Beshalaj: Éxodo parte II

Algunas personas experimentan libertad cuando viajan en canoa por un tranquilo lago desierto, sin contaminar.

Yo me siento libre, cuando ya no tengo excusas.

Hay algo que deseo hacer. Pero tampoco quiero hacerlo. Entonces, culpo a mi esposa, a mis hijos, mi edad, mi juventud, mi infancia, mi patrón y a mi empleado. Sirve por un tiempo -un día, una semana, un mes- pero finalmente, inevitablemente, llega el momento en que ya no quedan excusas. ¡Qué alivio! Respiro hondo. Me siento varios kilos más liviano. Ahora que- damos sólo “yo” y “yo” en el ring -mi ser interior y mi ser exterior, mi ser motivado y mi ser apático -y dejemos que gane el mejor.

Esta semana leemos la Parshá de BeShalaj, que podría ser llamada también: Éxodo Parte II. 

La semana pasada, en Parshat Bo, leímos acerca de cómo las últimas 10 Plagas terminaron de quebrar el espíritu de los egipcios y, luego de cuatro generaciones de esclavitud, los Hijos de Israel salieron triunfalmente de Egipto, horneando sus Matzot al sol.

¿Es ya el momento de los reconocimientos y de enrollar la pantalla? 

No aún. En cambio, leemos un cartel que dice: “Siete días después”, y aparece en la escena BeShalaj. Los judíos caminan tranquilamente por el desierto, y cuando miran hacia atrás, ven que los egipcios están persiguiéndolos. Aparentemente no es suficiente con salir de Egipto, tendremos que partir el mar antes de proseguir al Sinai.

¿Qué sucede? ¿Acaso los egipcios no han sido derrotados, sus dioses reducidos a nada, su orgulloso Faraón completamente humillado?

¿No era él quien vino prácticamente en piyamas en medio de la noche, rogándole literalmente a Moshé y Aharón que se llevaran a su pueblo lo más rápido posible? ¿Quién es entonces ese Faraón, materializado como un espejismo en el desierto, que viene pisándonos los talones, con su regimiento de carros y jinetes de guerra?

Las enseñanzas jasídicas nos explican que, en realidad, existen dos diferentes etapas en la búsqueda de la libertad. Por esa razón tenemos las secciones de Bo y BeShalaj. 

Es por eso que poseemos los últimos días de Pesaj. Debido a ello están la Salida de Egipto y la Partición del Mar. Existen dos tipos de esclavitud. Existe el tipo de esclavitud en el que las cadenas que aprisionan nuestras almas son im- puestas externamente -por ejemplo, cuando tu jefe te despide, el patrón de tu casa te aumenta el alquiler, tu suegra se in- vita a pasar el fin de semana. Pero también existe una esclavitud interior que viene de dentro de nosotros mismos -grilletes auto- impuestos, nuestro enojo, vanidad, pereza, gula. 

Es fácil sentirnos libres cuando se trata de superar una limitación impuesta exteriormente. Nos sorprendemos cuando descubrimos al Faraón perseguirnos, luego de que nos hemos escapado de Egipto. Nos hemos liberado de Egipto, pero aún debemos superar el que hay en nosotros.

Para lograrlo, debemos partir nuestro mar, penetrando en las profundidades de quién y qué somos, para descubrir nuestro verdadero ser.

* Adaptado de un artículo de Yanki Tauber

El legado del Rebe Anterior

Rabí Iosef Itzjak Schneersohn, de santa memoria, el sexto Rebe de la dinastía Jabad, nunca se satisfacía con logros «mínimos» de sus seguidores.

En lo que respecta a la Torá y a las Mitzvot, siempre insistía en que tenían que esforzarse para lograr niveles superiores a los ya alcanzados. Al gran estudioso se le exigía estudiar más, y al más devoto jasid se le exigía aumentar su nivel de observancia. Aunque el nivel de entrega al judaísmo de los judíos de Rusia no tenía comparación con ningún otro, la palabra «suficiente» no formaba parte de su vocabulario. Y a pesar del hecho de que en la Rusia Soviética, ese tipo de exigencia podía ser logrado tan solo con grandes sacrificios y aún con el riesgo de la propia vida, ninguna merma en el esfuerzo era tolerada.

