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Un noble propósito

En Ki Tetzé aprendemos que el acreedor puede exigir garantías antes de ofrecer un préstamo, aunque el deudor sea pobre. Pero la Torá nos ordena no exigir un artículo que el deudor requeriría durante el curso normal de su día. Por ejemplo, si usa su única almohada, el acreedor debe devolverla durante la noche.

La Torá concluye con las palabras, “y él te bendecirá, y será para ti como un acto de caridad ante Di-s”. Rashi explica que incluso si el deudor no lo bendecirá por este amable acto, será meritorio ante Di-s.

Reb Levi Itzjak de Bardichev, amplió la idea de Rashi: algunos realizan una acción amable porque buscan la bendición del destinatario. Este versículo nos enseña que la mejor manera de realizar una mitzvá no es por la recompensa, aunque inevitablemente vendrá, sino por el bien de Di-s. Debemos realizar la obra de caridad porque Di-s nos lo ordenó, no por interés. Es decir, se debe dar caridad solo por la mitzvá, ni siquiera por la recompensa prometida por Di-s.

A Rabi Israel Baal Shem Tov una vez le informaron, por decreto Celestial que había perdido su parte en el mundo venidero, por lo que declaró alegremente que tenía la oportunidad de servir a Di-s sin motivo oculto, ni por la recompensa. Pronto se le informó que su porción Celestial le había sido restaurada y se había duplicado.

Parashá en síntesis: Behaalotjá

Esta parte se inicia con el precepto encomendado a Aharón:  encender las luces de los siete brazos del candelabro ubicado en el Santuario. 

El término utilizado para “encender” es Behaalotjá, que en forma literal significa “cuando hagas subir”, cuando eleves. Aharón tenía que encender las llamadas hasta tanto estas se pudieran mantener encendidas por sí solas. 

Las luces de la Menorá del Santuario son el símbolo del alma judía. “La Luz de Di-s es el alma del hombre”. La misión de Aharón era elevar espiritualmente a los judíos, no sólo encendiendo la llama del Judaísmo, sino engendrando en ellos el amor a Di-s, de modo que pudiera mantenerse por sí solo sin necesidad de depender de una inspiración externa. 

Aharón personificó la paz y el amor al prójimo. Tuvo el mérito de acercar a los judíos a la Torá, en vez de simplificar la Torá para bajarla al nivel en que ellos estaban. Elevó el nivel espiritual de las personas para que vivieran según lo establecido en la Torá. 

Simplificar el cumplimiento de los Preceptos atenta directamente contra la esencia y la existencia del Judaísmo, produciendo un ritual sin significantes y un vacío espiritual.

Aún cuando la instrucción del encendido fue dada a Aharón, es aplicable a todos los judíos en el ámbito espiritual, porque cada uno es miembro del “pueblo de sacerdotes” y le corresponde iluminar su camino y el de los demás con la Luz de la Torá. 

La función de la mujer judía es de gran relevancia, pues se le concedió el privilegio del encendido de las velas de Shabat y de las festividades; ella es el soporte espiritual del hogar y, por tanto, posee las fuerzas necesarias para promover la paz y la armonía, alumbrando tanto a los suyos como al mundo exterior. 

Aharón cumplió con entusiasmo la mitzvá del encendido de la Menorá. Lo hizo personalmente con gran precisión durante toda su vida, aun cuando estaba autorizado para delegar esta función en sus hijos; ello nos demuestra la importancia de la disciplina y la constancia en el Judaísmo. 

Los viajes que tuvieron que hacer los judíos durante su travesía por el desierto eran guiados por la Voluntad Divina, mediante las “Nubes de Gloria” que indicaban su estadía en determinado lugar o el avance hacia otro. A veces llegaban a lugares desagradables como Mará, o a otros con mayores recursos de agua y árboles.

Nunca, durante los 40 años, supieron la duración de su estadía en determinado lugar, demostrando así su aceptación y el deseo de seguir a Di-s, independientemente del lugar en donde se encontraban. 

