El Aceite, significado y misticismo

En hebreo, “hashemen”, significa “el aceite”; si se cambia el orden de las letras en la palabra, se obtiene la palabra neshamá que significa alma. 

Si se sigue re-arreglando las letras, se obtiene la palabra shemoná que significa “ocho”. Por ocho días, el aceite sirve como símbolo del alma, recordando el proverbio del Rey Salomón “el alma del hombre, es la lámpara de Di-s” (Proverbios 20:27).

• La Torá es comparada con el aceite, especialmente la parte esotérica, la parte interna de la Torá. Como se sabe la Torá tiene una parte de “Torá Revelada” (niglé) que incluye el Código de Leyes Judías, el Talmud, sus comentarios y que se considera el “cuerpo” de la Torá y la “Parte Oculta o Interna” (nistar- pnimiut HaTorá) que también recibe el nombre de “alma” de la Torá en donde se ubica el Jasidut. Así como el alma y el cuerpo se corresponden entre sí, del mismo modo existe una co- rrespondencia entre la “Torá Revelada” y la “Torá Interior”.

• El aceite simboliza la esencia destilada de todo y por tanto tiene las siguientes características: por un lado es distinto y separado de todo (por cuanto si estuviera li- mitado a cualquier objeto en particular, no podría ser al mismo tiempo el aspecto esencial de todas las cosas); sin embargo simultáneamente, por el hecho de ser esencia, también debe imbuirlo todo y encontrarse dentro de todo, por cuanto la esencia por definición existe y se encuentra en todas partes. Este concepto, al igual que todas las cuestiones relativas a la “Torá Interior” se expresa también en la “Torá Revelada”, incluso en la propia Halajá o ley práctica; pues por un lado, el aceite no se mezcla con ningún líquido, pero a su vez penetra en toda materia.

. Posee esas dos propiedades- en virtud de su carácter de Esencia -no se mezcla con ninguna otra cosa, pues es el núcleo esencial de toda fuerza vital, pero además se difunde y penetra en todos los objetos.

• El aceite simboliza el nivel de “Jojmá” o Sabiduría, que es el más alto de las Sefirot o atributos del alma que componen el “Árbol de la Vida”.

• En la historia de Janucá, los griegos contaminaron todo el aceite, (menos el jarro escondido) pues el aceite puro es el símbolo de la pureza del estilo de vida de los judíos basado en la Torá como expresión Divina.

Representa la luz interior, la espiritualidad y testimonia la Presencia Divina en el mundo.

La Historia de Iehudit

La ciudad de Betulia, en la tierra de Judea, cayó bajo sitio a manos de un enorme ejército, con Holofernes, un general greco-sirio, a la cabeza.Los hombres de Betulia lucharon heroicamente y con desesperación. Holofernes cortó los abastecimientos de alimentos y agua, y muy pronto la ciudad estaba a punto de rendirse.

Uziá –-el comandante de las fuerzas de defensa– y los Ancianos de la ciudad imploraron a los habitantes que no se rindieran. “Denos cinco días más para hallar alguna solución”.

Reluctante, el pueblo aceptó. Todos menos uno.

“¿Por qué ponéis a Di-s a prueba? Si realmente tenéis fe, jamás debéis deponer vuestra confianza en Di-s. Además, bien sabéis que la rendición a Holofernes es peor que la muerte”.

Así hablaba Iehudit, la hija de Iojanán, el Sumo Sacerdote. Era una joven viuda bendecida con maravillosa gracia y belleza. Sus palabras causaron honda impresión en Uziá y los Ancianos.

“¿Qué podemos hacer?”, le preguntaron. “Reza por nosotros, Iehudit, y quizás Di-s acepte tus plegarias”.

“He pensado en un plan. Quiero ir a ver a Holofernes”, dijo Iehudit.

Uziá y los Ancianos estaban asombrados. “¿Sacrificarías tu vida por la posibilidad de que quizás logres ablandar el corazón de Holofernes?”

Iehudit, no obstante, insistió, y luego de mucha discusión Uziá y los Ancianos decidieron permitirle hacer el intento.

Iehudit cruzó los portones de Betulia, vestida en sus prendas más finas. Estaba acompañada por su fiel doncella, quien portaba una cesta llena de panecillos, queso y un par de botellas de vino.

Antes de ingresar al campamento enemigo fueron interceptadas por los centinelas, exigiendo saber quiénes eran y quién las enviaba.