Al mismo tiempo el Rebe se preocupaba por aquellos judíos rusos que se encontraban totalmente asimilados, no sabían Torá y no practicaban Mitzvot. El Rebe exigía a sus jasidim, trabajar con esa gente, aunque fuera tan sólo enseñándoles algunas letras del alfabeto hebreo, para así recordarles su herencia y la calidez del judaísmo.


El Rebe exigió a sus jasidim cumplir con ambas cosas simultáneamente y con la misma urgencia: sumergirse profundamente en la Torá, y enseñar Alef – Bet a otros; aumentar su propio nivel de observancia y asistir a otros en el cumplimiento de al menos un precepto.

En un momento de «prioridades», ese doble deseo parecería contradictorio. Si aún el estudio profundo del erudito parecía insuficiente y debía ser aumentado ¿Qué significado tendría el estudio del Alef – Bet por un lego? Por otro lado, si el Rebe estaba satisfecho con una simple Mitzvá por parte del judío asimilado, ¿por qué habría de exigirle más al judío jasid? 

 

Pero la paradoja es sólo superficial, verdaderamente no hay contradicción. En el contexto de «Mesirut Nefesh» – el auto sacrificio exigido por la Torá – ambas exigencias son idénticas: el judío asimilado tiene una deficiencia en conceptos elementales, el judío erudito, tiene un defecto en devoción extra. Ambos tienen un defecto en su propia perfección y en ambos casos la deficiencia debe ser corregida con Mesirut Nefesh.

 

Eso explica el amplio espectro del programa iniciado por Lubavitch:
Establecer Ieshivot para altos niveles de estudio de Torá (para aquellos que ya son observantes), e intensificar el judaísmo entre niños y adultos que no recibieron siquiera la educación judía más elemental, y hacer ambas cosas al mismo tiempo, porque el uno sin el otro no son suficientes.


Es evidente que debemos tener Ieshivot donde los niños puedan estudiar Torá en una atmósfera cálida y donde puedan estar imbuidos de una vida de Torá y plegaria. Pero es evidente que, en la misma ciudad, y al mismo tiempo, hay niños judíos que se están hundiendo en el mar de la ignorancia y la asimilación. Para esos niños la Ieshivá es mientras tanto irrelevante, y debemos intensificar nuestros esfuerzos por ellos de acuerdo a su nivel.


Cuando un niño se está ahogando, no tenemos tiempo para hacer un análisis filosófico y calcular las prioridades. ¡Hay que salvarlo! Si la Torá no puede ser enseñada en hebreo, deberá ser enseñada en el idioma que el niño comprenda. Si el niño no está preparado para aprender conceptos profundos, la Torá deberá ser explicada con simples relatos.


¡Pero la Torá debe ser enseñada a todos! Y la Torá debe ser auténtica y no diluída, resumida o modificada. 

Las exigencias de Rabí Iosef Itzjak son pertinentes tanto para nosotros aquí, como lo fueron en Rusia ochenta años atrás. Debemos estar «insatisfechos» con nuestros propios logros en el estudio de la torá y su observancia (para seguir avanzando) – y al mismo tiempo reconocer la importancia de enseñar aunque sea una letra de Torá a aquellos que saben poco o nada.

 

Bó: Aprendiendo de la experiencia

¿Cómo es posible, que después de cada plaga el Faraón prometía acceder al pedido de Moisés, pero tan pronto como la presión de la plaga finalizaba, el Faraón se obstinaba y renegaba de su promesa?

Cuando Moisés, inmediatamente le advertía respecto de las próximas plagas, el Faraón permanecía sin impresionarse hasta que ocurría el desastre predicho, y luego otra vez prometía, sólo para retractarse nuevamente cuando la presión desaparecía. ¡Esto se repitió diez veces! ¿El Faraón era tan necio, e incapaz de aprender de la experiencia?

El Rabino Twersky escribe: -Yo no entendía completamente al Faraón hasta que me dediqué al tratamiento de alcohólicos, y presencié un fenómeno similar, ocurriendo con gran regularidad. El

alcohólico sufre consecuencias graves como resultado de su beber; y permanece con una gran pena y algunas veces incluso se acerca a la muerte. Su reacción es invariable: “¡Eso es! Yo ya he tenido suficiente con el alcohol.

