El significado de las diez plagas

No es casualidad que Di-s haya enviado a Egipto diez plagas.

En una ocasión, Moisés se acercó a Paró y le dijo: Así dijo el Amo de Israel, “Deja salir a mi pueblo, y déjalos que Me celebren en el desierto”. (Éxodo 5:1)

Paró respondió: “¿Quién es el amo, que debo escucharlo para dejar salir a Israel? Yo no lo conozco y tampoco dejaré salir a Israel” (Éxodo 5:2)

Pero de hecho, Paró sí conocía el concepto de Di-s. Los Egipcios adoraban ídolos de todo tipo, y hasta Paró se consideraba uno de ellos. Pero no creía en un omnipresente, ni en un Todopoderoso Di-s quién creó absolutamente todo.

Sabemos que Di-s creó el mundo con Su palabra; para ser mas precisos, con diez expresiones. Pero Paró negó estas diez.

Y así también las diez plagas corresponden a los diez elementos con los cuales Di-s creó el mundo, cada uno demostrando un aspecto independiente de la creación, algo que fácilmente podría ser atribuido a la “naturaleza”, y fue enteramente de las manos de Di-s.

La plagas probaron que Di-s realmente es el omnipresente, y el Todopoderoso Creador.

1. Sangre: La primera plaga, la cual eliminó el agua potable, estableció que Di-s manda sobre el agua.

2. Ranas: Durante la plaga de las ranas, éstas llegaron a meterse dentro de los hornos de piedra, lo cual probaba que Di-s está por arriba de las creaciones de hombre físico.

3. Piojos: Con la tercera plaga, piojos, que comenzó desde el polvo, fue sabido que Di-s está por arriba de todo el polvo de la tierra.

4. Animales salvajes: La cuarta plaga, en la cual los animales salvajes destruyeron todo lo que se les aparecía en el camino, demostró que Di-s está por sobre todos los animales de la tierra.

5. Pestilencia: A través de la enfermedad esparcida por todos los animales, fue sabido que Di-s controla todo el aire que respiramos.

6. Sarpullido: El sarpullido en todo el cuerpo de los Egipcios establecieron que Di-s puede causar que las personas sufran o sean curadas.

7. Granizo de fuego y hielo:Esta plaga declaró que Di-s controla el elemento de fuego.

8. Langostas: Cuando las langostas consumieron todos los cultivos, fue claro que Di-s controla toda la vegetación de la tierra.

9. Oscuridad: Con la oscuridad que permaneció en los Egipcios por varios días, Di-s demostró que solo Él puede cambiar lo que se encuentra en el cielo.

10. Muerte de los primogénitos: Con esta plaga se demostró que Di-s está por arriba de los ángeles y mundos espirituales.

Por: Malkie Janowski

Solo Pésaj tiene un día de recuperación

Desde un punto de vista práctico, Pésaj es la única festividad cuya observancia central puede pasarse por alto fácilmente debido a circunstancias fuera del control de uno.


Por ejemplo, con suficiente esfuerzo, uno casi siempre puede asegurarse detener acceso a un Shofar para Rosh HaShaná, un Lulav y un Etrog para Sucot, etc.

Por otro lado, en la época del Templo, la pieza central de Pésaj era comer el korbán (ofrenda) de Pésaj con matzá y las hierbas amargas.
Ahora bien, esto solo podía hacerse enlas proximidades del Templo de Jerusalem (o antes, el Tabernáculo), y uno tenía que estar en un estado de pureza ritual.

Debido a estos obstáculos logísticos, era concebible que alguien se perdiera la ofrenda de Pésaj y, por lo tanto, necesitara aprovechar una “segunda oportunidad”. (Esto también explica por qué el Segundo Pésaj es solo para aquellos que no comieron la ofrenda; y no es para que los que no comieron Matzá, maror, leyeron la Hagadá, etc., se pongan al día).

