No hay mitzvot más o menos importantes

“Y será si- eikev- escucharán” (Devarim 7:12)

En la Torá cada cosa es absolutamente exacta. También la elección de un término o una expresión específica no es casual. En el principio de nuestra parshá, la Torá elige utilizar el término “eikev” -“Y será si- eikev- escucharán”(1). Nuestros Sabios(2) Z”L de inmediato se detienen sobre esto y aprenden de ello que la Torá alude a los preceptos que poseen la connotación del “eikev” –el talón- es decir, “los preceptos livianos que las personas no toman en cuenta y los arrojan bajos sus talones”, en el lenguaje de Rashi(3): “las mitzvot livianas que la persona pisa con su talón”. Es decir, la Torá nos advierte aquí sobre la necesidad de ser meticuloso también en el cuidado de los preceptos livianos.

¿DE QUÉ TEMÍA DAVID?

A continuación de estas palabras, el Midrash relata, que el Rey David no temía por los preceptos graves; éstos sin lugar a dudas observó celosamente, y era cuidadoso en su cumplimiento. Él tenía miedo de los preceptos livianos, aquellos preceptos que “la persona pisa con sus talones”, con la posibilidad de no haberse cuidado de respetarlos como corresponde. Sobre esto dijo en los Salmos (4): “el pecado de mis talones me acosa”, es decir, tenía miedo por los preceptos livianos comparados al ‘talón’.

Cuando reflexionamos un poco en el tema surge la pregunta: ¿Por qué temió el Rey David de los preceptos livianos? ¿Acaso puede ocurrírsele a alguien pensar que David no fue cuidadoso hasta en lo más mínimo, en la observancia de alguno de los mandamientos de Hashem?

¿No fue acaso el propio Rey David quién dijo (5): “También Tu siervo se ha cuidado con ellos, al observarlos, a los (preceptos) talones, con gran intensidad”?. Vemos de aquí que David fue inmensamente cuidadoso también con los preceptos livianos. Siendo así ¿de qué es que temía?

A NO CATEGORIZAR

Debemos decir, de que no se trata aquí de dejar de cumplir estos preceptos o despreciar su cumplimiento (“que la persona pisa con su talón”). El Midrash se refiere al mismo hecho de asignar categorías a los preceptos, calificando a parte de ellos como ‘livianos’ frente a otros que son ‘severos’. La Torá nos advierte que no se haga esto.

Un judío puede cumplir toda la Torá y sus preceptos, con todos sus detalles y pormenores, sólo que siente la diferencia entre una mitzvá y otra. Ciertas mitzvot son más importantes a sus ojos mientras que otras (aunque también las observa) les parecen secundarias, de menor importancia. Ese enfoque y actitud es incorrecto (6), e incluso peligroso.

Es imposible y está prohibido juzgar los preceptos Divinos sólo con los ojos de la razón. La razón que siempre va detrás de la lógica y el entendimiento puede armar una categorización de los preceptos y ver algunos preceptos como más importantes que otros. Pero ¿de dónde surge que la lógica es la que define el valor de una mitzvá? Los preceptos los cumplimos porque fueron ordenados por el Altísimo, ¿y quién es entonces el capacitado para penetrar en el secreto del pensamiento Divino y en la profundidad de Sus intenciones?.

NO HAY DIFERENCIAS

Todo precepto es parte de la Voluntad de Di-s, de la Voluntad infinita del Altísimo, Bendito Sea. En los ojos de Hashem todos los preceptos son exactamente iguales, puesto que son parte de la Voluntad esencial de Di-s que no es divisible. Por ende, los preceptos deben ser también en nuestra visión todos absolutamente iguales y todos deben ser cumplidos en el máximo nivel de alegría, entrega y exactitud.

Sobre esto la Torá nos advierte en esta Parshá. Y nos promete múltiples bendiciones si seremos meticulosos con cuidar con entrega total y de la manera más íntegra también esos preceptos que pueden parecernos como ‘talones’. La recompensa por ello será (7): “Y guardará Hashem tu Di-s para ti el pacto y la bondad que juró a tus antepasados…”

(Likutei Sijot Tomo 19 Pág. 89)

NOTAS: 1.Devarim 7:12 2.Midrash Tanjumá nuestra parshá. Ver Likutei Torá Devarim 20:4 3.Al comienzo de nuestra Parshá. Ver Torá Ohr Bereshit 23:3 4. Tehilim 49:6. Ver explicación de Rashi sobre el versículo. Zohar Parte I 198,b y otros 5.Taanit 30,b 6.Taanit al final 7.Devarim ahí.

Gedalia

Nabudonosor, rey de Babilonia, mal logró su objetivo. Había logrado someter por completo al Reino de Judá, destruido su capital Jerusalén, y su altar más sagrado, el Beit Hamikdásh

Mató o capturó a la mayor parte de la familia real y la nobleza de la tierra. Las clases más altas del pueblo judío, incluyendo los líderes del sacerdocio y los principales oficiales civiles y militares, fueron conducidos cautivos y en masa a Babilonia. Muchos de ellos fueron asesinados sin piedad en Ribla. Judá fue triturada y despojada de sus mejores hijos.

Sin embargo, Nabucodonosor no deseaba que la tierra de Judá se convirtiese en un completo desierto. Permitió que las clases más pobres permaneciesen en Judá a trabajar el suelo y atender los viñedos. Sobre ellos, Nabucodonosor había nombrado a Gedalia, hijo de Ajicam, como gobernador.

