierta aquí un interrogante: el tercer Templo Sagrado no parece estar ligado al esfuerzo de la acción personal ya que descen‐ derá desde lo Alto, y se llamará “la construcción del Altísimo”.

¿Por qué éste también es aludido a través de Itzjak?.

Es que el tercer Beit Hamikdash expresa más que los otros dos Santuarios el esfuerzo personal. El Tercer Templo llega después de la era del galut, un período de ocultamiento y de servir a Di‐s a través de mucho esfuerzo personal. Es a través del duro trabajo espiritual del galut que nos haremos acreedores de la construcción del Tercer Templo que será de una perfección total y perdurará eternamente.

Likutei Sijot Tomo 30 pag. 116

Un comienzo de mes diferente

En Simjat Torá de 1977, en medio de las Hakafot, el Rebe sufrió un infarto. Con denodado esfuerzo terminó sus Hakafot. Durante aquellos días fatídicos de Tishrei de dicho año, en el mundo de Lubavitch y más, reinaba una gran confusión. La única persona que se mantenía calmada era el Rebe mismo.

Hoy en día, sabemos el final feliz de la historia. Conocemos los milagros que llevaron a Rosh Jodesh Kislev, el día en el cual el Rebe volvió a su casa; un símbolo de recuperación completa. Hoy, se celebra con reuniones jasídicas y por sobre todo con la acción.

Su Legado está en todas partes. En Argentina y el Congo; en Israel y Europa; en Moscú y Nueva York. Por todas partes.

Sus programas tienen lugar en las escuelas y en la calle, en sinagogas y en casas, en oficinas y prisiones, en el ciber espacio y también uno a uno, de manera formal e informal.

Están conectados entre sí, pero se mantienen independientes. Fieles a la Torá en sus vidas personales, aunque suficientemente amplios de criterio como para no excluir a nadie e incluir a todos.

¿Qué hay detrás de estos Jasidim, alumnos y seguidores de Lubavitch y qué los motiva? 

El Rebe. El Rebe de Lubavitch, Rabí Menajem Mendel Schneerson.

Aun ahora, a casi tres décadas de su fallecimiento, cientos de parejas jóvenes, estimulados por su visión y su pasión, se sienten privilegiados de dejar hogares y afectos para asumir posiciones permanentes como emisarios del Rebe, shlujim, lejos de su familias, comunidades, raíces espirituales, confort y diversiones.

Cada vez son más los judíos que en todas partes siguen inspirándose en las enseñanzas y la guía del Rebe.

Un flujo constante de personas Jasidim y no Jasidim, hombres y mujeres, niños y niñas y en general gente de toda clase y condición llega en bandada a su lugar de descanso, el Ohel.

Ese fuerte legado se intensificó a partir de ese Rosh Jodesh Kislev, el mes de la luz.

¿Quién escribió los Tehilim-Salmos?

Tehilim también se conoce como Salmos. Tehillim, un libro de pequeño tamaño pero de enorme importancia, tiene un lugar especial en la biblioteca judía.

Su nombre hebreo, Tehillim (תהילים), significa “alabanzas” y contiene muchas alabanzas y súplicas a Di-s . En español se lo conoce como “ Salmos ”, del griego ψαλμοί, que significa “música instrumental”.

Fue compilado por el rey David


Gran parte del libro fue compuesto por el rey David , conocido como el “dulce cantor de Israel ”.  De hecho, casi la mitad de sus capítulos están precedidos por “Mizmor Ledavid” (“Un canto a David”)  u otra línea inicial que se lo atribuye a David. Algunos no tienen atribución, mientras que otros tienen los nombres de otros, como Asaf, los hijos de Koraj, Salomón  y Moisés.

El Talmud nos dice que David lo compuso utilizando la obra de 10 ancianos, de los cuales solo algunos son nombrados en el Libro de los Salmos . 

Está dividido en 5 sublibros


El Libro de los Salmos está dividido en cinco secciones más pequeñas (“libros”).

