La lista

La señora Edith Block y su esposo,  estaban  pasando  unos días en un hotel kosher en Florida poco después del fallecimiento de Rebetzin  Jaia  Mushka,  esposa  del Rebe. La noche del viernes en la cena de Shabat, una mujer sentada a la mesa le dijo a la Sra. Block: “¿Eres una Lubavitcher?” Cuando la Sra. Block respondió  afirmativamente,  la  mujer continuó: “Lamento mucho el fallecimiento  de  la  Rebetzin Schneerson. Tengo algo que contarle sobre ella”.

“Somos Jasidim, aunque no somos Jabad. Algunos  de  mis  amigos, incluidos nosotros, estábamos  casados  durante varios años pero no habíamos sido bendecidos con hijos. Todos éramos so-

brevivientes del Holocausto, los únicos sobrevivientes de familias muy gran-des. Fuimos a nuestro Rebe en busca de bendiciones para tener niños, pero sin éxito.

“Una de las jóvenes decidió ir al Rebe de Lubavitch para recibir una bendición. Una decena de mujeres decidimos unirnos a ella.

“Sabíamos que el Rebe vivía en President Street, que en ese momento estaba cerca del lugar donde vivía nuestro Rebe. Al acercarnos al 1304 de President Street, nos quedamos como paralizadas y no podíamos decidir quién debería ser la que llamaría a la puerta del Rebe”. .

“Estábamos paradas en la acera hablando de eso, cuando un auto salió del camino de acceso. La mujer que lo conducía salió del auto y nos preguntó qué podía hacer por nosotras. Nos tropezamos con nuestras palabras, pero finalmente le contamos sobre nuestro deseo.

“La mujer sacó una libreta y un bolígrafo de su bolso y nos pidió nuestros nombres. Luego procedió a darnos el nombre de un médico de fertilidad en Manhattan  y  nos  dijo que lo llamáramos en unos días”.

La mujer continuó y dijo: “No sé qué les sucedió a las otras mujeres. Cada una siguió su camino. Pero puedo decirte lo que me pasó a mí.

“Llamé al consultorio del médico y la secretaria me dijo que el doctor estaba muy ocupado y que podía concertarse una cita con él en un año. Comencé a llorar y la secretaria me pidió que repitiera mi nombre. Luego me dijo que esperara. Pocos minutos después, volvió al teléfono y me dijo que ya tenían una cita reservada a mi nombre para la semana siguiente.

“A través de ese doctor”, continuó, “Di-s me bendijo con una hija. ¡Y esa hija me ha dado 10 nietos!”

“Más tarde, descubrí que la persona que había hecho las citas para nosotras no era otra que la Rebetzin Jaia Mushka Schneerson”

Relatado por Henya Laine

3 reglas para preparar la casa para Pésaj

Se acerca Pesaj, y este año más que nunca te debes estar preguntando: ¿cómo preparo la casa?

Recordá estas 3 simples reglas, que te ayudarán a concentrarte en lo necesario: 

  1. Si está fuera del alcance, no existe: si está en lugares donde no podés llegar con tu mano, se lo considera inexistente.
  1. Solo en los dominios del Jametz: es necesario limpiar únicamente aquellas habitaciones o lugares donde entró Jametz durante el año.
  1. Poné el Jametz en “cuarentena”: cualquier habitación, placard o alacena donde haya mucho Jametz se puede cerrar para los días de Pesaj, siempre y cuando antes del comienzo de la festividad lleves a cabo el proceso de venta de Jametz para desvincularte de él.

¿Qué es la Venta de Jametz?

La Torá nos prohíbe poseer Jametz durante toda la festividad de Pesaj, desde la mañana del 8 de Abril hasta la salida de las estrellas la noche del día 16.

Para cumplir con este requisito en la práctica, se designa un espacio (estante, armario o habitación) donde se coloca todo el Jametz (también toda la vajilla y utensilios utilizados con Jametz durante el año). Por medio de un documento, se transfiere todo el Jametz al rabino, quien a su vez lo vende a un no judío antes de que empiece la festividad y después de Pesaj se lo recompra. 

Debe marcarse el lugar para no ser abierto durante Pesaj. 

