¿Qué son las Hoshanot?

  1. ¿Qué son las hoshanot?

Cuando el Templo estaba en pie, grandes ramas de sauce eran llevadas y apoyadas sobre el altar durante Sucot. El shofar sonaba y los Cohanim caminaban alrededor del altar y recitaban la plegaría de “hosha na” – “Por favor trae la salvación”. Entonces entraba la gente y agitaba las aravot (hojas de sauce).

 

  1. ¿Cuál es el procedimiento para las hoshanot?

Se abre el arca y uno de los congregantes saca una Torá y la sostiene en la bimá. Los cuatro versículos introductorios son recitados, y los que tienen el set de las cuatro especies las sostienen mientras se paran en el lugar. Al recitar el siguiente párrafo la congregación gira en torno a la bimá en dirección contraria al reloj, sosteniendo las especies con las dos manos.

En Hoshaná Rabá, todos los sefer Torá son sacados del arca mientras se gira en torno a la bimá siete veces con las cuatro especies.

 

  1. ¿Está permitido sostener las especies en una mano?

Para poder sostener el sidur, muchos sostienen las cuatro especies en la mano derecha. Sin embargo, mientras sea posible, es preferible sostenerlas con ambas manos. El sidur puede ser equilibrado en los brazos, o una copia liviana puede ser usada y sostenida fácilmente entre los dedos.

 

  1. ¿Qué pasa si una persona no tiene su propio set de especies?

Sólo aquellos que estén sosteniendo un grupo de especies deben caminar alrededor de la bimá.

 

  1. ¿Quién debería sostener la Torá si todos sostienen un set de especies?

Si hay una persona de duelo, él debe sostener la Torá. (Y es una mitzvá para él darle su set de especies a alguien que no tiene).

Si no hay nadie de duelo, alguien se debe ofrecer a sostener la Torá en lugar de dar vueltas a la bimá. Es una mitzvá mucho más grande sostener la Torá que caminar alrededor de la bimá.

 

  1. ¿Cómo se recitan las hoshanot en Shabat?

Se abre el arca y los rezos son recitados parados en el lugar, sin tomar las cuatro especies.

 

  1. ¿Cuál es el significado especial de Hoshaná Rabá?

En Sucot, Dios dicta sentencia sobre la lluvia y son agregadas plegarias adicionales en este día para cerrar un veredicto favorable. Adicionalmente, dice en el Zohar que en éste día todos los decretos que fueron cerrados en Iom Kipur son expedidos. Una sentencia desfavorable puede todavía ser arrancada de raíz a través de un arrepentimiento sincero.

Hay una costumbre extendida de leer todo el libro de Deuteronomio en la sinagoga en la tarde de Hoshaná Rabá, y algunos se quedan despiertos toda la noche para estudiar Torá.

 

  1. ¿Qué ramas de aravá pueden ser usadas para cumplir la costumbre de tomar un atado en Hoshaná Rabá?

Es suficiente tomar tres ramas de aravá, pero la mayoría tiene la costumbre de tomar cinco.

Lo que es casher para las aravot en las cuatro especies es también casher para esta mitzvá. En circunstancias atenuantes, es suficiente tomar una rama incluso si sólo tiene una hoja. Es una alabanza mayor el usar ramas largas.

La costumbre es amarrarlas con una hoja de lulav o una rama de sauce. Según algunas opiniones, uno no puede usar una hoja del lulav que haya sido sacada durante Sucot. Si uno no tiene una hoja de lulav o una rama de sauce, se puede atar el atado con una cuerda o un elástico, pero el atado no debe ser sostenido en el lugar del nudo.

Si uno saca aravot del atado del lulav, pueden ser usadas para esta mitzvá. Sin embargo, después que hayan sido usadas, puede que no sean casher para usarse en el atado del lulav. Esto debe ser tomado en consideración si alguna otra persona puede necesitar agitar el lulav.

 

  1. ¿Qué se hace con las ramas?

Después de girar en torno a la bimá siete veces con las cuatro especies, las ramas son agitadas de la misma manera que las cuatro especies pero sin recitar ninguna bendición. Algunos tienen la costumbre de agitarlas un poco solamente.

Adicionalmente, son golpeadas en el piso. Se debe pegar con el atado cinco veces en el piso. Preferiblemente, después se debe pegar con ellas a una silla o algún objeto adecuado para sacar algunas hojas, pero no todas las hojas deben ser removidas.

 

  1. ¿Puede usarse el mismo atado de aravot por distintas personas?

La costumbre es intentar conseguir por todos los medios un atado para cada uno, pero si es necesario varias personas pueden usar el mismo atado.

 

  1. ¿Qué se debe hacer con las aravot después de ser usadas?

Algunos tienen la costumbre de poner las ramas sobre el arca, mientras que otros sostienen que esto es irrespetuoso. En cualquier caso, uno se debe deshacer de ellas de una manera respetuosa y puede usarlas para otra mitzvá.

Similarmente, después de Sucot las cuatro especies deben ser tratadas con respeto y no nos debemos deshacer de ellas en la basura normal. Es elogiado usarlas para otra mitzvá y muchos tienen la costumbre de usarlas como combustible en el fuego cuando hacen matzá o cuando se quema el jametz en Érev Pesaj. Está permitido usar el etrog para hacer mermelada.



Abstracto, pero muy cierto

Nuestra Parashá comienza diciendo: “cuando salgas a la guerra contra tu enemigo…“.

 

En aquella comunidad de la Europa de antaño, vivían dos líderes que impartían de su espíritu y Torá a toda la comunidad. Convivían en amistad y armonía. El respeto mutuo que cada uno demostraba por el otro, era celebrado por toda la comunidad, extendiendo sobre ella un espíritu de unión.

 

¿Qué pasaba? A los judíos les gustaba discutir. Y cuando el tema del valor de ambos líderes se puso en discusión, la comunidad se dividió. Algunos decían que uno de ellos era el más grande, en tanto que los otros sostenían que el segundo era más grande. Así se entabló la polémica, cada vez más ardiente.

 

Como es usual en las comunidades judías, también ésta fue bendecida con un buen número de chiquilines juguetones. Estos vieron que sus mayores estaban discutiendo y se pararon a un costado prestando atención a sus “sabias” palabras. Grande fue su asombro cuando vieron que los ancianos se hallaban abocados a una tonta discusión; unos decían que éste era el más grande y otros dicen que el otro lo superaba.

 

Cuchichearon entre ellos y llegaron a una conclusión. El más bravo del grupo de niños asumió una postura digna, irguió la espalda y pidió, con el merecido respeto, permiso para hablar. Los ancianos se volvieron dispuestos a escuchar sus palabras.

 

El niño dijo: ¿Cuál es el punto de discusión? Acaso no ven ustedes que éste es mucho más grande que aquél? ¡Este tiene la espalda encorvada, mientras que el otro la tiene derecha!.

