Elul: buscar al Rey

El mes hebreo de Elul es un momento de preparación espiritual para la inminente llegada de las Altas Fiestas. Hay varias observancias durante este mes, todas con la intención de despertar nuestro sentido más espiritual. Se toca el Shofar todos los días, se recitan Salmos extras, y se comienza a decir las especiales Selijot.

Además de su proximidad a las Altas Fiestas, ¿Hay algo especial en Elul que incluye tantas observancias?

Rabí Shneur Zalman de Liadi (creador de la filosofía Jasídica de Jabad) dio una explicación que lleva análisis. Dijo que, “durante el mes de Elul, es como si el Rey, es decir Di-s, está en el campo”. Los explicó dando una analogía. Durante el transcurso de un año, el rey está prácticamente secuestrado en su palacio. Sólo aquellos con misiones específicas o los que se consideran muy importantes, tienen acceso a la presencia del rey. Los otros no tienen la oportunidad de ver al rey, y mucho menos conversar con el.

Sin embargo, el rey dedicaría un mes de su calendario anual específicamente para salir de su palacio e interactuar con sus súbditos. Saldría a los campos y ellos tendrían acceso a él. ¿Cómo actúa el rey cuando se encuentra al público? En el palacio sabemos que hay normas estrictas que debemos mantener. Cuando estamos parados frente al trono debemos comportarnos con dignidad.

Estas condiciones no se aplican en el campo. Por el contrario, el rey se dirige al campo porque quiere reafirmar su relación con sus súbditos a su nivel. Haciendo esto, refuerza la noción de que él es su rey. Y se entiende que no hay rey sin un pueblo. Entonces, durante este mes, la grandeza del pueblo es el punto que se enfatiza.

Este mismo concepto se aplica con El Santo, el Rey del pueblo Judío. Di-s se hace accesible para Su pueblo en este momento el año. El está con nosotros, y nos recibe a cada uno con una “sonrisa”. La pregunta no es si “¿El rey está disponible para nosotros?”, sino “¿Lo estamos buscando? Si abrimos nuestros ojos y buscamos a nuestro Rey, entonces Su Presencia seguro es sentida.

Una vez que percibimos a nuestro amado Rey, uno no puede ayudar pero sí estar profundamente conmovido por la experiencia. Nuestro amor y devoción por el Rey crece. Nuestras vidas quedan impactadas y anticipamos las Altas Festividades con una combinación de emoción y energía.

Esto no quiere decir que Di-s no está disponible el resto del año. Es una creencia Judía que Di-s siempre está disponible. Sin embargo, durante todo el año, nosotros debemos acercarnos a Di-s en Su palacio. Debemos hacerlo en intervalos específicos y bajo las normas exactas. Por el otro lado, durante el mes de Elul, el nivel de disponibilidad de Di-s es mucho mayor, al ser que Di-s es el que viene hacia nosotros.

Es un tiempo para “aprovechar el momento” en nuestra búsqueda espiritual de Di-s. Pensándolo bien, en este momento del año, es Di-s quien “nos persigue” a nosotros, por lo que debemos dejar que nos “atrape”. ¿Qué implica dejar que Di-s nos capture? Significa simplemente abrir nuestros ojos y corazones y devolverle la mirada de Di-s cuando Él nos sonríe. ¡Es un momento para estar inspirados!

¿Es apropiado dar Tzedaká de noche?

PREGUNTA:

Leí en alguna parte que no es apropiado dar tzedaká (caridad) durante la noche. ¿Puede explicar por qué?

RESPUESTA:

En el Talmud de Jerusalem hay una historia que se cuenta de Rabí Jiya bar Papa quien dio tzedaká en la noche, y el líder de los malos espíritus se le acercó y dijo: “¿No está enseñado en la Torá: ‘No voltearás el poste de tu vecino’ “? En su sentido más literal, esta prohibición, conocida como “hasagat g’vul”,,” prohíbe subrepticiamente mover un marcador de tierra que separa el campo de la de su vecino con el fin de ampliar su propiedad. La prohibición también incluye, sin embargo, cualquier usurpación de profesión de un compañero y / o medios de vida.

La noche es cuando las fuerzas divinas de la sentencia y la gravedad norman en lo supremo, la oscuridad física es un reflejo de su origen Divino. Al dar tzedaká “endulzamos” la dureza de la justicia pura, templando y diluyendo lo rígido que se habría repartido durante ese tiempo, por lo que el espíritu se quejó ante el rabino. Le preocupaba que Rabi Jiya estuviera interfiriendo en su poder para cumplir su misión divinamente ordenada, y violando así la prohibición de tirar un hito de un vecino.