“Tenemos un importante mensaje para el valiente Holofernes”, dijo Iehudit. “Llévennos a él de inmediato”.

“¿Quién eres, y por qué estás aquí?”, preguntó Holofernes, deleitando sus ojos con la inesperada y encantadora visitante.

“Soy Iehudit, una simple viuda de Betulia. He venido a decirte cómo capturar la ciudad, en la esperanza de que tratarás con piedad a sus habitantes”.

Iehudit contó a Holofernes lo que éste ya sabía, que la situación en la sitiada ciudad era desesperante, que sus habitantes contaban con escasas raciones de alimento y bebida. Con todo, dijo, su fe en Di-s se mantiene firme y, mientras conserven su fe, no se rendirían. Muy pronto, sin embargo, por desesperación, comenzarán a comer animales no-kasher, prohibidos por la Ley Divina. Ello despertará la ira de Di-s en su contra y la ciudad caerá.

“¿Cómo sabré cuando esto sucede?”, preguntó Holofernes.

“Ya lo he organizado con uno de los centinelas a la entrada de la ciudad. El me informará lo que sucede en su interior”, respondió Iehudit.

Holefernes se sentía totalmente cautivado por Iehudit. Dio órdenes de que ella y su doncella tuvieran total libertad para moverse por el campamento, y quienquiera intentara molestarlas de cualquier manera sería ejecutado de inmediato.

Cada noche Iehudit caminaba hasta los portones de la ciudad y comunicaba al centinela que todo estaba en orden, funcionando como lo había planeado. “El pueblo debe mantener firme su confianza en Di-s”, le dijo.

Al tercer día Holofernes y sus hombres comenzaron a inquietarse. Cuando Iehudit entró a la carpa de Holofernes con su inseparable doncella, le preguntó: “¿Qué información me traes hoy?”

“Tengo muy buenas noticias, general. Ya no queda más alimento kasher. En un día o dos el hambre los llevará a comerse sus mulas y perros. ¡Entonces Di-s los entregará en tus manos!”

“Maravilloso”, dijo Holofernes. “Esto exige una celebración. Esta noche tendremos una fiesta. Solamente nosotros dos”.

Esa noche Holofernes recibió a Iehudit en su carpa y le ofreció de las delicias que cubrían su mesa. “He traido mi propio vino y comida, preparados especialmente para esta ocasión”, dijo Iehudit. “Mi queso de cabra es célebre en todo Betulia”.

A Holofernes le agradó el queso salado y el fuerte vino. Muy pronto, estaba estirado en el suelo, totalmente ebrio.

Iehudit recitó una plegaria silenciosa y desenvainó la pesada espada de Holofernes. Tomado puntería, la hizo caer sobre el cuello del general con todas sus fuerzas. Luego ocultó la cabeza del general en su cesta y caminó tranquilamente hasta su carpa.

“Ven pronto”, dijo a su doncella. Las dos mujeres caminaron serenamente, como lo solían hacer cada día, hasta llegar a los portones de la ciudad. “Llévenme con Uziá de inmediato”, ordenó al centinela.

Uziá no podía creerlo, y observaba el macabro premio que Iehudit le había traido.

“No hay tiempo para perder”, dijo Iehudit al comandante. “Prepara a tus hombres para un ataque sorpresa al amanecer. Cuando los soldados de Holofernes corran a su carpa y encuentren su cuerpo decapitado, huirán para salvar sus propias vidas”.

Eso es exactamente lo que sucedió. El enemigo huyó despavorido, en confusión y terror. Y fue la valiente Iehudit, temerosa de Di-s, quien salvó a la ciudad.

En su memoria, y en el de su heroica actitud, tenemos una tradición de comer alimentos lácteos en Janucá.

Una Ieshivá en Egipto

“Él envió a Iehudá adelante… para mostrar el camino”…

La Torá nos dice que cuando Iaakov mudó a su familia a Egipto, en dónde los judíos iban a residir por más de dos siglos, “Él envió a Iehudá adelante… para mostrar el camino”. La palabra hebrea lehorot (“para mostrar el camino”) literalmente significa “para enseñar” y “para instruir”, citando al Midrash a decir que el propósito de la misión de Iehudá era “establecer una casa de estudio en la que se diseminaron las enseñanzas de la Torá”

Iosef ya estaba en Egipto, y Iaakov sabía que su partida de casa, veintidós años atrás, no habían perjudicado su educación y su compromiso con la Torá.  Él tenía la autoridad y los medios para establecer la Ieshivá más magnífica del imperio. Entonces, ¿por qué Iaakov deseó que Iehudá, un inmigrante sin dinero que apenas sabía el idioma, sea el que estableciese la Ieshivá que era para servir a los judíos en Egipto?

