¿Porción o suerte?

Di-s habló a Moshé, diciendo: “A estos se repartirá la tierra… A los más numerosos aumentaréis su hacienda, y a los menos disminuirás su hacienda; a cada cual según su número se dará su hacienda… No obstante, la tierra será dividida por sorteo… Por decreto del sorteo se dividirá cada hacienda [tribal], sean muchos o pocos.” Números 26:52-56

“Afortunados somos: cuán buena es nuestra porción, cuán dulce nuestro sorteo, y cuán hermosa nuestra herencia.” – De las Plegarias Matutinas

Nosotros, los seres humanos -al menos los organizados- nos enorgullecemos por la medida de control que ejercemos sobre nuestras vidas. Planificamos nuestra educación, decidimos con quién casarnos, escogemos una comunidad, proyectamos una carrera, y ahorramos para cuando nos jubilemos. Tomamos crédito por nuestros logros y asumimos responsabilidad por nuestros fracasos. La vida, insistimos, es una cuestión recíproca, en la que cosechas lo que siembras y obtienes exactamente aquello por lo que pagas.

Pero muy a menudo nos enfrentamos a una situación que no es de nuestra elaboración ni está bajo nuestro control. Algo que parecía tan fácilmente a nuestro alcance, se mantiene incomprensiblemente escurridizo, mientras que otra cosa desafía todos nuestros esfuerzos por evitarla. En esos momentos nos damos cuenta de que en nuestras vidas hay una dimensión en la que no somos sino receptores pasivos de lo que se nos confiere desde lo Alto.

Y luego están aquellos aspectos de nuestra personalidad y experiencia que no pertenecen a ninguno de los mencionados; no son ganados ni son otorgados. Cosas -tales como el amor a nuestros hijos, nuestro deseo de vida, nuestra búsqueda de significado y propósito, nuestro compromiso con Di-s, que simplemente no podrían ser de otra manera. Cosas que son parte integral de quiénes y qué somos.

En el cuadragésimo año luego de su éxodo de Egipto, cuando el pueblo judío se disponía a entrar y tomar posesión de la Tierra Santa, Di-s instruyó que dos diferentes -de hecho conflictivos- criterios se emplearan para repartir la tierra entre las tribus y familias de la recién nacida nación.

Por un lado, debía ser una división racional, con la parte de cada familia planeada conforme su número – “al más numeroso aumentarás… y a los menos disminuirás”. Por otra parte, cuando se trató de determinar qué parte de la tierra debía darse a qué tribu, se echaron suertes.

El sorteo es la antítesis de la lógica y la razón: “Por decreto del sorteo se dividirá cada hacienda [tribal], sean muchos o pocos”

Después de los milagros del Éxodo y su milagrosa existencia en el desierto, el pueblo de Israel estaba ingresando ahora a una fase más natural de su historia; estaba por radicarse en la tierra, trabajar su suelo, y establecer las instituciones comerciales y sociales de una entidad geopolítica. No obstante, como resaltó el sorteo, perduró una dimensión supranacional de su existencia, un aspecto de Providencia Divina que no puede definirse o explicarse, sobre su destino.

Herencia

Además de “porción” (jélek) y “sorteo” (goral), la Torá emplea también un tercer término para describir a Israel tomando posesión del país. “Yo os traeré a la tierra”, promete Di-s a Moshé en Egipto, “…y Yo os la daré a vosotros como herencia”1. En ésta y numerosas otras ocasiones, Di-s Se refiere a la Tierra Santa como la Ierusha, “herencia”, de Israel.

La racional “porción” y el suprarracional “sorteo” tienen una cosa en común: ambos describen la adquisición de algo (en nuestro caso, una parcela de tierra) que el adquirente no poseyó anteriormente.

“Herencia”, por otra parte, no es la adquisición de algo sino la afirmación de un derecho natal; la hacienda no llega a manos del heredero porque él la haya ganado o porque le fuera otorgada, sino a causa de quién es él.

De hecho, según la ley de la Torá, una herencia no constituye un cambio de titularidad, sino una extensión de la titularidad del padre2.

En otras palabras, en nuestra tenencia de la Tierra Santa hay tres dimensiones:

Cada uno de nosotros posee una “porción” en ella, una parcela que refleja nuestras fortalezas cualitativas y cuantitativas.

También se nos ha otorgado un “sorteo”, una parte suprarracional, incuantificable.

Pero también es nuestra “herencia”, implicando un nexo integral esencial con lo que somos, más que con lo que hemos logrado o se nos ha dado.

