8500 personas celebraron la alegría de la tradición judía en La Rural

El festejo de Lag Baomer de Jabad Argentina reunió a 8500 asistentes en La Rural en una inolvidable tarde de juegos, música y diversión para toda la familia. Con 130 juegos, 4 shows, el Acto Central en el que se encendió la tradicional fogata, la participación de la Banda de Relaciones Institucionales de la Armada Argentina, la música de Tiembla el Mohel, patio de comidas y sorpresas, la comunidad judía celebró la unión de Am Israel y el orgullo de la tradición y la identidad hebrea.

El domingo 26 de mayo desde las 12 y hasta las 18 horas, el Pabellón Ocre de La Rural fue una enorme fiesta: grandes juegos mecánicos, juegos electrónicos, inflables, kermes y regalos. Antes de unirse a este evento en La Rural, 2300 personas participaron del importante Desfile de Lag Baomer en la vía pública, desde Av. del Libertador y Cavia hasta el ingreso al predio por Av. Sarmiento, visibilizando el orgullo por la educación judía y la tradición milenaria. La marcha recorrió las calles con un camión con maquetas de las campañas del Rebe, grupos escolares, la banda infantil de Tzivot Hashem y la Banda de la Armada Argentina.

“La Torá es para los iehudim como el agua para los peces”, afirmó el Rabino Tzvi Grunblatt, Director General de Jabad Argentina, en el Acto Central del encuentro. Y remarcó lo fundamental del estudio y la alegría: “Cada chico tiene que tomar el ejemplo de Rabí Shimón bar Iojai; cada minuto libre tomar un libro sobre Torá, y hacerlo con alegría.” También señaló la importancia de la unión de Am Israel, uno de los ejes de la convocatoria: “Shevet ajim gam iajad (que los hermanos estén juntos en armonía) trae bendición”, e invitó a los presentes a aumentar en mitzvot en mérito de la inmediata liberación de los secuestrados en Gaza y la protección de nuestros jaialim.

En el acto, alumnos de jardín y primaria subieron al escenario a recitar los 12 Psukim. Además, se leyó el Salmo 123 por la liberación de los secuestrados y la seguridad de todo Am Israel. Eyal Sela, Embajador de Israel, compartió palabras de apoyo al encuentro y se sumó al pedido de liberación de los secuestrados. También estuvieron presentes el Dr. Miguel Licht, Presidente del Tribunal Fiscal de la Nación, y María del Pilar Bosca, Directora General de Cultos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, entre otras importantes autoridades y líderes comunitarios que participaron del encendido de la fogata.

El festejo, cuya consigna fue Celebrando el judaísmo con fortaleza y fe, fue organizado por el equipo del Rabino Levi Silbestein y Etti Silberstein bajo la dirección del Rabino Tzvi Grunblatt. Contó con la colaboración de voluntarios de Tiferet Zekeinim, la escuela Wolfsohn y los alumnos de la Yeshivá de Jabad.

El esfuerzo que realmente cuenta


El concluir el tercer libro de la Torá, recuerdo la oración tradicional que se recita al completar un tratado del Talmud. En él, agradecemos a Di-s por la gran oportunidad de esforzarnos en el estudio de la Torá. La oración contiene una línea que dice así: “Nosotros trabajamos y ellos trabajan. Nosotros trabajamos duro y recibimos recompensa, ellos trabajan duro y no reciben recompensa”.

La oración contrasta el estudio de la Torá con todas las demás formas de trabajo: mientras que el estudio de la Torá ofrece una compensación significativa, otros esfuerzos no lo hacen. ¿Es esto así? ¿No hay una compensación significativa en otros campos de trabajo? ¿En qué se diferencia el estudio de la Torá? La explicación radica en un examen cuidadoso de las palabras de la oración: “…trabajan y no reciben recom‐pensa.”

