La jalá y sus tips

“De la primicia de vuestras masas, una hogaza habréis de separar (jalá)… De la primicia de vuestras masas habréis de ofrecer ante Ad-onai, ofrendada por vuestras generaciones.” (Números 15:20-21)

En su uso más conocido, la palabra hebrea jalá se refiere a las dos hogazas de pan que conforman el centro de la comida de Shabat. Pero en su significado básico, bíblico y halájico, la jalá es el pedazo de masa que tradicionalmente se separa y consagra a Di-s cada vez que cocinamos el pan.

Separar jalá es uno de las 613 mitzvot (preceptos Divinos) que constituyen el cuerpo y alma de la vida judía. Plena de significado espiritual, es una de las tres principales mitzvot de la mujer judía y tiene un efecto de largo alcance en la mente y el corazón de quien la cumple, en su familia, y en la propia naturaleza de su casa. Por cientos de generaciones, las mujeres judías en todo el mundo han cumplido esta hermosa y transformadora mitzvá.

Jalá en el presente

Hoy en día, debido a que el Templo Sagrado está destruido y las condiciones de pureza ritual en las cuales los Kohanim comían jalá no están disponibles, es que de hecho no le damos jalá al Kohen.

Sin embargo, en recuerdo de este regalo y en el anticipo de la futura redención y reconstrucción del Templo Sagrado, es que todavía observamos la mitzvá de separar jalá. Tomamos el pedazo de masa, pero en lugar de comerlo, lo quemamos, ya que su santidad prohíbe usarlo de ninguna forma.

Separar jalá

La jalá se separa después de haberse mezclado bien la harina y el líquido, mientras la masa todavía está entera, antes de que haya sido dividida y hecho los panes. Si la masa se ha amasado en varios lotes, combínelos todos en un solo bol. Debe haber un mínimo de 1.700 kg de masa.

Si se reúnen las condiciones para recitar la bendición, recite lo siguiente (si no entiende el hebreo, puede hacerlo en español o en cualquier otro idioma que entienda):

Fonética:

BA-RUJ ATÁ ADO-NAI ELOHEINU MELEJ HA OLAM, ASHER KIDSHANU BEMITZVOTÁV VETZIVANU, LE HAFRISH JALÁ.

Traducción:

Bendito eres Tú, Di-s, nuestro Señor, Rey del Universo, Quien nos santificó con Sus preceptos y nos ordenó separar jalá.

Separe un pequeño pedazo de masa (no menos de 1/24 del todo) y diga: “Esto es jalá.”

Queme la jalá envuelta en papel aluminio y colóquela sobre la hornalla de la cocina; o por cualquier otro método. (Si la quema en el horno, no debe haber ninguna otra comida cocinándose al mismo tiempo dentro del mismo.)

Costumbres y Segulot

Los siguientes son algunos beneficios espirituales especiales atribuidos a la mitzvá de separar jalá, junto a algunas costumbres que se practican al cumplirla:

*Al preparar jala y otros alimentos para Shabat, es costumbre decir: “lijvód Shabat kódesh”-, “en honor al santo Shabat”.

*Algunas tienen la costumbre de recitar Salmos mientras amasan y rezar por aquellos que precisan asistencia Divina y salvación. Debido al gran mérito atribuido a la mitzvá de separar jaláa, vale la pena hornear especialmente a fin de cumplir esta mitzvá al menos una vez al año, idealmente durante los Diez Días de Arrepentimiento entre Rosh HaShaná y lom Kipur (Sidur Kol Eliahu).

*La siguiente costumbre se hizo común recientemente en las comunidades judías: Cuarenta mujeres rezan al separar la jalá dedicando su plegaria al mérito de alguna persona que necesite salvación (por ejemplo recuperarse de alguna enfermedad, encontrar pareja, o tener hijos).

*La mitzvá de separar jalá es reconocida como segula para un parto seguro y fácil. Es costumbre separar jala al menos una vez en los nueve meses de gestación.

*Según nuestros Sabios, la mitzvá de separar jalá trae consigo bendición para el buen sustento en nuestros hogares.

 

Te damos algunos consejos para hacer más eficiente y disfrutar de  la preparación de la jalá:

*Aceitar levemente el fondo y las paredes del recipiente antes de colocar los ingredientes impedirá que la masa y la harina se peguen al mismo, facilitando su limpieza posterior.

*Si la masa te resulta demasiado pegajosa, agrega el aceite después de que los demás ingredientes ya hayan comenzado a formar una masa. De este modo, ésta será más fácil de trabajar, y no se pegará.

*Si has comenzado a amasar y descubres que se hace demasiado difícil, deja descansar la masa cubierta, y aguarda 10 minutos antes de volver a intentarlo. Será mucho más sencillo trabajarla luego de este descanso. Esto es válido también para la masa difícil de trenzar: colócala en el refrigerador por 10 minutos antes de hacerlo.

*Para acelerar el proceso de leudado en un ambiente frío, enciende el horno al mínimo. Coloca un recipiente de agua hirviendo en el piso del horno, y luego una rejilla encima. Luego coloca el recipiente con la masa sobre la rejilla, y apaga el horno.

*Si tu horno tiene dos compartimentos -uno para leche y otro para carne- haz panes de forma distinta para cada uno ellos. De este modo podrás diferenciarlos fácilmente.

*Para que los productos que sacas del freezer tengan el sabor de “recién salidos del horno”, descongelalos casi por completo, envolvelos en papel de aluminio, y calentalos en el horno durante 10 o 20 minutos a baja temperatura.

Las Jalot de Mamá

Ingredientes:

50 gr de levadura

1 taza de agua tibia

1 cucharada de azúcar

3 tazas de agua tibia

1/2 taza de aceite

2 cucharadas de sal

1/2 taza de azúcar

2 huevos

1 kg de harina

Glaseado:

1 huevo, batido semillas de amapola

Rinde: 6 jalot medianas

Procedimiento:

1. En un recipiente pequeño, combina levadura, 1 taza de agua tibia y 1 cucharada de azúcar.

2. Coloca el aceite en un recipiente grande, viértelo encima el agua tibia. Agrega huevos y mezcla bien. Añade la mezcla de levadura y luego, gradualmente, la harina.

3. Amasa durante 10 minutos. Si la masa es demasiado blanda, agrega un poco de harina. Cubre el recipiente con un papel film o una toalla limpia de cocina, y deja leudar la masa en un ambiente cálido durante aproximadamente 1 hora, hasta que duplique su volumen.

4. Separa la Jalá. Véase “La Mitzvá de Hafrashat Jalá”

5. Modela los panes, colócalos en una bandeja, cúbrelos, y déjalos leudar nuevamente por aproximadamente 1 hora en un sitio cálido. Mientras tanto, precalienta el horno a 180° C (350° F).

6. Pinta los panes con huevo batido y espolvoréalos con semillas de amapola. Hornea durante aproximadamente 40 minutos, hasta que las jalot tomen un color marrón dorado. Sácalas del horno y de la bandeja, y déjalas enfriar sobre una rejilla o estante de alambre.

JALÁ, PREGUNTAS Y RESPUESTAS 

Pregunta: ¿Un hombre puede separar jalá?

Respuesta: Aunque separar jalá es una de las tres mitzvot dadas sobre todo a las mujeres, cualquier persona mayor a la edad de Bar o Bat Mitzvá puede separar jalá si fuera necesario.

Pregunta: La capacidad de mi procesadora es menor a la cantidad requerida para separar jalá. ¿Puedo hacer la masa en dos lotes y cumplir con la mitzvá?

Respuesta: La mayoría de las procesadoras no son lo suficientemente grandes para contener toda la masa necesaria para separar jalá. Por lo cual se hace necesario preparar la masa en tandas. Luego las masas se combinan, como se describe abajo. Toda la masa debe ponerse en un recipiente. Cubrila completamente, convirtiéndola en “una sola masa”, asegurándote de que esté tapada por todos lados en el recipiente y la cubierta. Luego entonces se separa jalá con bendición.

Pregunta: ¿Se puede separar jalá de pan ya horneado?

Respuesta:La jalá debe separarse antes de hornearse. Sin embargo, si no fue posible porque la mezcla estaba floja (como sucede con las tortas), o si uno se olvidó de separar jalá antes de ponerla al horno, entonces debe separarse luego de hornearla, pero antes de comer cualquier otro producto horneado. La jalá se separa poniendo todas las hogazas horneadas o tortas en una caja o recipiente, cubierto con una tela. Luego se toma un pedazo de uno de los panes y se dice la bendición, si corresponde el caso.

Pregunta: ¿Se separa jalá sólo del pan? ¿Qué tal de tortas, galletas o pan dulce?

