¿Por qué agregamos precisamente un mes de Adar extra al calendario? 

El propósito de establecer años de 13meses es asegurar que Nisán coincida siempre con la primavera, época de maduraciónde los frutos, tal como nos ordena la Torá: Observa el mes de Aviv (primavera) y harás la ofrenda de Pesaj a Di-s… (Devarim 16:1).

Antes de que fuera instituido el calendario fijo, cuando los nuevos meses eran consagrados por el Sanhedrín, si se hubiera agregado un mes extra a los meses de Shvat o Tevet, por ejemplo, y la primavera hubiera llegado ese año en el mes de Adar, el beit dín podría haberse arrepentido por haber establecido ese año como de 13 meses [puesto que al agregar el mes extra ocasionaron que la primavera no acaezca en Nisán].

Sin embargo, estando en el mes de Adar, ya se puede saber si terminó el invierno —en cuyo caso no es necesario declarar un año de 13 meses— o si el invierno será prolongado, en cuyo caso se agregaría un mes para asegurar que Nisán coincida con la primavera.

Aunque nuestro calendario se basa hoyen día en cálculos fijos ya predeterminados, y no en la observación de las estaciones y los cambios del año, no obstante, no nos apartamos de los principios que tuvo en cuenta el Sanhedrín para establecer el calendario y seguimos agregando solamente un mes de Adar extra en los años de 13 meses.

¿Por qué en los años de 13 meses se celebra Purím en Adar II, en lugar de Adar I ?

Esto se debe a que el decreto de Hamánfue promulgado en un año de 13 meses durante el mes de Adar II. Además, observamos Purím en Adar II para celebrar la salvación de Ester en proximidad a la redención deEgipto, en el siguiente mes de Nisán, uniendo así las dos redenciones.Todas las leyes que rigen para el mes de Adar en un año regular, rigen también para Adar II en un año hebreo de 13 meses. Así, Purím y las cuatro lecturas especiales de la Torá tienen lugar en Adar II.

Aquellas personas que guardan la costumbre de ayunar el 7de Adar conmemorando la desaparición de moshé, lo hacen el 7 de Adar II. Sin embargo, en Ialkut Iehoshúa se hace referenciaa una tradición según la cual moshé falleció el 7 de Adar I en un año de 13 meses.

Por lo tanto, en esos años, el aniversario resultaría ser el 7 de Adar I.

En cuanto a esto, las costumbres varían según el lugar.

Pese a que, como hemos señalado, Purímse celebra en el mes de Adar II, se acostumbra no obstante a observar los días 14 y 15 de Adar I con un especial espíritu festivo. No sedice Tajanun (súplicas de perdón por los pecados) ni se ayuna o recitan discursos fúnebres.

Estos días se denominanPurím Katán (Pequeño Purím).Quien nació en el Adar de unaño regular, y cumple trece añosen un año de 13 meses, no se tornabar mitzvá sino hasta Adar II. Sin embargo, si nació en un año de 13 meses, su bar mitzvá tiene lugar en el mismo mes de su nacimiento [ya sea Adar I o Adar II].

Por lo tanto, es posible —en el caso de niños que nacieron en el mismo año con un día de diferencia— que el bar mitzvá del más joven tenga lugar casi un mes antes que el del niño mayor. De igual manera es posible—en el caso de niños que tienen un mes de diferencia entre ellos— que el bar mitzvá del más joven sea anterior al del mayor.

Por ejemplo, si dos niños nacieron en un año de 13 meses, uno el último día de Adar I y otro el primer día de Adar II, y cumplen trece años en un año regular, ¡el bar mítzvá del que nació más tarde (o sea, el más joven)tendrá lugar en Rosh Jodesh Adar, mientras que el del que nació primero (el mayor) tendrá lugar el último día de Adar! En el casode dos niños que nacieron en un año de 13 meses haciéndolo uno el 28 de Adar I y el segundo el 27 de Adar II, casi un mes más tarde, si cumplen trece años en un año regular, ¡el bar mitzvá del que nació más tarde tendrá lugar un día antes que el del que nació primero

El día número 29

Y Ionatán le dijo a David: “Mañana es un nuevo mes; serás recordado, porque tu asiento estará vacío”.