Tierra privada

Estos tres niveles de relación no incumben solamente a nuestra pertenencia de la Tierra Santa, sino a cada área de la vida.

Todos y cada uno de nosotros posee una “parcela en el mundo”, nuestra propia porción de recursos de la tierra y nuestra esfera personal de influencia en la sociedad. Es nuestra misión en la vida desarrollar esta parcela individual y convertirla en “Tierra Santa”, insuflar santidad y Divinidad en aquella parte de la Creación hacia la que se extiende nuestra influencia. Al hacerlo, somos orientados por una lógica repartición de papeles, por un suprarracional “echado de suertes”, y por nuestro “patrimonio”, las cualidades integrales de nuestra identidad misma.

En el nivel racional, los talentos, aptitudes y oportunidades que dan forma a la vida de la persona delinean el rol que la Providencia Divina le ha asignado. En consecuencia, encuentra su lugar en el propósito global de Di-s en la Creación como un erudito o comerciante, un artista u obrero, un científico o un político. Aquí se aplica el principio de “a los más numerosos aumentarás, y a los menos disminuirás”; la vida se mide en términos de los logros de la persona.

Pero luego hay muchos aspectos de la vida que desafían el análisis racional; las circunstancias, sucesos y experiencias que “se abaten” sobre la persona de una manera aparentemente aleatoria y arbitraria. El mérito y el valor no juegan ningún rol; ésta es una hacienda dispensada “por el decreto del sorteo… sean muchos o pocos”

La persona los confundirá frecuentemente con “casualidad”. Pero los así llamados aleatorios avatares del destino no son menos la mano de la Providencia Divina que el lado racional de la vida. Por el contrario: El “echado de suertes” por parte de Di-s expresa un elemento más profundo de Su involucración en los asuntos del hombre, una involucración que es demasiado excelsa como para ser capturada por cualquier fórmula lógica, como para que nuestros ojos terrenales puedan percibirla sólo como un “arbitrario” sorteo. Estos son dones demasiado potentes como para aprovecharse con las herramientas convencionales de intelecto e instinto; nosotros sólo podemos abrirnos a sus posibilidades y hacernos receptivos a sus inesperadas gratificaciones.

Finalmente, cada uno de nosotros tiene esos momentos de la vida en los que se afirma nuestra esencia misma. Momentos en los que somos impulsados no por nuestra razón y talentos, ni por las fuerzas trascendentes que hacen impacto en nuestras vidas, sino por nuestro ser más profundo, más esencial: un ser que es una misma cosa con su Fuente Suprema.

La vida es la suma de estos tres elementos.

Vivir es desarrollar y perfeccionar las propias facultades racionales. Es ser receptivo a los misterios de la vida, aprender a reconocer y responder a las oportunidades implícitas en los giros más esotéricos del destino. Y vivir es estar armonizado con el núcleo de verdad en la médula de la propia alma, al propio patrimonio como hijo de Di-s.

Basado en Likutéi Sijot, Vol. XXVIII, pags. 176-181

Notas:

1.Exodo 6.8.2. Véase Talmud, Bavá Batrá 159a; Responsa Tzofnat Paaneaj, cap. 118; ibid., Miluím 13a.

Comenzar a caminar

¿Recuerdas tus primeros pasos?

Al principio, tus padres solían tomarte de tus brazos, y te paseaban alrededor de la habitación. Otro día, se paraban delante tuyo, todavía sosteniendo tus brazos. De pronto, te sueltan, y te mantienes solo tambaleándote.

Corres hacia tus padres. Quizás llegando hasta su brazos, o quizás cayendo. En cualquiera de los casos, nunca realmente has dejado su abrazo, porque todo ese tiempo que sus brazos han estado abrazándote a centímetros de tu cuerpo, estaban preparados para dejarte caer, pero también para enlentecer tu caída si eso hubiera sido necesario.

Probablemente nunca hayas notado esos brazos que te rodeaban. ¿Cómo podrías haberte dado cuenta si cada músculo de tu pequeño cuerpo, y cada célula de tu cerebro estaba concentrado en el esfuerzo de poner un pequeño pie delante del otro, tratando de llegar hasta tu mama?

¿Quién no ha experimentado esa horrible sensación en el curso de nuestra vida? ¿Quién no se ha sentido abandonado por Di-s? Pero Di-s, dice el Maestro Jasidico, Rabi Israel Baal Shem Tov, está solamente actuando como un padre enseñándole a su hijo a caminar. Nunca abandonamos Su abrazo, aunque aveces no sentimos Sus brazos rodeándonos.