Leemos en la Torá que cuando se acercaba el primer aniversario del Éxodo y Di‐s instruyó al pueblo de Israel a traer la ofrenda de Pésaj en la tarde del 14 de Nisán, “había, ciertas personas que se habían vuelto ritualmente impuras través del contacto con un cadáver, y no podían, por lo tanto, preparar la ofrenda de Pésaj en ese día.


Se acercaron a Moshé y Aarón y dijeron:‘¿Por qué deberíamos estar privados y no poder presentar la ofrenda de Di‐s a su tiempo, entre los hijos de Israel?’

En respuesta a su súplica, Di‐s estableció el 14 de Iyar como el Segundo Pascua (Pésaj Sheni) para cualquiera que no pudiera traer a ofrenda en el momento señalado en el mes anterior.


La razón más profunda.
Los maestros jasídicos explican que el tema subyacente de Pésaj Sheini es el concepto de teshuvá (“retorno”), y que nunca es demasiado tarde para corregir nuestros errores.

Para citar el HaIom Iom del 14 de Iyar:
Pésaj Sheini es que nunca es demasiado tarde. Siempre es posible arreglar las cosas.
Incluso si uno era ritualmente impuro, o uno estaba lejos, e incluso en el caso en que esta (impureza, etc.) fuera deliberada, puede corregirlo.

El Rebe explica que esto está ligado únicamente a la Pesaj, que marca el “nacimiento de la nación judía”.
Puedes perder muchas cosas (autobuses, exámenes, reuniones de trabajo e incluso vuelos) y recuperarlas más tarde. Pero si pierdes nacer, perdiste todo.
Por lo tanto, Di‐s quiere que cada persona, incluso aquellos que se perdieron deliberadamente el primer Pésaj, tengan una segunda oportunidad, enseñando que nunca es demasiado tarde para corregir nuestras deficiencias.

Al conmemorar este día, debemos tomar en serio la lección de que no importa cuán lejos podamos llegar o cuán impuros nos hayamos vuelto, Di‐s allanará el camino para nosotros si queremos hacer las paces sinceramente.

El agua que se secó completamente

En la Hagadá de Pésaj alabamos a Di-s por los milagros que nos realizó en la salida de Egipto. Entre las alabanzas decimos: “Cuántos niveles de favor nos ha concedido el Omnipresente”. Una de ellas dice: “Si hubiera partido el mar para nosotros y no nos hubiera hecho pasar por él en seco -Daieinu- hubiera sido suficiente!”. 

Nos explica sobre esto el Abudraham, que aquí agradecemos a Di-s haber cruzado el mar por un camino totalmente seco, sin haber siquiera residuos de agua y barro. Sin duda hubiera sido suficiente partir para nosotros el mar, aunque hubiera quedado allí algo de lodo.

Se plantea el interrogante: ¿Acaso este tipo de favor fue tan importante como para nombrarlo entre estas alabanzas, que incluyen la partición del mar, la entrega de la Torá, la entrada a la Tierra de Israel o la construcción del Beit Hamikdash? ¿Qué hay de extraordinario en que Di-s nos haya evitado pisar el barro?

DESPUÉS DE LA PLEGARIA 

Esto se comprenderá de acuerdo al significado místico de Kriat Iam Suf, la partición del mar. Una de las diferencia entre el mar y sequedad consiste en que en la superficie todo está revelado y al descubierto, mientras que el mar cubre y oculta lo que hay dentro de él.

“Mar” en un sentido más amplio representa a los “mundos supremos espirituales”que permanecen ocultos ante nuestros ojos y captación. Y esa es la esencia mística de la partición del mar: se rompió el ocultamiento y quedaron al descubierto los mundos superiores. Por eso todos mostraron con el dedo y proclamaron “Este es mi Di-s” y lo que vio una esclava de Divinidad en el cruce del mar no lo vio siquiera Ezequiel, el grande entre los profetas.

