Enseñanza semanal, Balak

Para pensar, compartir con amigos y llevar a la práctica.

LA PROMESA DEL REBE. Jazán Eliezer Schulman

Mi padre era rabino y shojet (matarife ritual) y asistía a una sinagoga en Newark, New Jersey. Había un hombre de negocios que quería a mi padrecomo su amigo rabino. Era jasid del Rebe Anterior de Lubavitch, Rabi Iosef Itzjak Shneerson z”l.
A través de él, se me concedió una entrevista para una bendición con el Rebe, el día antes de entrar en las fuerzas armadas americanas durante el Segunda Guerra Mundial.
El Rebe estaba sentado junto a su escritorio de espaldas. Entregué mi pedido escrito al secretario. No pude ver la cara del Rebe. Me sentía como si estuviera en presencia de Hashem. Después, esperé afuera.
Un ayudante me dio un sobre con la instrucción del Rebe de no abrirlo hasta que volviera a casa.
El mensaje del Rebe estaba escrito en
idish. Su instrucción era que desde el momento en que fuera enviado al extranjero, usara mis Tefilín y Talit y debía salvaguardarlos durante toda mi carrera en el ejército.
El Rebe declaró que ese Talit y Tefilín me protegerían y volvería a casa.
Estaban guardados en una bolsa de terciopelo negra con una estrella de David bordada en oro. Los protegía en una bolsa impermeable colgada de un gancho dentro del tanque.
Todos los días me despertaba antes que mis compañeros para rezar. En los días lluviosos rezaba dentro del tanque.
Yo era el operador de la radio en un tanque destructor 645 destinado a la 45 de Oklahoma en Alemania.

Los alemanes se estaban por rendir. Estacioné ya era cerca del ocaso. Todo parecía lindo y callado cuando el administrador de combustible del regimiento estacionó el camión detrás del tanque.Mis compañeros empezaron a descargar la gasolina del camión mientras que otros soldados cargaban munición y comida.

Había mucho ruido, y no oímos el proyectil de mortero que explotó a la izquierda del camión y el tanque.
Un soldado murió al instante, y el metal rasgó mi cuerpo. Había completo silencio y pensé que estaba sordo. Yacía en el barro y sangraba profusamente. Oí cantar a un pájaro en la distancia.
“¿Será el último que oiré en mi vida?” pensé.
La realidad reapareció y reinaba el caos. Hombres corrían mientras que otros soldadosgemían. Un fuego se desató cerca, amenazando explotar la carga de munición que se había entregado. Los protegía en una bolsa impermeable colgada de un gancho dentro del tanque.
Todos los días me despertaba antes que mis compañeros para rezar. En los días lluviosos rezaba dentro del tanque.Yo era el operador de la radio en un tanque destructor 645 destinado a la División 45 de Oklahoma en Alemania.

Me llevaron al hospital. Mientras me cargaban en una camilla, empecé a gritar al sargento judío: “Tráeme mi Talit y Tefilín. ¡Por favor!”
Llegaron a mi lado y los sostuve muy fuerte.
Me operaron de inmediato. Desgraciadamente robaron mi reloj, billetera, y dinero, pero no mis Tefilín, que estaban escondidos bajo mi manta.
Ellos permanecían conmigo. Durante la operación se los confié a una enfermera que me los devolvió tres días después. Los trató con mucho respeto.
La bendición del Rebe se hizo realidad.
Volví a mis padres a salvo. Yo había llevado y protegido mi Talit y Tefilín y ellos me habían protegido.
Aunque mis hijos me han comprado otro Talit con un bordado más elegante, todavía uso éste en mis Plegarias diarias.

LA PARSHÁ EN PROFUNDIDAD, de las Palabras del Rebe de Lubavitch

El período del exilio de los judíos comenzó, en cierta medida, con la destrucción del Primer Templo Sagrado en Jerusalém, y terminará con la llegada del Mashiaj. 

Aunque el Templo fue reconstruido y existió durante mucho tiempo, este período también se considera parte del exilio, ya que al Segundo Templo le faltaban cinco elementos clave que tenía el Primer Templo.


Bilaam, el profeta gentil, aludió a los años de exilio en su profecía. “Se agazapa y se echa como león y como leopardo; ¿quién lo hará levantarse?”
Durante el período de exilio, los judíos han asumido una posición de “agazapado” y “acostado”, como si estuvieran inclinados y descansando.


El pueblo judío no está en plena posesión de sus facultades y poderes, y está encorvado y dormido. Las palabras de Bilaam describen con precisión el período de exilio.
Pero cuando los judíos están en el exilio, todavía se los compara
con el león y el leopardo. Cuando un león se agacha, no se encuentra
en una posición de debilidad; el animal conserva su poder y potencial para saltar incluso en esta posición. Es el deseo del león acostarse; no fue obligado a hacerlo por un poder externo.
Incluso durante el largo exilio entre las naciones, los gentiles no tienen un verdadero control sobre el pueblo judío. Porque el exilio sólo se aplica a los asuntos mundanos; el exilio no tiene influencia sobre el cumplimiento de las Mitzvot de un judío. No hay nada en el mundo que pueda impedir que un judío sirva a Dios y cumpla Sus mandamientos.
El Rebe anterior dijo: “Sólo el cuerpo del judío fue sometido al exilio y la dominación de las naciones; el alma no. Es nuestro deber dejar en claro a todos que los extranjeros no tienen autoridad sobre nada que tenga que ver con nuestra religión, con la Torá, las Mitzvot y las costumbres judías, y nada en el mundo puede cambiar este
hecho”.