La venta no es meramente simbólica, sino real. Dado que tiene muchos detalles halájicos para que sea válida, se hace por medio del rabino, experto en estos detalles.

Cocina Kosher: ¿Qué es Parve?

La prohibición mencionada en la Torá es mezclar carne (carne de res) con leche. Los Sabios ampliaron este mandato para incluir las aves de corral, ya que su carne puede confundirse con la de res.
Los huevos no entran en esta categoría porque no pueden confundirse con carne. Además, los huevos se consideran una entidad separada una vez que han sido puestos y se consideran parve o neutros, por lo que pueden comerse con leche o carne.

Curiosamente, el Código de Ley Judía (Ioreh Dea 87:5) menciona que si se encuentran huevos completamente formados dentro de una gallina, estos se pueden consumir con productos lácteos; sin embargo, si los huevos no están completamente formados, no se pueden consumir junto con leche aunque se podría comer productos lácteos después de comer uno de ellos.

¿Qué es Parve?

La comida parve se puede comer con carne o leche.

“Parve” es un término yiddish (y por extensión, hebreo) para algo que no es ni carne ni lácteo.

Esto es importante porque la ley judía no permite que uno cocine o consuma carne junto con productos lácteos. Sin embargo, los alimentos parve pueden consumirse junto con carne y leche. Algunos ejemplos serían el agua, los huevos, el pescado y cualquier cosa que sea de origen vegetal, como frutas, nueces y verduras.

De esta forma, una galleta etiquetada como “parve” se puede comer junto a un café cargado de crema o después de una cena a base de bistec.

Dado que los utensilios para carne y productos lácteos también se mantienen separados, los platos que no se utilizan ni para carne ni para productos lácteos también se conocen como “parve”.

Pan:

Casi todo el pan es parve. Reconociendo que el pan lácteo podría confundirse fácilmente con parve y comerse con carne y viceversa, los sabios prohibieron la producción de pan con leche o grasa fundida a menos que esté claramente marcado, o si se produce una cantidad tan pequeña que se servirá solo a personas que lo saben.

Pescado:

El pescado es parve. Sin embargo, debido a cuestiones de salud, los sabios del Talmud prohibieron comerlo con carne. (Existen diversas costumbres sobre comer pescado con leche. Sin embargo, el pescado puede prepararse en utensilios para carne o lácteos y comerse justo antes o después de la carne o la leche sin problema, siempre y cuando uno se enjuague la boca.

La jalá correcta

Reb Meirke de Mir, uno de los jasidim de Rabi Mordejai de Lejovitch, una vez interrumpió su viaje para entrar en una posada para decir sus oraciones. 

Mientras estaba allí, llegó una gran caravana de carros, atiborrada de pobres itinerantes con sus esposas y pequeños pordioseros. 

Reb Meirke vio a un hombre en el medio, de apariencia venerable cuyo rostro reflejaba una extraña pureza de mente. Cuando lo estaba mirando más de cerca, vio que la esposa del posadero puso pan y otra comida en la mesa.

Mientras que toda la otra gente pobre agarró sus rodajas para aliviar su hambre, el pobre anciano caminó determinadamente hacia las cubetas de agua, y examinó una jarra cuidadosamente para ver si era apta para realizar el Netilat Iadaim (lavado ritual de las manos).
Antes de lavar sus manos, sin embargo, tomó la rodaja de pan sobre la que debería luego decir la bendición‐ pero la volvió a colocar inmediatamente, tomó un poco de otro pan que estaba allí en cambio, recitó la bendición sobre él, y se sentó para comer.

Los pobres abandonaron la posada poco después, y el hombre anciano salió con ellos.
Pero a lo largo de sus oraciones y de su comida de la tarde, Reb Meir no podía alejar sus pensamientos del anciano mendigo. ¡¿Por qué no comió esa rodaja de pan?!
Él tenía que averiguarlo. 

Se acercó a la propietaria y le preguntó: “Excúseme, pero ¿cuándo amasó y horneó ese pan?”
“¿Por qué?. Ayer o anteayer…” ella contestó.
“¿Y usted me certifica” él continuó, “si recordó en ese momento separar un trozo de Jalá de la masa (de cada masa es debido retirar un trozo y quemarlo‐ hafrashat jalá)?”
“¡Oh! ¡Qué barbaridad!” Exclamó a la mujer. “¡Me olvidé de quitar la masa!”

