Truma-“Cada judío debe construir un santuario”

En esta parshá los iehudim reciben la orden de construir un Mishkan, Santuario, y en las parshiot siguientes la Torá nos relata los detalles al respecto. Pero, cuándo exactamente tuvieron lugar la orden y la posterior donación de los   elementos  necesarios para  el Mishkán? De acuerdo al Zohar, el mandato y los correspondientes  donativos sucedieron inmediatamente después de la entrega de la Torá, antes del pecado del becerro de oro. 

La segunda opinión de los Sabios indica, que la orden Divina de la construcción sucedió en Iom Hakipurím,  luego del perdón por el pecado del becerro de oro. Una tercer línea de pensamiento dice que la indicación de Di-s  fue dicha   a   Moshe Rabeinu antes del pecado, y Moshé la transmitió a los hijos de Israel  sólo luego de Iom Kipur.

TRES SITUACIONES

De acuerdo a estas tres posturas resulta que los judíos se encontraban en tres   situaciones   distintas   al   ser   encomendada la construcción del Santuario. De acuerdo al Zohar (que dice que la orden fue dada antes del pecado) los iehudím   estaban en el  nivel de Tzadikim (justos), ya que la salida de Egipto   y   la   entrega   de   la   Torá   los limpiaron de todas las impurezas. Sin embargo de acuerdo a la opinión de que esto sucedió luego de Iom Kipur, cuando Hashem perdonó el pecado del becerro de oro, los judíos estaban a la altura de Baalei Teshuvá (retornantes). El tercer punto de vista señala que la orden fue dada antes del pecado y su concreción fue luego de Iom Kipur. Y aunque el pueblo de Israel estaba en la condición de Reshaím (malvados), no se les anuló la orden de construir un  Santuario.

TZADIKIM Y BAALEI TESHUVÁ

Partiendo del dictamen talmúdico sobre las opiniones divergentes de los sabios “Unas y otras son palabras del D-os Viviente”, de las tres interpretaciones   podemos   tomar   una   enseñanza para cada tipo de judío. El judío que es un Tzadik (justo y piadoso), puede pensar que debido a su nivel tan elevado no debe tener contacto alguno con el  mundo  material.   Es preferible desconectarse de lo terrenal, dedicándose únicamente a temas espirituales. La Torá le   ordena   entonces, construir   un   Mishkán!.  También  un Tzadik debe tomar el oro, la plata, el cobre, etc, siendo elementos materiales y convertirlos en una Casa para Di-s!.

El Baal Teshuvá (retornante) puede pensar, siendo que el materialismo lo hizo caer en sus redes, es preferible aislarse totalmente del mundo, para que no vuelva a desviarse. Viene la Torá y le indica lo contrario, con los elementos mundanos permitidos debe erigir un Mishkán para Di-s, y de esta forma también completará su Teshuvá (retorno), haciendo   uso   de   su   relación   ya adquirida con el mundo material en aras de la Torá y Di-s.

TAMBIÉN EL MALVADO

Pero aún podemos confundirnos y pensar, que mientras la persona no haya retornado completamente al camino que marca la Torá, queda excluido de construir un Santuario para Hashem. Aquí la tercer opinión nos enseña que, la orden de construir el Mishkán no se anuló siquiera luego del pecado del becerro de oro,   y   que   aún   antes   de   la Teshuvá seguía vigente el mandato de levantar un Santuario para Di-s. Y cómo un malvado puede realizar semejante tarea?. La respuesta es que, cuando se ocupe del estudio de la Torá, y el cumplimiento de las Mitzvot, finalmente la luz que de ellas emana lo conducirá a la senda correcta.

La donación de las mujeres

Hay una interesante historia con respecto a la intención de las mujeres de donar sus espejos de cobre pulido para la construcción del mishkán (tabernáculo).

Cuando Moisés anunció que se necesitaban donaciones para construir el Tabernáculo, las mujeres llevaron sus espejos de cobre pulido. Moisés no quiso aceptarlos, diciendo que no era apropiado construir una casa para Di-s con elementos de vanidad. Di-s intervino y le dijo a Moisés que los aceptara, ya que no eran símbolos de vanidad sino de sacrificio personal. De no haber sido por esos espejos, hoy no habría pueblo judío: durante los momentos más difíciles de la esclavitud egipcia, las mujeres utilizaban los espejos para embellecerse, coquetear y animar a sus esposos desalentados, provocando de esta manera la continuidad del pueblo judío.

Moisés recibió entonces los espejos y confeccionó con ellos la pileta que contenía las aguas con las que los cohanim purificaban sus manos y pies antes de entrar a realizar el servicio en el Tabernáculo.

Es este un poderoso ejemplo de cómo a Di-s se puede llegar por medio de lo más mundano siempre y cuando se sepa cómo utilizarlo para tal fin.

Extraído del libro “Una voz sin eco” del Rabino Eliezer Shem Tov

Justo, retornante y malvado

En esta parshá los iehudim reciben la orden de construir un Mishkan, Santuario, y en las parshiot siguientes la Torá nos relata los detalles al respecto.