A veces nos parece que el mundo gobierna sobre el “león” y el “leopardo”, es decir, sobre la nación judía. Esto se debe a la ocultación de la Divinidad que es característica del exilio, lo que nos permite ser engañados y pensar que otros pueden realmente gobernar sobre el Pueblo Judío. Es por eso que, de vez en cuando, Dios nos muestra milagros y maravillas abiertas, para recordarnos que “no hay nada más que Él”
Estos milagros, que ocurren en cada generación, incluyen aquellas señales y maravillas que son reveladas a través de los justos y sirven para disipar la oscuridad y revelar la santidad en el mundo.
Nos permiten ver, con nuestros propios ojos, que el Pueblo Judío es en verdad “león” y “leopardo”, aunque “agazapado” y “acostado”.
En realidad, el judío sigue siendo un agente libre y el exilio no tiene dominio sobre su verdadera esencia.


Adaptado de las obras del Rebe de Lubavitch.

UN MOMENTO

 Uno de los hijos de un jasid adinerado
estudiaba en Lubavitch. Su padre le
solicitó a Rabí Iosef Itzjak (que era director de la Ieshivá) que hablara con su hijo.
Cierta vez, en el día del cumpleaños del muchacho, el Rebe le dijo: “La yegua de un campesino dio a luz a un potrillo. Pasaron los días, semanas y meses, y el potrillo continuaba siendo un caballito. El hombre estaba impaciente: ¿Cuándo se convertiría en caballo?
Cuando el aldeano necesitó dinero, llevó al potrillo al mercado y lo paró entre los caballos.
Un amigo se rió y le dijo: “¿Qué hace el potrillo entre los caballos?” Su dueñ  respondió: “Éste es mejor que los mayores.
¡Mira!” Y de inmediato golpeó al potrillo con su látigo. Éste salió corriendo a toda velocidad.
El campesino dijo: “¿Has visto como sabe correr?”
El latigazo convirtió al potrillo en caballo. El Rebe concluyó: “Tú eras un niño, luego un muchachito y ¿cuándo te convertirás en un “bajur” (joven estudiante)? Desde hoy ya no eres un niño, ni un muchachito. Desde hoy eres un bajur…”

(Shmuot Vesipurim III)

JUDAÍSMO PRÁCTICO
“17 DE TAMUZ” Aron Moss

Este año, el martes 23 de julio, se conmemora el ayuno del 17 de Tamuz. A lo largo de los años en este día ocurrieron cosas desagradables para el pueblo judío.

ALGUNAS LEYES
El ayuno comienza a la madrugada del martes 23 momentos antes de la salida del alba (6:31), y se extiende hasta las 18.35 horas.
En las tres semanas que van del 17 de Tamuz al 9 de Av se acostumbra a no contraer matrimonio, celebrar fiestas, escuchar música ni a cortarse el pelo, por ser estos días de semi‐duelo.
 
ESPERANDO AL MASHÍAJ
Estas tres semanas que van del 17 de Tamuz hasta el 9 de Av, son tres semanas en las que nos encontramos de duelo por la destrucción del Beit Hamikdash que culminó con el exilio del pueblo de Israel. Es muy importante reflexionar sobre esta situación (el exilio) y pedir de Hashem que nos mande al Mashíaj. 
Tal como ocurriese en el primer exilio en Egipto,  Hashem no mandó al salvador (Moshé Rabenu) hasta que el pueblo mismo clamó por la salvación, como está escrito en (Shemot 2:23 y 24). Por este motivo nos enseñaron que en la Amidá pidamos por la venida del Mashíaj.
 
Estas tres semanas que van del 17 de Tamuz hasta el 9 de Av, son tres semanas en las que nos encontramos de duelo por la destrucción del Beit Hamikdash que culminó con el exilio del pueblo de Israel.

 

A través de la “Torá completa” y del “pueblo judío completo” tendremos el mérito de “la Tierra completa” y la promesa “El Señor ensanchará tus límites”. 

Como preparación, deben aumentarse todas las acciones asociadas con la seguridad de la Tierra de Israel, incluso esas acciones que necesitan ser hechas fuera de Israel, y para ya completar las acciones empezadas. 

Debemos aumentar en el temor a Di‐s, mereciendo por eso la promesa “Todos los pueblos de la tierra verán que el Nombre de Di‐s está delante tuyo y los temerán”, y “huirán ante ustedes en siete direcciones”: Rápidamente recibiremos al Mashíaj, cuando estos días se convertirán en alegría y felicidad y ocasiones festivas.