La salida de un lugar a otro era anunciada por tres señales: la “nube de Gloria” apostada sobre el Tabernáculo se transformaba en una columna recta. Moshé proclamaba “Kuma Hashem” (“levantate”), conminando a la Nube a partir y, finalmente, los Cohanim tocaban las dos trompetas de plata con el sonido correspondiente a la partida. 

Por iniciativa del erev rav (Aquellos que salieron con los judíos de Egipto), los Bnei Israel empezaron a pedir carne, además del maná, que era lo único que recibían. Moshé se lo comunicó a Di-s y Éste, a pesar de su enojo con el pueblo por haber sucumbido al deseo de  comer carne, hizo aparecer las codornices (slav) en abundancia, para que comieran de ellas hasta que se saciaran y les repugnara, y se dieran cuenta de que aún las cosas más hermosas y deseables se convertían en lo contrario, si se tenían en exceso. 

Parasha Zajor

Este Shabat luego de la Parshá que corresponde a la semana (Truma) leemos parshat Zajor (DEVARIM 25:17/19) “Recuerda lo que Amalek hizo contigo en el camino cuando salisteis de Egipto… borrarás la memoria de Amalek…” El motivo por el cual Ha- shem ordenó a los judíos borrar la existencia de Amalek es por el odio que estaba implantado en ellos contra nosotros a tal punto que fueron los primeros que nos enfrentaron en guerra, no por de- fensa ni por territorio, sino sólo por odio.

Traducido y adaptado libremente Rosh Jodesh Adar II, 5738 (1978)

…Como ustedes seguramente saben, la parte especial adicional de la Torá, Parshat Zajor, que se lee en el Shabat antes de Purim, contiene los mandamientos de recordar lo que Amalek, el archienemigo del pueblo judío, le hizo a nuestro pueblo cuando se dirigía a recibir la Torá en el Sinaí.

El sigiloso ataque, no provocado de Amalek fue calculado para sacudir la creencia en Di-s y moderar su entusiasmo por Su Torá y mitzvot [mandamientos].

Hamán, descendiente directo de Amalek, fue impulsado por el odio a los Judíos, porque “sus leyes son diferentes de las de cualquier otro pueblo”, como la Meguilá relata. Del mismo modo, todos los amalekitas subsiguientes, Hamanes de todas las épocas, odiaban a los judíos.

Sin embargo, “Amalek” – en un sentido más amplio – representa todos los obstáculos que un judío encuentra en su camino, de recibir y cuidar la Torá y mitzvot con entusiasmo y alegría en la vida cotidiana.

Y así Parshat Zajor nos viene a recordar y nunca olvidar, que “amalekitas” existen en cada generación y en cada día y época, y que no debemos permitir que nos disuada o desaliente cualquier Amalekita en cualquier forma. 

Podemos preguntar: “¿Por qué Di-s ha hecho esto así?”

¿Por qué debería un judío enfrentarse a tales pruebas y dificultades? 

La respuesta es, que cada judío ha recibido las fuerzas necesarias para superar todos esos “amalekitas”, y se espera que las utilice, a fin de demostrarse a sí mismo y a los otros que nada lo disuadirá, ni enfriará su fervor, en la observancia de la Torá y mitzvot de conformidad con la voluntad de Di-s.

Y una vez que reconoce que cualquiera que sea la dificultad que encuentra, es realmente una prueba de su fe en Di-s, y resuelve con firmeza hacer frente al desafío, pronto verá que ningún “Amalek” está a la altura de competir con la fuerza Divina del alma judía.

De hecho, lejos de ser obstáculos insuperables, resultan ser catalizadores y ayuda para lograr mayores logros, habiendo sido fundamentales en la movilización de las capacidades internas que de otra manera habrían permanecido inactivas.

Esta es también la fuerza llevada a cabo en el Meguilá [de Esther], en el ejemplo de Mordejai el judío, que “no dobló la rodilla ni se prosternó” ante Hamán.

