Seguridad para el viaje


Es conveniente que antes de salir de viaje pongamos dinero en “Tzedaká” caridad, como está escrito (Salmos 85:14) “Caridad en frente de él ira y pondrá (orientará) sus pasos”‐ también es conveniente que pida de la gente (rabinos o estudiosos de la Torá) su bendición para tener un viaje seguro y exitoso (Kitzur Sh. A. 68:6).

Los Sabios aconsejan que iniciemos el viaje durante el día y que hagamos las paradas antes que se ponga el sol.

Esta enseñanza la asociaron al versículo: “Y vio Hashem que la luz era buena” por eso cuando tenemos luz natural es mejor para viajar. Hoy vemos en las estadísticas que los peligros en la ruta son mayores para los que viajan de noche.

Con respecto de algunos accidentes que se habían producido entre algunos de los miembros de nuestra comunidad, el Rebe instó a que ten‐gamos una alcancía para Tzedaká y un Jumash, Tehilim, Tania y Sidur (los encontramos hoy todos juntos en un libro llamado Jitas) en el auto o con nosotros durante el viaje.

En ciertas ocasiones, el Rebe también aconsejó a ciertas personas incluir una Mezuzá. No hace falta aclarar que debemos llevar con nosotros (los varones mayores) el Talit y los Tefilín y tener previsto todo lo necesario para mantener el mismo nivel de kashrut que en nuestras casas.

También es conveniente ahora que estamos saliendo de vacaciones y disponemos de más tiempo ya que nos encontramos sin los compromisos laborales, extender nuestra plegaria y agregar en nuestro estudio de Torá. Cabe aclarar que las leyes y concejos mencionados valen para cualquier viaje que emprendamos.

Qué significa Hashgajá?

Generalmente traducida como providencia, en términos teológicos, hashgajá significa que Di-s no solo sabe lo que ocurre aquí abajo, sino que además participa en su supervisión. La hashgajá es una especie de interacción bidireccional entre el Creador y la creación, en la que cada uno le responde al otro e interactúa con él. En los Salmos, figura por primera vez una forma de esta palabra: “Desde Su morada Él supervisa a todos los habitantes de la tierra” 

Literalmente significa: supervisión.

Se utiliza para informar al consumidor que un producto cumple con las leyes del Kashrut. Esta supervisión se realiza por medio de un Rabino experto en las leyes del kashrut, química y a su vez de los procesos de la sofisticada industria alimenticia actual.

La forma en la que comunica al consumidor que el producto cumple con las normas es, a través de un certificado firmado por el Rabino o con su sello sobre el producto mismo.

Lo mismo ocurre con los servicios de Restaurantes y servicios de fiesta. Estos, para poder expedir comida kasher deberán contar con supervisión rabínica, que consiste en supervisores fijos (mashgijim) que son los ojos del Rabino en el local.

Nosotros como clientes o invitados debemos exigir el certificado del Rabino que garantiza que la comida es Kasher.

Por lo tanto la falta del certificado correspondiente prueba que el servicio no está supervisado.

El encontrarnos en una fiesta, por ejemplo, con un ‘mashguíaj’ o con un empresario de fiestas (más aún si se tratara de un empresario que en ocasiones realiza servicios kasher) no es prueba en absoluto de que el servicio sea kasher, ya se pueden estar utilizando ingredientes que no están avalados.

¿Tomas suficiente agua?

Verano es sinónimo de altas temperaturas y un calor agobiante. Los medios de comunicación nos advierten constantemente de la importancia de beber mucho líquido.

Un adulto normal, que está compuesto por un 60 o 70 por ciento de agua, podría estar  sin comer alrededor de dos meses, pero sin agua algunos días. La mayoría de la gente desconoce cuánta cantidad de agua debe beber para no llegar a la deshidratación..

 Un déficit de agua puede generar piedras en el riñón, o un mal funcionamiento de los pulmones, ya que precisan estar húmedos para funcionar. Entonces si usted no bebe suficiente agua, puede perjudicar cada aspecto de su fisiología. (Leroy J. Perry, Jr. Parade)

Sin duda, el agua es uno de los más esenciales elementos de vida. El Talmud, de hecho, compara al agua con la Torá.  “No existe agua sin Torá”, declara.