También en el servicio a Di-s del hombre, existe el proceso de Kriat Iam Suf. Cuando reza, la persona se encuentra en un estado de subordinación y nulidad frente a Di-s. La Luz Divina brilla en su alma. Pero luego, cuando se dedica a los asuntos mundanos, este sentimiento queda oculto y gana espacio el ego. Es necesaria entonces “la partición del mar”- que la Verdad Divina que está oculta en su fuero interior irradie en su persona a lo largo de todo el día.

LA FUERZA FUE ENTREGADA 

En esto consiste la alabanza a Di-s de “nos hizo cruzar por el mar en lo seco” y no quedó nada de barro y lodo. La permanencia del lodo implica que queda aún un poco de agua; que tapa sobre el fuero interior. Es decir, queda un “ocultamiento”. Aunque sea que se trata de una medida mínima, pues en su mayoría logramos que nuestra Divinidad interior nos ilumine también en “lo seco”- lo mundano y terrenal. En lo que hace a nuestra conducta brille la Luz Divina durante todo el día, solo que en lo que hace a nuestros sentimientos internos puede perdurar el ego frente a Di-s.

Este es el gran favor que Hashem nos hizo partiendo el mar sin que quede nada de lodo. Nos dio la fuerza de anular totalmente el mal interior. En la revelación Divina que tuvo lugar durante Kriat Iam Suf nos prodigó de fuerza -para todas las generaciones- para lograr una conciencia plena de “colocar frente a mí a Di-s siempre” de manera tal que todos los aspectos de nuestra vida terrenal se vean como nulos frente a la presencia de Di-s.

Likutei Sijot, tomo 3, Pág. 1016.

El festín de mashiaj

Uno de los elementos más importantes de Pesaj, la festividad que celebra la libertad del pueblo judío, es que sirve como preparación para la Redención completa y eterna a través de nuestro justo Mashíaj.

Así el versículo declara: “Yo revelaré maravillas [en el tiempo de la Redención final que son] semejantes a [aquellas que fueron reveladas en] el tiempo de vuestro éxodo de Egipto”. De hecho, el éxodo de Egipto abrió el canal para hacer posibles a todas las redenciones subsiguientes, incluyendo la final.

Más específicamente, los primeros días de Pesaj se relacionan la mayor parte con el éxodo de Egipto, mientras los últimos días están más estrechamente asociados con la Redención venidera. Esto puede ser también visto de las Haftarot leídas durante los dos días finales, versando sobre el tema de cada uno de estos días.

Adicionalmente, se celebra y conmemora con una comida que señala la santidad que impregnará al mundo físico entero cuando Mashíaj venga. Pues en ese tiempo “la gloria de Di-s será revelada, y toda carne observará…”. Este permear de lo material por lo espiritual es mejor comprendido por la santificación del alimento.

Dado que el judío – de acuerdo con el principio que todas las acciones de uno deberían ser en aras del Cielo – come aún una comida ordinaria con la intención de traer santidad a este mundo, ¡cuánto más así con respecto a una comida en un día sagrado! Seguramente, entonces, el especial “Festín de Mashíaj” de Ajaron Shel Pesaj de una vez al año nos permite comprender mejor cómo toda condición física será imbuida de santidad en el tiempo de la Redención.

El efecto de este evento especial no está, por supuesto, limitado al día de Ajaron Shel Pesaj mismo. Más bien, la idea es que debería afectar al judío a lo largo de todo el año, para que todo lo que él haga en relación con el mundo terrenal sea colmado de santidad y espiritualidad, semejante a la espiritualidad que abarcará al mundo con la llegada de Mashíaj.

Además, la lección de Ajaron Shel Pesaj no está limitada a la relación del hombre con el mundo físico, sino que también se vincula con la espiritualidad interior de todo judío.