Samuel I 20:18

La primera Mitzvá que Di-s nos ordenó como nación, fué de que conectemos nuestras vidas con la luna. Nos instruyó de que establezcamos un calendario lunar, un ciclo de 29,5 días el cual la luna completa su vuelta alrededor de la tierra.

El calendario judío, es un calendario de meses, medido por la duración de una luna nueva a la otra. Doce meses como estos nos da un año de aproximadamente 354 días, once días mas corto que el solar. Es por esto que el año judío se alterna con 12 y 13 meses.

La luna nueva es la noche en la cual la luna es vista después de su desaparición. La alineación y movimiento de la luna en relación a la tierra y sol, significa que, para el observador que se encuentra en la tierra, la luna pasa por fases las cuales crece, y en cierto punto de su ciclo, desaparece. Cuando la luna se encuentra más cerca al sol, posicionada entre el sol y la tierra, su lado iluminado, es decir, la que es iluminada por el sol, es invisible para nosotros. A medida que se aleja del sol, va apareciendo un delgado creciente de luz y continúa creciendo en los siguientes 15 días. Lo mismo ocurre viceversa, cuando más lejos se encuentra del sol, mas visible es para nosotros. 

La noche en la que la luna comienza a visualizarse, es el 1° en el mes Judío. El mes consiste de 29, 30 días, hasta que la próxima luna nueva marca el comienzo de otro mes. La primera mitad del mes es marcada por la creciente de la luna, la cual llega a su total luminiscencia la noche del 15, pero la noche del 16 la luna ya comienza a desaparecer, y continúa así hasta que un nuevo mes vuelve a comenzar.

Basado en la enseñanzas del Rebe de Lubavitch

Cortesía de MeaningfulLife.com

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En la creación del mundo, la Torá habla de “dos grandes luminarias”, creadas por Di-s para iluminar la tierra, y establecer “las señales, tiempos, días y años” de la vida en la tierra. En el mismo versículo, las dos grandes luminarias se convierten en: “La gran luminaria para gobernar el día, y la pequeña luminaria para gobernar en la noche”. El Talmud explica: inicialmente, el sol y la luna eran dos grandes luminarias, del mismo tamaño y luminiscencia. Pero la luna se quejó de que “dos reyes no pueden compartir la misma corona”, entonces Di-s ordenó: “Vé, disminúyete”

No solo la luna se redujo a un pálido reflector de otras luces, sino que también su iluminación se redució a constantes cambios en su yuxtaposición con la fuente, y el recipiente de su luz. Por dos semanas todos los meses, la luna cumple con el decreto Divino “Vé, disminúyete”, reduciéndose hasta tal punto donde se encuentra completamente rodeada de oscuridad.

Estas repetidas disminuciones son las que caracterizan las cualidades del tiempo lunar. Viviendo con la luna, aprendemos cómo la oscuridad puede hacer nacer la luz, y cómo la ausencia puede generar presencia renovada. 

En un nivel mas profundo, “Vé, disminúyete”, se relaciona con la propia esencia de nuestra humanidad. El hombre es único entre las creaciones de Di-s. Las otras creaciones se mueven en una órbita “solar”, una órbita que está definida por límites que ya habían sido ordenados los cuales no pueden trascender. Solo el ser humano es lunar, con una trayectoria en la vida que incluye los dos, crecimiento y rechazo, destrucción y renacimiento.

El hombre posee el poder de libre albedrío. Con esto está la capacidad de autodestrucción y auto-transformación. El hombre tiene la capacidad de negarlo todo, y luego recrearse en un nuevo molde y embarcarse en un nuevo camino.

“Vé, disminúyete”, nos muestra que sólo disminuyendonos, el alma humana puede “ir”.

Qué significa Hashgajá?


¿Qué significa Hashgajá? Literalmente significa: supervisión. Se utiliza para informar al consumidor que un producto cumple con las leyes del Kashrut. Esta supervisión se realiza por medio de un Rabino experto en las leyes del kashrut, química y a su vez de los procesos de la sofisticada industria alimenticia actual.

La forma en la que comunica al consumidor que el producto cumple con las normas es, a través de un certificado firmado por el Rabino o con su sello sobre el producto mismo.