Pero, ¿cuándo exactamente tuvieron lugar la orden y la posterior donación de los elementos necesarios para el Mishkán?

De acuerdo al Zohar, el mandato y los correspondientes donativos sucedieron inmediatamente después de la entrega de la Torá, antes del pecado del becerro de oro. La segunda opinión de los Sabios indica, que la orden Divina de la construcción sucedió en Iom HaKipurím, luego del perdón por el pecado del becerro de oro. Una tercer línea de pensamiento dice que la indicación de Di-s fue dicha a Moshe Rabeinu antes del pecado, y Moshé la transmitió a los hijos de Israel sólo luego de Iom Kipur.

TRES SITUACIONES

De acuerdo a estas tres posturas resulta que los judíos se encontraban en tres situaciones distintas al ser encomendada la construcción del Santuario. De acuerdo al Zohar (que dice que la orden fue dada antes del pecado) los iehudím estaban en el nivel de Tzadikim (justos), ya que la salida de Egipto y la entrega de la Torá los limpiaron de todas las impurezas espirituales.

Sin embargo de acuerdo a la opinión de que esto sucedió luego de Iom Kipur, cuando Hashem perdonó el pecado del becerro de oro, los judíos estaban a la altura de Baalei Teshuvá (retornantes)

El tercer punto de vista señala que la orden fue dada antes del pecado y su concreción fue luego de Iom Kipur. Y aunque el pueblo de Israel estaba en la condición de Reshaím (malvados), no se les anuló la orden de construir un Santuario.

TZADIKIM Y BAALEI TESHUVÁ

Partiendo del dictamen talmúdico sobre las opiniones divergentes de los Sabios que “unas y otras son palabras del Di-s Viviente”, de las tres interpretaciones podemos tomar una enseñanza para cada tipo de judío.

El judío que es un Tzadik (justo y piadoso), puede pensar que debido a su nivel tan elevado no debe tener contacto alguno con el mundo material. Es preferible desconectarse de lo terrenal, dedicándose únicamente a temas espirituales. La Torá le ordena entonces, construir un Mishkán!. También un Tzadik debe tomar el oro, la plata, el cobre, etc, siendo elementos materiales y convertirlos en una Casa para Di-s!.

El Baal Teshuvá (retornante) puede pensar, siendo que el materialismo lo hizo caer en sus redes, es preferible aislarse totalmente del mundo, para que no vuelva a desviarse. Viene la Torá y le indica lo contrario, con los elementos mundanos permitidos debe erigir un Mishkán para Di-s, y de esta forma también completará su Teshuvá (retorno), haciendo uso de su relación ya adquirida con el mundo material en aras de la Torá y Di-s.

TAMBIÉN EL MALVADO

Pero aún podemos confundirnos y pensar, que mientras la persona no haya retornado completamente al camino que marca la Torá, queda excluido de construir un Santuario para Hashem. Aquí la tercer opinión nos enseña que, la orden de construir el Mishkán no se anuló siquiera luego del pecado del becerro de oro, y que aún antes de la Teshuvá seguía vigente el mandato de levantar un Santuario para Di-s. Y cómo un malvado puede realizar semejante tarea?. La respuesta es que, cuando se ocupe del estudio de la Torá, y el cumplimiento de las Mitzvot, finalmente la luz que de ellas emana lo conducirá a la senda correcta.

Basado en “Likutei Sijot”, tomo 6, pág 152.

Soltero vs Casado

¿Que es mejor, casarse y tomar todas las obligaciones y responsabilidades que ello requiere (mantener la familia, educar a los hijos) y tener el contorno familiar o estar soltero, libre de responsabilidades pero solo?

La respuesta a este interrogante la encontramos en las palabras de la Torá: “No es bueno que esté el hombre solo, Le haré una ayuda frente a él”. Inmediatamente Di-s dividió a Adam en dos, cubriendo el corte con piel y con la otra mitad hizo a la mujer y se la presentó a Adam. Dijo Adam, “ella es hueso de mi hueso, carne de mi carne, por eso la llamaré ISHÁ (mujer) por que del hombre ella fue tomada. Por ello un hombre dejará a sus padres y se unirá a su mujer y serán una sola carne” (bereshit 2:18 a 24).

Queda claro entonces que la intención Divina es que el hombre debe estar casado.

Respecto a este versículo: “No es bueno que el hombre esté solo, le haré una ayuda frente a él” podemos observar un hecho curioso; por un lado el versículo utiliza la palabra ayuda (compañía) a la vez que utiliza el término frente a él (en su contra). explican nuestros sabios que en el matrimonio existen ambas posibilidades: si el comportamiento de ambos es como corresponde, es una ayuda, pero si el comportamiento de uno no es correcto, se transforma en su oposición. Un buen matrimonio es el mejor estado para el hombre, mientras que uno malo puede llevar al hombre a la máxima tristeza. El éxito o fracaso del matrimonio sólo depende de nosotros, así como con todas las cosas del mundo, nosotros podemos utilizarlo para el bien o no. La Torá nos da la guía de como lograr formar un matrimonio feliz hasta la vejez.