Los ancianos comprendieron el error conceptual de los niños y sintieron la obligación de brindarles una explicación. Comprendan, niños. No estamos hablando acá de grandeza física. Estamos tratando una cosa muy diferente. No había terminado sus palabras, cuando su voz fue cortada por un coro de risas por parte de los niños: Ya vuelven a sus extrañas explicaciones dijeron y salieron presurosos al patio mientras su risa seguía retumbando en el recinto de la sinagoga.

No es tan terrible. Los niños crecerán y entenderán. Su inteligencia captará con el correr de los años que el término “grandeza”, como cualquier otro, tiene más de un sentido. Entretanto, con su inteligencia infantil, les resulta difícil concebir cosas que no se ven con el ojo físico, cosas que no son palpables. Pero el tiempo hará lo suyo.

 

Pero ¿qué pasa con nosotros? ¿Hemos sido bendecidos con el suficiente desarrollo como para poder comprender cosas espirituales, temas “abstractos”?

Hoy elevamos esta pregunta, después de haber tratado durante semanas temas que no siempre son palpables. Nos hemos referido al alma y a la esencia judía, a la santidad con que hay que impregnar la materialidad del mundo, y, salvando las distancias, también se habló de la astuta inclinación al mal del que nos debemos apartar: el Ietzer Hará.

Poder entender cosas de este estilo es una prueba de crecimiento intelectual. No se trata de aceptar las cosas sin suficiente clarificación. Se puede, y hay que entenderla bien, formular preguntas y hasta polemizar. Pero el rechazo de las cosas con el pretexto de que ellas pertenecen al área de la “ciencia teórica”, muestra una inteligencia estrecha y pobre.

También esta semana trataremos un tema muy difícil de captar, pero cuya verdad es indiscutida. Explicaremos, al estilo de las enseñanzas del jasidismo, el primer versículo de la Parashá Ki Tetzé.

 

En nuestro interior se desarrollan, en forma permanente, duros conflictos. Conflictos sobre cuestiones de conciencia, en diferentes dimensiones, son frecuentes.

Las fuerzas enfrentadas son el “Alma Divina” por un lado y el “Alma animal” por el otro. La primera, no siente deseos por los placeres materiales y pasajeros, y anhela elevar a la persona a un nivel espiritual y superior. Frente a ella, el alma animal tiende hacia lo material tratando de arrastrar en su objetivo a toda la persona.

El sentido espiritual y eterno de las palabras expresadas al comienzo de la Parashá alude a esta dura contienda.

Nuestra Parashá comienza diciendo: “cuando salgas a la guerra contra tu enemigo…“. Estas palabras no escapan a su sentido literal, enseñando las leyes que la Torá impone en relación a la guerra con los enemigos.

 

Sin embargo, esta interpretación, no excluye la interpretación espiritual.

La Torá enseña que debemos salir a la guerra “contra tu enemigo“ es decir, contra el “alma animal” que anhela desperdiciar los años de la persona en vanidades mundanas. La persona debe concentrar todas sus fuerzas y luchar contra ella. El propósito es tomarla prisionera y aprovechar sus fuerzas para fines positivos y no necesariamente quebrarla y destruirla.

 

No cabe duda de que la fuerza del “Alma animal” es poderosa. Cuando anhelamos placeres espirituales, como efecto del fortalecimiento del “Alma Divina“, su intensidad no tiene comparación con el deseo del placer material, cuya raíz está en el “Alma animal“. Hay que dedicarse a ella de modo apropiado, y llevarla a un estado en el que por sí misma se aboque a la tarea espiritual. Cuando se convenza de que la vida espiritual es mejor, lo hará.

Es cierto que la lucha no es fácil. La fuerza del “alma animal” es inmensa. Pero no salimos solos a la guerra. Antes transcribimos sólo la parte inicial del versículo. Pero cuando lo leamos por entero, tendremos una imagen muy diferente. Dice así: “Cuando salgas a la guerra contra tu enemigo, Di-s tu Di-s lo entregará en tus manos y tomarás prisionero…”. Vemos que lo único que se has exige es salir a la “guerra”, mostrar disposición y buena voluntad. Sobre el resto… hay en quién apoyarse!

Las palabras “y tomarás prisionero” enseñan lo que dijimos antes. No hay necesidad de quebrar y destruir al “alma animal”, sino tan sólo tomarla “prisionera” y hacerla pasar a nuestro bando.



¿Por que no somos vegetarianos?

El Talmud enseña que la razón por la que fueron creados Adám y Eva después de todas las otras criaturas fue para enseñarles una doble lección: Los humanos pueden ser el pináculo de creación, o su forma de vida más baja. Si actúan apropiadamente, todo fue creado para servirlos; pero si se rebajan, deben recordar que “incluso una pulga los precedió.”

El ser humano es la única criatura con libre albedrío. Esto significa que podemos trabajar con nosotros y ser mejores de lo que es nuestra naturaleza, o abusar de los dones que se nos otorgaron y ser peores. 

Sólo un humano puede ser generoso, y actuar por encima de lo que sus instintos le indican; y sólo un humano puede ser cruel, destructivo y asesino. (Aunque a veces los animales hacen lo que parecen actos de bondad o destrucción, invariablemente siguen su instinto para la supervivencia –no hay ningún altruismo o malicia en sus acciones.)

Cuando utilizamos nuestra libertad para actuar de manera santa y generosa, somos la forma de vida más elevada, y el resto de la creación está para servirnos. Entonces, al comer otras criaturas estamos elevándolos de hecho a lugares dónde no podrían llegar solos. 

Por ejemplo, si como un tomate, y consumo la energía que ese tomate me dio realizando un acto de bondad, el tomate se convierte en un compañero de mi acción, haciendo del mundo un lugar bueno ‐algo que un tomate no puede hacer solo. Por otro lado, si sólo utilizo mi energía para metas egoístas, para oprimir o infligir daño, ¿qué derecho tengo para comer un tomate? ¡El tomate nunca hirió a nadie, y comiéndolo y causando daño, estoy corrompiendo un tomate inocente! Esto es por lo que el Judaísmo no ve el comer animales como algo necesariamente cruel. 

¡De hecho, incluso podría ser cruel no comer animales, porque está negándoseles la oportunidad de servir a un propósito más profundo (a menos que esté claro que sea por razones de salud). 

Si no se está viviendo una vida de propósito, entonces es cruel al comer tanto un tomate como un pollo! Si el mundo físico es su única realidad, puede sentirse culpable cuando consume otras formas de vida. Pero cuando se ve al mundo espiritual como real (si no más que eso), incluso comer puede convertirse en sagrado.

Contra todo pronóstico 

Durante mucho tiempo el gobierno soviético estuvo escrutando los movimientos de Rabi Levi Itzjak Schneerson, Rabino Principal de la ciudad de Yekaterinoslav y padre del Lubavitcher Rebe. No obstante, hasta el momento no había tenido éxito.

