¿Qué son las Selijot?

Caminas hacia la sinagoga. Ya es madrugada, pero hay docenas de Judíos que se han juntado allí. En el frente, envuelto en un Talit, el Jazan está a punto de comenzar su Servicio. Rápidamente abres tu libro en “Selijot del primer dia”. Pero, ¿qué son las Selijot exactamente? Démosle un vistazo juntos. 

Selijot: Plegarias en comunidad pidiendo el perdón Divino, se recita durante las Altas Festividades o en los dias de ayunos Judíos. 

En Síntesis

Mientras la mayoría de los Servicios Judíos se llevan a cabo durante el día o la tarde, las Selijot de las Altas Festividades son la excepción, llevándose a cabo en las tempranas horas de la madrugada. Son la inspiracion para el alma como introducción a los Días Solemnes. 

En la tradición Ashkenazi (el foco de este artículo), la primera noche de Selijot es la más “grande”, y se lleva a cabo luego de medianoche el sábado antes de Rosh HaShana. En congregaciones más grandes, el Servicio es dirigido por un cantor y un coro, y puede fácilmente durar más de una hora. En comunidades más pequeñas e informales, puede llevar menos tiempo. Las Selijot subsiguientes se recitan justo antes de las plegarias matutinas

La liturgia para las Selijot de las Altas Festividades no se encuentra en la mayoría de libros de rezos, sino que pueden hallarse en libros especiales para Selijot, con una selección diferente para cada dia. 

Las Selijot actuales son una compilación de versículos de Torá y obras escritas en hebreo poéticamente, en las que le pedimos a D-s que nos perdone a nivel personal y colectivo. Uno de los versos que se repite a menudo es “13 Atributos de Misericordia,” donde D-s se reveló a Moisés en el Sinaí como llave del perdón. Esta es la base de todo el Servicio, y por cuanto que se lo considera una plegaria en comunidad, puedes decir esta frase solo cuando rezas con la congregación.  

Para la mayoría de las Selijot, el líder entona la primera y última línea de cada párrafo, permitiendo a la congregacion a leer la mayoria de párrafos por si mismos. 

      •  Como vamos a discutir, hay ciertos himnos, conocidos como “pizmonim”, los cuales la congregación lee una línea, y el líder la entona luego de ellos. Hay un “pizmon” diferente cada día. 

      • Ya hacia el final, se abre el arca, y una serie de versos, que comienzan con las palabras “Shma Kolenu” (“Escucha nuestra voz”) son recitadas en forma de respuesta, primero por el líder y luego por la congregación. 

      • Casi al terminar, está la confesión “Ashamnu”, en la que nombramos alfabéticamente una lista de pecados que nosotros (como comunidad) cometimos. Golpeamos levemente nuestro pecho al nombrar cada uno de los pecados.  

    ¿Cuándo se Dicen las Selijot? 

    Comenzamos a decir Selijot unos cuantos días antes de Rosh HaShana. De acuerdo con la costumbre Ashkenazi, las primeras Selijot se recitan el sabado despues de “la medianoche halajica” antes de Rosh Hashaná, y un mínimo de cuatro días de Selijot deben observarse. Por eso, si el primer dia de Rosh HaShana cae un  jueves o Shabat, las Selijot comienzan en la noche del sábado que precede al Año Nuevo.

    Si Rosh HaShana cae lunes o martes, las Selijot comienzan el sábado de noche aproximadamente una semana y media antes de Rosh HaShana. Comenzando en la mañana del lunes seguido del primer servicio de media noche, las Selijot se recitan en forma diaria antes de las plegarias matutinas hasta Rosh HaShana (excepto en Shabat, ya que las plegarias penitenciales son inconsistentes con los días pacíficos y alegres). 

    Los Sefaradim recitan las Selijot durante todo el mes de Elul. 

    La mayoria de las comunidades judías siguen recitando las Selijot durante los Diez Días de Arrepentimiento, los días entre Rosh HaShana y Iom Kipur.

    De acuerdo a la costumbre de Jabad, las Selijot no se dicen en esos días, con la excepción del 3 de Tishrei, cuando las Selijot son recitadas como parte de la conmemoración del ayuno de Gedalia. 

    El cuarto Rebe de Jabad, Rabi Shmuel de Lubavitch, una vez le preguntó a su ilustre padre, el Tzemaj Tzedek, por qué las comunidades de Jabad no continúan diciendo Selijot durante los Diez Días de Arrepentimiento. “Hijo”, le respondió, “ ya no es el momento para palabras. Ahora debemos traducir palabras en acción…” 

    Más en la Liturgia de las Selijot

    A diferencia del Servicio convencional, las Selijot no incluyen el Shema o la Amida, pero sí contiene algunas características del Servicio típico: comienza con Ashrei (Salmo 145) y un medio Kadish, y finaliza con un Kadish completo. 

    La sección de instrucción y finalización del texto de Selijot son las mismas cada dia, y consisten esencialmente en pasajes bíblicos y antiguas plegarias.

    La sección del medio varía, contiene selecciones de plegarias (piyutim) para cada dia en un orden especial, con súplicas en común como las repetidas apelaciones a los atributos Divinos de misericordia. La sección del medio también tiene un “pizmon” (himno o refran) para cada dia. 

    Durante el Año 

    Aun siendo el foco de este artículo en las Selijot pre y post Rosh HaShana, debemos señalar que hay versiones de Selijot que se dicen en los servicios matutinos en días de ayuno como Tzom Guedalia, 10 de Tevet, Taanit Ester y 17 de Tamuz (pero no el 9 de Av). 

    Hay también Selijot especiales para aquellos que acostumbran ayunar en Behav,e incluso textos que se recitan en casos de sequía o cuando niños son víctimas de una plaga. 

    En Iom Kipur, el dia dedicado a nuestro perdón, cada plegaria es seguida de Selijot. 

    Los piyutim fueron compuestos en el periodo de los Gueonim y poco después (entre aproximadamente los siglos IX y XII). 

    Sus autores incluyen algunas de las más grandes autoridades de esos tiempos, tal como Rav Saadia Gaon, Rabenu Gershom Meor Hagolah, Rabi Shlomo Itzjaki (Rashi), y miembros del grupo de Baalei Tosafot.

    La mayoría de ellos han insertado sus nombres como acrónimos o acrósticos. 

    Sus composiciones invariablemente usan frases bíblicas o paráfrasis, y varias veces hacen referencia a enseñanzas rabínicas. 

    Otra característica común de los piyutim son su estructura poética, y la mayoría de ellos siguen el orden alfabetico Hebreo. (Esto tambien es asi en varias de las plegarias de la sección final).

     

    Hay más piyutim de aquellos que aparecen en alguno de los Servicios. Diferentes comunidades han creado una selección de piyutim para recitar, así formando una variedad de costumbres y/o versiones de Selijot. 

    Varios de los textos fueron originalmente elecciones locales, pero una vez que una costumbre es adoptada a nivel colectivo, cada uno debe seguir la costumbre de su comunidad y no puede cambiarla omitiendo, agregando o cambiando piyutim. 

     

    El Midrash nos cuenta que el Rey David estaba asustado cuando previó profeticamente la destruccion del Templo Sagrado y el cese de las ofrendas de sacrificios. “¿Cómo van a expiar los Judíos sus pecados?” se preguntó. 

    D-s le respondió: “Cuando el sufrimiento recaiga sobre los Judíos por sus pecados, ellos deberán juntarse frente a Mi en total unidad. Juntos deberán confesar sus pecados y recitar el orden de las Selijot, y Yo responderé a sus plegarias”.

    Por Menajem Posner

    Shofar

    La Mitzvá principal de estas fiestas es escuchar el Shofar.

    El Shofar es un instrumento de viento confeccionado preferiblemente del asta de carnero, aunque el asta de cualquier animal sirve mientras se trate de un cuerno que crece con cartílago.

    Este instrumento ritual debe ser tocado de una manera particular y por una persona entrenada. Hay tres tipos de sonidos producidos con el Shofar: Tekiá o sonido largo, Shevarim o sonido medio entrecortado y Teruá o sonido muy entrecortado. Representan diferentes tipos de llantos provocados por nuestro distanciamiento de Di-s. Reflejando diversos versículos bíblicos al respecto, escuchamos una serie de combinaciones de dichos sonidos.

    Hoy en día se hace sonar el Shofar en tres ocasiones: todo el mes de Elul (todos los días del último mes del calendario hebreo, menos en Shabat y la víspera de Rosh Hashaná), en Rosh Hashaná, y al finalizar Iom Kipur. 

    Durante el mes de Elul hacemos sonar el Shofar para sensibilizar y conscientizarnos en cuanto al acercamiento de Rosh Hashaná.

    En Rosh Hashaná, el Shofar tiene varios fundamentos:

    Como Rosh Hashaná es el aniversario de la creación del hombre y lo primero que hizo el hombre fue reconocer la soberanía de Di-s, se trata entonces del aniversario de la coronación de Di-s como rey.

    El Shofar se hace sonar cumpliendo el papel de las trompetas que suenan en una coronación.

    Por otra parte, Rosh Hashaná es el primer día del período de Teshuvá, o retorno a Di-s. El sonido del Shofar viene a anunciar el arribo de dicha oportunidad especial de retorno.

    Además, el Shofar invoca el momento en el cual recibimos la Torá en el Sinaí, nos inspira a que “renovemos el contrato” que asumimos con Él en ese momento.