Respuesta: Si se reúnen los requisitos para separar jalá, entonces se debe hacerlo también al hornear tortas, galletas y panes dulces. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las recetas de estos productos horneados no reúnen los requisitos, y aún cuando lo hacen, normalmente no reúnen los requisitos para separar jalá con bendición. (Lea arriba sobre especificaciones y requisitos para separar jalá.)

Pregunta: ¿Se separa jalá si la masa será frita o hervida?

Respuesta: Si uno amasa la masa con la intención de cocinarla o freírla (por ejemplo para tallarines o bollos rellenos), se debe separar jalá sin bendición. Sin embargo, si la masa se amasa con la intención de hornearla aunque sea sólo una parte, y luego efectivamente esa parte se la hornea (incluso una pequeña cantidad), entonces se debe separar jalá con bendición, con tal de que la masa entera reúna los requisitos mínimos necesarios.

Mantené tu palabra

“Pero papá… VOS DIJISTE…”

“Sí, yo sé, pero ¡no sabía que la casa se quemaría ayer!”

“¡No me importa! VOS DIJISTE que me arreglarías la bicicleta ¡¡¡HOY!!!”

“Pero Susi, tu bicicleta ¡¡¡se DERRITIÓ con el fuego!!!”

“Pero vos DIJIIIIISTEEEE….”

¿Es Susi irracional? Tal vez. Pero el grado de desilusión de Susi y el inevitable berrinche consecuente sucedió mucho antes del incendio.

La expectativa para su desilusión es criada, no nacida. Y una vez que surge en la personalidad del niño, es como gasolina que se almacenó pobremente en un garaje atestado…le lleva poco tiempo encenderse. Y así como un incendio puede ser prevenido a través de pasos simples y prácticos, también puede suceder con escenas volátiles de frustración y culpa.

¿Cómo? Siguiendo una regla básica de oro: Mantené tu palabra.

Esto puede ser un consejo bastante obvio pero imposible, dado al curso cambiante de la realidad entre una promesa y su cumplimiento. Pero con siete niños he hecho miles de promesas. Y aún así, he encontrado posible mantener la regla de “cuida tu palabra” la mayoría del tiempo. He aquí algunas maneras que me han ayudado.

1) Mira el futuro

A pesar de que las desilusiones inevitablemente ocurran, es posible para los niños aceptarlas sin culpas ni enojo, manteniendo una mirada optimista y bien orientada que los ayudará mucho en alcanzar las metas de sus vidas, tanto en el futuro distante como en el cercano. Pero primero, nuestros hijos deben aprender a confiar en los padres y a creer que cuidar nuestras palabras es una preocupación vital para nosotros. Al hacer esto, podemos crear en nuestros hijos una expectativa que lo que nosotros prometemos, lo cumplimos.

2) Hacé tu propio compromiso

Primero, tenemos que hacer un compromiso, para nosotros mismos más que para nuestros hijos, de cuidar con nuestra palabra. Esto es una decisión moralmente correcta y práctica. Cuidar nuestra palabra con nuestros hijos es simplemente la mejor política.

Ningún niño quiere enojarse con sus padres. Amor y confianza son las tendencias naturales del niño. Quieren creer en nosotros. Precisan confiar en nosotros para sentirse seguros y a salvo. Cada cosa, depende de nosotros. Desconfianza y desilusión son criadas internamente, no congénitas. Las engendramos con nuestros “pequeños” actos de comportamiento inapropiado.

Cuando no puedes cumplir con la promesa de llevar a tu hijo al zoológico, por ejemplo, tu desilusión de no poder cumplir con tu palabra debería ser tan grande como la desilusión del niño de no poder ir al zoológico.

3) Mantené tu Palabra

Una vez que te has comprometido en cumplir con tu palabra, intenta cumplirla siempre que puedas, especialmente cuando es fácil. Ya habrán varias veces en las que no podrás hacerlo, o en las que te será difícil.

Si decís que leerás un cuento, entonces hacelo. Si deciís que irás a caminar, también hacelo. Si decís que arreglarás la bicicleta (y la casa no se incendió), hazlo.

Hay que acordarse de nuestro compromiso y visualizar estos surcos del carácter. Forzar el futuro entero de nuestro hijo a que aparezca en nuestra mente. Imaginar que todo su futuro está sostenido en el balance de nuestra elección. Decirnos a nosotros mismos: “Ya sea si cumplo mi palabra o no, en este momento es otra gota de agua que talla la ranura del futuro crecimiento y desarrollo de mi hijo”.

Puede ser una exageración. Pero las exageraciones siempre ayudan cuando probamos nuevos comportamientos en nosotros, especialmente cuando estos comportamientos compiten con nuestros propios deseos.

Mantener nuestra palabra a nuestro hijo en ese momento debe ser más importante que el resto de las cosas.

4) Llamate vos mismo  la atención

“Papá, anoche le leíste una historia a Dovid, ¡dijiste que hoy me leerías a mí una!” “Por supuesto que lo haré querida, si Papá dijo que lo haría, entonces lo va a hacer”

“Mamá, ¿puedo tomar un vaso de leche?” “Estoy en el teléfono querida, pero te lo daré apenas corte”. Si la mamá de Sara ha creado confianza, Sara va a creer en su mamá. No va a esperar una hora, pero probablemente tolere unos quince o veinte minutos.

Cuando cumplimos con nuestra palabra, nuestros hijos se relajan. Saben que les estamos diciendo la verdad y que haremos lo mejor. Tienen fe en nosotros. Y la fe permite relajarse, tener paciencia y auto controlarse.

Cuando esto sucede, nuestros hijos paran de intentar controlarnos y manipularnos con su enojo y berrinches. Ellos creen en lo que decimos, no solo para darles lo que quieren, sino porque cumplir con nuestra palabra es importante para nosotros, sus padres.

5) Si no puedes hacerlo cuando dijiste, hacelo después

En caso de que algo te prevenga de cumplir con tu palabra, busca la primera oportunidad para poder cumplir con la frustrada promesa. Y si queremos ser conocidos como el hombre o la mujer que cumple con su palabra, lo mejor sería no arruinarlo la próxima vez.

Pregúntate: ¿Realmente tendré tiempo el próximo jueves? ¿Podré encontrar a alguna niñera? Si llevo de compras a Jaim el próximo miércoles, ¿Qué haré con los otros niños?

Es importante prever los obstáculos, y no comprometerse con los niños cuando hay dificultades potenciales que puedan alterar la habilidad de realizar las promesas. ¿Estaré demasiado cansado? ¿Podré conseguir los boletos? ¿Realmente podré salir temprano del trabajo? ¿Precisará mi esposa el auto?

Le llevará tiempo a nuestros hijos desarrollar la fe en nosotros que queremos establecer. En los primeros pasos de la construcción de la confianza, podemos encontrarnos con algunas frustraciones cuando nuestros planes interfieren con las pequeñas sorpresas de la vida, y no podemos hacer lo que les hemos dicho a los niños que haríamos. Así que, se precisa de paciencia, mezclada con nuestro compromiso de construir aquellos surcos para el futuro.

Beneficios y Conclusiones

Cambiar las expectativas de nuestros hijos y la respuesta a su desilusión y cultivar el carácter de la confianza en ellos, son dos de los beneficios de cumplir con nuestra palabra. Pero si esa es nuestra motivación principal, entonces no va a funcionar, ni para nosotros ni para ellos.

Los niños son muy sensibles a nuestra autenticidad. Saben inmediatamente cuando nuestro comportamiento es una máscara que vestimos para su beneficio. Si la confianza y el cumplimiento de la palabra es importante sólo como un mecanismo para desarrollar ésta característica en ellos, entonces sabrán y se sentirán manipulados. Pero si la característica la valoramos realmente, y es muy importante para nosotros, entonces ellos también percibirán esto, y querrán ser como nosotros.

Seremos el espejo en lo que ellos verán su ser digno de confianza.

El ingrediente más importante para el éxito es la entrega del corazón,  el verdadero deseo y compromiso de ser una persona que cuida su palabra.

Siempre les estamos diciendo a nuestros hijos (y a nosotros mismos) cómo ellos (y nosotros) “deberíamos” ser: Más virtuosos, más honestos, más confiables, pacientes, y sensibles con los otros.

Pero debemos ser nosotros los que enseñemos y practiquemos los valores porque es la mejor manera para nosotros de ser.

Habrá muchos beneficios a este enfoque de “cumplir con tu palabra”. Habrá resultados rápidos y prácticos, como ser, evitar rabietas. Y habrán resultados agradables a largo plazo cuando veamos a nuestros hijos crecer, siendo pacientes, honestos y gente confiable. Nosotros no inculcamos estas características en nuestro hijo: Sólo Di-s puede hacerlo. Pero nuestro ejemplo les permite sacar adelante estas muy recomendables características de ellos mismos.

