Iehudit, la mujer que trajo la salvación

No se sabe con claridad cuándo sucedió la historia que estamos por contar. La historia apareció por primera vez en un libro muy antiguo que lleva el nombre de su heroína, Iehudith (Judith) y estaba escrito en hebreo. Sin embargo, el texto original se perdió y sólo quedó una traducción al griego, y no una muy precisa.

La historia se volvió a contar con versiones diferentes. Según una versión, sucedió durante una revuelta de los Macabeos contra sus opresores sirios y Iehudith era la hija de Iojanán, el Sumo Sacerdote, padre de la familia de los jashmonaim. De todas formas, el acto heroico de Iehudith ha inspirado fe y coraje en el corazón de los judíos a lo largo de la historia.

La ciudad de Betulia, en la tierra de Judea, cayó bajo las manos de un enorme ejército, con Holofernes, un general greco-sirio, a la cabeza. Los hombres de Betulia lucharon heroicamente y con desesperación. Holofernes cortó los abastecimientos de alimentos y agua, y muy pronto la ciudad estaba a punto de rendirse.

Uziá –-el comandante de las fuerzas de defensa– y los Ancianos de la ciudad imploraron a los habitantes que no se rindieran. “Denos cinco días más para hallar alguna solución”.

Reluctante, el pueblo aceptó. Todos menos uno.

“¿Por qué ponéis a Di-s a prueba? Si realmente tenéis fe, jamás debéis deponer vuestra confianza en Di-s. Además, bien sabéis que la rendición a Holofernes es peor que la muerte”. Así hablaba Iehudit, la hija de Iojanán, el Sumo Sacerdote. Era una joven viuda bendecida con maravillosa gracia y belleza. Sus palabras causaron honda impresión en Uziá y los Ancianos.

“¿Qué podemos hacer?”, le preguntaron. “Reza por nosotros, Iehudit, y quizás Di-s acepte tus plegarias”.

“He pensado en un plan. Quiero ir a ver a Holofernes”, dijo Iehudit. Uziá y los Ancianos estaban asombrados. “¿Sacrificarías tu vida por la posibilidad de que quizás logres ablandar el corazón de Holofernes?”

Iehudit, no obstante, insistió, y luego de mucha discusión Uziá y los Ancianos decidieron permitirle hacer el intento. Iehudit cruzó los portones de Betulia, vestida en sus prendas más finas. Estaba acompañada por su fiel doncella, quien portaba una cesta llena de panecillos, queso y un par de botellas de vino.

Antes de ingresar al campamento enemigo fueron interceptadas por los centinelas, exigiendo saber quiénes eran y quién las enviaba.

“Tenemos un importante mensaje para el valiente Holofernes”, dijo Iehudit. “Llévennos a él de inmediato”.

“¿Quién eres, y por qué estás aquí?”, preguntó Holofernes, deleitando sus ojos con la inesperada y encantadora visitante.

“Soy Iehudit, una simple viuda de Betulia. He venido a decirte cómo capturar la ciudad, en la esperanza de que tratarás con piedad a sus habitantes”. Iehudit contó a Holofernes lo que éste ya sabía, que la situación en la sitiada ciudad era desesperante, que sus habitantes contaban con escasas raciones de alimento y bebida. Con todo, dijo, su fe en Di-s se mantiene firme y, mientras conserven su fe, no se rendirían. Muy pronto, sin embargo, por desesperación, comenzarán a comer animales no-kasher, prohibidos por la Ley Divina. Ello despertará la ira de Di-s en su contra y la ciudad caerá.

“¿Cómo sabré cuando esto sucede?”, preguntó Holofernes.

“Ya lo he organizado con uno de los centinelas a la entrada de la ciudad. El me informará lo que sucede en su interior”, respondió Iehudit.

Holefernes se sentía totalmente cautivado por Iehudit. Dio órdenes de que ella y su doncella tuvieran total libertad para moverse por el campamento, y quienquiera intentara molestarlas de cualquier manera sería ejecutado de inmediato. Cada noche Iehudit caminaba hasta los portones de la ciudad y comunicaba al centinela que todo estaba en orden, funcionando como lo había planeado. “El pueblo debe mantener firme su confianza en Di-s”, le dijo.

Al tercer día Holofernes y sus hombres comenzaron a inquietarse. Cuando Iehudit entró a la carpa de Holofernes con su inseparable doncella, le preguntó: “¿Qué información me traes hoy?”

“Tengo muy buenas noticias, general. Ya no queda más alimento kasher. En un día o dos el hambre los llevará a comerse sus mulas y perros. ¡Entonces Di-s los entregará en tus manos!”

“Maravilloso”, dijo Holofernes. “Esto exige una celebración. Esta noche tendremos una fiesta. Solamente nosotros dos”. Esa noche Holofernes recibió a Iehudit en su carpa y le ofreció de las delicias que cubrían su mesa. “He traído mi propio vino y comida, preparados especialmente para esta ocasión”, dijo Iehudit. “Mi queso de cabra es célebre en todo Betulia”.