    Para que todos puedan cumplir con esta importante tradición habrá puntos de encuentro al aire libre en el AMBA y en distintos lugares del interior del país.

    Actitud de gratitud

    Lecciones de vida de la parashá Ki Tavo
    Por Yehoshua B. Gordon

    Cosechando Apreciación
    La parashá de Ki Tavo comienza con la hermosa mitzvá de bikurim , el mandamiento para que todos los agricultores lleven las primicias de sus cosechas al Sagrado Templo . Esta mitzvá se aplica únicamente a los productos cultivados en la Tierra de Israel y únicamente a las siete especies por las que se alaba a la Tierra Santa: trigo, cebada, dátiles, higos, uvas, granadas y aceitunas. Cada año, cuando aparecían las primicias de estas especies, el agricultor las designaba verbalmente como bikurim y les ataba un marcador para identificarlas más tarde. Luego, estas frutas se colocaban en una canasta y se llevaban al Templo de Jerusalem (Hasta que se construyó el Templo, las bikurim se llevaban al Tabernáculo ).

    Cuando los agricultores llegaban a Jerusalem , se podía ver una variedad de canastas: los agricultores sencillos usaban canastas sencillas y modestas, mientras que los más prósperos llevaban sus frutas en elegantes canastas de plata. Una vez en el Templo, el agricultor presentaba las primicias a un Kohen , uno de los sacerdotes. Juntos, realizaban una ceremonia en la que tanto el agricultor como el Kohen sostenían la canasta y la agitaban en seis direcciones. Luego, el agricultor ofrecía una oración de acción de gracias a Di-s .

    En esencia, la mitzvá de bikkurim se trata de gratitud, de agradecer a Di-s por traernos a la Tierra Santa, la Tierra prometida a nuestros antepasados.

     

    En la ceremonia de bikkurim , es como si el judío le dijera a Di-s: “Sé que a menudo recurro a Ti en busca de ayuda, pero antes que nada, quiero agradecerte”. En esta declaración anual, reconocemos que estamos en casa, seguros y a salvo en nuestra Tierra, aunque no siempre fue así. Recordamos: Labán el arameo intentó destruir a nuestro antepasado Jacob , y se vio obligado a bajar a Egipto con su pequeña familia. 1 A pesar de llegar a la casa de Labán solo y con nada más que su bastón, la familia de Jacob floreció en Egipto y se convirtió en una “nación grande, poderosa y numerosa”.  Y ahora, de pie en el Sagrado Templo con nuestros primeros frutos, decimos: ¡gracias!

    La idea de mostrar aprecio no es exclusiva de los bikkurim. Hakarat hatov —mostrar aprecio por el bien que se nos ha hecho— es una piedra angular de los valores judíos.

    De hecho, así es como comenzamos cada día. Lo primero que hace un judío por la mañana, incluso antes de levantarse de la cama, es recitar Mode Ani , una oración de acción de gracias:

    “ Mode ani —Te doy gracias, Rey vivo y eterno, porque misericordiosamente has restaurado mi alma dentro de mí; Tu fidelidad es grande.”

    En esencia, estamos agradeciendo a Di-s por el regalo de poder despertar.

    Mi padre, el rabino Sholom B. Gordon, de bendita memoria, era muy meticuloso con la lectura de los obituarios cada mañana. Solía ​​decir: “Me despierto, miro el periódico y hojeo los obituarios. Si no estoy allí, ¡estoy teniendo un buen día!”.

    Ser feliz
    Después de cosechar tus productos y compartirlos con los menos afortunados, Di-s dice: “Entonces, te alegrarás con todo el bien que el Señor, tu Di-s, te ha concedido a ti y a tu familia, a ti, al levita y al extranjero que está entre ustedes”. 

    Sé feliz. Di-s fue bueno contigo y tú, a su vez, fuiste bueno con los demás. Fuiste alegre y brindaste alegría a los demás. Todos deberían estar felices y todos deberían celebrar.

    Por eso también el momento óptimo para traer bikkurim es entre Shavuot y Sucot —la temporada de la cosecha— cuando el agricultor estaba ganando dinero y su alegría estaba en su apogeo. 

    Diezma y serás bendecido
    Además de la ofrenda de bikurim , los agricultores judíos debían separar varios diezmos diferentes de sus productos a lo largo de un ciclo de tres años. Estos se distribuían entre los sacerdotes, los levitas y los pobres. Uno de ellos, el segundo diezmo, debía ser disfrutado por sus dueños en Jerusalem. Mi padre, de bendita memoria, solía decir que, en términos jasídicos, la experiencia del segundo diezmo es como ir a Jerusalén y tener un farbrenguen : tomas vino y buena comida, reúnes a tus amigos y familiares, te sientas, dices lechaim y hablas sobre espiritualidad.

    Al final de cada ciclo de tres años, al llegar a Jerusalem para la Pascua , cada agricultor declaraba que había cumplido con todos sus deberes de diezmo y luego suplicaba a Di-s que bendijera a Su pueblo y la Tierra:

    «Mira desde tu santa morada, desde los cielos, y bendice a tu pueblo Israel y la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres: una tierra que mana leche y miel». 

    La palabra hebrea que se usa para “mirar hacia abajo” es hashkifah . Hay varias palabras hebreas para “mirar”, pero hashkifah generalmente denota una mirada de severidad o juicio.

    Entonces, ¿por qué la declaración del agricultor incluye la dura hashkifah cuando pide bendiciones?

    Decimos a Di-s: “Hemos dado tzedaká , hemos cumplido con nuestras obligaciones de caridad meticulosamente, hemos seguido todas las reglas. Por eso, bendícenos en el mérito de la caridad, transformando incluso lo negativo en bueno”.

    A veces, nos llega lo opuesto a las bendiciones. Esta parashá contiene las advertencias: una sección de dura reprimenda que incluye una larga descripción de todas las maldiciones y sufrimientos que le sobrevendrán al pueblo judío cuando descuidemos las mitzvot .

    Dar caridad a los pobres y, en términos más generales, cumplir con todas nuestras obligaciones de diezmo, activa el atributo de misericordia de Di-s en lugar de Su atributo de justicia. Él prefiere bendecir en lugar de castigar y siempre busca formas de hacerlo. En mérito de nuestra caridad, pedimos: Di-s, por favor mira hacia abajo —hashkifah— y bendice la Tierra que nos has dado. Bendícela para que siga fluyendo leche y miel, bendice la economía y bendice a cada judío.

    Sirviendo a Dios con alegría
    Al leer las palabras de la Reprensión, debemos prestar especial atención a una parte en particular:

    “Todas estas maldiciones caerán sobre vosotros… por no servisteis al Señor, vuestro Di-s, con alegría y con gozo de corazón, cuando teníais abundancia de todo.” 

    Tenías todo y servías a Di-s, pero cuando lo hacías, eras miserable.

    Por supuesto, todos enfrentamos desafíos en nuestras vidas, pero también experimentamos mucha bondad. Debemos ver el vaso proverbial medio lleno en lugar de medio vacío y servir a Di-s con alegría y gozo de corazón, y no, Di-s no lo permita, lo contrario.

    En tono más alegre, este hombre dijo una vez: “Me dijeron: ‘Anímate, las cosas podrían ser peores’. Así que me animé y, efectivamente, las cosas empeoraron”.

    Bendiciones ocultas
    El Rebe comparte una hermosa historia en Hayom Yom  sobre Rabí DovBer, el segundo Rebe de Jabad , también conocido como el Rebe Mitteler . Un año, su padre, Rabí Shneur Zalman, fundador de Jabad , conocido como el Alter Rebe , quien era el lector designado de la Torá en su sinagoga en Lyozna, estaba fuera de la ciudad durante la lectura de la porción de Ki Tavo, por lo que un lector sustituto tomó su lugar.

    El rabino DovBer, que en ese momento era un niño de 10 u 11 años, escuchó la parte de las maldiciones y se enfermó. De hecho, estaba tan enfermo que unas semanas después, cuando llegó Iom Kipur , no tenía fuerzas para ayunar como lo hacía normalmente.

    Los jasidim le preguntaron al joven DovBer: “Escuchas esta porción todos los años y estás bien. ¿Por qué de repente te enfermaste al escucharla?”

    El rabino DovBer explicó: “Cuando mi padre lee, no hay maldiciones. ¡Solo oigo bendiciones!”.

    Estos versículos, que en la superficie parecen maldiciones, tienen un significado más profundo; en ese nivel, son bendiciones. Cuando el Alter Rebe los leía, su hijo escuchaba esas bendiciones.

    Desde nuestra perspectiva humana, parecen maldiciones, pero desde la perspectiva de Di-s, que no podemos ver, incluso las maldiciones pueden ser bendiciones.

    Sin embargo, en apariencia, la Reprimenda predice tiempos y acontecimientos difíciles que le sobrevendrán al pueblo judío, que, lamentablemente, hemos visto cumplidos muchas veces. En tiempos recientes, presenciamos los horrores del Holocausto y las atrocidades del terrorismo islámico. Que Di-s vengue toda la sangre judía inocente que se ha derramado a lo largo de los siglos.

    El panorama general
    Al describir la era del Mashiaj , el profeta Isaías promete: “El Señor Di-s enjugará las lágrimas de todos los rostros…” 

    La palabra hebrea para lágrimas es dima, que en un sentido más amplio puede denotar llanto, tristeza o tragedia. El rabino Isaac Luria , el cabalista del siglo XVI conocido como el Arizal , señaló que el valor numérico de la palabra dimah es el mismo que el de la palabra moed , que significa “festival” y en un sentido más amplio puede denotar alegría, felicidad o celebración.