Pues el nivel de Mashíaj está en el núcleo de toda alma judía. Ajaron Shel Pesaj permite a cada judío revelar este núcleo a lo largo del año, permitiendo, con eso, servir a Di-s con la misma fibra de su ser.

Basado en Séfer HaSijot 5748, Vol. II, págs. 384-386.

Extraído de “Días solemnes” de editorial Bnei Sholem

El séptimo día de Pésaj

El séptimo día de Pésaj, Shevishel Pésaj, no se considera una Festividad por sí misma, como es el caso de Sheminí Atzeret, el octavo día de Sucot.

Por el contrarío, este día constituye la conclusión de la Festividad de Pésaj y por ende no recitamos la braja Shehejeianu en el Kidush ni en el encendido de las velas.

El séptimo día de Pésaj marca el día en que muchos milagros fueron realizados para nuestros antepasados en el lam Suf.

La Torá (Éxodo 12:15) expresa: El séptimo día será declarado santo para vosotros; ningún trabajo se hará en él. En la mayoría de las veces que la Torá hace referencia al primer día de Pésaj, se hace mención del Éxodo de Egipto.

Sin embargo, al hablar sobre la observancia del séptimo día de Pésaj, no se hace ninguna referencia al milagro de la partición del mar que tuvo lugar en ese día. 

Además, cuando la Torá relata este milagro en parshat Beshalaj, ¡no se hace mención alguna del día en que ocurrió! Como ya hemos visto, las Festividades no fueron dadas al pueblo de Israel para marcar la caída de sus enemigos, sino más bien para conmemorar la salvación de la nación judía.

El Santo, bendito sea, no se alegra con la destrucción de los malvados, y nosotros, por ende, tampoco hemos de celebrar este hecho. Al pueblo de Israel se le ordenó observar el séptimo día de Pésaj como festivo aún antes de que éste supiera que los egipcios tenían por destino perecer ahogados en el mar en este día. Es por ello que la Torá hace caso omiso de la relación entre el séptimo día de la Festividad y la partición del mar.

La esencia de la celebración de este día es la canción que Moshé y todo el pueblo junto entonaron por inspiración Divina; un cántico que tuvo el privilegio de ser incluido en la Torá, uno que Di-s y Sus huestes celestiales oyeron.

Aunque la Torá no consideró importante mencionar la fecha en que los egipcios fueron tragados por el mar, una tradición oral trasmitida por los Sabios sustenta esta afirmación y una vez que se permitió escribir la Torá Oral —conocimientos que son trasmitidos oralmente—, este hecho quedó también registrado para todas las generaciones sirviendo de fuente escrita para ello. 

Extraído de “Nosotros en el tiempo” editorial Kehoté

La cuenta del Omer

El mandato bíblico de contar el ómer


La Torá escribe: “Y contaréis desde el día siguiente del Shabat , desde el día en que ofrecéis el omer [ofrenda] elevada, siete semanas completas serán; hasta el día siguiente de la séptima semana contaréis cincuenta días” ( Levítico 23: 15-16).

Estos versículos nos ordenan contar siete semanas desde el momento en que el omer, la ofrenda de cebada nueva, fue traído al Templo, es decir, desde el día dieciséis de Nisán.

Comenzamos nuestro conteo en la segunda noche de Pésaj (la noche del segundo Seder en la Diáspora) y continuamos hasta Shavuot.

En realidad contamos cuarenta y nueve días, pues nuestros Sabios tenían una tradición que decía que el uso de la palabra cincuenta en la Torá significaba hasta el quincuagésimo día.

El conteo del Omer es una mitzvá anual . Todos los días, durante siete semanas (49 días), contamos cuánto tiempo ha transcurrido desde el segundo día de Pésaj

(16 de Nisán ).

El “Omer” es una antigua unidad de medida de grano (equivale aproximadamente a 43 oz). El primer día del conteo del Omer (el segundo día de Pésaj ), se ofrecía un omer de cebada de la cosecha fresca en el Sagrado Templo y, a partir de ese día, se permitía consumir el grano de la nueva cosecha.