IEHUDÁ Y IOSEF

Los hijos de Iaakov estaban divididos en dos: de un lado estaban diez de los doce hermanos, llevados por Iehudá; en el otro, Iosef, cuyas diferencias con sus hermanos fue la causa de mucho dolor y disputa en la familia de Iaakov.

El conflicto entre Iosef y sus hermanos fue más profundo que una pelea por una chaqueta multicolor o la porción de un hijo favorito de los afectos de su padre. Era un conflicto entre dos visiones del mundo, entre dos perspectivas de la vida como un judío en un mundo pagano.

Abraham, Itzjak y Iaakov eran pastores, como eran los hermanos de Iosef. Ellos escogieron esta vocación porque encontraron en la vida del pastor, una vida de aislamiento, la comunión con la naturaleza, y distancia del tumulto y vanidades de la sociedad, muy adecuada a sus aspiraciones espirituales. Cuidando sus ovejas en los valles y en las colinas de Canaan, ellos podrían darle la espalda a los asuntos mundanos del hombre, podrían contemplar la majestad del Creador, y podrían servirlo con una mente clara y el corazón tranquilo.

Iosef era la excepción. Él era un hombre de mundo, un “triunfador fortuito” en el negocio y la política. Vendido a la esclavitud, fue pronto gerente principal de todos los asuntos de su amo. Tirado en la cárcel, fue pronto un miembro de alta clasificación jerárquica de la administración de la prisión. Llegó a convertirse en el Virrey de Egipto, era el segundo después del Faraón, en la nación más poderosa de la tierra.

Aún así, nada de esto lo conmovió. Esclavo, prisionero, gobernante de millones, director de un imperio, dio lo mismo: el mismo Iosef que había estudiado Torá a los pies de su padre, cruzó los palacios y vestíbulos del gobierno de Egipto. Su esencia espiritual y moral derivaba desde adentro y no lo afectaba en absoluto en la sociedad, ambiente, u ocupación que exigía su participación veinticuatro horas por día.

El conflicto entre Iosef y sus hermanos, era el conflicto entre una tradición espiritual y una nueva mundanalidad; entre una comunidad de pastores y un empresario. Los hermanos no podían aceptar que una persona pueda llevar una existencia mundana sin tornarse mundano; que una persona puede seguir unida a Di-s, mientras se encuentra sumergido en los asuntos de la más depravada sociedad de la tierra.

En este conflicto, Iosef tenía que salir vencedor. El aislamiento espiritual que caracterizó las primeras tres generaciones de la historia judía estaba destinado a concluir; Iaakov y su familia se mudaron a Egipto donde el “horno de fundición” del exilio forjaría a sus descendientes en la nación de Israel. Cuando Iosef había previsto en sus sueños, que sus hermanos y su padre se inclinaban ante él,. Iaakov había entendido la importancia de estos sueños desde el principio, y esperaba su cumplimiento. Los hermanos de Iosef encontraron más difícil de aceptar que la era del pastor estaba llegando al cierre, lucharon durante veintidós amargos años, hasta que ellos, también, aceptaron que el desafío histórico de Israel era el desafío de vivir una vida espiritual en un ambiente material.

LOS PADRES FUNDADORES

No obstante, fue Iehudá, y no Iosef  el escogido por Iaakov para establecer la Ieshivá que iba a servir como fuente de conocimiento de la Torá para los Israelitas en Egipto.

Las primeras tres generaciones de vida judía no eran un “falso comienzo”: ellos eran la fundación de todos los que los seguirían. Era esta la fundación de la cual Iosef obtuvo la fuerza para perseverar su fe y rectitud en un ambiente extranjero; era esta fundación en la cual el edificio entero de la historia judía sería construido.

El judío vive en un mundo material, pero sus raíces se plantan en la tierra de pura espiritualidad. En su vida diaria debe ser un Iosef, pero su educación debe proporcionarse por un Iehudá.