    Según esta enseñanza, todo lo triste es en realidad algo feliz. ¡Pero seguro que no lo parece! Si la tristeza es en realidad felicidad, ¿por qué nos sentimos tan tristes?

    Veamos los valores numéricos. La palabra dima equivale a 119 y moed a 120. ¿Por qué decimos entonces que tienen el mismo valor? La respuesta está en la regla de gematría de “ im hakolel ”, que significa que la palabra en sí misma suma un valor de 1. Usando este método, la gematría de dimah más el valor de la palabra en sí misma equivale a moed .

    Suena intrigante, pero ¿qué es lo que realmente está sucediendo? ¿Las lágrimas se transforman en festividades simplemente gracias a un método especial de gematría ?

    El Rebe explica que en la vida debemos reconocer que todo lo que estamos atravesando es solo una pequeña parte de casi 6000 años de creación. Está la situación en la que nos encontramos y luego está el panorama general. Im hakolel representa el panorama general. 9

    Las lágrimas ( dima ) suman 119, pero cuando consideramos el panorama general, llegamos a 120, moed , una festividad. Cuando vemos nuestra experiencia desde la perspectiva de Di-s, como parte del Plan Maestro, incluso las maldiciones pueden ser vistas como bendiciones.

    Ignorar el panorama general es como ver un minuto de una película de dos horas y decir: “No lo entiendo”. ¿Cómo podrías hacerlo? ¡Hay casi dos horas de escenas que no has visto!

    Lo que vemos en la vida es una pequeña parte de la película. Miles de años la precedieron y muchos años la seguirán. Vemos un pequeño fotograma y, sin embargo, queremos entenderlo todo.

    Recuerden im hakolel , dice el Rebe. Para nosotros, algo puede parecer una tragedia, pero para Di-s es una celebración. Y eso requiere el más alto nivel de fe y la más profunda confianza en Él.

    El final de la historia
    Después de que el pueblo escuchó las maldiciones en la Reprimenda, se asustó y dudó de su capacidad para sobrevivir a tal sufrimiento. Moisés , siempre el pastor amoroso, los tranquilizó:

    “Sin embargo, hasta el día de hoy, el Señor no te ha dado un corazón para saber, ojos para ver y oídos para oír.”  Como explica Rashi  , sólo ahora tienes la capacidad de reconocer la bondad de Di-s a lo largo de todos estos años, y por lo tanto, aferrarte a Él.

    Moisés continuó: “Os guié por el desierto durante cuarenta años… Nadie puede sondear ni las profundidades de la mente de su maestro ni la sabiduría de sus estudios antes de cuarenta años…”

    “De ahora en adelante [ya que hoy se cumplen cuarenta años para el pueblo de Israel]”, dijo Moisés,  comenzarán a apreciar y comprender todo lo que les he enseñado. A veces, es necesario ver la historia completa, el panorama completo, para comprender lo que está sucediendo. Ahora están al final de la historia.

    Han pasado cuarenta años desde que el pueblo judío recibió la Torá, y ahora finalmente pueden apreciar la grandeza de Di-s, la grandeza de la Torá y la grandeza de Moisés y sus enseñanzas. Después de cuarenta años, deberías poder ver el panorama completo. Deberías poder ver las circunstancias de tu vida im hakolel .

    El Rebe hizo referencia a esta idea en 1990-91, cuando los jasidim celebraron sus cuarenta años de liderazgo. “Han pasado cuarenta años desde el fallecimiento del Rebe anterior”, dijo el Rebe con cariño. “Estamos entrando en una nueva era. Ahora podemos apreciar plenamente sus enseñanzas y ver el panorama general que él intentaba mostrarnos: la visión de la llegada del Mashiaj”. 

    El Rebe nos animó a mirar a nuestro alrededor y a ver los grandes milagros que están teniendo lugar: la caída del Muro de Berlín, el fin de la Unión Soviética y la caída del comunismo, y la rápida resolución de la Guerra del Golfo. ¡Éstos son acontecimientos mesiánicos, proclamó el Rebe! El mundo ya ha comenzado a cambiar y la transformación se puede ver.

    Habiendo pasado las tres cuartas partes del sexto milenio, el año 5750 (que corresponde a 1990), hemos entrado en la era mesiánica. “Ha llegado el tiempo de vuestra redención”, declaró el Rebe.

    Hemos visto las maldiciones en la Reprimenda demasiadas veces en nuestra historia. Es hora de que veamos las bendiciones. Que Di-s vengue la sangre de todos aquellos asesinados en el Holocausto, y más recientemente por terroristas islámicos, y que Él nos conceda tremendas bendiciones, incluyendo la bendición suprema: la llegada de nuestro justo Mashiaj que marcará el comienzo de la Redención Suprema y el fin de todo sufrimiento y tragedia. Que esto suceda rápidamente en nuestros días. Amén .

    Una sociedad divina

    Plan para una sociedad divina. Lecciones de vida de la parashá Shoftim


    Por Yehoshua B. Gordon

    La porción de la Torá de Shoftim continúa el discurso final de Moisés a los Hijos de Israel , quienes están a punto de ingresar a la Tierra Santa. Como un padre amoroso que transmite su última voluntad y testamento a sus hijos, Moisés alienta, amonesta y recuerda al pueblo, preparándolos para la vida en la Tierra sin él.

    La vida en el desierto era divina, caracterizada por la dicha espiritual, con alimento celestial entregado diariamente, una fuente milagrosa y constante de agua y Nubes de Gloria protectoras .

    En la porción de Shoftim, Moisés básicamente les dice a los Hijos de Israel: “A pesar de su divino viaje espiritual a través del desierto, comprendo que ustedes son sólo seres humanos, y que construir una sociedad, una civilización, requerirá interacciones y relaciones que inevitablemente implicarán peleas, disputas y enfrentamientos”. Pero Moisés les recuerda a los israelitas que Di-s ha prescrito mitzvot y reglas para las sociedades; de hecho, hay leyes para cada eventualidad. Aunque la vida en Israel estará rodeada e inmersa en lo físico (agricultura y negocios, empleos y granjas), puede y debe seguir siendo divina.

    Orden público
    Un sistema judicial justo y equitativo es un elemento fundamental de una sociedad justa. Los jueces justos y honestos mantienen la ley y el orden, mientras que los jueces corruptos fomentan la anarquía y el desorden.

    “No perviertas la justicia.”  Un juez debe tratar a ambos litigantes por igual, no solo al emitir un veredicto sino también al escuchar sus testimonios. “Un juez no puede aceptar un soborno” bajo ninguna circunstancia, “porque el soborno ciega los ojos de los sabios y pervierte las palabras de los justos.”  Incluso cuando un juez ya ha emitido un veredicto, o está absolutamente seguro de que un regalo no influirá en su juicio, ¡incluso cuando un juez está a punto de fallar a favor de quien ofrece el soborno! – el soborno sigue estando prohibido. Un juez no puede juzgar a una persona que dio, o incluso ofreció, un soborno porque no podrá mantener su objetividad. Es simplemente imposible.

    La naturaleza humana es tal que cuando alguien nos hace un favor, queremos corresponderle. Incluso una persona honesta y buena se inclinará hacia alguien que le haga un regalo.

    Uno de los grandes maestros jasídicos tuvo una vez dos litigantes ante él cuando de repente se puso de pie y anunció: “No puedo explicar por qué, pero siento que debo recusarme. Tendrán que encontrar otro juez”. Ante el aparente desconcierto de los litigantes, el rabino tomó su abrigo del perchero y se fue. Cuando el rabino llegó a casa y colgó su abrigo, ¡descubrió un fajo de billetes que uno de los litigantes había dejado allí!

    El árbol de Asera, que Moisés menciona al pasar de la necesidad de justicia al pecado de la idolatría, era un árbol idólatra que la Torá ordena repetidamente que nunca se debe plantar, y los árboles de Asera existentes deben ser arrancados y destruidos. El Rabino Jacob Ben Asher , el comentarista bíblico de finales del siglo XIII y principios del XIV conocido como el Baal Haturim , enseñó que el valor numérico de la palabra Asera es el mismo que dayan sheeno hagun, las palabras hebreas para “juez inapropiado”.  Si se nombra a un juez de manera incorrecta (“¡Mi cuñado necesitaba un trabajo!”), ¡es como si se plantara un árbol idólatra junto al Altar sagrado! Debemos ser muy cuidadosos con respecto a quiénes nombramos como nuestros jueces. Nuestra sociedad depende de ello.

    Respetar y adherirse
    El tribunal supremo judío, el Sanedrín , estaba compuesto por 71 jueces. Cualquier decreto emitido por el Sanedrín era vinculante para toda la nación judía. Los tribunales inferiores estaban compuestos por 23 jueces, mientras que un Beit Din local podía tener solo tres. Independientemente del tamaño de un tribunal, sus jueces siempre deben usar la Torá como guía.

    “Y vendréis… al juez que estará en aquellos días , y preguntaréis, y os dirán las palabras del juicio.” 

    Incluso si el juez actual no es como recuerdas a los jueces de épocas anteriores, no digas: “¿Debería acudir a este juez? En la época de mi abuelo, recuerdo cómo eran los jueces de verdad. ¡Esos eran los tiempos! ¿Este juez? ¡Ja! Fui a la escuela con él. Solíamos hacer trampas juntos jugando a las cartas de béisbol”. En cambio, debes respetar al juez porque se debe mantener un sistema de ley y orden. Solo tienes acceso a los jueces que existen en tu época.