Este pasaje talmúdico es la base de lo que está escrito en muchas obras místicas, acerca de no dar caridad en la noche. Sin embargo, esta preocupación se aplica sólo a la búsqueda activa de un indigente durante horas de la noche para darle Tzedaká. Si uno es abordado por una persona necesitada de ayuda, hay una obligación 24/7 para ayudar a nuestros hermanos en necesidad, y todas las demás consideraciones se tienen en cuenta de cara a las necesidades humanas, como la Torá nos instruye: “No debes endurecer tu corazón”.

Lo mismo se aplicaría a colocar el dinero en una alcancía de tzedaká. El dinero dado no va al bolsillo de los pobres en esos momentos, durante las horas de la noche, así que estaría bien. Escribir un cheque, igualmente, no es problemático.

Rabi Moshe Goldman

Los elijo

En la porción de la Torá de esta semana, Reé, leemos “Son hijos para Di-s”. También leemos “…Di-s te ha elegido para que seas para Él un pueblo atesorado”.

Estos versículos requieren algunas preguntas:. ¿Cuál de las dos versiones es la correcta? ¿Somos hijos de Di-s o nos ha elegido? ¿Qué podemos aprender de esto para nuestras relaciones personales? ¿Escoge uno a sus parientes? Di-s nos dice que hay dos formas en que se relaciona con nosotros. Primero, como sus hijos. Así como un padre es una sola cosa con su hijo y nada puede cambiar eso, tampoco el vínculo de Di-s con nosotros nunca puede ser cortado, somos Sus hijos.

Segundo – Él nos elige. Él nos quiere y nos elige todos los días para ser su tesoro.

No solo somos intrínsecamente uno con Él debido a nuestro vínculo esencial, sino que Di-s continúa atesorando a todos y cada uno de nosotros porque Él elige hacerlo.

Es posible estar en una relación y dar por supuesto el hecho de que eres esencialmente uno, pensando que esto es suficiente.

Tus hijos y tu cónyuge desean que los elijas todos los días. Cuando no lo haces, se sienten heridos, se dan por sentados y se sienten usados. Es por el vínculo intrínseco que anhelan tu amor.

No seas solo el padre de tu hijo, se un padre para tu hijo. Lo mismo es cierto con respecto a los cónyuges, y para los hijos hacia sus padres. Muéstrales que los eliges, que son tu tesoro.

No seas difícil, no seas obstinado, no pongas requisitos para tu amor. Elige darles tu amor porque son tus tesoros.

Diagnosticado con ELA- enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta a las células nerviosas del cerebro y de la médula espinal- incapaz de moverme, tengo la bendición de tener mucho tiempo para pensar. Al considerar lo que es más importante para mí, la conclusión es siempre la misma. Lo más importante es que mi esposa y mis hijos se sientan queridos y apreciados por mí, y hago todo lo posible para mostrarles que así es. La vida es muy corta, asegúrate de que tu familia sepa cuánto los valoras y que los eliges una y otra vez.

Adaptado por Rabi Yitzi Hurwitz de las enseñanzas del Rebe, yitzihurwitz.blogs-pot.com. El rabino Hurwitz, quien está luchando contra ALS, y su esposa Dina, son emisarios del Rebe en Temecula, California.

Música cabalística- El Nigún

En general se sostiene que hay dos estilos distintos de música. “Música occidental”, la música que se origina en la sociedad occidental, y “no occidental”, la que se deriva de todas las otras culturas, en particular los del Este y África.

La música occidental es generalmente reconocida como la “música orientada a objetivos”. Esto quiere decir, la música que es en estructura narrativa, que consiste en una serie de progresivos ‘eventos’, por así decirlo. El oyente siente el avance de la música, y evoca una sensación de movimiento dentro de él. Se siente como si la música tiene un destino, y que lleva al oyente en su viaje. La música no occidental se caracteriza por la prolongación de una sola nota, o un grupo selecto de sonidos que continúa en un patrón establecido a lo largo de toda la melodía. Este tipo de música despierta un estado más contemplativo, que evoca en el oyente una sensación de eternidad y espacio interior.