Lo mismo ocurre con los servicios de Restaurantes y servicios de fiesta. Estos, para poder expedir comida kasher deberán contar con supervisión rabínica, que consiste en supervisores fijos (mashgijim) que son los ojos del Rabino en el local.

Nosotros como clientes o invitados debemos exigir el certificado del Rabino que garantiza que la comida es Kasher.

Por lo tanto la falta del certificado correspondiente prueba que el servicio no está supervisado.

El encontrarnos en una fiesta, por ejemplo, con un ‘mashguíaj’ o con un empresario de fiestas (más aún si se tratara de un empresario que en ocasiones realiza servicios kasher) no es prueba en absoluto de que el servicio sea kasher, ya se pueden estar utilizando ingredientes que no están avalados.

¿Qué tienen en común abejas, lobos, osos, leones, zorros y comadrejas?

(A) NO TODOS SON KOSHER, Y (B) TODOS SON NOMBRES JUDÍOS HEBREOS O IDISH

Esto parece extraño, ya que los Sabios dan un gran significado al nombre. Este puede afectar la trayectoria de la vida y puede predisponerlo a ciertas tendencias (que pueden superarse con esfuerzo).

Nos advierten de nombrar a los niños con el nombre de personas con buenas características.

Además, se nos dice que no comparemos los rasgos negativos de nuestros hijos con los de los animales impuros (“¿Dejarás de saltar como un mono y de gritar como una hiena?”), Ya que puede tener un efecto espiritual negativo en el niño.

Y que tengamos cuidado de no mostrar imágenes de animales no kosher a niños muy pequeños.

Sin embargo, encontramos que muchos judíos, especialmente los de las comunidades Ashkenazim, llevan nombres de animales impuros. Antes de morir, Iaakov y Moshé bendijeron a las 12 tribus, comparando a algunas animales no kosher.

Además, personas justas y profetas, tenían nombres de animales no kosher. Por ejemplo, Débora, la profetisa, significa “abeja”. Juldá, otra profetisa, significa “comadreja”.

También tenemos nombres como Arie, “león”, en las Escrituras. No llamamos ni comparamos a nuestros hijos con animales impuros por ira, porque en ese caso los estamos comparando con los rasgos y aspectos negativos del animal.

Sin embargo, cuando le damos al niño el nombre del animal, nuestra intención es solo transmitir las cualidades positivas de ese animal. Del mismo modo, el rey Shlomó nos dice que aprendamos de los caminos de la hormiga, y el Talmud enseña que “incluso si no se hubiera dado la Torá, podríamos aprender modestia del gato y no robar de la hormiga”.

Curiosamente, existen nombres como Tzvi Hirsh (gacela o ciervo), Areie Leib (león) o Zeev Volf (lobo). Los místicos nos enseñan que los padres reciben un destello de profecía cuando dan a sus hijos nombres judíos.

Algunos explican que para ocultar la grandeza de ciertas almas a medida que descienden a este mundo, a veces se le da el nombre de un animal impuro. Los nombres judíos son parte integral de nuestra identidad. El Midrash relata que una de las razones por las que los judíos merecían la redención del exilio egipcio fue que, a pesar de todas las dificultades, mantuvieron sus nombres judíos, lo que los mantuvo ligados a Di‐s y Su Torá.

Por lo tanto, el mérito de tener y usar un nombre judío puede traer bendiciones y salvación no solo al individuo, sino también al mundo

El comienzo del fin

Los días 8, 9 y 10 de Tevet se consideran días oscuros en la historia de Israel.

En un momento dado, cada uno de los tres días se observó mediante un ayuno. Hoy ayunamos solo el décimo.

El 8 de Tevet marca la finalización de la traducción de la Biblia al griego, conocida como la Septuaginta.

El 9 de Tevet marca el fallecimiento de Ezra y Nejemia, quienes llevaron a los judíos exiliados en Babilonia de regreso a Jerusalém.

El 10 de Tevet marca el comienzo del asedio babilónico de Jerusalém en el año 586 a. C.

Ptolomeo II gobernó la Tierra de Israel con una actitud amistosa hacia sus súbditos judíos. Era gran amigo de los libros y su gigantesca biblioteca contenía cientos de miles de volúmenes de todos los autores de la antigüedad.