Como resultado de esta postura indomable, no sólo el poder de Hamán fue totalmente quebrado, sino que muchos enemigos se convirtieron en amigos, como la Meguilá nos dice que “muchos de los pueblos de la tierra se convirtieron en ”judíos”, pues el temor a Mordejai cayó sobre ellos”.

Quiera Di-s conceder a cada uno de ustedes de ir de fuerza en fuerza, en emulación de Mordejai el Judío, avanzando en todas las cuestiones de judaísmo, la Torá y mitzvot, con gozo y alegría de corazón, y que todos sean benditos con la plenitud de “la luz, alegría, regocijo y honor”, tanto en el sentido llano, así como en el interior del significado de estos términos, de conformidad con la interpretación de nuestros Sabios – “Luz – esta es la Torá … honor – son los Tefilín “- ya que la Torá y las Mitzvot,” “por su propio mérito, son los canales y los recipientes para recibir y disfrutar de las bendiciones de Di-s en todas las necesidades, materiales y espirituales.

Deseando a todos y cada uno de ustedes un feliz Purim, y que su inspiración pueda estar con ustedes todos los días del año.

FRASE

Nuestros Sabios han declarado: Incluso si todas las festividades se vuelven obsoletas, Purim seguirá siendo vigente. En la Era Mesiánica, la alegría y la tranquilidad de las fiestas será una experiencia cotidiana. Su función será la de una vela a la luz del día. Sin embargo, incluso en ese avanzado clima espiritual, la elevación de Purim seguirá siendo algo que celebrar. 

(Rabi Shneur Zalman de Liadi)

Lo que debemos saber acerca de la Parashá de Shekalim

La Parshá de Shekalim se encuentra en el Libro de Shemot desde el capítulo 30, versículo 11 hasta el 16. Esta sección trata acerca de la donación del medio shekel (ciclo de plata) que debían aportar todos los varones mayores de veinte años. Dicho dinero era utilizado para los menesteres del Santuario.

Conozcamos más detalles:

En la época del Gran Templo, cada judío debía aportar medio shekel anualmente -lo que constituía una mitzvá positiva-, utilizado para adquirir los sacrificios comunitarios que se ofrecían diariamente. Estos sacrificios eran adquiridos con la donación del medio shekel de ese año, y de ningún otro.

Todos tenían el deber de cumplir esta mitzvá, aun el pobre que obtenía su sustento mediante la caridad. Si la persona no tenía medio shékel debía pedir dinero prestado, o empeñar o vender alguna de sus prendas, pues el versículo expresa (Éxodo 30:15): “El rico no dará más y el pobre no dará menos, de medio shékel” Asimismo, el medio shékel no podía ser pagado en cuotas.

Todas las contribuciones de medio shékel debían llegar al Gran Templo antes de Rosh Jodesh Nisán, pues en esa fecha se hacían las asignaciones del tesoro para la compra de los sacrificios comunales que se traían durante el año. De igual forma, era necesario que cada judío participara de esos sacrificios puesto que servían de expiación para el pueblo entero.

Se solían realizar anuncios públicos -desde Rosh Jodesh Adar-recordando a la gente que trajera su medio shékel, de modo que cada uno tuviera tiempo suficiente para reunir los fondos y dar su contribución en el momento apropiado. El 15 de Adar, los recolectores comenzaban a establecerse en cada ciudad y solicitaban que se les trajeran las contribuciones. Quien no traía el medio shékel en ese momento, no era obligado a hacerlo. El 25 de Adar los recolectores se instalaban en el Gran Templo, y a partir de esa fecha, aquellos que no hubiesen traído su contribución eran forzados a hacerlo.

Los Sabios estipularon que en el Shabat inmediatamente anterior a Adar o en Rosh Jodesh mismo, si fuera Shabat- debía leerse la sección de la Torá que trata acerca del medio shékel, pues en Shabat la nación entera se reúne en las sinagogas y casas de estudio para escuchar la lectura de la Torá. La Parshat Shkalim que se leía entonces servía como el primer llamado para el cumplimiento de la mitzvá en el momento apropiado.

