RABI SHMUEL SCHNEERSOHN, EL REBE “MAHARASH” (1834-1882)
El Rebe Maharash, cuarto Rebe de Lubavitch, era el menor de los nueve hijos del Rebe el Tzémaj Tzédek (de los cuales había siete varones y dos mujeres). Era un “ben zikunim” (hijo de la vejez), nacido el 2 de Iyar, doce años después que su hermano más cercano en edad, HaRav lósef Ítzjak. Ese año se cumplieron exactamente cien años desde que el Baal Shem Tov reveló su verdadera grandeza.
El Rebe Maharash es conocido por su dicho de “Lejatjilá Ariber”.
Dijo: “El mundo dice que si no se puede ir por debajo [de un problema; es decir, si no es posible evadirlo] entonces hay que elevarse por encima de él, y yo digo Lejatjilá Ariber: ir por encima de él debe ser el enfoque inicial”. En otras palabras, ningún obstáculo debe considerarse demasiado grande, y todo lo que hagamos debemos realizarlo como si nos halláramos en una posición de poder y mando.
El Rebe Maharash vivió con mucha afluencia y realizó moftim (milagros) extraordinarios. Por consiguiente, los jasidim se refieren a él como el Baal Shemske Rebe (el Rebe similar al Baal Shem Tov). El Baal Shem Tov fue famoso por no permitir que ningún obstáculo ni distancia interfiriera con sus actividades milagrosas, y esto también se aplica al Rebe Maharash.
Una de las cosas extraordinarias que hacía era que cuando le daba una brajá (bendición) de sanación a un enfermo, a veces escribía la prescripción (en latín) él mismo.
Su actitud de vivir y actuar efusivamente se hizo evidente incluso antes de volverse Rebe, como lo ilustra la siguiente historia:
Una vez, luego de que un incendio destruyó la casa de la familia, su padre le dio la responsabilidad de supervisar la reconstrucción. Así lo hizo, y reemplazó las angostas ventanas de toda la casa por unos altos ventanales.
En otra oportunidad, un jasid le presentó un costoso obsequio al Tzémaj Tzédek, pero el Rebe dijo: “No tengo necesidad de esto. Dáselo a mi hijo el Maharash. Él lo usará”.
Dos años después del comienzo de su nesiut (liderazgo en 5628-1868), se incendió toda su casa. El Rebe Maharash dio instrucciones para que la reconstrucción fuera tres veces más grande que el tamaño original, y dijo que tenían que completarla en lo que todos creían que era un período de tiempo increíblemente breve. Pero su deseo se concretó sin ninguna limitación o problema.
No conocemos muchos detalles sobre esta casa, pero se sabe que había cinco puertas que conducían del comedor al exterior. La araña de cristal del comedor tenía trece lámparas de querosén. En el jéder haiejidut, (la sala de los encuentros privados) había seis candelabros, cada uno con doce velas, y la mayoría de los utensilios de la casa —incluso los cubiertos— estaban hechos de oro o plata.
Si bien su estilo de vida era similar al de los ricos y aristócratas (al punto de tener un coche que costaba la increíble suma de trescientos rublos) no vivía de aquel modo en aras de su propio placer, sino que ésta era su forma de servir a Hashem. Se cree que sentía que aquello era necesario para recalcarle al gobierno que había que tratar a los judíos con respeto.
Una vez, su cochero no judío (luego de que los jasidim le dieron unos tragos) dijo: “No entiendo al rabino de ustedes. Miren lo rico que es. Pero cada vez que lo llevo, que es casi todos los días, apenas llegamos al bosque y estamos fuera de la vista de todos se sienta en el suelo y llora [ante Hashem] como si le faltara todo”.
De modo similar, es sabido que el tzadik de Ruzhin usaba zapatos bañados en oro pero que abajo tenían agujeros.
Estos tzadikim, si bien aparentemente vivían rodeados de lujos, en realidad eran sumamente humildes, pues sentían constantemente que estaban frente a Hashem.
Hemos de notar que aunque el Rebe Maharash era rico por sí mismo, los jasidim consideraban un privilegio darle dinero al Rebe.
Su estilo personal único también puede verse en el enfoque que adoptó en su obra comunitaria en aras del bienestar de sus hermanos judíos. No siempre buscaba el consejo de otros líderes judíos contemporáneos. Si bien a veces les pedía ayuda para llevar a cabo sus planes, él mismo tomaba las decisiones sobre cuál era la mejor forma de ayudar a la comunidad judía.
Por otra parte, cuando les pedía ayuda a las autoridades rusas, les hablaba con valentía y decisión. La posición que adoptaba no era pedirles que ayudaran a los judíos por lástima, sino acercarse a las autoridades para exigirles que ayudaran, explicando que aquello era en beneficio del país, pues los judíos ofrecían servicios valiosos. Esto fue especialmente así en los últimos años de su vida, cuando empezaron a estallar los pogroms por toda Rusia.
A pesar de que las autoridades lo amonestaron por sus tácticas, acciones y palabras (al punto de amenazarlo con el encarcelamiento por hacerle daño a la reputación del país diciendo que el gobierno no estaba ayudando), los pogroms se interrumpieron poco después de que el Rebe actuó con firmeza.
El médico del Rebe Maharash estaba muy preocupado por el hecho de que el Rebe hubiera hablado personalmente con el ministro del interior, porque el estrés de la situación y la conversación afectaron su salud (al punto de tener que hacer reposo durante los dos meses siguientes).
El Rebe Maharash le dijo que toda la esencia de ellos (es decir, de los Rebes) estaba dedicada a ayudar a la nación judía. “Incluso si tenemos que tolerar el dolor físico o aun la tortura para ayudar a la nación judía, lo haremos”.
El enfoque del Rebe Maharash de Lejatjilá Ariber le mostró a la nación judía que incluso en situaciones graves o aparentemente sin solución, nunca tenemos que caer en la desesperación ni sentirnos intimidados, sino que debemos encarar cada situación con el conocimiento de que con la ayuda de Hashem lograremos superar la adversidad.
Había momentos en que el Rebe Maharash sentía que el gobierno promulgaría ciertas leyes beneficiosas para los judíos sólo si creían que él no participaría en la petición. En aquellos casos, él declaró públicamente que se negaba a “estar involucrado en estos asuntos”.
Posteriormente, los jasidim descubrieron que en realidad el Rebe Maharash era el originador de aquellas peticiones.
SUS PRINCIPALES SEFARIM
Los maamarim del Rebe Maharash están todos impresos bajo el título de Torat Shmuel. Como se notó previamente, fue el primer Rebe que empezó a decir hemshejim. Los más famosos son Maim Rabim en 5636 (1876), vekujá en 5637 (1877) y Vehejerim en 5631 (1871).
SU FAMILIA
El Rebe Maharash y la Rebetzn Rivka tuvieron seis hijos:
HaRav Schneur Zalman Aharon, conocido como el RaZ”A
HaRav Shólom DovBer, el Rebe Rashab
HaRav Abróhom Sender
HaRab Menájem Méndel
HaRabanit Devora Lea
HaRabanit Jaia MushkaExtraído del libro “Los Rebeim” de Editorial Bnei Sholem para adquirirlo www.bneisholem.com.ar