Las leyes de responder Amén

Cuándo si:

• Se debe responder Amén cada vez que escuche a otro decir una bendición, incluso si la bendición no contiene el nombre de Di‐s, como “Que el Misericordioso sea bendito…”.

• Para responder Amén, uno puede escuchar la bendición completa, el final de la bendición, o al menos saber a qué bendición se está respondiendo Amén. Si no escucha la bendición y no sabe a qué bendición responderá, no responde Amén

• Se permite responder Amén a cualquier bendición que escuche a través de un micrófono o conexión en vivo.

• Se debe responder Amén inmediatamente después de que se complete la bendición.

Cuando no:

• Si uno completa su propia bendición al mismo tiempo que otra persona termina su bendición, no responde Amén sobre la bendición del otro, pues parece como si estuviera diciendo Amén a su propia bendición.

• Se dice Amén a una bendición que un niño pronuncia por algo sobre lo que necesita decir una bendición, como por ejemplo sobre la comida antes de comer. Sin embargo, si el niño dice una bendición como parte de su rutina de aprendizaje, como cuando practica la lectura, no se debe decir Amén.

• Si alguien dice una bendición, pero cambia el texto instituido por los rabinos, no responde Amén.

• Uno puede responder Amén a una bendición dicha por un no judío, si escucha la bendición completa de principio a fin si el no judío cree en Di‐s.

• Se debe concentrar bien al contestar el “Amen Iehei Shmei Raba…” en Kadish, porque aquellos que respondan “Amen Yehei Shmei…” con mayor concentración tendrán su decreto más años de vida. Además, esto debe decirse en voz alta (no gritando), porque esto también logra la eliminación de todos los decretos malignos.

• Si termina una bendición al mismo tiempo que el jazan‐ cantor, pero las bendiciones son diferentes, responde Amén a la bendición del cantor

El coraje de Miriam

Al final de la Parashá de Behalotja leemos cómo cuando Miriam tuvo que vivir fuera del desierto de Israel por siete días “…el pueblo no viajó hasta que Miriam fue traída nuevamente” (Números 12:15)
Dos millones de personas, con todos sus líderes, profetas, jueces, ancianos y Sabios, atrasaron su viaje para esperar a un individuo!
Eso fue debido a que ellos recordaron cómo ella aguardó en los juncos del Nilo para cuidar a su hermano Moisés que flotaba en la canasta sobre el río. Ellos se acordaron cómo Miriam, una pequeña niña, ha cambiado el curso de la historia.

Amram, padre de Aron y Miriam, era el líder de la generación previa al éxodo de Egipto. Cuando el Faraón decretó: “Cada hijo varón debe ser tirado al Nilo” (Éxodo 1:22), Amram declaró que era inútil tener hijos, entonces se divorció de su esposa Iojeved. Todos los Judíos siguieron su ejemplo y se divorciaron de sus esposas. Luego Miriam habló. Con tan solo seis años en ese momento, y sabiendo que su padre era justo y líder de la nación, ella dijo con coraje:

“Tu decreto es peor que el del Faraón, porque él sólo decretó sobre los varones, pero tu los has hecho sobre varones y niñas. El Faraón es un hombre malvado, y su decreto puede ser efectivo o no. Tu eres una persona justa, por lo que tu decreto será efectivo”

Miriam declaró que uno debe seguir las órdenes de Di-s, incluyendo el precepto de “multiplíquense”(Génesis 9:1), sin tener en cuenta la “lógica” ni las consecuencias.
Amram reconoció la verdad y sinceridad de su pequeña hija. Inmediatamente se volvió a casar con Iojeved, y todo Israel, inspirados por su ejemplo, hicieron lo mismo.

Cuál fue el resultado de las acciones de Miriam? Nació Moisés, y en el momento que su madre lo puso sobre el río, los astrólogos del Faraón declararon: “El liberador ya ha sido lanzado al agua”, y el decreto fue anulado.

El coraje de una niña de seis años de “decirlo como es”, incluso al líder de la generación, afectó a la anulación del malvado decreto en el éxodo de Egipto, trayendo la liberación a través de Moisés, no sólo para él mismo, sino también para sus padres, familia y todo Israel.

Por: Itzjak Meir Kagan

El fallecimiento de Aharón

La Nube de Gloria permaneció varios meses en Kadesh, en el límite de la tierra de Edom. Luego se elevó y condujo a Benei Israel en un desvío alrededor de la tierra de Edom. Ella vino a descansar delante de la montaña de Hor Hahar. El nombre “Hor Hahar” significa “montaña de una montaña”. 

Ella era realmente una colina descansando sobre la cima de otra, y se asemejaba a una pequeña manzana sobre la parte superior de una grande.

Usualmente la Nube de Gloria achataba todas las colinas y montañas en el desierto para que Benei Israel pudieran viajar sobre un sendero parejo. No obstante, Hashem dejó en pie tres montañas:

Har Sinai, por la entrega de la Torá; Har Nevó, para servir como lugar de entierro de Moshé y Hor Hahar, para volverse el lugar de entierro de Aharón.

Hashem preservó también a estas montañas como un recordatorio de que había habido muchas colinas como éstas en el desierto. Los judíos entonces apreciarían la bondad del Todopoderoso en nivelar las montañas por su bien.