Mismo así debemos entender, que ganamos con el matrimonio y que perdemos no estando casados.

* Por Rav Iosef Feigelstock

Más allá del sí y el no

Cuando intentamos pensar en lo que está más allá o antes de la creación, sencillamente imaginamos una ausencia de todo lo que existe.

En ensayos anteriores (La Burbuja, Realidades Inversas e Intransigencia), describí una creación que incluye mucho más de lo que a menudo aceptamos. Generalmente pensamos al universo como lo que es. Cuando a tientas intentamos pensar en lo que está más allá o antes de la creación, sencillamente imaginamos una ausencia de todo lo que existe. Lo que ignoramos es que esa creación debe incluir todo lo que no existe también. El mismo concepto de existencia binaria- que algo pueda o no existir- tuvo que ser creado.

Esto coloca al Creador de este modelo también en una luz diferente: El Creador origina el mismo concepto de sí y no, ser y no-ser, presencia y ausencia- y está, por consiguiente, más allá de tal. Para Él, todo se reduce a un solo tema: Su acto de crear. Así como Su voluntad sostiene la existencia de las cosas, así también sostiene el mismo concepto de que podrían no existir.

Para ilustrarlo, hagamos una pregunta: ¿Qué pasaría si Él dejara por un momento de mantener la creación? Usted podría contestar que el mundo desaparecería. Algo así como cuando se apaga la televisión o el monitor de la computadora- el mundo que proyectaba ya no está allí. 

El autor del Tania, sin embargo, escribe otra cosa. Él declara que en ese caso el mundo no estaría ausente, sino que nunca habría existido, tal cual era antes de ser creado. La ausencia también es una creación- y ella también habría desaparecido. Tal vez una analogía más cercana es la experiencia de despertarse abruptamente de un ensueño- no sólo nos olvidamos a menudo del ensueño, sino que a veces incluso olvidamos el hecho de que estábamos soñando despiertos. Esa pequeña fracción de tiempo, de hecho, está excluida de nuestra realidad. (Desgraciadamente, puede no estarlo de la realidad de su supervisor.)

Esto presenta la respuesta más refinada al problema planteado en mi último ensayo- el problema de la intransigencia: que Di-s no cambia. Aun cuando Él está involucrado en el mundo e interesado en el resultado de las cosas, ninguno de éstos implica algún cambio en Él. Tú eres Él antes de que el mundo fuera creado, Tú eres Él después de crearse el mundo, recitamos en nuestras plegarias de la mañana. ¿Por qué? Porque para Él, la existencia y la no-existencia son entidades idénticas.

Como escribe el Salmista: Para Ti, la oscuridad y luz son lo mismo. Para nosotros, la luz es algo y la oscuridad es un no-ente- es nada más que una falta de luz. Para Él, sin embargo, energía y ausencia de energía son ladrillos equivalentes en la construcción del mundo.

Extravagante como parezca, en tiempos recientes hemos logrado una comprensión limitada de esta idea. Durante milenios, mentes pensantes consideraban al universo entero compuesto de dos elementos totalmente diferentes: materia y energía. La materia se consideraba esencialmente inerte, sin ninguna otra cualidad inherente salvo la de ocupar un espacio. La energía, por otro lado, se consideraba como una cualidad de las cosas, sin ocupar ningún espacio propio, sin masa ni forma. Simplemente, la materia es la cantidad de las cosas, la energía, la calidad. La energía empuja la materia, la materia reacciona a la energía con movimiento y cambio.

En el mundo de la materia, entonces, la energía no es una cosa- es simplemente una cualidad de las cosas. Viceversa, desde el punto de vista de la energía, la materia es nada más que una obstrucción de energía.

Qué sorpresa, entonces, al descubrir que la materia puede convertirse en energía y viceversa. Más aún, con una nota al pie de página garabateada a propósito en una oscura tesis, esto es exactamente lo que propuso un joven empleado de patentes llamado Albert Einstein. Y nuestro uso de la energía nuclear es lo que lo lleva adelante.

Investigaciones sobre materia y antimateria proporcionan más ejemplos, así como investigaciones con partículas positivas y negativas. Quizás, en el futuro, tengamos evidencia concreta de que el cosmos no es más que un sandwich de pan (es decir: dos rodajas de pan con otra en el medio. Terminaremos proponiendo un modelo de universo donde el delante y el detrás son esencialmente lo mismo- absurdo como parezca.