El Lubavticher Rebe, 17 Tamuz, 1982

LO QUE SIEMPRE QUISE PREGUNTAR
¿CUÁL ES EL LÍMITE PARA EL MANDAMIENTO DE TENER HIJOS?

Digamos que mi asesor financiero evalúa que puedo permitirme el lujo de tener cuatro hijos, y no más. 

Por lo tanto, los tenemos. Unos pocos años después, mi situación cambia drásticamente para peor, y ya no puedo pagar las cuentas para una familia de seis almas. 

Así que llamo a mi hijo menor y le digo: “Lo siento, hemos cometido un error de cálculo. 

Pensamos que podríamos pagar. Pero ya sabes cómo es impredecible el mercado en estos días. Vamos a tener que dejarte ir”.

¿Cómo se supone que medimos la cantidad de niños que podemos solventar?
 
¿Alguien puede predecir qué tamaño de familia podremos o no financiar en el futuro?
 
¿Quién puede decir con certeza que se puede permitirse tener incluso un niño?

La familia no es un negocio. Se trata de personas y no de ganancias. Tener una gran familia significa tomar la decisión de que nuestra riqueza son nuestros hijos, y aunque no sabemos lo que depara el futuro, vamos a hacer todo lo posible para cubrir sus necesidades en todos los sentidos.

Si eso significa tomar un poco menos de vacaciones o tener que comprar coches usados en lugar de nuevos, el sacrificio vale la pena.

De hecho, existen situaciones en las que la ley judía limita nuestro agente multiplicador.
Si la salud emocional o física de los padres está en riesgo, o si la intensidad de su relación está en cuestión, pueden evitar tener hijos. Pero van a determinarlo
junto con su mentor espiritual y su profesional de la salud, no con su contador.

He oído a menudo a la gente decir que desearía haber tenido más hijos. Nunca he oído a nadie decir que hubiera deseado tener menos. Cada nueva alma es una bendición para el mundo y una bendición para la familia.

MENSAJE PARA LA VIDA
EL PROPÓSITO POR EL QUE BAJA UN ALMA A ESTE MUNDO

Extraído del Diario Personal de Rabi Iosef Itzjak Schneerson, el Rebe Anterior de Lubavitch (Adaptado del Sefer HaToldot, Rabi Iosef Itzjak, tomo I)

Los Jasidim, Rabi Ishaiahu Berlin y Rabi Iaakov Horwitz, exigieron a mi padre (el Rebe Rashab) que les explicara por qué ponía mi vida en peligro, enviándome a realizar misiones relacionadas con asuntos comunitarios y que exigían auto sacrificio absoluto.


Se referían al siguiente episodio: Mi padre me envió en cierta oportunidad a Peterburg por un asunto comunitario. Allí debía encontrarme con uno de
los ministros, que era un malvado consumado. Éste hombre residía en los suburbios de la capital, lugar donde vivían príncipes. Poseía un palacio enorme, rodeado de un inmenso jardín y muchos perros.

Al llegar a Peterburg me enteré que sólo podía visitar al ministro la noche del viernes‐ Shabat‐ y esto era imprescindible para salvar a los iehudim. El viernes a la tarde viajé al suburbio para conseguir un sitio donde pasar el Shabat, cerca de la residencia del ministro. Me ubiqué en una posada y le relaté al propietario el motivo que me traía allí y le solicité que me acompañara para indicarme el camino, me aguardara hasta que regresara y me trajera de vuelta a la posada.
Eran días de invierno, el frío era muy intenso

y el camino muy dificultoso. El hombre me miró enojado, pero cuando le entregué una moneda cambió inmediatamente de actitud e hizo todo lo que le pedí. En la noche fui a visitar al ministro. Cuando entré a su habitación, se lanzó sobre mí enojado y me dijo: “¡¿Cómo te atreviste a venir a mi casa a esta hora?! ¡Eres hijo único! (Evidentemente conocía todo sobre mí) ¡¿y cómo te permitió tu padre venir a esta hora, cuando los perros están sueltos y pueden devorarte vivo?!”
Le respondí: “Un judío no teme de un perro. El perro debe temer y respetar al judío”.
Estas palabras sacudieron al ministro, que cambió también su actitud. La misión fue productiva, y regresé a la posada. Allí debí pasar todo el Shabat, rodeado de gentiles alcoholizados.
Este acontecimiento provocó que estos
Jasidim se quejaran a mi padre porque me enviaba en semejantes misiones, que implicaban peligro y entrega absoluta. 

Mi padre les respondió:
“Se debe completar la Intención Divina.
¿Para qué bajó el alma a este mundo?‐ sólo para entregarse totalmente a Di‐s, a Su Torá y a Su Pueblo. No hay problema… estoy seguro de que vivirá larga vida”.

“RABI ISRAEL BAAL SHEM TOV ENSEÑÓ QUE DE CADA COSA QUE UNO VE O ESCUCHA
DEBE TOMAR UNA ENSEÑANZA PARA SU SERVICIO A DI-S”

LA ENSEÑANZA SEMANAL
Director General: Rabino Tzví Grunblatt Editora Responsable: Prof. Miriam Kapeluschnik
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