Cuando ellos arribaron a Hor Hahar, Hashem anunció a Moshé: “Aharón será reunido con su pueblo. Su alma se unirá a aquéllas de otros tzadikím (justos) en Olam Haba (mundo por venir)”.

“Informa suavemente a Aharón que él está a punto de partir de este mundo porque pecó en Mei Merivá. Su hijo Elazar lo sucederá como Cohén Gadol. Quien deja un hijo para tomar su lugar es considerado como si no murió”.

Hashem escogió revelar las noticias a Aharón mediante Moshé, antes que comunicarlas Él mismo, como si afirmara, “Yo estoy avergonzado de decírselo”.

Al recibir las órdenes de Hashem, Moshé rogó, “Señor del Universo, ¿no puede Aharón permanecer vivo en el lado oriental del Jordán?”.

“Imposible”,- replicó el Todopoderoso – “El estar vivo impide a Benei Israel entrar a la Tierra. ¿Deseas que él viva a ese precio?”.

Moshé todavía continuó orando:  “Señor del Universo, ¿cómo puedo yo decir a mi hermano, Tu tiempo ha llegado?”.

Replicó Hashem, “Es un honor para él ser informado por ti. Dile, ‘Cuan afortunado eres tú que yo y tus hijos te atendemos en tu última hora. (¿Quién cuidará de mí cuando yo esté a punto de morir?) Más aún, tu hijo tomará tu lugar (y el mío no lo hará).

“Además, Aharón no morirá por medio del Ángel de la Muerte. Cuando Aharón arriesgó su vida quemando ketoret en medio del pueblo a fin de detener la plaga, Yo decreté que el Ángel de la Muerte no tendría poder sobre él. Yo Mismo recogeré su alma.”

Cuando Moshé comprendió que el decreto de Hashem era irrevocable, obedeció sin demora.

A la mañana siguiente él le acordó a Aharón público honor. Antes que caminar al Ohel Moed en la acostumbrada formación- Aharón a la derecha, Elazar a la izquierda, los nesiím (líderes de las doce tribus)  flanqueándolos a ellos a ambos lados, y el pueblo detrás de ellos- Moshé le ordenó a Aharón caminar en el centro, donde Moshé usualmente caminaba.

El pueblo se preguntaba por qué se le acordaba a Aharón honor especial. Ellos supusieron que a Aharón se le había concedido ruaj hakodesh (inspiración Divina) en lugar de Moshé.

Cuando la procesión arribó al Mishkán, Aharón quiso entrar para realizar el diario Servicio matinal.

“Espera,” dijo Moshé, “Hashem ordenó que tú no realizarás la avodá hoy.”

“¿Qué ha ordenado Él?” preguntó Aharón. “Ascendamos a Hor Hahar, y te lo contaré,” replicó Moshé. Al pie del monte, Moshé ordenó a los nesiím esperar. Sólo él, Aharón, y Elazar ascendieron.

Otra vez Aharón interrogó, “¿Qué ha ordenado Hashem?” “Hermano mío,” Moshé presentó cautelosamente el tema,

“¿eres consciente de retener un depósito el cual el Todopoderoso puede querer de regreso?”

“Mi hermano Moshé,” replicó Aharón, “el Mishkán entero y sus santas vasijas están bajo mi cargo. ¿He fallado en la avodá?”

Moshé intentó un abordaje más directo. “¿Te ha confiado el Todopoderoso una luz?” preguntó él a Aharón.

“No sólo una,” replicó Aharón, “todas las siete luces de la menorá son mi responsabilidad.”

“Esto no es lo que yo quise significar,” dijo Moshé. “¿Quizá El te confió a ti algo que se asemeja a una luz?”

“‘ El alma del hombre es la vela de Hashem'” (Mishlé 20:7), replicó Aharón. “¿Implicas que mi tiempo de fallecer ha llegado?”

“Sí,” dijo Moshé, y, colocando sus manos sobre su corazón, él clamó, “‘Mí corazón está dolido dentro de mí, y los temores de la muerte han caído sobre mí'” (Tehilím 55:5).

Sobre la cima de la montaña se hallaba preparada una cueva, y en ella una cama y una vela ardiendo.98

Hashem instruyó a Moshé, “Transfiere las vestimentas sacerdotales de Aharón a su hijo Elazar, quien lo sucederá como sumo sacerdote.” Cuando Moshé oyó este mandamiento él no supo cómo realizarlo. Estaba prohibido vestir al Cohén Gadol en cualquier otro orden excepto el prescripto: primero la ropa interior, y luego las exteriores. A fin de vestir a Elazar en el orden correcto, él tendría que desnudar a Aharón de todas sus vestimentas, incluso su ropa interior.

“No temas,” dijo Hashem a Moshé, “procede, y Yo haré Mi parte.”

Los milagros que el Todopoderoso realizó para Aharón cuando él estaba a punto de morir fueron más grandes que aquellos durante la vida entera de Aharón. Cuando quiera que Moshé removía una de las vestiduras sacerdotales de Aharón, él lo encontraba vestido debajo con una correspondiente vestimenta Celestial, así que el cuerpo de Aharón nunca fue desnudado. Después de que Moshé hubo removido todas las ocho vestimentas del sumo sacerdote, Aharón vestía ocho correspondientes vestimentas celestiales.100

Luego Moshé le ordenó a Aharón, “¡Acuéstate sobre el lecho!” Aharón lo hizo.