Estos estados de ánimo de la música refleja la teosofía esencial de estas dos civilizaciones. En Occidente, la creencia predominante es que la creación comenzó en un período de tiempo, ya que el tiempo es lineal, culminando en un futuro: la creación, revelación y redención. Como reflejo a esta realidad, la música del Occidente sigue este patrón. Tiene un inicio, alcanza un punto alto y finaliza. Por el contrario, en el Este, donde el tiempo se ve como cíclico, sin “principios”, “medios” o “finales”, su música también es cíclica y repetitiva.

Las enseñanzas místicas de la Cabalá judía, en algún nivel, funden estos dos juntos. Sí, la creación comenzó en algún momento en el tiempo, y el tiempo mismo se creó. Sin embargo, la creación es continua. No hay nada realmente en el pasado, o esperanza pura en el futuro. Todo está en el eterno presente. Como tal, la música que produjeron los místicos judíos, en especial las canciones de los jasidim conocidas como nigunim, son un reflejo de estos dos espectros musicales. 

Hay algunos nigunim que son estructurados y progresivos. Estas canciones son ‘sofisticadas’ para las melodías de oído occidental, ya que consisten de un comienzo, cuerpo y final. Hay otros nigunim que contienen una repetición de sonidos individuales, con pocas a palabras o a veces sin. Y algunos contienen los dos.

Una melodía sin palabras, al igual que gran parte de las canciones místicas judías, en particular jasídico, es la manera en la que dos personas pueden comunicarse en un nivel trascendental. Cualquier ruptura en la comunicación de modo verbal puede ser reparado mediante la creación de un conducto que trasciende las palabras. 

Cuando una persona se siente desalineada de su origen, o de su prójimo, una melodía sin palabras, que existe en un reino que desafía las distinciones, separaciones y falta de armonía, es el remedio más adecuado, causando una unidad de las almas.

Por: DovBer Pinson

Abrir el corazón

“Abrir abrirás… dar darás” (Devarim 15, 8:10)

El precepto de dar caridad aparece en nuestra Parshá en dos oportunidades, y cada una se expresa en un lenguaje doble. Un mandato es: “abrir abrirás tu mano” (1), y el segundo mandato es “dar darás a él” (2). En las dos veces la Torá utiliza un doble mandato: “dar darás”,  “abrir abrirás”. Nuestros Sabios Z”L (3) aprendieron de la duplicidad de este lenguaje que la obligación de dar caridad no se limita a una sola vez, sino que hay un deber de dar una y otra vez. Y como Rashi lo explica: “abrir abrirás- incluso varias veces”. De la misma manera explica también el segundo versículo: “dar darás a él- incluso cien veces”.

SOBREPONERSE A LA INCITACIÓN

Estos dos versículos se refieren a dos aspectos diferentes de la mitzvá de Tzedaká- caridad. El primer versículo se dirige al corazón del donante. La Torá le dice (4): “no hagas fuerte a tu corazón y no cierres tu mano a tu hermano el indigente”. Y a continuación de ello ordena: “abrir abrirás tu mano”. Es decir, aquí está puesto el énfasis sobre el donante, que debe superar las incitaciones de su instinto. El segundo versículo se refiere a la propia acción de dar. El énfasis está puesto aquí en la entrega al pobre. La Torá hace hincapié a enfatiza que debe entregarse concretamente al pobre lo que necesita.

CIEN VECES

Esto nos explica la diferencia que hay en el comentario de Rashi sobre estos dos versículos: en el versículo “abrir abrirás” explica- “incluso varias veces” y en el versículo “dar darás”- “incluso cien veces”. Definir un número específico es posible sólo cuando se trata de la donación concreta, y es a eso a lo que se refiere el segundo versículo. Por eso ahí Rashi dice: “incluso cien veces”. Mientras que en el primer versículo el acento principal está puesto en que la persona debe imponerse sobre las incitaciones de su instinto, y aquí no hay lugar a fijar un número, sino que es suficiente con destacar que debe sobreponerse a su instinto “incluso varias veces”. En cada acto de caridad, la persona debe abrir su corazón y su mano y debe impedir una situación- Di-s libre- de endurecer el corazón y cerrar la mano.