Por Jay Litvin

Los pilares para la construcción de un hogar sano

Hay que hacer todo lo posible por asegurar la paz en casa. Hay tres elementos clave en la construcción de una vida de hogar pacífica: la relación entre los miembros de la familia, la atmósfera del hogar mismo, y el modo en que el hogar funciona.

El tono de las relaciones dentro de la familia lo dan los padres: cómo se aman y respetan, cómo realizan juntos las actividades diarias, cómo se comunican. 

Marido y mujer deben hacer de su relación su más alta prioridad. Deben pasar tiempo juntos, tener charlas significativas y disfrutar cada uno de la compañía del otro. Sí, deben compartir las responsabilidades hogareñas y financieras, pero también deben compartirse a, sí mismos, es decir, los temas personales y filosóficos que son importantes para ellos.

Todo el mundo reconoce la tragedia del derrumbe de la familia y sus efectos devastadores sobre hijos y padres por igual. Ahora estamos presenciando una vuelta a creencias más tradicionales. Se están haciendo mayores esfuerzos por lograr matrimonios duraderos; las parejas están decidiendo tener más hijos y pasar más tiempo con ellos.

Pero el deseo de pasar tiempo juntos no basta. Aun cuando los padres aman genuinamente a sus hijos, pueden tener problemas de comunicación. Los motivos pueden ser obvios: cuando las discusiones más importantes de una familia tratan del tamaño del televisor que comprarán, por ejemplo, la familia se desintegrará naturalmente. Esto es producto tanto de nuestra sociedad materialista como de nuestro egoísmo natural.

Cuando cada miembro de una familia se preocupa principalmente por sí mismo, la familia está destinada a sufrir. Cuando el padre se queda hasta tarde en la oficina, cuando la madre está absorta en su carrera o en su trabajo comunitario, cuando los hijos se preocupan sobre todo por fiestas o proyectos escolares, no pueden mantener relaciones profundas dentro de la familia. Pueden dormir bajo el mismo techo y comer en la misma mesa, pero estarán a mundos de distancia.

Cuando una familia comparte principios y valores, en cambio, crecen juntos. El hogar se vuelve un fundamento del sentimiento compartido de finalidad de la familia, a la vez que da la plataforma de lanzamiento para que cada miembro procure sus propios objetivos

En esos hogares, las familias se quedan hasta tarde en la noche hablando sinceramente de lo que los ocupa. Los niños juegan y leen libros. Los jóvenes debaten cuestiones importantes entre ellos y con sus padres. Los niños sienten la libertad de hablar de sus miedos y presiones. Toda la familia se reúne para pasar veladas de canciones, juegos y recuerdos. El hogar cobra vida, se vuelve una fuente de energía y esperanza, de urgencia y amor y de tradición. No es el silencio de un hogar lo que lo hace pacífico; es la vida que hay dentro.

Un empresario joven trabajaba mucho y tenía mucho éxito, pero parecía muy triste. Su padre lo notó y fue a hablar con él; el joven se sorprendió cuando, en lugar de preguntarle por su trabajo, su padre le preguntó cuánto tiempo estaba pasando con su familia.

“Con todas las exigencias de este trabajo, tengo muy poco tiempo para eso”, respondió.

“Eso era lo que mi padre solía decir”, dijo su padre. “Todos los días yo esperaba junto a la ventana que él volviera a casa, y todos los días me dormía antes de que llegara. Por el bien de tus hijos, y por el bien de los hijos de ellos, no importa cuánto trabajo tengas, trata de llegar a casa todas las noches a tiempo para darles un beso. No puedes imaginarte cuánto estarás haciendo por ellos… y por ti mismo. “

El segundo elemento de un hogar sano es su atmósfera. Una casa debe ser cálida e invitante tanto para la familia como para los visitantes. Piensen en lo desplazados que nos sentimos cuando estamos de viaje, separados de todas las cosas que conocemos y las personas que amamos. Nuestro hogar debe ser un sitio donde cada invitado se sienta en paz.

Un verdadero hogar es más que una simple casa; un verdadero hogar es una casa hermosa, un jardín. La dinámica de una familia sana es, por supuesto, el ingrediente clave de una casa hermosa, pero el ambiente físico también es importante: el espíritu y el aspecto de la casa. Esto no significa que debamos tener una casa grande y costosamente amueblada, sino que debe reflejar el espíritu de la familia. Un museo puede tener hermosos muebles, pero nadie querría vivir ahí.

Un hogar hermoso también debe estar libre de las influencias que pueden contaminar su plenitud y su gracia espiritual. Por ejemplo: hoy todos reconocemos los efectos dañinos que en la televisión sobre niños impresionables, y, en realidad, sobre jóvenes y adultos. No debemos permitir que la televisión gobierne el hogar. Aunque pueda ser muy difícil de aceptar por algunos, sería mejor no tener televisor, antes que tratar de ver sólo programas positivos.

La máxima belleza de un hogar, por supuesto, es su calidez emocional y espiritual. Hay muchos modos de embellecer una pisa espiritualmente, de invitar a Di-s a nuestro hogar. Pon una alcancía de caridad en cada cuarto. Habla con tu familia sobre Di-s y nuestras responsabilidades como personas de buen corazón. Invita gente a tu casa, y permite que sea usada como lugar de estudio y plegaria, o para reuniones de caridad o asambleas comunitarias.

Esas son las cosas que hacen la casa realmente hermosa; y cuestan mucho menos que los muebles caros o un aparato de televisión. Piensen en cómo reaccionarán los niños a esa atmósfera. Crecerán y recordarán su hogar como un sitio de calidez y bondad, donde la gente se reunía con gusto para hablar de cosas que les importaban. Con toda probabilidad, estos niños se volverán adultos que crearán la misma clase de hogar.

Por último, el modo en que es administrado un hogar es muy importante. Esto incluye todos los aspectos “triviales” del mantenimiento de la casa: horarios y tareas, limpieza y compras, etcétera. Un hogar sano debe ser dirigido suavemente, y no por impulsos de intereses independientes.

Todos deben compartir estas responsabilidades: no por deber sino por amor, porque un hogar sano es una búsqueda de unidad, y todos los miembros de la familia son socios iguales en su éxito.

Extraído de “Hacia una vida plena de sentido” por Simon Jacobson, basado en las enseñanzas del Rebe de Lubavitch. Editorial Kehot.

Severidad amorosa: disciplinar con amor

Criar un hijo es como cuidar de un jardín. Tienes que arrancar las malezas para impedir que lo malo obstruya lo bueno. Pero debes cuidarte de no aplastar en el proceso el espíritu emergente del niño. La meta de la disciplina es que tu hijo logre el autodominio. No puedes ayudarle a hacer esto a no ser que tú misma ejerzas el control. Y no puedes ejercer el control si tienes una mentalidad de venganza caracterizada por la muy conocida creencia infantil: «Si alguien me hace daño tengo derecho a hacerle lo mismo». Nuestra Tora prohibe la venganza (Vaikrá 17:18), excepto, claro está, al lidiar con un enemigo del pueblo judío, ¡una categoría que desde luego no incluye a nuestros hijos! No obstante, puesto que nos pasamos muchos años de la infancia pensando así, lleva un esfuerzo muy consciente librarnos de este concepto, y recordar que aun si nos sentimos heridos por lo que hacen o dicen nuestros hijos, aquello no significa que debamos hacerles lo mismo.

EN PRIMER LUGAR, TEN LA ACTITUD APROPIADA

Librarte de la mentalidad vengativa no significa que no disciplines a tus hijos. ¡Debes hacerlo! No obstante, puedes disciplinar sin ser hostil. Un modo de hacerlo es tener presente el pensamiento: «¿Qué quiero enseñarle a este niño en este preciso momento?». «¿Qué midot quiero que aprenda?». O «¿Cuál es el mejor modo de ayudarle a cambiar sus patrones de hábito presentes?». Debes aun así contener a un niño que esté fuera de control y reprender a un niño lo suficientemente grande para entender. Pero ya no lo harás con furia y odio si tu única intención es enseñarle las habilidades y conciencia que le han estado faltando.

Otra actitud esencial que adoptar a fin de liberarte de todo deseo de hacerle daño a tu hijo es pensar: «Está haciendo lo mejor que puede con las herramientas que tiene en este momento». Repite esta frase por lo bajo una y otra vez, aun si no la crees. Dila para tus adentros mil veces al día hasta que se vuelva un hábito automático dar a tu hijo el beneficio de la duda. Si te sientes violenta, continúa diciendo las palabras una y otra vez para no ceder ante una conducta destructiva. Entonces, aun si tu reprimenda o castigo le causa dolor, el hecho de que actúes con un corazón amoroso maximizará la posibilidad de cambios positivos en el niño en lugar de infundirle un deseo de venganza contra ti.