Nuestros sabios lo comparan con la Torá, que también contiene cinco libros (de ahí el nombre, Cinco Libros de Moisés).

La Torá fue transmitida por Moisés, “el más grande de los profetas”, y nosotros recibimos los Salmos a través de David, “el más grande de los reyes”. 

Fue cantado en el Santo Templo
Cuando el Templo Sagrado estaba en Jerusalem, los levitas cantaban y tocaban música.

¿Qué cantaban? Salmos.

Había capítulos especiales para cada día de la semana,  así como Salmos reservados para cuando se traían las Primicias ( bikkurim ),  y otras ocasiones especiales. Y por supuesto está el Hallel (Salmos 113-118), que se cantaba cuando se traía el sacrificio de la Pascua.

Nos dio la palabra Aleluya
Los Salmos de Hallel (que significa “alabanza”) a menudo contienen la palabra הללוי-ה, que significa “alabado sea Di-s ”, y que en español se ha convertido en “aleluya”. La palabra aparece un total de 24 veces en los Salmos, todas ellas en el tercio final del libro, y nunca en ningún otro libro de las Escrituras.

Tenga en cuenta que dado que esta palabra contiene el nombre de Di-s, los judíos no la utilizan en conversaciones casuales.

Tiene 150 capítulos


Si abrimos cualquier libro de Salmos, podemos contar fácilmente que hay 150 Salmos individuales. Sin embargo, lo más interesante es que el Talmud nos dice que hay 147 Salmos, que corresponden a los años de la vida de Jacob , el antepasado común de todos los judíos.  Esta discrepancia se debe a que hay ciertos Salmos (como el Salmo 1 y el Salmo 2) que originalmente se consideraban un solo capítulo.

Es el primer libro de “Escritos”


Las Escrituras hebreas contienen 24 libros, que se dividen en tres partes: la Torá (los cinco libros de Moisés), los Profetas ( Neviim ) y los Escritos ( Ketuvim ).

En las ediciones estándar, Tehilim es el decimocuarto del grupo y es el primero en la sección de Escritos.

El salmo más corto es el 117

El capítulo más corto de los Salmos, el número 117 , dice así:

Alabad al Señor, todas las naciones; alabadle, todos los pueblos.
Porque sobreabundó su bondad, y la verdad del Señor es eterna. ¡Aleluya!

El salmo más largo es el 119

La longitud media de un capítulo de los Salmos es de 17 versículos. El Salmo 119 es, con diferencia, el más largo, con nada menos que 176 versículos.

Siguiendo el alfabeto hebreo, tiene 8 versículos que comienzan con cada una de las 22 letras (22×8=176). Este gigantesco Salmo habla de la dulzura de la Torá y de cómo eleva a la persona sin importar las dificultades que pueda experimentar.

Varios otros salmos están ordenados alfabéticamente.


Tres veces al día, los judíos recitan el Salmo 145 (conocido como Ashrei , ya que suele ir precedido de una línea del Salmo 84:5, que comienza con esta palabra). Junto con el Salmo 25, tiene un versículo por cada letra.

Según los Sabios, recitar este Salmo regularmente garantiza el lugar de una persona en el Paraíso, ya que (a) alaba a Dios con cada letra del alfabeto y (b) tiene la importantísima petición:

Abre tu mano y satisface el deseo de todo ser viviente.

Dato curioso: al Salmo 145 le falta un versículo para la letra nun, porque esa es la primera letra de la palabra nofel, “caer”. 13

El Midrash nos dice que cuando el rey David compiló los Salmos, tenía en mente a sí mismo, a cada judío y a cada circunstancia. 

No importa quién seas o cuál sea la situación, las palabras de los Salmos hablan las palabras de tu corazón y son escuchadas en lo alto.

El tercer Rebe de Jabad, conocido como el Tzemach Tzedek , escribió que si tan solo conociéramos el poder de los versículos de los Salmos y su efecto en los reinos espirituales, los recitaríamos constantemente.