¡Nunca más beberé, no, nunca!”. Es una experiencia habitual, que en el lapso de algunas semanas, o sólo en pocos días, comienza a beber nuevamente. Las personas le advertirán de cuán peligroso es el alcohol, y le recordarán las amargas consecuencias por él sufridas… pero todo es inútil. Él bebe otra vez.

Lo que parece tan ilógico tanto en el caso del Faraón como en el alcohólico no es realmente extraño. Muchas personas fallan en aprender de la experiencia. Cuando el profeta Isaías usó la metáfora, “Tú estás ebrio, si bien no de vino” (29:9), no estaba usando la expresión vagamente. Nuestra historia bíblica demuestra cuánto una y otra vez nosotros nos hemos desviado de la observancia de Torá y cada vez sufrimos graves consecuencias, no obstante tan rápido olvidamos y regresamos a nuestros caminos descarriados.

Lo que es verdad de nuestro pueblo históricamente es a menudo cierto en muchos individuos aún hoy. Simplemente, no aprendemos de la experiencia.

¿Qué es lo que al alcohólico lo vuelve díscolo al aprendizaje de la experiencia? Es, probablemente, que él no desea cambiar su estilo de vida y no

quiere abandonar cualquier sensación que el alcohol provee. ¿Qué es lo que volvió al Faraón incapaz de aceptar el testimonio de sus sentidos? Probablemente el rechazo a admitir que él estaba equivocado. Sentimientos egoístas tales como estos impiden a las personas aprender de experiencias dolorosas y con eso evitar la repetición de equivocaciones.

¿Qué es lo que nos impide aprender de la experiencia? Probablemente algún sentimiento o idea egoísta que nos rehusamos a abandonar.

Dado que nuestro egoísmo es el que nos vuelve irreflexivos frente a lo obvio,

¿qué podemos hacer para cambiar esta situación? Uno de los modos más efectivos es valernos de un confiable maestro y guía, alguien que al no estar afectado por nuestras distorsiones emocionales, puede ayudarnos a ver la realidad más claramente y aprender de nuestras experiencias.

“Hazte tú mismo de un maestro” (Ética de los padresS 1:16) es un invalorable consejo.

“DE VIVIENDO CADA DÍA”, EDITORIALBNEI SHOLEM

Bó: La generación del mañana

“Y será cuando te pregunte tu hijo mañana diciendo ¿qué es esto?” (Shemot 13:14)

A continuación de los milagros de la salida de Egipto y la plaga de los primogénitos, aparece en el final del párrafo bíblico de esta semana, el precepto de santificar a los hijos de los primogénitos. En referencia a ello, nos dice la Torá: “y será cuando pregunte tu hijo mañana diciendo ¿qué es eso? Le dirás a él con mano fuerte nos sacó Di-s de Egipto”. Este es el precepto de transmitir el mensaje también a los miembros de la generación siguiente.

El término “mañana” requiere explicación. ¿Por qué la Torá ve necesario marcar cuándo llegará esa pregunta del hijo? En todo momento que el hijo pregunte debe contestarle.

 

TODO DESDE EL PRINCIPIO 

La respuesta a este interrogante la encontramos en el comentario de Rashi: “hay un mañana inmediato y hay un mañana después de un tiempo”. Como ejemplo Rashi cita el texto en el libro bíblico de Yehoshua: “mañana dirán vuestros hijos a los nuestros”

Allí se relata cómo cuando concluyó la conquista de la tierra de Israel y su distribución entre las tribus, al volver los hijos de la tribu de Gad y de Reuvén para tomar posesión de su herencia en la orilla oriental del Jordán, erigieron ahí un altar, explicando que su función es servir de recuerdo para los hijos que puedan llegar a cuestionar: ¿qué tienen que ver ustedes con el Di-s de Israel?

En este texto vemos que el uso del término ‘mañana’ implica el tiempo de una nueva generación, que desconoce lo ocurrido con la generación anterior, e incluso se siente extraño y ajeno a las realidades de la generación que le antecedió. A esta generación hay necesidad de relatarle todo desde el principio y acercarla a la herencia de los antecesores.