Llegó el día en que Rabí Levi Itzjak fue invitado a comparecer ante la Corte. Los cargos en su contra consistían en dirigir actividades judías en su casa. Esto estaba contra la ley, y si se le encontraba culpable, el castigo sería severo.

La aprehensión del Rab creció cuando vio a los dos testigos. El primero era el Conserje del edificio en que él vivía, un judío comunista acérrimo. Rabí Levi Itzjak supo que este testigo era de mucho peso.

El otro era su vecina de al lado, una mujer cuyo marido estaba a la cabeza del Partido comunista regional. Y los eventos recientes le habían dado más razones para cuidarse.

No hacía mucho, una joven pareja judía, ambos de alta clasificación jerárquica de empleos gubernamentales, había aparecido repentinamente en su departamento en medio de la noche, pidiendo que los case “según la Ley de Moisés e Israel”.

Era una proposición peligrosa: No sólo por el hecho de que el Rab no los conocía personal‐ mente, sino porque para llevar a cabo una ceremonia judía bajo una jupá, tendrían que ser

encontrados diez hombres judíos (un minián). En un corto tiempo, se congregaron nueve judíos en la casa del Rabino. ¿Dónde localizarían un décimo? Sin otra opción el Rab tomó la decisión de pedirle al Conserje del edificio que participara. “¡¿Yo?!”

El hombre saltó como si hubiera sido mordido por una serpiente. “Sí, usted”, Rabí Levi Itzjak contestó. Sorprendentemente, el Conserje estuvo de acuerdo, y la boda clandestina fue realizada.

El segundo testigo también había estado recientemente envuelto en una actividad que podía implicarlo.

Cierta vez, un mensajero confidencial vino a la casa del Rab y le informó que al día siguiente, el marido de la mujer, el comunista de alto rango jerárquico, realizaría un viaje de negocios desde la mañana hasta la noche.

La razón real de su ausencia, sin embargo, era permitirle al Rab realizar el Brit Milá (circuncisión) de su hijo recién nacido.

Rabí Levi Itzjak no sabía si se trataba de una trampa. Pero al día siguiente, el infante ingresó en el Pacto de Abraham. Esa tarde, el padre del bebé volvió a casa y armó un escándalo por el “terrible” acto que se hizo sin su conocimiento.

La tensión era grande. El Conserje fue el primero en testificar: “Como todos ustedes saben”, empezó, “sé perfectamente quienes entran y salen del apartamento del Rabino Schneerson.

Los únicos visitantes extraños que he notado son dos viejos parientes que de vez en cuando vienen a visitar”

Ahora era el turno del segundo testigo. “Como vecina del Rabino Schneerson” la mujer testificó, “siempre esperé que como líder espiritual, intentara establecer contacto con los miembros de su fe.

Me sorprendo pues nunca he notado ninguna actividad ilegal durante todo el tiempo que ha vivido en la puerta próxima a mí.”

Rabí Levi Itzjak Schneerson salió indemne en esta ocasión. Pero la evidencia contra él se continuó amontonando hasta que en 1940, fue declarado “enemigo de las personas” y se lo desterró a Asia Central.

Luego de mucho sufrimiento devolvió su alma al Creador, el 20 de Menajem Av de 5704 (1944), sea su memoria para bendición.

 

Comprometerse con el amor

El casamiento está compuesto por dos elementos integrales: el compromiso y el amor.

Debajo de la Jupá, el novio y la novia se prometen mantenerse fieles y leales uno con el otro; comprometiéndose a traer alegría y estabilidad a su relación. Mientras que el compromiso mutuo constituye la fundación de la relación, es la pasión, amor y sentimientos mutuos los que traen el color y la vida a la relación, y lo que hace que el casamiento sea tan atractivo. Es este último elemento el que causa a los solteros entregar su “libertad” y sus solterías.

La necesidad de estos ingredientes para asegurar un matrimonio estable y feliz no se discute. Cuáles de estos dos valores forman la base del matrimonio, sí es punto de contención entre los valores de la Torá y las normas Occidentales. ¿Debería el amor llevar al compromiso, o el compromiso lidiar al amor?

 

La tendencia en la sociedad sobre esta área está clara. Conoce a una persona durante unos años, quizá vive con ella durante un tiempo, y el salto se toma si es aparente y obvio que los sentimientos mutuos garantizan el compromiso del matrimonio. En contraste, la tradición Judía se avoca al acercamiento casi opuesto. Relaciónate con el individuo lo suficiente, como para determinar si sus valores y temperamento van en concordancia con los tuyos. Asegúrate que las dos personalidades (la del otro y la tuya) no chocan, y percibe si hay una atracción. Si todo esto encaja, entonces se realiza el compromiso. El amor se desarrollará y se profundizará luego del compromiso. Basado en el compromiso.

Si la “prueba está en el pudding”, éste ciertamente demuestra que el enfoque judío funciona. Está claro que conocer y amar a alguien antes de casarse, no aumenta las posibilidades de sub secuentemente tener un matrimonio feliz. Esto es totalmente lógico. Si el compromiso está basado en el amor, entonces, puede muy bien desaparecer y el amor comienza a apagarse o desaparece. Si el amor está basado en el compromiso, entonces si sucede que el amor comienza a apagarse, el compromiso asegurará que ambos hagan el esfuerzo de enamorarse otra vez. 

 

De acuerdo a la ley Bíblica, el matrimonio es un proceso de dos pasos. El primer paso se llama “Kidushin”, y el segundo paso es conocido como “Nisuin”.

 

El Kidushin hace que el novio y la novia se conviertan en marido y mujer. Luego de este punto, si Di-s libre y guarde deciden separarse, precisarían un “guet” (divorcio Judío). Sin embargo, el novio y la novia todavía no pueden vivir juntos como marido y mujer hasta que no se complete el segundo paso, que es, Nisuin. En los tiempos modernos, el Kidushin y el Nisuin se realizan seguidos debajo de la Jupá; el Kidushin es efectuado cuando el novio le da a la novia la alianza, y el Nisuin, a través de la unión del marido con la mujer bajo un mismo techo por el bien del matrimonio. Primero viene el Kidushin, el compromiso. Sólo después es que viene el Nisuin, y todas las expresiones de amor. 

 

*La receta para un matrimonio feliz y entregado*

El 15 de Av, “Tu Be Av”, observamos y celebramos la más alegre de las festividades. Este día, marca el aniversario de varios eventos, todos ellos asociados con la revocación de un evento trágico. Esta festividad, viene seis días después del día más triste del año, Tishá be Av, y es simbólica a la resistencia de nuestra nación, a nuestra capacidad de recuperarnos de todas las tragedias que nos han azotado.