Lo cierto es que los niños a menudo no tienen las herramientas para lidiar con los impulsos que los abruman cuando están cansados, hambrientos, celosos, ansiosos, tristes, airados, con miedo o aun aburridos. No son malos, pero tienen algunos hábitos malos. Lo creas o no en el momento, dite para tus adentros que si tu hijo hizo algo para causarte dolor, no fue su intención original. Incluso si así fuera esto no justifica hundirse a su nivel y hacerle lo mismo. Cuando dejes de tratar de hacerles daño a tus hijos por hacerte ellos lo mismo, te encontrarás con que te volverás la estricta, pero amorosa, disciplinaria que todo padre debe ser.

No subestimes el poder de las palabras en la educación de tus hijos. No creas que debes explotar con violencia para transmitir tu mensaje, pues el único mensaje que es probable que transmitas sea que explotar está bien.

Quieres que tu hijo sea ético y se controle, pero sensible a los sentimientos de los que lo rodean. Si quieres hijos receptivos y amorosos tienes que disciplinar de una manera responsable y amorosa. El momento para disciplinar no es cuando te sientes furiosa y agresivamente hostil. Es entonces cuando eres propensa a actuar impulsiva e irracionalmente.

No tengas para tus hijos estándares más estrictos de los que tienes para ti misma u otros adultos. Piensa cómo te sentirías si perdieras las llaves, derramaras algo en tu ropa o te olvidaras de ir al banco. ¿Te gustaría que te gritaran, que te dijeran lo tonta que eres, te abofetearan y te dijeran que mereces sufrir? ¿Cómo te sentirías si te invitaran a una comida y no te gustara lo que sirvieran, pero el anfitrión te dijera que tendrías que obligarte a terminar todo tu plato aun si te diera náuseas? ¿Cómo te sentirías si derramaras algo y la anfitriona te avergonzara delante de todos? ¿Cómo se sentiría tener que pedir la autorización de alguien por cada cosa pequeña, y luego tener que esperar en un suspenso agonizante mientras la persona se tomara su dulce tiempo, ignorando por completo la urgencia de tus necesidades?

Cuando cometes una falta, pierdes algo, te sientes mal, o cometes un error de juicio, quieres perdón y empatia. Si mereces una reprimenda, quieres que se haga con tacto y en privado. No quieres a alguien que te llame la atención de tus defectos noche y día. Odias que te reprendan y critiquen. Odias que te recuerden tus errores.

Pero el niño es aún más sensible que el adulto. No tiene la sabiduría ni el entendimiento del adulto. Cuando está angustiado tiene muchas menos elecciones de acción. Suele olvidarse de las reglas. Cuando se siente aburrido e infeliz no sabe qué hacer consigo mismo. Cuando pierde algo quiere que le ayudes a encontrarlo, no que lo regañes por haberlo perdido. Si tiene tendencia al despiste y la desorganización, necesita instrucciones útiles y práctica en cómo ser más organizado. Que lo envíen a la cama sin cenar o que le den una fuerte palmada no le ayuda a aprender ninguna habilidad ni a desarrollar una mayor conciencia de las necesidades de los demás.

La mayor prueba de lo bien que hayas integrado los ideales de la Tora no es cómo actúas cuando todo está bien sino cómo reaccionas bajo el estrés. Es entonces cuando es más importante actuar con otros como te gustaría que lo hicieran contigo. Piensa en cómo te gustaría que te trataran los demás, cuánto quieres que tengan una actitud de perdón y comprensión, hablen con respeto y desde luego no sean punitivos ni indiferentes cuando estés angustiada.

Hace falta una fuerza interior enorme para no verse arrastrada a la negatividad cuando el niño no se comporta, se halla de mal humor o no está a la altura de tus expectativas. Pero es precisamente ahí cuando haces los mayores progresos espirituales porque es entonces cuando tienes la oportunidad de practicar y manifestar el amor incondicional.

Extraído de Criar Hijos – Editorial Bnei Sholem

¿Cómo saber si mi marido me engaña?

Querida Sara,

Con todas las historias que aparecen en las noticias sobre esposos “coquetones”, estoy comenzando a preocuparme por el mío. ¿Qué puedo hacer para asegurarme que no me engaña? Si todos estos otros hombres engañan a sus bellas y exitosas mujeres, ¿Qué chance tenemos el resto de nosotros?

Sheila.

Querida Sheila,

Lamento escuchar que te sentís insegura y preocupada con tu relación. Para principiantes, esto es lo primero que debe cambiar, como ser tener dudas, miedos y preguntas que puedan destruir las mejores de las relaciones.

Claramente, no te conozco, tampoco tu situación, pero encuentro interesante que mencionás sólo las razones exteriores a tu matrimonio que son las que de hecho te preocupan. Por lo menos de tu mensaje, parece ser que no hay nada que haya sucedido dentro de tu relación que haya que preocuparse.

Si este es el caso, entonces sos el perfecto ejemplo de por qué debemos preservar nuestra vida personal, y asegurarnos de protegerla, no sólo de otras personas sino de otras influencias.

En términos de la infidelidad que mencionás, no importa cuánto pensamos que sabemos sobre los casos que salen en los medios; no sabemos de verdad qué es lo que sucede dentro de las casas. Pero en general, cuando un hombre engaña, especialmente cuando un hombre exitoso en una posición de poder engaña, es un indicador de un tema, o irónicamente una inseguridad que debe trabajarse. Es por eso, que cuando estas historias salen a la luz, siguen con los reportes de terapeutas que atienden a estos hombres, y los ayudan a lidiar con sus “problemas”.

Pero sin analizar sus situaciones, discutamos la tuya. Y es que el centro de cualquier relación sana, es saber comunicar y poder confiar uno en el otro. Si tenés una razón para dudar de tu marido, debés hablarle y compartir tus preocupaciones. Si actúa de manera que te preocupa, debés comunicárselo y discutir las formas de cambiarlo. Sin embargo, si este no es el caso, entonces es esencial que confíes en él.

Nuestras vidas son construidas sobre la confianza. Confiamos que cuando entramos al auto, vamos a llegar a salvo a nuestro destino. Confiamos que cuando comemos algo no nos vamos a ahogar, o cuando vamos a dormir, nos vamos a levantar. Aún así, la confianza debe venir junto con la gratitud y con la conciencia. Es por eso, que el judaísmo nos enseña que debemos tener Emuná (fe) y Bitajón (seguridad); y junto con eso, tenemos bendiciones para pedir seguridad y agradecer cuando todo va bien.

Es por eso, que cuando manejamos, recitamos una plegaria, y tenemos bendiciones para antes y después de comer, y cuando nos levantamos, lo primero que sale de nuestra boca es una frase de agradecimiento a nuestro Creador por devolvernos el alma.

Entonces, ¿Cómo se aplica esto a tu matrimonio?

Te casás con el hombre que amás, con el compromiso de ser sinceros uno con el otro. Debemos confiar que así será. Simultáneamente, debés asegurarte que te comunicás con él y que se comparten el amor, las preocupaciones y los sentimientos. 

Aquí es donde viene la gratitud. De la misma manera en la que confiamos, y aún así bendecimos antes y después, ocurre lo mismo con tu matrimonio. Reconocé las cosas maravillosas que hace tu marido por ti. Agradecele por estar allí, por ayudarte, por hacerte feliz… incluso antes de que haga algo específico. Reconocele su trabajo y su deseo de involucrarse en varios aspectos de tu vida. Vas a encontrar que cuánto más das y compartís, más recibirás a cambio. Y cuando más amor , afecto y reconocimiento recibas, más te ayudará a fortalecer tu relación y a disipar tus temores.

El Judaísmo enseña que en el matrimonio hay tres socios: el marido, la mujer, y Su Creador. Cuando ambos son conscientes que hay un tercer socio que hizo que sus almas se unan y que es parte de su matrimonio, entonces tenés algo más grande y potente que sostiene al matrimonio. Un concepto muy bello es que la palabra Hebrea para marido es “Ish”, y la palabra hebrea para mujer es “Ishá”. Tienen dos letras en común, la Alef y la Shin, que juntan forman la palabra “Esh”, que significa “fuego”. Las dos letras diferentes que tienen son la Yud y la Hei, que ambas juntan, forman el nombre de Di-s. Esto demuestra que el hombre y la mujer juntos, solos, pueden crear fuego. El fuego puede comenzar como una pasión, pero puede crecer e irse de control y consumirse, o enfriarse y apagarse. Pero cuando ambas partes reconocen que hay un tercer socio en su matrimonio, entonces el fuego puede existir, iluminar, calentar y brillar.

