Perspectivas de la Hagadá

¿Por qué no recitamos una bendición para la mitzvá de contar la historia del Éxodo? Antes de realizar la mayoría de las Mitzvot, como colocar los Tefilín y encender velas, recitamos una bendición.

¿Por qué no decimos una bendición antes de la Mitzvá de contar la historia del Éxodo? Algunos explican que no hacemos una bendición por separado, ya que no hay un requisito mínimo para volver a contar la historia, y \ o es posible que ya hayamos cumplido técnicamente nuestro requisito mínimo al mencionar el Éxodo durante los servicios nocturnos o el Kidush.

Rabi Shneur Zalman de Liadi cuestiona estas explicaciones. Después de todo, en todas las demás noches (y días), una mera mención del Éxodo es suficiente para cumplir con la Mitzvá. Pero en esta noche, hay una mitzvá especial para discutir el Éxodo en profundidad, así que, ¿por qué no hacemos una bendición?

Él explica que así como no hacemos una bendición sobre la mitzvá de recitar el Agradecimiento después de las comidas (Birkat HaMazón), ya que en sí misma es una bendición, la Hagadá misma también está llena de bendiciones, y no hacemos una bendición sobre una bendición. Rabi Shneur Zalman (1745‐1812), también conocido como el Alter Rebe, fue el primer Rebe de Jabad. Aunque no escribió un comentario separado sobre la Hagadá, sus ideas sobre la Hagadá y Pesaj se encuentran a lo largo de sus escritos.

¿Celebrar la libertad en el exilio? ¿Por qué los judíos celebran Pesaj, una festividad que celebra la libertad, incluso durante nuestro largo y amargo exilio? Rabi Iehuda Loew, el Maharal de Praga, explica que la festividad de Pesaj no solo celebra nuestra libertad de la opresión. Des‐pués de todo, a lo largo de nuestra larga historia, incluso en condiciones duras y extenuantes a manos de otros tiranos opresivos, los judíos hemos seguido celebrando nuestra libertad de Egipto.

Entonces, ¿qué estamos celebrando? La libertad que logramos a través del Éxodo de Egipto, transformó la naturaleza esencial del pueblo judío. Adquirimos la naturaleza de personas libres, hasta el punto de que en nuestra esencia somos libres y nadie tiene la capacidad de subyugar nuestro yo esencial nunca más.

Por lo tanto, a pesar de la subsiguiente opresión, esclavitud y tortura, la naturaleza fundamental del pueblo judío sigue siendo libre. Esto nos sostiene incluso en los momentos más duros del exilio. Es posible que nuestros enemigos hayan intentado subyugar nuestro cuerpo físico, pero ya no tienen la capacidad de subyugar nuestro espíritu.

Rabi Iehuda Loew (1520‐1609), conocido como el Maharal de Praga, fue un estudioso de la Torá, filósofo, místico y prolífico escritor. Aparte de la Hagadá Divrei Neguidim publicada por su descendiente, su obra Guevurot Hashem también está dedicada a la festividad de Pesaj.

¿Cuál es la respuesta real a las cuatro preguntas del Ma Nishtana? Rabi Don Itzjak Abarbanel explica que hay una pregunta subyacente detrás de las Cuatro Preguntas: ¿Por qué en esta noche hacemos cosas que simbolizan la libertad y el lujo, como mojar la comida dos veces y apoyarnos de costado mientras comemos, mientras que también comemos Matzá‐pan de hombre pobre, y hierbas simples y amargas, que simbolizan la servidumbre? La respuesta a esto, explica el Abarbanel, está en el siguiente párrafo: “Éramos esclavos del Faraón en Egipto, y el Señor, nuestro Di‐s, nos sacó de allí con mano fuerte y brazo extendido…”

Al comienzo de esta noche, éramos esclavos, y al final de la noche, somos personas libres. Así, los rituales de esta noche engloban ambos aspectos: libertad y lujo, así como servidumbre. El rabino Don Itzjak Abarbanel (1437–1508) fue un filósofo judío, estadista, líder de los judíos españoles y ministro de finanzas de varios reyes, incluido el rey de España hasta la expulsión española. Su comentario a la Hagadá, Zevach Pesaj, se considera uno de los comentarios clásicos de la Hagadá.

La libertad en cinco dimensiones

Nuestros Sabios hablan de la rela- ción que existe entre el individuo y la historia del pueblo judío, tal como está descripta en la Torá. Los sucesos de la esclavitud en Egipto y el Éxodo que se relata en las parshiot que leemos estas semanas, tienen una relación directa con el mundo personal de cada hombre o mujer de hoy.