Al profeta Jeremías se le había permitido escoger entre permanecer en Judá o ir a Babilonia como invitado de honor de la casa real de Babilonia. Escogió permanecer con sus hermanos en tierra santa. Jeremías fue a Mizpah, ubicada cerca del norte de Jerusalén, donde Gedalia había establecido la sede de su gobernación, y le ofreció todo su apoyo. Gedalia aceptó con gratitud, y Mizpah se convirtió también en el centro espiritual del pueblo.

Gedalia era un hombre sabio, gentil y modesto. Celosamente empezó a animar a la gente a cultivar los campos y los viñedos, y establecer así las bases dela seguridad. Bajo la sabia administración de Gedalia, la comunidad judía empezó a prosperar. Su fama empezó a difundirse en el extranjero. Muchos judíos que habían huido a lugares seguros en tierras vecinas durante la guerra de destrucción, fueron atraídos por las noticias de que la comunidad judía había revivido en Judá. Vinieron a Gedalia en Mizpah y fueron cálidamente recibidos por éste.

El Gobernador judío exhortó a sus hermanos a seguir siendo leales al rey de Babilonia y les prometió paz y seguridad. Su consejo fue aceptado. La guarnición de Babilonia ubicada en la tierra no los molestó. Por el contrario, les ofreció protección contra vecinos hostiles. La joven comunidad judía iba camino a la recuperación cuando fue golpeada repentinamente por una cobarde acción de traición y derramamiento de sangre.

Entre los refugiados que se habían unido a Gedalia en Mizpah se encontraba Ismael, el hijo de Nathanías, descendiente de la casa real de Sedecías, el último rey de Judá. Ismael era un hombre ambicioso que no se detenía ante nada para lograr su meta. El honor y el éxito que Gedalia se había ganado le llenaron de celos crueles. Ismael empezó a tramar un complot contra Gedalia. Encontró un aliado en el rey de Amón, quien había estado siguiendo con aprensión el crecimiento de la nueva colonia judía.

Su historia se cuenta dos veces en las Escrituras
La breve historia de Gedalia se cuenta dos veces en los Profetas: una en 2 Reyes 25, donde ocupa un total de seis versículos, y otra con más detalle en Jeremías 40 y 41.

En Reyes, solo se hace referencia a él como Gedalia. En Jeremías, hay algunos casos en los que su nombre se registra como Gedalías, 2 la forma que desde entonces se ha popularizado.

El asesinato de judíos y babilonios inocentes por parte de Ismael puso fin a cualquier esperanza de vida judía en Tierra Santa, hasta el regreso de los exiliados babilonios varias generaciones después.

Los que quedaron huyeron a Egipto a pesar de la advertencia de Jeremías, quien les advirtió que Di-s no los salvaría allí.

El hombre y el templo

El Templo Sagrado simbolizaba a la pena, correspondiente a la mente humana. (En las sinagogas de todo el mundo de hoy, el arca – símbolo del arca del Templo Sagrado – contiene los rollos de la Torá.) La habitación exterior representaba la cara de una persona. En la parte superior izquierda de la habitación exterior estaba la Menorá, y en la parte superior derecha estaba la mesa de oro con doce jalot.

La Menorá y la mesa en la que se colocaban las jalot corresponden a los dos ojos supervivencia: ver y evitar trampas, buscar comida para vivir – simbolizada por las jalot. Las jalot no se preparaban todos los días, sino que se horneaban en la víspera del Shabat. En el centro de la sala estaba el altar de oro sobre el que se ofrecía el incienso.

Esto se corresponde con la nariz en el centro de la cara. El incienso estaba compuesto de hierbas y especias que tenían un significado místico. Representaba la difusión de la paz y el agrado entre las personas. La ofrenda del incienso era una expiación por los chismes y calumnias. Aprendemos de esto que uno debe esforzarse por hacer del mundo una morada mejor y más agradable para la Presencia de Di-s y Sus creaciones.

La abertura del santuario, que representaba la boca, estaba situada en el fondo de la habitación exterior. Aquí los sacerdotes estaban de pie cuando pronunciaban la bendición sacerdotal todas las mañanas: “Que el Señor os bendiga y os guarde, que el Señor haga resplandecer su rostro sobre vosotros y tenga misericordia de vosotros…” La persona tiene el poder de crear con sus palabras. Puede negociar la paz o declarar la guerra. La lección de la puerta del Santuario es usar nuestras palabras para crear y otorgar bendiciones a nuestros semejantes.

Fuera del Santuario, en el centro del patio, estaba el altar sobre el cual los sacrificios eran ofrendados y consumidos. Esto representa el estómago y los órganos internos del hombre.

Algunos sacrificios eran ofrecidos como una expiación por un pecado cometido. Otros como una feliz ofrenda de acción de gracias. Como regla general, cuanto más grave es el pecado, menos se come. Cuanto más feliz era la ocasión, más se comía y compartía. La lección para el hombre es que cuanto más dedique a la realización de las mitzvot, más tendrá que disfrutar y compartir.

¿Por qué nos cubrimos nuestros ojos al decir el Shemá?