Es también una festividad asociada con el matrimonio; el Talmud describe cómo en los tiempos de antes, éste era un día dedicado a la unión de jóvenes. Esto es porque el casamiento representa la recuperación de la tragedia más terrible ocurrida en Tisha be Av, la destrucción de los Templos Sagrados y el subsecuente exilio de nuestro pueblo. 

 

Nuestra relación con Di-s también está compuesta por estos elementos básicos; el compromiso y el amor. Antes de que se manifieste el amor, debemos someternos a la etapa del compromiso, el Kidushin. Por eso se debe la destrucción de los Templos y los exilios. Pero luego de 2.000 años de sufrimiento y opresión, hemos asegurado nuestro compromiso sin duda alguna. Es tiempo ahora del Nisuin, el Nisuin cósmico entre Di-s y Su pueblo, que se celebrará con la inminente llegada del Mashiaj.

 

Por Naftali Silberberg

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La liberación

Guimel Tamuz, el tercer día del mes de Tamuz, es aquel en que el Rebe Anterior, Rabí losef I. Schneerson, sea su memoria bendición, fue liberado por las autoridades rusas en 5687 (1927), de una sentencia de prisión amenazadora de vida.

A él se le permitió abandonar la prisión a condición que sirviera tres años de exilio en la ciudad de Kostramá.

Mientras se encontraba en Kostramá, nueve días más tarde, el día 12 de Tamuz, el Rebe fue notificado que esta sentencia también había sido revocada y que él era ahora un hombre libre.

El 13 de Tamuz recibió los documentos oficiales atestiguando que estaba verdaderamente libre.

Como el día de su liberación de real encarcelación, Guimel Tamuz posee varios aspectos jubilosos, más grandes aún que el júbilo experimentado en los días 12 y 13 de Tamuz:

La liberación del 12 y 13 de Tamuz consistió en la liberación de un estado de exilio, mientras Guimel Tamuz consistió en la transformación de un estado de confinamiento y encarcelación a una condición de libertad relativa.

Pues cuando alguien es aprisionado, él no tiene absolutamente poder sobre sus acciones; todo está en manos de sus carceleros.

Esto fue especialmente cierto en el caso del Rebe Anterior quien al principio fue sentenciado a muerte; aún después que la sentencia drástica había sido reducida, era enteramente posible para la sentencia, ser vuelta a invocar mientras el Rebe estaba en prisión.

Siendo esto así, ¿por qué son sólo los días 12 y 13 de Tamuz celebrados como un lom Tov?¿Por qué no estableció el Rebe Anterior Guimel Tamuz como un lom Tov también?

El Rebe Anterior no estableció Guimel Tamuz como un lom Tov dado que el aspecto y ser de un líder y pastor del pueblo judío, es de proveer para su generación sus propias necesidades, mientras que sus asuntos personales son de mucha menor importancia. Dado que Guimel Tamuz fue una liberación personal, es decir, su exilio a Kostramá limitó su capacidad para influenciar y proveer para su generación, él por lo tanto no estableció Guimel Tamuz como un lom Tov.

Sin embargo, el lazo de jasidim a un Rebe y Nasí es tal que abarca todos los aspectos del ser del Rebe, aún sus asuntos “personales” se relacionan con todo el pueblo judío. Es por lo tanto apropiado para los jasidim celebrar también Guimel Tamuz.

Dado que, como el Baal Shem Tov enseña, todo tiene lugar por Providencia Divina individual, eventos significativos que acontecieron en Guimel Tamuz en el pasado, son vueltos a despertar y experimentarlos anualmente, se relacionan también con la liberación del Rebe Anterior el tres de Tamuz.

¿Qué evento prominente tuvo lugar en este día? El tres de Tamuz, lehoshúa detuvo el sol en su órbita cuando él dijo, “Sol, estáte quieto, [literalmente, “cállate”,] en Guibón”.

Nuestros Sabios explican que lehoshúa ordenó al sol – la fuerza angélica que es la fuente y contraparte espiritual del sol – cesar de cantar las alabanzas de Di-s, lo que a su vez causó a la órbita del sol, su “reverencia” delante de la Presencia Divina, cesar también.

lehoshúa pudo hacer así, demostrando la superioridad espiritual de los cánticos cantados por el pueblo judío sobre los cánticos de los ángeles. Así el Midrash declara que, cuando lehoshúa ordenó al sol cesar su canto, éste respondió: “Tú estás ordenándome estar callado. ¿Quién, entonces, cantará las alabanzas de Di-s?” Respondió lehoshúa: “Tú mantente callado, yo cantaré Sus alabanzas”.

El aspecto de canto es el elemento de ratzó y shov, avance y retiro – notas más altas y más bajas en la escala musical – delante de la Divinidad. Este ratzó y shov resultan del amor a Di-s y el temor reverente a El, de uno. Amor a Di-s causa a la persona ser despertada con un deseo de avanzar y acercarse a Él, mientras temor reverente engendra un sentido de retiro y retraimiento.

Ambos, el amor y temor reverente que una persona siente, son el resultado directo de la comprensión de la persona de la grandeza de Di-s; más uno entiende Divinidad, más grande su sentido de amor y temor reverente a Él. Esta comprensión es lograda a través de estudiar los aspectos interiores de Tora, revelados en su forma más comprensible en Jasidut.

Éste, también, fue el tema de la liberación del Rebe Anterior: Como resultado de ocuparse él mismo de fortalecer Torá y difundir judaísmo, incluyendo su corazón más íntimo – aquél de enseñar y difundir la parte más íntima de la Torá – el Rebe (Anterior) pudo prevalecer sobre el mundo material. Así, no sólo ciertamente materias corpóreas – hasta e incluyendo cuerpos celestes – no estorban su obra, sino por el contrario, ellos lo asistieron en sus esfuerzos santos.

En su benevolencia, el Rebe atrajo hacia abajo este mismísimo poder a todos los judíos, para que ellos también puedan prevalecer sobre lo material y transformarlo en lo espiritual.

Basado en Likutéi Sijot, Vol. IV, págs. 1314-1316.

Llanto Injustificado

Cuando los espías que Moshé envió para inspeccionar la Tierra de Israel regresaron al campamento judío en el desierto de Paran luego de cuarenta días, profirieron calumnias en contra de ella: La tierra por la cual hemos transitado para explorarla es una que devora a sus habitantes (Números 13:32). La gente murmuraba en sus tiendas, diciendo: “¿A dónde somos conducidos? ¡Nuestros hermanos han llenado nuestros corazones de miedo!” Aquel día fue un 8 de Av, víspera de Tishá be Av.