 

Es la única mitzvá que dura 3 meses

El Omer se cuenta de noche, estando de pie, a continuación de la plegaria nocturna, Maariv (también llamada Arvit).

La bendición:

Baruj ata Ad-o-nai, Eloheinu melej haolam, asher kideshanu bemitzvotav, vetzivanu al Sefirat haOmer.

Bendito eres Tú, Ad-o-nai nuestro Di-s, Rey del universo, que nos ha santificado con Sus mandamientos y nos ha ordenado lo concerniente a la Cuenta del Omer.

Hoy es …… días del Omer.

Que el Misericordioso restaure el Beit Hamikdash a su sitio, rápidamente en nuestros días; Amén.

Para el Director del Coro; un canto con música instrumental un Salmo. Di-s tenga gracia con nosotros y nos bendiga, que haga resplandecer Su semblante sobre nosotros para siempre; para que sea conocido Tu camino en la tierra, Tu salvación entre todas las naciones. Las naciones Te alabarán, Di-s, todas las naciones Te alabarán. Las naciones se alegrarán y cantarán jubilosamente, pues Tú juzgarás a los pueblos con justicia y guiarás a las naciones de la tierra para siempre. Los pueblos Te alabarán, Di-s; todos los pueblos Te alabarán, pues la tierra habrá rendido su fruto, y Di-s, nuestro Di-s, nos bendecirá. Di-s nos bendecirá; y todos, desde los más remotos rincones de la tierra, Le temerán.

Te imploramos, con el gran poder de Tu diestra, que liberes al cautivo.

Acepta la plegaria de Tu pueblo; fortalécenos, purifícanos, Reverenciado.

Poderoso, Te imploramos, guarda como la niña del ojo a aquéllos que procuran Tu Unicidad.

Bendícelos, purifícalos; concédeles por siempre Tu misericordiosa rectitud.

Poderoso, Santo, en Tu abundante bondad, guía a Tu congregación.

Único y Soberbio, vuélvete hacia Tu pueblo que recuerda Tu santidad.

Acepte nuestra súplica y escucha nuestro clamor, Tú que conoces los pensamientos secretos.

Bendito sea el nombre de la gloria de Su reino por siempre jamás.Amo del universo, Tú nos has ordenado por medio de Moshé, Tu servidor, contar Sefirat HaOmer, a fin de purificamos de nuestra iniquidad e impureza. Tal como has escrito en Tu Torá “Contaréis para vosotros desde el día siguiente al día de descanso, desde el día en que traéis el Omar como ofrenda mecida, [la cuenta será] siete semanas completas. Hasta el día posterior a la séptima semana contaréis cincuenta días”, a fin de que las almas de Tu pueblo Israel sean purificadas de su impureza. Por consiguiente, sea Tu voluntad, Ad-o-nai nuestro Di-s y Di-s de nuestros padres, que en mérito  del Sefirat HaOmer que conté hoy, sea rectificado el daño que he causado en la sefirá …(especifíque la sefirá que corresponde a ese día), y que yo sea purificado y santificado con la santidad suprema. Que de este modo se conceda abundante generosidad sobre todos los mundos. Que rectifique nuestro néfesh, rúaj y neshamá de toda bajeza y defecto, y que nos purifiques y santifique con Tu suprema santidad. Amén, séla.

La Cabalá de la Keara

De acuerdo con el Ari Z”L (Rabí Itzjak Luria), la Keará representa las diez Sefirot (emanaciones Divinas).

El plato mismo, cuando se hace de la plata o de oro, representa la sefirá de Maljut (reinado). Las tres matzot, colocados a la cabeza de la Keará representan las sefirot de Jojmá (sabiduría), Biná (Entendimiento intuitivo), y Daat (sentido común).

