17 de Tamuz: ayuno por los cinco hechos trágicos

El 23 de julio es un día de ayuno y reflexión. Este día, 17 de tamuz fue el día que se derrumbaron las murallas de Jerusalem (69 a.e.c.), hecho que da comienzo a las tres semanas de duelo por la destrucción de los Templos Sagrados y el exilio del pueblo judío, del cual sufrimos aún hoy.

El ayuno comienza con la salida del alba y culmina luego de la salida de las estrellas.

Este ayuno, conocido como Shiva Asar beTamuz, también recuerda otros 5 eventos trágicos:

– Moisés destruyó las primeras tablas de la ley cuando ve a los israelitas adorando el becerro de oro. (1323 a.e.c.)

– Durante el sitio de Jerusalem, los judíos se ven forzados a dejar de acercar el sacrificio diario (“Tamid”) por falta de ganado. (422 a.e.c.)

– Los Romanos entran a Jerusalem (68 e.c.)

– Apóstomus quemó los rollos de la Torá (80 e.c.).

– Apóstomus coloca un ídolo en el Templo. (69 e.c.)

Durante estas tres semanas, hasta el 9 de Av (este año 28 de Julio), no se llevan a cabo matrimonios ni otros tipos de eventos festivos. Tampoco se visten ropas nuevas ni se comen frutas de estación por primera vez. (Consultá el Código de la ley judía -Shuljan Aruj – o a un rabino capacitado acerca de estas prohibiciones).

El Rebe de Lubavitch impulsó que las tres semanas deben ser una época de aumentar en caridad y en el estudio de Torá – acorde al versículo (Isaiah 1:27), “Zion será redimido por la ley, y sus retornantes por caridad ” , particularmente el estudio de porciones de Torá que tratan las leyes y el significado del santo Templo de Jerusalén.

Ben Hametzarim – “Esperando al Mashiaj”

Esstas tres semanas que van del 17 de Tamuz (23/7) -hasta el 9 de Av (13/8), son tres semanas de duelo por la destrucción del Beit HaMikdash que culminó con el exilio.

Es importante reflexionar sobre esta situación y pedir de Hashem que nos mande al Mashíaj.

Tal como ocurriese en el primer exilio en Egipto, Hashem no mandó al salvador (Moshé Rabenu) hasta que el pueblo mismo clamó por la salvación.

Por este motivo nos enseñaron que en la Amidá pidamos por la venida del Mashíaj “Haz sonar el gran Shofar para nuestra libertad… y recógenos de los cuatro rincones del mundo a nuestra tierra…”

“Regresa con misericordia a Jerusalém, Tu ciu-dad… y reconstrúyela pronto en nuestros días…”

“Haz que el vástago de David, Tu servidor florezca rápidamente, e incrementa su poder mediante Tu sal-vación, pues a tu salvación ansiamos todo el día…”

“Que nuestros ojos vean Tu retorno a Tzión…”

Y concluimos con “sea Tu voluntad… que se reconstruya el Bet Hamikdash pronto en nuestros días”.

En el día 9 de Av los Sabios instituyeron una plegaria adicional en el rezo de minjá que dice: “Consuela Hashem a quien está de duelo por Tzión y Jerusalém…

Por eso Tzion llora amargamente y Jerusalém eleva su voz: Pues Tu Hashem, la consumiste con fuego y con fuego Tú has de reconstruirla, como fue dicho: Yo seré para ella dice Hashem, un muro de fuego de rededor y

Yo seré para gloria en su medio (Zejaria 2:9)”

Aunque nuestros Sabios nos cuentan que el tercer Bet HaMikdash será construido por Hashem como decimos en los rezos: “

… el Santuario, Hashem, que Tus manos han establecido” (Shemot 15:17)

Llamado del Rebe de Lubavitch

En estos días es menester incrementar la observancia del versículo “Tzión será redimida con Ley (mishpat), y quienes retornen a ella lo harán mediante la caridad (tzedaká)”, ampliando nuestros actos de caridad y estudio de la Torá.

Es importante dedicarse a segmentos de la Torá que tratan de la Redención y la construcción del Gran Templo.

El estudio de estos temas debe ser con mayor en-tusiasmo, dado que nos encontramos en los umbrales de la Redención.

Es importante estudiar los temas vinculados al Gran Templo, que será una realidad palpable, con la venida de nuestro justo Mashíaj.