    Además, todos los litigantes deben atenerse a la decisión del tribunal: “No puedes desviarte de lo que te digan, ni a la derecha ni a la izquierda”.  No puedes elegir ser menos meticuloso que el Beit Din , ni puedes elegir ser más religioso que su decisión.

    Una persona no puede decir: “¡Soy un gran erudito! ¡Sé más! ¿No sabes quién es mi abuelo?”. Todos deben acatar las decisiones del tribunal, independientemente de su linaje.

     

    Hablemos de ello
    Moisés le dice al pueblo judío que cuando entren a la Tierra, deben “designar tres ciudades de refugio adicionales…” Estas ciudades sirvieron como refugios seguros para quienes cometieron homicidios involuntarios.

    La Torá describe al homicida involuntario como aquel que “hiere a muerte a su prójimo sin intención, a quien no odiaba en el pasado”.  En este caso, no había antecedentes entre los dos; no se trataba de una situación en la que el asesino hubiera tenido problemas previos con la víctima. Fue involuntario.

    Sin embargo, la Torá también reconoce que el asesinato intencional, Di-s no lo permita, ocurre. Es una triste realidad. Cuando las personas están preocupadas por sus propiedades, posesiones y finanzas, los conflictos con amigos, vecinos y competidores son inevitables. Tales conflictos pueden escalar hasta los desenlaces más trágicos, incluido, lamentablemente, el asesinato premeditado.

    ¿Cómo puede llegar a tal extremo que conduzca al asesinato, Di-s no lo permita? La Torá es muy clara: “Si un hombre odia a su prójimo, y como resultado de este odio lo acecha, se levanta contra él y lo hiere mortalmente intencionadamente”, entonces las ciudades de refugio no le sirven como refugio seguro, y debe ser llevado ante los tribunales para ser juzgado.

    La Torá nos enseña una lección fundamental de vida: si tienes un problema con alguien, habla con él con calma en lugar de permitir que el odio y el resentimiento se enconen y crezcan, lo que un día podría llevarnos a algo terrible. Al menos debemos intentar resolver el problema.

    Éste también es un ingrediente clave para una sociedad divina: una civilización basada en la Torá y las mitzvot .

    Respetando los límites
    Llevarnos bien con nuestros vecinos requiere respetar los límites, tanto físicos como sociales.

    “No debes empujar el lindero de tu vecino, que tus predecesores han erigido como marcadores fronterizos, hacia su territorio para aumentar el tamaño de tu propio territorio, porque eso es robo.” Este versículo nos enseña a no invadir la propiedad de otra persona y simbólicamente representa el no infringir el sustento de otros.

    Si mi vecino tiene una zapatería, debo respetar los límites de su negocio y no abrir una zapatería competidora justo al lado. Deberíamos preguntarnos: ¿Es esto lo moralmente correcto? ¿Es esto lo que Di-s quiere de nosotros?

    Cuenta la leyenda que dos hermanos eran vecinos. Cada uno trabajaba su tierra cultivando trigo. Uno de los hermanos estaba casado y tenía una familia numerosa, mientras que el otro era soltero.

    El hermano soltero pensó que Di-s lo había bendecido con más de lo que necesitaba, mientras que su hermano casado seguramente podría necesitar más. Entonces, se despertó en medio de la noche y en secreto movió los límites de su campo, dándole parte de su tierra a su hermano para aumentar su propiedad.

    A su vez, el hermano casado pensó que era afortunado por tener esposa e hijos, mientras que su hermano soltero tendría que impresionar a los casamenteros con su riqueza para poder atraer a una linda muchacha judía. Él también se levantó en mitad de la noche y movió discretamente los mojones de los límites para aumentar la superficie de la tierra de su hermano.

    Por la mañana, cada hermano se preguntó por qué no se notaba una disminución en su propio campo, así que repitieron el acto la noche siguiente. Esto continuó durante varias noches hasta que una noche, se encontraron. En ese momento, entendieron lo que el otro había estado haciendo y se abrazaron con amor. Según cuenta la historia, Di-s miró hacia abajo y dijo: “Este es un lugar sagrado; aquí es donde se construirá el Beit Hamikdash ( el Templo Sagrado )”.

    Promesas de campaña
    Moisés le dice al pueblo que llegará un tiempo en que mirarán a su alrededor y verán que otras naciones tienen reyes, palacios y monarquías, y desearán lo mismo. 

    La Torá permite el nombramiento de un monarca y tiene muchas leyes y mitzvot relacionadas con el papel y las responsabilidades del rey . En los días del profeta Samuel , el rey Saúl fue designado como el primer rey. 

    Curiosamente, la sección que habla del nombramiento de un rey sigue inmediatamente a la sección sobre la idolatría. Esta secuencia nos enseña que la primera responsabilidad del Rey de Israel es erradicar todos los ídolos paganos de su reino.

    Una de las obligaciones más intrigantes de un rey es que debe escribir dos rollos de la Torá: uno que debe guardar en un lugar seguro y el otro que debe llevar consigo a donde quiera que vaya. Cuando el rey está en la sala del trono o en su residencia privada (en cualquier lugar donde esté permitido llevar un rollo de la Torá), el rey debe llevarlo consigo. Esta práctica sirve como un recordatorio constante para que el rey siga la Torá.

    ¿Cuál es el propósito del rollo que permanece oculto, el que está guardado en el tesoro? ¿Por qué el rey necesita ambos rollos?

    De esto se puede aprender una profunda lección de vida:

    Todos estamos muy familiarizados con el mundo de los funcionarios electos. Cuando se presentan a las elecciones, los políticos prometen el oro y el moro.

    “Cuando sea elegido, haré esto y haré aquello”.

    “¡Vota por mí y te liberaré!”

    Pero ¿qué ocurre entonces? Las cosas son muy diferentes una vez que son elegidos y han asegurado su puesto. Si se escuchan los fragmentos de cualquier campaña, se verá que las promesas rara vez coinciden con la realidad.

    Un rey judío debe escribir dos rollos. Uno lo lleva consigo en todo momento y el otro lo guarda. Y cada cierto tiempo, el rey debe sacar el segundo rollo del lugar donde lo guarda y asegurarse de que el que lleva consigo (aquel por el que vive y gobierna) aún concuerde. Debe asegurarse de que, en el curso de la realización de sus responsabilidades reales cotidianas, no haya cambiado, Di-s no lo permita, nada de lo que está escrito en la Torá.

    Esta es una lección poderosa para todos nosotros. A lo largo de nuestra vida diaria, debemos revisar periódicamente la Torá y asegurarnos de que no nos hemos desviado de sus enseñanzas. Debemos vivir con coherencia: la coherencia de la Torá que permanece inmutable.

    ¿Qué debía hacer el rey con el rollo que llevaba? Debía leerlo todos los días de su vida. Nunca debía dudar sobre lo que debía hacer o lo que implicaba una ley en particular, porque siempre estaba ocupado con la Torá.

    Debemos seguir este ejemplo. Cada uno de nosotros debe estudiar la Torá diariamente, al menos la porción diaria de la Torá. La Torá guía nuestras vidas y si alguna vez enfrentamos dilemas o preguntas, siempre encontraremos respuestas y soluciones en ella. El rey hace esto y nosotros también deberíamos hacerlo.

    Internalicemos las hermosas enseñanzas de esta parashá e infundamos Divinidad y propósito en los aspectos mundanos de nuestra vida diaria. Que podamos tener el mérito de construir la sociedad divina definitiva con la llegada de nuestro justo Mashiaj —el último rey judío de la dinastía davídica— y que esto se haga realidad rápidamente en nuestros días.

    Amén .

    Elegir el camino correcto

    Lecciones de vida de la parashá Re

    Por Yehoshua B. Gordon.

     Bendiciones y maldiciones
    «He aquí, pongo hoy delante de vosotros una bendición y una maldición.» 

    Con estas palabras se inicia la porción de la Torá de Re. Moisés sigue dirigiéndose a los Hijos de Israel , que se encuentran reunidos al este del río Jordán, listos para entrar en la Tierra Santa.

    Moisés continúa:

    La bendición, si escucháis los mandamientos del Señor vuestro Di-s, que yo os ordeno hoy; y la maldición, si no escucháis los mandamientos del Señor vuestro Di-s , y os apartáis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no conocisteis. 

    Moisés le informa al pueblo judío que pueden recibir tremendas bendiciones si se adhieren a los mandamientos de Di-s, o maldiciones si no lo hacen.

    ¿Qué es exactamente el “apartamiento” que lleva a “seguir a otros dioses”?

    ¿Cómo es posible que un judío no sólo peque, sino que llegue al extremo de negar toda la Torá ? Todo comienza con un pequeño paso en falso, un ligero desvío del camino correcto.

    Imaginemos a una persona que camina por un bosque denso. Se desvía del camino por alguna razón, con la intención de regresar. Si se desvía solo brevemente y no se aleja demasiado, es probable que encuentre el camino de regreso. Pero si continúa caminando durante un tiempo después de tomar ese pequeño desvío, estará muy lejos de donde pretendía ir y probablemente le resulte difícil encontrar el camino de regreso al camino original.

    Así es como un judío puede pasar de observar todas las mitzvot a, Di-s no lo quiera, despertarse una mañana y encontrarse sirviendo ídolos. Todo comienza con un pequeño paso fuera del camino recto y angosto.