Los Judíos que estaban en el desierto; habían dejado las abominaciones e inmoralidades de Egipto y estaban en camino hacia la Tierra Santa.

El Jumash (Shemot 15:22) dice: “Y fueron tres días por el desierto y no encontraron agua”. De acuerdo a nuestros sabios, fueron tres días sin Torá e inmediatamente quedaron exhaustos y enojados. : Podríamos continuar por casi dos meses sin comida, pero sin las aguas de Torá sólo algunos días.

Según el artículo de Perry, es impresionante notar como sus referencias sobre el agua se aplican igualmente a las aguas de la sabiduría de la Torá y la vida Judía. La mayoría de los Judíos, lamentablemente, no tiene idea de cuánta Torá (agua) deben beber. En la realidad, muchos viven en estado de deshidratación espiritual… 

Así como se derrocha agua, también derrochamos tiempo, energía, dinero, esfuerzo, que no son sustitutos del agua, pero que igualmente pueden generar una especie de enfermedad social (como comportamiento deshonesto, existencialismo, entre otras). Necesitamos la Torá para respirar, para que nos ayude a guiarnos en la aparentemente más natural y primaria actividad. Si no se bebe suficiente agua, se puede perjudicar cada aspecto de nuestra fisiología, psicología y nuestra espiritualidad. 

Sii no hay suficiente agua, o derrocha-así como se derrocha tiempo, energía, dinero, esfuerzo, que no son sustituidos efectivamente y pueden acumularse como una enfermedad social prácticamente desconocida en la comunidad Judía: comportamiento deshonesto, existencialismo. Incluso necesitamos a la Torá para respirar, para que nos ayude a guiarnos en la aparentemente más natural y primaria actividad. Entonces, si no bebe suficiente agua, puede perjudicar cada aspecto de su fisiología, psicología y realmente su propia espiritualidad

El mes de Tevet

Durante el mes de Tevet se observan tres días de ayuno en conmemoración de tres calamidades que ocurrieron al pueblo de Israel – en el octavo, noveno, y décimo día del mes-. Los ayunos del octavo y el noveno día son llamados “ayunos de los justos”. En estos días sólo ayunan determinados individuos, en tanto que el 10 de Tevet es un ayuno público, para toda la comunidad.

El ayuno del 8 de Tevet conmemora el día en que la Torá fue traducida al griego a instancias del rey  Talmái (Ptolomeo Filadelfo).

El ayuno del 9 de Tevet conmemora las muertes de Ezrá, el Escriba, y Nejemiá ben Jaklaiá, quienes guiaron fielmente a los judíos en su regreso del cautiverio babilónico. Cuando murieron, el pueblo de Israel quedó sumido en un gran desconsuelo, pues su pérdida fue irreparable.

El ayuno del 10 de Tevet es un ayuno público; en ese día Nabucodonosor, rey de Babilonia, comenzó el sitio de Jerusalén durante la época del primer Beit HaMikdash. El sitio se prolongó por tres años consecutivos hasta que finalmente logró abrir una brecha en las murallas de la ciudad el día 9 de Tamuz.

A excepción de los últimos días de Janucá -que celebramos al comienzo del mes- Tevet no posee ninguna otra Festividad.

LA TRADUCCIÓN DE LOS SETENTA

En los primeros años del período del segundo Beit HaMikdash, el pueblo de Israel se encontraba bajo dominio persa. Luego de la caída del Imperio Persa, Grecia heredó su lugar e Israel pasó a ser sometida por los griegos.

Uno de los sucesores de Alejandro Magno, Talmái (Ptolomeo Filadelfo), ordenó a los Sabios judíos confeccionar una traducción griega de la Torá. Si las razones que lo impulsaron a hacerlo hubieran sido netamente eruditas, sin lugar a dudas habría reunido a todos los Sabios en un mismo lugar para que pudieran consultar unos a otros. Pero no hizo así, pues su deseo era que se equivocaran. El Talmud (Meguilá 9a) relata:

Sucedió una vez que el rey Talmai reunió a setenta y dos eruditos, y los ubicó en setenta y dos habitaciones, sin informarles el motivo por el cual los había convocado. Entró a cada una de las habitaciones y dijo: “Escribid para mí la Torá de Moshé, vuestro maestro“. Di-s concedió a cada uno de ellos los mismos conocimientos, y produjeron versiones idénticas.