Ahora estaba claro para Reb Meirke que el hombre estaba Divinamente inspirado. Ensilló sus caballos y a toda prisa salió inmediatamente para alcanzar al grupo de viajeros. Los encontró pronto, pero su hombre no estaba entre ellos.
“¿Dónde está ese hombre anciano que estaba con ustedes?” Preguntó.
“¿Por qué preguntas por ese viejo loco?” Contestaron. 

“Él se nos unió hace unas semanas, y viaja dondequiera que viajemos, y duerme dondequiera que dormimos. Pero se comporta como si estuviera chiflado.

Cada día nos deja durante un tiempo y se para solo, entre los arbustos en el bosque. Y una vez, en pleno invierno, cuando vio un lago helado cerca nuestro, rompió el hielo y se zambulló en el agua congelada.”
Cuando Reb Meirke siguió la dirección que le indicaron, descubrió a este hombre extraño que estaba de pie bajo un árbol, extasiado en sus pensamientos,y su cara encendida como un leño.
“¡Rebe, bendígame!” Exclamó Meir.

El pobre le pidió una moneda de cobre, y le dio su bendición.
Cuando en el momento debido, Reb Meirke visitó Lejovitch de nuevo para ver su Rebe y le contó toda la historia, el tzadik dijo: “¡Cuán afortunado eres! ¡El hombre que te dio su bendición no es otro que el santo Rabi Leib Sarahs!”

Una gran mujer

Cuenta Reb Janania Halbershtam, quien trabajó durante 18 años en el hogar del Rebe y la Rebetzn Jaia Mushka:

ALGUNOS DE SUS RASGOS

El honor que sentía por su esposo y su auto-anulación frente a él es comparable al que siente un jasid por su Rebe.

Cuando pasaba mensajes del Rebe decía: “Así y así dijo mi esposo” Jamás agregó alguna explicación de su parte.

Sin embargo, el Rebe la consultaba y trabajaba junto a ella. En las noches en las que no se quedaba en su oficina en “770”, acostumbraba a trabajar en el escritorio de su casa, y contestaba cartas que recibía de todas partes del mundo. Su ritmo era incomparable. ¡Contestaba hasta cientos de cartas por noche!

En las horas de la madrugada, la Rebetzn se sentaba junto al Rebe. Cuando las misivas recibidas estaban escritas en francés, el Rebe le dictaba la respuesta en Idish y ella respondía en francés.

Era una intelectual brillante, y dominaba varios idiomas.

El Rebe honraba muchísimo a su esposa, y muchas veces se refería a ella como: “La hija del Rebe” (su suegro era el Rebe Anterior, Rabi Iosef Itzjak Schneerson) Y cuando le provocaba alegría decía: “He dado satisfacción a la hija del Rebe”.

UNA CENA SOBRE LA SILLA

Durante un tiempo, la Rebetzn debió permanecer en cama debido a una dolencia en su pierna. Reb Halbershtam recuerda que en uno de esos días, dejó la cena de la Rebetzn sobre una silla al lado de su cama y colocó la comida para el Rebe, como de costumbre, sobre la mesa. Luego Halbershtam vio cómo el Rebe tomaba su bandeja de comida y se dirigía a la habitación donde estaba la Rebetzn, colocó su comida junto a la de su esposa, y ambos cenaron juntos… sobre la silla en lugar de una mesa.

BAJO PERFIL

La Rebetzn se distinguía por su recato y modestia, y escapaba de los honores como del fuego. Cuando asistía a cualquier sitio se empeñaba en esconder su identidad.

También cuando realizaba compras, se preocupaba de hacerlo en lugares en los que nadie la conocía. Cierta vez, Halbershtam se atrevió a preguntarle por qué se aleja tanto de los honores.