    Viajes acelerados
    Mi padre, el rabino Sholom B. Gordon, de bendita memoria, explicó esta idea con una aplicación contemporánea:

    Hubo un tiempo en que esta transición hacia el abandono de la observancia de las mitzvot era un proceso lento. Una persona podía dejar de asistir a una clase de Torá, comprometerse con una ley de la Torá o hacer un pequeño cambio en la interpretación de una enseñanza de la Torá, creyendo que sólo había dado un pequeño paso fuera del camino. El resultado de ese paso en falso, aunque puede llevar varias generaciones, puede ser que los nietos o bisnietos sean asimilados, Di-s no lo permita.

    ¿Por qué tardó tanto?

    Porque iba caminando, paseando tranquilamente por un sendero forestal. Pero ¿y si iba a caballo y galopaba por una carretera? ¿O en coche, a toda velocidad por una autopista? Con un medio de transporte más rápido, incluso una pequeña desviación del camino puede llevar a una persona muy lejos. Hoy, con los avances tecnológicos que se han convertido en parte de nuestras vidas, podemos cubrir muy rápidamente una gran distancia y, en poco tiempo, dar la vuelta y descubrir que estamos perdidos.

    Sin embargo, ocurre lo mismo a la inversa: cuando una persona está en camino de regreso pero va andando, el camino a casa es largo. Pero con la veloz tecnología actual, puede regresar muy rápidamente.

    De Rebes y caballos
    Uno de los discípulos del Tzemach Tzedek , el tercer Rebe de Jabad , tuvo un hijo que abandonó el judaísmo. Entre otras cosas, el joven se apasionó por los caballos y la equitación.

    Cuando el discípulo le preguntó al Rebe qué podía hacer para que su hijo regresara a los caminos de la Torá, se le indicó que llevara a su hijo con él en su próxima visita.

    El joven, sin embargo, no estaba interesado.

    Finalmente, aceptó ver al Rebe, pero sólo si podía ir a caballo y permanecer en su caballo durante toda la visita.

    Cuando llegaron, el Alter Rebe le preguntó al joven:

    “Dime, ¿cuál es mejor, un caballo lento o un caballo rápido?” “Rebe”, exclamó el joven, “¡obviamente, un caballo rápido es mejor!”

    “¿Y por qué un caballo rápido es mucho mejor que uno lento?”, preguntó el Rebe.

    El joven explicó pacientemente que un caballo rápido puede llevarte de un lugar a otro con tanta velocidad que llegarás a tu destino mucho más rápido.

    “Te entiendo”, dijo el Rebe, “pero ¿qué pasa si el caballo rápido va en la dirección equivocada? En ese caso, la velocidad es una desventaja porque terminas mucho más lejos en la dirección equivocada que si estuvieras en un caballo lento”.

    “Es cierto”, admitió el joven. “Pero en cuanto te das cuenta de que vas por el camino equivocado, puedes dar la vuelta y volver a la dirección correcta mucho más rápido”.

    El Rebe miró directamente al joven y respondió: “Sí, tan pronto como te des cuenta de que es la dirección equivocada. Tan pronto como te des cuenta”.

    El joven interiorizó las palabras del Rebe y, finalmente, en su rápido caballo, regresó.

    Adoración de ídolos 2.0
    Nuestros sabios vieron que el atractivo de la idolatría pagana durante la época del Primer Templo Sagrado era tan poderoso que nadie podía resistirse a él. De hecho, esa fue la razón por la que se destruyó ese Templo. Hoy en día, es difícil entender por qué la idolatría era tan atractiva para nuestros antepasados.

    ¿Qué llevó a la desaparición de este deseo abrumador de idolatría? El Talmud  relata que los Sabios, razonando que el riesgo de la idolatría superaba el beneficio de evitarla, pidieron a Di-s que eliminara la tentación del mundo, y Di-s estuvo de acuerdo.

    ¿Qué tenemos hoy en su lugar? El fenómeno de la adoración al dinero: el deseo abrumador de “éxito”.

    Como dijo el hombre que dijo: “Mi esposa y yo nos divorciamos por razones religiosas: ella adora el dinero y yo no tengo nada”.

    Hoy en día, la búsqueda de riqueza puede llevarnos a desviarnos del camino de la Torá, y el deseo insaciable de tener cada vez más se convierte en un obstáculo para servir a Di-s.

    En verdad, nuestro dinero es uno de los tres elementos principales con los que debemos amar y servir a Di-s. En Vaetjanan, la porción que leímos hace unas semanas, Moisés instruyó al pueblo judío (en lo que luego se convirtió en parte de la oración fundamental del Shemá ): “Y amarás al Señor, tu Di-s, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”. 

    Servir a Di-s con “todas tus fuerzas” significa servir a Di-s con todos tus medios. Una persona invierte el máximo esfuerzo y energía –de hecho, todas sus fuerzas– en planear y trabajar, sudar y sudar para ganarse la vida. Por eso, el dinero es una posesión muy querida y necesaria. No hay nada más grande que tomar ese dinero ganado con tanto esfuerzo y usarlo para servir a Di-s.

    Dar y recibir
    Gran parte de la porción de Re está dedicada a detallar cómo servimos a Di-s con nuestro dinero, particularmente a través de la caridad y el diezmo.

    La mitzvá del diezmo (separar el diez por ciento de las ganancias para caridad) seguía el ciclo agrícola de siete años de los años sabáticos. Como el séptimo año era un año de descanso, cada ciclo tenía seis años de ganancias. En los años 1, 2, 4 y 5, el diez por ciento de la producción de cada agricultor debía llevarse a Jerusalem y consumirse allí, y en los años 3 y 6, el diez por ciento de la producción debía entregarse a los pobres. Y en todos los años, el diez por ciento se le daba al levita y una parte se le daba al kohen , el sacerdote.

    Si bien la obligación de diezmar no se aplica a los productos cultivados fuera de la Tierra de Israel, la práctica del diezmo todavía se aplica a las ganancias monetarias.

    Diezmo, dice Di-s. Dar caridad. Dar es la mejor manera de recibir.

    Di-s dice: “ Aser ti’aser ” – “Seguramente diezmarás toda la cosecha de semillas que dé el campo”.  Dado que la raíz de la palabra aser, que significa “diezmo”, puede leerse como asher , “rico”, los Sabios interpretan “ Aser ti’asher ” como “Diezma para volverse rico”. ¡Da caridad para ser rico! Y si bien no debemos hacer mitzvot para obtener una recompensa, cuando se trata de caridad, Di-s nos dice que hagamos precisamente eso.

    “¡Ponme a prueba en esto!”, dice Di-s. 

    Da caridad con la intención expresa de hacerte rico. Di-s cumplirá Su promesa.

    Pagado por comisión
    Puede parecer una carga oír que debemos donar al menos el diez por ciento de nuestras ganancias a obras de caridad. Por supuesto, la caridad es admirable y estamos felices de dar, pero ¿donamos diez dólares de cada cien que ganamos? Puede parecer demasiado.

    Un rabino se dirigía a un grupo de vendedores para motivarlos a hacer obras de caridad. “Todos los que están en esta sala cobran una comisión”, comenzó. “¿Cuál es su tasa de comisión?”

    Los vendedores respondieron con tasas del 25%, 40% y 50%. Uno incluso llegó a obtener el 60%.

    “Di-s ofrece la mejor comisión de la historia”, exclamó el rabino. “Nos da el 90% de comisión. ¡Lo único que quiere para la empresa es el 10%!”

    El levita involuntario
    El Midrash  cuenta la historia de un hombre rico que poseía un campo que producía mil toneladas de productos cada año. De acuerdo con el mandamiento de la Torá de diezmar, él reservaba 100 toneladas por año. Mientras yacía en su lecho de muerte, llamó a su hijo y le dio estas instrucciones finales: “Hijo mío, este campo que te dejo produce mil toneladas cada año. Asegúrate de continuar diezmando 100 toneladas, tal como lo he hecho durante toda mi vida”. Poco después de dar este consejo, falleció.

    Después de la muerte de su padre, el hijo heredó el campo, que efectivamente produjo las 1.000 toneladas esperadas en el primer año. Fielmente, apartó las 100 toneladas para el diezmo. Sin embargo, en el segundo año, su contable comenzó a molestarlo. “Esto es demasiado para regalar”, le aconsejó. “Tal vez deberías reducirlo un poco”.

    El hijo decidió no diezmar ese año. Para su sorpresa y decepción, al año siguiente el campo produjo solo 100 toneladas, apenas el diez por ciento de su rendimiento habitual. Pensó que estaba ahorrando dinero, pero en cambio descubrió que retener el diezmo le había ocasionado una pérdida significativa.

    El hijo abatido llegó a la sinagoga y, para su sorpresa, el rabino preparó un kidush en su honor. “¡Rabino!”, exclamó, “¡Mi familia está en la ruina financiera y usted está haciendo un kidush ! ¿Se está burlando de nosotros?”

    —¡Di-s no lo quiera! —respondió el rabino—. Estamos de fiesta. Antes eras un hombre muy rico, ¡ahora te has convertido en levita ! Antes conservabas el noventa por ciento y le dabas el diez por ciento al levita; ahora Di-s se queda con el noventa por ciento y tú recibes el diez por ciento.

    Tenemos una opción: podemos dar el 10% y quedarnos con el 90%, o viceversa. La elección es nuestra.

    «He aquí, pongo hoy delante de vosotros una bendición y una maldición.»