Talmái no encontró ninguna diferencia entre las traducciones. Incluso en aquellos pasajes que los Sabios creyeron conveniente alterar la traducción literal, los cambios que cada uno de ellos introdujo fueron exactamente los mismos. Ello representó una manifiesta santificación pública del Nombre de Di-s – Kídush HaShem – como así también del nombre de Israel y sus Sabios.

UN ACTO DE DI-S

La tarea que Talmái impuso a los setenta y dos Sabios, estaba más allá de la capacidad humana. La Torá está escrita de forma tal que su contenido da lugar a una amplia gama de interpretaciones – y fue entregada a los judíos junto con los lineamientos necesarios para interpretar correctamente sus palabras, oraciones y letras, y a partir de ello obtener la gran variedad de significados que ésta encierra. En contraste, aquel que traduce la Torá a una lengua extranjera encontrará que no existe ningún idioma con medios de expresión tan ricos en connotaciones múltiples como lo es el Lashón Hakódesh (la Lengua Santa, el hebreo).

¿Qué hace entonces un traductor? Debe renunciar a todo intento de transmitir los niveles homiléticos, alegóricos y místicos inherentes en cada palabra, y proporcionar apenas una versión literal del texto. Quien traduce la Torá a una lengua extranjera, la transforma en un recipiente vacío, carente de su exégesis y múltiples niveles de significado. ¡Imagínense cuán difícil es, para la persona que ama a la Torá y reconoce su grandeza, exponer solamente una versión literal!

A veces, aúun una traducción puramente literal puede llevar a distintas interpretaciones, pues una misma palabra puede traducirse de varias maneras.

¿Qué versión ha de ser utilizada? Y si varios traductores están abocados a una misma obra y no tienen la oportunidad de consultarse unos con otros, el trabajo resulta mucho más complejo aún. Es casi imposible que la versión escogida por uno de ellos sea igual a la de su colega. ¡Cuánto más improbable es que todos los traductores produzcan versiones idénticas si hay setenta y dos personas trabajando simultáneamente y por separado sobre un mismo texto!

Además, en la Torá hay muchos versículos que, de ser traducidos literalmente, podrían ser fácilmente malinterpretados por los gentiles, quienes en consecuencia tergiversarían o menospreciarían su contenido. Para evitarlo, se deben incluir explicaciones o alterar la traducción literal, de modo que la genuina intención de las palabras resulte clara y comprensible para ellos.

¿Cómo es posible que setenta y dos Sabios, con puntos de vista diferentes, lleguen a la misma conclusión?

Si los distintos Sabios hubieran producido cada cual una versión diferente, ello no habría disminuido la importancia de su trabajo a los ojos de los demás judíos, pues tenemos por norma que “tanto éstas como aquellas son palabras del Di-s viviente“, ya que El es un Di-s de todo saber (Shmuel I 2:3). El creó individuos con puntos de vista y opiniones divergentes, pero todos son de Su creación. Sin embargo, a los ojos del mundo gentil, cualquier disparidad lo hubiera llevado a mofarse tanto de la Torá como de los Sabios que la tradujeron. Hubieran arribado a la errada conclusión de que el desacuerdo entre los Sabios constituye evidencia de que la Torá no es auténtica, pues comparan al Creador con Su creación: Así como en el ser humano es imposible que dos posturas diametralmente opuestas puedan ser verdaderas al mismo tiempo, lo mismo, cree el mundo gentil, sucede con Di-s.