LA VENTAJA DE LA LUCHA

Profundizando en el tema, hay aquí dos maneras de dar Tzedaká: una manera es que se exige del hombre que luche con su instinto, el cual lo incita a no dar Tzedaká. La segunda forma es que en él no hay una guerra interior y lo que se exige de él es sólo que de la caridad en la práctica. La lógica indica que hay una ventaja especial en la primera manera, por lo cual no está dicho ahí número preciso alguno (incluso tampoco “cien veces”), puesto que la superación sobre el instinto despierta las fuerzas ilimitadas del alma. La elección del bien frente a los deseos naturales, revela toda la potencia del alma Divina, que es ilimitada. A través de cumplir la mitzvá de Tzedaká- especialmente durante los días del mes de Elul, cuando se aumenta en Tzedaká (5)- se hace meritorio cada judío de ser inscripto y sellado en el Libro de los Tzadikim completos, hasta llegar a la verdadera y completa redención, ya que “Israel no será redimido sino a través de la caridad” (6)

 (Likutei Sijot Tomo 34, Pág. 82) 

NOTAS: 1.Devarim 15:8 2.Ahí 15:10 3.Sifri y Ialkut Shimoní sobre el versículo que trae Rashi en su explicación. 4.Devarim 15:7 5.Rambam Hiljot Teshuvá Cap. 3 Halajá 2 6.Rambam comienzo Cap. 10 de Hiljot Matanot Aniim

Recibir por mérito propio

“Y será- eikev- como consecuencia de que escuchareis” (Devarim 7:12)

Existe entre amigos el fenómeno de sellar un pacto o de juramentarse el uno al otro. El objetivo del pacto o del juramento es brindar fortaleza eterna al amor existente entre ambos. Un hombre que sella un pacto con su compañero y le jura fidelidad, se compromete con ello a sostener el vínculo pase lo que pase.

En el comienzo de nuestra Parshá, la Torá abre con las palabras (1): “Y será como consecuencia de que escuchareis a estas leyes”, y promete por ello la retribución de “y cuidará Hashem tu Di-s para ti el pacto y la bondad que juró a tus antepasados”. Se plantea aquí la pregunta: ¡¿El pago es por haber cumplido con los deberes de la Torá y sus preceptos, el judío se hace acreedor de ello como consecuencia de su trabajo y no por el pacto y el juramento que tuvo lugar con nuestros Patriarcas; y si la retribución es en mérito al pacto y al juramento, esta paga Di-s la debe dar en todo caso y no condicionarla a la observancia de la Torá?! (la formularía de otra forma)

¿El judío es gratificado por haber cumplido con los deberes de la Torá y sus preceptos o por el pacto y el juramento que tuvo lugar con nuestros Patriarcas?, ¿Si la retribución es en mérito al pacto y el juramento, Di-s debería darla en todo caso y no condicionarla a la observancia de la Torá, o si?

NO UN REGALO GRATUITO

La explicación de ello es que es verdad que la recompensa es en mérito al pacto y al juramento, pero para recibir una recompensa tan elevada se requiere de una introducción previa de “eikev” que es “escuchareis”. El Altísimo no desea que el flujo de bendición que Él derrama sobre Sus criaturas sea en carácter de “pan de favor” (que también se califica como “pan de la vergüenza” (2) ). Para que el hombre se haga acreedor del verdadero y completo bienestar, el Altísimo fijó que también aquello que es dado como un regalo de Arriba, requiera de una acción humana previa, y entonces recepcionará infinitamente más de lo que le corresponde a su accionar.

¿Cómo se hace uno acreedor de este flujo superno? 

Dice la Torá: “y será ‘eikev’ que escuchareis”. El término “eikev” utilizado aquí para decir “como consecuencia”, es de uso inusual en el texto bíblico. Por eso se explica que hay aquí dos intenciones: a) se refiere (3) esto a los preceptos livianos “que el hombre trilla con su talón”- talón en hebreo se dice “akev”; b) este es el cumplimiento de los preceptos en el final del exilio (4), en la época de ‘ikveta de Meshijá’- los talones del Mashiaj, los últimos momentos del exilio.

LOS TALONES DEL MASHIAJ

El aspecto en común de estas dos interpretaciones es que se trata del cumplimiento de preceptos cuando el hombre no percibe tanto la luz de los mismos: no siente la virtud de los preceptos livianos, de la de la misma manera que en la época de los talones del Mashiaj no se siente la luz sagrada de la Torá y sus preceptos. En esta situación los preceptos se cumplen como consecuencia de aceptar el Yugo Divino y someterse a Él, pero no por entender y sentir interiormente el precepto.