A Holofernes le agradó el queso salado y el fuerte vino. Muy pronto, estaba estirado en el suelo, totalmente ebrio.

Iehudit recitó una plegaria silenciosa y desenvainó la pesada espada de Holofernes. Tomado puntería, la hizo caer sobre el cuello del general con todas sus fuerzas. Luego ocultó la cabeza del general en su cesta y caminó tranquilamente hasta su carpa.

“Ven pronto”, dijo a su doncella. Las dos mujeres caminaron serenamente, como lo solían hacer cada día, hasta llegar a los portones de la ciudad. “Llévenme con Uziá de inmediato”, ordenó al centinela. Uziá no podía creerlo, y observaba el macabro premio que Iehudit le había traído.

“No hay tiempo para perder”, dijo Iehudit al comandante. “Prepara a tus hombres para un ataque sorpresa al amanecer. Cuando los soldados de Holofernes corran a su carpa y encuentren su cuerpo decapitado, huirán para salvar sus propias vidas”.Eso es exactamente lo que sucedió. El enemigo huyó despavorido, en confusión y terror. Y fue la valiente Iehudit, temerosa de Di-s, quien salvó a la ciudad.

En su memoria, y en el de su heroica actitud, tenemos una tradición de comer alimentos lácteos en Januca.

¿Por qué tantas velas?

Todo niño judío sabe la historia: los griegos habían impurificado las reservas de aceite de oliva del Santo Templo.

Entonces cuando los Macabeos liberaron el Templo, no podían encontrar el aceite ritualmente puro con que encendían la Menorá.

Sólo una vasija de aceite puro fue encontrada, suficiente para mantener la Menorá encendida durante un solo día.

Milagrosamente, el aceite duró ocho días, hasta que el nuevo aceite pudiera ser preparado. Nada de esto era necesario. La ley que prohíbe el uso de aceite ritualmente impuro en el Templo no se aplicaba bajo las circunstancias que prevalecían entonces.

Según la ley de Torá, la prohibición de impureza, si afecta a la comunidad entera es inaplicable -si la comunidad entera, o todos los Cohanim (sacerdotes), o todos los recipientes del Templo son ritualmente impuros, es permisible entrar en el Templo y dirigir los servicios del Templo bajo las condiciones de impureza.

No obstante, Di-s quiso mostrar su amor por los iehudim: Él suspendió las leyes de la naturaleza para permitirles reinaugurar el Templo sin ningún compromiso con relación a las normas de pureza- aún cuando es un compromiso.

 

¿Cuántas luces deben encenderse en la Menorá de Janucá?

La mayoría contestaría: una, en la primera noche, dos en la segunda, y así sucesivamente. La ley, sin embargo, dice otra cosa. Según el Talmud, la Mitzvá de Janucá es cumplida con una sola luz en cada hogar. Hay quienes hacen más de lo obligatorio, algunos encienden una sola luz por cada individuo.

Y hay quienes hacen más de lo obligatorio… encienden una luz el primer día y agregan una luz adicional cada día subsiguiente. Hay quienes compran los Tefilín que salen el mínimo costo del mercado, que dan el mínimo de lo que dicen las leyes de caridad (tzedaká).

¿Pero cuándo fue la última vez que usted vio una sola luz en la ventana de una casa judía en la sexta noche de Janucá?

En Janucá, todos hacemos más de lo obligatorio- después de todo, Di-s hizo lo mismo con nosotros. El nombre Janucá viene de la palabra Jinuj que significa la inauguración. Janucá celebra la renovación del servicio en el Santo Templo, después de que se liberó de los griegos, que se purificó, y se reestableció como el sitio de la Presencia Divina en nuestro mundo. Janucá sirve así, como un modelo para todas las inauguraciones, incluso la inauguración más significativa de todas -la educación, una inauguración de los niños en la vida (de hecho, jinuj también significa educación).

La insistencia inflexible en pureza y perfección de Janucá representa una lección importante con respecto al ser de los educadores. El no comprometerse es el anatema a la educación. A un árbol maduro, una cuchillada le produce una pequeña o ninguna consecuencia.

Pero el arañazo más pequeño en la semilla, la mella más ligera en el arbolillo, resultará una deformidad irrevocable, una falla que los años por venir ahondarán en lugar de desaparecer.

Virtualmente, cada vida se enfrenta con las demandas de los compromisos algunos tolerables, otros no. El educador que desea impartir un cúmulo de valores y prioridades que lo curarán todo, debe entregar, en la palabra y el ejemplo, un mensaje de pureza impecable, libre del más ligero y más aceptable error.