Sí, hay matrimonios que lamentablemente fallan, y en donde el hombre y/o la mujer engañan. Pero no tenés razón para creer que el tuyo es uno de estos casos. Así que, en vez de leer las noticias y preocuparte porque quizá lo mismo pueda estar sucediéndote, aprendé de estas historias la importancia de trabajar todos los días en tu relación para fortalecerla y darle todo lo que tenés. Y junto con el trabajo, asegurate que tenés confianza y gratitud, para que el fuego continúe ardiendo fuertemente.

¡Te deseo todo lo mejor en tu matrimonio!

Sara.

Respondida por Sara Esther Crispe

¡Puedes repetir eso?

Habla a los kohanim y diles… (Levítico 21:1)
¿Tautológico? Es decir, ¿es una repetición innecesaria? ¿Por qué la doble expresión “hablar y decir” Obviamente debe haber una implicación más profunda en esta doble expresión.

Rashi, el más grande de los comentaristas, explica que Di‐s está enseñando un punto sutil pero muy significativo: no es suficiente simplemente instruir a la gente sobre cómo actuar.
Más bien, uno debe asegurarse de que ellos también transmitirán estas mismas instrucciones a la próxima generación.

Habla y di: Les hablas de tal manera que ellos, a su vez, dirán a sus hijos.
Cuántos grandes sistemas filosóficos han desaparecido, cuántos movimientos renovadores se han extinguido porque no se prestó suficiente atención a iniciar a los jóvenes en la belleza y el propósito de la existencia de sus mayores.
La única manera de asegurar con seguridad la propagación de una forma de vida es formar a la próxima generación mientras son jóvenes, inoculando así contra las dudas que inevitablemente surgirán.

La nación judía nació en el Éxodo de Egipto. Así como un niño es arrojado repentinamente al mundo, desnudo y chillando, así también nosotros fuimos arrojados al desierto, sin estar preparados para la libertad, desnudos de Mitzvot y aun sufriendo con nuestra mentalidad de esclavos.

Así como un niño recién nacido no está física y mentalmente preparado para una vida independiente, y depende de otros para su protección y entrenamiento, también esta nueva nación necesitaba pasar por un proceso de maduración.
Durante las siguientes siete semanas pasamos por un proceso de educación para la vida, de formación para vivir y pensar como hombres libres.

Reproducimos este viaje todos los años durante el período de Sefirat HaOmer, un pasaje anual de siete semanas de duración para la rectificación espiritual.

Cada día es una nueva etapa en nuestro viaje emocional e intelectual hacia la libertad, contando ansiosamente los días hasta que alcancemos la Torá en el Sinaí.
Para asegurar la supervivencia, no es suficiente simplemente traer niños a este mundo.

Se necesita guiar y nutrir a los jóvenes hasta que sean autosuficientes, capaces de pensar de manera
independiente e imbuida de la capacidad de tomar sus propias decisiones.
La verdadera educación es cuando el instructor logra transmitir tal amor y devoción que aún más tarde, cuando se le deja a su suerte, el alumno elige por su propia voluntad seguir ese camino y enseñar esas lecciones a sus propios hijos.

Cómo cuidar el cuerpo según Maimónides

Muchas de estas leyes que aparecen a continuación fueron tomadas de los escritos Jurídicos de Maimónides. 
No obstante, numerosos Legisladores posteriores(Maguén Abraham 173:1 ) sostienen que la naturaleza física ha cambiado desde entonces, por lo que algunos de los principios mencionados ya no son de aplicación práctica.

1

Es parte integral del servicio a HaShem que el cuerpo esté sano y completo, – ya que es imposible que el ser humano llegue al entendimiento del Creador mientras esté enfermo – por lo tanto, la persona debe alejarse de todas aquellas cosas que causen daños a su cuerpo, y comportarse por ende según normas que lo mantengan sano o que lo curen.

Estas normas son las siguientes: se debe comer únicamente cuando se esté hambriento (*), y se debe beber únicamente cuando se esté sediento, no es saludable contenerse de la eliminación de residuos incluso un tiempo breve, sino que cada vez que necesite orinar o evacuar deberá hacerlo inmediatamente.

(*) En el libro “Hanhagat Habriut” (I, 4) Rambam da una explicación científica para esta conducta: “Es recomendable para la salud que la persona no coma después de haber comido, y solo consuma alimentos después cuando esté realmente hambriento, estando el estómago limpio, de manera tal que pueda su saliva llegar a la boca, así el alimento le será de utilidad. Del mismo modo el hombre no debe beber agua sino hasta estar realmente sediento, o sea al estar hambriento o sediento, debe esperar un poco, ya que a veces el hambre o la sed no son reales, siendo la causa de estas sensaciones cierto flujo dañino que se encuentra en la boca del estómago.”

2

No es conveniente comer hasta la saciedad, sino que es apropiado reducir un cuarto antes de satisfacerse por completo. No se ha de beber agua dentro de una comida, sino en cantidad mínima y preferentemente mezclada con vino. 

Cuando comience el alimento a ser digerido en sus intestinos, entonces beba lo necesario cuidando de no exagerar el consumo de agua incluso después de la digestión. Antes de comenzar a comer se debe evacuar todos los residuos de manera tal que no deba hacerlo dentro de la comida. 

Es apropiado hacer algún tipo de ejercicio antes de comer, de manera tal que su cuerpo esté temperado (se puede también realizar algún trabajo o alguna otra actividad física que lo canse). La regla sobre el tema es la siguiente: conviene esforzar al cuerpo y agotarlo cada día hasta que se tempere, luego deberá descansar un poco hasta estar reposado y entonces consumir alimentos. Si acostumbra bañarse con agua caliente después de los ejercicios físicos es óptimo, si así hace debe descansar un poco y después consumir alimentos.

3

Cuando la persona consuma alimentos debe permanecer sentado en un lugar fijo o inclinado levemente a la izquierda, que no camine ni cabalgue ni se esfuerce físicamente, ni conmueva su cuerpo ni pasee hasta que se digiera el alimento consumido. La persona que se esfuerza físicamente o que pasea después de haber consumido alimentos causa a sí mismo enfermedades difíciles.

4

El día y la noche suman veinticuatro horas. Al ser humano le es suficiente dormir un tercio de ellas, es decir ocho horas; siendo conveniente que sean al final de la noche, para que estas ocho horas vayan desde el comienzo de su dormir hasta antes de la salida del sol – resulta entonces que se levantará por la mañana antes de la aurora.

5

La persona no debe dormir sobre su rostro ni sobre sobre su espalda sino sobre su costado, siendo recomendable que al comienzo de la noche sea el costado izquierdo y al final de la noche sea el costado derecho. No es saludable dormir inmediatamente después de haber comido, sino que debe aguardar después de haber consumido alimentos unas tres o cuatro horas. Tampoco es recomendable dormir de día.

6

 Los alimentos que suelen ablandar el estómago como por ejemplo: uvas, higos, fresas, peras, sandías, todo tipo de zapallitos, y de melones se deben consumir en primer lugar, antes de la comida; no mezclándolas con la comida, sino que debe esperar un poco, hasta que bajen del estómago superior, y entonces consumir otros alimentos. Los alimentos que suelen endurecer el estómago como por ejemplo: granadas, membrillos, manzanas, peras crustumenias, se deben consumir inmediatamente después de comer, aunque es conveniente no consumirlas en demasía.

7

Cuando la persona quiera consumir carne de pollo y de animales juntas – es recomendable consumir primero la carne de pollo y luego la de animal; así también al comer huevos y carne de pollo – debe comer primero los huevos. Cuando ha de consumir carne de vacuno y carne de ovejas o chivos, es recomendable comer primero la carne de ovejas o chivos. La regla a seguir es siempre adelantar el consumo de alimentos ligeros antes de consumir alimentos pesados.

8

Durante las épocas de calor es conveniente comer alimentos fríos y no exagerar en el consumo de condimentos, siendo apropiado consumir vinagre. En cambio, en las épocas de lluvias (frío) se recomienda consumir alimentos calientes y muchos condimentos, no siendo apropiado consumir demasiada mostaza ni asafétida. Según estas normas es apropiado conducirse en lugares fríos y en lugares cálidos, en cada lugar según lo apropiado a su clima.

9

Hay alimentos que son totalmente nocivos y por ende es conveniente al hombre alejarse de ellos, por ejemplo: los peces grandes, los peces salados ya viejos, el queso salado ya viejo, las setas y hongos, junto con la carne salada ya vieja, y el vino casero o de su lagar (que la borra todavía está mezclada con el líquido, hasta los cuarenta días se denomina “vino casero o de su lagar” Cf. Eduyiot 6:1. N del T.); también es perjudicial un guiso abandonado hasta que hede. Así todo alimento que hede o cuyo gusto es muy amargo, es para el cuerpo como veneno.