Imagina la sorpresa de Moisés cuando Di-s le dijo: “no te voy a decir lo que tienes que hacer. Haz lo que tu propio entendimiento te diga”

Di-s ya había hablado con Moisés muchas veces, pero siempre le decía lo que hacer. Ve hacia el Faraón, Moisés. Dile esto y amenázalo con aquello. Envía las plagas, parte el mar, junta el Maná todas las mañanas, pero recuerda, doble porción los viernes y nada en Shabat. Yo soy tu Di-s. Etc…

Luego, un día, los hijos de Israel tienen esta idea. Déjanos enviar un espía, le dijeron a Moisés, para que vaya a ver la tierra de Cnaan, la cual Di-s nos ha obligado conquistar..

” Di-s no ha dicho nada sobre enviar espías”, dijo Moisés.

“Pero creemos que es una buena idea, pregúntale”.

Entonces Moisés le pregunta y Di-s le responde: “yo no te voy a decir lo que tienes que hacer. Haz lo que tu propio entendimiento te diga”

El Pueblo de Israel finalmente envía a los espías. Su misión fue un fraude. La entrada de los Judíos a la Tierra Santa fue retrasada cuarenta años, y todo el curso de la historia judía se vio alterada.

La nación, de dos años, estaba empezando a caminar.

Por: Yanki Tauber

¿Por qué la Torá hace referencia a Ieoshua como “bin” Nun?

Pregunta:

Cuando la Torá menciona los nombres de los espías (Números 13:4-15), a todos se les hace referencia como “Tal y tal “ben”(hijo de) tal y tal”. La única excepción es Ieoshua, quién es llamado Ieoshua “bin” Nun. ¿Por qué bin y no ben?

Respuesta:

En el comentario de Najmánides en Éxodo 33:11, sugiere que las dos palabras deben ser leídas juntas como “binnun”. Ese nombre viene de la palabra hebrea “Biná”, “el que entiende”, y se le fue otorgado a Ieoshua por respeto a sus capacidades intelectuales.

Otras explicaciones que yo encuentro:

La Torá nos dice que Ieoshua era el estudiante de Moisés por excelencia. “Su asistente, Ieoshua Bin Nun, un muchacho, no se iba de su carpa[del estudio]” (Éxodo 33:11)

Nos enseñaron que el estudiante de uno es considerado como su hijo. Algunos usan esta idea para explicar por qué Ieoshua era llamado “bin” Nun. Podría haber sido el hijo biológico de Nun, pero en cierta forma, también el hijo de Moisés. 

El Jatam Sofer, ofrece otra explicación. El Midrash declara (Midrash Raba, Génesis 47), que cuando Di-s cambió el nombre de Sarai a Sarah (Génesis 17:5), la letra hebrea “Iud”, que fué removida de su nombre (para ser substituida por una “Hei”) se sentía agraviada. ¿Por qué no podría ser mas parte del nombre de esta Santa mujer? Di-s hizo este cambio prometiendole hacer cambios en un futuro. Esto fue llevado a cabo cuando Moisés le agregó la letra “Iud” al nombre de Ieoshua, que originalmente era Hoshea (Números 13:16)

En su estado original, cuando era la última letra del nombre de Sarai, la “iud” no tenía una vocal, como es el caso con la mayoría de las letras que entran al final de una palabra hebrea o nombre. Ahora, la “iud”, al estar en el comienzo del nombre de Ieoshua, es necesario la vocal “sheva”, que se compone de dos puntos alineados verticalmente. Estos dos puntos fueron “prestados” de la vocal “Segol” que normalmente está por debajo de la palabra “ben”, que son tres puntos constituidos en forma de un triángulo. Esto deja solo un punto para la palabra “ben”. Un punto es la vocal “Jirik”, que cambia la pronunciación a “bin”.

Con los mejores deseos,

Rabino Baruj S. Davidson

No existe algo así como un antisemita

La Torá relata cómo cuando los Hijos de Israel levantaban el campamento para embarcarse en sus viajes por el desierto, Moshé proclamaba: “Levántate, oh Di‐s, dispersa a Tus oponentes y haz que Tus enemigos huyan de delante de Ti…”
El emperador romano Adriano era un odiador de judíos incurable.
Una vez, mientras paseaba con gran pompa, visitando a sus súbditos, observó a un judío entre la multitud de simpatizantes; “¿Qué, un maldito judío insulta a mi Majestad saludándome en público? ¡Llévenselo y crucifíquenlo!”