Uno de los ejemplos son las Plagas. En el Seder de Pesaj leemos sobre ellas en la Hagadá. A continuación se nos describe la discusión de dos de nuestros Sabios, Rabí Eliézer y Rabi Akiva. El primero opina que cada plaga consistía en cuatro plagas, mientras que el segundo sostiene que cada una contiene cinco.

En este punto podemos descubrir algo acerca del hecho de habitar en Egipto en un nivel íntimo y personal.

El objetivo de las plagas en la historia fue el de romper la fuerza negativa de Egipto y el Faraón, el tirano que esclavizó a los judíos. Desde el punto de vista íntimo, el equivalente de las plagas es el que podamos romper nuestra propia situación de esclavitud. ¿Quién nos esclaviza? Nuestro ego, nuestros propios deseos negativos.

En esa esclavitud existen cuatro niveles, de acuerdo a Rabí Eliezer y cinco acorde con Rabí Akiva: El primer nivel es cuando lo negativo que hay en nosotros tiene tanto dominio sobre nuestro ser que nos fuerza a cometer errores. Ésta es la vida cotidiana, en el que la

persona lucha por controlar su conducta. El segundo nivel de esclavitud es cuando la persona hace lo correcto, pero está siempre preocupado por lo que los demás piensan de él. Está atrapado en su propio concepto de sociedad.

El tercero es más sutil. La persona tiene la sensación de libertad, y está por encima de lo que opinan los demás. De todas formas, aún está limitado por su propio intelecto y comprensión. Permanece frío y sin pasión alguna. En contraste a lo que el judaísmo demanda de nosotros, es decir, “amar a Di-s con todo tu corazón, todo tu alma y toda tu fuerza…” Existen situaciones que exigen más que la fría racionalidad.

El cuarto nivel es aquel en el que la persona va más allá de su comprensión. Él actúa con mesirut nefesh (auto- sacrificio) De acuerdo a Rabí Eliezer, éste es el nivel supremo. Sin embargo, Rabí Akiva visualiza otro problema. La persona puede continuar atrapada en su propia conciencia de rectitud: “¡Estoy sacrificándome a mí mismo! ¡¿No es esto maravilloso?!” Para Rabí Akiva el quinto nivel de libertad se logra cuando el individuo está liberado totalmente de sí mismo. Entonces puede ser verdaderamente devoto en su servicio a Di-s, trayendo la Redención no sólo para sí mismo sino para el mundo entero.

* Por el Rabino dr. Tali Lowenthal basado en las enseñanzas del Rebe

¿Comer Matza todos los días de Pésaj?

La Torá dice: “Durante siete días comerás pan sin levadura…” lo que parece indicar que es una obligación comer Matzá todos los días de
Pesaj.

Y, otro versículo dice: “En esa noche comerás pan sin levadura” refiriéndose solo a la(s) primera(s) noche(s) de la Pesaj. El Talmud reconcilia estos dos versículos basándose en un tercero: “Comerás pan sin levadura durante seis días y el séptimo día habrá
una convocación” explicando que es obligatorio comer Matzá en la(s) primera(s) noche(s), y el resto de Pesaj, es opcional. ¿Por qué el primer versículo dice que “comerás pan sin levadura” durante los siete días de la Pesaj? Porque si uno quiere comida parecida al pan, necesita comer Matzá, dado que el jametz está prohibido.

Hay autoridades que opinan que cuando el Talmud dice que la Matzá es “opcional”, solo se refiere a las primeras noches de Pesaj. Todavía hay una mitzvá bíblica de comer Matzá el resto de la Pesaj, solo que no es tan obligatorio como la primera noche.
Pero, la mayoría de las autoridades, incluido Rabi Shneur Zalman de Liadi, opinan que no hay obligación de comer Matzá en los demás días de Pesaj.
Los maestros jasídicos escriben que hay “un poco” de mitzvá al comer Matzá todos los días de Pesaj.

El Lubavitcher Rebe explica que esto es especialmente cierto en los últimos días de Pesaj.
Según los cabalistas, comer Matzá en los primeros días de Pesaj fortalece la fe. Y, comer la Matzá
entonces es obligatorio; comer en el (los) último (s) día (s), cuando es opcional, fortalece aún más la fe.
Dado que aprendemos del versículo sobre el séptimo día que es opcional comer Matzá en los últimos días, el séptimo (y octavo) día está especialmente ligado al concepto de que la Matzá es opcional.