Hay alimentos que también son perjudiciales, pero no en la medida de los anteriores, por lo tanto es conveniente consumir sólo un poco de ellos en lapsos de tiempo distantes. Por ende no se debe acostumbrar a consumirlos frecuentemente ni tampoco como acompañamiento de sus alimentos habituales: nos referimos a peces grandes, queso, leche que reposo veinticuatro horas después de haber sido ordeñada, la carne de toros ya mayores o de machos cabríos ya mayores; del mismo no son recomendables las habas, las lentejas, los frijoles, el pan de cebada y el pan ácimo, el repollo crudo (el repollo cocido los sabios lo cuentan entre los vegetales que curan. Cf. Abodá Zará 19a. N del T.), el cilantro, las cebollas, los ajos, la mostaza y los rabanitos – todos ellos son alimentos perniciosos. Como ya aconsejamos no es conveniente que la persona los consuma sino en cantidades mínimas y en épocas de frío; no obstante, en épocas de calor que no los consuma en lo absoluto. Las habas y las lentejas no son recomendables para el consumo ni en épocas de frío ni en épocas de calor. Los zapallos, por otro lado, deben ser consumidos durante climas calurosos.

10

 Existen ciertos alimentos cuyo grado de perjuicio es menor que el de los anteriores, como por ejemplo: los patos, los pichones, los dátiles, el pan hecho con granos tostados con aceite o pan que fue amasado con aceite; así también la sémola que fue muy bien tamizada hasta que no quedó ni el olor de la gluma, el jugo de alimentos salados o en escabeche, la gelatina de pescados en escabeche – por lo tanto no es recomendable consumir estos alimentos en demasía. El hombre que sea sabio y tenga control sobre sus inclinaciones, no deberá dejarse arrastrar por sus apetitos y evitar estos alimentos mencionados, salvo en casos imperativos de curación – esta persona se define como un hombre de temple.

11

La persona debe abstenerse de consumir frutas de árboles, evitándolas incluso cuando estén secas, y obviamente cuando estén frescas; éstas antes de haber madurado son como espadas para el cuerpo. Así los membrillos son muy nocivos siempre; todas las frutas agrias son perjudiciales y no se debe consumir sino un mínimo en épocas de calor en lugares cálidos. Los hijos, las uvas y las almendras son alimentos favorables siempre: ya sea frescos o secos, por ende el hombre los puede consumir siempre según lo que necesite, aunque debe procurar hacer frecuente su consumo, a pesar de ser los mejores frutos de todos los árboles.

12

La miel y el vino son perjudicial para los niños y benéfica para los ancianos, más aún en climas fríos, siendo este alimento, por otro lado, lo que la persona debe consumir en épocas de calor, cuidando de consumir dos terceras partes más de lo que se consume en épocas frías.

13

La persona debe cuidarse de mantener sus intestinos constantemente limpios, de manera tal que sus evacuaciones sean un tanto líquidas. Esto es una norma dentro de la medicina: el abstenerse de evacuar o el evacuar dificultosamente son causante de enfermedades. ¿Cómo se puede curar el intestino si se ha esforzado mucho? Si se trata de una persona joven, debe comer temprano por la mañana alimentos salados, escalfados, untados en aceite de olivas o salmuera o en sal sin pan; o que beba el agua en el cual fueron hervidas espinacas, o que consuma repollo en aceite de olivas o salmuera o sal. Si se trata de una persona mayor es recomendable que beba miel en agua caliente por la mañana, luego que aguarde unas cuatro horas y después que coma. Es conveniente realizar esto por un día o tres o cuatro, si lo necesita, hasta que se mejore.

14

 Con respecto a la salud del cuerpo se ha enseñado otra regla: todo el tiempo que una persona hace ejercicios y se esfuerza mucho y no come hasta saciarse, manteniendo sus intestinos limpios – de seguro que no ha de enfermarse sino que por el contrario se fortalece físicamente, incluso que consuma alimentos no saludables.

15

Toda persona que se mantiene en reposo y no hace ejercicios, o aquel que retrasa sus evacuaciones, o aquel que tiene sus intestinos no limpios, incluso que consuma solo alimentos saludables y se cuida según las normas de la medicina – de seguro que sufrirá constantemente de dolores y su fuerza física disminuirá.

Comer hasta la saciedad para el cuerpo humano es nefasto, como veneno, siendo el principio de todas las enfermedades. De tal modo, la mayoría de las enfermedades que sobrevienen sobre la persona son causadas por alimentos no saludables, o por comer exageradamente siendo el consumo hasta la saciedad nocivo, incluso que sea de alimentos saludables. Esto es lo que declara Shlomó: “La persona que cuida su boca y su lengua, sin lugar a dudas que resguarda su alma de dolores” (Mishley 21:23).

Es decir, al cuidar la boca de consumir alimentos no saludables o de comer hasta la saciedad, y la lengua de hablar solo lo necesario, la persona se mantendrá protegida.

El cromosoma ¿Por qué?

Los niños son insólitos. 

Todas las cosas que los adultos inteligentes y mundanos, dan por sentado, los niños preguntan.
Qué padre no ha recibido preguntas tales como:
“¿Por qué el cielo es azul?”
“¿Por qué mueren las personas?”
Y uno se detiene a pensar. Se enorgullece de la habilidad del niño, y profundiza en los recovecos de la mente para dragar alguna olvidada explicación. Pensando la mejor manera de decirlo, repasa la idea, recorta algunos detalles, elige las palabras más fáciles, y dice las cosas como esperaba (ingenuamente) que su hijo quedara satisfecho y el asunto felizmente resuelto.


“El cielo es azul debido a que el aire dispersa todo el resto de los colores, pero permite atravesar al azul”
“Las personas mueren porque sus cuerpos se agotan”.

Parece que el niño lo absorbe, reflexiona un poco, empuja su coche de juguete, palmea a su muñeca, juega un poco alrededor de la sala y nos permite regresar a nuestras cosas, pensando que el caso está cerrado, hasta que dentro de una o dos horas o días más tarde habrá que hacer frente a la próxima guardia de control de la realidad.

“Pero, ¿por qué el aire no dispersa la luz azul?”
“¿Por qué los cuerpos se agotan?”


En la sincera curiosidad infantil, se halla la necesidad de conocer la explicación de las cosas.
El juego no se limita a los niños. 

El hecho de que la mayoría de nosotros supera su inherente curiosidad sobre el mundo no es tanto porque sabemos las respuestas, sino más bien porque, a medida que la vida pasa, nos acostumbramos al funcionamiento maravilloso del mundo que nos rodea. 

Cuando ya hemos alcanzado nuestra edad madura, la única pregunta que la mayoría de nosotros se formula es: “¿Por qué a mí? Claro, salvo los científicos.


Quizás los científicos son más sensibles. Tal vez nunca crecieron. O tal vez sufren de una sobre‐actividad de su “cromosoma ¿por qué?” en su ADN. Y, la pregunta sigue siendo: ¿Por qué?

Responder a esto resulta ser más importante que lo que parece, porque la notable costumbre humana de buscar explicaciones nos
conduce a las dos unidades más poderosas de las fuerzas sociales en actividad hoy: la ciencia y la religión.
Y puesto que las dos parecen en conflicto, merece la pena el esfuerzo de investigar un poco cómo una pequeña pregunta puede generar dos respuestas radicalmente diferentes.

Como ocurre con muchas otras preguntas, podemos usar el “Principio de Abraham” para resolver esto.
El principio de Abraham establece que cuando dos o más entidades tienen una correlación de estructura o comportamiento, esto
es evidencia de la existencia de un tercero o fuerza causal, externa y más poderosa que ellos, lo que determina su forma o modo de
comportamiento.

Para el científico, la pregunta “por qué” es un viaje de causa y efecto y llegar allí es la mitad de la diversión.
La otra mitad es saber que, independientemente de lo que descubrimos, las preguntas siguen existiendo y al mismo tiempo
aparecen nuevos interrogantes.

Para el religioso sincero también la pregunta “por qué” es una exploración, pero que no termina con algún retroceso infinito, ni un sinfín de preguntas, sino más bien con una respuesta definitiva: que hay una Primera Causa que sembró en el mundo el “el cromosoma ¿por qué?” en nuestra psiquis, y nos dio la habilidad lógica de derivar de nuevo a la fuente, el singular

 Porque ante Quien no hay ¿por qué? ¿Y por qué Él haría una cosa así? Bueno, ¿por qué no?