El pedido de Talmái a los Sabios, y la manera en que los obligó a trabajar, evidencia que su verdadero propósito era inducirlos a producir versiones diferentes, que luego podría utilizar para denigrarlos. Fue por esta razón que los Sabios recibieron una colosal asistencia Divina, y todos llegaron a las mismas conclusiones respecto de los lugares donde debían realizar cambios en el texto o su matiz, plasmando el versículo que expresa (Salmos 3:8): Tú has quebrantado los dientes de los malvados.

El día en que los setenta y dos Sabios finalizaron la traducción griega de la Torá -un 8 de Tevet- fue de gran pesar para el pueblo de Israel. Aunque la providencia de Di-s en favor de Su pueblo y la protección Divina que recibieron los Sabios se pusieron de manifiesto en ese día, evocando maravilla entre judíos y gentiles, fue, sin embargo, un momento de desgracia, tan calamitoso como el día en que se había construido el becerro de oro. En Meguilat Taanit, los Sabios describieron este acontecimiento de la siguiente manera:

En el octavo día de Tevet la Torá fue traducida al griego durante el reinado del rey Talmai, y el mundo quedó sumido en la oscuridad por tres días.

¿Con qué puede compararse ello? Con un león que fue capturado y enjaulado. Antes de ser apresado, todos le temían y huían de él, pero ahora, todos venían a verlo y decían: “¿Dónde está su fuerza?” Lo mismo ocurre con la Torá. Mientras estaba en manos de Israel y era interpretada por los Sabios en su propio idioma, la Lengua Santa, todos la respetaban y temían menospreciarla. Incluso los gentiles que querían estudiarla no podían tener contacto alguno con ella sin antes entrar bajo las alas de la Shejíná (Presencia Divina) y adquirir conocimientos de la lengua sagrada y de las formas prescriptas para interpretar la Torá. Pero una vez reducida a la traducción griega fue despojada del respeto que infundía, y todo el que lo deseaba podía venir ahora y contemplarla. ¡Si quería criticar a la Torá olvidando su propia ignorancia, ahora podía hacerlo!

Por ende, los Sabios vincularon este día con aquel en que fue construido el becerro de oro. Así como el becerro de oro no tenía una existencia y poder tangibles pero aquellos que le rendían culto creían lo contrario, de igual forma la versión griega de la Torá había perdido su contenido real, pero los que la utilizaban se convencieron a sí mismos de que ahora eran dueños de su contenido.

¿Que significa “Macabeo”?

Macabeo se ha convertido en sinónimo del pequeño grupo de luchadores judíos que liberaron a Iehuda, de los conquistadores sirio‐griegos durante la saga de Januca en el período del Segundo Templo. Este término se aplicó originalmente solo a Iehudá, quien dirigió el grupo después de la muerte de su padre, Mati‐ tiahu, y en los primeros escritos se hace referencia a él como “Iehudá Macabeo”
 

Quizás la explicación más conocida es que la palabra “Macabeo” se compone de las letras iniciales del versículo que el pueblo judío cantó después de que Di‐s dividió el mar: “Mi kamoja baeilim Hashem, “¿Quién es como Tú entre los valientes, Oh Di‐s. ”· Se dice que esta frase fue el grito de batalla de los Macabeos, escrito en sus estandartes y escudos. 

· Algunos explican que la palabra “Macabeo” está relacionada con la palabra griega “fuerte” o “luchador”.

· Otros exponen que proviene de la palabra hebrea para “martillo”, makav, ya sea porque Iehudá era el “martillo de Di‐s”, sus rasgos se parecían un poco a los de un martillo, o porque su ocupación anterior era la de herrero.

· Algunos sugieren que proviene de la palabra hebrea mejabe, que significa “extinguir”. Los macabeos se esforzaron por apagar el fuego de los griegos, que sembró la muerte y la desolación por toda la tierra de Israel.

· El padre y patriarca de la familia era Matitiahu el Cohen (“Sacerdote”). Por lo tanto, algunos explican que la palabra Macabeo era en realidad un acrónimo de las letras iniciales de su nombre, Matitiahu Cohen Ben (hijo de) Iojanan.

· Los maestros jasídicos explican que los 2 versículos conectados con “Macabeo” denotan la presencia de Di‐s en el mundo.