Cayó la noche, y la nación se sintió abatida. Toda la congregación alzó su voz angustiada, y el pueblo lloró aquella noche. Todos los Hijos de Israel protestaron contra Moshé y la congregación entera les dijo: ¡Ojalá hubiésemos muerto en la tierra de Egipto o en este desierto, ojalá hubiésemos muerto! ¿Por qué motivo nos conduce Di-s a esta tierra para perecer por la espada? Nuestras esposas e hijos serán tomados cautivos; ¡es mejor para nosotros que regresemos a Egipto! Cada hombre dijo a su prójimo: Volvamos a Egipto (Números 14:1-5).

Y el pueblo lloró aquella noche — Rabí lojanán enseñó: Era Tishá beAv. Di-s les dijo: “Vosotros lloráis sin razón alguna, y por eso fijaré (este día) como uno de llanto para todas las generaciones futuras (Talmud, Taanit 29b).

Constituían una generación verdaderamente ilustre. Habían visto con sus propios ojos las insignes maravillas, señales y milagros que Di-s obró en Egipto y en el mar. Ante ellos los cielos mismos se abrieron. Habían percibido a Di-s y oído Su voz hablándoles de en medio del fuego. Constituían una generación cuyo alimento provenía de los cielos —el maná— y cuya sed era saciada por agua que brotaba de una roca —la Fuente de Miriam—, en contraste con el resto del mundo, que obtiene su pan de la tierra y su agua de los cielos. Su Rey y Amo había transformado para ellos un desierto yermo en un jardín paradisíaco. Estaban rodeados por las Nubes de Gloria Divina y eran guiados, durante el día, por la nube de Di-s, y por la noche, por Su columna de fuego. Constituían una generación que tenía a Di-s siempre cerca; El moró entre ellos y destruyó a sus enemigos. Estaban en camino a heredar la tierra de sus antepasados, el país que Di-s les había prometido: Observa, Di-s ha puesto la tierra ante ti, asciende y toma posesión… no temas ni te acobardes (Deuteronomio 1:21). Di-s los amaba y perdonó sus pecados, aun cuando muy a menudo se rebelaron en Su contra. El los cargó y transportó como sobre las alas del águila para llevarlos hacia Su legado.

Fue apenas ayer cuando se encontraban de pie ante el Monte Jorev en el desierto del Sinaí, a una distancia de tan sólo once días del desierto de Paran —próximo a su heredad— viajando por Seír —la ruta más corta—. Sin embargo, tomaron el camino más largo, rodeando el monte Seir, y aun así llegaron al lugar en tres días, pues Di-s les acortó el camino.

¿Cuál fue el propósito de todo ello? Por Su gran amor hacia el pueblo de Israel y hacia la Tierra Prometida, Di-s acortó su camino para que de esa forma pudieran ingresar a su heredad más rápido aún. No obstante, esta generación, cuyos deseos, todos, fueron cumplidos, cuando se le dijo asciende y toma posesión de la tierra, perdió toda su fe, abandonó su esperanza, y en lugar de albergar un enorme sentimiento de alegría se sumió en el duelo; en lugar de entonar alabanzas, rompió en llanto. ¿Cómo es posible explicar su comportamiento?

En verdad, hay muchas otras preguntas que pueden plantearse. Los espías que Moshé envió eran héroes espirituales. Su fe era tan sólida que no temían ir por los caminos más peligrosos a fin de explorar la tierra. Eran también físicamente fuertes, capaces de transportar pesadas cargas sobre sus hombros a lo largo de cientos de kilómetros. ¿Por qué se desvanecieron sus corazones y atemorizaron a los del resto del pueblo ante la fortaleza de los habitantes de la tierra a la cual estaban por ingresar? ¿Acaso estos eran más fuertes que los egipcios, ante quienes los mismos reyes canaanitas se sometían, antes de que el pueblo de Israel saliera de Egipto?

Con excepción de Calev ben lefuné y lehoshúa bin Nun (y la tribu de Leví), no hubo un solo hombre en toda la nación que no se uniera a los espías en la queja. La Torá (Números 14:1-2) nos dice: Toda la congregación… lloró… y todos los Hijos de Israel protestaron contra Moshé y Aharón…y toda la congregación sugirió lapidarlos. La Torá enfatiza tres veces que toda la nación se unió a los espías, que no había un solo hombre entre ellos cuya fe en Di-s permaneciera firme. ¿Cómo es posible que todo el pueblo se transformara súbitamente en una congregación de rebeldes, diciendo (ibíd. 14:3): ¿Es mejor para nosotros que regresemos a Egipto’?

Los espías eran culpables de haber difamado la tierra pero el pueblo fue aún más lejos y profirió calumnias contra Di-s, Quien siempre les había demostrado compasión: Por el odio que Di-s siente hacia nosotros nos había sacado de la tierra de Egipto, afín de entregarnos en manos de los cananitas para que nos aniquilen (Deuteronomio 1:27). ¿Cómo podía pronunciar una nación santa semejante blasfemia? ¿Cómo podía hablar una nación sabía con tanta insensatez?

Dado que todo este suceso contiene tantos elementos desconcertantes, no podemos conformarnos con una explicación netamente literal, en menoscabo del pueblo de Israel. Las Escrituras mismas testimonian que Israel es un pueblo sabio y entendido, y además, nunca hubo una nación sobre la tierra que perdiera sus sentidos nacionales tan rápido y de repente, de una sola vez. Por lo tanto, estamos obligados a buscar otra explicación para este hecho tan intrincado.

Extraído de “Nosotros en el Tiempo” de Editorial Kehot.



Ruth, la razón de ser

El Libro de Ruth fue escrito por el profeta Shmuel.

Es apropiado leer el Libro de Ruth en Shavuot, por dos razones:

Primero, porque nos da una visión de la cosecha, y cómo eran tratados los pobres durante esta época, con bondad y amor.

En segundo lugar, porque Shavuot es el aniversario de la muerte del rey David, y en el Libro de Ruth tenemos el origen de la Casa de David. El Rey David fue el bisnieto de Ruth y Boaz.

Pero quizás la razón más importante para la lectura del Libro de Ruth en este festival sea el hecho de que nos brinda una vivida descripción del perfecto Guer Tzedek, el prosélito o converso al judaísmo.

Shavuot es la época de la “Entrega de Nuestra Ley”, y cuando la recibimos, nosotros también, como el Guer Tzedek, juramos aceptar la Torá y cumplir sus 613 Mitzvot —mandamientos—.

La aceptación sin vacilaciones de la Torá y sus magníficas enseñanzas es nuestro orgullo. A pesar de todas las aparentes restricciones y responsabilidades, que coloca sobre los hombros de todo judío adulto, tenemos conciencia del privilegio de formar parte del “pueblo elegido” por Di-s.

Sin embargo, no buscamos prosélitos, o conversos.

Cuando un Guer viene y dice que quiere abrazar el judaísmo, nuestra Torá nos dice que es deber nuestro indicarle todas las dificultades y el peso de la responsabilidad que cabe a cada judío para cumplir dignamente la Torá. Debemos demostrarle que está eligiendo un camino muy difícil, y un modo de vida que no es popular en el resto del mundo.