Un precepto que cumplimos cada instante

En el comienzo de Tazria encontramos el versículo acerca de lo que el judío debe hacer cuando le nace un hijo varón.:

“y en el octavo día circuncidará la carne de su prepucio”.


A pesar de que ya habíamos sido ordenados sobre la circuncisión en tiempos de Abraham, cuando el Altísimo le ordenó circuncidarse, “tú y tu descendencia que te sigue, para todas sus generaciones”, la circuncisión que realizamos no se debe a aquel mandato a Abraham, sino al mandamiento dicho en nuestra Parshá.

La superioridad de este mandamiento por sobre la orden a Abraham radica en que aquella fue personal, transmitida por profecía a un individuo, mientras que el mandato en nuestra Parshá es parte de los 613 preceptos dados al Pueblo de Israel en el Monte Sinaí, y el pueblo todo fue testigo de ello. El precepto de la circuncisión es uno de los más importantes. Son muchos los motivos dados a este precepto: El momento principal del ingreso del alma sagrada al cuerpo tiene lugar con la circuncisión.

Previo a la misma, todavía no se completó la unión entre el alma Divina del iehudí y el cuerpo. Es sólo a través de la circuncisión que se genera entre ambos una unificación completa.

Una virtud adicional de la circuncisión es que se trata de un precepto grabado en la carne del cuerpo. 

Todo otro precepto está relacionado fundamentalmente con el alma (aunque se utilizan los órganos del cuerpo para cumplirla), y este precepto genera un cambio visible en la carne del cuerpo, y el ojo físico ve el vínculo entre el judío y Di‐s. Por eso, se practica la circuncisión a un bebé que no está en condiciones de entender lo que ocurre. 

Si sería un pacto del alma, la pregunta tendría lugar. Pero como se trata de un pacto que se sella en la carne del cuerpo, no hay diferencia entre un bebé y un adulto. 

Por lo tanto, en la primera oportunidad que es posible circuncidar al bebé (puesto que ya tiene ocho días) se sella el pacto eterno entre él y Hashem.

Maimónides escribe que uno de los motivos de este precepto es el refinamiento logrado a través del mismo. La circuncisión debilita uno de los deseos más fuertes del hombre y da la fuerza para superarlo y manejarlo correctamente. El Brit‐ Pacto, constituye la señal del Pacto entre Hashem y el Pueblo Judío, una señal eterna sellada sobre la carne que refleja el profundo vínculo entre el Altísimo y el Pueblo de Israel.

La singularidad de este precepto consiste en su condición de precepto constante. El Talmud relata que el rey David entró en cierta oportunidad a bañarse y cuando se vio sin ropas exclamó: “pobre de mí que estoy desnudo sin precepto alguno”.

Pero cuando se recordó de la circuncisión que estaba sellada sobre su carne, se tranquilizó. Aprendemos que este es un precepto permanente, que continúa hasta la eternidad.

Acerca del Brit Milá

Cuando un niño es circuncidado, entra en el pacto de Di-s con Abraham y sus descendientes, se une a una cadena que lo une al comienzo mismo de nuestra nación.

El bris o brit milá es un símbolo físico de la relación entre Di-s y el pueblo judío. 

Es un recordatorio constante de lo que implica la misión judía. El ritual, que se lleva a cabo el octavo día de vida, lo lleva a cabo un mohel experto y es una celebración alegre que marca la entrada de otro varón judío en el pacto de Abraham.

El mandamiento

Di-s ordenó al pueblo judío ( Levítico 12:2) : 

Al octavo día se circuncidará la carne del prepucio”. 

El acto de la circuncisión, que marca la finalización del cuerpo, es un acto humano. Esto nos enseña que nuestra perfección espiritual, emocional, moral y ética requiere esfuerzo humano. 

Hay muchas relaciones que una persona establece a lo largo de su vida. La mayoría de ellas, en algún momento, llegarán a un final natural o serán rotas por una de las partes. 

El brit , la circuncisión ritual, es un símbolo de nuestra relación con Di-s. Grabado en la carne de nuestro cuerpo físico, el pacto nunca terminará ni será olvidado. 

Esto se conoce como brit milá (o bris ).

El brit se realiza en cualquier momento entre el amanecer y el atardecer del octavo día desde el nacimiento del niño.

Si complicaciones de salud retrasan la circuncisión , ésta se realiza inmediatamente después de que se confirme la salud estable del niño.

El Sandak, es el hombre que sostiene al bebé en el momento del Brit. Esta terminología compuesta, significa que es el principal testigo y defensor del bebé en el cumplimiento de la Mitzvá del Brit Milá.

Tanto el Sandak como el Mohel ejercen una influencia espiritual muy especial sobre el niño en el momento del Berit, por lo cual luego de los compromisos cercanos o familiares, se acostumbra a honrar a quien más digno sea para cumplir esta importante función.

La madrina traerá al niño al recinto donde se realizará el Berit y se lo entregará al padrino; éste al padre del bebé, quien recitará la bendición a D”s para ingresar a su hijo al pacto de Abraham Avínu .-.Lehajniso Bibritó Shel Abraham Avínu- para luego cederlo al Sandak.

Por otra parte el Sandak se considera como el Cohen Gadól -Gran Sacerdote- que acercaba el incienso en el Gran Templo de Jerusalem en el sagrado día de Iom Kipur, sobre quién recaen grandes bendiciones.

Se preparan 2 sillas; en una se sienta el Sandak y en la otra Eliahu Hanabí -el profeta Elías. Este personaje a quien le damos lugar en el Berit pero no es visible, es el ángel del Brit, quien vivió en los tiempos de la salida de Egipto bajo el nombre de Pinjás, Hijo de Elazar, nieto de Aharón -hermano de Moisés-; y se caracterizó en su larga vida, hasta los tiempos del rey Hajháb y la reina Izébel, por ser un gran Profeta de D”s; pero más que eso por el dolor y sufrimiento que sentía cuando los Judíos se alejaban de la Torá y sus mandamientos, lo que lo llevaba a acusar a sus hermanos ante D”s, como varias veces lo expresó: “D”s, Los hijos de Israel abandonaron Tu pacto”; por eso D”s le prometió y le sentenció en defensa de los Judíos, que no se realizará ningún Brit hasta que Eliahu, el profeta, este presente. Además para que Eliahu Hanabí no tenga reparos por si los asistentes no son observantes de la Torá, D”s perdona los pecados de todos los presentes como en Iom Kipur, antes de la llegada del profeta Eliahu, requiriendo solamente un gesto mínimo de superación o acercamiento a la Torá o buenas cualidades por parte de los invitados

¿Quien debe realizarlo?

Como ya hemos mencionado el Brit Milá es la Mitzvá más importante y de mayor santidad de todo el judaísmo pues de ella depende la unión eterna de todo Judío con su Creador.

Por lo tanto, en lo que al Mohel se refiere, le corresponde, por ser quien realiza éste pacto Divino, ser además de experto en la materia, un judío que tuviere una estrecha relación con todo lo espiritual o sea un observante activo de todas las Mitzvot de la Torá y respeto a D”s, un individuo de inobjetable conducta social y un ser sumamente piadoso.

Por parte de los padres del niño o responsables del Brit Milá, es imprescindible esmerarse en lograr realizar el mismo, no solamente con el mejor especialista, sino por sobre todo con la persona más adecuada espiritualmente para estas circunstancias, no olvidando que el Brit Milá se realiza tan sólo una vez, implicando un gran sacrificio sentimental para los padres y físico para el circuncidado, dependiendo del mismo gran parte de la influencia espiritual para el futuro del niño.

Mohel es una terminología proveniente del hebreo bíblico Imól que significa circuncidar, es decir que el Mohel es quien realiza la circuncisión.

Esta escrito en la Torá, “Himól Imól “, y explican los sabios que la aparente reiteración significa, que únicamente un circuncidado puede circuncidar a otra persona; es decir que el Mohel no solamente debe ser una persona circuncidada físicamente, sino también su corazón debe estar adecuadamente descubierto y abierto a todo lo que signifique espiritualidad y así poder transmitirlo al nuevo circuncidado, al nuevo Iehudí.

Si el Berit fue realizado por un Mohel no observante o un gentil, es necesario tomar una pequeña gota de sangre, Dam Berit, por intermedio de un Mohel kasher una vez cicatrizado, pues de lo contrario no cumplió como corresponde con la Mitzvá.

A pesar de que a través de tantas generaciones el Berit fue realizado por Mohalím, no médicos de profesión, los casos de complicaciones en la realización del Brit fueron muy aislados, demostrando ampliamente el conocimiento de estos en la materia. Más aún en nuestros días, que los Mohalím se reciben en academias especiales donde deben rendir numerosos exámenes teóricos y prácticos antes de iniciarse en esta delicada profesión.