Por lo tanto, aunque no hay obligación de comer Matzá el resto de Pesaj, uno debe esforzarse por hacerlo.

El cromosoma ¿Por qué?

Los niños son insólitos. 

Todas las cosas que los adultos inteligentes y mundanos, dan por sentado, los niños preguntan.
Qué padre no ha recibido preguntas tales como:
“¿Por qué el cielo es azul?”
“¿Por qué mueren las personas?”
Y uno se detiene a pensar. Se enorgullece de la habilidad del niño, y profundiza en los recovecos de la mente para dragar alguna olvidada explicación. Pensando la mejor manera de decirlo, repasa la idea, recorta algunos detalles, elige las palabras más fáciles, y dice las cosas como esperaba (ingenuamente) que su hijo quedara satisfecho y el asunto felizmente resuelto.


“El cielo es azul debido a que el aire dispersa todo el resto de los colores, pero permite atravesar al azul”
“Las personas mueren porque sus cuerpos se agotan”.

Parece que el niño lo absorbe, reflexiona un poco, empuja su coche de juguete, palmea a su muñeca, juega un poco alrededor de la sala y nos permite regresar a nuestras cosas, pensando que el caso está cerrado, hasta que dentro de una o dos horas o días más tarde habrá que hacer frente a la próxima guardia de control de la realidad.

“Pero, ¿por qué el aire no dispersa la luz azul?”
“¿Por qué los cuerpos se agotan?”


En la sincera curiosidad infantil, se halla la necesidad de conocer la explicación de las cosas.
El juego no se limita a los niños. 

El hecho de que la mayoría de nosotros supera su inherente curiosidad sobre el mundo no es tanto porque sabemos las respuestas, sino más bien porque, a medida que la vida pasa, nos acostumbramos al funcionamiento maravilloso del mundo que nos rodea. 

Cuando ya hemos alcanzado nuestra edad madura, la única pregunta que la mayoría de nosotros se formula es: “¿Por qué a mí? Claro, salvo los científicos.


Quizás los científicos son más sensibles. Tal vez nunca crecieron. O tal vez sufren de una sobre‐actividad de su “cromosoma ¿por qué?” en su ADN. Y, la pregunta sigue siendo: ¿Por qué?

Responder a esto resulta ser más importante que lo que parece, porque la notable costumbre humana de buscar explicaciones nos
conduce a las dos unidades más poderosas de las fuerzas sociales en actividad hoy: la ciencia y la religión.
Y puesto que las dos parecen en conflicto, merece la pena el esfuerzo de investigar un poco cómo una pequeña pregunta puede generar dos respuestas radicalmente diferentes.

Como ocurre con muchas otras preguntas, podemos usar el “Principio de Abraham” para resolver esto.
El principio de Abraham establece que cuando dos o más entidades tienen una correlación de estructura o comportamiento, esto
es evidencia de la existencia de un tercero o fuerza causal, externa y más poderosa que ellos, lo que determina su forma o modo de
comportamiento.

Para el científico, la pregunta “por qué” es un viaje de causa y efecto y llegar allí es la mitad de la diversión.
La otra mitad es saber que, independientemente de lo que descubrimos, las preguntas siguen existiendo y al mismo tiempo
aparecen nuevos interrogantes.

Para el religioso sincero también la pregunta “por qué” es una exploración, pero que no termina con algún retroceso infinito, ni un sinfín de preguntas, sino más bien con una respuesta definitiva: que hay una Primera Causa que sembró en el mundo el “el cromosoma ¿por qué?” en nuestra psiquis, y nos dio la habilidad lógica de derivar de nuevo a la fuente, el singular

 Porque ante Quien no hay ¿por qué? ¿Y por qué Él haría una cosa así? Bueno, ¿por qué no?

Un precepto que cumplimos cada instante

En el comienzo de Tazria encontramos el versículo acerca de lo que el judío debe hacer cuando le nace un hijo varón.:

“y en el octavo día circuncidará la carne de su prepucio”.


A pesar de que ya habíamos sido ordenados sobre la circuncisión en tiempos de Abraham, cuando el Altísimo le ordenó circuncidarse, “tú y tu descendencia que te sigue, para todas sus generaciones”, la circuncisión que realizamos no se debe a aquel mandato a Abraham, sino al mandamiento dicho en nuestra Parshá.