¿Por qué el autor de esta oración de acción de gracias eligió la palabra “trabajar” en lugar de “lograr”? La respuesta es que el estudio de la Torá tiene que ver con el esfuerzo y el “trabajo duro”, en contraste con otros esfuerzos o ciencias, donde el enfoque principal está en el logro y el producto final. El estudio de la Torá se trata principalmente de los medios, no tanto de los fines.

En otras áreas de la vida, ¿a quién le importa tu trabajo? Trabajar es solo un medio para un fin. No hay recompensa por el trabajo duro. De hecho, si pudiera realizar el mismo trabajo sin esforzarse, sería igual de bueno. No se da ninguna recompensa adicional por el trabajo duro. ¡Son principalmente los resultados los que cuentan! En el estudio de la Torá, sin embargo, es todo lo contrario.

Incluso si te esforzaras en el estudio de la Torá sin ningún resultado tangible, ¡eso en sí es digno de recompensa! La razón de esto es que, a diferencia de otras ciencias, el estudio de la Torá no se trata de acumular conocimiento. A diferencia de otros libros de autoayuda y manuales religiosos, la Torá no se trata solo de aprender a observar. El estudio de la Torá se trata principalmente de forjar una relación con Di‐s.

Cuando nos esforzamos en el estudio de la Torá y nos conectamos con la Fuente de la Sabiduría de Di‐s, estamos experimentando la unidad y forjando una relación con nuestro Di‐s, independientemente de si logramos dominar el tema que estamos estudiando.

La relación con Di‐s se experimenta principalmente mientras se trabaja y se estudia, no en los resultados o logros. Este pensamiento se repite en la porción de la Torá de esta semana, que nos dice: “Si andas en mis estatutos” (Levítico 26:3), explicado por Rashi como una referencia a “ocuparse en la Torá”.

Nuevamente, el énfasis aquí está en el esfuerzo y no tanto en los resultados. ¡Qué enfoque refrescante y contraste dramático con todas esas otras áreas, donde lo único que importa son tus resultados! Desde la perspectiva de la Torá, no nos importan tanto cuáles son tus calificaciones, o cuántos títulos y grados dominas en la vida.

¡Lo que más aprecia y valora Di‐s es el arduo trabajo y el esfuerzo que pones en tus estudios de Torá! La calidad y el esfuerzo durante el viaje del estudio de la Torá son mucho más importantes que el destino.

Cómo criticar con amor

Criticar a otra persona, no está prohibido. Sólo que hay un par de condiciones para prestar atención antes de comenzar.

La primera condición es asegurarse de que esta persona es tu mejor amigo. Ellos son los únicos que vale la pena criticar, no porque te escucharán, sino porque también tú corres menos riesgos de convertirlos en tus peores enemigos. Si la persona, que sientes la necesidad de criticar, no es tu mejor amigo, entonces precisarás pasar más tiempo con él. Averigua todo lo bueno sobre él, y busca la manera de ayudarlo. Eventualmente, se desarrollará una amistad.

También, tendrás que asegurarte que esta persona posea el mismo conocimiento, entendimiento y perspectiva sobre lo correcto e incorrecto que tú, antes de atacar sus decisiones. Si no es así, tendrás que pasar más tiempo estudiando y discutiendo juntos hasta que puedas apreciar y ver el punto de vista del otro. Una vez que ambos están en el mismo espacio de Torá y observancia de las mitzvot, y él es un buen amigo, está bien criticar, si es necesario. Y si recuerdas lo que había para criticar.

Si todavía no has tenido éxito en mejorar tu criterio de ser crítico, y sientes la necesidad de seguir criticando, hay una alternativa: Siéntate y critícate a ti mismo, desde el fondo de tu corazón, hasta que la otra persona escuche. Si viene de tu corazón, entrará en su corazón también.

Hay solo una manera de acercar a la gente a la Torá, ya sea tu amigo, cónyuge, hijo, o un completo extraño. No es con crítica, ni con argumentos, ni con juegos intelectuales; sino es atraerlos con las cuerdas del amor, mostrándoles tu fe en lo que ellos son y con acciones reales.