 

PREGUNTAN PARA CLARIFICAR

Esto está aludido en las palabras de Rashi: “hay un mañana inmediato y un mañana después de un tiempo”. Es decir: esta es “la generación del mañana” que a pesar de ello sigue siendo ‘inmediato’. Se siente cercano al mundo de los padres, aspira a seguir su camino y vivir de acuerdo a sus creencias y fe. También él pregunta sobre el judaísmo, puesto que se trata de un ‘hijo’ y no conoce mucho. Pero estas son preguntas para clarificar temas. Desea saber y comprender qué se hace, cómo se hace y por qué se hace, para poder cumplir con las directivas de la Torá a conciencia y con espíritu de alegría. En este caso no hay duda que debe respondérsele a los interrogantes y ex- plicarle el mundo del judaísmo de la Torá.

 

PREGUNTAR POR SER AJENO

Pero también hay “un mañana de después de un tiempo”. Es la “generación del mañana” que se siente parte de otro tiempo y de otra época. Es esta una generación que no tiene vínculo alguno con el mundo de sus padres y la vida, en base a sus creencias. Sus integrantes no son sólo el fruto del des- creimiento sino se sienten ajenos a la vida judía.

Y es aquí donde nos dice la Torá algo novedoso: también con un ‘hijo’ como este, siendo que se trata de ‘tu hijo’, tienes la responsabilidad de res- ponder a sus preguntas con amor y pa- ciencia, e ingresarlo bajo “las alas de la Presencia Divina”. También ese hijo es un hijo único del Altísimo, y es nuestro deseo acercarlo a su Padre Celestial y hacerle llegar la luz de la Torá.

Cuando se dedica atención y amor a todos los ‘hijos’, se arman los “ejércitos de Hashem” que realmente pronto serán merecedores de ingresar a la verdadera y completa redención a manos de Mashíaj Tzidkeinu.

 

LIKUTEI SIJOT TOMO  31, PAG. 61

Carrot cake

Ingredientes:

– 4 tazas de zanahoria rallada

– 4 huevos

– 1 ¼ taza de aceite

– 2 tazas de harina 0000

– 1 taza de azúcar

– ½ taza de azúcar negra

– 2 cucharitas de polvo de hornear

– 1 cucharita de bicarbonato de sodio

– 1 cucharita de canela

– ½ taza de pasas de uva negra 

Procedimiento:

Calentar el horno a fuego medio.

Mezclar en un bowl la zanahoria con los huevos y el aceite, luego añadir el resto de los ingredientes  y verter en 2 budineras aceitadas.

Cocinar en un horno a 160 grados por 60 minutos aproximadamente o hasta introducir un escarbadiente y salga limpio. 

Extraido de @cocinajudiaconriki

Viajar como Iehudi

Dado que nos encontramos en el verano y la gente comienza a viajar, presentamos algunas de las leyes concernientes a situaciones que se nos pueden presentar…

SEGURIDAD PARA EL VIAJE

Es conveniente que antes de salir de viaje pongamos algunas monedas en caridad, como está escrito (Tehilim 85:14) “Caridad en frente de él ira y pondrá (orientará) sus pasos”, también es conveniente que pida de la gente (rabinos o sabios de la Torá) importantes su bendición para tener un viaje seguro y exitoso (Kitzur Sh. A.  68:6).

Los sabios aconsejan que iniciemos el viaje durante el día y que hagamos las paradas antes que se ponga el sol. Esta enseñanza la asociaron al versículo: “Y vio Hashem que la luz era buena” por eso cuando tenemos luz natural es mejor para viajar. Hoy vemos en las estadísticas que los peligros en la ruta son mayores para los que viajan de noche. Con respecto de algunos accidentes que se habían producido entre algunos de los miembros de nuestra comunidad, el Rebe instó a que tengamos una alcancía y los siguientes libros: Jumash, Tehilim, Tania y Sidur (los encontramos hoy todos juntos en un libro llamado Jitas) en el auto o con nosotros durante el viaje. En ciertas ocasiones, el Rebe también aconsejó a ciertas personas incluir una mezuzá.