Por sugerencia de sus bibliotecarios, se acercó al pueblo judío para obtener una traducción al griego de la Biblia. Eleazar, el Sumo Sacerdote, que estaba a la cabeza del estado de Israel, le envió a setenta de los más grandes sabios judíos. Conocían bien el idioma griego y todos los significados e interpretaciones del texto de la Biblia en la tradición escrita y oral.

Cuando llegaron a su palacio, el rey Tolomeo les dio una bienvenida real. Los honró con fiestas y regalos. Luego los envió a una pequeña isla cerca de Alejandría. Allí, colocaron a cada Sabio en una habitación separada. “Escríbeme la Torá de Moshé, tu maestro”, les ordenó a cada uno. Debían traducir la Biblia al griego, confinados en sus habitaciones. No podían comunicarse entre sí. Milagrosamente, cada traducción individual estuvo de acuerdo en todos los puntos, incluso en los pasajes más difíciles.

Hubo varios lugares donde cada Sabio alteró intencionalmente la traducción literal. Sin embargo, al final, todos hicieron los mismos cambios. El gobernante egipcio y sus eruditos estaban asombrados por la proeza milagrosa, y honraron con razón a los eruditos al finalizar la traducción.

La “Septuaginta” (latín para setenta) se convirtió en uno de los documentos más importantes de la literatura judía y mundial. Contiene no solo todos los libros de la Biblia, sino también obras no incluidas en la Biblia que se perdieron en gran parte en su hebreo original.

Los judíos de Egipto estaban muy contentos con esta traducción de la Biblia al griego. Durante muchos siglos celebraron el día de la finalización, el octavo de Tevet, como fiesta judía. Pero los Sabios de Israel consideraron el 8 de Tevet como un día de dolor para el pueblo judío. Todos vieron un acto asombroso de Di‐s en él.

Sin embargo, se consideró un día tan trágico como el día en que se hizo el becerro de oro.

Según el Talmud, el asunto se comparó con un león capturado y encarcelado. Antes de su encarcelamiento, todos temían al león y huían de su presencia.Una vez encarcelado, todos se acercaron y le dijeron: “¿Dónde está su fuerza?” Mientras la Torá estuvo en manos de Israel y fue interpretada por los Sabios en su propio idioma, el hebreo, evocó reverencia y muchos temían mancharla. Una vez que la Torá fue encarcelada en la traducción griega, fue como si la Torá fuera despojada de reverencia. Quienquiera que lo deseara podía ahora venir y mirarla.

5 de Tevet – Didan Notzaj


El juicio por los libros de Agudat Jasidei Jabad, comenzó el 19 de Kislev de 5746 (1986) ante el juez Charles Simphson y se extendió por tres semanas.

El 5 de Tevet de 5747 (1987) se dio a conocer el fallo del juez en un expediente de 40 páginas. El juez tomó declaración a los jasidim de Jabad, alegando que toda la vida del Rebe Iosef Itzjak, anterior Rebe de Lubavitch, fue dedicada y consagrada por completo a la comunidad, por lo tanto declaró su biblioteca como pública y perteneciente a la asociación de Jabad Mundial, al considerar que los libros del Rebe no formaban parte de su patrimonio personal en el momento de su fallecimiento.

El demandado fue obligado devolver los libros y demás objetos del Rebe Anterior, que se encontraban en su poder y fueran tomados sin autorización.

La noticia de la victoria se difundió rápidamente en todo el mundo, y en cada lugar donde se escuchaba, los jasidim lo celebraron con mucha alegría.

El mayor festejo se vivió en la central de Jabad, “770”, donde miles de personas se reunieron para festejar la gran victoria. El punto máximo de alegría fue luego de la plegaria vespertina, realizada con la melodía propia de los días festivos y luego de la cual el Rebe pronunció un discurso especial, en el que entre otras cosas dijo: “… así como en el momento de la encarcelación y liberación del Alter Rebe, el mismo protagonista aprendió de todos los acontecimientos, una instrucción para su servicio a Di‐s y una de sus conclusiones fue la de aumentar en la difusión de los manantiales del jasidut hacia fuera.