¿Por qué tengo que saber todo sobre el Tabernáculo?

El significado del Arca (Arón) en el Mishkán

Por Israel Cotlar

PREGUNTA:

Durante las pasadas semanas me ha sido muy difícil concentrarme en las lecturas semanales de la Torá. Me encuentro hojeando los intrínsecos detalles de la construcción del Mishkán, el Tabernáculo móvil que los judíos habían construido en el desierto.

No soy un historiador, ni arquitecto, y no estoy muy interesado en cuántos hilos han sido cosidos. ¿Cómo me reconcilio a lo tedioso de estos versículos? ¿Qué se supone que debo aprender de estas enseñanzas?

RESPUESTA:

Me alegra que lo preguntes. Es un signo de que estás estudiando la porción semanal de la Torá correctamente, fijándote en lo que te enseña hoy, y no simplemente dando vuelta las páginas como si la Torá fuese un Libro de Historia Judía.

Comencemos por un principio general:

La Torá sólo menciona aquello que sirve como lección para siempre. 

Así es que, el hecho de que la Torá nos cuente sobre el Mishkán con tanto detalle significa que hay mucho para aprender de ello.

La clave aquí es que cada ítem en el Mishkán físico tiene su contraparte en nuestras propias vidas, el “Mishkán” privado que cada uno construye dentro suyo. 

El versículo mismo sugiere esto cuando da la primera instrucción al pueblo judío sobre el Mishkán: “Harán para Mí un santuario y Yo moraré dentro de ellos”. ¿Por qué el cambio de singular a plural? Rabí Ieshaia Horowitz (1558-1628), conocido como el Shaló, explica que el versículo no dice que Di-s morará “dentro de cada uno”, refiriéndose al Mishkán, sino que dice “en medio de ustedes”, refiriéndose al Mishkán que hay dentro de cada uno de nosotros.

Las enseñanzas de los Jasidim están llenas de conexiones entre los intrínsecos detalles de la construcción del Mishkán y los contenidos, y el Mishkán personal que hacemos en nuestras vidas.

Tomemos un ejemplo: el Arca.

El Arca misma estaba hecha de madera. Y, el versículo (Éxodo 25:11) nos dice: “Y le harás una capa de oro puro, por dentro y por fuera”.

Los judíos cumplieron con esta directiva al hacer tres cajas metidas una dentro de otra. La caja más grande y visible estaba hecha de oro puro. Dentro de ella, había una caja de madera de acacia. Luego una segunda caja de oro era puesta dentro de la de madera. Así, la caja de madera del medio estaba cubierta de oro por fuera y por dentro.

¿Qué nos enseña esto sobre nuestro Mishkán personal?

Nosotros también tenemos tres capas:

La dimensión más interna del alma es de “oro puro”. Esta es nuestra “chispa Divina”, aquella parte de nuestro subconsciente que nunca puede ser contaminada, como el oro, que es un elemento inorgánico no sujeto a cambios.

Después, viene una parte más visible de nuestra alma: nuestra personalidad. Sentimientos, actitudes, humores…la parte de nosotros que fluctúa constantemente. Como la madera, que puede ser exquisita y bella (nuestros momentos espirituales, ideales), o putrefacta (los momentos llenos de depresión y deseos negativos).

Finalmente, está nuestra arca externa, aquella visible para todos: nuestro comportamiento. Idealmente, esto también es de oro.

Hay dos lecciones aquí:

Reconocemos que la capa del medio hecha de madera, tiene sus momentos oscuros. Y está bien. Sin embargo, se nos instruye controlar nuestras tentaciones y mostrar un oro brillante. A pesar de lo que pasa adentro, nuestras acciones están bajo jurisdicción.

Nunca debemos sentirnos hipócritas cuando hacemos una buena acción. Al contrario, es el nivel del medio que no es nuestra verdadera esencia; el oro que mostramos afuera simplemente refleja quienes somos en nuestro nivel más profundo.

Esto es sólo un ejemplo. Hay incontables lecciones para aprender del diseño del Arca. Lo mismo ocurre con los otros recipientes, así como con todo el diseño del Mishkán. Así que puedes ver, que con un poco de esfuerzo y estudio, estos versículos pueden ser entendidos, de hecho, como si te hablaran directamente a ti.