“Cierra tus ojos,” ordenó Moshé. Aharón los cerró.

“¡Extiende tus pies!” ordenó Moshé. Aharón obedeció.

La Shejiná (Divinidad) descendió, y el alma de Aharón fue atraída hacia ella con felicidad y regocijo, retornando anhelantemente a su fuente (mitat neshiká).

Dado que la partida del alma por mitat neshiká (“un beso Divino”) es un sublime y santo espectáculo, el alma de Aharón partió en aislamiento en una cueva. A nadie además de Moshé y Elazar se le permitió observar la gran escena.102

Moshé anhelantemente exclamó, “¡Cuan afortunada la persona que muere de esta manera!”

Hashem concedió más tarde el deseo de Moshé de experimentar esta muerte.

El Todopoderoso ordenó a Moshé y Elazar, “Ahora abandonen la cueva.” Tan pronto como ellos partieron, su entrada se cerró.

Cuando Moshé y Elazar retornaron, el pueblo no podía comprender qué había sucedido. Ellos habían visto a tres personas ascender la montaña, y ahora sólo dos descendían.

Toda suerte de rumores y sospechas relativas al destino de Aharón se suscitaron.

“¿Dónde está Aharón?” fue interrogado Moshé.

“El falleció,” replicó Moshé.

Esta afirmación se encontró con total descreimiento. El pueblo dijo amenazadoramente a Moshé, “¡No nos digáis que el Ángel de la Muerte tuvo poder sobre Aharón, quien lo controlaba y le impedía matar judíos! ¡Traed a Aharón de regreso inmediatamente, o nosotros lo lapidaremos!

“Nosotros conocemos tu estricta disposición. Aharón debe haber dicho o hecho algo que vos considerasteis pecaminoso, ¡y vos decretasteis la pena de muerte sobre él!

La falsa sospecha lanzada sobre Moshé invitaba al castigo Celestial. Inmediatamente después el pueblo judío fue atacado por Amalek.

Moshé oró a Hashem ser absuelto de sospecha.

El Todopoderoso ordenó a los ángeles traer el ataúd de Aharón y mostrarlo al pueblo. Ellos tuvieron una visión del ataúd de Aharón flotando en el aire. Después de eso, aceptaron su muerte.

El duelo por él fue intenso. Duró treinta días e incluyó a todos los miembros de la nación, hombres, mujeres, y niños.

Los cielos, también, hicieron duelo. Di-s y Sus huestes ] Celestiales ensalzaron a Aharón, proclamando, “La Tora de Verdad estaba en su boca e iniquidad no era encontrada en sus labios: él caminaba conmigo en paz y rectitud. Porque los labios del cohén ; (de Aharón) mantenían conocimiento y ellos buscaban Tora desde su boca, porque él era como un ángel del Señor de las huestes” (Malají 2:6-7).

¿Por qué fue Aharón tan grandemente llorado?

Aharón disfrutaba de gran popularidad porque él amaba la paz y perseguía la paz.

Mientras caminaba por el Campamento, saludaba a cualquier judío que encontraba con una amplia sonrisa y cálidas palabras, aún si esa persona era un rashá (malvado). Inmediatamente, cualquiera que había cometido o estaba a punto de cometer un pecado, pensaba, “¿Por qué Aharón (el Cohén Gadol, el más grande dignatario de Kelal Israel) me saludó? Obviamente él piensa que yo soy un tzadik (justo).” Avergonzado de que su verdadero carácter no conformara la imagen percibida por Aharón, la persona resolvía mejorar su conducta.

Cuandoquiera que Aharón oía que dos judíos habían peleado, él visitaba a uno de ellos y decía, “¿Sabéis cuan apenado está vuestro anterior amigo de que él ya no se lleva bien con vos? El se sienta en casa, golpeando su pecho con su puño y rasgando sus vestimentas apenado por la desavenencia entre ustedes dos, ¡pero está demasiado avergonzado para decíroslo!” Luego Aharón visitaba a la otra parte y le contaba lo mismo. La próxima vez que los dos se encontraban, ellos se abrazaban, se besaban uno al otro, y estaban reunidos.

Si Aharón oía de una fricción entre un marido y su esposa, no descansaba hasta que él los había reconciliado. Si se le contaba acerca de dos partes que tuvieron una discusión, encontraba un compromiso para resolver la materia.

Aharón falleció a la edad de 123 años, en el primero de Av, de 2.487.

Kelal Israel había estado protegido por las Nubes de Gloria en su mérito; con su muerte, ellas desaparecieron.

Las apariencias engañan

Hace muchos años, en la Tierra de Israel, vivía un estudioso muy conocido cuyo nombre era Rabí Broka.

Una mañana temprano dejó su pueblo para viajar al mercado en la ciudad de Beit Lept. El mercado ofrecía un panorama múltiple, distintos tipos de mercancía para la venta, y judíos y no-judíos por igual corrían de negocio en negocio.

Al Rabino Broka le fascinó la escena. Admiraba los contrastes en los estilos de vestimenta entre judíos y gentiles. Una diferencia obvia era que todos los hombres judíos vestían tzizit. También, en ese momento era costumbre de los judíos usar zapatos de colores, en lugar de zapatos negros.