Hoy en día, cuando no tenemos el Beit HaMikdash, los sacrificios, ni la mitzvá del medio shékel, leemos no obstante Parshat Shkalim en la época correspondiente para que por medio de su lectura nos sea considerado como si realmente hubiésemos cumplido la mitzvá, como expresa el versículo (Hoshéa 14:3): Te tributaremos la plegaria de nuestros labios en lugar del sacrificio de novillos; es decir, nuestras plegarias ocuparán el lugar de los animales que ya no podemos sacrificar -y del mismo modo, de las mitzvot que no podemos cumplir-.

Existe otra razón: los Sabios ordenaron que la sección de Shekalim fuera leída en su momento adecuado aún hoy día, ya que dado que oramos por la pronta reconstrucción del Beit HaMikdash, es nuestro deber familiarizarnos con la forma correcta de cumplir este precepto.

La mitzvá del medio shékel es muy apreciada por el pueblo de Israel, pues nos enseña a amar inmensamente a nuestros semejantes, puesto que todos somos iguales ante Di-s, y el más importante de los servicios Divinos -la ofrenda de los sacrificios comunales- era cumplido por igual por todo el pueblo. No existen ricos o pobres delante de Di-s, ni favorecidos o desfavorecidos. Todos están próximos a Él y Él recibe con agrado los sacrificios que ofrecen, expiando todos sus pecados.

Mishpatim “No quebrar sino santificar”

“Y estas son las leyes” (Shemot 21:1)

Acabamos de leer, la semana pasada, en la Parshá de Itró, sobre la entrega de la Torá en el Monte Sinaí con voces y relámpagos. Ahora queremos saber qué es lo que contiene esta Torá, entregada desde el Cielo en un evento tan estruendoso. Comenzamos a estudiar esta semana sobre los preceptos entregados en Sinai y ¿qué vemos?: ‘Leyes’- preceptos simples y básicos, que hacen a la relación del hombre con su prójimo, instrucciones que nuestra propia lógica dicta seguir incluso sin un mandato de la Torá de por medio.

 Los párrafos de Itró y Mishpatim representan, a simple vista, dos extremos opuestos: En la Parshá Itró leemos sobre la revelación Divina, sobrenatural, celestial, la supra racional. Mientras que en el párrafo de Mishpatim se habla de temas terrenales, cotidianos, asuntos que también comprende la lógica del hombre simple.

VERDADERA UNIDAD

Desde una perspectiva más profunda, justamente estas dos Parshiot, cuyo contenido es tan opuesto, son dos etapas que se complementan en la extraordinaria innovación gestada por la entrega de la Torá. El objetivo del evento del Sinaí fue eliminar la brecha existente entre el mundo del espíritu y la realidad material, e introducir la Torá y la santidad literalmente en el seno del mundo; unificar el espíritu con la materia.

El principio radica aquí en que no se trata de que la santidad Divina desplace, anule y quiebre a la realidad terrenal, sino que ésta perdure tal cual es, en su carácter de una existencia material encadenada a las limitaciones de este mundo, y conjuntamente con ello more ahí la Santidad Supernal. Ésta es la verdadera unión del espíritu con la materia.

DESHACER LAS ESTRUCTURAS

La primera etapa de unión entre el espíritu y la materia es la descripta, en el párrafo de Itró: “Y descendió Di-s sobre el Monte Sinaí”1- la extraordinaria revelación Divina. Voces y relámpagos, un terrible temblor que conmovió al mundo todo. En las palabras del Midrash2: “el pájaro no gritó, el ave no voló, el toro no mugió… el mundo estaba callado y silencioso” En el pueblo judío, esta revelación Divina causó una profunda anulación, al punto que escaparon del Monte y se pararon a lo lejos. Ésa fue la primera parte- Hashem descendió aquí ‘abajo’.