Ni hace falta aclarar que debemos llevar con nosotros (los varones mayores) el Talit y los Tefilín e incluso cuando viajamos en avión u otro modo, llevarlos a bordo junto con nosotros y tener previsto todo lo necesario para mantener el mismo nivel de kashrut que en nuestras casas.

También es conveniente ahora que estamos saliendo de vacaciones y disponemos de más tiempo encontrándonos sin los compromisos laborales, extender nuestra plegaria y agregar en nuestro estudio de Torá.

Cabe aclarar que las leyes y consejos mencionados valen para cualquier viaje que emprendamos.

* Por Rav Iosef Feigelstock

Cuando Coca-Cola quiso aprender de Jabad

Era agosto de 1994, pocas semanas después de la desaparición física del Rebe. Un día, sonó el teléfono en la oficina de Jabad en Atlanta, donde yo trabajo como uno de los emisarios del equipo del Rebe. En la línea había un ejecutivo de Coca-Cola internacional, con sede en Atlanta. Estaba solicitando una cita “con Jabad Lubavitch”. Unos días después, aparecieron dos hombres muy bien vestidos. Ambos llevaban maletines, y parecían muy serios. Explicaron que Coca-Cola sigue atentamente a los medios de comunicación, y que habían leído las numerosas fuentes de noticias y artículos sobre el Rebe y el movimiento que construyó. Y en su esfuerzo por aprender sobre el Rebe, descubrieron cuán exitoso era el movimiento de Jabad, gracias al Rebe.

Para que entendiera de dónde venían y qué querían de mí, procedieron a describir cómo funciona Coca-Cola. Cuando desean  introducir un nuevo  sabor,  un  equipo elige el nuevo gusto. Un comité de degustación se hace cargo, para decidir cómo debe saber realmente. Luego pasa al departamento de publicidad, para adoptar una etiqueta y la imagen de este nuevo  producto.  Finalmente,  se dirige al departamento de marketing, para seleccionar dónde, precisamente, se iniciarán las pruebas del nuevo sabor. En total, explicaron, se necesitan aproximadamente dos años completos para probar, evaluar, refinar e implementar el cambio en el mercado global de Coca-Cola.

En contraste, dijeron, cuando el Lubavitcher Rebe inició nuevas campañas, estas se desplegaron con entusiasmo en todo el mundo dentro de las veinticuatro horas desde la introducción del Rebe. En cuestión de días, el mundo se llenó de calcomanías, carteles, folletos y jóvenes y mayores, promo- vían, alentaban e impulsaban esta nueva campaña a todo el mundo.

“¿Cuál es el secreto del éxito del movimiento Jabad? ”, me dijeron los compañeros, “Nos gustaría aprender de ustedes”.

No pude pensar en un “secreto”. Decidí que, describiéndoles al Rebe, se podía entender el proceso. Les conté cómo el Rebe celebraba los “Farbrenguens”, reuniones de sus seguidores y admiradores en las tardes de Shabat, así como en festividades religiosas, jasídicas y otros días importantes alrededor del año. Durante estos eventos, que podían durar desde un par hasta seis o siete horas, el Rebe hablaba en intervalos de veinte minutos a una hora, desarrollando temas e ideas en temas clásicos de la Torá, que abarcaban todas sus áreas. Estas reuniones se intercalaban con hermosas melodías jasídicas. En algún lugar durante estas reuniones, el Rebe desarrollaba el tema de la nueva campaña que deseaba lanzar.

Cuando estas reuniones se llevaban a cabo los días de semana, todo el proceso se transmitía en vivo a los centros de Jabad en todo el mundo. En el Shabat y en las festividades judías, cuando no se pueden usar dispositivos de grabación electrónicos, un equipo de eruditos bendecidos con buena memoria, transcribían y publicaban sus palabras inmediatamente después del Shabat. Luego se enviaban a todos los centros de Jabad. En cuestión de horas, se generaban ideas creativas y se lanzaban campañas en todo el mundo.

Los caballeros en mi oficina parecían perplejos. “¿Qué pasa con los CEOs?”, preguntaron “¿el Rebe no se reunía con su gente para tomar decisiones globales?”