Una rápida lectura del Libro de Salmos revelará numerosos capítulos atribuidos a varias grandes personalidades. El Talmud enumera diez autores además del rey David. “David compuso el Libro de los Salmos a través de diez ancianos: Adám, Malkitzedek, Abraham, Moshé, Heiman, Iedutún, Asaf y los tres hijos de Koraj”.

Además, según el Midrash, Iaacov recitó salmos durante sus 20 años en la casa de Labán.

Muchos Salmos fueron compuestos y recitados muchas generaciones antes del rey David, pero, los Salmos se conocen popularmente como el libro del Rey David.

El Talmud establece que Rabi Meir dijo: “Todas las alabanzas declaradas en el libro de los Salmos fueron recitadas por David, como se dice: ‘Las oraciones de David, hijo de Ishai, han terminado (kalu)’. No leer kalu; sino, kol elu, ‘todos estos’ ”, lo que indica que todo el libro de los Salmos consta de las Plegarias del rey David.

Para parafrasear las palabras en Idish de Rabi Shmuel de Lubavitch, “Otro dijo las palabras de los Salmos, pero él las expresó”. Debemos apreciar adecuadamente la estatura única de los Salmos. Es el único Libro del Tanaj que se compara con la Torá misma.

Más que una colección de hermosas canciones compuestas por varios autores, se considera la “Biblia de la Tefilá‐Plegaria”. Así como toda la Torá se encuentra en los cinco Libros de Moshé, la Tefilá se encuentra en los cinco Libros de los Salmos.

Los Salmos le dan a cada judío, ya sea un gran sabio o un simplón, la capacidad de expresar y articular mejor la súplica y la acción de gracias a su Creador.

¿Por qué, de todos los grandes líderes de la historia, Di‐s ordenó al rey David, el “Dulce Cantor de Israel”, que redactara los cánticos de alabanza desde el principio de los tiempos y legara a la nación judía el don de la plegaria?

Porque durante toda su vida, el rey David estuvo inmerso en la recitación constante de Salmos. En tiempos de problemas y éxitos, como fugitivo perseguido y como rey victorioso, en la cima de la realeza y grandeza, sus labios nunca dejaron de cantar alabanzas a Di‐s.

Aunque muchos Salmos fueron originalmente com‐ puestos por otros, fue el recitado del rey David lo que los estableció como canciones de alabanza inmortales.

Una carta sin abrir

Hace más de 30 años, a un hombre de negocios le ofrecieron un trato comercial que podía hacerle ganar un alto beneficio, pero para ello tenía que invertir mucho dinero. El hombre se sentía inseguro y no sabía si proseguir con el emprendimiento.

Para su tranquilidad, decidió consultar con algunos amigos.

Entre ellos había un jasid de Lubavitch que le recomendó escribir al Rebe y pedir su consejo. El hombre escribió al Rebe, describió su dilema y le preguntó qué hacer.

Esperó varias semanas por una respuesta pero no recibió ninguna contestación.

Finalmente, después de mucha vacilación, decidió proseguir con el negocio. Todo fue como había planeado en un principio y el hombre prosperó tremendamente.

Un día, este comerciante entró a su casa y encontró una carta del Rebe en su buzón.

Pensó: “¡Cuando yo necesité su consejo, el Rebe no estuvo allí para ayudarme y ahora que soy mucho más rico, quiere estar en contacto conmigo!”

El hombre no abrió siquiera la carta, la arrojó en un cajón y se olvidó de ella…

Ese año, la esposa de nuestro protagonista dio a luz a una hija. Pasaron veinte años. Cuando la hija ya era mayor como para casarse, se conoció con un hombre de una familia Sefardí. Después de un tiempo decidieron contraer matrimonio.

El padre de la joven era de una ilustre familia Ashkenazí y prohibió autoritariamente la boda. La hija no deseaba romper con el joven porque no veía razón alguna para abandonar su felicidad debido al entorno familiar.

El padre informó a su hija que si se casaba contra su deseo, él cortaría sus lazos con ella. La hija insistió en pensar que, aunque amaba a su padre y no quería ser la causa de ninguna infelicidad, era su vida y se negaba a ser manipulada, incluso por su padre.