Cuando lo hagamos, los cabalistas no se sorprenderán. El “Ari” (Rabí Itzjak Luria, un cabalista del siglo 16) describe el proceso de creación como una interacción continua de energía positiva y negativa (luz y vasijas, guilui y tzimtzum), derivados de los dos nombres principales de Di-s, Elokim y Y-ave. Y-ave es el Creador que emana Su luz creativa y Su presencia, Elokim es el mismo Creador en un modo que eclipsa y niega esa luz. Con cada negación (hester), la luz es encaminada hacia abajo, hacia el reino de un mundo inferior. Ese mundo se divorcia completamente del mundo anterior, conteniendo una luz que es oscuridad en relación a la luz anterior.

Eso es todo desde la subjetividad de esas mentes conscientes creadas dentro de este esquema. El proceso de ocultamiento, sin embargo, funciona como un espejo de un único sentido -mirando de arriba hacia abajo, todo está claro como el día. La oscuridad no oculta nada. Cualquiera sea la luz negada, sólo se negó con el fin de recibir. Desde Su perspectiva todo lo que estaba allí al inicio, está allí al final.

Antes de que todos los lectores se pierdan, usaremos una excelente analogía. La mejor para este concepto no viene de la física, sino de la psicología. Pedagogía, para ser más precisos. La analogía es una analogía en sí misma:

Enseñar el abecedario es una cosa, pero digamos que alguien tiene que enseñar algo más profundo. Tomemos un gran filósofo y pongámoslo en un cuarto con unos chicos brillantes pero pesados, que hacen preguntas del estilo: ¿Por qué hay maldad en el mundo? o ¿Cuál es el significado de vida?

El filósofo ha dedicado su vida a examinar estas preguntas. Quizá hasta haya escrito ensayos sobre ellas. Pero eso no va a ayudar mucho ahora, porque estos chicos no van a entender ni una palabra de lo que escribió. No sólo no se contestaran las preguntas si habla de esa manera con ellos, sino que estos chicos estarán totalmente perdidos y resentirán alguna vez haber preguntado.

Ya mismo, este filósofo tendrá que apartar todas esas palabras elegantes y pruebas detalladas y regresar al núcleo esencial del asunto- el punto inicial, despojado, del cual sus ideas se originaron en primer lugar. Una vez allí, puede empezar a vestir ese punto nuevamente- esta vez con ropas muy distintas.

¿Qué tipo de ropas? Ropas con las cuales los niños puedan relacionarse. Ropas que son lejanas a su mundo, pero que se ajustan muy bien al mundo infantil. Puede dar ejemplos de héroes de películas, de béisbol, dulces y helados. Podría construir una historia basada en los personajes y los objetos comunes del mundo de un chico.

Lo interesante es que estas metáforas pueden ser completamente ajenas al concepto que el filósofo intenta enseñar. Pero esto también es parte de su genio- así como es un genio en zambullirse en las profundidades de un problema, resumir un concepto y despojarlo en su esencia, así también es un genio en percibir reflejos de este problema en asuntos cotidianos. Cuando mira una pelota de béisbol, no solo ve una pelota de béisbol, sino que ve el concepto que quiere enseñar. Y por lo tanto, lo puede usar para una metáfora.

Así los chicos tienen una historia, y la razón de esta historia es enseñarles algo. Al principio, pueden escuchar simplemente la historia. Pero luego piensan: “Nosotros le hicimos una pregunta. ¿Por qué él nos contó una historia?” Y se dan cuenta de que hay un significado en la historia. Y siguen pensando y comprenden que algunos de los detalles de la historia no encajan perfectamente—“sobresalen” un poco. Así que estos detalles deben contener significados más profundos. Si se aferran a la historia lo suficiente-cuarenta años, dice el Talmud- y trabajan duramente en ella, pueden llegar a entender las complejidades que su maestro introdujo en ella.

Para los estudiantes, los artilugios de la historia comprenden una capa de vestimentas que cubren una idea. Como las envolturas de un regalo de cumpleaños, la metáfora del helado, la parábola de la pelota de béisbol, el ejemplo de los dulces–todos éstos actúan como envoltorios dentro de envoltorios, capas dentro de más capas de vestimentas, que se filtran hasta que alcanzan la idea.

Pero para el filósofo-cuenta cuentos, el envoltorio es todo transparente. Cuando habla sobre el helado, no piensa en helado–siente la idea que el helado representa. De hecho, no ve solo una simple historia–ve una explicación.

Después de todo, ¿cual es la idea “envuelta” del filósofo, sino su propia mente? La analogía es como la tortuga que vive en una casa hecha de sí misma. Así también, la historia que provee una casa para estas ideas profundas, se construye de la misma creatividad de los autores. La única diferencia es que el contenido detrás de la historia expresa la habilidad de los autores para entender y esclarecer lo que para otros es oscuro, mientras que el proceso de contar una historia expresa su habilidad para resumir una idea y verla de otra forma.

Para el estudiante, la historia del maestro es la mente del maestro envuelta en una historia. Para el maestro es su mente envuelta en su mente.

Ahora, pensemos en este mundo y todo lo que contiene como una gran parábola. Aquéllos que no tienen preguntas, lo toman al pie de la letra. Creen que los artilugios de la historia existen por derecho propio. Ni siquiera ven una historia.