La respuesta básica: Mientras recitamos esta importante plegaria, no debemos distraernos con nada. Cerrando los ojos, podemos concentrarnos más. (Código de la Ley Judía, 61:5)

El Talmud (Brajot 13b) trae como origen de esta práctica al gran Rabí Iehudá el Príncipe. Él solía interrumpir sus estudios de la Torá para decir Shemá, y sus estudiantes observaban que él se cubría sus ojos en el momento en que decía el versículo.

La respuesta más profunda es: El significado del Shemá va más allá de la creencia que sólo hay un Di-s. “Hashem Ejad” declara que *no existe nada fuera de él.*

Nuestro mundo, y todo lo que hay en él, es creado por la palabra de Di-s en cada momento. Durante un rato cada mañana, cerramos nuestros ojos y vivimos esta realidad. Nuestro desayuno, nuestro trabajo…todo es esencialmente Divinidad.

Luego abrimos nuestros ojos y vemos un lugar muy distinto enfrente nuestro.

Y esta realidad permanece con nosotros hasta la noche, cuando llega el turno para nuestra carga, el Shemá de la noche…

Por Israel Cotlar

La plegaria del Shemá

La plegaria judía más famosa, es el Shemá.

El Shemá forma parte de las oraciones de la mañana y de la tarde. Recita el Shemá, aunque no vayas a recitar las oraciones.

Cuando:

“Cuando te acuestes, y cuando te levantes” — Deuteronomio 6:7 .

Mañana : Durante el primer cuarto del día, a partir de cuando hay suficiente luz para reconocer a un conocido casual a corta distancia. Noche: desde que aparecen las estrellas hasta el amanecer, aunque preferiblemente antes de medianoche.

Cómo:

Di el Shemá en tu lengua vernácula si no entiendes hebreo. Asegúrese de que su entorno sea limpio y modesto, y asegúrese de articular y enunciar cuidadosamente cada palabra. No permita interrupciones durante la oración. Cúbrete los ojos con la mano derecha mientras dices el primer verso, para así bloquear los estímulos externos que te distraigan. Recita el verso en voz alta por la misma razón. Lo ideal es que los hombres usen talit y tefilín.

Fuente

Cuando se recita el Shemá, se debe hacerlo con temblor, concentración, reverencia y admiración, como suele hacerse cuando se lee una nueva comunicación emitida por el rey.
El mensaje del Shemá debe considerarse siempre valioso, como un mensaje nuevo cada día, no como un mensaje viejo que se ha vuelto obsoleto

La frase central en la primera línea del Shemá es “Di-s es Uno”.

El Talmud habla sobre “alargar” la manera en la que uno dice “Uno”: “Ejad”. Quien alarga la palabra “Ejad”, entonces sus días y años también se alargarán. Las enseñanzas Jasídicas explican, que “alargar”, significa pensar y meditar el significado interno del mundo. 

La idea de “Di-s es Uno” significa que no solo hay un Di-s, sino que Di-s y toda la creación son una cosa. No hay nada aparte de Di-s. Nada existe fuera de Él; cada cosa que percibimos, cada partícula de existencia, no es sino una manifestación de Di-s.

Por este motivo, cualquier cosa en el Universo está totalmente dependiente de Di-s en cada momento. Di-s creó el Universo hace mucho tiempo, pero también lo mantiene existiendo continuamente. Los Sabios hablan sobre una energía que emana de la esencia infinita de Di-s, que hace que el Universo exista. Si Él cesa de dar esta fuerza viviente al mundo, dejaría de existir. Maimónides dice: Di-s puede existir sin el mundo, pero el mundo no puede existir sin Di-s. Con este concepto en mente, es que uno declara el Shemá con todo su ser.

Unidad
Las letras Hebreas tienen un valor numérico, que nos ayuda a comprender el significado de la Torá y de sus plegarias.
La palabra “Uno” en el Shemá, “Ejad”, se forma con tres letras: Alef, Jet, Daled.
Alef, que tiene el valor numérico de “uno”, se refiere a Di-s Mismo. Jet, cuyo valor numérico es “ocho”, se refiere a los siete cielos y la tierra, o sea, “arriba” y “abajo”, el plano vertical, e incluyendo todas las dimensiones espirituales. La tercer letra es Daled, cuyo valor numérico es “cuatro”, que denota las cuatro direcciones del plano horizontal: norte, sur, este, oeste.

Ahora podemos entender lo que quiere decir el Talmud al decir “alargar” la manera en la que decimos “Ejad”. 

Significa, pensar sobre el significado del mundo: que el mundo y todas sus dimensiones, ya sea la física y la espiritual, y el mundo entero y el Universo físico entero, todo es una expresión de la unidad infinita de Di-s.
El pueblo Judío en sí mismo es descrito como “Ejad”, “Una nación en el mundo”. Esto implica, no solo que somos únicos en el mundo, sino que somos una nación que comunica a toda la humanidad el concepto de la unidad de Di-s. Más aún, al mantener los mandamientos de Di-s en nuestra vida diaria, traemos la Unidad Divina a este mundo, dentro de cada detalle de nuestra existencia física.

Como dice el Talmud, Di-s nos premia otorgándonos largos y plenos días y años.

 

Por Tali Loewenthal

Antes de comenzar a leer el Shemá, uno debe tomarse un momento para reflexionar que ahora va a cumplir el mandamiento de Di-s.  Además , uno debe concentrarse en el significado de las palabras del Shemá, al menos mientras recita el versículo del Shemá. Si uno no se concentró en el significado de las palabras de este versículo, debe repetirlo.