Sin embargo, resulta que este tipo de cumplimiento de los preceptos posee una virtud muy grande. Cuando un judío cumple los preceptos por entendimiento y comprensión, y por ende los siente, en esto no se nota tanto el Servicio a Hashem, puesto que en esencia hace lo que él desea y siente que debe llevarse a cabo. Pero cuando el judío cumple la mitzvá por aceptación y sumisión al Yugo Celestial, y se siente a las claras que él es un servidor de Hashem y por ende ejecuta la Voluntad del Altísimo.

ACEPTACIÓN DEL YUGO

El cumplimiento de los preceptos por aceptación total del Yugo Divino y a partir de la anulación a Hashem- sin mezclar en ello la lógica y los sentimientos personales- llega a los niveles más elevados, hasta el Altísimo mismo, en Su Gloria y Esencia, y por ende causa la revelación del pacto y el juramento que Hashem juró a los Patriarcas.

Esta es la virtud del cumplimiento de la Torá y sus preceptos en nuestra época, cuando no vemos ni sentimos tanto la revelación Divina- puesto que es a través de la aceptación del Yugo Celestial específicamente alcanzamos los niveles espirituales más excelsos.

(Likutei Sijot tomo 9, pag. 71)NOTAS: 1.Devarim 7:12 2.Ver Tana debi Eliahu Rabá Parshá 20 Likutei Torá Vaikrá 7:4 3.Rashi al principio de nuestra Parshá 4.Or HaTorá principio de esta Parshá.

La mezuzá

Una mezuzá (מְזוּזָה) es un rollo de pergamino en el que el Shemá está escrito a mano por un escriba experto.

Una mezuzá colocada en el lado derecho del marco de la puerta de una casa judía nos recuerda a Di-s y a nuestra herencia. 

También invita al cuidado vigilante de Di-s sobre el hogar. Una mezuzá kosher en las puertas de una casa u oficina protege a los habitantes, ya sea que estén dentro o fuera.

“Escucha, Israel : Di-s es nuestro Di-s , Di-s es uno” ( Deuteronomio 6:4) .

 Las palabras del Shemá constituyen la declaración más básica del judaísmo: que Di-s es nuestro Di-s, una presencia real en nuestras vidas; y que Di-s es uno, la verdad singular, absoluta y omniabarcante de nuestra existencia.

El significado místico de la mezuzá

La mezuzá es una de las pocas mitzvot (mandamientos divinos) para las que la Torá establece su recompensa. En este caso, la recompensa es una larga vida para uno mismo y para los hijos: 

Y las grabarás en los postes (” mezuzot “) de tu casa y en tus puertas, para que tus días y los días de tus hijos se prolonguen sobre la tierra que el Señor juró dar a tus padres, mientras los cielos estén sobre la tierra ( Deuteronomio 11: 20-21).

Según los Tosafot y el Shulján Aruj , la función principal de la mezuzá es proteger la casa del mal. Debido a este atributo, la mezuzá ha sido llamada “el escudo de armas de la caballería de Di-s “.

Para comenzar a comprender el mecanismo de este efecto de la mezuzá, primero debemos ahondar en el concepto mismo del mal.

FUENTE

Una representante de Lubavitch, a quien conozco personalmente, dictaba clases usualmente de materias sobre judaísmo, y se contactó con varias mujeres judías del área. Una de ellas, concurría a sus clases de Torá y era una estudiante de la universidad local. Cuando la estudiante expresó su deseo de tener una Mezuzá, la pareja jasídica fue a su departamento, situado en un gran edificio, donde la mayoría de sus habitantes no eran judíos. Colocaron las Mezuzot Kasher en cada una de las puertas, y por supuesto, fijaron una en el marco exterior de la puerta de entrada que da al pasillo del edificio.

Un tiempo después, mi amiga tuvo la oportunidad de visitar nuevamente a la estudiante. Pero cuando se aproximó al departamento no vio la Mezuzá. Al entrar notó que la chica había cambiado el lugar de la misma. En lugar de en la parte exterior de la puerta, la reubicó del lado interno, cosa que sea visible sólo del lado de adentro. Como respuesta a la mujer, la estudiante le explicó que a veces tiene visitas en casa, y entre ellas hay un grupo de mujeres judías que la criticaron por poner la Mezuzá en un lugar público. 

Le dijeron que no era necesario, e incluso agradable exponer un símbolo judío en la cara de cada uno que pasa, y aparentemente la ridicularizaron.