    Elijamos el camino correcto. Y que el mérito de nuestras mitzvot, especialmente nuestra caridad, apresure la llegada de nuestro justo Mashiaj , pronto en nuestros días. Amén

    Lashón Tov

    Sesgo de positividad

    Por Mendel Kalmenson

    El judaísmo no cree en la libertad de expresión. Hay ciertas formas de hablar de otras personas que están prohibidas o desaconsejadas. Esta mayor sensibilidad hacia el lenguaje se basa en un profundo respeto por su poder.

    Definitivamente, las palabras son importantes.

    La Cabalá enseña que el habla en sí misma tiene un efecto que va más allá del simple hecho de que una persona le diga algo a otra. El mero hecho de que las palabras se pronuncien tiene un cierto significado y deja una huella energética.

    Un ejemplo negativo de este fenómeno es el caso del lashón hará, que se traduce literalmente como lengua malvada, pero que incluye cualquier tipo de expresión perjudicial, incluidos los chismes, incluso si es verdadero y bien intencionado.

    La Torá prohíbe hablar o incluso escuchar el lashón hará. Además, los Sabios nos dicen que, además de afectar negativamente al que habla y al que oye, los chismes tienen un impacto negativo en el individuo referido, más allá de la obvia difamación de su persona, aunque no los haya oído.

    Podemos entender por qué se castiga al ponente y al oyente del lashón hará; han cometido una grave transgresión. Pero, ¿por qué el individuo referido debe verse afectado negativamente?

    Los cabalistas explican que al hablar de las cualidades negativas de una persona se invoca su manifestación. Aunque la persona ni siquiera sea consciente de que se está hablando de ella, el hecho de que se hable de defectos de su persona, ejecuta su contenido en un determinado nivel.

    En su libro Haiom Iom, el Rebe ilustra el efecto nocivo de tal habla negativa con una historia sobre el Baal Shem Tov, el fundador del Jasidismo:

    “Cierta vez, dos hombres discutieron en la sinagoga del Baal Shem Tov, y uno de ellos gritó que despedazaría al otro como a un pez.

    En consecuencia, el Baal Shem Tov dijo a sus alumnos que se tomaran de las manos y se pusieran cerca de él con los ojos cerrados. Entonces puso sus santas manos sobre los hombros de los dos discípulos que estaban a su lado. De pronto, los discípulos comenzaron a gritar aterrados: Habían visto a aquel sujeto desmembrar a su contendiente.

    Este acontecimiento demuestra que todo potencial tiene un efecto, ya sea en forma física o en un plano espiritual, que sólo puede percibirse con sentidos más elevados y refinados”.

    Basándonos en una comprensión tan sutil del poder de la palabra para impactar negativamente en los demás, podemos imaginar los efectos positivos que pueden tener nuestras palabras si se pronuncian con conciencia y compasión.

    Con este espíritu, nuestros Sabios nos dicen que “juzguemos a todo el mundo para bien”, lo que incluye tratar de comprender con empatía el origen de los defectos de los demás y “ponerse en sus zapatos”.

    Más allá de esto, podemos encontrar activamente formas de alabar a cada individuo. El efecto espiritual de este lashón tov, el discurso positivo, es permitir que las buenas cualidades de una persona —que pueden estar ocultas en su interior— salgan a la superficie.

    Si el lashón hará está destinado a derribar a alguien, el lashón tov está destinado a construirlo.

    Hay innumerables ejemplos registrados de cómo el Rebe practicaba el lashón tov. De hecho, centrarse conscientemente y verbalizar explícitamente lo bueno que encontraba en cada persona era una característica de cada encuentro del Rebe.

    Más allá de un intercambio agradable de cortesías, el Rebe consideraba que esas palabras positivas fortalecían o activaban los recursos ocultos de cada persona con la que hablaba e interactuaba.

    Sus palabras positivas alentaban constantemente a las personas y estaban destinadas a tener un efecto de fortalecimiento espiritual en ellas.

    En palabras de R. Mordejai Eliahu, antiguo Gran Rabino de Israel: “Durante nuestras cuatro audiencias, el Rebe siempre buscaba el mérito de los demás. No importaba el tema que estuviéramos discutiendo, el Rebe dirigía la conversación para poder alabar a los demás”.

    En este capítulo, veremos numerosos ejemplos de cómo el Rebe expresaba este aspecto metalingüístico de su Sesgo de Positividad a través de hablar constantemente lashón tov.

    Elogios
    Una forma particular en la que el Rebe impactaba positivamente a los demás en la conversación o la correspondencia era buscar siempre la oportunidad de hacerles un cumplido. Recibir un cumplido de cualquier persona es edificante, y cuanto más si viene de un líder espiritual mundial.

    Hoy, usted fue el maestro
    Después de comprometerse con una chica de Lubavitch en Brooklyn, Jack Hardoff y su prometida fueron invitados a una audiencia privada con el Rebe. El Rebe compartió que, al igual que Jack, él también había estudiado ingeniería eléctrica, completando su licenciatura en la Sorbona de París, y que al llegar de Europa durante la guerra, había trabajado en el Astillero Naval de Brooklyn como ingeniero.

    El Rebe procedió entonces a pedirle a Jack que le pusiera al corriente de todos los nuevos avances en ingeniería eléctrica. Lo que debía ser una reunión de quince minutos duró dos horas. Cuando la reunión terminó, el Rebe bendijo a la joven pareja con muchos años de felicidad matrimonial. Luego dijo algo inesperado:

    “Sabes, Yaakov ben Eliezer (nombre hebreo de Jack), [normalmente] cuando la gente viene a verme, yo soy el ‘Rabino’ y ellos son los ‘alumnos’, pero hoy tú fuiste el maestro y yo el alumno”.

    En palabras del propio Jack: “Jamás olvidaré este cumplido que me hizo. Es algo que recordaré toda mi vida”.

    Mejor que el original
    Rafael Nouril nació en Irán y se formó como artista clásico. Con el tiempo se trasladó con su familia a Londres, donde vivían al lado de una familia de Lubavitch que invitó a los nuevos vecinos a cenar. Al entrar en su casa, Rafael se sintió inmediatamente atraído por un cuadro del Rebe que tenían colgado en la pared. Inexplicablemente emocionado, decidió entonces que quería pintar un retrato del Rebe.

    Siempre que Rafael pintaba el retrato de alguien, lo conocía de alguna manera antes de comenzar su trabajo. Este retrato en particular, sin embargo, planteaba un problema único para Rafael.

    “Me sentía distante en varios niveles. Además de estar a miles de kilómetros del Rebe, como persona secular no sentía que pudiera relacionarme con él a nivel personal. En mi búsqueda por acercarme a él, empecé a rezar, a colocarme tefilín, e incluso a observar el Shabat y las fiestas”.

    Una vez terminado el retrato, Rafael viajó a Nueva York con su vecino para mostrarle al Rebe su obra. Después de comentar la posición de las manos en el cuadro, Rafael le preguntó al Rebe qué le parecía el rostro.

    “¡Muy bien!”, dijo tres veces, y luego añadió con una sonrisa: “¡Mejor que el original!”.

    Felicitaciones, hacia adelante
    En una carta a la Sra. Rachel Altein, institutriz del Campamento Gan Israel en Swan Lake, NY, el Rebe escribió:

    Durante mi reciente visita de inspección al Campamento, me complació ver lo felices que se veían los niños, y la evidencia del buen cuidado y atención que están recibiendo. Sin duda, usted tiene una parte importante en esto, como institutriz del campamento. Aunque sé que su trabajo en el Campamento está motivado por los más altos ideales, por lo que una expresión de agradecimiento puede ser superflua, particularmente porque conozco su educación y antecedentes, así como los de su esposo, no obstante, quiero comunicarle mi sensación al visitar el Campamento, ya que espero que el conocimiento de su éxito redoble sus esfuerzos en favor de los niños y del Campamento.

    Empoderamientos
    Otra forma en la que el Rebe impactaba positivamente a las personas a través de la palabra era empoderándolas en las virtudes que ya estaban expresando, o incluso señalándoles algún potencial no revelado.

    Un general en el ejército del Rebe
    David Chase, un exitoso hombre de negocios estadounidense, tenía una relación muy estrecha con el Rebe y continuamente buscaba apoyar sus proyectos. Cierta vez, en la reunión anual del Fondo de Desarrollo de Majané Israel, le dijo al Rebe lo honrado que estaba de ser “uno de los soldados de su ejército”.

    El Rebe lo ascendió con esta rápida respuesta: “No eres simplemente un soldado; ¡eres mi general!”. Poco después, el Sr. Chase se encontró con el Rebe durante el Domingo de Dólares. Después de saludar al Rebe, recibió rápidamente otro ascenso: “[Le considero] un general de cuatro estrellas”.

    En estos dos breves intercambios, el Rebe expresó su confianza en la capacidad de liderazgo del Sr. Chase, animándole así a dejar su piel de soldado y ponerse el uniforme de general. Ya había seguido obedientemente las órdenes durante mucho tiempo; ahora era el momento de que se convirtiera en un líder.

    Hermoso por dentro
    Susan Schuster creció de forma secular en Nueva York. Fue a la escuela, se recibió de enfermera y se casó con un exitoso cirujano plástico. Poco después, se mudaron a Florida y tuvieron el mérito de tener hijos. Uno de sus hijos se hizo amigo de una familia de Lubavitch en su escuela hebrea, lo que impulsó a su propia familia a volverse más practicantes. Finalmente, hicieron un viaje a Brooklyn para conocer al Rebe, lo cual fue, según Susan, “más allá de las palabras”.