Uno debe cubrirse los ojos con su mano derecha mientras dice el verso del Shemá para reducir las distracciones y mejorar la concentración. Por la misma razón, el primer verso debe decirse en voz alta. 

Hay una mitzvá en la Torá —de hecho, en el mismo texto del Shemá— de recitar el Shemá dos veces al día: “Y hablarás de ellas… cuando te acuestes y cuando te levantes”. 

Los sabios explican que esto significa que debemos recitar el Shemá todas las mañanas y todas las noches.

El Talmud explica que uno debe recitar el Shemá antes de ir a dormir, de modo de irse a dormir con palabras de la Torá en sus labios.

Shabat de Luna llena: Encontrando el amor y consuelo

Inspiradoras palabras de Torá que fueron enseñadas por el Rabino Simon Jacobson y su hermano Rab. Iosef Itzjak.

Las llamas de Shabat

En la base de la llama, donde se conecta con la mecha, la luz azul, negra y cobalto representan la lucha de nuestra alma con la oscuridad, las inseguridades, los miedos y similares. Hemos entrado en el mundo de la luz, pero la luz todavía está luchando con la oscuridad. 

Por encima de esto, el cuerpo de la llama está naranja, amarillo y rojo. Esto refleja nuestra experiencia pura de la luz y la alegría, nuestras fuerzas, el poder del alma que quema brillante. Finalmente, por encima de la llama hay un fuego oculto que no es visible para el ojo. Esta es la parte invisible de nuestra alma que va más allá de todo, que no se ve afectada por las vicisitudes de nuestras luchas diarias. 

Es la parte de nosotros que nunca ha sido y nunca será “quebrada”. Es nuestra esencia Divina.

Estos tres aspectos de la llama también se relacionan con las tres etapas o comidas de Shabat. El viernes por la noche entramos en el terreno de la luz del Shabat, pero aún estamos lidiando con la memoria de nuestra desafiante semana de trabajo. 

En el Día de Shabat nos sumergimos en la paz, belleza y serenidad. Por último, la tercera comida, representa la llama oculta trascendente, al entrar en un lugar que está más allá de cualquier expresión consciente.

El 15 de Av – Meditaciones de Luna Llena

La luna llena de Av está asociada con las relaciones. En este día, “las hijas de Jerusalén salían … y bailaban en los viñedos”, y “el que no tenía esposa iría allí” para encontrar una novia (Talmud, Taanit 26b). Pero ¿por qué esto es así?, ¿por qué este día está asociado con la búsqueda de un alma gemela?
El judaísmo nos enseña que cada persona tiene un “bashert”, la otra mitad de su alma que se busca para casarse. Cuarenta días antes de que una persona nace, una voz celestial anuncia su “bashert.” 
El 15 de Av es cuarenta días antes del 25 de Elul, el primer día de la Creación. Es por eso que la luna llena de Av celebra las relaciones (B’nei Issajar).

Shabat Najamú
Shabat Najamú es el primer Shabat después de Tishá Be Av, la fecha en que los dos Templos Sagrados fueron destruidos, cerrando la ventana entre el cielo y la tierra. “Najamú, Najamú Ami – consuelen, consuelen a mi pueblo”, las palabras del profeta reverberan a través de las semanas siguientes, las siete semanas de la Consolación. 

Después de la degradación y el sufrimiento experimentado por el pueblo judío, el profeta los consuela. Pero los Judíos responden diciendo que no quieren ser consolados por los profetas, sino por Di-s mismo.

 

¿Por qué Di-s consuela a los Judíos a través de un mensajero? Mandando a un ser humano para consolar a la gente, Di-s impregna a cada uno de nosotros la habilidad y el poder de consolar a otros. 

Podría parecer que un mortal puede hacer muy poco para consolar a otro, no tenemos el poder para compensar la pérdida o la capacidad de cambiar la situación de alguien. Pero, a través de estas palabras de consuelo que se nos da a través de un ser humano, Di-s nos da a cada uno de nosotros la fuerza Divina para realmente consolar a otro ser humano que sufre.

La luna nos enseña tres lecciones fundamentales sobre las relaciones exitosas:

1. La luna sabe cómo ser humilde e invisible. No se consume con su propio ego. Esa es la lección # 1 en las relaciones: Sé humilde, lo suficientemente fuerte como para saber cuándo aplazar.

2. Aun cuando brilla, la luna sabe que la luz no es suya. Su poder proviene de otro lugar, su fuerza es reflejada y canalizada desde un lugar más alto.

3. La luna ilumina la oscuridad. No trata de erradicar la noche, sino que hace brillar la luz en la oscuridad. La luna llena no niega o erradica la debilidad, dificultad y dolor, sino que lo reconoce y a pesar del dolor, sigue brillando. Una relación sana no es sólo acerca de la perfección, sino de la sensibilidad de reconocer y saber cómo cooperar e iluminar nuestras debilidades, incluso a nuestros lados más oscuros.

Se puede amar de verdad sólo cuando no es consumido por usted mismo . Cuando uno está lleno de sí mismo, con su propia luz solar, puede lograr muchas cosas buenas, pero no el amor. Conviértete en una luna, un recipiente, y así podrá contener y amar a otro. La luna llena significa estar lleno con el otro. Su sentimiento de carencia y falta de plenitud le permite convertirse en el más completo.