Rápidamente corrió la voz de la acción despótica de Adriano, y la próxima vez que Adriano salió de gira, un judío que tuvo la mala suerte de estar en las inmediaciones se aseguró de mantenerse alejado de la multitud, no pronunciar palabras de saludo y permanecer agazapado al borde del camino. Una actitud de sumisión total.

“¿Qué, un maldito judío insulta a mi Majestad ignorándome en público? ¡Crucifíquenlo!” gritó el emperador.
Cuando los consejeros del emperador preguntaron sobre la flagrante inconsistencia de sus acciones, Adriano respondió: “No me enseñen cómo tratar con mis enemigos”.
Pero, ¿realmente los judíos eran sus enemigos? ¿Podría un simple pueblo haber suscitado tal odio sin fundamento?

Es significativo que, en el versículo citado anteriormente, Moshé no llama a Di‐s para que nos defienda de aquellos que nos son hostiles, sino para “dispersar a Tus oponentes… Tus enemigos”

La antigua lucha entre los judíos y los que odian a los judíos es un nombre inapropiado.
Recuerdo, cuando visité el campo de exterminio nazi de Dachau, lo irritante que fue ver en el crematorio el gran cartel que dedicaba el lugar “a los que murieron en la lucha contra el nazismo”.

El memorial puede ser algo apropiado para los opositores políticos del régimen que sufrieron y murieron allí, pero el tío de mi abuelo, los primos y miles de otros mártires no murieron luchando contra nada.

En lo que a ellos respecta, estaban felices de llevar una vida privada antes de que Hitler y sus secuaces los buscaran.
Calificarlo como una “lucha” entre la víctima inocente y el verdugo es tan inapropiado como describir el esfuerzo de la sociedad moderna para protegerse de los terroristas suicidas como un “ciclo de violencia”.
La lucha no es entre nuestros enemigos y nosotros.

Más bien, los antagonistas de Di‐s nos atacan como peones en su batalla contra la rectitud y la Divinidad.
El odio a los judíos está tan arraigado y generalizado que no se puede atribuir ninguna explicación lógica o racional al fenómeno, aparte de definirlo como la eterna lucha del hombre malvado contra la Divinidad.
Si no están luchando contra nosotros sino contra Di‐s, nuestra única respuesta viable es vivir y actuar como judíos sin importar la provocación.
Cuando es evidente que su odio hacia nosotros se basa en nuestra relación especial con Di‐s, se convierte en la responsabilidad de Di‐s defenderse de Sus enemigos y acudir a nuestro rescate, liberándonos para reanudar nuestra misión histórica de representar Divinidad
para el mundo.

Un católico que sabe de Jasidut

Domenico Lepore es una anomalía. Al igual que muchos judíos, estudia la porción semanal de la Torá, generalmente con comentarios del nivel de Maimónides hasta mísiticos. Como muchos Jasidim de Jabad, se adhiere al estudio diario de Jumash, Tehilim (Salmos) y Tania, conocido como Jitas.

Sus mañanas comienzan con el Haiom Iom (el “Pensamiento del día” recopilado por Rabi Menajem Mendel Schneerson, el Rebe de Lubavitch en el año 1943 de las charlas del sexto Rebe de Jabad, Rabí Iosef Itzjak Schneerson, de bendita memoria).

Los trabajos de Rabí Menajem M. Schneerson, tienen una particular resonancia para él. En una conversación, Domenico hace referencia a las ideas del Rebe, y en su calendario personal anota cada fecha importante de la historia de Jabad.

Pero Domenico no es judío. Este hombre italiano de 51 años fue criado como católico en Italia en donde él y su esposa Angela Montgomery, escritora y socia de negocios con su marido trabajaron y vivieron. Cuando se mudaron a Brooklyn Heights se cruzaron con Jabad, e hicieron de sus enseñanzas el fulcro de sus vidas profesionales y académicas.

En su nuevo libro, SEJEL; Lógica, Lenguaje y Herramientas para organizar cualquier Organización como Network, Lepore, el fundador de Intelligent Management Inc, introduce a los lectores a un modelo de organización que considera a la economía y a la política desde el punto de vista de la cooperación más que de la competición, simbiosis en vez de supervivencia de los más aptos.