El amor puede fallar, y debemos saber que puede fallar. Ya que si el amor siempre fuera recíproco, ¿cómo podría haber amor sincero? Cada persona tiene libre albedrío. Sin importar qué tan fuerte tires de las cuerdas del amor en la dirección correcta, siempre dará la espalda y se escapará.

Pero si ya has hecho lo tuyo, has mostrado amor. Y ¿cuál es la recompensa de la Mitzvá del amor? Es la elevación de tu alma, y su alma, y la iluminación de la Luz Infinita sobre la comunidad de Israel y en todo el mundo. Es toda la Torá.

Confiá en tu socio

Cierta vez, un distribuidor internacional de telas de alta gama, visitó al Rebe de Lubavitch, Menajem Mendel Scheerson. Como miembro activo de la comunidad de Jabad en Inglaterra, el hombre ya conocía sobre cómo los asesoramientos y bendiciones del Rebe imapctaban en las vidas de muchas personas. En cierto punto de su discusión, el hombre de negocios le propuso al Rebe de que sea su socio para un negocio. El Rebe se puso serio y dijo: “Esta bien. Recuerde, sin embargo, que en una sociedad, ninguno de los dos llega a hacer un movimiento sin el consentimiento del otro. ¿Tenemos un trato?”

El hombre estaba entusiasmado con esta oportunidad de ser “socio” con el tzadik, y rápidamente aceptó el acuerdo. El Rebe le aconsejó hacer una compra grande de un material determinado que no conocía. El comerciante se fue a su casa e hizo un gran pedido de este tejido inusual. Cuando se reportó de nuevo a Nueva York, el Rebe le respondió de que la compra era demasiado conservadora. Debía haber comprado una cantidad mucho mayor. El hombre salió y compró cantidades astronómicas, hasta el punto de invertir toda su fortuna personal para pagar los envíos.

Para disgusto del hombre, poco tiempo después de las adquisiciones, el valor de este material comenzó a bajar. Tal vez, pensó, debería vender al menos una parte importante. Como había prometido, se comunicó con el Rebe para su consentimiento. Para su sorpresa, el Rebe no le otorgó su consentimiento y le recordó sobre el acuerdo respecto a los movimientos unilaterales.

A medida que el precio del material continuaba bajando, lo mismo ocurría con el espíritu del hombre. Cada día, veía que su fortuna se resbalaba cada vez más lejos. Todas las súplicas al Rebe concluían con la misma respuesta: “No vendas”.

Frente a la ruina financiera, el hombre comenzó a cuestionar toda su relación con el Rebe y Jabad. Tal vez fue un error. Con la devaluación de cada día, su distancia con la comunidad de Jabad crecía.

Ésto continuó durante varios meses. Un día, el precio subió un poco. Le consultó de nuevo al Rebe, pero nuevamente le dijo que aún no. Cuando el precio subió incluso más, el Rebe todavía seguía sin darle la luz verde a la venta masiva.

Poco después, un famoso diseñador de moda extendió una línea que requería una gran cantidad de un material inusual. Cuando el hombre le informó de esto a la Rebe, le dijo que había llegado el momento de vender. El inventario fue rápido. El hombre hizo muchos millones. Entusiasmado, se subió a un avión para entregarle al Rebe un cheque por su “parte”. El Rebe se negó, pidiéndole al hombre que le diera el dinero para caridad.

Luego el hombre le preguntó al Rebe si podían hacer otro negocio juntos. El Rebe sonriendo le dijo: “Lo siento…eres un Shvajer Shutaf, un socio débil”.

Al comienzo de la lectura de la Torá de esta semana, se nos enseña que en el Monte Sinai, Di-s le dice a Moisés que le instruya a los Hijos de Israel sobre la observancia de Shmitá, el año Sabático. Al entrar a la Tierra de Israel, deberían contar los años en ciclos de siete. Durante seis años trabajarían, y el séptimo sería un descanso”. Nada de siembra, recolección, atados. Un año entero para la búsqueda espiritual.