Tradicionalmente el hombre debe circundar con exclusividad, pues así se aprende de la Torá: el circuncidado -varón- que efectúe la circuncisión. En caso de que el padre del recién nacido sepa realizarlo, no debe ceder la Mitzvá a otra persona, pues ésta es su obligación.

Hay quienes recurren ante este evento tan trascendente a un médico, sin asegurarse que posea las condiciones necesarias que lo habiliten para ejercer como Mohel.

Analizémos si esta elección es correcta o no y que importancia tiene. En primer término debemos conocer que es un Berit Milá, como se cumple con él y quién es apto para llevarlo a cabo.

Brit significa pacto; es decir que no se trata de una intervención quirúrgica con fines médicos o higiénicos, sino de un pacto con D”s mismo.

Un pacto se lleva a cabo generalmente para lograr un compromiso inquebrantable, en el cual se está asumiendo la responsabilidad de cumplir con las condiciones del mismo ante cualquier circunstancia; y aunque llegue una situación en la cual no quiera seguir con dicha relación, el pacto lo obliga a continuar.

En el caso de un pacto entre el judío y D”s, el objetivo es darle al ser humano una fuerza especial para poder superar todas las dificultades que se interponen en su camino, impidiéndole el cumplimiento pleno de sus responsabilidades para con D”s.

Es obvio que no tendríamos la mínima idéa de cómo lograr un pacto con D”s; pues como podríamos nosotros con nuestra mente limitada comprender algo de una magnitud tan grande, como el hacer un pacto con D”s que es espiritual infinito y Todopoderoso; además a quién se le ocurriría que fuera posible semejante relación.

Fue necesario que D”s mismo nos lo dijera y transmitiera su deséo de que nuestra relación con El se selle por medio de un pacto y que la manera de lograrlo y manifestarlo sea por intermedio del Brit Mila. 

Como el niño a los 8 días de vida es incapaz de realizar éste pacto con D”s por sus propios medios, el padre se lo hace por él como apoderado. En caso de que el padre no este en condiciones de efectuar el Brit personalmente designa un Mohel para tal efecto.

Para realizar un Brit Milá adecuadamente es necesario conocer y respetar todas las leyes religiosas correspondientes a su ejecución en especial. Además es condición imprescindible ser fiel observador de las Mitzvot de la Tora; pues sería contradictorio y poco serio que una persona que en su vida privada no respeta plenamente la voluntad del Creador e iniciador de este pacto, sea capaz de representar e introducir a un niño en el mismo ante D”s; y por sobre todo que no es posible ni tiene sentido llevarlo a cabo por medio de un acto que viola la esencia del mismo en la forma de realizarlo, y mas aún en éste pacto con D”s no lograríamos su cometido si hacemos caso omiso a las indicaciones específicas que El mismo nos ordenó. 

Conversando con unos papás sobre el tema, se excusaron diciendo que si ellos no son observantes, que importancia tenía si el Mohel lo es o no.

Les respondí que aunque a ellos hoy no les interesara, cómo saben que a su hijo no le va a importar. Cuando el niño crezca pueden suceder dos cosas; que no le interese quien y como se le haya realizado el Brit o que sí le importe. En el primer caso no perdieron nada si el Brit fue efectuado por un Mohel casher; pero si a él le llegara a interesar, como le van a responder la pregunta o el reclamo de porque no me lo hicieron con quien y como corresponde. Es decir si son realmente liberales, deben optar por un Mohel verdadero para no privar a vuestro hijo de un Brit Mila auténtico, obligándolo a conformarse con una imitación.

Otro análisis para tomar en cuenta es el derecho de los padres para cortar y hacer sufrir a su propio hijo.

La justificación en este caso es que se está cumpliendo con un precepto Divino; el cual es válido siempre que el Brit se realice de acuerdo a las leyes del mismo; pues en el momento que se altera el proceso de éste, deja automáticamente de ser un acto pedído por D”s para convertirse en una iniciativa propia de los padres, volviendo el cuestionamiento del derecho de realizarlo sin ningún tipo de consentimientos.

¿POR QUÉ ESPERAR HASTA LA CIRCUNCISIÓN PARA COLOCAR NOMBRE AL NIÑO?

Sólo es apropiado darle su nombre judío después de que se haya convertido en miembro de pleno derecho de la nación judía. Quizás otra razón por la que posponemos ponerle nombre a un niño hasta la circuncisión es porque el primer “nombre judío” se dio junto con esta mitzvá. Como leemos en Génesis (17:5, 10): “Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que tu nombre será Abraham… 

Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y entre vosotros y entre vuestra descendencia después de vosotros, que será circuncidado todo varón entre vosotros. ..”La ceremonia de la circuncisión es un pasaje de la vida muy significativo y, como parte de nuestra expresión de gozo por el cumplimiento de este mandamiento, vestimos de fiesta al bebé.

Algunos tienen la costumbre de que el bebé use una kipá, una prenda que cubre la cabeza; por razones prácticas, esto generalmente sería en forma de sombrero o gorra, ya que una kipá tradicional no permanecería en la cabeza de un recién nacid.

Brit significa pacto y Milá, cortar o quitar.

Justamente Brit Milá es el pacto que consiste en cortar y/o quitar el prepucio que cubre el extremo del pene, órgano reproductor masculino. También se denomina Pacto de Abraham Avínu pues fue el primer hombre que lo realizó como tal y dentro de estas dos denominaciones se incluyen todas las leyes correspondientes a su realización.

No es simplemente una operación física sino que contiene un profundo y valioso sentido religioso, pues se está sellando el nombre de D”s en dicho órgano.

Es la señal del pacto que realizó D”s con el Patriarca Abraham y su descendencia de ser el Pueblo elegido espiritualmente para la eternidad, como mérito por haber sido el primer hombre que promulgó la creencia en el único D”s existente: el monoteísmo.

Fuente

Reseña Historica

Los primeros datos sobre la circuncisión se remontan a los tiempos de Abraham como lo cita la Torá, donde cuenta que en el año 2047 desde la creación del mundo, 401 años antes de entregar la Biblia al Pueblo Judío, D”s le ordenó al Patriarca realizarse el Brit a los 99 años de edad, de lo cual hasta nuestros días, año 5760, han transcurrido 3713 años. El Midrash explica que ese mismo día Abraham circuncidó a su hijo Ishmael de 13 años y a otros 318 hombres de su comunidad; también cita que los descendientes de los Patriarcas Abraham Itzjak y Iaacob continuaron cumpliendo con la Mitzvá, y que durante la esclavitud del Pueblo Judío en Egipto hubo algunos sectores que dejaron de realizarla.

Moisés circuncidó a los judíos que salieron de Egipto, pero durante el viaje de 40 años del Pueblo por el desierto se interrumpieron las circuncisiones por el peligro que esta situación implicaba, hasta que después de cruzar el Río Jordán para comenzar a conquistar la Tierra de Israel, Iehoshúa recibe el precepto de D”s de circuncidar a todos los nacidos en el desierto, es decir de 0 a 40 años de edad, en el lugar llamado Guilgál.

Posteriormente y a través de los tiempos, los Judíos cuidaron con recelo el cumplimiento de este precepto, aun en épocas de grandes imperios invasores que subyugaban a los pueblos anulando sus costumbres para asimilarlos. En el año -167 en los tiempos de Antíoco y en el -130 de Adriano a pesar del decreto de pena de muerte contra su realización, los Judíos continuaron cumpliendo ocultamente con esta Mitzvá aunque implicaba peligro para sus vidas. Entre los Judíos a través de toda la historia nunca hubo masivamente dudas en su realización y aun en las sectas como los Shomroním, Tzedokím y Karraím que omitían otros preceptos, efectuaban el Brit Milá; con excepción de individuos aislados que se negaron a respetar esta Mitzvá, como en los tiempos del Imperio Griego durante el período del segundo Templo de Jerusalém en pleno apogeo de la cultura helenística, que con la intención de eliminar diferencias físicas con los gentiles, no solamente dejaron de circuncidarse, sino los ya circuncidados se adherían el resto del prepucio nuevamente al glande mediante una especie de plástica con lo que quedaba anulado por completo el Brit Milá.

En el siglo XIX un grupo reformista en Alemania divulgó en el año 1843 un escrito en el cual figuraban 50 motivos contra la circuncisión y luego Samuel Holdhaim publicó un volumen completo sobre la prescindibilidad de la circuncisión por parte de la religión Judía, lo que tuvo cierta repercusión por un lapso determinado en Rusia y EE.UU. para luego quedar totalmente sin efecto.

Actualmente los judíos de todo el mundo, que se sienten identificados como tales, pertenecientes o no a las diversas comunidades, sin distinción de niveles religiosos o sociales, continúan practicando esta importante Mitzvá.