En la esquina superior derecha de la Keará está el zeroa (pata de cordero, o cogote de pollo asado) que representa a la sefirá de Jesed (bondad). En la esquinas superior izquierda es la Beitzá (huevo duro), que representa a Gevurá (fuerza).

En el centro de la Keará está el maror (hierva amarga, rábano picante) que representa a la sefirá de Tiferet (Belleza / Armonía). Esta es una mezcla de Jesed y Gevurá, tal vez como el maror que comienza dulce y se convierte en amargo.

El jaroset, colocado debajo del zeroa, representa a Netzaj (Victoria). El Karpas (cebolla o papa hervida) representa la sefirá de Hod (Magnificencia).

¿Por qué el zeroa es asociado con Jesed y la Beitzá con Gevura?

La palabra hebrea zeroa nos recuerda el zeroa netuiá, el brazo extendido, el Jesed es la bondad Divina que nos fue mostrada, que nos trajo nuestra salvación. La Beitza es un alimento tradicional de duelo, cuya forma ovalada representa el círculo de la vida con sus altibajos. El huevo se asocia con Guevurá, un tiempo de pérdida, cuando hay un aparente ocultamiento de la bondad.

Por: Malkie Janowski

Fe ciega

Pesaj comenzaba dentro de pocos instantes.

Yo tenía 16 años y tenía que volver a casa en el Bronx. Si bien estaba en la zona, el tren en el que viajaba sufrió un desperfecto. Pregunté a un alma caritativa sobre mi dirección de destino y me dijo: “¡Hijo,tienes un largo camino aún!”

Al pasar por una Ieshivá, me topé con un grupo de estudiantes que acababa de terminar la cocción de las últimas matzot para Pesaj.

El libro místico, Zohar, explica que la matzá es el “pan de fe,” y comiéndolo se nutre el alma. Cuando me acerqué, el mismo Lubavitcher Rebe me dio una Matzá Shmurá y me preguntó si podía entregar algunas a una familia.  

Lo mejor hubiera sido que tomara un taxi desde la estación del subte, pedirle al chofer que esperara, entregar la matzá, y llegar a casa a tiempo para nuestro Seder familiar. Pero era demasiado tarde para tomar un taxi. Encontré la dirección que resultó ser un proyecto de albergue para ciegos. Golpeé la puerta y vino un hombre sin camisa, tatuajes y una barriga enorme. “Perdón, usted es el Sr. Fulano de Tal?” pregunté. “Sí” dijo.

Noté la hogaza de pan de centeno en medio de la mesa, definitivamente no se trataba de una comida de Seder tradicional. Dije: “El Rebe me envió”.

“¿El Rebe? Oh, por favor, entre” dijo. En la cocina diminuta había una mesa pequeña, algunas sillas y un plato caliente. Yo mismo no entendía lo que estaba haciendo allí, entregando la matzá a una familia que no estaba celebrando Pesaj.

Le pregunté al hombre si quería realizar un Seder.

Estuvo de acuerdo y llamó a su esposa. Ella entró, visiblemente embarazada, con dos pequeñas niñas, quizás de cinco o seis años. Ambas niñas eran ciegas.

Limpiamos la mesa. Puse una kipá en la cabeza del hombre y comenzamos el Seder. Intenté recordar las bendiciones en el orden apropiado, pero era difícil sin una Hagadá. Comimos la matzá y usamos agua y vasos de papel para evocar las cuatro copas de vino. Intenté pensar lo que el Rebe haría si estuviera en mi lugar. Empecé a decirles algunas cosas que había aprendido del Rebe. Les dije que tenemos que tener fe. En esta noche, Di-s liberó a nuestros antepasados de la esclavitud, y Él nos liberará, también. Ellos parecían absorber cada palabra.

Les dije que en Pesaj, salimos de nuestro Egipto personal a la libertad, y que Di-s no pone sobre nuestros hombros más de lo que podemos llevar. Una vez que lo sabemos y lo creemos, nos liberamos.