Respondí que el Rebe era el líder. Tenía un equipo muy grande: sus emisarios en todo el mundo y todos sus seguidores. No había reuniones de consejo. En cambio, el Rebe sugería una campaña basada en lo que se necesitaba en ese momento. Los ejecutivos de Coca-Cola no entendían nada.

Luego me hicieron una pregunta más: “¿De dónde sacaba el Rebe sus ideas?”

“El Rebe era un hombre de Di-s”, dije. “Era extremadamente humilde y un hombre de verdad, cuya presencia y convicción inspiran y capacitan a todas las personas con las que tuvo contacto, para estar más conectados con Di-s. Como emisarios de un hombre extraordinariamente santo, los devotos seguidores del Rebe se dan cuenta, aún hasta hoy, del privilegio de poder enviar al mundo el mensaje de este hombre santo y sus energías espirituales”. Al escuchar esto, los hombres tomaron sus maletines, me dieron las gracias y se fueron.

Dudo que hayan asimilado algún secreto ese día. Pero aprendí una lección increíble de ellos. Coca-Cola es, posiblemente, la compañía más exitosa del mundo. Se podría argumentar que puede ser la de mayor éxito de la historia. Es incomparable.

Y, sin embargo, en su búsqueda por ser aún más exitoso, ¡Coca-Cola se dirigió a Jabad en busca de ideas y creatividad!

Algunos comparan Jabad con Coca-Cola. La famosa línea es: Dondequiera que haya Coca Cola hay Jabad. El mensaje del Rebe, sin embargo, tiene un éxito aún mayor, ya que este mensaje se encuentra en el reino espiritual y, por lo tanto, es universal e intemporal. La sabiduría perspicaz del Rebe y las “campañas”, por lo tanto, han tenido un éxito aún mayor que cualquier nuevo sabor de Coca Cola.



El número 13, ¿es un número de mala suerte?

El trece tiene gran significado en el Judaísmo. A veces popularmente se producen distorsiones que nada tienen que ver con la realidad.

En hebreo el número que expresa la unidad es el uno, que se dice ejad y las letras que lo conforman: alef (1), jet (8) y dalet (4), suman trece. La alef remite a Uno que es el Creador – Alufo shel Ólam – la jet a los siete cielos y la tierra, y la dalet a los cuatro puntos cardinales; de tal modo se alude a la totalidad de lo existente, configurado en el Uno que está compuesto por trece, y que tiene su expresión cuando se dice: “Shemá Israel, A-do-nai E-lo-heinu, A-do-nai Ejad”.

Varias veces se menciona ese número tanto en el Talmud, el Midrash y otras fuentes, y por supuesto no hay nada que lo relacione con la mala suerte; por lo tanto evitarlo en cualquier forma es un absurdo. 

El judaísmo no admite la noción de números de mala suerte; existen números significativos, pero la suerte no se mezcla con ellos.

Los atributos de misericordia de Di-s, que son las manifestaciones Divinas expresadas en el contexto humano, son trece; los métodos básicos para explicar la Torá también son trece.

Los trece principios de Fe: 

Estos 13 credos fundamentales basados en las formulaciones de Maimónides, están divididos en tres categorías: la natural creencia en Di-s, la autenticidad de la Torá, la responsabilidad del hombre y la última recompensa.

Los trece convenios: La importancia de la circuncisión se destaca porque en la introducción de la mitzvá (Bereshit 17), se le refiere trece veces como brit, un convenio (Nedarim  31b).

Trece nudos y cordones de los Tzitzit: El equivalente numérico de la palabra Tzitzit en hebreo es de 600.

La suma de los 5 nudos y 8 cordones de los Tzitzit es 13. Entonces al mirar los Tzitzit, se recuerda la necesidad de cumplir los 613 preceptos (rashi 15:3).

Trece expresiones de rezo:

El Zohar (Teruma 132a) se refiere a trece expresiones de rezo a Di-s por su grandeza y dominio.

Los trece hijos de Jacob: Además de sus doce hijos, Jacob tuvo una hija llamada Dina.

Los Trece nombres de Di-s: El nombre de Di-s es mencionado trece veces en la descripción de la primera ofrenda (Devarim  26:1-10), que se corresponde con los trece atributos de misericordia.