Basado en las enseñanzas del Rebe de Lubavitch Cortesía de MeaningfulLife.com

Vayeshev “Y residió”

En esta parashá se narra la historia de Iosef, hijo de Iaacov y personaje de gran importancia, ya que representa el puente entre dos estadios de la historia judía: el paso de una familia de pastores a una nación, a un pueblo forjado en Egipto.

Iosef fue el hijo favorito de Iaacov, porque era hijo de Rajel, su principal esposa, por la cual accedió a trabajar con Laván. Aun cuando todos los hijos de Iaacov eran Tzadikim (justos), fue en Iosef que Iaacov vio a su continuador y, por lo tanto, le reveló secretos de la Torá y le transmitió todas las leyes que había estudiado en la Ieshivá de Shem y Eber. 

Además del parecido físico entre Iaacov y Iosef, existen semejanzas en la historia de sus vidas, entre las cuales se pueden mencionar las siguientes:  ambos nacieron circuncidados, sus madres habían tenido dificultad en concebir, ambos fueron odiados por sus hermanos, quienes incluso trataron de matarlos, ambos se casaron y tuvieron hijos fuera de Israel; ambos fueron acompañados por ángeles y bendecidos a través de un sueño (Iaacov, en el sueño de la escalera, y Iosef, que obtuvo su grandeza a través de la interpretación de un sueño del Faraón, sobre las vacas gordas y las vacas flacas); ambos vivieron y murieron en Egipto y pidieron que sus restos fueran llevados a Israel.

Los hermanos de Iosef estaban enojados con él, no solo porque era el favorito de su padre, sino también por los dos sueños que había tenido Iosef, y que les había relatado. En el primero, todos estaban juntos en el campo atando fardos de cereal y, de repente, el fardo de cereal de Iosef se levantaba y los fardos de los demás se inclinaban ante él (lo cual señalaba que los gobernaría, tal como sucedió muchos años después cuando se inclinaron ante él en Egipto, donde fueron a comprar cereal).

En el segundo sueño, Iosef estaba rodeado por el sol, la luna y once estrellas, y todos se inclinaban ante él. Iaacov, su padre, comprendió que aquella era una profecía, que se cumplió posteriormente. 

Rubén fue el hermano de Iosef que convenció al resto de sus hermanos de que no lo mataran. Iosef fue vendido varias veces: primero, sus hermanos lo vendieron a una caravana de ismaelitas por veinte monedas de plata; luego, éstos lo vendieron a los midianitas y, por último, fue vendido en Egipto a Potifar, un oficial del Faraón. Nuestros Sabios explican que, tal como Iosef tuvo que sufrir y ser vendido antes de convertirse en poderoso en Egipto, así también el Pueblo Judío sobrevivirá sus exilios y finalmente será libre.

Los hermanos hicieron creer a su padre Iaacov que Iosef había sido devorado por un animal feroz. Iaacov lamentó la muerte de Iosef por 22 años. 

Itzjak, padre de Iaacov, sabía que Iosef estaba vivo, pero no se lo reveló. 

Iosef fue el primer judío en resistir a la asimilación, al no sucumbir a la seducción de la esposa de Potifar, aún cuando para aquel momento era un joven que solo contaba 17 años. De esta manera, Iosef es un ejemplo del judío que, a pesar de vivir en un mundo secular rodeado de tentaciones y corrupción, conserva un alto nivel de moralidad, no olvida a Di-s, cumple los preceptos y no reniega de ser judío.

Iosef pasó doce años preso por la falsa acusación de la esposa de Potifar. Una vez que interpretó correctamente los sueños del Faraón, éste lo nombró virrey a la edad de 30 años, otorgándole grandes riquezas y mucho poder. 

La Liberación del Alter Rebe

“El día martes, 19 de Kislev salió a la luz el veredicto del caso, siendo declarado libre de culpa y cargo, ordenándose su inmediata liberación”

En una de sus sijot, el Rebe Anterior, Rabi Iosef Itzjak Schneersohn contó:…

Cuando trajeron a Rabi Shneur Zalman de Liadí, el Alter Rebe, a S. Petersburgo, lo encerraron en habitaciones especiales y ultra secretas del Fuerte de la ciudad.