¿Por qué tenía ella que llamar la atención así e irritar a sus vecinos no judíos? La pobre estudiante no sabía qué hacer. Ella sabía que la Mezuzá debe colocarse en la puerta, pero ¿qué diferencia habría sobre qué lado ponerla? Nada estará mal si la corremos unos centímetros… 

La mujer no le contestó directamente, pero le molestó que en estos tiempos un judío se sintiera intimidado, y no mostrara su judaísmo públicamente. Como no deseaba ser dura, decidió esperar el momento apropiado para discutir el tema más adelante con su joven amiga. Pero fue la Divina Providencia la que decidió por la estudiante.

Un tiempo después, la chica vino a una clase, y le comentó excitada que había vueltvo a colocar la Mezuzá en su lugar original y que ahora comprendía que no se había conducido apropiadamente al tratar de ocultar su judaísmo, y también entendía lo que es una Mezuzá para un judío.

La estudiante tenía que recibir un paquete por correo. Al no encontrarse en casa en ese momento, el cartero le dejó una nota, explicándole que había entregado la encomienda en otro departamento, conociendo que su propietario era una persona confiable. Subiendo las escaleras para recibir el paquete, se percató que se trataba de un anciano que alguna vez cruzó en el pasillo. El hombre abrió la puerta y la reconoció, invitándola a pasar para entregarle el envío. Ella agradeció la molestia y cuando estaba a punto de salir, el hombre le dice: “¡Shalom!” “¿Oh, ¿es usted judío?” dijo la joven, “jamás lo hubiera sospechado…” Inmediatamente el hombre cambió su conducta. 

Sus ojos se nublaron con amargura y angustia. Empezó a refunfuñar para sí. “Sí, un judío, una plaga en mi vida…yo soy judío, un judío desafortunado…” De a poco se volvió coherente y narró la historia de su vida: Como muchos otros, él había perdido a toda su familia en los terribles días de Hitler. Su esposa e hijos habían perdido la vida en las cámaras de gas. Era el único sobreviviente. Desde entonces su vida fue un desierto, una sucesión de días y años de soledad y dolor. Desde la guerra siempre evitó todo lo judío, hasta el punto de no revelar su verdadera identidad a otros. La chica estaba junto a la puerta sin saber qué decir. Nada le parecía apropiado. 

De repente, con una suave voz, el anciano preguntó: “¿Y por qué, hija mía, has quitado la Mezuzá de tu puerta?” Como hablando para sí, dijo el hombre: “Cuando la Mezuzá aún estaba en tu puerta, solía escabullirme hacia abajo, cuando el pasillo estaba vacío. Me paraba junto a la puerta, besaba la Mezuzá y lloraba. Mi corazón encontraba consuelo y un poco de mi dolor se iba…” 

Y eso, explicaba la estudiante, fue el motivo por el cual “retorné la Mezuzá a su correcto lugar”

(Por Y Lipmanowitz, del The Yidishe Heim)

No hay mitzvot más o menos importantes

“Y será si- eikev- escucharán” (Devarim 7:12)

En la Torá cada cosa es absolutamente exacta. También la elección de un término o una expresión específica no es casual. En el principio de nuestra parshá, la Torá elige utilizar el término “eikev” -“Y será si- eikev- escucharán”(1). Nuestros Sabios(2) Z”L de inmediato se detienen sobre esto y aprenden de ello que la Torá alude a los preceptos que poseen la connotación del “eikev” –el talón- es decir, “los preceptos livianos que las personas no toman en cuenta y los arrojan bajos sus talones”, en el lenguaje de Rashi(3): “las mitzvot livianas que la persona pisa con su talón”. Es decir, la Torá nos advierte aquí sobre la necesidad de ser meticuloso también en el cuidado de los preceptos livianos.

¿DE QUÉ TEMÍA DAVID?

A continuación de estas palabras, el Midrash relata, que el Rey David no temía por los preceptos graves; éstos sin lugar a dudas observó celosamente, y era cuidadoso en su cumplimiento. Él tenía miedo de los preceptos livianos, aquellos preceptos que “la persona pisa con sus talones”, con la posibilidad de no haberse cuidado de respetarlos como corresponde. Sobre esto dijo en los Salmos (4): “el pecado de mis talones me acosa”, es decir, tenía miedo por los preceptos livianos comparados al ‘talón’.

Cuando reflexionamos un poco en el tema surge la pregunta: ¿Por qué temió el Rey David de los preceptos livianos? ¿Acaso puede ocurrírsele a alguien pensar que David no fue cuidadoso hasta en lo más mínimo, en la observancia de alguno de los mandamientos de Hashem?