El exitoso comerciante estaba completamente consumido por este problema familiar.

¡Un día, ordenando un cajón de su escritorio, se sorprendió al encontrarse con la carta sellada del Lubavitcher Rebe que había sido escrita hacía 21 años! Recordó perfectamente de que se trataba y decidió que finalmente la abriría para ver lo que el Rebe le había escrito.

Primero el Rebe expresaba una bendición para que obtuviera éxito en el nuevo negocio y le indicaba que debería usar el dinero apropiadamente, para obtener idishe najas (satisfacción judía) de sus niños.

Al final de la carta, el Rebe escribió como posdata: “Se sabe que nosotros no somos tan meticulosos acerca del linaje cuando el temor al Cielo es como debe ser. Y ha habido muchas bodas entre Ashkenazim y Sefardim y gracias a Dis han tenido éxito y construyeron un edificio eterno en las bases de la Torá y las Mitzvot”.

Decir que el hombre quedó enmudecido sería insuficiente. “¡Hace veintiún años el Rebe vio lo que pasaría ahora y entonces me escribió, advirtiéndome que no hiciera infeliz a mi familia y a mí mismo!” pensó.

Supo que estaba haciendo lo correcto si daba su consentimiento a este matrimonio. Innecesario es decir, que el feliz padre se apresuró a serenar a su hija y su futuro yerno. La boda se llevó a cabo con mucha alegría para deleite de todos.

La parashá en síntesis: Jaie Sara

Jaiei Sará: la vida de Sará 

Sara, la primera de las cuatro matriarcas (Rivka, Rajel y Lea), vivió ciento veintisiete años (1958-2085 desde la Creación). Fue hija de Harán, hermana de Lot, sobrina y esposa de Abraham y madre del segundo de los patriarcas, Itzjak.

A la edad de ochenta y nueve años, Di-s cambió su nombre de Sarai a Sara, para indicar su carácter de “princesa”, madre del Pueblo Judío.

Sara fue una de las siete profetisas del Pueblo Judío, pero fue la única a quien Di-s habló directamente. Las otras seis fueron Miriam, Devora, Janá, Avigail, Juldá y Ester. 

Itzjak nació el 15 de Nisán, el mismo día en que posteriormente se celebraría el éxodo de Egipto.

Itzjak era muy parecido a su padre Abraham y, aún cuando éste estaba viejo, se veía joven, pues hasta el tiempo de Abraham la gente no tenía signos externos de vejez: se veían jóvenes hasta la muerte. 

El valor numérico de las letras del nombre de Itzjak en hebreo es: yud (110), porque la nación que descendería de él recibiría los Diez Mandamientos; tzadik (90), porque Sara lo tuvo milagrosamente a los noventa años; jet (8) porque fue circuncidado a los ocho días de nacido, y kuf (100), porque Abraham tuvo a su hijo a los cien años. 

Para el momento del sacrificio de Itzjak (Akeidá), Abraham tenía ciento treinta y siete años. Abraham e Itzjak demoraron tres días en llegar al Monte Moriá, lugar donde debía celebrarse la akeida en el día de Iom Kipur. 

Abraham visualizó que el sitio donde iba a ser sacrificado Itzjak sería el corazón de la Ciudad Santa, donde se construiría el Templo; por tanto, llamó al lugar Hashem Iré, que significa “Di-s mirará hacia abajo desde este lugar” y dará bondad al mundo. Shem, hijo de Noé, le dio al lugar otro nombre: Shalem. Di-s decidió unir ambos nombres dando origen al toponímico Ierushalaim, la ciudad cuya bondad y santidad ayudaría a las personas a perfeccionarse. 

Cuando el rey Salomón compuso la canción Eshet Jail – que se entona todas las noches de viernes en honor a la mujer para recibir el Shabat – describió las características de la mujer virtuosa aludiendo a Sara. Todos los versos de la canción de alef a tav (de la primera a la última letra) se aplican a ella, ya que cumplió la Torá de principio a fin.