La Torá luego dice: “Y si vas a decir: ¿Qué comeremos en el séptimo año?….Yo daré mi bendición de que el sexto año crecerá lo suficiente para un período de tres años…”. En otras palabras, la bendición Divina de enriquecer el suelo como resultado por haber observado “Shmitá”, compensará tres veces más la pérdida por haber dejado a la tierra descansar.

Tanto si se trata de Santificar el Shabat, enviar a nuestros hijos a escuelas de Torá o hacer un esfuerzo extra para mantener una cocina kosher, Shmitá nos recuerda de que el Monte Sinai representa un puente entre la teoría y la práctica, la fe y la acción. En esa montaña, el Todopoderoso nos tomó como socios en el negocio de la creación. Desde entonces nos ha estado implorando: “No seas un Shvajer Shutaf”

Por: Moshe Bryski

¿Puedo pagarle a mi amigo un interés que él pagó por mi?

PREGUNTA:

Un buen amigo mio me prestó plata de su linea de crédito, y ahora tiene que pagar intereses de esa cantidad. ¿Puedo pagarle por esos intereses que él mismo le va a pagar al banco, o está prohibido pagarle más de la cantidad que el me prestó? Si es así, ¿hay alguna solución para que pueda pagar ese interés?

RESPUESTA:

De acuerdo a la ley de la Torá, no se debe pagar interés en un préstamo entre dos Judíos. Está, sin embargo, permitido pagar intereses o recibir interés de un no judío, o a un banco o tarjeta de crédito de un no judío. No hay nada de malo en cargar intereses, es algo aceptado en todas las sociedades. Sin embargo, debemos tratar a los Judíos como miembros de la familia, y entre hermanos no se cargan intereses.

En una instancia como la cual tu me describes, a pesar de que entiendo que te debes sentir mal al saber que tu amigo está pagando intereses al prestarte dinero, tu no tienes permitido pagarle ningún interés.

Tu no le debes plata a su banco, le debes la plata a él. Él te prestó el dinero, y pagarle más de lo que te prestó está prohibido.

Hay una solución que se puede hacer ANTES de tomar el préstamo llamado “Heter Iska”. La idea detrás de esto es que, en vez de pedir por un préstamo personal, el prestamista y el prestatario firman un acuerdo de negocios cuyos beneficios serán compartidos. Tu Rabino debe tener un formulario de Heter Iska que tiene que ser llenado por ambas partes.

Mientras que lo antes mencionado es la regla Halájica en tales casos, siempre debes consultarle a tu Rabino.

Rabino Eliezer Danzinger de Chabad.org

Tres situaciones en la educación

En el comienzo de nuestra Parshá, la Torá ordena a los Cohanim (los sacerdotes), que no deben impurificarse y se les prohíbe permanecer bajo el mismo techo que un muerto. Lo llamativo es que el texto parece redundante: “Dile a los Cohanim hijos de Aarón y les dirás a ellos”. Rashi, el gran comentarista de la Torá, explica que el “les dirás” es para “responsabilizar a los adultos por los pequeños”. Esta no es la única oportunidad en que la Torá encomienda a los mayores por la conducta de los niños. Nuestros Sabios indican que esta regla aparece en tres oportunidades: en la prohibición de comer bichos e insectos, en la prohibición de comer o beber sangre y en la prohibición a los Cohanim de impurificarse.

NO DARSE POR VENCIDO

¿Por qué la Torá ve necesario acentuar la importancia de la educación justo en estos tres temas? Esto se debe a que en estas tres situaciones el educador puede pensar que en este caso no es posible educar a un niño en el alto standard de exigencia de la Torá. Por eso la Torá lo alienta ya que aquí también es responsable de educar al menor para que no transgreda.

Lo característico en la prohibición de comer bichos y reptiles es que, es algo que de por sí produce repugnancia.