Y en última instancia, de lo que se trata Ja‐ nuca: traer luz y santidad a la oscuridad, un proceso que se completará con la llegada del Mashíaj. ¡Que sea pronto en nuestros días!

3 opciones fáciles y ricas de licuados

Este verano, te proponemos sumar a tus comidas y encuentros, tres opciones de Licuados. Son ricos, fáciles y refrescantes. 

Licuado 1: Melón, ciruela y durazno

 1/4 de melón rocío de miel

 2 ciruelas

 1 durazno

 1 vaso de agua fría

 hielo a gusto

Licuado 2: Frutilla y Durazno

 ¼ kg de frutilla

 1 durazno

1 banana

 1 vaso de agua

hielo a gusto

Licuado 3: Cerezas, ciruela y Durazno

1/4 de cerezas descarozadas

 2 ciruelas

 1 durazno

 1 vaso agua fría

hielo a gusto

¿Cuál te gustó más? ¡Contanos! Y si te gustó la receta, compartila.

Una carta sin abrir

Hace más de 30 años, a un hombre de negocios le ofrecieron un trato comercial que podía hacerle ganar un alto beneficio, pero para ello tenía que invertir mucho dinero. El hombre se sentía inseguro y no sabía si proseguir con el emprendimiento.

Para su tranquilidad, decidió consultar con algunos amigos.

Entre ellos había un jasid de Lubavitch que le recomendó escribir al Rebe y pedir su consejo. El hombre escribió al Rebe, describió su dilema y le preguntó qué hacer.

Esperó varias semanas por una respuesta pero no recibió ninguna contestación.

Finalmente, después de mucha vacilación, decidió proseguir con el negocio. Todo fue como había planeado en un principio y el hombre prosperó tremendamente.

Un día, este comerciante entró a su casa y encontró una carta del Rebe en su buzón.

Pensó: “¡Cuando yo necesité su consejo, el Rebe no estuvo allí para ayudarme y ahora que soy mucho más rico, quiere estar en contacto conmigo!”

El hombre no abrió siquiera la carta, la arrojó en un cajón y se olvidó de ella…

Ese año, la esposa de nuestro protagonista dio a luz a una hija. Pasaron veinte años. Cuando la hija ya era mayor como para casarse, se conoció con un hombre de una familia Sefardí. Después de un tiempo decidieron contraer matrimonio.

El padre de la joven era de una ilustre familia Ashkenazí y prohibió autoritariamente la boda. La hija no deseaba romper con el joven porque no veía razón alguna para abandonar su felicidad debido al entorno familiar.

El padre informó a su hija que si se casaba contra su deseo, él cortaría sus lazos con ella. La hija insistió en pensar que, aunque amaba a su padre y no quería ser la causa de ninguna infelicidad, era su vida y se negaba a ser manipulada, incluso por su padre.

El exitoso comerciante estaba completamente consumido por este problema familiar.

¡Un día, ordenando un cajón de su escritorio, se sorprendió al encontrarse con la carta sellada del Lubavitcher Rebe que había sido escrita hacía 21 años! Recordó perfectamente de que se trataba y decidió que finalmente la abriría para ver lo que el Rebe le había escrito.

Primero el Rebe expresaba una bendición para que obtuviera éxito en el nuevo negocio y le indicaba que debería usar el dinero apropiadamente, para obtener idishe najas (satisfacción judía) de sus niños.

Al final de la carta, el Rebe escribió como posdata: “Se sabe que nosotros no somos tan meticulosos acerca del linaje cuando el temor al Cielo es como debe ser. Y ha habido muchas bodas entre Ashkenazim y Sefardim y gracias a Dis han tenido éxito y construyeron un edificio eterno en las bases de la Torá y las Mitzvot”.

Decir que el hombre quedó enmudecido sería insuficiente. “¡Hace veintiún años el Rebe vio lo que pasaría ahora y entonces me escribió, advirtiéndome que no hiciera infeliz a mi familia y a mí mismo!” pensó.

Supo que estaba haciendo lo correcto si daba su consentimiento a este matrimonio. Innecesario es decir, que el feliz padre se apresuró a serenar a su hija y su futuro yerno. La boda se llevó a cabo con mucha alegría para deleite de todos.