¿No fue acaso el propio Rey David quién dijo (5): “También Tu siervo se ha cuidado con ellos, al observarlos, a los (preceptos) talones, con gran intensidad”?. Vemos de aquí que David fue inmensamente cuidadoso también con los preceptos livianos. Siendo así ¿de qué es que temía?

A NO CATEGORIZAR

Debemos decir, de que no se trata aquí de dejar de cumplir estos preceptos o despreciar su cumplimiento (“que la persona pisa con su talón”). El Midrash se refiere al mismo hecho de asignar categorías a los preceptos, calificando a parte de ellos como ‘livianos’ frente a otros que son ‘severos’. La Torá nos advierte que no se haga esto.

Un judío puede cumplir toda la Torá y sus preceptos, con todos sus detalles y pormenores, sólo que siente la diferencia entre una mitzvá y otra. Ciertas mitzvot son más importantes a sus ojos mientras que otras (aunque también las observa) les parecen secundarias, de menor importancia. Ese enfoque y actitud es incorrecto (6), e incluso peligroso.

Es imposible y está prohibido juzgar los preceptos Divinos sólo con los ojos de la razón. La razón que siempre va detrás de la lógica y el entendimiento puede armar una categorización de los preceptos y ver algunos preceptos como más importantes que otros. Pero ¿de dónde surge que la lógica es la que define el valor de una mitzvá? Los preceptos los cumplimos porque fueron ordenados por el Altísimo, ¿y quién es entonces el capacitado para penetrar en el secreto del pensamiento Divino y en la profundidad de Sus intenciones?.

NO HAY DIFERENCIAS

Todo precepto es parte de la Voluntad de Di-s, de la Voluntad infinita del Altísimo, Bendito Sea. En los ojos de Hashem todos los preceptos son exactamente iguales, puesto que son parte de la Voluntad esencial de Di-s que no es divisible. Por ende, los preceptos deben ser también en nuestra visión todos absolutamente iguales y todos deben ser cumplidos en el máximo nivel de alegría, entrega y exactitud.

Sobre esto la Torá nos advierte en esta Parshá. Y nos promete múltiples bendiciones si seremos meticulosos con cuidar con entrega total y de la manera más íntegra también esos preceptos que pueden parecernos como ‘talones’. La recompensa por ello será (7): “Y guardará Hashem tu Di-s para ti el pacto y la bondad que juró a tus antepasados…”

(Likutei Sijot Tomo 19 Pág. 89)

NOTAS: 1.Devarim 7:12 2.Midrash Tanjumá nuestra parshá. Ver Likutei Torá Devarim 20:4 3.Al comienzo de nuestra Parshá. Ver Torá Ohr Bereshit 23:3 4. Tehilim 49:6. Ver explicación de Rashi sobre el versículo. Zohar Parte I 198,b y otros 5.Taanit 30,b 6.Taanit al final 7.Devarim ahí.

Gedalia

Nabudonosor, rey de Babilonia, mal logró su objetivo. Había logrado someter por completo al Reino de Judá, destruido su capital Jerusalén, y su altar más sagrado, el Beit Hamikdásh

Mató o capturó a la mayor parte de la familia real y la nobleza de la tierra. Las clases más altas del pueblo judío, incluyendo los líderes del sacerdocio y los principales oficiales civiles y militares, fueron conducidos cautivos y en masa a Babilonia. Muchos de ellos fueron asesinados sin piedad en Ribla. Judá fue triturada y despojada de sus mejores hijos.

Sin embargo, Nabucodonosor no deseaba que la tierra de Judá se convirtiese en un completo desierto. Permitió que las clases más pobres permaneciesen en Judá a trabajar el suelo y atender los viñedos. Sobre ellos, Nabucodonosor había nombrado a Gedalia, hijo de Ajicam, como gobernador.

Al profeta Jeremías se le había permitido escoger entre permanecer en Judá o ir a Babilonia como invitado de honor de la casa real de Babilonia. Escogió permanecer con sus hermanos en tierra santa. Jeremías fue a Mizpah, ubicada cerca del norte de Jerusalén, donde Gedalia había establecido la sede de su gobernación, y le ofreció todo su apoyo. Gedalia aceptó con gratitud, y Mizpah se convirtió también en el centro espiritual del pueblo.