Si, a pesar de todas estas consideraciones y advertencias, el Guer insiste en su deseo de abrazar el judaísmo, entonces sí podemos estar orgullosos de aceptar a un hombre así en nuestra congregación, pues seguramente será un judío devoto y sincero.

Onkelos, el famoso autor del Targum (traducción de la Biblia al arameo), fue un Guer Tzedek, y también lo fue Ruth.

Ruth era una princesa Moabita que profesaba altos ideales.

No estaba satisfecha con la adoración de ídolos en su propio pueblo, y cuando se presentó la oportunidad, abandonó los privilegios de la nobleza en su tierra para aceptar una vida de pobreza entre el pueblo que admiraba.

He aquí cómo ocurrió.

Eran los días en que los Jueces regían Israel.

Los hijos de Israel se habían alejado de la observancia de la Torá, haciéndose acreedores al castigo de Di-s. El hambre reinaba en toda la tierra.

Había un cierto personaje en Judea llamado Elimelej. Era un rico mercader que no estaba acostumbrado al hambre y la pobreza, y pensó que podía escapar a la miseria yéndose a otro lado. Junto con su esposa, Naomí, y sus dos hijos, emigró a Moav.

Ruth se hizo amiga de la familia judía, y comenzó a comparar su modo de vida, diferente, con el que ella llevaba.

Aprendió a admirar las leyes y costumbres judías, y la desazón que había sentido ante la vacía adoración de ídolos por parte de su pueblo se transformó en abierta crítica.

De esta manera, cuando uno de los hijos de Naomí le propuso matrimonio, se sintió feliz y orgullosa de aceptar.

No tuvo remordimientos por lo que dejaba atrás, su vida plena de lujos en el palacio, su título real, las posibilidades de riqueza y honores en el futuro. Todo lo que veía era el egoísmo y la crueldad de su gente, y la diferencia notoria con los judíos, a quienes ya se sentía profundamente ligada.

Elimelej y sus dos hijos murieron, y Naomí se convirtió en una pobre viuda, sin saber hacia dónde ir o qué hacer.

Por eso, Naomí dijo a Ruth y a su otra nuera, Orpá (también moabita): —Hijas mías, debo irme, y he decidido regresar a mi ciudad natal, Bet-Lejem. Las cosas no pueden estar muy bien allí, y no hay razón para que vosotras también sufráis. Aceptad mi consejo, entonces, y regresad a la casa de vuestros padres. Vuestros esposos están muertos, y quizás, si os quedáis en vuestra propia tierra, podréis encontrar otros hombres y volver a casaros. Yo he perdido a mis hijos para siempre, pero vosotras sois jóvenes, y podréis encontrar nuevos maridos.

Orpá se entristeció, besó a su bondadosa suegra y se despidió de ella. Ruth se aferró a Naomí llorando y le suplicó que le permitiera ir con ella. Se lo imploró con palabras emocionadas, diciendo: —No me pidas que te deje y me vuelva, pues donde tú vayas, allí iré yo, y donde tú te hospedes, allí me hospedaré yo; tu pueblo es mi pueblo, y tu Di-s mi Di-s; donde tú mueras yo moriré, y allí seré enterrada; que ésto y más me haga el Señor si nada más que la muerte nos separa.

Ruth era perfectamente consciente de lo que hacía. Naomí le había recordado las dificultades que el judío enfrentaba en todo momento, pero con todo, permaneció firme en su propósito de seguir a su suegra y aferrarse a la fe de su adopción, que se había vuelto tan preciosa para ella. El futuro probaría que Ruth sería recompensada con justicia por su resolución, mas, aún en su pobreza, Ruth no tuvo remordimientos. Era la época de la cosecha cuando Ruth y Naomí llegaron a tierra de lehudá —Judea—.

Ambas estaban cansadas de su viaje, y Ruth insistió que Naomí descansara, mientras ella salía a los campos de Bet-Lejem para encontrar algo con qué paliar el hambre.

Ruth penetró en un campo donde muchos hombres estaban ocupados cortando trigo, mientras otros los ataban con hojas y otros más los apilaban en carretas para su transporte.

Un poco vacilante, pero alentada por el hambre y el pensamiento de que debía obtener algo de comer para su suegra, Ruth ingresó al campo y se sentó a descansar, y ver si allí tenía suerte. —¡Di-s sea contigo, extraña!

Ruth hizo señas de haber recibido el amable saludo. Se sintió aliviada al escuchar a la misma persona bondadosa —¿Por qué no te adentras más en el campo? No temas. Junta algo de grano para satisfacer tu hambre.

Boaz mismo, el dueño del campo era el que así hablaba a Ruth. En ese momento, él era el Juez de Israel.

Ruth le agradeció y recogió algunas mazorcas.

Estaba por retirarse cuando la misma voz bondadosa le instó a quedarse y juntar aquellas que los hombres habían dejado de cosechar en las esquinas del campo, como “Pea”.

—¿Qué es pea? —preguntó Ruth.

Nuestra Torá nos dice que cuando el dueño de un campo ha cortado el grano, debe dejar las esquinas para los pobres, los necesitados y los extranjeros, quienes pueden venir a cosecharlo ellos mismos y llevarse el fruto de su trabajo —contestó Boaz.

—¡Qué maravilloso! —exclamó Ruth.

Se quedó pues a cortar el grano de una punta del campo, y culminada su labor se preparó para retirarse.

—No necesitas irte todavía —insistió Boaz— ¿Por qué no te quedas y te beneficias con Léket?

—¿Qué quiere decir Léket? —preguntó nuevamente Ruth.

—Según nuestra Torá, si un cosechador no corta de un solo golpe la espiga, o no la ve, no puede volver atrás, sino que debe dejar el grano que no ha cortado, o se le ha caído, como beneficio para los pobres y extraños —explicó Boaz pacientemente.

Ruth no dijo nada, pero no vio razón alguna para rehusar beneficiarse con las leyes de la Torá que ella misma había abrazado sin reservas.

Cuando hubo recogido toda una canasta, volvió a Boaz, le agradeció muy sinceramente por su bondad y se dispuso a partir.

—Aún puedes quedarte —insistió Boaz—. Puedes tomar Shijejá.

—La Torá es verdaderamente ilimitada al velar por aquellos menos afortunados —dijo Ruth— ¿Ahora dime por favor qué es ‘Shijejá”?

—Cuando el propietario de un campo lleva su carga de grano hacia los depósitos, es posible que haya dejado por olvido algunos fardos en el campo. Pues bien, la Torá le prohíbe regresar y recogerlos, y debe dejarlos para los pobres, las viudas, los huérfanos y los extraños.

Ruth se alegró con su buena fortuna.

Había juntado casi más de lo que podía llevar. Naomí y ella estarían ahora a salvo del hambre, por un buen tiempo. Agradeció a Boaz una vez más, y éste le hizo prometer que volvería.