Pero el objetivo es, como se dijo, que este mundo no anule su ser, sino que prosiga funcionando como un mundo material- pero siendo un instrumento al servicio de la Santidad. Por ello fue necesaria la segunda etapa, la desarrollada en Parshat Mishpatim: este párrafo, que trata sobre las leyes monetarias y de daños y perjuicios, los temas realmente mundanos, enseña cómo debe cumplir el judío los preceptos de Di-s dentro de su vida terrenal. Justamente son los mandamientos ‘sencillos’ y lógicos enumerados en esta Parshá, los que indican el camino a través del cual la santidad se enviste en el mundo, se acomoda en él, hasta convertirse en parte del mismo.

LA FE COMO BASE

La Parshá de Mishpatim nos enseña que santidad no se limita sólo a la anulación absoluta y la auto elevación más allá de la vida terrenal. Por el contrario, la santidad se manifiesta también en las pequeñas cosas de la vida cotidiana cuando se llevan a cabo de acuerdo al mandato de la Torá, como ser la indemnización del damnificado, la actitud correcta frente a un valor confiado en depósito, el pago del salario a su tiempo, etc. Esta es la manera de generar una verdadera comunión entre la Santidad Divina y la vida práctica y material.

Pero para que el judío previamente posea esta fuerza de introducir santidad también en el seno de la vida rutinaria, se requiere de la etapa de la Parshá de Itró- la revelación Divina sobrenatural. La base de todo es la fe y anulación absoluta a Hashem. Sólo como continuidad de ello se está en condiciones de santificar también a la vida cotidiana.

Likutei Sijot tomo 16, pag 242

Beshalaj: Éxodo parte II

Después de que Di-s envió a Moisés para decirle al pueblo judío que pronto los redimiría, y el sufrimiento solo empeoró, leemos la respuesta de Di-s al clamor de Moisés: “¿Por qué has maltratado a este pueblo?”

Dios responde: “Yo soy HaVaYaH ”, un nombre que significa la esencia misma de lo divino.

¿Cómo responde esto al clamor de Moisés?

La gran revelación llega a través de un gran sufrimiento. Cuanto mayor es el esfuerzo, mayor es el logro.

Estamos aquí para revelar la esencia de Di-s en el mundo. La esencia se revela sólo bajo una enorme presión, como los diamantes del carbón. Cuando salimos de Egipto, obtuvimos un diamante: una conexión con Dios.

Esta es la respuesta de Di-s a Moisés: “Estoy profundizando mi conexión contigo y eso se logra a través del sufrimiento”.

Pero eso fue sólo la punta del iceberg.

En el matrimonio, al principio existe una conexión poderosa. Sin embargo, a lo largo de años de lucha y adversidades, la pareja forja una conexión infinitamente más profunda.

Así es nuestra conexión con Di-s. Cuando salimos de Egipto, nuestro vínculo era poderoso. Sin embargo, ahora que hemos soportado dificultades y sufrimientos inimaginables en este exilio, durante dos mil años, imaginen cuán increíble se ha vuelto nuestra conexión.

Pronto, cuando llegue el Mashiaj , experimentaremos el fruto de nuestro trabajo. Di-s revelará Su esencia y seremos uno.

Por Yitzi Hurwitz

 

Bó: La generación del mañana

“Y será cuando te pregunte tu hijo mañana diciendo ¿qué es esto?” (Shemot 13:14)

A continuación de los milagros de la salida de Egipto y la plaga de los primogénitos, aparece en el final del párrafo bíblico de esta semana, el precepto de santificar a los hijos de los primogénitos. En referencia a ello, nos dice la Torá: “y será cuando pregunte tu hijo mañana diciendo ¿qué es eso? Le dirás a él con mano fuerte nos sacó Di-s de Egipto”. Este es el precepto de transmitir el mensaje también a los miembros de la generación siguiente.

El término “mañana” requiere explicación. ¿Por qué la Torá ve necesario marcar cuándo llegará esa pregunta del hijo? En todo momento que el hijo pregunte debe contestarle.