Mientras Sara vivía, las velas de Shabat permanecían encendidas de viernes a viernes; el pan era bendecido y la Shejiná (santidad) se mantenía sobre su tienda en forma de una Nube de Gloria. Esto ocurría porque Sara era meticulosa en el cumplimiento de las mitzvot específicamente encomendadas a las mujeres: encender las velas de Shabat, separar jalá y cumplir con las leyes de pureza familiar (mikvé).

A la muerte de Sara, todas estas señales desaparecieron hasta la llegada de Rebeca (Rivka), ya que ésta observaba las mitzvot con la misma precisión que lo hacía Sara. 

Cada niña de nuestro pueblo es llamada hija de Sara, Rivka, Rajel y Lea, y por tanto, tiene como herencia el maravilloso poder de iluminar su casa toda la semana al encender sus velas de Shabat, tal como lo hizo Rebeca – la esposa de Itzjak, desde los tres años de edad.

Sara fue enterrada en la Cueva de Majpelá, que Abraham le compró a Efrón, rey de los Hititas. 

En esta Parashá, se describe por primera vez un shiduj (arreglo matrimonial), cuando Elazar – por orden de Abraham – le busca esposa a Itzjak y escoge a Rivka, hermana de Laván y pariente de Abraham. 

También es la primera vez que en la Biblia se describe con detalle una boda, la de itzjak y Rivka. 

Abraham se casa de nuevo después de la muerte de Sará. Al morir, es enterrado por sus hijos Itzjak e Ishmael. 

Sara y Abraham representaron una unidad biológico espiritual que dio origen al Pueblo Judío a través de su hijo Itzjak, de quien somos continuadores los judíos de hoy.

La búsqueda del alma gemela

El matrimonio es un problema en la sociedad actual. En el judaísmo, el matrimonio es fundamental. Vemos esto en la historia de cómo se buscó una esposa para el patriarca Itzjak, en el libro de Génesis.

El énfasis que se le da a este relato de lo que es el primer matrimonio judío nos ayuda a comprender la importancia que se le da al matrimonio en el pensamiento judío. Cuando Abraham llamó a su siervo Eliezer y le dijo que fuera a buscar una esposa para su hijo, su primer requisito fue: debía provenir de la familia adecuada. “Familia” en este sentido podría traducirse como: debe ser judía.

Abraham era descendiente de Shem, el excepcional hijo de Noaj. Shem había mostrado una sensibilidad y modestia sobresalientes en un incidente que involucró a su padre en estado de ebriedad y desnudez, y en consecuencia recibió una bendición especial.

En contraste, Canaán, el nieto de Noaj, había mostrado rudeza y crudeza.

Abraham vivía entre los descendientes de Canaán, pero quería asegurarse de que la esposa de su hijo fuera de su propia familia, la de Shem. Por esta razón envió a Eliezer al Este, para localizar a su propia familia. “No tomes una esposa para mi hijo de las muchachas cananeas… ve a mi lugar de nacimiento..“.

En varios momentos de nuestra historia, y hoy más que nunca, la pregunta “¿es ella (o él) judía/o?” es el primer punto en cuestión. El matrimonio es una expresión de una profunda identidad personal, y también lo es el hecho de ser judío.

Luego, Eliezer se dejó a su propia iniciativa al elegir una pareja para Itzjak. ¿Qué hizo primero? Rezar. No se puede tener éxito sin la ayuda Divina. Cuando se trata del matrimonio, ya sea el propio o el de los hijos, ¡esto es necesario!

Eliezer no buscó riqueza, sino las cualidades de generosidad y bondad. La doncella que se ofreciera espontáneamente a dar agua a diez camellos sedientos que acababan de caminar por el desierto, sería la elegida. Una imagen de la esposa y madre judía ideal: amable, hospitalaria, enérgica. A lo largo de los siglos, esta dimensión de la gracia femenina ha sido fundamental para la vida judía.