Las diferencias externas eran fáciles de discernir, pero había una pregunta más profunda. ¿Quién de estos judíos tendría un lugar especial en el Mundo Venir?, se preguntó. En ese momento, tuvo el mérito de que se le presentara Eliahu Hanaví- el Profeta. Aprovechó la oportunidad para hacerle la pregunta: “¿Quién de todos los judíos aquí hoy, merecerá un lugar especial en el Olam Habá?”

Eliahu se detuvo y echó una mirada. Entonces apuntó a un individuo: “¿Ves ese hombre que está de pie allí? Es un tzadik (justo) y merecerá un gran premio en el Mundo por Venir”. 

Rabí Broka estaba sorprendido por las palabras del profeta, pues este hombre no parecía ser judío siquiera. Usaba zapatos negros gastados y no se notaba si usaba tzitzit. El Rabino no perdió tiempo, se acercó al hombre para hacerle algunas preguntas, pero para su sorpresa, éste lo ignoraba completamente. No pudiendo ocultar su curiosidad le preguntó: “Por favor, dígame ¿quién es usted, y de qué vive?” El hombre contestó: “No tengo tiempo ahora, regrese mañana”. Y desapareció entre la muchedumbre.

Rabí Broka esperó hasta el día siguiente y fue de nuevo al mercado para encontrar al hombre. Éste lo acompañó a una calle lateral, más tranquila. Rabí Broka le preguntó: “¿Me dice, por favor, quién es y a qué se dedica?”

“Soy judío, y trabajo como guardia en la prisión estatal. En esta cárcel hay algunos prisioneros judíos- hombres y mujeres- y me aseguro que se alojen separadamente para mantener la modestia. Y, cuando los guardias hablan entre ellos, oigo cuando planean dañar a las prisioneras judías, y hago cualquier cosa para rescatarlas. He arriesgado mi vida varias veces”. Todo lo contaba con absoluta naturalidad.

Rabí Broka se impresionó por lo que oyó, pero quería saber más. ” Usted es judío, ¿por qué lleva zapatos negros, algo que es contrario a la costumbre de su pueblo? ¿Y por qué no usa el tzitzit a la vista?”

La expresión del hombre cambió, y profirió un suspiro profundo. “Mi misión es ayudar a mis hermanos judíos que han tenido el infortunio de estar en la cárcel, y debo hacer muchos sacrificios para ocultar mi identidad ante los otros guardias. Ellos me consideran como uno más, y hablan abiertamente en mi presencia. De esta forma, en cuanto oigo discutir acerca de algún plan perverso contra la comunidad, corro rápidamente a los Rabinos y los informo para que puedan pedirle a Di-s y evitar el daño. Por eso no pude hablarle ayer en el mercado. No puedo permitirme el lujo de ser visto conversando en público con una persona tan conocida como usted; además me apresuraba a contarles a los Rabinos acerca de un terrible plan que había descubierto”.

El hombre se fue, y Rabí Broka quedó temblando. ¡Este judío simple consagra sus días a la gran mitzvá de salvar las vidas de sus prójimos judíos, arriesgando su propia existencia!

El Rabino había aprendido ese día una importante lección: Es imposible juzgar a las personas por su apariencia exterior. Sólo Hashem conoce sus corazones.

Parashá en síntesis: Behaalotjá

Esta parte se inicia con el precepto encomendado a Aharón:  encender las luces de los siete brazos del candelabro ubicado en el Santuario. 

El término utilizado para “encender” es Behaalotjá, que en forma literal significa “cuando hagas subir”, cuando eleves. Aharón tenía que encender las llamadas hasta tanto estas se pudieran mantener encendidas por sí solas. 

Las luces de la Menorá del Santuario son el símbolo del alma judía. “La Luz de Di-s es el alma del hombre”. La misión de Aharón era elevar espiritualmente a los judíos, no sólo encendiendo la llama del Judaísmo, sino engendrando en ellos el amor a Di-s, de modo que pudiera mantenerse por sí solo sin necesidad de depender de una inspiración externa. 

Aharón personificó la paz y el amor al prójimo. Tuvo el mérito de acercar a los judíos a la Torá, en vez de simplificar la Torá para bajarla al nivel en que ellos estaban. Elevó el nivel espiritual de las personas para que vivieran según lo establecido en la Torá. 

Simplificar el cumplimiento de los Preceptos atenta directamente contra la esencia y la existencia del Judaísmo, produciendo un ritual sin significantes y un vacío espiritual.

Aún cuando la instrucción del encendido fue dada a Aharón, es aplicable a todos los judíos en el ámbito espiritual, porque cada uno es miembro del “pueblo de sacerdotes” y le corresponde iluminar su camino y el de los demás con la Luz de la Torá. 

La función de la mujer judía es de gran relevancia, pues se le concedió el privilegio del encendido de las velas de Shabat y de las festividades; ella es el soporte espiritual del hogar y, por tanto, posee las fuerzas necesarias para promover la paz y la armonía, alumbrando tanto a los suyos como al mundo exterior. 

Aharón cumplió con entusiasmo la mitzvá del encendido de la Menorá. Lo hizo personalmente con gran precisión durante toda su vida, aun cuando estaba autorizado para delegar esta función en sus hijos; ello nos demuestra la importancia de la disciplina y la constancia en el Judaísmo. 