En cuanto al consumo de sangre, era una conducta a la que los judíos estaban acostumbrados a ver en los egipcios, y que imitaban. Y con respecto a las leyes de los Cohanim, su particularidad es que el concepto de la impureza es algo no racional. Del hecho que la Torá acentúa velar por la conducta de los niños en estos tres casos especialmente, aprendemos tres reglas fundamentales en la educación.

EDUCAR A QUIEN COME ABOMINACIONES

Cuando nos enfrentamos a una situación escabrosa, o frente a una reacción grosera o poco amable del educando, podemos pensar que en este caso es imposible lograr una mejora. Por eso viene la Torá y nos enseña que aunque se trate de una persona que come tarascas – un nivel de degradación moral grave – de todos modos debemos educarlo y encaminarlo en la senda correcta.

Algunos opinan que la educación es aplicable mientras la persona no esté acostumbrada a transitar el mal camino, pero si sus malas costumbres se convirtieron en hábitos, es en vano todo esfuerzo por instruirlo. La Torá nos guía entonces, mostrándonos que incluso cuando los iehudim se encontraban totalmente habituados a la ingesta de sangre como lo hacían los egipcios, pudieron abandonar esta conducta por mandato de la Torá. También con los niños, por medio de una educación adecuada, podemos revertir los malos hábitos.

ENSEÑAR A TENER FE

Otros sostienen que la Torá y el judaísmo pueden instruirse a los jóvenes y principiantes sólo con conceptos racionales posibles de ser explicados con la lógica, pero los temas de fe, supra-racionales, son imposibles de transmitir a los niños en edad o en preparación espiritual. Nos puntualiza la Torá que incluso un tema como el de la impureza, que es irracional, más allá del intelecto humano, debe ser enseñado y cumplido por los niños. Los temas de la fe judía se pueden y deben enseñar y transmitir. En su fuero íntimo, todo judío es creyente, y la enseñanza que le proporcionamos sirve para revelar esta fe que ya se encuentra en él (aunque sea en forma potencial).

El solo hecho que la Torá nos ordena algo, nos demuestra que esto es posible. Pero además, la orden de Di-s nos otorga las fuerzas necesarias para llevar a cabo la Mitzvá. Di-s no pide de la persona cosas que no están a su alcance, y si Él nos manda en la Torá y en el Shulján Aruj, actuar de cierta manera, ya nos ha dado las energías necesarias para lograrlo.

Igrot Kodesh, tomo 1 Pág. 119

¿Por qué celebrar en una tumba?

Rabi Shimón Bar Iojai, fue uno de los más grandes sabios del pueblo judío. Alumno de Rabi Akiva, vivió en la época de las persecuciones romanas. Se decía de él que toda mujer debe orar para que su hijo pueda emularlo, y que por lo excepcional que era, su mérito fue suficiente para proteger a toda su generación.

Los romanos condenaron a Rabí Shimón a muerte por sus declaraciones contra el gobierno. Pasó a la clandestinidad junto con su hijo Elazar. Se escondieron en una cueva durante 12 años, pasando ese tiempo estudiando Torá.

Cuando salieron, se habían elevado a tales alturas de santidad y comprensión Divina que veían el mundo desde una perspectiva diferente de la persona promedio.

Compuso muchos volúmenes de comentarios de la Torá, pero es más conocido por el Zohar, la obra fundamental de la Cábala. Rabí Shimón pidió que el aniversario de su muerte, 33 del Omer, esté marcado por grandes celebraciones, especialmente en el lugar de su tumba en Merón.

Es inusual celebrar en un Iortzait así. Una fuente de esta antigua costumbre se basa en el hecho de que la sentencia de muerte contra Rabí Shimón fue anulada por un milagro. Ya que a los asesinados por los romanos se les negaba sepultura, la celebración es en su tumba, y Rabi Shimón murió de muerte natural.

La antigüedad y la continuidad de estas costumbres se evidencian por los registros en el diario de un viajero que data de 1522, “… El 15 de Iyar una gran caravana se formó en Meron, más de mil almas estaban allí, porque muchos vinieron de Damasco con sus esposas e hijos, y la mayoría de la comunidad de Safed, y toda la comunidad de Levukim, que es un pueblo cerca de la cueva donde Rashbi y su hijo estaban escondidos… y pasamos dos días y dos noches [coincidiendo con Lag Baomer] de celebración y regocijo”.