 

TODO DESDE EL PRINCIPIO 

La respuesta a este interrogante la encontramos en el comentario de Rashi: “hay un mañana inmediato y hay un mañana después de un tiempo”. Como ejemplo Rashi cita el texto en el libro bíblico de Yehoshua: “mañana dirán vuestros hijos a los nuestros”

Allí se relata cómo cuando concluyó la conquista de la tierra de Israel y su distribución entre las tribus, al volver los hijos de la tribu de Gad y de Reuvén para tomar posesión de su herencia en la orilla oriental del Jordán, erigieron ahí un altar, explicando que su función es servir de recuerdo para los hijos que puedan llegar a cuestionar: ¿qué tienen que ver ustedes con el Di-s de Israel?

En este texto vemos que el uso del término ‘mañana’ implica el tiempo de una nueva generación, que desconoce lo ocurrido con la generación anterior, e incluso se siente extraño y ajeno a las realidades de la generación que le antecedió. A esta generación hay necesidad de relatarle todo desde el principio y acercarla a la herencia de los antecesores.

 

PREGUNTAN PARA CLARIFICAR

Esto está aludido en las palabras de Rashi: “hay un mañana inmediato y un mañana después de un tiempo”. Es decir: esta es “la generación del mañana” que a pesar de ello sigue siendo ‘inmediato’. Se siente cercano al mundo de los padres, aspira a seguir su camino y vivir de acuerdo a sus creencias y fe. También él pregunta sobre el judaísmo, puesto que se trata de un ‘hijo’ y no conoce mucho. Pero estas son preguntas para clarificar temas. Desea saber y comprender qué se hace, cómo se hace y por qué se hace, para poder cumplir con las directivas de la Torá a conciencia y con espíritu de alegría. En este caso no hay duda que debe respondérsele a los interrogantes y ex- plicarle el mundo del judaísmo de la Torá.

 

PREGUNTAR POR SER AJENO

Pero también hay “un mañana de después de un tiempo”. Es la “generación del mañana” que se siente parte de otro tiempo y de otra época. Es esta una generación que no tiene vínculo alguno con el mundo de sus padres y la vida, en base a sus creencias. Sus integrantes no son sólo el fruto del des- creimiento sino se sienten ajenos a la vida judía.

Y es aquí donde nos dice la Torá algo novedoso: también con un ‘hijo’ como este, siendo que se trata de ‘tu hijo’, tienes la responsabilidad de res- ponder a sus preguntas con amor y pa- ciencia, e ingresarlo bajo “las alas de la Presencia Divina”. También ese hijo es un hijo único del Altísimo, y es nuestro deseo acercarlo a su Padre Celestial y hacerle llegar la luz de la Torá.

Cuando se dedica atención y amor a todos los ‘hijos’, se arman los “ejércitos de Hashem” que realmente pronto serán merecedores de ingresar a la verdadera y completa redención a manos de Mashíaj Tzidkeinu.

 

LIKUTEI SIJOT TOMO  31, PAG. 61

Bó: La oscuridad por dentro

Las últimas tres plagas ocurrieron en Egipto antes de que el pueblo de Israel abandonara la esclavitud. La novena plaga, la oscuridad, es descrita en la porción semanal de la Torá de esta semana. “Ningún hombre vio a su hermano, ni nadie se  levantó de su lugar”.

Con esta descripción, un evento en la historia se convierte en contemporáneo y actual. La plaga de la oscuridad se hizo parte de la historia atemporal del hombre, símbolo de aflicciones análogas que no admiten inmunidad. La oscuridad física simple de la noche se convierte en una enfermedad del individuo, del alma. No hay ceguera como el egoísmo que mancha a otros hombres en nuestro punto de vista, la oscuridad que previene a uno de ver a su hermano. Esta es la plaga dirigida hacia el exterior.