Los viajes que tuvieron que hacer los judíos durante su travesía por el desierto eran guiados por la Voluntad Divina, mediante las “Nubes de Gloria” que indicaban su estadía en determinado lugar o el avance hacia otro. A veces llegaban a lugares desagradables como Mará, o a otros con mayores recursos de agua y árboles.

Nunca, durante los 40 años, supieron la duración de su estadía en determinado lugar, demostrando así su aceptación y el deseo de seguir a Di-s, independientemente del lugar en donde se encontraban. 

La salida de un lugar a otro era anunciada por tres señales: la “nube de Gloria” apostada sobre el Tabernáculo se transformaba en una columna recta. Moshé proclamaba “Kuma Hashem” (“levantate”), conminando a la Nube a partir y, finalmente, los Cohanim tocaban las dos trompetas de plata con el sonido correspondiente a la partida. 

Por iniciativa del erev rav (Aquellos que salieron con los judíos de Egipto), los Bnei Israel empezaron a pedir carne, además del maná, que era lo único que recibían. Moshé se lo comunicó a Di-s y Éste, a pesar de su enojo con el pueblo por haber sucumbido al deseo de  comer carne, hizo aparecer las codornices (slav) en abundancia, para que comieran de ellas hasta que se saciaran y les repugnara, y se dieran cuenta de que aún las cosas más hermosas y deseables se convertían en lo contrario, si se tenían en exceso. 

¿Las leyes judías limitan el goce de la vida?

El judaísmo tiene por objeto eliminar el malestar de la decadencia al eliminar la decadencia misma. Una persona puede permanecer espiritual y moralmente pura únicamente si se limita en sus actividades. Por esta razón el judaísmo exige del judío que se limite en su dieta, en su modo de vestir, en sus acciones en Shabat y las festividades, en sus relaciones con el sexo opuesto y en su tendencia a privar a los demás de sus derechos. 

Todo esto no tiene por objeto hacer miserable al hombre sino elevar su felicidad a un plano más alto. Una relación sincera y profunda con el cónyuge entraña mayor júbilo que un encuentro casual. Una experiencia de Shabat produce mayor ardor espiritual que entregarse a los estupefacientes.

Algunas personas tal vez sostengan que la libertad absoluta es absolutamente necesaria. 

Esto podría parecer correcto en teoría pero en la práctica no es viable.

La libertad absoluta permite que todos satisfagan sus propios objetivos personales aunque ello signifique pisotear los derechos de los demás.

La libertad absoluta puede traer aparejadas olas de asesinatos, robos y violaciones —familias que se desintegran y sociedades que se derrumban—. La libertad absoluta permite a una persona destruir su cuerpo excediéndose con la comida y los estupefacientes.

Es evidente que se requieren algunas restricciones por el propio bien del hombre. El judaísmo limita los impulsos dañinos del hombre para permitir que surja su naturaleza noble.

Sin embargo, no debe cometerse el error de pensar que el judaísmo favorece el ascetismo, o las privaciones por simple amor a las privaciones. De hecho, el judaísmo rechaza la idea de que el hombre existe para sufrir sobre la Tierra, y de que debe privarse de todo placer. Por el contrario, el judaísmo cree que los placeres del mundo fueron creados para que el hombre los disfrute, y que cuando se rechazan todos estos placeres, se rechaza la bondad Divina. 

Por ello el judaísmo estimula a sus miembros a celebrar jubilosamente muchas festividades, con banquetes y cánticos. Aconseja a sus miembros vestirse bien, comer comidas nutritivas y vivir cómodamente. Alienta a sus fieles a no alejarse del mundo sino a participar en él, a contraer matrimonio y a tener hijos (una exhortación que también aplica a sus sacerdotes: los Kohanim). “lvdu Et Hashem B’Simjá”: —Sirve a Di-s con júbilo—, es una premisa básica del judaísmo. Todo aquél que haya participado en una celebración de Purim, una boda judía, un farbrengen (celebración jasídica) o una reunión “leshivishe” conoce la dicha que pueden experimentar los judíos. Las canciones, el humor y la cocina judías son bien conocidos y disfrutados, aún por los no judíos. De hecho, los judíos religiosos participan en casi todos los aspectos de la vida actual. Sin embargo, siempre evitan la degradación, y recuerdan que su tarea en la vida es mantener la chispa de santidad que Di-s les dio.

En tanto que el judaísmo permite a los judíos gozar de las alegrías de la vida, advierte que no ha de caerse en el hedonismo ni el materialismo. Se recuerda a los judíos que no se hallan sobre esta Tierra únicamente para gozar de placeres y bienes. De hecho, la presión por adquirir riquezas materiales, luchar por tener tanto o más que los vecinos ricos, y proteger las riquezas de manos de los ladrones o del recaudador de impuestos basta para hacer que el más tranquilo de los hombres contraiga úlcera. Si bien es cierto que el poseer bienes costosos, o entregarse a la bebida, a los estupefacientes, o al libertinaje, podría causar un breve placer, esta sería una felicidad superficial y pasajera. ¿Qué queda cuando se desvanece ese momento de placer? ¿Qué queda cuando se ha llegado a la adultez y se está exhausto? ¿Qué queda cuando se muere?