Ella respondió con total simpleza: “Créeme que no necesito que se me rindan honores. Las manifestaciones de honor no me interesan en absoluto”

En cierta ocasión, la Rebetzn acudió a un negocio de ropa en Nueva York para comprarse un tapado. Se encontraba allí también la esposa de un importante rabino de una comunidad jasídica. Alguien deslizó un comentario a la esposa del rabino, diciendo que “la Rebetzn de Lubavitch se encuentra en lugar”. La esposa del rabino se acercó a la Rebetzn, le dio la mano y charlaron por un instante. Al concluir la conversación, la Rebetzn se apresuró a terminar su compra y dejar el lugar. Al salir le dijo a Halbershtam: “No podemos retornar a este negocio. Ya saben quien soy…”

UN PASEO DISTINTO…

En sus últimos años, la Rebetzn tomaba un paseo diario por un parque a orillas del río Hudson. Siempre viajaban por el mismo camino, pero en cierta ocasión tuvieron que desviarse. Al pasar por una de las calles, notaron que algo sucedía: autos de policía, un camión de mudanzas, una familia afligida y alguien que les gritaba furiosamente.

La Rebetzn ordenó a Halbershtam que detuviera el automóvil y retrocediera para averiguar de qué se trataba. “Mi padre, el Rebe” dijo la Rabanit, “me enseñó que cada cosa que uno ve está guiada por la Providencia Divina. Si nos desviamos y nos tocó ver esta escena, debe existir una razón”

Halbershtam se acercó al lugar de los hechos y averiguó lo sucedido. Rápidamente regresó al auto y le relató al Rebetzn lo indagado. Una familia judía- inmigrantes de Rusia- se había atrasado en el pago de sus alquileres, adeudando un total de 7000 dólares. El propietario, después de muchas advertencias, los estaba desalojando por la fuerza.

La Rebetzn, sin pronunciar palabra, abrió su cartera, sacó su libreta de cheques y emitió uno por la suma indicada. Se lo extendió a Halbershtam, y le señaló que lo entregara al propietario sin darle demasiadas explicaciones y que además se asegurara que devolvieran los muebles dentro de la casa rápidamente, para dejar el lugar antes de ser reconocidos por la familia y así evitar que se avergonzaran.

Halbershtam entregó el cheque a un sorprendido propietario, se cercioró que la policía ordenara retornar los muebles a su lugar, y dejó detrás a una familia judía confundida pero eternamente agradecida a esa misteriosa dama que ocupaba el asiento trasero del automóvil

Galletitas de avena y chocolate

Ingredientes:

-250 gr de margarina a temperatura ambiente

-1 taza de azúcar

-1 taza de azúcar negra

-2 huevos

-1 cucharita de esencia de vainilla

-2 tazas de harina

-1 cucharita de bicarbonato de sodio

– 1/2 cucharita de polvo de hornear

-2 tazas de avena tradicional

-1/2 taza de nueces

-1/2 taza de chips de chocolate

-1/2 taza de coco rallado

Procedimiento:

Precalentar el horno a 180 grados. Línea 2 bandejas para hornear con papel manteca. En un bol grande, batir la margarina y el azúcar. Agregar los huevos y la vainilla. En velocidad baja, agregar la harina, el bicarbonato, el polvo de hornear y la avena. Agregar las nueces, chips de chocolate y coco. Poner de a cucharadas sobre las bandejas para hornear preparadas. Hornear durante unos 12 minutos o hasta que se dore ligeramente. Dejar reposar en la bandeja de horno 2 minutos antes de colocar sobre una rejilla de alambre para terminar de enfriar.

Torta de Queso

Se acostumbran a comer lacteos durante la festividad de Shavuot.

Ingredientes

Base:

-200 gramos de galletitas dulces

-5 cucharadas de manteca

-1/4 vaso de azúcar

-pizca de sal

Procesar todos los ingredientes en la procesadora.

verter en un molde presionando para que todo quede bien compacto y parejo, llevar al horno a 175 grados por 10 minutos.

Relleno

-4 claras

-1 crema de leche (180 ml)

-500 gramos de queso crema

-150 gramos de ricota

-1  1/2 vaso de azúcar 

-1 chorrito de esencia de vainilla

-el jugo de medio limon 

-pizca de sal

-4 yemas

-2 cucharadas de maicena 

batir a máximo las claras con la crema de leche hasta que quede bien cremosa.

bajar a mínimo y agregar el resto de los ingredientes.

verter la mezcla sobre la base ya horneada y llevar al horno a 175 grados por 1 hora aproximadamente.

dejar enfriar y decorar con dulce de leche, chocolate, frutos rojos, maracuya o simplemente solo

eso si dejar reposar en la heladera la noche anterior así se concentran los sabores 

Realmente grande

Rabi Moshe Feinstein fue uno de los más grandes ‘Poskim’ (legislador de las leyes de la Torá) contemporáneos.
Debido a su habilidad para entender y determinar las preguntas legales más difíciles, le “llovían” preguntas constantemente, día y noche. 