A la luz de todo esto, queda clara la eterna indicación Divina relacionada con el acontecimiento actual, pues justamente de la demanda y las acusaciones parecería que la agrupación de jasidim de Jabad no es un cuerpo vivo y activo, justamente de esto debemos aprender que debemos fortalecer más la difusión del jasidut, y el estudio particular y general con mucha alegría y fervor…”

El día 5 de Tevet, es el día de la victoria de la luz sobre la oscuridad

¿Quién escribió los Tehilim-Salmos?

Tehilim también se conoce como Salmos. Tehillim, un libro de pequeño tamaño pero de enorme importancia, tiene un lugar especial en la biblioteca judía.

Su nombre hebreo, Tehillim (תהילים), significa “alabanzas” y contiene muchas alabanzas y súplicas a Di-s . En español se lo conoce como “ Salmos ”, del griego ψαλμοί, que significa “música instrumental”.

Fue compilado por el rey David


Gran parte del libro fue compuesto por el rey David , conocido como el “dulce cantor de Israel ”.  De hecho, casi la mitad de sus capítulos están precedidos por “Mizmor Ledavid” (“Un canto a David”)  u otra línea inicial que se lo atribuye a David. Algunos no tienen atribución, mientras que otros tienen los nombres de otros, como Asaf, los hijos de Koraj, Salomón  y Moisés.

El Talmud nos dice que David lo compuso utilizando la obra de 10 ancianos, de los cuales solo algunos son nombrados en el Libro de los Salmos . 

Está dividido en 5 sublibros


El Libro de los Salmos está dividido en cinco secciones más pequeñas (“libros”).

Nuestros sabios lo comparan con la Torá, que también contiene cinco libros (de ahí el nombre, Cinco Libros de Moisés).

La Torá fue transmitida por Moisés, “el más grande de los profetas”, y nosotros recibimos los Salmos a través de David, “el más grande de los reyes”. 

Fue cantado en el Santo Templo
Cuando el Templo Sagrado estaba en Jerusalem, los levitas cantaban y tocaban música.

¿Qué cantaban? Salmos.

Había capítulos especiales para cada día de la semana,  así como Salmos reservados para cuando se traían las Primicias ( bikkurim ),  y otras ocasiones especiales. Y por supuesto está el Hallel (Salmos 113-118), que se cantaba cuando se traía el sacrificio de la Pascua.

Nos dio la palabra Aleluya
Los Salmos de Hallel (que significa “alabanza”) a menudo contienen la palabra הללוי-ה, que significa “alabado sea Di-s ”, y que en español se ha convertido en “aleluya”. La palabra aparece un total de 24 veces en los Salmos, todas ellas en el tercio final del libro, y nunca en ningún otro libro de las Escrituras.

Tenga en cuenta que dado que esta palabra contiene el nombre de Di-s, los judíos no la utilizan en conversaciones casuales.

Tiene 150 capítulos


Si abrimos cualquier libro de Salmos, podemos contar fácilmente que hay 150 Salmos individuales. Sin embargo, lo más interesante es que el Talmud nos dice que hay 147 Salmos, que corresponden a los años de la vida de Jacob , el antepasado común de todos los judíos.  Esta discrepancia se debe a que hay ciertos Salmos (como el Salmo 1 y el Salmo 2) que originalmente se consideraban un solo capítulo.

Es el primer libro de “Escritos”


Las Escrituras hebreas contienen 24 libros, que se dividen en tres partes: la Torá (los cinco libros de Moisés), los Profetas ( Neviim ) y los Escritos ( Ketuvim ).

En las ediciones estándar, Tehilim es el decimocuarto del grupo y es el primero en la sección de Escritos.

El salmo más corto es el 117

El capítulo más corto de los Salmos, el número 117 , dice así:

Alabad al Señor, todas las naciones; alabadle, todos los pueblos.
Porque sobreabundó su bondad, y la verdad del Señor es eterna. ¡Aleluya!

El salmo más largo es el 119

La longitud media de un capítulo de los Salmos es de 17 versículos. El Salmo 119 es, con diferencia, el más largo, con nada menos que 176 versículos.