Basado en las enseñanzas del Rebe de lubavitch cortesía de MeaningfulLife.com

Comprendiendo el milagro de Janucá

La festividad de Janucá (la fiesta de las luminarias), en la cual encendemos la janukía por ocho días para agradecer y recordar el milagro que Hashem nos hizo, que las velas permanecieron prendidas esos 8 días a pesar de que el aceite encontrado (un único tarrito con el sello del Kohen Gadol, que esto significaba que no había sido impurificado por los griegos) sólo alcanzaba para un día.

Ahora, surge una pregunta acerca de este milagro que celebramos, en el Beit Hamikdash, el Kohen todos los días ponía siempre la misma cantidad de aceite en la menorá, y ¿ cuánto tenía que poner? la mitzvá era que las velas perduren MEEREV AD BOKER, es decir, desde el anochecer hasta el amanecer, dentro de ese momento hay 2 tiempos llamados BEIN HASHEMASHOT, que es desde cuando el sol se pone hasta la salida de las estrellas en la tarde y desde el alba a la salida del sol en la mañana, tiempo en el cual hay duda si es día o noche.

Todos los días el Kohen llenaba todos los tarritos con la misma cantidad de aceite necesario para ese tiempo, pero la única que permanecía encendida también en el tiempo de Bein Hashemashot era el NER HAMARAVÍ, la vela occidental, las otras no.

De acá vemos, que el milagro de permanecer encendidas las velas ya existía, con el Ner Hamaraví.

Entonces, ¿qué diferencia hubo entre el milagro de janucá, que las velas permanecieron encendidas 8 días, con el Ner Hamaraví del Beit Hamikdash?

En Janucá, TODAS las velas permanecieron encendidas también en el tiempo de Bein Hashemashot, mientras que en el Beit Hamikdash solo el Ner hamaraví.

De aca, que en el Beit Hamikdash había milagro dos veces, en el Bein Hashemashot de la noche y en el del día, ya que al día siguiente tenía que rellenarlos nuevamente, en cambio en janucá hubo milagro 8 días, ya que todas las velas permanecieron encendidas también en el tiempo de bein hashemashot todos los días sin apagarse en ningún momento con solo 1 tarrito de aceite.

Encendemos la Menorá de Janucá al atardecer y es costumbre de Jabad incluso encenderla al momento de la puesta del sol, es decir, justo al comienzo de Bein Hashemashot.

La Halajá (Ley) establece que para cumplir la Mitzvá, las velas deben estar encendidas un mínimo de ½ hora aproximadamente una vez entrada la noche, y ese tiempo es exactamente el tiempo de 2 Bein Hashemashot (de aproximadamente 15 minutos cada uno, el de la mañana y el de la tarde).

La Luz de las velas de Janucá representan la Luz milagrosa que iluminó a nuestros antepasados justamente en los tiempos de duda, tiempos donde no se sabe si es día o noche, tiempos de confusión.

Esa misma energía se renueva cada año en Janucá y es un momento propicio para alegrarnos por la Luz que ilumina y despeja todas nuestras dudas.

Quiera Hashem que la luz de este Janucá disipe toda duda y perdure por siempre.

 

Por Shulamit Grodzicki

La mística del Dreidl

El dreidel (conocido como sevivón en hebreo y perinola en español) ha evolucionado desde la humilde arcilla o en versión de madera al “de alta tecnología”- la versión de los multimedios de comunicación, repleto de luces y acompañamiento musical que puede ser hallado en los estantes de los negocios de judaica.

Incluso los dreidels extremadamente modernos de hoy, todavía lucen esas antiguas letras hebreas: Nun, Guimel, Hei, Shin.

¿Cual es la importancia de estas letras? Y ¿por qué aparecen específicamente en el dreidel?

La explicación que sigue ilustrara como el dreidel cuenta dos historias: la del mundo y la de su último propósito.

Las enseñanzas cabalísticas explican que una persona está compuesta de tres elementos: El cuerpo, el Alma y el Intelecto. En hebreo estos son Guf, Nefesh y Sejel.

Más adelante explican que la historia de los imperios del mundo puede ser dividida a groso modo en cuatro: Babilonia, Persia, Grecia y Roma. Cada uno de estos imperios atacó a los judíos singularmente de una manera diferente -y cada oportunidad, los Iehudim prevalecieron.

* El Imperio babilónico atacó al judío (Guf), llevando a cabo una terrible matanza cuando destruyeron el Primer Templo y llevaron a los judíos cautivos a Babilonia.

* El Imperio Persa, conocido por su promiscuidad y libertinaje, atacó a  los judíos en el alma (Nefesh).

* El Imperio griego- que produjo algunos de los más grandes filósofos del mundo- intentó demostrar (falsamente) la incompatibilidad de la Torá con la Ciencia y el Intelecto (Sejel).

* El Imperio romano utilizó los tres métodos anteriores – los ataques al cuerpo, el alma y el intelecto – en un esfuerzo por desacreditar e ilegitimizar la Torá y el Judaísmo. La palabra hebrea para todos es Hakol.