¿Cómo pueden unos pocos momentos de júbilo compensar el terror de procurar desesperadamente satisfacer la necesidad de entregarse a los estupefacientes, de ansiar febrilmente la bebida o de enfrentarse con la muerte y temer lo peor en el Mundo por Venir?

Lo que el judaísmo estimule es llevar una vida equilibrada. No privarse de los placeres del mundo, pero mantenerse dentro de límites razonables, sin perder el dominio de sí mismo. Estimule el goce de las comidas y las celebraciones, mas sin atiborrarse. Alienta el logro de la felicidad perdurable que caracteriza a una familia estable, un estilo de vida sin presiones y una constante devoción a Di-s. Nos alienta a experimentar la satisfacción de ser miembros plenos del pueblo judío, y de saber quiénes somos y de quienes podemos depender si necesitáramos ayuda. Nos permite gozar de la paz espiritual que acompaña la toma de conciencia de que éste es un mundo pasajero, y de que las recompensas han de hallaras en el Mundo por Venir.

Tal es la existencia ideal. Sólo puede lograrse, en el marco estructurado y restrictivo de las leyes de la Torá.

¿Alguna vez lo penso así?

REFLEXIONE: El tiempo parece estar dividido en tres partes: ayer, hoy y mañana.

¿Son realmente tres momentos separa‐dos o todo el tiempo es uno solo? El capitán que está parado sobre el puente del barco, tiene una vista panorámica.

Cuando mira al horizonte, ve una isla rodeada de agua. Todo es una sola escena.

El pasajero, que está debajo, mira el horizonte a través del ojo de buey. Primero ve el agua. Luego, a medida que el barco viaja y avanza, ve la tierra y finalmente cuando el barco sigue su marcha, ve agua otra vez. Estas parecen ser tres escenas separadas a su entender. Lo que desde abajo parece ser “tres”, desde arriba se ve como “una”.

REFLEXIONE:

¿Por qué los justos son “barridos” junto con los malvados? Cuando una persona pisa un clavo y no presta atención a ello, la infección corre a toda la pierna. ¿Por qué la pierna debe sufrir por lo que hizo el pie? Obviamente, el cuerpo humano es una sola cosa, y como tal debe cosechar la recompensa como así también el castigo.

La persona ha pisado el clavo y la infección e hinchazón se propagan a todo el cuerpo. Si hubiera atendido primero su pie, la pierna no tendría que sufrir. Lo mismo sucede con la humanidad. Somos responsables por cada uno y sufriremos aunque nuestro único pecado sea el no haber cuidado de nuestro hermano.

REFLEXIONE:

El rey sabe lo que su hijo puede lograr, pero lo somete a una prueba, para que el propio hijo conozca lo que puede alcanzar. Es por eso que Di‐s le pregunta a Adam, en el Edén: “¿Dónde estás?”. ¿Acaso Di‐s no sabía dónde estaba Adam?.

Por supuesto, pero Adam no sabía dónde se encontraba Adam (espiritualmente) Para que el hombre pueda realizar esa prueba, le fue entregado el libre albedrío. “Elegirás la vida para que vivas”. Elegirás la muerte y morirás.

Si no existiera el libre albedrío, seríamos todos ángeles, parados sólo sobre una pierna (sin lo correcto y lo incorrecto) Y entonces no sería necesario crear este mundo, con su aparente dualidad, donde el hombre camina sobre dos piernas..

Una historia real, un protagonista conocido


Reb Iosef vivía en Nikopol, al norte de Bulgaria. Su principal interés en la vida era el estudio de la Torá, pero mantenía a su familia con su trabajo. Poseía una tienda con un conocido. Pero la división de la labor era problemática.

Reb Iosef despertaba temprano en la mañana para orar, iba a la casa de estudio durante varias horas, y llegaba a su tienda antes del mediodía. Su compañero, que ya había tratado con los clientes durante varias horas, comenzó a resentirse. Respetaba la diligencia de su socio en el estudio de la Torá, pero necesitaba ayuda en la gestión de la empresa.

Una mañana Reb Iosef estaba estudiando cuando alguien planteó una cuestión compleja en la ley de la Torá. La acalorada discusión que siguió se prolongó durante horas, mientras todos los estudiosos intentaban responder.

Cuando Reb Iosef levantó la vista del volumen de Talmud ya era bien entrada la tarde. Al llegar a la tienda, su socio estaba furioso. “¡Deseo romper la sociedad!” Reb Iosef le pidió que esperara un día más antes de la disolución, pues deseaba consultar con su esposa. Esa noche le pidió su opinion.

Su esposa, una mujer justa, le aconsejó seguir estudiando, y no reducir las horas dedicadas a la Torá. “Si tu socio cierra una puerta, tengo plena fe en que Di‐s abrirá otros canales y enviará su bendición”.

Animado por esas palabras, al otro día Reb Iosef anunció que estaba dispuesto a poner fin a la sociedad. Recibió la mitad del valor de la comercio y quedó sin empleo.

“No dejes el dinero durmiendo en casa”, su mujer le aconsejó. “Ve al mercado y busca un negocio” Reb Iosef estaba tan involucrado en sus pensamientos de Torá que por la costumbre sus pies lo llevaron a la sala de estudio, donde permaneció hasta la noche.