¿POR QUÉ CELEBRAR EN UNA TUMBA?

El hombre que vivió en el futuro

Esta semana- el 25 y 26 de mayo – , judios de todo el mundo celebran la vida de un hombre que, literalmente, vivió en el futuro. Lag Baomer, el día 33 de la cuenta del Omer, es el día del fallecimiento de Rabí Shimon Bar Iojai, que estuvo en la segunda generación después de la destrucción del Templo, hace unos 1.900 años. 

Rabí Shimon es el autor del Zohar (el libro más básico de la Cabalá), Mejilta (una obra midráshica central), y de cientos de leyes y enseñanzas citadas en el Talmud. Desempeñó un papel fundamental en la historia de la transmisión de la Torá a través de los siglos, tanto en su “manifiesto” (es decir, talmúdico-halájico) así como lo esotérico (místico – cabalístico). Si hay algo que caracteriza la vida de Rabí Shimón Bar Iojai, es que habitaba una realidad que, para la mayoría de nosotros, todavía está en el futuro: la realidad del Mashíaj, el mundo mesiánico de la redención, la armonía y la perfección. Se dice que, para él, el Templo Sagrado nunca fue destruido, el pueblo de Israel nunca entró en el estado de galut (exilio físico y la alienación espiritual), y el mundo había alcanzado la perfección Divina de la Era del Mashíaj.

El Midrash nos cuenta una historia: Cierta vez, un discípulo de Rabí Shimon dejó la Tierra de Israel y se volvió un hombre rico. Los otros discípulos vieron esto y sintieron envidia y quisieron irse. Rabí Shimon los llevó a un valle frente a Meron y dijo: “¡Valle! ¡Valle! ¡Llénate de monedas de oro!” El valle comenzó a atiborrarse de monedas de oro delante de sus ojos.

Dijo Rabí Shimón a sus discípulos: “Si es oro lo que ustedes desean, aquí tienen oro; tómenlo. Pero todo el que toma ahora, está tomando su parte del Mundo por Venir. Pues el premio de la Torá es sólo en el mundo venidero” (Midrash Raba, Shemot)

El Rebe de Lubavitch explica un significado más profundo de esta historia: La Torá es el canal a través del cual toda la vitalidad y el sustento de la creación fluye desde arriba.

Así que todo en nuestro mundo, desde las bendiciones espirituales más elevadas a la riqueza mundana que viene en forma de monedas de oro, es suministrado por la Torá. 

Pero nuestro mundo es un lugar de ocultamiento y engaño.

Las cosas nos llegan, pero su origen sigue siendo oculto; Podemos ver el resultado, pero tenemos una percepción distorsionada de su causa. En nuestra realidad, es posible ver que mientras que la Torá es la fuente de todo el oro del universo, uno- cuya vida está dedicada a la Torá- puede sufrir la pobreza, mientras que uno que abandona la Torá puede parecer adquirir riquezas. Ese es nuestro mundo. 

El futuro del mundo del Mashíaj, sin embargo, es el mundo de verdad. En el que la mano es visible dentro del guante, la causa es evidente en el efecto, y la fuente de todo, se revela sin distorsión. En el Mundo Venidero, es claramente visible que incluso el oro físico fluye desde el conducto de la Torá.

Rabí Shimon Bar Iojai habitaba en la realidad futura. Sus discípulos, sin embargo, seguían viviendo en el mundo actual.

Entonces, les concedió un atisbo del mundo venidero. Les mostró el mundo que habitaba en cada momento de su vida. Y si no podían habitarlo y acceder allí, al menos podrían contemplarlo.

Cada año en Lag Baomer, somos atraídos a la órbita del mundo futurista de Rabí Shimon. Los maestros jasídicos explican que en el día de la muerte de una persona, todos sus actos, enseñanzas y logros alcanzan su máximo estado de plenitud y realización.