    Después de ese primer encuentro con el Rebe, volvieron en reiteradas oportunidades y continuaron involucrándose más religiosamente. En un encuentro posterior, el Rebe le dijo a Susan: “Tu marido es cirujano plástico; hace que la gente sea bella por fuera. Tu misión debería ser que la gente sea bella por dentro”.

    Susan se tomó estas palabras al pie de la letra y comenzó a invitar a la gente a su casa para las comidas de Shabat, en un esfuerzo por ayudarles a encontrar el sentido espiritual de sus vidas. En sus propias palabras: “Me esmeré en preparar estas comidas y en hacer la mesa muy hermosa, para que reflejara la belleza interior del judaísmo”. Como resultado del continuo estímulo y empoderamiento del Rebe, los Schuster incluso iniciaron y dirigieron un exitoso minián durante muchos años en su vecindario, proporcionando a otros la oportunidad de reunirse y conectarse con un sentido superior.

    ¿Qué hay en un nombre?
    Una manera muy personal en la que el Rebe empoderaba a los demás era vinculando sus ánimos y bendiciones para el éxito con su nombre.

    Esta práctica se basa en la afirmación talmúdica de que R. Meir encontraba referencias al carácter de una persona en su nombre, y en la idea cabalística que afirma que cualquier persona o cosa se define en algún nivel espiritual y se revela además a través de las palabras por las que se llaman, lo que significa que su esencia interior puede explicarse creativamente a través del prisma de su nombre.

    Influir en todo el mundo
    Durante uno de los muchos Domingos de Dólares, R. Itzjak Kaduri, un influyente cabalista y maestro sefardí, pidió al Rebe una bendición para el éxito de su nuevo proyecto, una ieshivá cabalística en Israel. El Rebe respondió con abundantes bendiciones para el éxito del proyecto y su potencial impacto “para influir en todo el mundo, lo cual es apropiado para tu nombre, Kaduri (que significa global). [A través de tu ieshivá] podrás influir no sólo en Tierra Santa, sino en todo el mundo”.

    Desde un lugar de amor
    Poco después de los disturbios de Crown Heights en 1991, el senador estadounidense Alfonse D’Amato vino a visitar al Rebe con el entonces Fiscal de los Estados Unidos para el Distrito Este de Nueva York para asegurarle que eran muy conscientes de los problemas del barrio y que se tomaban muy en serio la protección del Pueblo Judío.

    El Rebe ofreció muchas palabras de sabiduría y bendición, que expresó constantemente como destinadas a “toda la gente de Nueva York y de los Estados Unidos”, y luego añadió un comentario personal dirigido al senador D’Amato.

    “Usted sabe que la palabra “Amato” tiene una conexión con la palabra amor [en italiano]”, dijo el Rebe.

    Luego continuó: “Que Di-s le bendiga para que haga todas estos asuntos con amor interior, y entonces ciertamente [toda] la población de Nueva York le [responderá] a usted [y a sus colegas] con su sentimiento de amor real”.

    En palabras de nuestros Sabios: “Las palabras que salen del corazón, entran en el corazón”.

    Unificar a la multitud
    R. Gedalia Schreiber fue director general del Ministerio de Asuntos Religiosos en Israel, entre otros cargos. En 1980, llegó a Nueva York para asistir a una boda. Durante el viaje, aprovechó la oportunidad para reunirse con el Rebe.

    Uno de los temas que surgió fue el de la unidad judía. “Hay varias facciones diferentes —Ashkenaz, Sefarad, la derecha y la izquierda— pero la clave de nuestro futuro es la unidad”, dijo el Rebe.

    Quería saber qué estaban haciendo el rabino Schreiber y otros en el gobierno para unir a las distintas facciones. Después de escuchar las muchas actividades del Ministerio de Asuntos Religiosos para promover ese objetivo, el Rebe instó al rabino Schreiber a seguir haciendo más, y a no estar satisfecho con lo que habían logrado hasta el momento.

    Cuando llegó la hora de retirarse, el Rebe dijo: “Tu nombre es R. Gedalia Schreiber. El rey David dice en los Salmos (55:15), En la casa de Di-s entramos con una multitud. La palabra hebrea para multitud -ReGeSH- es el acrónimo de tu nombre, R. Gedalya Shreiber”.

    Según el Rabino Schreiber: “Cuando salí de la sala, era una persona diferente. Este encuentro con el Rebe me dio gran motivación, y el espíritu y la percepción del Rebe me guiaron durante toda mi vida.”

    Ver a los demás por lo que son
    Un último ejemplo del uso del lashón tov por parte del Rebe para impactar positivamente a todos aquellos con los que se encontraba, fue su manera de hacer que cada persona se sintiera especial y única, desde recordar los pequeños detalles de una interacción en particular hasta proporcionar una guía específica basada en los intereses o circunstancias individuales de la persona. En los siguientes casos podemos ver varias formas en las que el Rebe trataba a cada persona como un alma única, en lugar de un carácter tipo o generalidad.

    Sonando el Shofar
    En marzo de 1992, el último domingo en que el Rebe distribuyó dólares, el juez Jerome Hornblass del Tribunal Supremo del Estado de Nueva York vino a ver al Rebe, con quien había tenido múltiples interacciones previas a lo largo de los años.

    Al acercarse, el Rebe levantó la vista y dijo: “Oh, tekiat shofar”, una referencia al soplo del shofar en Rosh Hashaná.

    Este saludo no tuvo ningún sentido para el juez Hornblass hasta que más tarde conoció a R. Zev Katz, el gabai de la sinagoga de 770 Eastern Parkway.

    El rabino Katz le dijo: “Quizá te acuerdes de mí. Mi madre fue paciente del Hospital Memorial Sloan Kettering el pasado Rosh Hashaná, y usted vino a tocar el shofar en su habitación”.

    De pronto, se dio cuenta: “¿Por casualidad le contaste esto al Rebe?” “Sí, se lo dije”, dijo el Rabino Katz.

    “¿Cuándo se lo dijiste?”, preguntó el juez. “Justo después de Rosh Hashaná”, respondió.

    De todas las personas que conoció y de las historias que escuchó en ese tiempo, el Rebe recordó al juez Hornblass y su acto de bondad amorosa, y no iba a dejarlo pasar sin reconocimiento.

    Cosas preciosas
    La esposa de un distinguido Rabino de Nueva York se acercó al Rebe un domingo para recibir un dólar para caridad. El Rebe la saludó afectuosamente, diciendo: “Me alegro de verte. Hace tiempo que no vienes, pero así son las cosas realmente preciosas. Las ves sólo de vez en cuando”.

    Di-s te quiere más aún
    En otro ejemplo más de cómo el Rebe elevaba a los demás reconociendo su chispa especial o atributo del alma, cierta vez durante los dólares dominicales le pidió a un rabino que le explicara a un converso que el rabino había traído para recibir una bendición, que él [el converso] es “más amado por Di-s que tú o yo”.

    Quizás el Rebe estaba aludiendo al hecho de que la Torá nos ordena “amar a nuestro prójimo” sólo una vez, pero nos instruye a “amar al converso” no menos de 32 veces.

    Siempre sensible a los sentimientos de los demás, en esta historia el Rebe hace un punto para elevar el espíritu de un individuo que podría haberse visto y sentido como un extraño en algún nivel. Al resaltar la realidad de que a los ojos de Di-s el converso era tal vez incluso más nativo que otros como resultado de los sacrificios que había hecho por su fe, el Rebe le estaba haciendo saber que era realmente merecedor del más alto honor y reconocimiento.

    Podemos ver en todas las historias anteriores, que son sólo una gota en el océano, el compromiso del Rebe con el lashón tov. En cada interacción buscaba constantemente una manera de elogiar, inspirar o reconocer el talento especial, la fuerza o el potencial de cada persona. Esto era una expresión directa de la creencia del Rebe de que hablar positivamente a los demás o sobre ellos manifiesta y refuerza sus puntos de bondad inherentes.

     

    Fuente

    Las pequeñas cosas

    Esta porción semanal de la Torá, comienza con la oración: “Vehaiá ekev tishemún”. La traducción literal es: “Por haber oído estos mandamientos” (serán meritorios de las bendiciones que la Torá va a enumerar).

    La palabra Ekev, también puede ser traducida como “talón”. El comentarista Rashi, explica que el versículo alude a los mandamientos más “livianos”, las mitzvot aparentemente menos importantes que la gente tiende a “pisotear con el talón”. El tipo de cosas que se las dejan de lado. Todos conocemos los mandamientos “mayores”, como ser, cumplir con el Kasher, ayunar en Iom Kipur, etc. ¿Qué hay de los detalles menores? ¿Somos tan cuidadosos?

    Esta idea se aplica en todos los aspectos de nuestras vidas. Al niño más tímido, ¿Lo ignoramos con más facilidad precisamente porque es tímido y callado? ¿Qué sucede con las campañas de millones de dólares por diferentes causas? Es muy bueno que algunas causas llamen tanto la atención, pero ¿Qué sucede con las causas que nadie oye ni se entera? ¿Las “pequeñas” cosas se dejan de lado?

    Eso es claramente inmoral e incorrecto. Por el otro lado, preciso hacer una llamada personal, seguramente a nadie le va a importar. Son solamente unos pesos más, ¿verdad? ¿Estamos aprovechándonos de alguien más, incluso de manera aparentemente insignificante?

    Luego está mi relación con Di-s, mi comportamiento como Judío, lleno de grandes expectativas en todos los aspectos de mi vida. Obviamente nunca voy a hacer algo realmente terrible, pero qué sucede con los “pequeños detalles”? ¿Son tan importantes para mí?