Otro aspecto de la oscuridad-aflicción es la satisfacción con lo que uno es, el estancamiento que evita el crecimiento del hombre, de elevarlo de su lugar. Hay una presumida arrogancia en  la sentencia tan común que la gente hace generalmente: “Soy un buen hombre”. Ese tipo de gente, ciegos a sus deficiencias, se vuelven insufribles, nunca se animan a considerar la posibilidad  que pueden ser imperfectos.

Estos son los universales en la plaga de la oscuridad, el egocentrismo que excluye a otros hombres de la consideración, y la felicidad que nos aseguran que hemos obtenido la conclusión del bien.

La oscuridad nos mantiene alejados de vernos a nosotros o a los otros.

*POR ZALMAN POSNER

Vaerá: una mezcla de bestias salvajes

Por: Yitsjak Meir Kagan

Las primeras tres plagas con las cuales Di-s castigó a los Egipcios fueron Sangre, Ranas y Piojos. Cuando les advirtió sobre la cuarta plaga de los animales salvajes, el Todopoderoso declaró:

…”Y en ese día, haré distintiva la Tierra de Goshen, en donde mi pueblo vive, y no habrá mezcla de animales salvajes”(Éxodo (8:15)

Cuando las primeras tres plagas fueron discutidas, ¿por qué la Torá no dijo explícitamente que no afectaron a los Judíos? Si fue tan obvio que no era necesario ser especificado, entonces ¿por qué la Torá sí lo hace con la cuarta plaga?

Algunos comentaristas explican que las primeras tres plagas sí afectaron a los Israelitas. Otros, sin embargo, dicen que esto no es posible, ya que si hubiera sido así, entonces, ¿cómo forzarían a Paró a que decida sacar a los Judíos de Egipto?

Según Rashi, el simple texto nos dice que los Judíos sí sufrieron de las primeras tres plagas. El propósito de las primeras dos (sangre y ranas) era para atacar al dios de los Egipcios, por lo tanto, era esencial que la plaga fuera ilimitada, afectando también el Nilo, incluso en el asentamiento de Goshen donde se encontraban los Judíos. Porque si el “dios del Nilo” no hubiera sido afectado allí, entonces Paró podría haber pensado que el Nilo en Goshen es más poderoso que Di-s.

El mismo razonamiento se aplica para la tercera plaga, que el propósito era mostrarle a Paró que la plaga no era trabajo de magos, sino de Di-s. Si los piojos hubieran afectado solo una parte de la tierra, los hechiceros hubieran pensado que era obra limitada de hechiceros humanos (Moisés y Aharon).

La cuarta plaga, mezcla de animales salvajes, no era para mostrar la impotencia de los dioses Egipcios y hechiceros, por lo tanto, no era necesario que afectara a todos los habitantes. Aquí Di-s declaró:…”Voy a distinguir la Tierra de Goshen etc…”

Con la llegada de la plaga de la mezcla de animales salvajes, a algunos podría haberle parecido que el Todopoderoso había eliminado todas las barreras naturales, límites y distinciones. Animales de naturalezas completamente diferentes, inherentemente hostiles entre sí, estaban ahora dando vueltas juntos, ¿no podría decir esto que la diferencia inherente entre el Judío y no-Judío también había sido abolida?

Para anular completamente esta suposición, Di-s declaró: “Haré una separación entre mi pueblo y tu pueblo”, ¡no solo entre Paró y Moisés, sino también entre cada Egipcio y Judío, incluso aquellos que no quisieron salir de Egipto!

La lección es clara. Hay una plaga de “mezcla” y confusión en el mundo. Límites naturales y distinciones han sido rotos, la asimilación, la línea entre nuestra nación y otras. Nunca antes hubo tanta necesidad de intensificar la distinción, y de implementar la declaración del Todopoderoso.