Por esto, en el día culminante de la vida de Rabí Shimon, predomina su influencia, y está en nuestro poder compartir su realidad, de un mundo redimido y perfeccionado.

El libro de la luz

Lag Baomer, el día treinta y tres de los cuarenta y nueve de la “cuenta del Omer” desde Pesaj hasta Shavuot, es el día que más se asocia con las enseñanzas de la Cabalá.

Es el aniversario del fallecimiento de Rabi Shimon Bar Iojai, autor de la obra más básica de la Kabalá, el Zohar. (Literalmente: “Iluminación”, “Radiación”, comúnmente traducido como “El libro del Esplendor”). Rabi Shimon le instruyó a sus alumnos celebrar el día de su fallecimiento, como si fuera el “día del casamiento” (Iom Hilula). Ya que el día del fallecimiento de una persona es la culminación de su vida en esta tierra; en el caso de un individuo justo, es también el punto más alto, el punto en el cual una misión perfectamente realizada en la vida, llega a su última realización.

La Cabalá es el alma mística de la Torá, el elemento de la Torá que más íntimamente se relaciona con su Divina esencia. Todo en la Torá, incluidos pasajes Talmúdicos que tienen que ver con las leyes de “dos personas que se sostienen en una vestimenta”, o “uno que hace trabajar a una vaca en vez de a un burro”, son sabidurías y deseos de Di-s, y la mente que los contempla y los integra hasta unirse con ellos, es entonces un recipiente que puede concebir Divinidad; pero de esa manera, uno entiende por sabiduría Divina como algo investido en “prendas” mundanas, cómo Él se ha investido dentro del mundo, en temas y lugares corrientes.

Por el otro lado, el alma de la Torá, en su forma así como también en su esencia, es Divina:

 

La Cabalá no discute sobre problemas financieros u obstáculos en la vida, sino que habla sobre los mundos espirituales, atributos supremos y formas de energías Divinas.

 

Si el estudiante de Talmud sabe que la temporalidad del tema en cuestión es sólo una caja que esconde la Divina esencia implícita dentro de ella, la mente Cabalista ingiere la sabiduría Divina en una cápsula más traslúcida, en un recipiente que irradia espiritualidad y Divinidad.

De vista y de oído

Cuando el Talmud cita una prueba para decidir la disputa entre dos sabios o para resolver una cuestión en una ley, generalmente lo introduce con la frase “Ta Shemá”, “Ven, escucha”, o “Ve y entiende”. (En Hebreo la palabra Shemá significa “escucha” y “entiende”). En contraste, la común frase con la que comienza el Zohar es “Ta jazi” “Ven, ve”. La diferencia entre ambos es que las dos formas de la Torá son parecidas a la diferencia entre ver por un lado, y escuchar y comprender por el otro.

Mientras que mirar y escuchar son ambas herramientas de percepción, absorbiendo estímulo y relacionándolos con la mente para interpretar, hay una gran diferencia entre la manera en las que ambas nos impresionan con sus “descubrimientos”. La vista es la facultad que más nos convence: una vez que hemos visto algo con nuestros “Propios ojos”, es virtualmente imposible que refutemos lo que otro sentido nos demuestre. Por el otro lado, cuando escuchamos y comprendemos, nos impresionamos menos con la información proporcionada. Nos convencerán de ciertas verdades, pero no como lo hacen inequívocamente nuestros ojos. Lo que oímos y entendemos son hechos que nos han sido “comprobados”; lo que vemos es una realidad.

 Uno contempla el “cuerpo” de la Torá y gana conocimiento de la realidad Divina. Pero esto permanece “escuchado”, una información de segunda mano convenida vía el medio del tema mundano en cuestión. Sólo al estudiar el alma de la Torá es que uno “ve” Divinidad, percibe la realidad de la forma más inmediata e inequívoca.

Basado en una directiva del Rebe, Lag Baomer 5711 (1951).