Aquellos que saben que es una historia, la examinan y descubren significados en ella. Empiezan a ver cómo Di-s se comunica con nosotros a través de artilugios de Su mundo. Ven que el agua expresa la bondad infinita, el fuego, poderío infinito, el dulzor de una fruta, sabiduría, los pájaros, la libertad del alma, los peces, la unicidad de la existencia en los mundos ocultos. Esta gente pela las capas exteriores para descubrir dentro, destellos de verdad.

El Gran narrador, sin embargo, mira la historia y solamente se ve a Si mismo pensándose. La energía de la existencia no es nada más que Su sabiduría infinita. Y los filtros y negaciones de esa energía no son nada más que Su poder para encontrar expresión de esa sabiduría en formas finitas. El Poder de Ser y el Poder de No-ser. En la convergencia de ambos, allí está Él en Su Ser esencial.

Tan etéreo como todo esto puede parecer, tiene una gran aplicación práctica. Al ver la vida como una parábola de sabiduría infinita, empezamos a ver las caídas y los moretones en una luz diferente. Ya no son obstáculos en el camino hacia lo que queremos lograr. Como las anomalías que los sabios pusieron intencionalmente en la historia, son densos nudos de luz, esperando que tú los desenredes y descubras la sabiduría del cual están formados.

Por Tzvi Freeman

Lecciones del Tabernáculo

El Rebe usó como ejemplo el Mishkan, el santuario móvil que acompañó al pueblo de Israel en los viajes a través del desierto.

Dos historias, entonces. 

La primera historia nos retrotrae a unos 50 años atrás. Un joven estudiante de la ieshivá estaba a punto de embarcarse en un viaje y le escribió al Rebe de Lubavitch para una bendición. El Rebe le contestó que aprovechara la oportunidad de hacer algo positivo en cada lugar donde se detendría en su viaje. El Rebe usó el Mishkan, el santuario móvil que acompañó al pueblo de Israel en los viajes a través del desierto, como ejemplo. En cada lugar que acampaban, el pueblo armaba una estructura formidable–que consistía en centenares de partes y requería un ejército de más de 8,000 personas para levantarla –aun cuando se quedaran solamente una noche. Para un judío, concluyó el Rebe, no hay tal cosa como “atravesar” un lugar. Cada momento en la vida tiene “permanencia”, en virtud del hecho que la Providencia Divina nos ha guiado a ese preciso tiempo y lugar para un propósito específico.

La segunda historia cuenta sobre un visitante que, al pasar por la casa del gran maestro jasídico Rab DovBer de Mezhritch (fallecido en 1772), se sorprendió de la pobreza que encontró allí. La casa de rabino no tenía muebles, salvo por algunos tablones de madera y bloques que serían de bancos para sus estudiantes durante el día y de camas para su familia por la noche. “¿Cómo puede vivir así?”, dijo el visitante. “Yo no soy un hombre rico, pero por lo menos en mi casa usted encontrará, gracias a Di-s, las necesidades básicas: algunas sillas, una mesa, camas…”

“De veras?” dijo Rabino DovBer. “Pero yo no veo ninguno de sus muebles. ¿Cómo se arregla sin ellos?”

“¿Qué quiere decir? ¿Usted cree que yo cargo todas mis posesiones conmigo dondequiera que yo vaya? Cuando viajo, sobrevivo con lo que está disponible. ¡Pero en mi casa–la casa de una persona es una cuestión diferente!”.

“Ah, sí,” dijo Rabino DovBer. “En casa, es absolutamente una cuestión diferente…”

Una sola barra de oro


Por Lazer Gurkow 

Como Rabino en una comunidad pequeña, a menudo me llama gente de la congregación, que tiene que recitar el Kadish, para que los ayude a juntar gente para el Minian. Antes de aceptar esto, siempre les pido que primero reúnan a sus amigos. A menudo reclutan uno o dos amigos, y el resto me lo dejan a mi, lo cual me hace pensar ¿para qué me molesto en pedir ayuda? 

La misma pregunta se podría formular sobre Di-s durante un episodio curioso que se produjo en la construcción del Tabernáculo y su candelabro de oro. Di-s describe el intrincado diseño Moisés, pero éste no lo entiende. Di-s lo explica nuevamente, hace un dibujo e incluso se ofrece para ayudar a construirlo, pero todo era en vano. Al final, Moisés echa el oro en el fuego y el candelabro surge milagrosamente. 

Di-s debió haber sabido que lo iba a construir Él mismo, entonces ¿por qué le pidió a Moisés que lo construya? 

Entendiendo el diseño 

Una simple pregunta es: ¿qué era tan complicado en el diseño, que Di-s, el más grande maestro, no pudo hacer que Moisés entendiera? 

La verdad es que Moisés entendió perfectamente. Había siete brazos y cuarenta y nueve adornos. Lo que él no comprendía era por qué estos componentes separados debían ser armados a partir de un solo bloque de oro. 