Esto es entonces lo que representan las letras del dreidel:

Guimel simboliza el cuerpo judío – Guf (Babilonia); Nun simboliza el alma judía – Nefesh (Persia); Shin representa el intelecto judío – Sejel (Grecia);

La Ley representa todos los anteriores – HaKol (Roma).

Además, en hebreo cada letra es asociada con un valor numérico, conocido como Guematria. La Guematria de Guimel, Nun, Hei, Shin es 358.Esta es la misma Guematria de Najash – serpiente- que sedujo a Adam y Java en el Génesis. También es la misma Guematria de Mashíaj – el Redentor.

Y también el dreidl representa la historia del mundo desde su principio hasta el fin de los días. La historia empezó con el intento del Najash de seducir a Adam y Java. La serpiente continuó su seducción a lo largo de la historia – en la forma de Babilonios, Persas, griegos y romanos. Al final, sin embargo, el Najash será vencido por el Mashíaj.

Es importante señalar que Najash y Mashíaj poseen la misma Guematria, significando que la victoria del Mashíaj no es evitar el uso del cuerpo, alma e intelecto. Al contrario, cada uno de éstos tiene su lugar en el servicio a Di-s. Necesitamos servir a Di-s con un cuerpo saludable. Nuestras emociones y nuestros deseos pueden usarse para actos de santidad. Y claro, el intelecto – sobre todo los adelantos de ciencia, tecnología y comunicación – nos refuerzan como individuos y permiten hacer llegar a las masas el conocimiento espiritual que era hasta ahora inalcanzable.

Como estamos frente al advenimiento de Mashíaj, las herramientas del Najash: cuerpo, alma e intelecto – cada uno de los cuales podría parecer estar contra la santidad – deben transformarse en los instrumentos para servir bien a Di-s.

Janucá quiere decir re-dedicación. Janucá es un tiempo adecuado para encontrar nuevas maneras de usar todos los poderes que nos hacen humanos y lograr nuestro máximo cumplimiento como seres humanos y traer mas cerca a Di-s y la Redención de Mashíaj.

¡Qué poderosa lección de un humilde dreidl!

 

Extraído de las enseñanzas del Maharal de Praga y el Bnei Yisajar * por Rabi Bentzion Milecki

A la luz de las velas

“Y Di-s habló a Moshé, diciendo; Habla a Aharón y dile; cuando alces (enciendas) las lámparas, las siete lámparas iluminaran hacia la menorá…” (Números 8: 2)

Antes de encender su menorá en Jánuca, el maestro jasídico Rabí David de Tolna se volvió repentinamente a uno de los jasidim y le preguntó: “Dime una cosa: vos sos una persona muy alta, y tu esposa es una mujer muy baja. ¿Qué hacen cuando desean hablar uno con el otro? ¿Te inclinás hacia ella, o ella se estira hacia vos?” Sin esperar respuesta, el Rebe volvió su atención a su menorá, colocada sobre un taburete en el vano de la puerta, y vela en mano, recitó la bendición.

El Talmud cuenta que por norma, “La Presencia Divina no desciende más que diez tefajim (aprox. 80 cm) encima del suelo. Con todo, las leyes de Jánuca especifican que es preferible colocar la menorá debajo de esta altura. El cabalista Rabí Itzjak Luria expresa que esta ley es para manifestar el inmenso amor de Di-s por Su Pueblo: el Novio Divino se inclina para conversar con Su novia Israel.

Los dos padrinos

El matrimonio es producto del esfuerzo de cada uno de sus participantes. Si Di-s se “inclina” para relacionarse con nosotros pese a nuestras deficiencias, esto no nos exime de esforzarnos por estirarnos para ascender a El.

Esto, también se refleja en las luces de la Menorá. “El alma del hombre es la vela de Di-s”. Como la danzante llama mira arriba, esforzándose siempre por liberarse de su atadura material, así también, el alma del hombre pugna por escapar al cautiverio de lo material y conectarse con la realidad superior de su esencia y fuente. Esto explica por qué las instrucciones acerca del encendido de la menorá en el Santuario fueron dirigidas a Moshé, aunque éste era un rol encomendado a Aharón y sus hijos.

En éxodo 27, Di-s dice a Moshé que los judíos debían traer el aceite puro de oliva a Moshé, para que Aharón y sus hijos la enciendan ante Di-s, desde el anochecer hasta la mañana.

¿Por qué traer el aceite a Moshé, si es Aharón quien deberá encender la Menorá?