Ruth estaba llena de emoción mientras se dirigía en busca de su suegra. Le relató todo lo que le había sucedido en los campos de Boaz. Naomí se sintió feliz con el éxito de Ruth y con el hecho de que ésta hubiera agradado a Boaz, el generoso terrateniente. Además, le dijo a Ruth que Boaz era pariente de Elimelej.

Entretanto, Boaz había hecho averiguaciones sobre la extraña que había capturado su corazón, y descubrió que era la nuera viuda de Naomí. Debido al parentesco existente, y de acuerdo a las leyes de la Torá era recomendable que Boaz contrajera enlace con Ruth y así se lo hizo saber. Cuando Boaz pidió a Ruth que se casara con él, Naomí le recomendó aceptar.

De esta manera Ruth fue imprevistamente recompensada con riqueza y felicidad.

Ruth y Boaz tuvieron un hijo llamado Oved, quien fue padre de Ishai. El hijo menor de Ishai fue David, quien se transformó en el ungido del Señor y querido rey de todo el pueblo judío.

La historia de un hermano

Maurice Cohen trabajó para el Mossad en un proyecto especial en los años 1960. Al principio, Maurice no sabía quién era el que mandaba aquellos mensajes que él decodificaba. Al pasar el tiempo, Maurice comenzó a sospechar que los mensajes eran mandados por su hermano Eli. La increíble historia aparece en este artículo por primera vez.

Cuando Eli estaba en Siria, yo trabajé en la unidad de inteligencia, la responsable de las actividades de Eli. Codifiqué las transmisiones que le mandé y decodifiqué aquellas que recibía.

Al principio, no sabía para quién eran estos mensajes, o de quién eran. Más adelante, descubrí que el destino era Damasco, en Siria, y nuestro agente no era nada menos que Eli Cohen, conocido por su nombre en código de Kamel Amín Tabet, nuestro hombre en Damasco.

Como parte de mi trabajo, tenía todos los códigos regulares y secretos que los activadores de Eli usaban para comunicarse con él. Eli y sus activadores solían mandar un mensaje personal al final de las transmisiones operativas. Un día recibí el código: “¿Recibió Nadia la máquina de coser Singer que le mandé?”. Ahora bien, no había ninguna palabra en el libro de código que fuera “Nadia”, o “Máquina de coser Singer”. Pregunté a mis comandantes, “¿Qué significa esto?”. Su respuesta fue que era un código súper secreto, del cual yo no tenía espacio de seguridad. Lleno de curiosidad, visité a mi cuñada Nadia aquel día, y descubrí que de hecho, ella había recibido la máquina de coser que Eli había mencionado en su mensaje.

En otro mensaje mandado a Eli, al final del telegrama había un mensaje personal, “Srita. Fifi un Comienzo de Marcha”, La Señorita Fifi había comenzado a caminar. Por supuesto, no les pregunté a mis comandantes, y fui directo a la casa de mi cuñada, y vi que mi sobrinita Sophie, la hija de mi hermano Eli, había dado sus primeros pasos, luego de haberle tomado más tiempo que otros bebés. Esto lo había preocupado a Eli, y el mensaje fue mandado a él para calmarlo.

Aquí, llegué a la conclusión que el hombre detrás de estas líneas no era otro que mi hermano Eli.

Eli tendría vacaciones para visitar Israel. Durante estos tiempos, mensajes falsos serían mandados al mismo destino para engañar al enemigo.

En una de sus visitas a Israel, Eli trajo un par de pantuflas para su hija. Eran de piel, con diseño en oro, hecho en Siria. El talle estaba grabado en las suelas de las pantuflas en números árabes. Yo estaba muy emocionado, y le pregunté a Eli dónde había comprado aquellas lindas pantuflas. Eli contestó sin titubear, “De la Galería Lafayette, en París”. Se la compliqué un poco a Eli, y continué preguntándole si en París, todos los talles están escritos en árabe. Se molestó un poco, y me preguntó sarcásticamente, “¿Qué es esto, un interrogatorio? Te he dicho que los traje de Francia. Quizá fueron importados de algún país Árabe”.

Eli se sintió incómodo y trató de cambiar de tema. Me preguntó si había recibido una línea de teléfono nueva para mi apartamento, ya que me había mudado hacía poco y era difícil conseguir una línea de teléfono aquellos días. “Trabajas para el servicio postal, debería serte más fácil conseguir una línea”, bromeó. No sabía que yo trabajaba ocultamente para el Ejército de Inteligencia Israelí. Le dije que había recibido un teléfono, y le di el número. Pero en vez de darle el mío, comencé a darle el del departamento de él en Damasco, que había mandado poco tiempo antes de su viaje a Israel. Eli comenzó a escribir el número, pero paró en la mitad. Su rostro enrojeció, su incomodidad era evidente, pero se calmó de inmediato y me dijo que tenía que correr al supermercado a comprar algo antes de que cerrara.

Eli llamó a sus comandantes en la base central quienes lo habían activado, y les contó lo sucedido con gran temor y preocupación. Le dijeron que no había de qué preocuparse, que debía de ser una coincidencia. Pero antes de que Eli regresara a casa, fui convocado a mi base y prevenido de no discutir el tema con Eli ni revelar este secreto a nadie.

Guardé este secreto muy profundo en mi corazón, sin poder compartirlo con nadie, en especial con mi familia. Sabía la importancia de seguridad que implicaba. Me di cuenta de la valiente postura que mi hermano Eli había tomado para defender a su país, mientras se ponía en peligro mortal. Este conocimiento rasgaba mi corazón y me ponía en un terrible dilema. ¿Debería causar que la misión esencial de Eli se alterase para poder salvar su vida y que volviera a su familia, y así ser considerado un traidor por mi gente y mi país? ¿O debería ignorar la información que poseía, y poner la seguridad de Eli en las manos de Di-s, y dejarlo completar su sagrada misión de salvar nuestra santa tierra de la destrucción de un enemigo vicioso y loco? No tenía opción. Luego de una larga deliberación, sabía que debería optar por la segunda, y dolorosa opción.

Los resultados de mi decisión son muy conocidos. Eli fue finalmente capturado y encarcelado en Damasco, torturado con crueldad barbárica que es demasiado agonizante como para ser descrita. Luego de un largo juicio, del cual Eli no recibió defensa apropiada, fue sentenciado con la pena de muerte y colgado en público en Damasco en el año 1965. Sin embargo, la información que Eli reunió ayudó a Israel a ganar la Guerra de los Seis Días, y esencialmente liberar a Israel de una amenaza de destrucción segura.

Eli fue a su muerte como un judío orgulloso, con la legendaria plegaria “Shma Israel” en sus labios. Pidió perdón a toda su familia, y que nos reunamos a decir el Kadish por él y por su padre de bendita memoria.