Allí permaneció por más de siete semanas (53 días). Las primeras 3 semanas estuvo recluido en celdas reservadas a los terroristas y rebeldes, ya que una de las falsas acusaciones en su contra consistía en que enviaba dinero al Sultán de Turquía. Luego lo enviaron a un lugar más cómodo en la misma fortaleza. Todo el período de su estadía allí se investigaron y revisaron a fondo todas las denuncias realizadas en su contra. Sin embargo todos los interrogatorios se realizaron en las oficinas de la policía secreta, trasladándolo en un bote que lo cruzaba de un edificio a otro.

Los mismos ministros del Eestado interrogaban a Rabi Shneur Zalman de Liadi, quien respondió a todas las preguntas. Todo el material fue enviado al Senado, reconociendo todos, la inteligencia superior del Rebe en sus respuestas.

El día martes, 19 de Kislev, salió a la luz el veredicto del caso, siendo declarado libre de culpa y cargo, ordenandose su inmediata liberación.

Escribió sobre esto Rabí Shneiur Zalman de Liadi: “ …Se debe avisar que en este día de Iud Tet (19) de Kislev, tercer día de la semana que ha sido doblemente bendito, día del aniversario del fallecimiento del Maguid de Mezritch, Rabi Dovber, mientras recitaba en el libro de Salmos, el versículo “ Él redime con paz mi alma’”, y antes de comenzar el próximo versículo fui liberado…”

EL TANIA

El Tania,  impreso por primera vez en 1796, en hebreo, es la obra maestra de Rabi Shneur Zalman de Liadi y es considerada la Torá escrita del jasidismo por ser el núcleo del pensamiento filosófico y práctico. Es un trabajo que nació del fiable suelo de las situaciones de la vida real, y precisamente en ello yace su descomunal y eterno poder. Aunque expresa sus ideas bajo formato del análisis erudito, presentando un sistema metafísico y místico, con una altísima cuota de Kabalá, el Tania es en verdad, el registro de 20 años de experiencia personal en el asesoramiento y consejo que el Alter Rebe brindara a sus jasidim (discípulos). La voz del Rebe (autor del Tania) es la voz del mentor: profunda y santa, y a la vez humana y paternal; demandante y a la vez tranquilizadora.

Tenemos delante nuestro a un Rebe que conduce, guía e inspira. 

¿Es el exilio negativo o positivo?

“Y su padre guardó la cosa”(Bereshit 37,11)

Cuando Iosef relató a su padre y a sus hermanos los sueños que soñó, obtuvo respuestas diferentes: los hermanos reaccionaron con celos, mientras que Iaakov se puso a la espera. Así  reza el texto bíblico: “y tuvieron celos de él sus hermanos y su  padre guardó la cosa”.

Las palabras “guardó la cosa” son explicadas por Rashi así: “aguardaba y esperaba –mamtín umetzapé- cuándo llegará”. Trae esto dos ejemplos de la Torá donde el término guardar-(Shamar) significa aguardar: a) “Aguarda a la fidelidad”; b) “no aguardas a mi pecado”.

Cuando Rashi no se conforma con un ejemplo, y trae dos, se debe a que cada uno de los dos ejemplos expresa otro enfoque. Rashi nos quiere decir aquí que en el “guardar”de Iaakov a las palabras de Iosef hay dos aspectos. Y esto se ve también de que utiliza  dos términos en su comentario sobre “guardó”-shamar: “aguardaba y esperaba”. A simple vista parecería que dicen lo mismo, pero en realidad cada término expresa un enfoque diferente.

DOS SENTIDOS

Hay una diferencia entre metzapé y mamtín: metzapé en hebreo se aplica sólo frente  algo bueno y positivo, que la persona espera que llegue y lo desea.

No hay lugar a utilizar el lenguaje de tzipiá sobre algo negativo. Mientras que mamtín puede aplicarse también a algo negativo. Por ejemplo, aguardar un castigo; la persona  sabe que se ha decidido aplicarle una pena y aguarda su concreción.

Estos dos sentidos son aludidos con los dos ejemplos traídos por Rashi: “aguardar a la fidelidad” refleja un esperar positivo. Este versículo se refiere al pueblo judío que espera la concreción fiel de la promesa Divina de redención. A diferencia de ello, “no guarda a mí pecado” fue dicho por Job que se quejaba a Hashem porque no aguarda en el castigarlo.