Actuar y Rezar

“Y Di-s Todo-poderoso os concede piedad” (Bereshit 43:14)

Nuestra Parshá nos cuenta sobre la hambruna que golpeó a la tierra, y sobre el descenso de los hermanos de Iosef a Egipto para adquirir alimentos. Shimón fue apresado en Egipto en carácter de rehén; el dinero abonado en Egipto es enigmáticamente encontrado en sus bolsos; finalmente se les ordena retornar a Egipto con Biniamín.

En un principio, Iaakov intenta oponerse al viaje de Biniamín: “a mí me habéis hecho perder mis hijos: Iosef no está, Shimón no está y a Biniamín habéis de tomar… ¡mi hijo no descenderá con ustedes! Sólo obligado por las circunstancias es que accedió a ello. 

Las Tribus ven en la situación imperante un castigo por la venta de Iosef, como declararon “en verdad nosotros somos culpables puesto que vimos su sufrimiento… por eso nos toca esta desgracia”

¿POR QUÉ LA PLEGARIA AL FINAL?

¿Qué hacen los judíos en un momento de apremio? El primer acto que se requiere llevar a cabo es rezar a Hashem. Así se condujo Iaakov en sus situaciones difíciles anteriores. Cuando quiso salvarse de Eisav, ante todo rezó, y sólo después tomó medidas naturales- le mandó un regalo y se preparó para la batalla.

Sin embargo, en este caso, para gran asombro observamos una reacción opuesta: en primer lugar, Iaakov instruye a sus hijos a actuar por la vía natural- aprovisionarse con obsequios y una suma de dinero del doble de lo que habían recibido de vuelta en sus bolsos, y sólo en el final de sus palabras les dice Iaakov: “Y el Di-s Todo-poderoso os conceda piedad”, lo que Rashi explica : “a partir de ahora no les falta a ustedes nada, salvo una plegaria, me pongo a rezar por ustedes”. 

Sus palabras dan lugar a interpretar como que la plegaria es sólo un tema secundario, que viene a continuación de todas las acciones naturales. ¿ Por qué se condujo Iaakov de esta forma?.

LA NATURALEZA Y LA PLEGARIA

La conducta de Iaakov podrá ser explicada como consecuencia de la manera con que se le presentaron a él las cosas. Las Tribus no revelaron a Iaakov su sospecha que los sucesos que estaban teniendo lugar eran un castigo por la venta de Iosef. Ellos presentaron el tema como una situación natural que puede ser solucionada fácilmente. Sobre ello, Iaakov reaccionó6 diciendo: “si es así hagan lo siguiente”. O sea, si es tal cual dicen ustedes, que aquí no hay una situación problemática especial generada desde Arriba’, sino que se trata de una circunstancia normal y natural, entonces también ustedes deben actuar por la vía natural.

Pero Iaakov no se da por satisfecho con ello y dice a sus hijos, que también cuando uno no espera milagros y una salvación por una desgracia, sino que pide éxito en los procesos naturales- también entonces debe rezar a Hashem. 

Por lo tanto, después de indicarles actuar por la vía natural, les dice: “me pongo ahora a rezar por ustedes”.

RECORDAR LO PRINCIPAL

Hay una diferencia más entre Iaakov y sus hijos: ellos veían en lo que les pasaba un tema privado y personal, mientras que Iaakov, como uno de los Patriarcas, cuyos actos tenían un carácter de “señal para los hijos”- veía en todo lo que le ocurría un tema trascendente para todo el pueblo judío. Por eso no aceptó las explicaciones normales de sus hijos, y entendió que estamos frente a una situación que requiere de una plegaria y una invocación de la Misericordia Divina. Sólo que su respuesta a sus hijos fue desde la perspectiva de aquellos.

Iaakov nos enseña, que también en la vida cotidiana no hay que contentarse con la acción natural sino que siempre también hay que rezar a Hashem. Es verdad que hay que actuar por la vía natural, como está escrito: “Y te bendecirá Hashem, tu Di-s en todo lo que hagas” específicamente- pero debe recordarse que lo fundamental está en las manos del Cielo- “es la bendición de Hashem la que enriquece”


(Likutei Sijot Tomo 25, Pág. 227)