Para más información sobre Eli Cohen, puede ingresar a la página web (en inglés): http://elicohen.org/resources/brothersstory/

Por Maurice Cohen

Pirkei Avot I

Estamos en el período del año en el cual estudiamos el tratado talmúdico de Pirkei Avot. El tratado contiene seis capítulos y se estudia uno cada sábado de los seis sábados entre Pésaj y Shavuot. (Hay también quienes tienen la costumbre de repetir el ciclo hasta Rosh Hashaná.)

La temática de Pirkei Avot es la conducta piadosa, más allá de lo que exige la ley. En otras palabras, a diferencia de los demás tratados del Talmud, Pirkei Avot no habla de obligaciones sino de Milta Dejasiduta, sugerencias en cuanto a cómo vivir una vida en un nivel espiritual y ético más allá de lo exigido por la ley.

Hay varias razones dadas por las cuales se estudia este tratado justamente en este período del año. Una es que es una preparación para recibir la Torá, Dérej Eretz Kodmá Latorá, los buenos modales vienen antes y son una preparación para el estudio de la Torá.

Veamos algunas de las enseñanzas del capítulo que corresponden a esta semana. Igual que todos los tratados de la Mishná, Pirkei Avotse divide en capítulos y los capítulos agrupan módulos más específicos, denominados Mishná (o Mishnaiot en plural).

Mishná 1:

Moisés1 recibió la Torá del Sinaí y la transmitió a Josué2; Josué la transmitió a los Ancianos3; los Ancianos la transmitieron a los Profetas4; y los Profetas la transmitieron a los integrantes de la Gran Asamblea5.

Ellos dijeron tres cosas: Sé paciente en el juicio; formen muchos discípulos; y hagan un cerco defensivo para la Torá.


La pregunta que salta a la vista es ¿qué tiene que ver una reseña histórica de la transmisión generacional de la Torá con un tratado de ética?

Hay varias respuestas que dan los comentaristas:

1) Es para enfatizar que las sugerencias que aparecen en este tratado no son inventos humanos sino que provienen del Sinaí.

2) La descripción de la transmisión generacional contiene una enseñanza en cuanto a cómo aproximarse y tener éxito en el estudio de la Torá y asegurar su perpetuación. La Torá no es igual a cualquier cuerpo de conocimiento y el método de estudio de la Torá no es igual al de cualquier otra materia. Para poder conectarse verdaderamente con la Torá, más allá de su interpretación superficial, hacen falta ciertas condiciones, representadas en los mencionados eslabones de transmisión.

Veamos.


1. Moisés recibió la Torá del Sinaí.

A primera vista cabe preguntarse, por qué dice que recibió la Torá del Sinaí y no en el Sinaí? También: ¿por qué mencionar al Sinaí como origen de la Torá en vez de decir que Moisés recibió la Torá de D-os?

Nuestros sabios relatan6 que la razón por la que D-os entregó la Torá específicamente sobre el Monte Sinaí fue porque debido a su poca altura simboliza la humildad.

Hete aquí la primera condición necesaria para poder recibir la Torá correctamente: la humildad. Si uno se aproxima al estudio de la Torá con arrogancia, es difícil que esté abierto a aprender algo, ya que seguramente estaría convencido que es capaz de enseñarle a la Torá en vez de aprender de ella…


2. y la transmitió a Josué.

La Torá7 describe la característica especial de Josué como un “joven que nunca se apartó de la tienda (de Moshé)”. Hete aquí la segunda característica necesaria para tener éxito en el estudio de la Torá: dedicación. Para tener éxito en el estudio de la Torá hay que dedicarle tiempo; mucho tiempo. Debe ser la ocupación central, si no exclusiva, de uno.


3. y Josué la transmitió a los Ancianos.

La palabra hebrea por Anciano es Zakén. El Talmud8 explica que Zakén es una compresión de dos palabras Ze Shekaná (Jojmá), o sea “el que adquirió (sabiduría)”. La idea es que la edad se mide por la cantidad de sabiduría que uno ha adquirido.


“Adquirir” implica usar la mente para entender y “adueñarse” la Torá. A diferencia de los primeros dos pasos que implican “dejarse de lado”, este paso implica lo contrario, usar la capacidad intelectual de uno para entender las cosas de acuerdo a ella. El intelecto de uno también tiene que estar de acuerdo.


4. y los Ancianos a los Profetas.

¿Qué tiene que ver la profecía con el estudio de la Torá? De hecho, no es aceptable decidir una ley de la Torá en base a la profecía. Uno no puede imponer su opinión en un tema halájico diciendo que “D-os me dijo que la interpretación de tal ley es así…”; debe ganar la discusión en base a argumentos fundados en las tradicionales reglas de interpretación talmúdica.

La explicación es que para tener éxito en el estudio de la Torá uno debe, tal como los profetas, estar en un estado espiritual elevado para poder captar la dimensión Divina de la misma. El estudio de la Torá no es meramente una actividad intelectual; es una tarea spiritual y uno precisa la ayuda de D-os para tener éxito.


5. y los Profetas la transmitieron a los hombres de la Gran Asamblea

Los hombres de la Gran Asamblea fueron quienes definieron muchos de los aspectos prácticos del judaísmo luego del retorno del exilio babilónico.

Hete aquí otra característica necesaria para el estudio exitoso de la Torá: buscar y sacar conclusiones prácticas de cada cosa que uno estudia en la Torá. El saber que cada cosa debe tener una aplicación práctica ayuda a que el estudio sea más focalizado y exitoso.


Ellos dijeron tres cosas:

Si bien dijeron muchas cosas, las tres citadas aquí tienen que ver con el tema de la perpetuación de la Torá.


Sé paciente en el juicio

Esto tiene implicancias tanto para jueces como para líderes comunitarios y educadores.

Para los jueces la enseñanza es que no deben juzgar apresuradamente.

Para los líderes comunitarios la implicancia es que no juzguen por las apariencias; que sepan comprender a fondo la situación de su comunidad antes de juzgarla y tomar acción.

Para los educadores la enseñanza es que deben analizar los fuertes y debilidades de cada alumno y trazar un plan de estudios personalizado acorde.


Formen muchos discípulos

Al entender las particularidades de cada alumno uno podrá desarrollar la capacidad de cada uno, logrando así muchos discípulos. El énfasis está en la palabra “discípulo”, quiere decir uno que no sólo escucha y comprende, sino internaliza las enseñanzas recibidas.


Hagan un cerco para la Torá

En cada generación hay que analizar los desafíos particulares y establecer normas de conducta que aseguren el respeto a la Torá, su cumplimiento y futura transmisión.


Basado en las enseñanzas del Rebe de Lubavitch, que su mérito nos proteja, transmisor de Torá por excelencia quien personificaba las enseñanzas de esta Mishná.

Rabino Eliezer Shemtov