Cantamos las canciones con las niñas y el tiempo voló. A la 1:00 de la mañana, la mujer puso a las niñas a dormir y tenía que preguntarle al hombre cómo conoció al Rebe. Resultó ser que era un curtidor de cueros y conocía a un rabino que trabajaba en otra sección de la planta.

La esposa del curtidor había quedado nuevamente embarazada. Existía una fuerte posibilidad de que este niño, también, naciera ciego, por lo que su doctor recomendó un aborto. El hombre estaba muy deprimido y no sabía qué hacer. Le preguntó a este rabino, que sugirió que escribieran una carta al Rebe de Lubavitch. El Rebe les respondió que debían tener fe en Di-s y tener el niño.

Cuando estaba a punto de salir, el hombre dijo: “Mi esposa y yo no estábamos seguros acerca de esto. ¿Cómo se supone que tenemos que tener fe? ¿Cómo se supone que debemos tener esperanza? Pero esta noche, oyéndote hablar de la fe y cómo Di-s nos da la fuerza para superar nuestro Egipto personal, entendemos.”

Su hijo nació con la visión perfecta. Con el tiempo, perdí la huella de esta familia, pero después de años supe que las hijas se habían casado y que cada una tenía varios niños, y todos veían a la perfección…

Describir el amor del Rebe por cada iehudí es imposible. Por eso, decidí escribir esta nota.

Rabi Boruj Shlomo Cunin

Milagros

Era la noche de Pésaj. Las velas se encendieron, la casa brillaba, y la mesa festiva fue preparada. Toda la familia vestía su ropa más fina. Los niños no podían esperar a que empezara el Seder, pero el padre parecía un poco triste.

¿Qué le molestaba? Sólo había encontrado a dos iehudim para invitar, en lugar de la docena usual. El Seder no sería el mismo. El padre, un judío adinerado repartía enormes sumas de tzedaká (caridad).

En su empresa empleaba a muchas personas, y siempre intentaba crear más fuentes de trabajo. Su casa estaba abierta a los pobres y necesitados, y cada Shabat y fiesta se llenaba de invitados. Sin embargo, este año, el clima había sido terrible, y los caminos estaban vacíos. Por ello, había pocos extraños para invitar.

De repente, alguien golpeó a la puerta. Esperando que pudiera tratarse de un invitado, el hombre corrió para abrirla. “He perdido mi camino en la nieve,” el extraño se disculpó. “Le pido, como un simple judío que por favor me permita participar en su Seder de Pésaj.” “Es usted bienvenido!” el judío adinerado contestó alegremente. La gastada ropa del extraño estaba completamente mojada. Los dientes del pobre rechinaban.

El padre pidió a uno de sus hijos que trajeran rápidamente una muda de ropa para cambiarse, pero el extraño insistió en que no era necesario. “La ropa que visto está bastante bien. Además, estoy seguro que se secará cuando retornemos del Templo”. Todos se preguntaron por qué el extraño era tan renuente a partir con su ropa sucia.

El hombre puso su mochila en el suelo y se fue a la Sinagoga con su anfitrión. Cuando vinieron a casa, los niños notaron que su padre estaba tratando a este invitado con mucha deferencia. Este fue ubicado a la cabeza de la mesa, y el padre siguió sonriéndole como si fueran viejos amigos. “Maguid” el padre anunció, y todos empezaron a recitar la Hagadá.

Todos, es decir, salvo el extraño que no abrió su boca. El hombre ni siquiera daba vuelta las páginas. De vez en cuando, parecía como si estuviera durmiendo… Cuando llegó el momento de la comida, el extraño se irguió. Sus modales en la mesa eran atroces. Llenaba su boca con comida, tomaba las cosas con las manos, y pedía repetir.