La idea de que la pluralidad y singularidad pueden unirse desafía la lógica humana. 

La mística enseñó que estos siete brazos y cuarenta y nueve adornos corresponden a los siete días de la semana y los cuarenta y nueve días que hay entre Pesaj, cuando nuestros antepasados fueron redimidos de Egipto, y Shavuot, día que recibimos la Torá en Sinai. 

La Torá nos ordenó que contemos los días de estas siete semanas. Siete semanas son cuarenta y nueve días, pero en otro versículo aparece la instrucción de contar cincuenta días. ¿Cómo podemos contar cincuenta días en un período de cuarenta y nueve días? 

La mística nos dice que el día cincuenta fue contado por Di-s cuando nos dio la Torá. 

Mas allá del entendimiento humano 

Para recibir la Torá se requieren cuarenta y nueve pasos de preparación. Sólo al completar estos cuarenta y nueve pasos somos dignos de recibir el paso número cincuenta, la Torá, que Di-s nos concede desde arriba. 

Cada ley en el Torá es de gran complejidad y es por esto que puede ser entendida desde cuarenta y nueve perspectivas diferentes. Requiere tremenda diligencia para comprender e internalizar dicha profundidad. Es necesario el crecimiento día a día para llegar a la más alta sabiduría accesible para la mente humana. El día cuarenta y nueve representa esta petición. 

Hay otro elemento en la Torá que está más allá de nuestro entendimiento intelectual: Di-s, su autor. La información de la Torá puede ser comprendida intelectualmente, pero para conectarse con su autor es necesaria la humildad. 

El día cincuenta, aquel que sólo Di-s puede contar, representa el aura Divina del autor de la Torá. Este es un elemento que no puede ser contado por nosotros mismos, nunca lo vamos a entender. Pero si contamos por cuarenta y nueve días, aplicando las cuarenta y nueve perspectivas de la Torá, entonces Di-s nos concederá la perspectiva número cincuenta desde arriba. 

Cuando llegamos a ese día, adquirimos una perspectiva totalmente nueva. Luego nos damos cuenta de que las cuarenta y nueve perspectivas no son exclusivas entre sí, de hecho, todas fluyen de una base común, un solo núcleo de sabiduría Divina que brilla a través de un prisma de cuarenta y nueve colores. No podemos llegar a esta sabiduría por nuestra cuenta, la recibimos de Di-s, que nos la otorga desde arriba. 

Transformándonos en un recipiente 

Si la meta del estudio de la Torá es conectarnos con su Autor, y dicha conexión nunca puede concebida por nosotros mismos sino que se nos otorga desde arriba, entonces ¿por qué debemos estudiar Torá? Dejemos que Di-s nos la conceda desde arriba!. En otras palabras, ¿qué logran los cuarenta y nueve pasos que nosotros damos si todo cae bajo la llegada del cincuenta? 

Nos convierte en recipientes. Di-s no quiere académicos, quiere estudiantes. Él no quiere grandes maestros, sino almas elevadas, tampoco nuestra profunda comprensión, sino nuestro trasformado carácter. 

El propósito de Di-s es que nos convirtamos en recipientes y conductos para su santidad, y que hagamos las cosas que se aplican a nosotros. El esfuerzo, el anhelo, la desesperación y el deseo sincero hacia Di-s es lo que hace que el ego se transforme en un recipiente. Esto se logra durante el día cuarenta y nueve. 

La elegancia de la singularidad 

Los cuarenta y nueve adornos del candelabro eran hermosos y significativos. Sus formas, simetría, profundo significado y valor metafórico, inspiraron a Moisés a una gran pasión. Cada uno era significativo, cada uno contribuía y merecía su propio lugar. 

“¿Por qué todos tenían que ser martillados en una sola barra de oro?” se lamentó su alma. “¿Por qué manchar su distintiva belleza a través de la uniformidad rígida de una sola barra de oro?”. Los adornos eran excepcionales y Moisés estaba afligido por un pluralismo que sentía que debería ser demostrado. 

Pluralismo y singularidad son dos polos opuestos que sólo Di-s puede unir. Moisés entendió los cuarenta y nueve adornos, pero la única pieza de oro era el secreto del cincuenta, un secreto que únicamente Di-s puede entender. 

Ninguna explicación pudo hacer que Moisés lo entendiera, sin embargo Di-s se lo explicó y él quiso comprenderlo una y otra vez. Esta diligencia fue el sello verdadero de Moisés y en su mérito se transformó en el conducto de Di-s para transmitir la luz del candelabro y la Torá. 

Es por esto que le pido a la gente que junte a sus amigos para el Minian. Puede ser que no junten muchos, pero sé que sus esfuerzos los ayudarán a apreciar y/o identificarse con el significado de la plegaria y el Minian. ¿Quién sabe? Hasta pueden llegar a responder con entusiasmo la próxima vez que sean ellos los llamados.

Tarta de ricota

Les compartimos una de nuestras recetas favoritas y super fácil de hacer. Esta torta gusta mucho y sobre todo en la merienda. ¡Probala!