Eliezer le dio regalos a Rivka: un anillo de oro de medio siclo y dos brazaletes de diez siclos de oro cada uno. Los Sabios nos dicen que estos corresponden respectivamente a las donaciones de medio shekel dadas más tarde por el pueblo judío, y las dos Tablas de la Ley, con los Diez Mandamientos. Estos sugieren los temas de dar caridad y la observancia de la ley judía.

En las Tablas de la Ley están grabadas las palabras, son parte de la esencia misma de la piedra. De la misma manera, el regalo de Eliezer sugiere que la enseñanza judía debe ser parte de la estructura misma del hogar y del matrimonio. Esta es la mejor receta para una relación sana y permanente.

El matrimonio es un vínculo espiritual. Los Sabios sugieren que desde antes del naci‐ miento, el marido y la mujer son dos mitades de la misma alma. A través del matrimonio, cada uno se une con su “otra mitad” literal y descubre su propia identidad. Los cabalistas nos dicen que padre, madre, hijo e hija comprenden las cuatro letras del Nombre Divino. La familia sana es la expresión de la Divinidad en este mundo, que habita en el Santuario del hogar judío.

La rosa entre los cardos

El trabajo de la conformación de una pareja, aparece por primera vez en la Torá, en nuestra Parshá con el casamiento de Itzjak con Rivka. Eliezer, esclavo de Abraham, fue enviado a Aram Naharaim y encuentra a Rivka. Cuando informa a Betuel y Lavan sobre su misión dice1: “ y vine hoy”, sobre lo que Rashi comenta: “ Hoy salí y hoy llegué” de aquí (aprendemos) que se le acortó el camino”.

Hashem no realiza milagros en vano. ¿Qué necesidad había que se le acorte el camino?

Sobre Rivka dice el versículo: “Cual una rosa entre los cardos”. Era la “rosa”, pura y piadosa, que estaba rodeada de los “cardos” – dos hombres perversos‐ Betuel y Laván.

No es sencillo extraer la rosa de entre los cardos. En su mérito se cuida y trabaja el terreno, de manera que también los cardos se ven beneficiados de agua abundante. Por eso es necesario un esfuerzo especial para extraerla de ahí.

Explica el Zohar la avidez de las fuerzas ‘del otro lado’ (Sitrá Ajará) por atrapar en sus redes a almas elevadas y puras. Saben, que en mérito a sostenerse en la santidad, la maldad tiene asegurada su subsistencia, y por lo tanto no sueltan fácilmente a estas almas. Así también, Betuel y Laván sabían que Rivka es la fuente de la bendición del hogar, y no querían permitirle abandonarlos.

Mientras que Rivka era pequeña y estaba bajo el dominio de su familia no era posible sacarla de ahí. Pero el día que cumplió tres años, cuando de acuerdo a la ley judía se convirtió en apta para casarse, se creó la posibilidad de rescatarla de la impureza, y ligarla al mundo de la santidad, donde ella corresponde.

Abraham sintió todo esto y el mismo día envió a Eliezer para salvarla y le pasó el milagro de que se acortara el camino, para que Rivka no permanezca un instante más bajo la égida de los perversos.

Eliezer llegó a la casa de Betuel y Laván con la intención de com‐ probarles que Hashem estaba con él. Sabía que intentarían retardar la salida de Rivka. Por eso, dijo: “ ¡y vine hoy!,

Como diciendo: es imposible retrasar esto siquiera un instante, y por eso es que tuvo lugar el milagro de “hoy salí, hoy llegué”.

Sobre las historias de los Patriarcas está dicho: “lo ocurrido con los Patriarcas es señal para los hijos”. De la misión de Eliezer aprendemos algo extraordinario: Cuando llega el momento para la redención del Mashiaj, no se detendrá siquiera un instante. Si es necesario –ocurre el milagro de “se acortó el camino”, para que la redención llegue en su tiempo indicado.