Cuando su esposa le preguntó esa noche, se acordó de lo que había propuesto hacer. “No te preocupes”, le dijo, “Di‐s seguramente enviará algo en mi camino mañana.”

Al día siguiente, apenas había entrado en el mercado, un hombre muy alto se le acercó con un enorme mortero para la venta. Reb Iosef le entregó todo su dinero y lo compró. “¿Qué vamos a hacer con este viejo mortero?” su esposa preguntó ya en casa. Pero Reb Iosef no estaba preocupado y se fue a estudiar Torá. Dos días más tarde tuvo un sueño curioso en el que el hombre alto que le había vendido el mortero le dijo un secreto. “Debes saber”, reveló, “que la buena suerte te ha estado esperando, porque no estaba destinada a ser compartida con tu ex socio.

Pero ahora que estás solo, la hora ha llegado. “El mortero y la maja que te vendí”, continuó, “están hechas de oro puro. Debes conocer su valor real, para recibir una compensación justa.

Entonces, debes ir a la tierra de Israel, y vivir en la ciudad de Tzfat”. A la mañana siguiente Reb Iosef contó su sueño a su esposa, quien inmediatamente llamó a un orfebre para una evaluación. El orfebre frotó el polvo y la suciedad acumulada y se sorprendió por lo que vio. “¡Este mortero es de oro puro!”, les dijo, y determinó que valía una fortuna.

La pieza se vendió rápidamente, y el matrimonio se mudó a la tierra de Israel y se estableció en Tzfat. De hecho, el dinero que recibieron, fue suficiente para mantenerse por el resto de sus vidas. Pero lo que más contento puso a Reb Iosef fue que finalmente pudo publicar sus dos grandes obras, el Beit Iosef y el Shulján Aruj. Ya que Reb Iosef no era otro que el gran Rabi Iosef Karo, el famoso codificador medieval de la ley judía.

¿Cómo saber si mi marido me engaña?

Querida Sara,

Con todas las historias que aparecen en las noticias sobre esposos “coquetones”, estoy comenzando a preocuparme por el mío. ¿Qué puedo hacer para asegurarme que no me engaña? Si todos estos otros hombres engañan a sus bellas y exitosas mujeres, ¿Qué chance tenemos el resto de nosotros?

Sheila.

Querida Sheila,

Lamento escuchar que te sentís insegura y preocupada con tu relación. Para principiantes, esto es lo primero que debe cambiar, como ser tener dudas, miedos y preguntas que puedan destruir las mejores de las relaciones.

Claramente, no te conozco, tampoco tu situación, pero encuentro interesante que mencionás sólo las razones exteriores a tu matrimonio que son las que de hecho te preocupan. Por lo menos de tu mensaje, parece ser que no hay nada que haya sucedido dentro de tu relación que haya que preocuparse.

Si este es el caso, entonces sos el perfecto ejemplo de por qué debemos preservar nuestra vida personal, y asegurarnos de protegerla, no sólo de otras personas sino de otras influencias.

En términos de la infidelidad que mencionás, no importa cuánto pensamos que sabemos sobre los casos que salen en los medios; no sabemos de verdad qué es lo que sucede dentro de las casas. Pero en general, cuando un hombre engaña, especialmente cuando un hombre exitoso en una posición de poder engaña, es un indicador de un tema, o irónicamente una inseguridad que debe trabajarse. Es por eso, que cuando estas historias salen a la luz, siguen con los reportes de terapeutas que atienden a estos hombres, y los ayudan a lidiar con sus “problemas”.

Pero sin analizar sus situaciones, discutamos la tuya. Y es que el centro de cualquier relación sana, es saber comunicar y poder confiar uno en el otro. Si tenés una razón para dudar de tu marido, debés hablarle y compartir tus preocupaciones. Si actúa de manera que te preocupa, debés comunicárselo y discutir las formas de cambiarlo. Sin embargo, si este no es el caso, entonces es esencial que confíes en él.

Nuestras vidas son construidas sobre la confianza. Confiamos que cuando entramos al auto, vamos a llegar a salvo a nuestro destino. Confiamos que cuando comemos algo no nos vamos a ahogar, o cuando vamos a dormir, nos vamos a levantar. Aún así, la confianza debe venir junto con la gratitud y con la conciencia. Es por eso, que el judaísmo nos enseña que debemos tener Emuná (fe) y Bitajón (seguridad); y junto con eso, tenemos bendiciones para pedir seguridad y agradecer cuando todo va bien.

Es por eso, que cuando manejamos, recitamos una plegaria, y tenemos bendiciones para antes y después de comer, y cuando nos levantamos, lo primero que sale de nuestra boca es una frase de agradecimiento a nuestro Creador por devolvernos el alma.

Entonces, ¿Cómo se aplica esto a tu matrimonio?

Te casás con el hombre que amás, con el compromiso de ser sinceros uno con el otro. Debemos confiar que así será. Simultáneamente, debés asegurarte que te comunicás con él y que se comparten el amor, las preocupaciones y los sentimientos. 