BONDAD INTERIOR

Estos dos sentidos estaban incluidos en el “guardó” de Iaakov a las palabras de Iosef. Iaakov el Patriarca sabía que el sueño de Iosef alude al destierro a Egipto sobre el cual ya le anunció Di-s a Abraham: “extranjero ha de ser tu simiente en una tierra ajena”. Por ello su reacción se expresó en los dos sentidos de (a)guardó-shamar- esperar y aguardar: Abiertamente, el descenso a Egipto era un suceso negativo- el primer exilio, la raíz de todos los exilios posteriores. Con ello corresponde el término aguardar-mamtín. Pero por el otro lado, Iaakov también sabía, que en el fuero interno del exilio a Egipto estaba escondida la extraordinaria elevación de la liberación de Egipto y la Entrega de la Torá que tuvieron lugar como consecuencia. Por ello Iaakov también  la esperó -metzapé- anhelada y ansiosamente.

LA LUZ DE LA REDENCIÓN

En la práctica, esta combinación de ambos aspectos existe en cada exilio, incluyéndolo- el último exilio en el cual nos encontramos. Abiertamente, el exilio es un castigo por nuestros pecados, como recitamos nuestras plegarias: a causa de nuestros pecados hemos sido desterrados de nuestra tierra”, pero dentro del mismo se oculta una intención interior elevada- hacer florecer justamente por medio del exilio y la luz de la redención.

Tal como específicamente a través del exilio a Egipto el pueblo de Israel se hizo merecedor de salir con “un gran botín” y alcanzar la elevación de la Entrega de la Torá, de manera tal que justamente a través de este largo y extenso Galut hemos de llegar de inmediato, realmente, a la luz de la verdadera y completa redención a manos del Mashíaj.

(Likutei Sijot Tomo 5, pág. 180)

¿Por qué los “amasados”?

Seguramente en las últimas semanas hayas participado de algún “amasado de jalá” comunitario.

Compartimos este artículo publicado hace unos años, sobre el poder de esta hermosa costumbre que se está tornando tan popular:

Hace unas semanas uno de los muchos mensajes de e-mail que entran a mi inbox llamó mi atención. El mensaje llamaba a hacer algo para ayudar a los soldados israelíes secuestrados que están en cautiverio. Me sentí fascinado. ¿Qué puedo hacer yo, viviendo en Nueva York, para ayudar a los rehenes?

Esta campaña del e-mail era un esfuerzo de una dinámica mujer en Tzfat, Israel. El e-mail se remitía a las mujeres judías del mundo y se trataba de la Mitzvá de Hafrashat Jalá (separar de la masa de la jalá), una Mitzvá específica de las mujeres.

Las mujeres que contestaron la llamada, estaban deseosas de dedicar el mérito de la Mitzvá de Hafrashat Jalá al bienestar de los soldados israelíes encarcelados. Estas mujeres la dedicaron para lograr un cambio positivo en alguien.

Desgraciadamente, los soldados todavía están cautivos, pero este esfuerzo mundial de las mujeres por ayudar a estos soldados toca nuestras fibras más íntimas.

Todos tenemos problemas. Todos tenemos alguna meta por la que trabajamos. Pero el poder espiritual de las mujeres logra hacer una diferencia y hace que las cosas pasen.

Mi conocimiento del mundo político me ha mostrado esto. He visto el poder de los lobbystas -cabilderos – y es para tener en cuenta.

Una de las fuentes del poder de las mujeres es la espiritual. Las Matriarcas han orado por sus hijos. Particularmente la Matriarca Rajel que todavía llora por sus hijos. Nuestros Sabios nos dicen que ni bien Rajel presenta el caso del sufrimiento de Israel a Di-s, Él le responde.

El investigar la historia de Hafrashat Jalá me llevó a saber que dos mujeres en mi propio barrio, en Brooklyn, tienen grupos de 40 o más mujeres que semanalmente dedican el mérito de su Mitzvá de Hafrashat Jalá a otras que no pueden tener hijos.

Descubrí que había otros grupos similares en otras ciudades y países del mundo, que desde que empezaron su programa hace más de dos años, han ayudado a innumerables mujeres. Algunas que durante 10 años o más no podían procrear, han dado a luz después de que su condición fue tenida presente por las mujeres que hacen la Mitzvá de Hafrashat Jalá.

Mi hija es parte de un grupo de jóvenes que hacen esta misma cosa especial para sus ex compañeras de clase. Algunas no están casadas aún y otras no tienen hijos. Aquéllas que tienen la suerte de tener ambas bendiciones oran por aquéllas que no, y han dado testimonio del tremendo poder de sus Plegarias, que han sido respondidas cuando dedicaron su Mitzvá.