Las bendiciones matinales:

Cada mañana se recitan trece bendiciones, las cuales también incluyen las trece cualidades que están ligadas a la estructura espiritual del ser humano.

Ahora… ¿sigue usted pensando que el trece es un número de mala suerte?

Iosef representa el traer la santidad a este mundo

A veces una persona puede tener cierta visión que lo lleva a comenzar la búsqueda de la verdad, hasta incluso mirar dentro del Judaísmo. Generalmente esto viene de una revelación acerca de su cansancio de la falsedad que lo persigue a todos lados y deseo de escaparse de toda confusión y llegar a la raíz de las cosas.

¿Y cual es la solución más sencilla? Correr al desierto, hacia algún lugar en donde todos los gravámenes no lo puedan encontrar. Parece que la única manera es escaparse de las responsabilidades diarias para poder servir a Di-s sin distracciones. Esta es la razón por la cual nuestros ancestros y tribus decidieron ser pastores, lejos de las demandas de la sociedad. Rodeado de naturaleza y rebaño es fácil centrarse en el mundo espiritual de la santidad y la pureza.

En la Parshá de esta semana, se describe el descenso de los hermanos de Iosef a Egipto, incluyendo su encuentro inicial con Iosef: “Iosef reconoció a sus hermanos, pero ellos no lo reconocieron a él” (Génesis 42:8). Este versículo, como cada versículo de la Torá, puede ser entendido de forma sutil y también de forma obvia.

El Rebe de Lubavitch provee una visión interesante: Para las tribus era inconcebible que el hombre frente a ellos, inmerso totalmente en el gobierno Egipcio, pudiera ser su hermano. Era imposible que una persona pueda estar conectada con la verdad espiritual y a la misma vez estar tan metido en los detalles del mundo físico. No podía ser su hermano. Tenía que ser un egipcio.

Les era imposible pensar que Iosef estuviera en un nivel más alto que ellos. A pesar de que todas las responsabilidades recaían sobre él, él seguía siendo Iosef el Justo, un judío unido a su Creador. Esto era algo nuevo en la experiencia judía. Él podía conectarse con Di-s, no solo en situaciones de meditación y escape, pero también mientras estaba envuelto en este mundo. Esta es la razón por la cual sus hermanos no lo reconocieron. Ellos no reconocieron este nuevo nivel de espiritualidad en acción.

Este nivel alcanzado por Iosef revela el propósito de la creación. Di-s creó un mundo para inyectarle adentro la luz de la Divinidad. Si una persona se esconde, incluso que esté creando de esta manera un mejor ambiente para que él pueda servir a Di-s, no está ni santificando al mundo ni conectándose con lo espiritual. En vez de eso, está fortaleciendo la posición que el mundo y Di-s son separados y contradictorios.

Cuando un judío está envuelto en el mundo y aún así no compromete sus valores espirituales ni un gramo, él imbuye lo físico con luz divina. Cuando hace negocios honestos mientras al mismo tiempo cuida el Shabat y establece horarios para el estudio de la Torá, está dando pruebas que es posible servir a la comunidad honestamente y con fe, como lo requiere la Torá. Cuando cada acción de cada judío es hecha de este modo, infundiendo Divinidad dentro del mundo, se cumple el propósito del mundo. Nadie dice que sea fácil. Sin embargo, el pueblo judío está conectado con Iosef (vea Salmos 80:2), y puede conseguir las fuerzas de él para tener éxito. No podemos estar controlados por el mundo que nos rodea, sino, tenemos que persistir en nuestra misión espiritual: iluminar al mundo con la luz de la Torá y sus mandamientos.

Por Shaul Yosef Leitler



Actuar y Rezar

“Y Di-s Todo-poderoso os concede piedad” (Bereshit 43:14)

Nuestra Parshá nos cuenta sobre la hambruna1 que golpeó a la tierra, y sobre el descenso de los hermanos de Iosef a Egipto para adquirir alimentos. Shimón fue apresado en Egipto en carácter de rehén; el dinero abonado en Egipto es enigmáticamente encontrado en sus bolsos; finalmente se les ordena retornar a Egipto con Biniamín.