Ingredientes

Para la masa:

200 gr. de harina

50 gr. de fécula de maíz

100 gr. de azúcar impalpable

150 gr. de manteca

1 huevo y 1 yema

Cáscara de limón rallada

3 cucharas de leche

Para el relleno: 

400 gr. de ricota

1/2 taza de azúcar

2 yemas

1 cucharadita de esencia de vainilla

Ralladura de 1 limón

Preparación de la masa:

Colocar en la procesadora la harina con el azúcar, agregar la manteca, pulsar el botón de la procesadora hasta formar un granulado.

Agregar el huevo y la yema, colocar la cáscara de limón rallada y pulsar nuevamente para formar una masa. Si hiciera falta, agregar las cucharadas de leche, retirar y unir sin amasar; colocar en un papel film, y llevar a la heladera por 30 minutos. 

Preparación del relleno: 

Colocar en un bol la ricota, agregar el azúcar y las yemas de huevo, la ralladura y la esencia, mezclar bien estos ingredientes.

Retirar la masa de la heladera, estirarlas y forrar con ella una tartera enmantecada y enharinada colocar el relleno sobre la tarta y hacer un enrejado con la masa sobrante.
Pintar con yema de huevo, llevar a horno moderado durante 20 minutos.

Retirar y servir fría.

Como un tip que le puede dar un sabor original, podés agregar frutas de estación, o con chocolate derretido.

¡Contanos cómo te salió!

¿La Torá permite cobrar intereses?

La respuesta es: depende.

Está escrito en la Torá (Shemot 22:24) “Cuando prestes plata a mi pueblo… no pondrás sobre él intereses” (Vaikrá 25:36) “No tomarás de él intereses” (Devarim 23:20) “No cobrarás intereses a tu hermano”. En un préstamo con intereses transgrede tanto el que presta como el que toma prestado. Así también todos aquellos que participan, por ejemplo, quien conectó al acreedor con el deudor. El escribano y los testigos (de haber) como así también, los garantes.

A la hora de hacer las compras debemos prestar atención a ciertas operaciones que se producen cotidianamente pero que no están permitidas, por ejemplo: si el vendedor nos ofrece el pago del producto a un precio en efectivo y recarga a plazo. Este recargo es interés y está prohibido.

En el caso de pagos con cheques, el cobrar del cliente los gastos del impuesto al cheque, está permitidos. El motivo es que no estamos pagando por la extensión del plazo de tiempo sino porque estamos pagando con un valor (el cheque) que no completa el pago, por causa de los impuestos que le quitan valor nominal.

También están prohibidos los intereses adelantados y los atrasados. Un ejemplo de interés adelantado seríia: El Sr. “A” quiere solicitar un crédito del Sr. “B” para ello le manda un regalo especial y luego le pide el préstamo. El caso de interés atrasado seríia: una vez pagada la deuda, el deudor le manda un lindo regalo al acreedor, en agradecimiento.

En la mencionada prohibición, la Torá nos prohíbe los préstamos entre hermanos de Su pueblo, lo que no incluye los préstamos que toma o da a quien no es miembro del mismo pueblo.

En el próximo número veremos que existe una forma permitida para realizar estas operaciones.

por el Rab. Iosef  Feigelstock

El animal místico

La Torá, en la porción de Mishpatim, trata las leyes de los animales que dañan animales de otras personas o propiedades.

Por ejemplo, digamos que su perro -normalmente bien educado, doméstico- avanza frenético y repentinamente ataca y muerde al perro de otra persona en un lugar público; ¿cuál es la ley?.  En caso de los primeros tres incidentes, dice la Torá, el dueño del perro paga sólo por la mitad del daño. Ya que es inusual que el perro se pierda y muerda a alguien. No se esperaba que el dueño del perro tuviera que vigilarlo. Por consiguiente, no se lo juzga completamente responsable por la pérdida y comparte la misma con el dueño del perro herido.

Esto sólo es verdad en los primeros tres incidentes. Después de tres oportunidades de tal agresión, se establece que este perro es de naturaleza destructiva y se espera que su dueño lo vigile y es totalmente responsable por todos los daños y perjuicios causados como resultado de su fracaso al cuidarlo.

¿ES POSIBLE EL ARREPENTIMIENTO?

¿Qué hay sobre la reorientación? ¿Puede un perro, un toro o cualquier otro animal que se descarrió, reasumir su estado original de inocencia?.

Sí, dice el Talmud. Esto puede lograrse de dos maneras. O que el dueño entrene a su animal rigurosamente hasta que su conducta se transforme de agresor a un animal sosegado.

Otra opción, dicta el Talmud, es vender el animal o concederlo como regalo a otra persona. Con un nuevo dueño y nuevos modelos y horarios, la Halajá (ley judía) asume que el animal que proviene de una especie que es normalmente doméstica y de buen comportamiento, volverá a ser civilizado  hasta que se pruebe de nuevo que es destructivo.