Los más grandes Rabinos de los cuatro puntos del planeta venían a escuchar sus opiniones acerca de los problemas legales más difíciles. Innecesario es decir, pues, que era una persona muy ocupada.
Además de esto, era también el Director de una Academia de Torá (Rosh Ieshivá) y era el mentor espiritual de miles de judíos. Así que dispuso ciertos tiempos para recibir visitantes y el martes era el día abierto a todo público, para que puedan hacer sus preguntas.


Así fue su costumbre por decenas de años hasta, que en el año 1986 a la edad de 91 después de una larga y agotadora enfermedad, falleció. El mundo judío entero lo lamentó y lloró.
Pero parece que no todos se enteraron.


Un martes, después de unas semanas, una señora anciana vino a la casa del gran Rabino y preguntó por qué no había ninguna larga fila de personas aguardando, al igual que todos los martes. ¿Acaso el Rabino cambió su horario de atención?
Claro que cuando la pobre mujer oyó las amargas noticias, empezó a llorar.
Pero cuando se tranquilizó, uno de los jóvenes Rabinos presentes allí, le dijo que si ella tenía una pregunta, él trataría de ayudarla.
Después de todo, razonó, ¿cuán difícil sería la pregunta que semejante simple mujer podría tener?
Probablemente deseaba saber si su pollo era kasher o algo similar.
“¡Oy!” La mujer contestó. “¡¡¡Qué hombre maravilloso!!! No sé si existe otra persona igual. Era de gran ayuda para mí. Pero supongo que tiene razón, quizás pueda ayudarme. ¿Usted entiende ruso?”
“¿Ruso?”, le preguntó el Rabino.
“Sí, el idioma ruso”
“No” contestó el joven Rabino. “No creo que ninguno de nosotros sepa ruso. ¿Pero qué diferencia hace a la pregunta que usted tiene?”
“¡¡¡Ahh!!! Supongo que usted no puede ayudarme”, la anciana respondió tristemente.
“Usted verá, durante los últimos veinte años, cada 2 o 3 semanas, recibo una carta de mi hermana en ruso. Pero no entiendo una palabra de ese idioma, y es por eso que yo venía tan seguido aquí y el Rabino, siempre tan amable la traducía para mí.

¡Semejante hombre maravilloso!”


Medicamentos para perder peso

Estar en forma y estar saludable no siempre son sinónimos. Muchos medicamentos, incluido Ozempic, pueden tener posibles efectos secundarios, algunos de los cuales pueden ser graves.

Definitivamente, este tema ha llamado mucho la atención últimamente. Estos medicamentos, disponibles en forma de inyección o píldora, se están volviendo cada vez más populares por su facilidad para ayudar a las personas a perder peso.
Si su médico le recetara estos (o cualquier) medicamento, es una mitzvá cuidar su salud y escuchar a su médico.
Pero, ¿está bien utilizar dichos medicamentos para mejorar su apariencia cuando no es una necesidad médica?

Desde una perspectiva judía, Di‐s nos confía nuestros cuerpos. No son nuestros para hacer con ellos lo que queramos, sino más bien herramientas que nos prestan para cumplir nuestra misión en este mundo, una misión que requiere un cuerpo sano. Por tanto, estamos
obligados a cuidar nuestra salud y evitar riesgos innecesarios.

Estar en forma y estar saludable no siempre son sinónimos. Muchos medicamentos, incluido Ozempic, pueden tener posibles efectos secundarios, algunos de los cuales pueden ser graves.
Esto coloca a dichos medicamentos en una categoría similar a la cirugía estética. Como se mencionó anteriormente, nuestros cuerpos
están prestados, por lo que “herirnos” mediante cualquier tipo de cirugía electiva puede ser problemático.