El Talmud nos dice que los judíos salieron de Egipto en mérito de las mujeres. Y éste no es el único lugar dónde se atribuyen grandes milagros al poder de las mujeres. A lo largo de la historia ellas han orado y logrado salvaciones para otros – actuando como una poderosa antecámara espiritual. Y podemos enorgullecernos del hecho que incluso continúa hoy.

Rabino Shea Hecht

Carne a la cerveza

Te presentamos una receta increíble y super fácil para presentar en tu próximo Shabat.

¡En poco pasos, verás que queda riquísimo, super sabroso y muy tierno!

Ingredientes:

1 1/2kg de pechito

1 cucharada de café

1 cucharada de azúcar negra

1 cucharada de comino

1 cucharadita de sal

1/4 cucharadita de pimienta negra

1/2 cucharadita de ajo en polvo

1/4 cucharadita de paprika 

2 cucharadas de aceite de oliva

1 lata de cerveza (de cualquier variedad)

Procedimiento:

Mezclar todos los ingredientes menos la cerveza y pasar todo esta pasta en todo el pechito.

En una olla calentar el aceite y sellar la carne por 5 minutos por lado, o hasta que esté doradita.

Una vez que la carne está dorada de ambos lados agregar la cerveza.

Cocinar en fuego medio por 3 horas. (olla tapada).

¡Y Listo! Si te gustó esta receta, no te olvides compartirla en tus redes sociales.

Un ángel de mil

En los tempranos 5700 (1940), Rabi Shmariahu Gurary z”l yerno mayor del Rebe Anterior, Rabi Iosef Itzjak Shneersohn, fue enviado por su suegro en una misión a Toronto junto con el Rabino Shlomo Aharon Kazarnovsky. Allí, varios jasidim y admiradores de Lubavitch se reunieron. Entre ellos, un rabino local relató una historia asombrosa:.

“Hace un tiempo, uno de los miembros de mi Sinagoga cayó tremendamente enfermo. Una de sus piernas estaba paralizada, y fue llevado al hospital.

“En cuanto supe lo sucedido, fui a visitarlo. Cuando llegué, encontré a la familia en el cuarto del paciente. Me contaron de su aterradora condición: además de no poder caminar, casi no podía hablar”.

La desagradable situación hizo que su hijo que se casaba pospusiera su boda debido al trágico momento.

El paciente oyó mi voz y me llamó.

En cuanto me vio, dijo con dificultad: “Oí que el Lubavitcher Rebe está en los Estados Unidos (Se refería al Rebe Anterior, Rabí Iosef Itzjak)”.

“Es verdad,” – contesté

“¡Por favor!” imploró. “Escríbale en mi nombre y pídale un consejo para salvarme de esta enfermedad y recobrar mi salud”.

Volví a casa, y despaché un telegrama urgente. La respuesta del Rebe llegó rápidamente. El Rebe me indicó que le dijera al hombre que una filial  de la Ieshivá Tomjei Temimim de Lubavitch se estableció en Montreal y él debía donar $1000 para ello, pues “la Tzedaká salva de la muerte”. Específicamente mil, porque el ángel de cien es incomparable al ángel de mil, como dice en [Iyob 33:23]: ‘“Si un hombre tendrá un ángel intercediendo -uno de mil…’…’”. Este mérito hará bien”, el Rebe concluyó. 

Me di prisa al hospital con la carta del Rebe en la mano. Los parientes estaban allí. La esposa del paciente me vio, y dijo: “¿Ya recibió la respuesta del Rebe?”.

Le dije lo que el Rebe respondió. Su hermano oyó por casualidad y comentó sarcásticamente: “¡Ah! Ya han empezado a sacarle dinero”.

No me molesté en responder. En cambio, fui al paciente. Le dije lo que el Rebe había contestado. Leí la carta. Cuando terminé, se volvió a su hijo: “¡Hijo!” dijo enfáticamente; “¡Quiero vivir! Por favor, toma mil dólares y entrégalos a la Ieshivá de Montreal”.

“El hijo hizo exactamente como su padre pidió, sin vacilación. Unos días después, el doctor del hospital, vino a hacer un examen. Cuando salió, su cara estaba llena de furia. Fue a los parientes del paciente.