¿Qué es la Tefilá?

La oración judía (תְּפִלָּה) es la manera que tiene Dios de decirle al pueblo judío: “Háblame y te escucharé”.

Tres veces al día, los judíos rezan a Dis , agradeciéndole, alabandole y suplicándole por sus peticiones personales. La oración, que suele realizarse en la sinagoga , pero también en casas particulares, aeropuertos u oficinas, es un momento para dar un paso atrás y reflexionar. Los servicios de oración incluyen el Shemá , la oración silenciosa (Amidá) , la lectura de la Torá y más. En una mezcla única de ritual comunitario y devoción privada, los sabios describen la oración judía como el “servicio del corazón” por excelencia.

Un elemento clave de tu relación con tu Creador es “servirle con todo tu corazón”. La palabra servir en hebreo es avodá , que conlleva el sentido de trabajo laborioso. Pero ¿qué tipo de trabajo puede hacer el corazón para servir a Di-s ? La respuesta judía clásica es que esto es tefilá: un trabajo de despertar el amor oculto dentro del corazón hasta que se alcanza un estado de unión íntima con lo divino.

Cada vez que compartes con tu Creador lo que tengas en tu corazón (ya sea alabando, bendiciendo, quejándote o pidiendo), estás rezando. 

Puede suceder en cualquier momento y en cualquier lugar, siempre que surja de las preocupaciones genuinas del corazón y de la conciencia de la mente de una presencia superior.

La tefilá de la mañana se llama Shajarit , la de la tarde Minjá y la de la noche Maariv . La tefilá de la mañana es, con diferencia, la más larga: una Shajarit entre semana dura entre 40 y 90 minutos, según el día y la dedicación de los participantes.

La estructura de shajarit está diseñada para llevarte por la escalera de la tefilá a un estado de rezo inspirado en el asombro y el amor, siempre que Invierte el trabajo de kavanah —una concentración de la mente, el corazón y el alma en las palabras que estás diciendo y, sobre todo, en la Presencia Superior a la que se dirigen esas palabras. Diseñado para llevarte hacia arriba, siempre que inviertas el trabajo de mente, corazón y alma.

La tefilá es única en el sentido de que su conexión se mueve principalmente en una dirección de abajo hacia arriba, mientras que la mitzvá y la Torá son principalmente de arriba hacia abajo.

Las tres oraciones diarias
  • ShaJarit — la oración de la mañana
  • Minjá — la oración de la tarde
  • Maariv [o Arvit ] — la oración de la tarde

Shajarit fue instituida por Abraham, Minjá por Itzjak y Maariv por Yaacov.

Además, Shajarit y Minjá corresponden al sacrificio diario en el Templo por la mañana y por la tarde.

 

El Shemá

El Shemá es quizás la más famosa de nuestras oraciones.

El primer párrafo del Shemá está tomado del libro de Deuteronomio [6:4-9] y habla de la creencia en un solo Di-s: Hashem Ejad , Di-s es Uno.

El amor de Di-s con todo el corazón, alma y fuerzas. La enseñanza de la Torá a los niños. La importancia de estudiar Torá en todo momento, incluso mientras viajamos. El mandamiento de recitar el Shemá dos veces al día, al levantarse y antes de acostarse. La mitzvá de ponerse los tefilín . La mitzvá de tener una mezuzá en la puerta.

El segundo párrafo es de Deuteronomio 11: 13-21, y trata sobre la recompensa y el castigo, y el tercer párrafo, de Números 15:37-41 , trata sobre la mitzvá de Tzitzit y una mención diaria del Éxodo de Egipto.

El Shemá Israel debe leerse dos veces al día, por la mañana y por la tarde. La lectura del Shemá se ha convertido en parte de las oraciones diarias. 

El Shemá también se lee justo antes de ir a dormir. A esto se le llama “leer el Shemá en la cama”. Es costumbre cubrirse los ojos con la mano derecha al decir el primer versículo del Shemá para concentrarse en el significado del versículo. El segundo versículo del Shemá —Baruch Shem , etc.— se dice en un susurro [excepto en Yom Kipur, cuando se dice en voz alta].

La Shmoná Esrai

En la antigüedad, todos los judíos hablaban hebreo y cada individuo componía sus propias oraciones. Cuando los judíos fueron exiliados a Babilonia después de la destrucción del primer Templo, no todos hablaban hebreo con fluidez. Un grupo de 120 rabinos [entre ellos, Mordejai, famoso por Purim ] llamados Anshei Knesset Hagedolah , los Hombres de la Gran Asamblea, compusieron una oración o Tefilah llamada Shmonah Esrai, que se convertiría en la parte central de cada servicio. 

Shmonah Esrai significa “dieciocho”, porque en esta oración hay dieciocho bendiciones [posteriormente se agregó otra bendición para hacer un total de 19 bendiciones]. 

En esta oración se incluyen peticiones de buena salud, ingresos, éxito, la reconstrucción de Jerusalém , Mashiaj , paz, etc.

 La palabra “ Amén ” significa “es verdad y creo en ello”.

Shmonah Esrai también se llama Amidá porque Amidá significa estar de pie, y esta oración se dice en silencio mientras se está de pie con los pies juntos, mirando hacia Jerusalém.