Basado principalmente en el trabajo de W. Edwards Deming y la Teoría de las Limitaciones de Eli Goldratt, es un modelo que demanda un cambio en la matriz de los procesos cognitivos. Mientras la mayoría de los negocios continúan adhiriéndose a las antiguas estructuras, lo hacen ignorando la nueva realidad; el cambio a una red dinámica de interdependencias e interrelaciones.

Pero el cambio demanda disciplina, primordialmente, disciplina intelectual. Específicamente, requiere de una nueva inteligencia, las tres facultades del intelecto: intuición, entendimiento y sabiduría.

En otras palabras, JaBaD.

“La primera vez que leí las obras del Rebe, discerní un patrón de razonamiento que el Rebe desarrolla que sigue un proceso de pensamiento preciso”. Lepore traduce este proceso como un diagrama que transmite las ideas del Rebe de manera gráfica, “Como una fotografía lógica llamada ´nubes de conflicto´, que puede aplicarse en casi cualquier situación”.

Lepore reconoce la relevancia de las ideas del Rebe a su trabajo y quiere ayudar a llevar a cabo su aplicación a las estructuras organizativas, y a integrarlas en su carrera profesional como consultor de negocios.

Específicamente, está interesado en desarrollar un nuevo paradigma en el proceso de la toma de decisiones, reconociendo los supuestos que limitan posibilidades por ninguna razón que no sea que son tomadas de la manera en la que se dan. Él se inspira en su propia investigación sobre la sobreconductividad para explicar el ideal: “Cuando una materia física existe cuando no hay fricción, tienes energía ilimitada”.

Aplicándolo a las gestiones de organización, la idea es romper las barreras y límites antiguos que hacen difícil a la organización producir su flujo máxima.

“El Rebe nos enseñó a eliminar suposiciones que obstaculizan el proceso de la toma de decisiones y limitan las posibilidades para mayores logros. Él toma todos los temas básicos y fundamentales de la existencia humana y los elabora en conflictos básicos, y desde ese punto, manda soluciones personalizadas a su gente”.

Según el pensamiento Jasídico de Jabad, el último conflicto es aquel entre el cuerpo y el alma, el cual debe ser satisfecho.

El Rebe, quien dirigió algunas de sus enseñanzas también al público no judío, de hecho ha instado a la gente a “abrir sus ojos” y a percibir una visión más deseable de la sociedad, el primer paso necesario para hacerlo, de hecho más deseable.

“El Judaísmo trata de traer los cielos a la tierra. Ésto es lo más excitante de Jabad, el Rebe presenta posibilidades para que tu mente sea ilimitada. Por supuesto, como seres finitos, tenemos limitaciones, pero la idea es que podamos insertar elementos infinitos en nuestra finitud”.

Extraído y adaptado de collive.com

El Arpa del Rey David

El Rey David no dormía toda la noche como el común de la gente. Desde el anochecer hasta cerca de la medianoche estudiaba Torá jubilosamente con voz agradable.

Cuando el cansancio lo vencía, se adormecía. Pero a la medianoche se despertaba y se levantaba como un león para estudiar Torá ininterrumpidamente hasta el amanecer.

¿Cómo sabía el Rey David cuando era exactamente la medianoche?. Él tenía un despertador original -su arpa-, el mismo instrumento con el que acompañaba sus hermosos cantos de alabanza al Creador. El arpa estaba colgada sobre su cama. A la medianoche, un viento suave del norte soplaba a través de la ventana que estaba abierta y tocaba dulcemente las cuerdas del arpa. Los suaves sonidos lo despertaban y le recordaban que era la hora de servir a su Creador.

Una vez, cuando empezaba a amanecer, los sabios de Israel y sus parnasim (líderes) entraron al cuarto del rey y le dijeron, “Su majestad, el pueblo necesita ganarse la vida. Hay mucha gente que no tiene nada para comer.“

“Vayan a ver a los Judíos ricos y díganles que les den Tzedaká (caridad) a sus hermanos pobres para que mantengan unos a otros”, respondió el rey.

“Perdónenos, Su Majestad, por nuestra insistencia,“ le dijeron los parnasim a modo de disculpa“ pero hay muchas familias numerosas con grandes necesidades. El dinero que recibirán de los ricos no será suficiente, del mismo modo que una pequeña cantidad de carne no alcanzaría para satisfacer a un león hambriento, y así como un pozo nunca se podría llenar con la tierra que se sacó a los costados y que luego se arrojó nuevamente al mismo.“

La compasión de David por los que padecían miseria resurgió. Luego de reflexionar por un momento. respondió, “ustedes saben que nuestros enemigos están oprimiéndonos y tramando destruirnos constantemente. Declarémosle la guerra. Con la ayuda de D’s, triunfaremos. En consecuencia, podremos tomar todo su oro y plata como botín de guerra y repartirlo entre los pobres. Esto les va a alcanzar para un tiempo largo.”