Nuestros sabios explican los roles de Moshé y Aharón en el marco de nuestra relación “marital” con Di-s. En una boda, tanto el novio como la novia son conducidos al palio nupcial por sus padrinos, cuyo papel consiste en ayudarles a llegar al lugar de su boda. En la unión entre Di-s e Israel, Moshé sirve de “Padrino del Rey”, aquel que trae al Todopoderoso a la boda, y Aharón de “Padrino de la reina”, aquel que asiste al pueblo de Israel en la tarea de lograr su unión con Di-s.

Moshé es el maestro de Torá, transmisor de la sabiduría y voluntad de Di-s, a la mente humana. Aharón es el Sumo Sacerdote, quien encamina a cada individuo en su servicio a Di-s. La Torá es Di-s llegando a nosotros, transmitiendo Su esencia en un medio que es perceptible e implementable por nuestro ser material finito.

El servicio del hombre a Di-s por medio de los sacrificios, las ofrendas y las plegarias, es el esfuerzo humano por llegar a Di-s: entregarse, elevarse, llevarse a sí mismo más cerca de su Creador.

Del anochecer hasta la mañana, siempre

Esto explica también una evidente contradicción en los versículos: ¿La menorá debe “arder siempre” o solo “desde el anochecer hasta la mañana”? En realidad, las luces de la menorá, abastecidas por Moshé y encendidas por Aharón, adrián con una llama que era tanto temporal como eterna. Moshé representa el elemento Divino de la relación – el que “arde siempre” de manera ilimitada e inmutable.

Aharón personifica nuestro esfuerzo humano caracterizado por las inconsistencias y equivocaciones de nuestra naturaleza, fluctuaciones entre “anochecer” y “mañana”, oscuridad y luz.

Pero es este esfuerzo humano lo que hace de esta relación un “matrimonio”, una unión basada en los compromisos de cada uno de sus participantes.

La tradición de la comida de Janucá

Un menú típico de Janucá suena como que fue planeado por chicos de doce años o menos; panqueques de papa, fritos, por supuesto en mucho aceite. 

Bizcochos de queso blanco. Bolas de fraile rellenas de mermelada, cubiertas de azúcar impalpable. Buñuelos de manzana fritos, rosquillas rellenas de queso freídas en aceite y cubiertas de miel. Blintzes de queso. 

¿No será una manera de hacer que los niños no se vayan luego de haber prendido las velas y que disfruten de una comida familiar? ¡Para nada! 

La tradición de la comida de Janucá tiene sus orígenes en los primeros años que se comenzó a celebrar la festividad, y nos hacen recordar ciertos milagros asociados con los eventos de Januca mismo. Y por supuesto, recordar los milagros y la libertad que todos celebramos agregan un sabor especial a todo lo que servimos…

¿Por qué los judíos comen comidas fritas en Janucá?

La mayoría de nosotros estamos familiarizados con el milagro del aceite, que una vasija de aceite que se supone duraba un día, duró ocho. Y todos sabemos que éste es el origen de la Mitzva de encender la Menoráa ocho días. También es la razón de porqué es costumbre comer comida cocinada en aceite.

Hay conexiones más profundas entre el aceite de oliva y Janucá.

Místicamente, tanto la Menorá como el aceite que se usaban para iluminar, están asociados con Jojmá, sabiduría. La guerra entre los griegos y los judíos también fue una guerra sobre qué sabiduría perduraría en el mundo. Los griegos querían que todos bajo su dominio piensen y estudien exactamente como ellos. Se oponían con violencia ante la idea de la sabiduría Divina, y por ello prohibían el estudio de la Torá.

También, la palabra Shemen, (aceite en hebreo), tiene las mismas letras que Shmone, ocho, el número de días que duró milagrosamente el aceite.

¿Cuál es la conexión entre la comida láctea y Janucá?

Yehudit, era una joven mujer que vivía en Betulia, en la tierra de Judea, en la misma época que la guerra contra los griegos. Ella causó que el general griego se durmiera, dándole quesos salados que lo dejaron muy sediento, y dándole vino para tomar. Una vez dormido, lo mató. Al ver que su general había sido asesinado, el ejército griego de desesperanzó y escapó. En recuerdo al coraje de Yehudit, comemos productos lácteos.

Nada sucede por casualidad, así que no es sorprendente que ambos eventos milagrosos de Janucá hayan sucedido por medio de dos comidas cuyo rico simbolismo nos recuerdan muchas de las cosas por las que luchamos también.

La Torá, cuyas tradiciones fueron atacados por decretos de los griegos, es comparada con la leche, y esta es una de las razones por las cuales comemos productos lácteos en Shavuot también. Ahora entendemos la conexión entre las comidas lácteas y fritas con Januca. 

¿Pero de dónde surgieron las diferentes comidas tradicionales de Janucá?

Durante todos estos siglos, las diferentes comunidades judías en todo el mundo han encontrado varias formas de incorporar el aceite y lo lácteo en sus comidas de Janucá.