LA DIMENSIÓN PSICOLÓGICA

Señalamos numerosas veces que cada ley de la Torá contiene además de una concreta interpretación física, una versión psicológica y espiritual. Ésta es una de las funciones primarias de la tradición mística judía-Cábala y Jasidut- para explicar el significado metafísico que se halla detrás de cada ley y Mitzvá de la Torá y el Talmud.

¿Cómo podemos aplicar lo antedicho acerca de estas leyes a nuestras vidas personales?

EL ANIMAL MÍSTICO

Cada uno de nosotros posee un animal dentro suyo, una conciencia terrenal y mundana que busca su auto- preservación y auto-perfeccionamiento. En la tradición judía, en contraste con algunas otras tradiciones, el animal humano no se ve inherentemente como malo y destructivo, sólo como potencialmente malo y destructivo.

Originalmente, cuando nacemos, el animal dentro de nuestra psique es inocente e incluso tierno, como un cachorro pequeño y tierno. Su meta primaria es meramente conservar su existencia, satisfacer sus demandas naturales, y disfrutar de una “buena vida”. Sin embargo, si nuestra conciencia animal no es educada, cultivada y refinada, este animal inocente y dulce puede transformarse en una bestia egoísta; a veces la bestia puede convertirse en un monstruo, propenso a destruirse a sí mismo y a otros en su demanda de auto-perfeccionamiento y auto-engrandecimiento.

Los animales que se encuentran dentro de las personas, se vuelven de hecho, en un momento dado, fuerzas perjudiciales que causan dolor y desastre a ellos o a otros. Hay dos categorías de animales- humanos perjudiciales. Uno cuyos momentos de agresión se ven como raras desviaciones, y otro en quien estos modelos destructivos se vuelven su conducta común.

En casos donde el animal es generalmente moral y decente y su acto de destrucción es una anomalía rara, la Torá declara, que debemos ser más comprensivos con el “dueño” del animal. Nadie está autorizado a agredir o a morder a otro ser humano jamás, pero hablando prácticamente debemos recordar que incluso el marido más dúctil podría perderse y levantar su voz con rabia e incluso la mujer más amorosa puede, en un momento de tensión, hacer un comentario molesto. Es doloroso, deben hacerse mejoras, pero no es el fin del mundo.

Mientras que el agraviador reconozca el mal que causó y acepte la responsabilidad de ello, serán seguidos de entendimiento y perdón.

Pero si los incidentes de abuso y destrucción persisten- por ejemplo, si un marido grita continuamente a su esposa o a sus niños, o una persona en posición de liderazgo o dirección, destruye las vidas de las personas bajo su mando, esta conducta no debe perdonarse nunca. Estamos tratando con un animal que se ha convertido en una bestia destructiva y debe detenerse inmediatamente.

Y, ¿cómo vuelve semejante animal a su estado de inocencia original? ¿Cómo hacer que un animal que se ha convertido en salvaje recobre la confianza de las personas que ha herido tanto?

DOS CAMINOS HACIA LA RECUPERACIÓN

Existen dos caminos disponibles.

El primero es un proceso riguroso de auto-refinamiento en que el animal aprende a confrontar y desafiar sus miedos más profundos e impulsos y quitar la bestia de su carácter abusivo.

Incluso antes de que se las arregle para trabajar revisando todas las cámaras oscuras de su animal salvaje, las enseñanzas del Judaísmo presentan otro alternativa también: Cambiar la jurisdicción del animal.

Tome su animal y sométalo a la propiedad de Di-s. Incluso antes de elevar su animal a un reino más alto, ríndalo a una realidad más elevada. Tome su rabia, sus aficiones, su depresión, y su miedo y sométalos a Di-s. Una bestia peligrosa puede convertirse en un alma agradable.

(Este ensayo está basado en una charla del Lubavitcher Rebe de Sukot 19875)

1) Éxodo 21:35-36 e Ibíd. De Rashi. De Talmud, tratado Baba Kama.

2) Semejante animal se llama en el Talmud un Muad, en contraste con un Tam que es el título concedido a un animal doméstico antes de que haya atacado tres veces.

Hay un argumento interesante entre comentaristas del Talmud, si un animal que ataca tres veces es juzgado por la Ley Judía como de haberse vuelto de naturaleza destructiva, o que su modelo agresivo de conducta demuestra que siempre ha sido de semejante disposición, sólo que estábamos meramente desprevenidos de ello (Ajaronim a Baba Kama 2,b.) Este debate tiene algunas implicaciones interesantes, particularmente cuando repasamos esta ley desde una perspectiva espiritual y psicológica, discutidas debajo.

3) vea Baba Kama 14a; pag. 39-40. Rambam Hiljot Nizkei Mamon 6:6-7.

4) aunque esta opción se disputa en el Talmud (Baba Kama 40b), Maimónides (ibid.) la visión arriba mencionada como ley definitiva.

5) Likutei Sijot vol. 36 pag. 102-108.