Pero el anfitrión continuó tratándolo respetuosamente y sirviéndole todo lo que pedía. Después de que la tercera copa de vino fue vertida y estaban a punto de recitar las gracias después de las comidas, el padre pidió atención a todos. “Niños” dijo, “esta noche es una mitzvá contar la historia del Éxodo. También es un tiempo apropiado para recontar los milagros que uno ha experimentado personalmente…” Y procedió a relatar un evento que le había pasado años atrás, cuando una vez había salido de viaje comercial con otros dos judíos.

Después de varias horas, debido a una fuerte tormenta de nieve, su carro y dos caballos aparecieron en medio de un bosque. Estaba completamente oscuro. “De repente, vimos una luz en la distancia. Estábamos alborozados cuando descubrimos que había una casa, pero nuestra alegría no duró demasiado.

Nos habíamos topado con la guarida de un grupo de ladrones. “Inmediatamente tomaron mi dinero y el reloj de oro con cadena. Los ladrones decidieron que debían matarme. Pedí por mi vida, pero sin efecto. “En ese momento, entró un hombre y preguntó de qué trataba todo esto. ¡Cuando me vio atado en el suelo dijo: ¡Déjenlo ir!

Si él muere, muchos otros morirán con él ‐todos los obreros que el emplea y todas las personas pobres que apoya. Trabajé para él, y puedo decirles de primera mano que es un hombre bueno. Déjenlo ir. Háganlo por mí”

“A la mañana nos permitieron salir. El hombre que salvó mi vida nos acompañó hasta llegar al camino. Si quieren saber su identidad, está sentado a mi lado…” ¡Los niños miraron la silla de al lado de su padre ‐ pero estaba vacía! No habían notado que el extraño había desaparecido. Lo buscaron, pero no lo hallaron. Dada la prisa, se había olvidado de llevar su mochila. Después de Iom Tov la abrieron, y encontraron el reloj de oro y su gruesa cadena y algo de dinero.

¿Por qué primero comemos Matzá sola, y maror solo (hierbas amargas) y después el sándwich de Matzá y maror?


Además de una serie de explicaciones halájicas para esta práctica, hay una lección importante en este sándwich. Todos tenemos fortalezas y debilidades: la parte buena de nuestra personalidad y el lado oscuro.

Matzá es símbolo de esas fortalezas y Maror representa las debilidades.

Nuestro lado positivo viene del alma. Así como la Matzá no leva, tampoco la esencia del alma tiene ego. Tiene una impronta Divina y es la base de las fortalezas de nuestra personalidad. Esa chispa de pureza nos da la capacidad de superar el egocentrismo y convertirnos en seres humanos desinteresados y morales.

Pero hay otra fuerza egocéntrica que reside en nosotros conocida como el impulso animal. Esta fuerza es la fuente de conducta egoísta, respuestas emocionales inapropiadas y comportamiento destructivo. Los desafíos y luchas internas que provoca esta parte de nuestra personalidad están representados por la amargura del Maror.

En el Seder es una mitzvá comer estas hierbas porque la verdadera libertad solo se puede lograr si estamos listos para reconocer nuestro lado débil y oscuro y trabajar para mejorarlo.

Inicialmente los comemos por separado porque son diferentes y provienen de dos fuerzas distintas dentro de nuestra identidad. Pero eventualmente estas dos partes deben unirse como un sándwich. La parte amarga de nuestro carácter no tiene que desaparecer, se puede transformar.

Cada emoción negativa tiene un propósito y puede ser poderosa y positiva si se canaliza correctamente. Controlar a los demás puede transformarse en autocontrol, la ira puede convertirse en pasión y los celos pueden canalizarse en una sana ambición.

Incluso nuestro lado oscuro no es intrínsecamente malo. Si el impulso animal aprende a tomar la guía y la dirección del alma, puede conver‐tirse en una fuerza poderosa. El Maror por sí solo es amargo, pero protegido y controlado por la Matzá se convierte en un delicioso sándwich.