La rosa entre los cardos

El trabajo de la conformación de una pareja, aparece por primera vez en la Torá, en nuestra Parshá con el casamiento de Itzjak con Rivka. Eliezer, esclavo de Abraham, fue enviado a Aram Naharaim y encuentra a Rivka. Cuando informa a Betuel y Lavan sobre su misión dice1: “ y vine hoy”, sobre lo que Rashi comenta: “ Hoy salí y hoy llegué” de aquí (aprendemos) que se le acortó el camino”.

Hashem no realiza milagros en vano. ¿Qué necesidad había que se le acorte el camino?

Sobre Rivka dice el versículo: “Cual una rosa entre los cardos”. Era la “rosa”, pura y piadosa, que estaba rodeada de los “cardos” – dos hombres perversos‐ Betuel y Laván.

No es sencillo extraer la rosa de entre los cardos. En su mérito se cuida y trabaja el terreno, de manera que también los cardos se ven beneficiados de agua abundante. Por eso es necesario un esfuerzo especial para extraerla de ahí.

Explica el Zohar la avidez de las fuerzas ‘del otro lado’ (Sitrá Ajará) por atrapar en sus redes a almas elevadas y puras. Saben, que en mérito a sostenerse en la santidad, la maldad tiene asegurada su subsistencia, y por lo tanto no sueltan fácilmente a estas almas. Así también, Betuel y Laván sabían que Rivka es la fuente de la bendición del hogar, y no querían permitirle abandonarlos.

Mientras que Rivka era pequeña y estaba bajo el dominio de su familia no era posible sacarla de ahí. Pero el día que cumplió tres años, cuando de acuerdo a la ley judía se convirtió en apta para casarse, se creó la posibilidad de rescatarla de la impureza, y ligarla al mundo de la santidad, donde ella corresponde.

Abraham sintió todo esto y el mismo día envió a Eliezer para salvarla y le pasó el milagro de que se acortara el camino, para que Rivka no permanezca un instante más bajo la égida de los perversos.

Eliezer llegó a la casa de Betuel y Laván con la intención de com‐ probarles que Hashem estaba con él. Sabía que intentarían retardar la salida de Rivka. Por eso, dijo: “ ¡y vine hoy!,

Como diciendo: es imposible retrasar esto siquiera un instante, y por eso es que tuvo lugar el milagro de “hoy salí, hoy llegué”.

Sobre las historias de los Patriarcas está dicho: “lo ocurrido con los Patriarcas es señal para los hijos”. De la misión de Eliezer aprendemos algo extraordinario: Cuando llega el momento para la redención del Mashiaj, no se detendrá siquiera un instante. Si es necesario –ocurre el milagro de “se acortó el camino”, para que la redención llegue en su tiempo indicado.

Por eso está prohibido desanimarse a causa de la oscuridad del exilio y su extensión. Tal como en la redención de Egipto, los israelitas salieron “en pleno día” y Hashem no los retuvo siquiera un parpadear de ojos, así también será cuando “como en los días de tu salida de la tierra de Egipto he de mostrarte maravillas”. Siendo que concluyó el trabajo de los judíos en el exilio vendrá la redención realmente de inmediato.

¿Qué hago sino creo?

Ser judío significa luchar. El nombre Israel significa “uno que lucha con Di‐s”. La fe no es un interruptor de luz que enciendes y permanece encendido. Es un fuego que debes atender y alimentar, y reavivar. Es una lucha que nunca termina. 

Hay días en los que tu fe brilla y todo encaja en su lugar. En estos días, te sientes uno contigo mismo y con Di‐s, y la plegaria es algo natural. Luego hay días en los que te despiertas y todo está oscuro, tu fe parece haberse secado. Di‐s, alma, oración, bondad, todos parecen insectos molestos zumbando en tu oído, y solo quieres darte la vuelta y volver a dormir. 