Gedalia era un hombre sabio, gentil y modesto. Celosamente empezó a animar a la gente a cultivar los campos y los viñedos, y establecer así las bases dela seguridad. Bajo la sabia administración de Gedalia, la comunidad judía empezó a prosperar. Su fama empezó a difundirse en el extranjero. Muchos judíos que habían huido a lugares seguros en tierras vecinas durante la guerra de destrucción, fueron atraídos por las noticias de que la comunidad judía había revivido en Judá. Vinieron a Gedalia en Mizpah y fueron cálidamente recibidos por éste.

El Gobernador judío exhortó a sus hermanos a seguir siendo leales al rey de Babilonia y les prometió paz y seguridad. Su consejo fue aceptado. La guarnición de Babilonia ubicada en la tierra no los molestó. Por el contrario, les ofreció protección contra vecinos hostiles. La joven comunidad judía iba camino a la recuperación cuando fue golpeada repentinamente por una cobarde acción de traición y derramamiento de sangre.

Entre los refugiados que se habían unido a Gedalia en Mizpah se encontraba Ismael, el hijo de Nathanías, descendiente de la casa real de Sedecías, el último rey de Judá. Ismael era un hombre ambicioso que no se detenía ante nada para lograr su meta. El honor y el éxito que Gedalia se había ganado le llenaron de celos crueles. Ismael empezó a tramar un complot contra Gedalia. Encontró un aliado en el rey de Amón, quien había estado siguiendo con aprensión el crecimiento de la nueva colonia judía.

Su historia se cuenta dos veces en las Escrituras
La breve historia de Gedalia se cuenta dos veces en los Profetas: una en 2 Reyes 25, donde ocupa un total de seis versículos, y otra con más detalle en Jeremías 40 y 41.

En Reyes, solo se hace referencia a él como Gedalia. En Jeremías, hay algunos casos en los que su nombre se registra como Gedalías, 2 la forma que desde entonces se ha popularizado.

El asesinato de judíos y babilonios inocentes por parte de Ismael puso fin a cualquier esperanza de vida judía en Tierra Santa, hasta el regreso de los exiliados babilonios varias generaciones después.

Los que quedaron huyeron a Egipto a pesar de la advertencia de Jeremías, quien les advirtió que Di-s no los salvaría allí.

El hombre y el templo

El Templo Sagrado simbolizaba a la pena, correspondiente a la mente humana. (En las sinagogas de todo el mundo de hoy, el arca – símbolo del arca del Templo Sagrado – contiene los rollos de la Torá.) La habitación exterior representaba la cara de una persona. En la parte superior izquierda de la habitación exterior estaba la Menorá, y en la parte superior derecha estaba la mesa de oro con doce jalot.

La Menorá y la mesa en la que se colocaban las jalot corresponden a los dos ojos supervivencia: ver y evitar trampas, buscar comida para vivir – simbolizada por las jalot. Las jalot no se preparaban todos los días, sino que se horneaban en la víspera del Shabat. En el centro de la sala estaba el altar de oro sobre el que se ofrecía el incienso.

Esto se corresponde con la nariz en el centro de la cara. El incienso estaba compuesto de hierbas y especias que tenían un significado místico. Representaba la difusión de la paz y el agrado entre las personas. La ofrenda del incienso era una expiación por los chismes y calumnias. Aprendemos de esto que uno debe esforzarse por hacer del mundo una morada mejor y más agradable para la Presencia de Di-s y Sus creaciones.

La abertura del santuario, que representaba la boca, estaba situada en el fondo de la habitación exterior. Aquí los sacerdotes estaban de pie cuando pronunciaban la bendición sacerdotal todas las mañanas: “Que el Señor os bendiga y os guarde, que el Señor haga resplandecer su rostro sobre vosotros y tenga misericordia de vosotros…” La persona tiene el poder de crear con sus palabras. Puede negociar la paz o declarar la guerra. La lección de la puerta del Santuario es usar nuestras palabras para crear y otorgar bendiciones a nuestros semejantes.

Fuera del Santuario, en el centro del patio, estaba el altar sobre el cual los sacrificios eran ofrendados y consumidos. Esto representa el estómago y los órganos internos del hombre.

Algunos sacrificios eran ofrecidos como una expiación por un pecado cometido. Otros como una feliz ofrenda de acción de gracias. Como regla general, cuanto más grave es el pecado, menos se come. Cuanto más feliz era la ocasión, más se comía y compartía. La lección para el hombre es que cuanto más dedique a la realización de las mitzvot, más tendrá que disfrutar y compartir.