Siguiendo el alfabeto hebreo, tiene 8 versículos que comienzan con cada una de las 22 letras (22×8=176). Este gigantesco Salmo habla de la dulzura de la Torá y de cómo eleva a la persona sin importar las dificultades que pueda experimentar.

Varios otros salmos están ordenados alfabéticamente.


Tres veces al día, los judíos recitan el Salmo 145 (conocido como Ashrei , ya que suele ir precedido de una línea del Salmo 84:5, que comienza con esta palabra). Junto con el Salmo 25, tiene un versículo por cada letra.

Según los Sabios, recitar este Salmo regularmente garantiza el lugar de una persona en el Paraíso, ya que (a) alaba a Dios con cada letra del alfabeto y (b) tiene la importantísima petición:

Abre tu mano y satisface el deseo de todo ser viviente.

Dato curioso: al Salmo 145 le falta un versículo para la letra nun, porque esa es la primera letra de la palabra nofel, “caer”. 13

El Midrash nos dice que cuando el rey David compiló los Salmos, tenía en mente a sí mismo, a cada judío y a cada circunstancia. 

No importa quién seas o cuál sea la situación, las palabras de los Salmos hablan las palabras de tu corazón y son escuchadas en lo alto.

El tercer Rebe de Jabad, conocido como el Tzemach Tzedek , escribió que si tan solo conociéramos el poder de los versículos de los Salmos y su efecto en los reinos espirituales, los recitaríamos constantemente.

Una rápida lectura del Libro de Salmos revelará numerosos capítulos atribuidos a varias grandes personalidades. El Talmud enumera diez autores además del rey David. “David compuso el Libro de los Salmos a través de diez ancianos: Adám, Malkitzedek, Abraham, Moshé, Heiman, Iedutún, Asaf y los tres hijos de Koraj”.

Además, según el Midrash, Iaacov recitó salmos durante sus 20 años en la casa de Labán.

Muchos Salmos fueron compuestos y recitados muchas generaciones antes del rey David, pero, los Salmos se conocen popularmente como el libro del Rey David.

El Talmud establece que Rabi Meir dijo: “Todas las alabanzas declaradas en el libro de los Salmos fueron recitadas por David, como se dice: ‘Las oraciones de David, hijo de Ishai, han terminado (kalu)’. No leer kalu; sino, kol elu, ‘todos estos’ ”, lo que indica que todo el libro de los Salmos consta de las Plegarias del rey David.

Para parafrasear las palabras en Idish de Rabi Shmuel de Lubavitch, “Otro dijo las palabras de los Salmos, pero él las expresó”. Debemos apreciar adecuadamente la estatura única de los Salmos. Es el único Libro del Tanaj que se compara con la Torá misma.

Más que una colección de hermosas canciones compuestas por varios autores, se considera la “Biblia de la Tefilá‐Plegaria”. Así como toda la Torá se encuentra en los cinco Libros de Moshé, la Tefilá se encuentra en los cinco Libros de los Salmos.

Los Salmos le dan a cada judío, ya sea un gran sabio o un simplón, la capacidad de expresar y articular mejor la súplica y la acción de gracias a su Creador.

¿Por qué, de todos los grandes líderes de la historia, Di‐s ordenó al rey David, el “Dulce Cantor de Israel”, que redactara los cánticos de alabanza desde el principio de los tiempos y legara a la nación judía el don de la plegaria?

Porque durante toda su vida, el rey David estuvo inmerso en la recitación constante de Salmos. En tiempos de problemas y éxitos, como fugitivo perseguido y como rey victorioso, en la cima de la realeza y grandeza, sus labios nunca dejaron de cantar alabanzas a Di‐s.

Aunque muchos Salmos fueron originalmente com‐ puestos por otros, fue el recitado del rey David lo que los estableció como canciones de alabanza inmortales.

¿Qué hago sino creo?

Ser judío significa luchar. El nombre Israel significa “uno que lucha con Di‐s”. La fe no es un interruptor de luz que enciendes y permanece encendido. Es un fuego que debes atender y alimentar, y reavivar. Es una lucha que nunca termina. 