Antes de declarar la guerra, los sabios Judíos consultaron al consejero del Rey, Ajitofel, sobre quien Shemuel Hanaví (el profeta Samuel) declaró que recibió su cargo por ruaj hakodesh (espíritu divino). Ajitofel le enseñó estrategia militar a los judíos. Luego los líderes le pidieron permiso al Sanhedrín (Supremo Tribunal) para hacer la guerra y rezar por el triunfo. También consultaron a los Urim Vetumim, que era un trozo de pergamino sobre el cual estaba escrito el nombre sagrado de Hashem. Este estaba colocado dentro el peto del Kohen Gadol (sumo sacerdote). El joshen (peto) era una vestidura adornada con doce piedras que tenía los nombres de las doce tribus. El Kohén Gadol (Sumo Sacerdote) le preguntaba a los Urim Vetumim si el pueblo debía salir a la guerra o no, y si iban a triunfar. Como respuesta ciertas letras del Joshen se encendían como faroles y el Kohén Gadol ordenaba las letras en palabras. Si el mensaje que se formaba indicaba triunfo, los judíos sabían que del Cielo les permitían salir a la guerra y les otorgarían la victoria.

¿Por qué la Torá fue entregada en el desierto?

Si la Torá se supone que representa bendición y conexión con Di-s en este mundo, ¿por qué no fue presentada al mundo en un lugar de abundancia física revelada?

1. Igualdad de oportunidades y capacitación

El hecho de que los Diez Mandamientos fueron dados en el desierto, en una montaña, no fue coincidencia. Todo tiene una razón y enseñanza. El desierto es un lugar que no le pertenece a nadie. Así también la Torá, es accesible a todos.

2. El viaje es también parte de la diversión

La Torá es una vibrante y profunda vía hacia la Santidad. Es una herramienta de transformación para quienes la abrazan.

La tradición Judía nos enseña que en la entrega de la Torá, el monte Sinai floreció. Con la introducción de la Torá, la tierra estéril se convirtió en un exuberante jardín lleno de flores. Por lo tanto, la dinámica del poder transformador de la Torá fue revelada, incluso en mayor medida de lo que podría haber sido si se hubiera dado en una manifestación ya establecida de bendición.

La Torá es un sendero, no un destino. El camino que nos conecta con el Infinito Creador nunca debe ser estático o habitual. Para demostrar esto, se nos fue presentada en el camino hacia la Tierra de Israel.

Por: Rab Baruj E. Erdstein, Nejama Dina Kumer

El agua que se secó completamente

En la Hagadá de Pesaj alabamos a Di-s por los milagros que nos realizó en la salida de Egipto. Entre las alabanzas decimos: “Cuántos niveles de favor nos ha concedido el Omnipresente”. Una de ellas dice: “Si hubiera partido el mar para nosotros y no nos hubiera hecho pasar por él en seco -Daieinu- hubiera sido suficiente!”. 

Nos explica sobre esto el Abudraham, que aquí agradecemos a Di-s haber cruzado el mar por un camino totalmente seco, sin haber siquiera residuos de agua y barro. Sin duda hubiera sido suficiente partir para nosotros el mar, aunque hubiera quedado allí algo de lodo.

Se plantea el interrogante: ¿Acaso este tipo de favor fue tan importante como para nombrarlo entre estas alabanzas, que incluyen la partición del mar, la entrega de la Torá, la entrada a la Tierra de Israel o la construcción del Beit Hamikdash? ¿Qué hay de extraordinario en que Di-s nos haya evitado pisar el barro?

DESPUÉS DE LA PLEGARIA 

Esto se comprenderá de acuerdo al significado místico de Kriat Iam Suf, la partición del mar. Una de las diferencia entre el mar y sequedad consiste en que en la superficie todo está revelado y al descubierto, mientras que el mar cubre y oculta lo que hay dentro de él.

“Mar” en un sentido más amplio representa a los “mundos supremos espirituales”que permanecen ocultos ante nuestros ojos y captación. Y esa es la esencia mística de la partición del mar: se rompió el ocultamiento y quedaron al descubierto los mundos superiores. Por eso todos mostraron con el dedo y proclamaron “Este es mi Di-s” y lo que vio una esclava de Divinidad en el cruce del mar no lo vio siquiera Ezequiel, el grande entre los profetas.