En Shabat y Yomtov se hicieron variaciones a la Amidá para reflejar la santidad del día. De hecho, las primeras tres y las últimas tres bendiciones son una característica de cada Amidá.

La parte media varía según la ocasión. La parte media de la Amidá de los días de semana contiene 13 bendiciones, lo que hace un total de 19. 

La Amidá de Shabat , Yomtov y Musaf de Rosh Jodesh contiene una bendición central que trata sobre la santidad del día, lo que hace un total de siete. En Rosh Hashaná hay tres bendiciones centrales en el Musaf, lo que hace un total de nueve. 

Como algunas personas no sabían leer hebreo, los rabinos instituyeron que, en Shajarit y Minjá , el Jazán (el líder de las oraciones, también conocido como Shliach Tzibur ) repitiera la Amidá para que todos pudieran responder Amén a las bendiciones. La palabra “ Amén ” significa “es verdad y creo en ello”.

 

Las oraciones diarias están claramente establecidas en un libro llamado Sidur.

Sidur proviene de la palabra seder , que significa “orden”, porque todas las oraciones están dispuestas en el orden correcto. Siempre se debe rezar de un Sidur .

 

Kavanah—Concentración


La parte más importante de la oración es la concentración. Uno debe comprender y pensar acerca del significado de las palabras que se están diciendo. “Sepan ante quién están: ante el Todopoderoso Rey de Reyes”. Así como uno se dirigiría a un rey con gran respeto e intensa concentración, también se debe adoptar esta actitud en la oración de pie ante Di-s. La ropa debe estar limpia y prolija, y no se permite hablar ni charlar ociosamente mientras se reza. Es mejor decir un poco con concentración que mucho sin ella. No balbucees. Cada palabra debe ser sopesada: la sinceridad es importante.

 

Pedido

Dios sabe lo que necesitamos, entonces ¿para qué orar? Oramos para poder entender que todo lo que tenemos proviene de Di-s. Si necesitamos algo, automáticamente debemos recurrir a Di-s y pedirlo. El Sidur es el mejor amigo del judío.

Hebreo
Se recomienda rezar en hebreo. Si no es posible, reza en un idioma que entiendas.
Shajarit

Al despertar por la mañana, se inclina la cabeza y se dice: Modeh Ani Lefanecha Melech Chai Vekayam Shehechezarta Bee Nishmati B’chemla, Rabba Emunatecha .

“Te doy gracias, Rey viviente y eterno, porque has restaurado misericordiosamente mi alma dentro de mí; Tu fidelidad es grande”.

Luego se lavan las manos con un vaso de agua, tres veces alternativamente [derecha, izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda]. Esto se llama Netilat Yadayim (o Negel Vasser en idish ) , que significa lavarse las manos.

Después de lavarnos y vestirnos, se realizan una serie de Berajot [bendiciones] para agradecer a Dios por nuestras facultades esenciales del habla, la vista, la audición, etc.

La sinagoga


Una sinagoga es una casa de oración. En su interior encontrarás lo siguiente:

Aron Hakodesh 

Arca Sagrada. El Arca se encuentra al frente de la Sinagoga dondese guardan los Sifrei Torá [Rollos Sagrados]. El Arca nos recuerda la parte más sagrada del Tabernáculo que el pueblo judío construyó en el desierto y, más tarde, el Templo de Jerusalém.

Bimah — Plataforma.

Una plataforma elevada en el centro de la sinagoga desde dondese lee el Sefer Torá a la congregación.

Amud – Atril.

En el lado derecho del Aron Hakodesh , hay un atril en el que el Chazzan [líder de la oración] coloca su Sidur y desde donde reza [En muchas sinagogas, el jazan dirige las oraciones desde la Bimah ].

Ner Tamid 

Una luz continua, generalmente suspendida del techo frente al Arca. Esta llama constante simboliza la Menorah en el Templo, cuya llama ardía milagrosamente de forma continua.

Mejitzah


En la sinagoga, los hombres y las mujeres se sientan por separado. Algunas sinagogas tienen una galería para mujeres en el piso superior. Si la sinagoga está en un solo nivel, una partición llamada mejitzah divide a los hombres de las mujeres.

Sefer Torá


El Sefer Torá, el rollo de la ley, se coloca en el Aron Hakodesh . Está revestido con un manto [una túnica]; un Joshen [un pectoral]; un Yad [puntero] que el Baal Koreh [lector de la Torá] usa para leer; y un Keter , una corona colocada sobre el Atzei Chaim [postes de madera alrededor de los cuales se enrolla el pergamino].

Cuando se lee la Torá, se honra a un hombre abriendo el Arca ( Petijá) . El Sefer Torá se saca del Arca y se le entrega al Shliach Tzibur , quien luego lo lleva a la Bimá, desde donde se lee. Es costumbre estar de pie cuando el Arca está abierta y besar el Sefer Torá durante esta procesión. Cuando el Sefer Torá se coloca en la Bimá , siempre está flanqueado por dos hombres en honor a la Torá.

Aliá


La Sidra semanal se divide en siete secciones. Aunque la Sidra la lee un solo hombre (generalmente el rabino o jazán ), llamado Baal Koreh (el lector), en cada sección se llama a una persona a leer la Torá. El llamado a leer la Torá se llama Aliá . Quien realiza una Aliá recita una bendición especial antes y después de la lectura de la Torá, conocida como las bendiciones de la Torá.