Hay días en los que tu fe brilla y todo encaja en su lugar. En estos días, te sientes uno contigo mismo y con Di‐s, y la plegaria es algo natural. Luego hay días en los que te despiertas y todo está oscuro, tu fe parece haberse secado. Di‐s, alma, oración, bondad, todos parecen insectos molestos zumbando en tu oído, y solo quieres darte la vuelta y volver a dormir. 

Pero en esos días, tienes que encontrar la motivación para levantarte y seguir adelante. Quizás tu fe no te sacará de la cama, así que, ¿qué tal si pruebas otro enfoque? Dejando a un lado tu fe en Di‐s, ¿qué pasa con la fe de Di‐s en ti? 

Hay una Tefilá poderosa que decimos tan pronto como nos despertamos por la mañana: 

Te doy gracias, Rey Viviente y Eterno, porque me has devuelto mi alma con bondad. Cuán grande es tu fe. 

La fe a la que se hace referencia aquí no es nuestra fe en Di‐s, sino más bien “Tu fe”, la fe de Di‐s en nosotros. El mero hecho de que nos hayamos despertado es una prueba de que Di‐s cree en nosotros. Él sabe que no somos perfectos, está consciente de nuestras fallas y conoce los errores que hemos cometido. 

Y, sin embargo, en la mañana después de dormir, Él nos devuelve el alma y nos da otra oportunidad, porque confía en nosotros. Tiene fe en nuestra capacidad para cambiar y hacer que hoy sea un poco mejor que ayer. Podemos o no creer en Él, podemos o no creer en nosotros mismos, pero Di‐s cree en nosotros. 

Los humanos son inconstantes; Di‐s es constante. Su fe en nosotros es firme, incluso si nuestra fe en Él es inestable. Esa es la fe de un israelita, uno que lucha con Di‐s. Puede que estemos luchando, pero estamos luchando con Di‐s. Él siempre está ahí. 

Si te despertaste esta mañana, si tu alma te fue devuelta para ver otro día, entonces da gracias. Empieza el día con una oración, si no por tu fe en Di‐s, al menos por la fe de Di‐s en ti. Él confía en ti lo suficiente como para darte un alma preciosa. Úsala. 

¿Por que circuncidar?

¡Felicitaciones! ¡Has traído una nueva vida al mundo! Después de las llamadas de teléfono de la familia y amigos, te encontrás sosteniendo a tu hijo por primera vez. Mirás al bebé, y las emociones aumentan sin parar. Podes ver en esta nueva y pequeña vida, potencial, futuro, familia, y continuidad.

El nacimiento es uno de los únicos momentos en la vida donde uno se encuentra cara a cara con la Divinidad. De hecho, el niño recién nacido seguirá la cadena de vida de miles de judíos que comenzó años atrás a través de nuestro patriarca Abraham y matriarca Sara. Esta nueva vida es un eslabón más en la cadena de la historia judía.

La primera persona que fue ordenada a circuncidarse a sí mismo fue Abraham, a la edad de noventa y nueve años. Demostrando su sumisión a Di-s, marcando el cuerpo físico con la señal del pacto, Abraham reveló el vínculo intrínseco que cada Judío tiene con Di-s.

Di-s ordenó al pueblo judío (Vaikrá 12:2), “El octavo día, la carne de su prepucio debe ser circuncidada”.

El acto de la circuncisión es un acto humano. Esto nos enseña que nuestra perfección espiritual, emocional, moral y ética requiere un esfuerzo humano. Di-s no lo puede hacer por nosotros.

El Brit Milá, circuncisión, es un símbolo de nuestra relación con Di-s. Grabado en la carne de nuestros cuerpos físicos, el pacto nunca terminará o será olvidado. Este pacto con Di-s sobrepasa la comprensión humana. Promete devoción incondicional, sin importar lo que pueda ocurrir entre Di-s y el individuo.

Por esta razón, un Judío es circuncidado en su infancia, cuando aún no ha desarrollado su capacidad de razonamiento, debido a que el pacto de la circuncisión no se asocia con lo intelectual o calculado. La circuncisión de un niño demuestra que la conexión entre los Judíos y Di-s está mas allá de la razón.

Di-s eligió el mismo órgano que es la fuente de la vida, que también puede ser utilizado para los actos más viles, como el lugar para ser santificado con la circuncisión. Esto nos da el profundo mensaje que podemos utilizar todo lo físico para fines sagrados.