Una de las más famosas comidas, los Sufganiot Israelíes (las borlas de fraile, provienen de una tarta de masa con levadura mencionada en el Talmud. Estas tartas eran cocinadas en aceite y se llamaban Sufganin (absorbente), porque absorbían mucho aceite cuando se cocinaban. No tenían leche, pero eran dulces, y a veces se las rellenaba con miel, y el hecho que eran cocinadas en aceite hizo que estas tartas se conviertan en una comida tradicional de Janucá.

En España, los judíos le agregaban queso a estas tartas, y de ahí es que surgen estos Sufganiot rellenos de queso, y también otras tartas de queso fritas populares entre los Sefaradim. Los judíos alemanes usaban una versión de estas tartas rellenas de mermelada, que la trajeron a Israel en los años 1930.

En India, esta masa dulce era una combinación de harina con miel o azúcar, pero también se le agregaba leche y manteca.aEn comunidades del Norte, en donde el aceite de oliva era raro y caro, se usaba grasa de pollo u otras alternativas para fritar. Los latkes de papa, buñuelos de manzana, y otras comidas neutras, se convirtieron en una norma, aunque hoy en día se usa aceite de oliva u otro aceite para preparar estas comidas.

Latkes:

Ingredientes:

Porciones: Aproximadamente 2 docenas de latkes

  • 6 papas grandes
  • 1 cebolla dulce pequeña
  • 2 huevos batidos
  • 1/2 taza de harina (o lo suficiente como para juntar los ingredientes de la mezcla)
  • Sal y pimienta al gusto
  • 1/2 taza de aceite vegetal (2 cucharadas de aceite por tanda de latkes en la sartén)

1Pelá las papas y rallarlas en trozos grandes. Si optas por usar cebollas, picalas finamente y añadiles a las papas.

2 – Batíe dos huevos y agregales una pequeña cantidad de harina. Si optás por agregar sal y pimienta para sazonarlos, hacelo  ahora.

3Aprieta las papas para sacarles un poco del agua. Si están demasiado húmedas, no se pondrán crocantes al freírlas.

4-Añadí las papas ralladas (y la cebolla) a la mezcla de huevos y harina, y mezclá bien todos los ingrediente.

5-Poné 2 cucharadas de aceite vegetal en una sartén pesada. Caleintala a temperatura alta.

6Con la cuchara para mezclar medí  la mezcla de papas para hacer las tortitas. Déjalas caer en la sartén caliente.

7Freílas hasta que estén doradas en los bordes. Luego dala vuelta para que se frían del otro lado.

8Sácalas del aceite cuando el segundo lado esté dorado.

9-

Coloca los latkes cocidos en un plato cubierto con toallas de papel para eliminar el exceso de aceite. Servilos  calientes.

-Algunos de los ingredientes tradicionales que van encima de los latkes incluyen puré de manzana para darles un sabor dulce o crema agria para darles un sabor salado. La salsa de arándano es otro buen ingrediente.

-Un buen acompañamiento para los latkes es una ensalada simple.

-Conserva calientes los latkes en el horno mientras haces los demás.

-Unas cucharadas de perejil fresco picado animan el sabor de los latkes.

-Para darles un gusto  diferente, intenta agregarle una manzana agria finamente picada a la mezcla en lugar de la cebolla picada.

-El yogur natural es un excelente sustituto de la crema agria.

-Dependiendo del tamaño de tu sartén podrías freír varios latkes a la vez.

Sufganiot

Ingredientes

  • 50 gr. de levadura fresca
  • 1 taza y ½ de agua caliente con 1 cucharada de azúcar
  • 2 huevos 
  • ½ taza de aceite
  • ½ taza de azúcar
  • 1 cucharita de vainilla y 1 k de harina

Procedimiento

  1. En un bol grande  tamizá la harina y, de mientras dejas leudar la levadura en una taza con azúcar y agua calentita.
  2. A la harina le añades los huevos una vez revisados, el aceite, el azúcar, la taza con la levadura y ½ más con agua y la vainilla.
  3. Amasar hasta que no se enganche, cuesta un poquito, por que es una masa húmeda. Consejo: poner un poco de aceite en la palma de la mano.
  4. Dejá reposar la masa en bol tapado con film transparente durante una hora o hora y medio (si está en un sitio calentito sube antes).
  5. Transcurrido ese tiempo, volvela a amasar un poco y estirala con un rodillo hasta que queden masas de un dedo de grosor.
  6. Una opción es hacerlos de dos medidas, unos más pequeños y otros de un diámetro mayor, con bastante aceite a calentar(mejor una freidora, pero yo me apaño con el WOK) como unos cuatro dedos y los colocas de 5 en 5 más o menos y luego  escurrilos en papel absorbente.
  7. Una vez enfriados, los podes rellenar con mermeladas, crema de chocolate ….. y espolvoreados con azúcar impalpable.

Notas

Salen como 60 o 70 dependiendo del diámetro en que se corten las masitas.

¿Por qué el Guelt?