Número de personas llamadas a la Torá

Como se mencionó, en Shabat se convoca a siete hombres para una Aliá y uno más para una Maftir/Haftará .

En Iom Kipur se convoca a seis. En Iomtov se convocan cinco. En Rosh Jodesh [el primer día del nuevo mes], se convoca a cuatro. Los lunes y jueves habituales y el Shabat por la tarde se convoca a tres.

Fuente

Un poco de historia

Bastante antes de la destrucción de Jerusalém a manos de los romanos, Rabí Iojanán ben Zakai previó el trágico destino de la ciudad. Se abstenía de los enredos políticos, y cuando vio la futileza del forcejeo contra Roma y comprendió que la caída de Jerusalém era inevitable, determinó que se debía establecer un lugar de refugio para el Judaísmo.

Un día, Rabí Iojanán llamó a su sobrino, Aba Sikra. Aba Sikra era el jefe de un grupo de judíos que se oponía fuertemente a cualquier tipo de diálogo con los romanos. “¿Cuánto tiempo más dejarás que la gente se muera de hambre en las calles”? Rabí Iojanán preguntó a Aba Sikra.
“Esto ya se ha escapado de mis manos,” fue la afligida respuesta de Aba Sikra.
“¿Me ayudarás a salir de la ciudad e intentar hablar con Vespaciano, el general romano”? Rabí Iojanán apeló.
Sikra estuvo de acuerdo en ayudar. Sugirió que Rabí Iojanán simule estar enfermo. Luego, “moriría” y podrían sacarlo de la ciudad para ser enterrado. Desde allí, podría llegar clandestinamente al general romano.
Y así fue. Pero cuando los estudiantes de Rabí Iojanán llevaron su ataúd cerca de las puertas de la ciudad, los defensores detuvieron la marcha.
“Permítanos pinchar el ataúd con nuestras espadas para asegurarnos que está verdaderamente muerto” dijeron.
Aba Sikra intervino. “No corresponde comportarse de semejante manera con un gran sabio como Rabí Iojanán ben Zakai.”

Los Defensores dudaron y finalmente estuvieron de acuerdo y les permitieron salir. Rabí Iojanán pudo entrar en el campamento romano.
“Paz sobre usted, Rey,” Rabí Iojanán saludó a Vespaciano.

“Usted es culpable de traición por llamarme rey,” contestó el general.
“Ah, pero sé a través de la profecía que Jerusalém sólo caerá en manos de un rey. Usted, ciertamente, será el César.” Mientras estaban hablando, un mensajero vino, e informó a Vespaciano que el César había muerto y él había sido escogido nuevo gobernante del Imperio romano.

Se dice que Vespaciano recibió esta noticia cuando llevaba puesta una bota, y la otra aún no se había calzado.
Cuando intentó quitar su bota, no pudo. Y cuando intentó ponerse la otra bota, no pudo tampoco. Rabí Iojanán explicó que “las noticias buenas hacen que los huesos se ensanchen” (Proverbios 18:5), y que si miraba a alguien que no es de su agrado, sus pies volverían a la normalidad.

Vespaciano se impresionó por la sabiduría de Rabí Iojanán y le ofreció: “Pídame lo que su corazón anhele y cumpliré sus deseos.”
La primer demanda de Rabí Iojanán fue que la ciudad de Iavne sea un lugar de refugio y allí se establezca una academia de estudio. Segundo, salvar la vida de los descendientes de Rabi Gamliel, para que la Casa real de David no se destruya (la costumbre romana era asesinar a la familia gobernante entera). Finalmente, Rabi Iojanán pidió los servicios de un médico para curar a Rabí Tzadok‐un gran Sabio que ayunó durante 40 años intentando salvar a Jerusalém de la destrucción.

Vespaciano concedió las demandas aparentemente modestas, sin comprender sus implicaciones de largo alcance para la supervivencia del pueblo judío. El establecimiento del nuevo centro de Torá en Iavne puso el fundamento para el renacimiento espiritual de la nación
judía después de que su independencia nacional se perdió ante el poderoso Imperio romano‐un imperio que ha desaparecido del mapa.

Viajando por la vida

La Torá habla en detalle sobre los viajes de los Hijos de Israel a través de los años en el desierto. La Torá especifica cada uno de los cuarenta y dos viajes que hicieron.

La Torá no nos cuenta cosas sin razón. Siempre hay una enseñanza que podemos tomar para nuestras vidas.

Todos nosotros hemos emprendido muchos viajes a lo largo de nuestras vidas, tanto físicos como espirituales. Hacemos muchas paradas en el camino. Estas paradas son importantes, son etapas hacia nuestro destino. Es todo muy fácil, una vez que llegamos y nos olvidamos de todo lo que pasamos. A veces nos olvidamos de las personas que nos ayudaron durante el recorrido.

La Torá nos recuerda que a pesar de que hayamos llegado a nuestro destino, siempre debemos ser conscientes del camino que nos llevó, y no dar por sentado los que nos han alentado y guiado a través de nuestros “viajes”. Esas etapas previas pueden parecer como “piedras” en el camino una vez que llegamos a la meta, pero son importantes. En aquél momento representaron un paso más cerca hacia nuestro destino. Siguen siendo importantes ahora, porque sin ellos no estaríamos donde nos encontramos ahora.