    Estos, y otros muchos ejemplos más, nos vienen a la mente todos los días, en la casa y en el trabajo, en nuestros negocios, y tratos financieros y personales. Es muy sencillo racionalizar y justificar una violación a pequeña escala de nuestros principios, mucho más que una violación “mayor”.

    Por supuesto, un número muy grande de pequeñas cantidades suman una cantidad mucho mayor, incluso si son aparentemente insignificantes por sí mismas. Pero hay también una razón adicional de por qué los “pequeños detalles” son tan importantes. Una persona tiene dos inclinaciones: la “buena inclinación” y la “mala inclinación”. (Ietzer Tov y Ietzer Hará). Esas dos voces internas que claman nuestra atención. La mala inclinación es muy pícara y lista. No viene a la persona y dice: “Ve, roba un banco”, o cosas similares. ¿Por qué no? Porque sabe que ninguna persona decente se sentirá tentado ante dicha sugerencia. Así que, viene a la persona y le sugiere una idea mucho más razonable: ¿Por qué no cobrar un par de pesos más? Después de todo, has trabajado duro, te mereces que te paguen mejor, ¿No es así? Una vez que caemos en la tentación, nuestra resistencia se ha ablandado, y será mucho más fácil enfrascarnos en un comportamiento cada vez peor, hasta que nos encontramos cayendo en una gran escala de violaciones a nuestros principios.

    Es por esto, que las cosas aparentemente pequeñas son tan importantes, no debemos dejarnos llevar por las pequeñas tentaciones o correrlas a un lado. Al sobreponernos a las prohibiciones aparentemente mínimas, evitamos dejarnos llevar por el camino que trae a las más grandes transgresiones, y podemos mantenernos firmes a nuestros principios.

    No nos olvidemos de las pequeñas cosas.

    Por Mordejai Wollenberg

    Demolición constructiva

    En la Torá, reflejamos en la tierra lo que Di-s realiza en cada plano de la realidad.

    Si es así, dado que la Torá prohíbe mover incluso una sola piedra del Sagrado Templo de Jerusalem, ¿cómo pudo ser que Di-s trajera toda la estructura a ruinas?

    Porque ciertamente sería absurdo imaginar que los asirios o los romanos tuvieran el poder de prender fuego a la casa de Di-s.

    Debe ser que no se trató de un acto de destrucción, sino más bien de la fase inicial de una construcción mucho mayor, que sería eternamente indestructible.

    Y para que eso ocurriera, el Templo tuvo que ser arrasado temporalmente hasta sus cimientos y el pueblo de Di-s tuvo que ser dispersado hasta los lugares más lejanos de la habitación humana.

    ¿Por qué? Porque mientras exista algún lugar en este mundo que se considere fuera del ámbito de la santidad, seguirá existiendo un lugar para la destrucción del Templo de Di-s.

    Pero en nuestro exilio nos encontramos cara a cara con todo aquello que se considera ajeno a lo divino. Agarramos sus riendas, extraemos su veneno y canalizamos su poder.

    Este tercer y último Templo, pues, será construido del exterior vuelto hacia el interior, de la oscuridad enseñada a brillar, del otro convertido en el Uno, del enemigo más siniestro transformado en fiel aliado.

    No quedará oposición en el universo, y así durará para siempre.

    Entonces veremos que en verdad nunca hubo destrucción, solo reconstrucción, crecimiento y amor eterno y profundo.

     

    Tzvi Freeman

    Promesas, promesas

    Siempre me ha intrigado la manera tradicional en la que los mercaderes de diamantes cierran un trato.

    Se dan la mano y dicen: “Mazal uBrajá” (Buena suerte y bendición). Una vez que se hayan dicho esas palabras, el trato está cerrado y tiene el poder de una transacción legal contractual. Es un tributo a la fraternidad del diamante, que en su industria, la palabra es la palabra. En otras industrias, incluso un contrato no vale. Aquí, la palabra hablada es irrevocable.

    La Parshá de esta semana, Matot, comienza con un mandato sobre la santidad de nuestras palabras:

    “Y Moshé habló a los jefes de las tribus…si un hombre hace una promesa…no puede profanar su palabra; lo que sea que sale de su boca debe cumplir…” 

    (Números 30:2).

     

    La palabra es la palabra. 

    Las promesas son promesas. 

    Y las palabras que pronunciamos son sagradas e inviolables.

    Si ignoramos lo que decimos, estamos profanando nuestras palabras.

    Es por eso que mucha gente se cuida en agregar las palabras “Bli neder” (“sin promesa”), cuando dicen algo que puede constituir una promesa, así de esta manera, se previenen de cumplir con lo que expresaron previamente, y no crean la grave ofensa de violar una promesa. 

    Esto, por supuesto, de ninguna manera disminuye el aprecio que tenemos por nuestra palabra, y no precisamos cumplir con promesas si uno ya estipuló que lo que dijo, no constituye una promesa.

    La pregunta es: ¿Por qué este mandamiento fue dado a los “jefes de las tribus”? 

    Seguro que esto se aplica a cada uno de nosotros. Una respuesta simple es que, siendo que generalmente son los líderes lo que hacen la mayor parte de las promesas, entonces ellos deben ser los más cautelosos. 

    Los políticos se caracterizan por ser infames por las promesas que hacen en sus campañas, que una vez electos, raramente cumplen. Dicen bajar los impuestos una vez elegidos. En el momento en el que entran a la oficina, suben los impuestos. Cuando la gente los desafía sobre las promesas no cumplidas, admiten de hecho que han mentido. 

    El electorado inocente pensó que ha sido una genuina confesión y deciden que aquél, es el político más honesto que han conocido. Somos gente muy engañada de hecho. Muchos libros han sido publicados sobre el tema de ética en los negocios. A pesar que hay muchas leyes sobre esto, al final del día, la prueba fehaciente de la ética en los negocios es, “¿Has cumplido con tu palabra?”, “¿Has llevado a cabo tus compromisos?”. 

    No importa cómo se comportan otras compañías. Importa menos aún, si nuestros competidores son corruptos.

    Nosotros debemos honrar nuestras promesas, y éste es el punto clave. 

    Ya sea en nuestras relaciones empresariales o en los compromisos de caridad que hacemos en la sinagoga o en otros lugares, nuestra palabra debe ser nuestro lazo. Incluso si nos preocupan los costos financieros inmediatos, podemos estar seguros que con el paso del tiempo, la reputación que vamos a adquirir por haber dicho la verdad y haber cumplido con nuestra palabra, compensará mucho más a cualquier pérdida a corto plazo que pudimos haber tenido.

     

    Ramas y palos

    En la Torá, se usan dos vocablos diferentes para referirse a las tribus de Israel: “shevatim” y “matot” “Shevet”, es un bastón y “Maté”, una vara o tallo, ambos denotan las ramas de un árbol. La diferencia es que un shevet es una rama flexible, unida a un árbol, mientras que un maté es un palo endurecido ya cortado del tronco.

    Los dos nombres que se usan para denotar las tribus judías tienen un significado espiritual y se refieren al tipo de conexión que cada judío tiene con Di‐s. 

    Cuando la conexión entre el alma judía y su fuente Divina está revelada, se usa la palabra shevet. Sin embargo, cuando el vínculo entre el judío y Di‐s se oculta, la palabra matot se usa para describir al pueblo judío.

    La primera descripción se refiere al alma judía tal como existe antes de descender al mundo físico. El alma, unida a Di‐s, está conectada a su fuente, al igual que la rama todavía está conectada a su fuente de vida, el árbol.

    Pero, después de que el alma desciende a un cuerpo físico, se asemeja más al palo que ha sido separado del tronco. La conexión vital a su fuente, a Di‐s, ya no se percibe con facilidad, tanto que el alma puede sentirse como si hubiera sido totalmente cortada, Di‐s no lo permita. Las aflicciones del cuerpo físico y las demandas del mundo material endurecen el alma tierna, haciéndola menos sensible a la espiritualidad.

    Sin embargo, a pesar de que el shevet todavía está conectado a su fuente, no es tan fuerte y rígido como el curtido maté, que ha sido atemperado por su experiencia. La rama, cuando está unida al árbol, es verde y flexible. Solo después de que se corta se convierte en una varilla resistente y confiable.
    Este es el propósito por el cual el alma es enviada a este mundo y se separa de su fuente Divina, para descubrir sus fortalezas ocultas y permitirle alcanzar un nivel aún más alto de cercanía espiritual con Di‐s. Cuando el alma supera los desafíos de la inclinación al mal y las dificultades de una existencia física, su vínculo con Di‐s se vuelve más fuerte y más profundo.

    La distinción entre shevet y maté también existe en otro nivel.
    Cuando el Templo Sagrado existía y la Divinidad iluminaba abiertamente el mundo, el pueblo judío estaba en el nivel de Shevet. 

    Después de la destrucción y el advenimiento del oscuro y amargo exilio, nos encontramos en el nivel de maté. Durante casi 2.000 años, el pueblo judío ha tenido que desarrollar sus recursos ocultos y mantenerse firme ante el sufrimiento. Cuando el Mashíaj venga y se revele la Divinidad que se oculta en toda la creación, el pueblo judío, al haber descubierto el “maté” en sus almas, disfrutará de una relación
    más estrecha con Di‐s, el verdadero propósito de todo el exilio.

    Adaptado de las obras del Rebe de Lubavitch