La palabra Hebrea “Janucá”, tiene la misma raíz que Jinuj, educación.

Los griegos estaban determinados en forzar el Helenismo en la población judía, a expensas de los ideales y mandamientos de la sagrada Torá. Desafortunadamente, fueron bastante exitosos en su emprendimiento.

Luego que los griegos fueron derrotados, fue necesario volver a educar a los judíos, volver a introducir en la mayoría de la población los valores de la Torá. A ello se debe el fuerte lazo que comparte Janucá con la educación.

Apropiadamente, durante Janucá es costumbre dar guelt (dinero) a los niños, a enseñarles a aumentar en caridad y buenas acciones, y a agregarle al espíritu de la festividad.

Esta sutil forma de “soborno”, es un componente esencial en el proceso de la educación. Maimónides discute la importancia de usar premios e incentivos hasta que el niño sea lo suficientemente mayor para entender independientemente la importancia de la belleza de la Torá y las mitzvot.

También hay una razón más profunda para esta antigua costumbre:

Maimónides escribe: “Los griegos pusieron sus manos sobre las posesiones de Israel”.

Los griegos invadieron las posesiones de Israel de la misma manera con la que contaminaron el aceite en el Templo Sagrado. No destruyeron el aceite, lo impurificaron. No robaron al pueblo judío; atentaron en infundir sus posesiones con los ideales Griegos, para que sean utilizados para fines impuros y egoístas, en vez de para fines sagrados.

El “Janucá guelt” celebra la liberación y mandato para dirigir la riqueza material hacia fines espirituales.

El Janucá guelt puede ser dado en cualquier momento de Janucá (menos en Shabat). Algunos tienen la admirable costumbre de dar el gelt cada noche de Janucá.

En Jabad, es costumbre dar guelt cada noche, pero entregar una suma más cuantiosa en la cuarta o quinta noche.

Por Israel Rice

Adhesión

En los ocho días de Januca encendemos una Menorá de ocho brazos. Pero no encendemos todas las velas cada noche. La primer noche, encendemos una vela, en la segunda dos, y así sucesivamente hasta que en la octava noche, las ocho velas brillan.

Esto demuestra claramente un tema básico en el Judaísmo: siempre debe haber un progreso constante. Pude haber encendido una vela ayer, iluminando mi vida y mi ambiente, pero esto no es suficiente para hoy; debo avanzar “de fuerza en fuerza”, dándole más sentido a mi vida. Si Di-s me dio vida hoy, entonces debe ser productiva, debemos progresar más allá de nuestro propio status-quo, de nuestras propias normas. Januca nos enseña que no debemos estar satisfechos con lo que ayer fue bueno.

En el Código de la ley Judía, las leyes de Trefot tratan sobre las anormalidades específicas físicas que hacen que un animal faenado apropiadamente (kasher) adquiera el status de uno no kasher. Un animal Kasher debe ser un animal sano, y una herida mortal o una herida que amenaza su vida lo hace inadecuado para su consumo.

En el capítulo 58, párrafo 7 de aquellas leyes, el código trae el siguiente escenario: Te encuentras en la orilla de un río y una especie de pájaros kasher vuela sobre ti. De repente, el pájaro se dirige en picada al agua cayendo con un estruendo. Ahora, nada con lentitud hacia la orilla. Estás hambriento, y te gustaría comerlo, faenarlo y almorzarlo. ¿Deberías asumir que ha sufrido un trauma interno y se ha herido con el impacto? ¿O hay una esperanza razonable que está vivo y bien, que si lo faenas y lo inspeccionas encontrarás sus órganos intactos?

La Halajá nos da la siguiente prueba: Si está nadando hacia arriba, contra la corriente, puedes estar tranquilo que se encuentra bien. Si está flotando con la corriente, entonces intenta determinar si el pájaro flota más rápido que la corriente o junto a la corriente. Si nada más rápido, puedes estas seguro que todavía está sano; si simplemente flota con la misma velocidad que la corriente, no te molestes…se está muriendo. En el judaísmo, vivir significa un auto mejoramiento constante. Significa estar constantemente proactivo.

Pude haber tenido una crianza inadecuada; puedo tener defectos de carácter, esa es una parte natural de nuestra condición humana. Pero no podemos resignarnos a nuestro carácter o comportamiento negativo. Debemos nadar contra la corriente cuando sea necesario, enfrentar a nuestras respectivas naturalezas. Puedo no ver la razón para nada contra la corriente.

Quizá me siento satisfecho con mi carácter y con el de mi comunidad. El Judaísmo me dice que no descanse sobre mis laureles, siguiendo la corriente positiva de mi vida o las normas virtuosas de mi sociedad. Debo ir más que aquella norma, más rápido que la corriente. Incluso cuando las cosas están bien, siempre hay lugar para mejorar.