Pero en esos días, tienes que encontrar la motivación para levantarte y seguir adelante. Quizás tu fe no te sacará de la cama, así que, ¿qué tal si pruebas otro enfoque? Dejando a un lado tu fe en Di‐s, ¿qué pasa con la fe de Di‐s en ti? 

Hay una Tefilá poderosa que decimos tan pronto como nos despertamos por la mañana: 

Te doy gracias, Rey Viviente y Eterno, porque me has devuelto mi alma con bondad. Cuán grande es tu fe. 

La fe a la que se hace referencia aquí no es nuestra fe en Di‐s, sino más bien “Tu fe”, la fe de Di‐s en nosotros. El mero hecho de que nos hayamos despertado es una prueba de que Di‐s cree en nosotros. Él sabe que no somos perfectos, está consciente de nuestras fallas y conoce los errores que hemos cometido. 

Y, sin embargo, en la mañana después de dormir, Él nos devuelve el alma y nos da otra oportunidad, porque confía en nosotros. Tiene fe en nuestra capacidad para cambiar y hacer que hoy sea un poco mejor que ayer. Podemos o no creer en Él, podemos o no creer en nosotros mismos, pero Di‐s cree en nosotros. 

Los humanos son inconstantes; Di‐s es constante. Su fe en nosotros es firme, incluso si nuestra fe en Él es inestable. Esa es la fe de un israelita, uno que lucha con Di‐s. Puede que estemos luchando, pero estamos luchando con Di‐s. Él siempre está ahí. 

Si te despertaste esta mañana, si tu alma te fue devuelta para ver otro día, entonces da gracias. Empieza el día con una oración, si no por tu fe en Di‐s, al menos por la fe de Di‐s en ti. Él confía en ti lo suficiente como para darte un alma preciosa. Úsala. 

Un accidente beneficioso

Es viernes por la tarde en París. 

Se acerca Shabat, así que tomo mi motocicleta y me dirijo a casa. 

Vivo en Francia, y soy el emisario de Jabad en S. Maur-des-Fossés, una pequeña ciudad al sur de París. 

Está lloviendo a cántaros, y las calles están resbaladizas. Aminoro la velocidad, ajustando mi casco. 

De pronto, noto un auto deportivo que entra en la intersección. El conductor no me ve y está acercándose a toda velocidad. 

La situación es peligrosa, y mi corazón comienza a latir muy fuerte. ¿Qué hago? Frenar en el pavimento mojado a 80 km/h es bastante arriesgado. Estoy en peligro de volcar. ¿Continúo? El choque es inevitable. 

Freno rápidamente. La motocicleta se patina y yo me caigo al suelo. Espero a que se acerque el auto. ¿Son estos mis últimos momentos? 

Silencio. Un auto frena y bloquea la calle. Me busco heridas. Gracias a Di-s, estoy bien. Intento salir de la calle. 

Una mujer corre hacia mí. “¿Está bien?”, me pregunta en francés. “¿Puedo ayudarlo?” 

“Creo que estoy bien”, respondo, quitándome el casco. Ella parece sorprendida..Quizá no esperaba ver un hombre barbudo. No hay muchos en París. 

“¿Está todo bien?” pregunta nuevamente, esta vez en Hebreo. Ahora yo me sorprendo. 

Ella se presenta como Madam Katia Dahan. “Vivo aquí cerca y justo estaba pasando por aquí”, dice. “No esperaba ver a un judío, mucho menos a un rabino”. 

“¿Y el hebreo?”, pregunto. 

“Ah, eso es por los viajes a Israel hace años”, dice. 

Katia quiere hablar, pero yo me disculpo y le explico, “Es casi Shabat, y debo llegar a casa”. 

Katia está sorprendida de escuchar que el Shabat se acerca. Su reacción me sorprende. Casi 400.000 judíos viven en ese barrio; es difícil no saber que hoy es la víspera de Shabat. 

“¿Prendes velas de Shabat?”, pregunto. 

Katia otra vez más me ve con aquella mirada extraña en sus ojos. Murmura, “No”. 

“¿Puedo invitarte a nuestra casa para Shabat?”, le ofrezco. 

“¿Cuál Shabat?”, pregunta con sorpresa 

“Esta noche”, respondo. 