Por eso está prohibido desanimarse a causa de la oscuridad del exilio y su extensión. Tal como en la redención de Egipto, los israelitas salieron “en pleno día” y Hashem no los retuvo siquiera un parpadear de ojos, así también será cuando “como en los días de tu salida de la tierra de Egipto he de mostrarte maravillas”. Siendo que concluyó el trabajo de los judíos en el exilio vendrá la redención realmente de inmediato.

Solteros y casados

Respecto al versículo: “No es bueno que el hombre esté solo, le haré una ayuda frente a él” podemos observar un hecho curioso; por un lado el versículo utiliza la palabra ayuda (compañía) a la vez que utiliza el término frente a él (en su contra).

Explican nuestros Sabios que en el matrimonio existen ambas posibilidades: Si el comportamiento de ambos es con amor, respeto y una buena conducta, esto es una “ayuda” (vale decir que complementan uno al otro), pero si el comportamiento de uno no es correcto, esta relación se transforma en su oposición.

Un buen matrimonio es el mejor estado para el hombre, mientras que uno malo puede llevar al hombre a la máxima tristeza. El éxito o fracaso del matrimonio sólo depende de nosotros. La Torá nos da la guía de cómo lograr for‐ mar un matrimonio feliz hasta la vejez. –

Ahora: ¿Cual es una buena conducta?

Una de las conductas que la Torá indica como fundamental para lograr las bases de un matrimonio exitoso, es la observancia de la pureza familiar (baño ritual‐Mikve). Al respecto de este mandamiento está escrito en el Talmud: “Dijo Rabí Meir, un motivo por el cual la Torá prohíbe el contacto físico entre la mujer y su marido hasta después de contar siete días limpios después de su ciclo”, es por‐ que si pudieran estar ininterrumpidamente juntos, esto provocaría un cansancio del uno hacia el otro.

Como resultado buscarían novedades y, de hallarlas se quebraría el matrimonio, mientras que el no hallarlos causaría la desaparición de cualquier tipo de deseo, lo que podría desembocar en un fastidio mutuo. Al cabo de los días de separación prescritos por la Torá, la pareja vuelve a unirse con deseo renovado y un cariño similares al día de la boda.

¿Qué hago sino creo?

Ser judío significa luchar. El nombre Israel significa “uno que lucha con Di‐s”. La fe no es un interruptor de luz que enciendes y permanece encendido. Es un fuego que debes atender y alimentar, y reavivar. Es una lucha que nunca termina. 

Hay días en los que tu fe brilla y todo encaja en su lugar. En estos días, te sientes uno contigo mismo y con Di‐s, y la plegaria es algo natural. Luego hay días en los que te despiertas y todo está oscuro, tu fe parece haberse secado. Di‐s, alma, oración, bondad, todos parecen insectos molestos zumbando en tu oído, y solo quieres darte la vuelta y volver a dormir. 

Pero en esos días, tienes que encontrar la motivación para levantarte y seguir adelante. Quizás tu fe no te sacará de la cama, así que, ¿qué tal si pruebas otro enfoque? Dejando a un lado tu fe en Di‐s, ¿qué pasa con la fe de Di‐s en ti? 

Hay una Tefilá poderosa que decimos tan pronto como nos despertamos por la mañana: 

Te doy gracias, Rey Viviente y Eterno, porque me has devuelto mi alma con bondad. Cuán grande es tu fe. 

La fe a la que se hace referencia aquí no es nuestra fe en Di‐s, sino más bien “Tu fe”, la fe de Di‐s en nosotros. El mero hecho de que nos hayamos despertado es una prueba de que Di‐s cree en nosotros. Él sabe que no somos perfectos, está consciente de nuestras fallas y conoce los errores que hemos cometido. 

Y, sin embargo, en la mañana después de dormir, Él nos devuelve el alma y nos da otra oportunidad, porque confía en nosotros. Tiene fe en nuestra capacidad para cambiar y hacer que hoy sea un poco mejor que ayer. Podemos o no creer en Él, podemos o no creer en nosotros mismos, pero Di‐s cree en nosotros. 