Si sacio mi deseo de productividad con lo que ya he logrado, básicamente he dejado de vivir. La actitud judía de la vida es: Si Di-s te dio otro día, obviamente es porque hay algo más para hacer. Nunca hay que satisfacerse con lo que logramos ayer. No podemos sentirnos satisfechos hasta que nos hayamos perfeccionado a nosotros y a nuestro alrededor hasta el punto de llegar a vivir en un mundo tranquilo, pacífico y perfecto: un mundo del Mashiaj.

Por Rabí Mendy Herson

El Aceite, significado y misticismo

En hebreo, “hashemen”, significa “el aceite”; si se cambia el orden de las letras en la palabra, se obtiene la palabra neshamá que significa alma. 

Si se sigue re-arreglando las letras, se obtiene la palabra shemoná que significa “ocho”. Por ocho días, el aceite sirve como símbolo del alma, recordando el proverbio del Rey Salomón “el alma del hombre, es la lámpara de Di-s” (Proverbios 20:27).

• La Torá es comparada con el aceite, especialmente la parte esotérica, la parte interna de la Torá. Como se sabe la Torá tiene una parte de “Torá Revelada” (niglé) que incluye el Código de Leyes Judías, el Talmud, sus comentarios y que se considera el “cuerpo” de la Torá y la “Parte Oculta o Interna” (nistar- pnimiut HaTorá) que también recibe el nombre de “alma” de la Torá en donde se ubica el Jasidut. Así como el alma y el cuerpo se corresponden entre sí, del mismo modo existe una co- rrespondencia entre la “Torá Revelada” y la “Torá Interior”.

• El aceite simboliza la esencia destilada de todo y por tanto tiene las siguientes características: por un lado es distinto y separado de todo (por cuanto si estuviera li- mitado a cualquier objeto en particular, no podría ser al mismo tiempo el aspecto esencial de todas las cosas); sin embargo simultáneamente, por el hecho de ser esencia, también debe imbuirlo todo y encontrarse dentro de todo, por cuanto la esencia por definición existe y se encuentra en todas partes. Este concepto, al igual que todas las cuestiones relativas a la “Torá Interior” se expresa también en la “Torá Revelada”, incluso en la propia Halajá o ley práctica; pues por un lado, el aceite no se mezcla con ningún líquido, pero a su vez penetra en toda materia.

. Posee esas dos propiedades- en virtud de su carácter de Esencia -no se mezcla con ninguna otra cosa, pues es el núcleo esencial de toda fuerza vital, pero además se difunde y penetra en todos los objetos.

• El aceite simboliza el nivel de “Jojmá” o Sabiduría, que es el más alto de las Sefirot o atributos del alma que componen el “Árbol de la Vida”.

• En la historia de Janucá, los griegos contaminaron todo el aceite, (menos el jarro escondido) pues el aceite puro es el símbolo de la pureza del estilo de vida de los judíos basado en la Torá como expresión Divina.

Representa la luz interior, la espiritualidad y testimonia la Presencia Divina en el mundo.

¿Por qué el Guelt?

La palabra Hebrea “Januca”, tiene la misma raíz que Jinuj, educación.

Los griegos estaban determinados en forzar el Helenismo en la población judía, a expensas de los ideales y mandamientos de la sagrada Torá. Desafortunadamente, fueron bastante exitosos en su emprendimiento. 

Luego que los griegos fueron derrotados, fue necesario volver a educar a los judíos, volver a introducir en la mayoría de la población los valores de la Torá. A ello se debe el fuerte lazo que comparte Januca con la educación.

Apropiadamente, durante Januca es costumbre dar guelt (dinero) a los niños, a enseñarles a aumentar en caridad y buenas acciones, y a agregarle al espíritu de la festividad.

Esta sutil forma de “soborno”, es un componente esencial en el proceso de la educación. Maimónides discute la importancia de usar premios e incentivos hasta que el niño sea lo suficientemente mayor para entender independientemente la importancia de la belleza de la Torá y las mitzvot.

También hay una razón más profunda para esta antigua costumbre:

Maimónides escribe: “Los griegos pusieron sus manos sobre las posesiones de Israel”.

Los griegos invadieron las posesiones de Israel de la misma manera con la que contaminaron el aceite en el Templo Sagrado. No destruyeron el aceite, lo impurificaron. No robaron al pueblo judío; atentaron en infundir sus posesiones con los ideales Griegos, para que sean utilizados para fines impuros y egoístas, en vez de para fines sagrados.

El “Januca guelt” celebra la liberación y mandato para dirigir la riqueza material hacia fines espirituales.

El Januca guelt puede ser dado en cualquier momento de Januca (menos en Shabat). Algunos tienen la admirable costumbre de dar el gelt cada noche de Januca. En Jabad, es costumbre dar guelt cada noche, pero entregar una suma más cuantiosa en la cuarta o quinta noche.

Por Israel Rice