Aquí es donde viene la gratitud. De la misma manera en la que confiamos, y aún así bendecimos antes y después, ocurre lo mismo con tu matrimonio. Reconocé las cosas maravillosas que hace tu marido por ti. Agradecele por estar allí, por ayudarte, por hacerte feliz… incluso antes de que haga algo específico. Reconocele su trabajo y su deseo de involucrarse en varios aspectos de tu vida. Vas a encontrar que cuánto más das y compartís, más recibirás a cambio. Y cuando más amor , afecto y reconocimiento recibas, más te ayudará a fortalecer tu relación y a disipar tus temores.

El Judaísmo enseña que en el matrimonio hay tres socios: el marido, la mujer, y Su Creador. Cuando ambos son conscientes que hay un tercer socio que hizo que sus almas se unan y que es parte de su matrimonio, entonces tenés algo más grande y potente que sostiene al matrimonio. Un concepto muy bello es que la palabra Hebrea para marido es “Ish”, y la palabra hebrea para mujer es “Ishá”. Tienen dos letras en común, la Alef y la Shin, que juntan forman la palabra “Esh”, que significa “fuego”. Las dos letras diferentes que tienen son la Yud y la Hei, que ambas juntan, forman el nombre de Di-s. Esto demuestra que el hombre y la mujer juntos, solos, pueden crear fuego. El fuego puede comenzar como una pasión, pero puede crecer e irse de control y consumirse, o enfriarse y apagarse. Pero cuando ambas partes reconocen que hay un tercer socio en su matrimonio, entonces el fuego puede existir, iluminar, calentar y brillar.

Sí, hay matrimonios que lamentablemente fallan, y en donde el hombre y/o la mujer engañan. Pero no tenés razón para creer que el tuyo es uno de estos casos. Así que, en vez de leer las noticias y preocuparte porque quizá lo mismo pueda estar sucediéndote, aprendé de estas historias la importancia de trabajar todos los días en tu relación para fortalecerla y darle todo lo que tenés. Y junto con el trabajo, asegurate que tenés confianza y gratitud, para que el fuego continúe ardiendo fuertemente.

¡Te deseo todo lo mejor en tu matrimonio!

Sara.

Respondida por Sara Esther Crispe

Líder de la oposición

Muy poca estima queda por Koraj. Seguro, siempre habrá quienes se quejen, ya sea gente o grupos que, por una razón u otra se encuentran insatisfechos con el orden establecido y no tienen temor de ir al frente y exponer sus puntos de vista. Pero por primera vez en la historia desde el Éxodo, la oposición a Moshé ha sido cristalizada alrededor de un individuo en particular. Por primera vez, los rebeldes y trazadores tenían una figura a la cual podían unirse. 

Koraj sufrió una muerte terrible, sus seguidores fueron exterminados y la rebelión fue aplastada, dejando a los estudiosos y escritores de los siguientes tres milenios sin otra cosa que hacer que unirse a la lista de éxitos y competir en carácter de asesinar a Koraj.  Sabes lo que quiero decir, sólo pon en Google el nombre Koraj, y en 0.13 milésimas de segundo también tú estarás de acuerdo en que será difícil encontrar algo positivo sobre este hombre, entre las 306.000 referencias que hay en la web. Koraj era codicioso, celoso. Koraj fue malicioso, Koraj era presumido. Koraj era el agitador que intentó dominar al mundo. ¡¿Hablamos de una víctima de mala fama?! ¿Qué sucede con la búsqueda de Koraj de iluminación espiritual? Imposible piensas; este hombre atacó a Moshe, y por extensión, desafió a Di-s. ¿Quién puede animarse a salir en su defensa?: Sólo el Rebe de Lubavitch.   

Rescatando lo mejor de las personas 

En un artículo inspirador, el Rebe postula que aunque cuestionemos los métodos e intenciones de Koraj, hay mucho para admirar sobre su propósito. Después de todo, ¿qué fue lo que Koraj demandó? Una oportunidad para intentar llegar al puesto de Sumo Sacerdote. A simple vista, esto parece una oportunidad de ambición, pero desde una perspectiva más sutil, ¿No podría ser éste un ejemplo de un hombre que intenta conectarse con Di-s? Seguro, él perdió el rumbo cuando dejó que este deseo entendible de espiritualidad lo llevara a rebelarse contra Moshé, pero no había nada de malo con su ambición en sí.

Debería ser la meta de cada judío servir a Di-s de la manera más fina y significativa posible. Si solo nosotros tuviésemos el deseo de ser Sumos Sacerdotes. Para mí, esta teoría encapsula la única perspectiva del Rebe acerca de los humanos y la humanidad.

No se precisa de grandes mentes ni de coraje para unirse a patear a un hombre que está caído, pero no hay muchos afuera que están buscando activamente oportunidades para ayudar a levantar de vuelta a las personas.

Desde el punto de vista del Rebe, nadie es verdaderamente malo o insalvable. Nadie está más allá de los límites sin ninguna característica positiva. El truco es enfocarse en lo que es valioso en una persona, construirlo a sus propios ojos, hacer que otros lo estimen, y usar esto como plataforma para construir un nuevo orden mundial. 

El Rebe mandó a sus emisarios a las calles para ayudar a educar y a rescatar a nuestros hermanos y hermanas perdidos, no por trabajo, lástima, o compasión, sino porque él honestamente aprecia a cada judío y a la faceta única de esplendor que cada uno de nosotros trae a nuestro tesoro nacional.

* Por Elisha Greenbaum