También en el servicio a Di-s del hombre, existe el proceso de Kriat Iam Suf. Cuando reza, la persona se encuentra en un estado de subordinación y nulidad frente a Di-s. La Luz Divina brilla en su alma. Pero luego, cuando se dedica a los asuntos mundanos, este sentimiento queda oculto y gana espacio el ego. Es necesaria entonces “la partición del mar”- que la Verdad Divina que está oculta en su fuero interior irradie en su persona a lo largo de todo el día.

LA FUERZA FUE ENTREGADA 

En esto consiste la alabanza a Di-s de “nos hizo cruzar por el mar en lo seco” y no quedó nada de barro y lodo. La permanencia del lodo implica que queda aún un poco de agua; que tapa sobre el fuero interior. Es decir, queda un “ocultamiento”. Aunque sea que se trata de una medida mínima, pues en su mayoría logramos que nuestra Divinidad interior nos ilumine también en “lo seco”- lo mundano y terrenal. En lo que hace a nuestra conducta brille la Luz Divina durante todo el día, solo que en lo que hace a nuestros sentimientos internos puede perdurar el ego frente a Di-s.

Este es el gran favor que Hashem nos hizo partiendo el mar sin que quede nada de lodo. Nos dio la fuerza de anular totalmente el mal interior. En la revelación Divina que tuvo lugar durante Kriat Iam Suf nos prodigó de fuerza -para todas las generaciones- para lograr una conciencia plena de “colocar frente a mí a Di-s siempre” de manera tal que todos los aspectos de nuestra vida terrenal se vean como nulos frente a la presencia de Di-s.

Likutei Sijot, tomo 3, Pág. 1016.

Un cumpleaños

Hay tantas lecciones importantes que se pueden aprender de la vida y el liderazgo del Rebe. Uno de ellas trata sobre el cuidado y la preocupación por cada individuo. El Rebe fue un líder que habló y estuvo involucrado en importantes problemas globales como la segu‐ridad de Israel, la caída del comunismo en la ex Unión Soviética y el establecimiento de miles de centros de Torá en todo el mundo. Sin embargo, a pesar de esta visión global, se centró en el bienestar físico y espiritual de cada individuo con un cuidado y preocupación increíbles.

Quisiera compartir una historia personal. Todos los domingos, el Rebe permanecía de pie durante muchas horas distribuyendo billetes de un dólar a miles de personas, para que luego los donaran a la organización benéfica de su elección. Con cada dólar, el Rebe bendecía brevemente a cada persona y ocasionalmente tenía una breve conversación sobre un tema de importancia.

En 1990 mi esposa Dina estaba en Nueva York. Cuando pasó junto al Rebe con nuestros dos hijos mayores, rápidamente le mencionó al Rebe que esa semana era el cumpleaños de nuestro hijo y pidió una bendición especial para él. El Rebe la miró y dijo: “¿Y tú no tienes cumpleaños?”. Confundida por esta extraña pregunta, vaciló mientras el Rebe repetía la pregunta, a lo que ella respondió que ya había tenido lugar (solo unas semanas antes). El Rebe sonrió, les dio una bendición y ella siguió adelante.

Dina inmediatamente me llamó a Sydney, donde vivimos, y me contó su ex‐ traño encuentro. Al principio, yo también es‐ taba perplejo por la aparentemente extraña pregunta que había hecho el Rebe. Pero después de colgar el teléfono y pensar por un momento, todo encajó.

Desde el momento en que nos mudamos a Australia, decidí que antes de cada cumpleaños de nuestra familia enviaría por fax una breve carta al Rebe y le pediría una bendición. Casi nunca recibí una respuesta, pero siempre estuve seguro de que fue recibida y que el Rebe daría su bendición de la manera que quisiera.

Ese año me olvidé de escribir la carta antes del cumpleaños de Dina. Cuando el Rebe le preguntó unas semanas más tarde sobre su cumpleaños, obviamente estaba expresando su sorpresa por no recibir el fax anual.

Miles de personas desfilaban ante el Rebe cada domingo. Todos los días recibía miles de cartas y faxes con cuestiones importantes y urgentes que abordar. Sin embargo, le impor‐ taba el cumpleaños de una sola persona que vivía en Australia. La pregunta ‐ “¿Y no tienes cumpleaños?” fue su manera de decir que eres importante para mí, espero con ansias tu fax anual sobre tu cumpleaños y me di cuenta de que no llegó este año.