En un principio, Iaakov intenta oponerse al viaje de Biniamín2: “a mí me habéis hecho perder mis hijos: Iosef no está, Shimón no está y a Biniamín habéis de tomar… ¡mi hijo no descenderá con ustedes! Sólo obligado por las circunstancias es que accedió a ello. Las Tribus ven en la situación imperante un castigo por la venta de Iosef, como declararon3 “en verdad nosotros somos culpables puesto que vimos su sufrimiento… por eso nos toca esta desgracia”

¿POR QUÉ LA PLEGARIA AL FINAL?

¿Qué hacen los judíos en un momento de apremio? El primer acto que se requiere llevar a cabo es rezar a Hashem. Así se condujo Iaakov4 en sus situaciones difíciles anteriores. Cuando quiso salvarse de Eisav, ante todo rezó, y sólo después tomó medidas naturales- le mandó un regalo y se preparó para la batalla.

Sin embargo, en este caso, para gran asombro observamos una reacción opuesta: en primer lugar, Iaakov instruye a sus hijos a actuar por la vía natural- aprovisionarse con obsequios y una suma de dinero del doble de lo que habían recibido de vuelta en sus bolsos, y sólo en el final de sus palabras les dice Iaakov5: “Y el Di-s Todo-poderoso os conceda piedad”, lo que Rashi explica : “a partir de ahora no les falta a ustedes nada, salvo una plegaria, me pongo a rezar por ustedes”. Sus palabras dan lugar a interpretar como que la plegaria es sólo un tema secundario, que viene a continuación de todas las acciones naturales. ¿ Por qué se condujo Iaakov de esta forma?.

LA NATURALEZA Y LA PLEGARIA

La conducta de Iaakov podrá ser explicada como consecuencia de la manera con que se le presentaron a él las cosas. Las Tribus no revelaron a Iaakov su sospecha que los sucesos que estaban teniendo lugar eran un castigo por la venta de Iosef. Ellos presentaron el tema como una situación natural que puede ser solucionada fácilmente. Sobre ello, Iaakov reaccionó6 diciendo: “si es así hagan lo siguiente”. O sea, si es tal cual dicen ustedes, que aquí no hay una situación problemática especial generada desde Arriba’, sino que se trata de una circunstancia normal y natural, entonces también ustedes deben actuar por la vía natural.

Pero Iaakov no se da por satisfecho con ello y dice a sus hijos, que también cuando uno no espera milagros y una salvación por una desgracia, sino que pide éxito en los procesos naturales- también entonces debe rezar a Hashem. Por lo tanto, después de indicarles actuar por la vía natural, les dice: “me pongo ahora a rezar por ustedes”.

RECORDAR LO PRINCIPAL

Hay una diferencia más entre Iaakov y sus hijos: ellos veían en lo que les pasaba un tema privado y personal, mientras que Iaakov, como uno de los Patriarcas, cuyos actos7 tenían un carácter de “señal para los hijos”- veía en todo lo que le ocurría un tema trascendente para todo el pueblo judío. Por eso no aceptó las explicaciones normales de sus hijos, y entendió que estamos frente a una situación que requiere de una plegaria y una invocación de la Misericordia Divina. Sólo que su respuesta a sus hijos fue desde la perspectiva de aquellos.

Iaakov nos enseña, que también en la vida cotidiana no hay que contentarse con la acción natural sino que siempre también hay que rezar a Hashem. Es verdad que hay que actuar por la vía natural, como está escrito8: “Y te bendecirá Hashem, tu Di-s en todo lo que hagas” específicamente- pero debe recordarse que lo fundamental está en las manos del Cielo-9 “es la bendición de Hashem la que enriquece”

(Likutei Sijot Tomo 25, Pág. 227)

NOTAS:1.Nuestra Parshá 41:56. 42:1 en adelante 2.Ahí 42:4; 42:36 3.Ahí 42:21 4.Bereshit 32:4-12 y en Rashi versículo 9 5.ahí 43:14 6.Ahí 43:11 7.Ver Bereshit Rabá parshá 92,3. Está traído en Ramban sobre el versículo 8.Devarim 15:18. Y en Sifrí allí “Y te bendecirá… ¿puede interpretarse que aunque no haga nada será bendecido?, nos enseña el texto en todo lo que hagas” 9. Mishlei 10:22