“¿Quién les dio permiso para traer a un doctor externo y cambiar el tratamiento sin mi conocimiento? ¡Es ultrajante!”.

Los parientes se miraban perplejos. “Doctor, no sabemos de quée está hablando. No hemos consultado a otro doctor”.

“Si es así,” respondió al doctor más tranquilo, “un milagro ha ocurrido aquí. La condición del paciente ha cambiado radicalmente. No hay señal de la enfermedad. No puedo entenderlo”.

Poco después fue dado de alta, y aunque necesitó muletas para caminar, fue por poco tiempo. La boda reprogramada, se celebró con gran alegría.”

Shemuot VeSipurim (vol.1, p.191-192),

Toldot: generaciones

Iaacov, hijo de Itzjak y Rivka, hermano mellizo de Esav y tercer patriarca del Pueblo Judío, nació en el año 2108 desde la Creación y vivió 147 años. Sus doce hijos formaron las doce tribus del Pueblo de Israel.

Rivka estuvo casada por veinte años sin tener hijos. Otras mujeres que tuvieron que esperar muchos años antes de tener hijos fueron: Sara, quien debió esperar 75 años por Itzjak; Rajel, quien debió esperar 14 años, y Janá, quien aguardó 19 años hasta el nacimiento de Shmuel. 

Rivka tuvo un embarazo muy molesto. Cuando consultó a Shem – hijo de Noé y tzadik de la época – sobre el particular, éste le comunicó que llevaba mellizos en su vientre y que éstos darían origen a dos naciones: Iaacov a Israel y Esav, a Roma. 

Estas dos naciones tendrán objetivos diferentes. Una estaría orgullosa de su Torá, la otra, de su riqueza. Ambas generarían grandes emperadores: Israel daría al rey Salomón, quien construiría el Gran Templo de Jerusalem, y Roma, a Adriano, quien lo destuiría. 

Esav es nombrado por sus padres; en cambio, Iaacov es nombrado directamente por Di-s.

Hasta los 13 años no existieron diferencias entre Esav y Iaacov; estas se hicieron evidentes luego de esta edad, cuando Iaacov se dedicó al estudio de Torá y Esav a la caza.

Esav hacía creer que observaba las mitzvot, cuando en realidad no las cumplía y además se comportaba como un malvado. El único precepto que cumplía era el de honrar a su padre. 

Esav le vendió su primogenitura a Iaacov por un plato de lentejas, pues no le daba importancia al privilegio que tenía el primogénito de cada familia de ser honrado como Cohén y de continuar la tradición de Abraham e Itzjak, como lo hará luego Iaacov. 

Esav prefirió el placer temporal a los valores eternos de la Torá. Itzjak bendijo a Iaacov creyendo que era Esav, por su ceguera y por las pieles que Rivka había puesto en el cuerpo de Iaacov, siendo esto parte del Plan Divino. 

La bendición por la que Iaacov prevalecería sobre las demás naciones estaba sujeta al cumplimiento y al estudio de la Torá. Si violaba la Torá, serían los descendientes de Esav los que dominarían. 

El odio de Esav a Iaacov es una halajá (ley) de la Torá en la que se encuentran los orígenes más remotos del antisemitismo. Ello nos enseña que no es la emulación de la conducta de los demás pueblos, ni la asimilación, ni la adulación a los no judíos, lo que determina las buenas relaciones con los demás pueblos. Sólo existe un método para combatir el antisemitismo y es, tal como está expresado en la bendición de Itzjak, el cumplimiento de la Torá, para impedir que prevalezca la descendencia de Esav. 

“El dolor constriñe la mente, eclipsa tus inquietudes, hace que te olvides de tu sagrada misión en la vida. Si el dolor se presenta, recuerda que es sólo una puerta transitoria que necesitas atravesar”. 

Según la Cábala, Abraham representa la bondad. Tuvo dos hijos, Ishmael e Itzjak, lo cual demuestra que una bondad excesiva puede ser dañina. Itzjak es la personificación de la severidad, de la fortaleza, también él tuvo dos hijos, Iaacov y Esav. Éste último representa el lado impuro del rigor, el orgullo, el egoísmo, el odio al prójimo. Iaacov representa la combinación armoniosa de bondad y severidad, personificando la “majestuosidad” que, a través de sus doce hijos, da lugar a las doce tribus de Israel.