La superioridad de este mandamiento por sobre la orden a Abraham radica en que aquella fue personal, transmitida por profecía a un individuo, mientras que el mandato en nuestra Parshá es parte de los 613 preceptos dados al Pueblo de Israel en el Monte Sinaí, y el pueblo todo fue testigo de ello. El precepto de la circuncisión es uno de los más importantes. Son muchos los motivos dados a este precepto: El momento principal del ingreso del alma sagrada al cuerpo tiene lugar con la circuncisión.

Previo a la misma, todavía no se completó la unión entre el alma Divina del iehudí y el cuerpo. Es sólo a través de la circuncisión que se genera entre ambos una unificación completa.

Una virtud adicional de la circuncisión es que se trata de un precepto grabado en la carne del cuerpo. 

Todo otro precepto está relacionado fundamentalmente con el alma (aunque se utilizan los órganos del cuerpo para cumplirla), y este precepto genera un cambio visible en la carne del cuerpo, y el ojo físico ve el vínculo entre el judío y Di‐s. Por eso, se practica la circuncisión a un bebé que no está en condiciones de entender lo que ocurre. 

Si sería un pacto del alma, la pregunta tendría lugar. Pero como se trata de un pacto que se sella en la carne del cuerpo, no hay diferencia entre un bebé y un adulto. 

Por lo tanto, en la primera oportunidad que es posible circuncidar al bebé (puesto que ya tiene ocho días) se sella el pacto eterno entre él y Hashem.

Maimónides escribe que uno de los motivos de este precepto es el refinamiento logrado a través del mismo. La circuncisión debilita uno de los deseos más fuertes del hombre y da la fuerza para superarlo y manejarlo correctamente. El Brit‐ Pacto, constituye la señal del Pacto entre Hashem y el Pueblo Judío, una señal eterna sellada sobre la carne que refleja el profundo vínculo entre el Altísimo y el Pueblo de Israel.

La singularidad de este precepto consiste en su condición de precepto constante. El Talmud relata que el rey David entró en cierta oportunidad a bañarse y cuando se vio sin ropas exclamó: “pobre de mí que estoy desnudo sin precepto alguno”.

Pero cuando se recordó de la circuncisión que estaba sellada sobre su carne, se tranquilizó. Aprendemos que este es un precepto permanente, que continúa hasta la eternidad.

Acerca del Brit Milá

Cuando un niño es circuncidado, entra en el pacto de Di-s con Abraham y sus descendientes, se une a una cadena que lo une al comienzo mismo de nuestra nación.

El bris o brit milá es un símbolo físico de la relación entre Di-s y el pueblo judío. 

Es un recordatorio constante de lo que implica la misión judía. El ritual, que se lleva a cabo el octavo día de vida, lo lleva a cabo un mohel experto y es una celebración alegre que marca la entrada de otro varón judío en el pacto de Abraham.

El mandamiento

Di-s ordenó al pueblo judío ( Levítico 12:2) : 

Al octavo día se circuncidará la carne del prepucio”. 

El acto de la circuncisión, que marca la finalización del cuerpo, es un acto humano. Esto nos enseña que nuestra perfección espiritual, emocional, moral y ética requiere esfuerzo humano. 

Hay muchas relaciones que una persona establece a lo largo de su vida. La mayoría de ellas, en algún momento, llegarán a un final natural o serán rotas por una de las partes. 

El brit , la circuncisión ritual, es un símbolo de nuestra relación con Di-s. Grabado en la carne de nuestro cuerpo físico, el pacto nunca terminará ni será olvidado. 

Esto se conoce como brit milá (o bris ).

El brit se realiza en cualquier momento entre el amanecer y el atardecer del octavo día desde el nacimiento del niño.

Si complicaciones de salud retrasan la circuncisión , ésta se realiza inmediatamente después de que se confirme la salud estable del niño.

El Sandak, es el hombre que sostiene al bebé en el momento del Brit. Esta terminología compuesta, significa que es el principal testigo y defensor del bebé en el cumplimiento de la Mitzvá del Brit Milá.

Tanto el Sandak como el Mohel ejercen una influencia espiritual muy especial sobre el niño en el momento del Berit, por lo cual luego de los compromisos cercanos o familiares, se acostumbra a honrar a quien más digno sea para cumplir esta importante función.

La madrina traerá al niño al recinto donde se realizará el Berit y se lo entregará al padrino; éste al padre del bebé, quien recitará la bendición a D”s para ingresar a su hijo al pacto de Abraham Avínu .-.Lehajniso Bibritó Shel Abraham Avínu- para luego cederlo al Sandak.