Los humanos son inconstantes; Di‐s es constante. Su fe en nosotros es firme, incluso si nuestra fe en Él es inestable. Esa es la fe de un israelita, uno que lucha con Di‐s. Puede que estemos luchando, pero estamos luchando con Di‐s. Él siempre está ahí. 

Si te despertaste esta mañana, si tu alma te fue devuelta para ver otro día, entonces da gracias. Empieza el día con una oración, si no por tu fe en Di‐s, al menos por la fe de Di‐s en ti. Él confía en ti lo suficiente como para darte un alma preciosa. Úsala. 

Visitas Divinas

De la visita de Di-s a Abraham, en esta porción semanal de la Torá, podemos aprender cómo cada uno de nosotros no debe ser egoísta. La porción comienza, “Y Di-s Se mostró a Abraham”. Rashi dice que Di-s vino a visitar a Abraham específicamente al tercer día de su circuncisión, cuando el dolor es más fuerte; y concluye su explicación diciendo que Di-s vino a preguntarle a Abraham cómo estaba. El Taz pregunta por qué Rashi mencionó esta pregunta de Di-s a Abraham sobre su bienestar si ya está escrito que Di-s vino a visitar a Abraham durante su enfermedad (Dibrei David). 

Nuestros Sabios nos enseñaron que una persona que visita a otra de su edad cuando éste está enfermo lo está ayudando a curarse, removiendo 1/60 de su enfermedad. Si esto es cierto acerca de una persona que visita a otra, cuánto más es así en el caso de Di-s. 

Pero esta respuesta nos lleva a otra pregunta. El mismo día, y en el medio de la visita de Di-s, tres ángeles vinieron a visitar a Abraham, uno de ellos era el ángel Mijael cuya misión era curar a Abraham. ¿Por qué Di-s mandó a Su ángel, si Él mismo había ido a visitar a Abraham? De hecho, esta pregunta es la respuesta a nuestra primera pregunta: Di-s preguntó sobre el bienestar de Abraham porque Su propósito de querer revelarse a Abraham no era curarlo, sino simplemente preguntar cómo se sentía. 

Esto explica las enseñanzas sobre nuestra obligación de actuar como Di-s (Sotá 14). Así como Di-s visita al enfermo, nosotros también debemos visitarlo. ¿Cuál es la base de esta comparación entre Di-s y la gente? Obviamente, la mayoría de las personas no tienen la misma edad que la persona enferma y por ello, no son parte de la curación a través de la visita, mientras que Di-s seguro que sí lo logra. Ahora podemos entender lo que dice Rashi sobre que el propósito de Di-s era ver cómo estaba Abraham: la lección es que visitar al enfermo es un comportamiento Divino que estamos obligados a cumplir, incluso que no curemos a la persona al visitarla. Esto no sólo se aplica sobre visitar al enfermo, sino que también nos referimos a hacerle un favor a otro judío, y para ello debemos actuar sin egoísmo, haciendo actos de bondad para su propio bien. 

Esta porción semanal de la Torá incluye la historia de Lot y sus hijas (Gén. 19:37), de quienes desciende el Mashiaj. Rabí Levi Itzjak de Berdichev explica que este evento tuvo que tener lugar en este período de la historia, específicamente antes del nacimiento de Itzjak. De acuerdo al Jasidut, Itzjak representa la esfera espiritual de la severidad (Gevurá). Así también, Itzjak es comparado al exilio, un tiempo en donde la Divinidad está enfocada hacia la disciplina y al juicio, en vez de la bondad y la compasión. También, los 400 años del exilio Egipcio se comienzan a contar desde el nacimiento de Itzjak, quien está relacionado con el exilio. Por este motivo, las hijas de Lot tuvieron que dar a luz antes que nazca Itzjak, ya que Di-s manda la cura antes que a la enfermedad. Antes que el exilio viniera al mundo, (ejemplificado en Itzjak), la cura tuvo que haber venido antes, o sea, el nacimiento de Amon y Moab, los hijos de las hermanas de Lot, de quienes desciende el Mashiaj.

Por Shaul Yosef Leiter