* Por: Dovid Zaklikowski

Lo que un Judío debe hacer

¿Es un pecado discutir con Di-s? ¿Es sacrílego cuestionar lo Divino? Bueno, Abraham lo hizo. No por él mismo, sino por el bien de la gente de Sdom, la ciudad que Di-s había decidido destruir a causa de la maldad de sus habitantes. Abraham era la personificación de la bondad y de la compasión. Él lidió con el Altísimo, intento negociar un cese a la ejecución de los habitantes de las notorias ciudades de Sdom y Amorá. 

“¿Destruirás a los justos junto con los malvados?”, le preguntó a Di-s. “¿Acaso el Juez de toda la tierra no hará justicia?”. “Si hay 50 hombres justos, ¿no los salvarías? ¿45? ¿40…30…20…10?”. Al final, Abraham no pudo encontrar siquiera un minián (grupo de 10 hombres) en las ciudades y decide rendirse. Como dice el versículo “VeAbraham shav limekomó” (“Y Abraham volvió a su lugar”). Habiendo perdido en la discusión, él reconoce su derrota y vuelve a su rincón. 

Pero hay también una alternativa en la interpretación de estas últimas palabras. Y Abraham volvió a su lugar, puede entenderse también como “y volvió a su forma de ser”, a sus costumbres. ¿Y qué costumbre es esta? La de defender al desvalido, buscar al necesitado y ayudar a aquél que esta en problemas, incluso si no se trata de la persona más justa que hay. Abraham se negó a desilusionarse por la derrota. Volvió en seguida a sus costumbres, a pesar que este intento en particular no tuvo éxito. 

¿Qué sucede cuando perdemos? Nos sentimos heridos, nos ponemos de mal humor, y nos rendimos. No funcionó, no sirve. Es inútil, ¿para qué molestarse? 

Pero no con Abraham. Abraham se adhirió a sus principios. Pudo haber experimentado un contratiempo, pero seguirá abogando por la causa de justicia. Seguirá defendiendo a los débiles. Y seguirá trayendo sus casos a la mayor autoridad del universo; Di-s mismo. 

Abraham nos enseña a no perder la fe, a no desviarnos de nuestro camino elegido o de nuestras convicciones. Si creemos que es lo correcto, entonces está bien incluso si no vemos una recompensa. Si es algo correcto, entonces apeguémonos a ello, sin importar los resultados. 

Uno de mis personajes de historieta favoritos es Charlie Brown de Peanuts. En una tira cómica que todavía tengo en mi memoria, se ve a Charlie Brown determinado en salir a remontar su cometa, cuando afuera cae una lluvia torrencial. Sus amigos le dicen que debe de estar loco por querer remontar la cometa en ese clima, y que se le romperá a causa del viento. Pero al final de la tira, vemos a Charlie, dirigiéndose con seguridad hacia la puerta, con su cometa bien sujeta bajo su brazo, diciendo “Un hombre debe hacer lo que un hombre debe hacer”. 

¿Creemos en nuestros principios de fe por conveniencia? ¿Somos virtuosos porque creemos que es el camino hacia una buena vida? ¿Estamos esperando el gran pago por nuestro comportamiento? ¿Qué sucede cuando no lo vemos? ¿Nos frustramos, desilusionamos y nos enojamos con Di-s? 

Algunas personas se vuelven observantes por motivos incorrectos. Están buscando alguna solución mágica a sus problemas. Y cuando los problemas no desaparecen rápido o tan mágicamente como esperaban, dejan toda la vida religiosa de lado. No funcionó; me voy fuera. 

La virtud es su propia recompensa. Dormir mejor por la noche porque nuestra conciencia está limpia, es también parte del trato. O, en las palabras de nuestros Sabios: “la recompensa de una Mitzvá es la Mitzvá”. 

Nuestro padre fundador nos hace recordar que un judío debe hacer lo que un judío debe hacer, sin importar las consecuencias. Sin importar si vemos los frutos de nuestra labor. Si es la cosa correcta, entonces hagámosla. 

Que seamos verdaderos hijos de Abraham.