La lección para todos nosotros es clara: todos estamos muy ocupados. Algunos de nosotros incluso podemos tener problemas globales sobre nuestros hombros, o pensar que los tenemos. Pero nada debe anular la atención, el cuidado y la preocupación que le mostramos a otra persona.

Amalek, en su verdadero sentido

Traducido y adaptado libremente Rosh Jodesh Adar II, 5738 (1978)

…Como ustedes seguramente saben, la parte especial adicional de la Torá, Parshat Zajor, que se lee en el Shabat antes de Purim, contiene los mandamientos de recordar lo que Amalek, el archienemigo del pueblo judío, le hizo a nuestro pueblo cuando se dirigía a recibir la Torá en el Sinaí.

El sigiloso ataque, no provocado de Amalek fue calculado para sacudir la creencia en Di-s y moderar su entusiasmo por Su Torá y mitzvot [mandamientos].

Hamán, descendiente directo de Amalek, fue impulsado por el odio a los Judíos, porque “sus leyes son diferentes de las de cualquier otro pueblo”, como la Meguilá relata. Del mismo modo, todos los amalekitas subsiguientes, Hamanes de todas las épocas, odiaban a los judíos.

Sin embargo, “Amalek” – en un sentido más amplio – representa todos los obstáculos que un judío encuentra en su camino, de recibir y cuidar la Torá y mitzvot con entusiasmo y alegría en la vida cotidiana.

Y así Parshat Zajor nos viene a recordar y nunca olvidar, que “amalekitas” existen en cada generación y en cada día y época, y que no debemos permitir que nos disuada o desaliente cualquier Amalekita en cualquier forma. 

Podemos preguntar: “¿Por qué Di-s ha hecho esto así?”

¿Por qué debería un judío enfrentarse a tales pruebas y dificultades? 

La respuesta es, que cada judío ha recibido las fuerzas necesarias para superar todos esos “amalekitas”, y se espera que las utilice, a fin de demostrarse a sí mismo y a los otros que nada lo disuadirá, ni enfriará su fervor, en la observancia de la Torá y mitzvot de conformidad con la voluntad de Di-s.

Y una vez que reconoce que cualquiera que sea la dificultad que encuentra, es realmente una prueba de su fe en Di-s, y resuelve con firmeza hacer frente al desafío, pronto verá que ningún “Amalek” está a la altura de competir con la fuerza Divina del alma judía.

De hecho, lejos de ser obstáculos insuperables, resultan ser catalizadores y ayuda para lograr mayores logros, habiendo sido fundamentales en la movilización de las capacidades internas que de otra manera habrían permanecido inactivas.

Esta es también la fuerza llevada a cabo en el Meguilá [de Esther], en el ejemplo de Mordejai el judío, que “no dobló la rodilla ni se prosternó” ante Hamán.

Como resultado de esta postura indomable, no sólo el poder de Hamán fue totalmente quebrado, sino que muchos enemigos se convirtieron en amigos, como la Meguilá nos dice que “muchos de los pueblos de la tierra se convirtieron en ”judíos”, pues el temor a Mordejai cayó sobre ellos”.

Quiera Di-s conceder a cada uno de ustedes de ir de fuerza en fuerza, en emulación de Mordejai el Judío, avanzando en todas las cuestiones de judaísmo, la Torá y mitzvot, con gozo y alegría de corazón, y que todos sean benditos con la plenitud de “la luz, alegría, regocijo y honor”, tanto en el sentido llano, así como en el interior del significado de estos términos, de conformidad con la interpretación de nuestros Sabios – “Luz – esta es la Torá … honor – son los Tefilín “- ya que la Torá y las Mitzvot,” “por su propio mérito, son los canales y los recipientes para recibir y disfrutar de las bendiciones de Di-s en todas las necesidades, materiales y espirituales.

Deseando a todos y cada uno de ustedes un feliz Purim, y que su inspiración pueda estar con ustedes todos los días del año.

FRASE

Nuestros Sabios han declarado: Incluso si todas las festividades se vuelven obsoletas, Purim seguirá siendo vigente. En la Era Mesiánica, la alegría y la tranquilidad de las fiestas será una experiencia cotidiana. Su función será la de una vela a la luz del día. Sin embargo, incluso en ese avanzado clima espiritual, la elevación de Purim seguirá siendo algo que celebrar. 

(Rabi Shneur Zalman de Liadi)