Una sonrisa se asoma “No creo que pueda ir hoy de noche, pero estaré feliz de ir otro Shabat”, dice. Intercambiamos números de teléfono, y nos despedimos. 

Katia no vino aquella noche, ni el otro Shabat. Y yo no podía encontrar su número, a pesar que había intentado localizarla. 

Pasaron cuatro meses. 

Una mañana, recibí un mensaje de texto de un número desconocido. 

Momentos más tarde, mi teléfono comenzó a sonar. 

“¿Rabino? Es Katia Dahan. ¿Se acuerda de mí?” 

“¡Por supuesto! Todavía te estamos esperando para Shabat” 

“¿Cuándo puedo ir?” “Por favor, ven este Shabat” 

Aquél viernes de noche, Katia fue uno de nuestros invitados. Estuvo muy emocionada durante toda la comida. 

Muchos me preguntaron quién era ella. Les conté la historia del accidente. Dije: “Pueden decir que ella era un mensajero de Arriba que vino a ayudarme durante aquellos momentos tan tenebrosos” 

Katia nos miró con una sonrisa y dijo, “Pienso que es hora que ustedes escuchen mi versión…” 

“Tengo 45 años y vivo sola. Tengo una hermana y una madre, con quienes no hablo desde hace veinte años. 

“Es difícil estar soltera, especialmente para una mujer judía. Mis padres eran tradicionalistas; hacíamos Kidush, celebrábamos las festividades, y ayunábamos en Iom Kipur. Pero desde que vivo sola, he dejado de ser observante. 

“Cuando vives solo, es difícil hacer Kidush porque no tienes familia con quien compartir las comidas. Es difícil ir solo a la sinagoga. Ni siquiera tenía amigas judías. 

“Hace unos dos años, luego de haberme desconectado del judaísmo, quise retornar mi religión. Decidí encontrar un empleo en un ambiente judío. De esa manera, me haría de amigos nuevos, y quizá me invitaran a pasar Shabat y las festividades. 

“Encontré un empleo en una zapatería en Pilatzel. Todos los trabajadores eran judíos, y yo me hice amiga de ellos. 

“Pero había un problema…Shabat. Los viernes, solían desearse uno al otro “Un Buen Shabat”, y los lunes se preguntaban cómo había ido el Shabat. Pero nadie me prestaba atención. Cada semana, esperaba ser invitada, pero cada semana me traía más y más desilusión. 

“Ha pasado casi un año… ¿Puede ser que los judíos no te acepten más?”, me preguntaba. “¿Cómo pueden ser tan desconsiderados?” 

La voz de Katia se ahogó de emoción, “Me enojé mucho con los judíos y con el judaísmo. Decidí que no era para mí. Dejé el empleo de la zapatería y encontré otro. 

“Pero aún había un problema…Shabat. Cada viernes de noche, recordaba el Shabat de mi infancia…las velas, el Kidush….pensé, “¿Cómo puedo frenar estos recuerdos?” 

“Decidí encontrarme algo para hacer los viernes de noche. Encontré un anuncio del coro de la iglesia, buscando cantantes para los viernes por la noche” 

El silencio prevaleció en la mesa. “Me aceptaron en el coro, y ya ha pasado un año desde que comencé a cantar en la iglesia los viernes de noche. Con una triste sonrisa, agregó, “Llego a mi casa tan cansada, que no tengo tiempo de pensar en el Shabat. 

“Todo estaba tranquilo, hasta aquél viernes”, continuó Katia, “cuando vi a la motocicleta rodando por la acera. Corrí a ayudar al conductor y me impacté cuando me recordó que era la noche del Shabat ¡y que me invitaba a su casa! ¡Y ni siquiera me conocía! 

“¿Piensa que me mandaron para usted?”, concluyó Katia. “Yo creo que fue a usted a quien mandaron, para traer de vuelta a mi alma”. 

Katia ya no canta más en la iglesia. Ella pasa todas las noches de los viernes con nosotros o con alguna otra familia de Jabad. 

Así que no fue un accidente de motocicleta cualquiera después de todo.