En 1964, se consultó a varios rabinos destacados sobre el caso de una mujer que estaba considerando someterse a una cirugía plástica para mejorar sus posibilidades de encontrar un marido adecuado.

Algunos rabinos argumentaron que se trataba de una excepción a la prohibición de autolesionarse, ya que el propósito de la cirugía
era aliviar el dolor emocional severo. Agregaron que los avances modernos minimizan los riesgos quirúrgicos, considerándolos no potencialmente mortales.

Esta visión matizada sugiere que uno debe sopesar cuidadosamente los riesgos y beneficios con un profesional médico (y con un ra‐
bino quizás) antes de decidir tomar pastillas para bajar de peso únicamente por razones cosméticas.

Parashá en síntesis: Tzav

Las ofrendas descritas en esta Parashá son aquellas que tenían que ofrecer especialmente los Cohanim o Sacerdotes, y por eso comienza la Parashá cuando Di.s le dice a Moshe “Ordena a Aharón y a sus hijos …”

Estas ofrendas o sacrificios eran para expiar el pecado del becerro de oro, ocurrido antes de la construcción del Mishkán o Santuario, y en el cual había participado Aharón.

El Cohen Gadol o Sumo Sacerdote tenía la obligación de ofrendar un sacrificio diario, de sus propios recursos, lo cual nos enseña que primero tiene que mejorarse uno mismo para después poder guiar a los demás. 

El cohen pedía perdón a Di-s por los pecados cometidos por el pueblo, pero del mismo modo tenía que pedir primero perdón a sus propios actos. 

El sacrificio del Sacerdote incentivaba al resto del pueblo a presentar sus ofrendas sin avergonzarse por sus pecados. 

La ofrenda del Cohen estaba compuesta por aceite y harina, igual que las ofrendas traídas por aquellos que tienen recursos escasos a fin de que estos no se avergonzaran.

La ofrenda de agradecimiento, Hashlamei Todá, era presentada por aquellas personas que se habían salvado de un peligro. En la actualidad se reemplaza por Birkat Hagomel, bendición que se hace durante la lectura de la Torá. Está escrito que en el futuro serán eliminadas todas las ofrendas, menos la de agradecimiento ya que el hombre dejará de pecar, pero deberá seguir agradeciendo por su buena fortuna.

Se prohíbe comer la grasa animal que no haya pasado por el proceso de Nikur (limpieza de las grasas prohibidas).

En el judaísmo no se permite el consumo de sangre animal, ya que se considera que ésta es la esencia de la vida. La importancia del desarrollo de las cualidades de la sensibilidad, bondad y compasión, innatas en cada judío hacen que exista la prohibición.

Lo físico actúa sobre la esencia espiritual de la persona, influyendo en su desarrollo. La interrelación entre cuerpo y alma se hace perceptible en las llamadas enfermedades psicosomáticas, ya que el estado de ánimo influye sobre el organismo, causándole una enfermedad física y a la inversa, cuando el malestar físico provoca cambios en el estado de ánimo. 

El alimento se convierte en carne y sangre de la persona que lo ingiere. El pueblo judío fue privilegiado, porque Di-s le reveló que en los alimentos prohibidos existe una fuerza negativa que se ejerce sobre el alma espiritual y por eso le ordenó evitar su ingestión.

Pesaj es la primera de las fiestas de peregrinaje; las otras dos, Shavuot y Sucot, son consecuencia y continuación de esta. 

La primera vez que se hizo el sacrificio de Pesaj (Korbán Pésaj) fue cuando Di-s ordenó al Pueblo Judío tomar un carnero – que era una deidad en Egipto – , tenerlo en sus casas desde el 10 al 14 de Nisán y sacrificarlo luego. La idea era que manifestaran públicamente su fe en un Di-s único, negando la idolatría públicamente. 

Más tarde, al existir el Beit Hamikdash, de todas partes del país y del mundo llegaban los judíos para ofrendar el sacrificio pascual que solo puede hacerse en el templo, en el lugar más santo de la tierra, Jerusalem. 

En el seder de pesaj se rememora esa ofrenda con el zroá, cuello o ala de pollo asado directamente al fuego, que se coloca en la Keará (Plato de Pesaj), siendo el único de los elementos que no se come.