Un joven estaba viajando desde Jerusalém hasta Galilea. Llegó a un cruce de caminos de cuatro vías y vio que el cartel se había caído.

Ahora no tenía forma de saber qué camino tomar. ¿Qué iba a hacer?

La respuesta fui simple. Sabía de donde venía, Jerusalém. Arreglando las señales de tal forma que Jerusalém quedara apuntado el camino en el que venía, pudo darse cuenta qué camino tomar.

Cuando sabemos de dónde venimos, podemos saber hacia dónde nos dirigimos.  Esta porción de la Torá nos recuerda esto. Que todos podamos luchar y finalmente llegar a nuestro destino.

Por: Mordejai Wollenberg

El mensajero del Rebe

El Rabino Pinjas Teitz de N. Jersey, realizó 22 viajes a Rusia en los años sesenta y setenta. Incluso durante el auge del imperio comunista y la policía secreta, se las arregló para lograr el permiso para sus visitas. Tenía buenos contactos en el gobierno y ellos confiaban en él. A menudo utilizó sus visitas para pasar en secreto parafernalia judía, como Tefilín y Libros de Oraciones, para beneficio de los judíos oprimidos de la U.S.S.R.

Aunque el Rabino Teitz nació y se educó en Lituania, era imposible no involucrarse en la vida judía de la Unión Soviética de esos días y no loar las actividades de los Jasidim de Jabad, que dedicaban sus vidas para conservar el Judaísmo allí. Muchas veces tuvo el mérito de traer objetos del Lubavitcher Rebe a sus jasidim en Rusia, y viceversa. Una vez, cuando el Rabino Teitz se preparaba para otro viaje, el representante del Rebe le trajo un paquete; él ya estaba acostumbrado e incluso esperaba su llegada.

Pero esta vez el mensajero del Rebe sacó también un pequeño volumen de un Tania, el libro fundamental de las enseñanzas de Jabad. Le explicó que el Rebe pidió que lo llevara con él en Rusia, pero no dijo a quién darlo.

“Yo estaba sorprendido,” relató después el Rabino. Cooperar con el Rebe para entregar las necesidades judías básicas a los judíos de Rusia estaba bien, pero ¿ir con una copia del Tania en mi equipaje? ¿A Rusia? Parecía innecesariamente peligroso. La KGB sabía muy bien lo que es un Tania.

Finalmente, decidió llevarlo. Si el Rebe le hacía semejante pedido, debía tener una buena razón.

Al tercer día de su estadía en Moscú, mientras caminaba a su hotel desde la Gran Sinagoga después de Minjá (Oración de la Tarde), dos hombres se le acercaron cuando atravesaba una calle oscura. Rápidamente, lo forzaron a entrar en un automóvil. El rabino fue tomado por sorpresa y se asustó. ¿Eran la KGB? ¿Era un secuestro?

Sus miedos se disiparon, pues sus dos “secuestradores” resultaron ser jasidim de Jabad locales. Ellos se disculparon por el método aplicado, y explicaron que era el único medio para charlar con él, y discutir temas de emergencia.

Sólo después se presentaron. Dijeron que debían entregar un mensaje al Rebe. Tenían que tomar decisiones de vida y necesitaban la respuesta del Rebe, y no podían esperar a un emisario oficial.

El mayor de ellos había averiguado que la KGB estaba siguiéndolo, y quería saber si el Rebe pensaba que debía huir de Moscú, o permanecer a pesar del peligro y seguir con sus actividades educativas clandestinas.

El más joven quería saber si solicitar una visa de emigración a Israel. Él poseía un excelente puesto como ingeniero, y en cuanto aplicara para la visa se lo despediría de su trabajo, y si la visa le fuera denegada, quedaría sin sustento.

El Rabino Teitz, conmovido, memorizó sus nombres y preguntas para pasarlas al Rebe, ya que era peligroso apuntarlas. El rabino mencionó que el Rebe le había dado un Tania para llevar con él en el viaje. “¿Usted tiene un Tania del Rebe en su posesión? ¿Ahora? ¿Aquí”? exclamaron.

El Rabino sacó el Tania de su bolsillo y lo mostró. Ellos lo examinaron ávidamente.

Su excitación era palpable. Estaban alborozados al sostener un libro que había estado en las santas manos del Rebe.

Uno de ellos gritó con asombro. Una página estaba plegada en la punta. ¡Abrieron la página y se pasmaron por las primeras palabras! “… él está sumamente apretado por el tiempo y halla absolutamente imposible retrasar…” “¡Ésa es mi respuesta del Rebe!” clamó el Jasid con emoción. “Está diciéndome darme prisa y escapar de aquí”. El otro jasid tomó el libro y lo examinó ansiosamente, esperando encontrar otro doblez de página. ¡Y había uno!. ¡Esta vez tomó sólo dos palabras! “…l’hikanes l’aaretz …- entrar en la Tierra…” “¡Ésa es mi respuesta”! gritó. “Debo aplicar para emigrar a Israel.” Ambos le rogaron al Rabino Teitz permitirles guardar el libro. Él se negó diciendo que el Rebe le había dicho que lo llevara con él, y no dijo nada sobre entregarlo.

Adaptado de Verabim Hashiv Meavon y Sijat HaShavua