Por otra parte el Sandak se considera como el Cohen Gadól -Gran Sacerdote- que acercaba el incienso en el Gran Templo de Jerusalem en el sagrado día de Iom Kipur, sobre quién recaen grandes bendiciones.

Se preparan 2 sillas; en una se sienta el Sandak y en la otra Eliahu Hanabí -el profeta Elías. Este personaje a quien le damos lugar en el Berit pero no es visible, es el ángel del Brit, quien vivió en los tiempos de la salida de Egipto bajo el nombre de Pinjás, Hijo de Elazar, nieto de Aharón -hermano de Moisés-; y se caracterizó en su larga vida, hasta los tiempos del rey Hajháb y la reina Izébel, por ser un gran Profeta de D”s; pero más que eso por el dolor y sufrimiento que sentía cuando los Judíos se alejaban de la Torá y sus mandamientos, lo que lo llevaba a acusar a sus hermanos ante D”s, como varias veces lo expresó: “D”s, Los hijos de Israel abandonaron Tu pacto”; por eso D”s le prometió y le sentenció en defensa de los Judíos, que no se realizará ningún Brit hasta que Eliahu, el profeta, este presente. Además para que Eliahu Hanabí no tenga reparos por si los asistentes no son observantes de la Torá, D”s perdona los pecados de todos los presentes como en Iom Kipur, antes de la llegada del profeta Eliahu, requiriendo solamente un gesto mínimo de superación o acercamiento a la Torá o buenas cualidades por parte de los invitados

¿Quien debe realizarlo?

Como ya hemos mencionado el Brit Milá es la Mitzvá más importante y de mayor santidad de todo el judaísmo pues de ella depende la unión eterna de todo Judío con su Creador.

Por lo tanto, en lo que al Mohel se refiere, le corresponde, por ser quien realiza éste pacto Divino, ser además de experto en la materia, un judío que tuviere una estrecha relación con todo lo espiritual o sea un observante activo de todas las Mitzvot de la Torá y respeto a D”s, un individuo de inobjetable conducta social y un ser sumamente piadoso.

Por parte de los padres del niño o responsables del Brit Milá, es imprescindible esmerarse en lograr realizar el mismo, no solamente con el mejor especialista, sino por sobre todo con la persona más adecuada espiritualmente para estas circunstancias, no olvidando que el Brit Milá se realiza tan sólo una vez, implicando un gran sacrificio sentimental para los padres y físico para el circuncidado, dependiendo del mismo gran parte de la influencia espiritual para el futuro del niño.

Mohel es una terminología proveniente del hebreo bíblico Imól que significa circuncidar, es decir que el Mohel es quien realiza la circuncisión.

Esta escrito en la Torá, “Himól Imól “, y explican los sabios que la aparente reiteración significa, que únicamente un circuncidado puede circuncidar a otra persona; es decir que el Mohel no solamente debe ser una persona circuncidada físicamente, sino también su corazón debe estar adecuadamente descubierto y abierto a todo lo que signifique espiritualidad y así poder transmitirlo al nuevo circuncidado, al nuevo Iehudí.

Si el Berit fue realizado por un Mohel no observante o un gentil, es necesario tomar una pequeña gota de sangre, Dam Berit, por intermedio de un Mohel kasher una vez cicatrizado, pues de lo contrario no cumplió como corresponde con la Mitzvá.

A pesar de que a través de tantas generaciones el Berit fue realizado por Mohalím, no médicos de profesión, los casos de complicaciones en la realización del Brit fueron muy aislados, demostrando ampliamente el conocimiento de estos en la materia. Más aún en nuestros días, que los Mohalím se reciben en academias especiales donde deben rendir numerosos exámenes teóricos y prácticos antes de iniciarse en esta delicada profesión.

Tradicionalmente el hombre debe circundar con exclusividad, pues así se aprende de la Torá: el circuncidado -varón- que efectúe la circuncisión. En caso de que el padre del recién nacido sepa realizarlo, no debe ceder la Mitzvá a otra persona, pues ésta es su obligación.

Hay quienes recurren ante este evento tan trascendente a un médico, sin asegurarse que posea las condiciones necesarias que lo habiliten para ejercer como Mohel.

Analizémos si esta elección es correcta o no y que importancia tiene. En primer término debemos conocer que es un Berit Milá, como se cumple con él y quién es apto para llevarlo a cabo.

Brit significa pacto; es decir que no se trata de una intervención quirúrgica con fines médicos o higiénicos, sino de un pacto con D”s mismo.

Un pacto se lleva a cabo generalmente para lograr un compromiso inquebrantable, en el cual se está asumiendo la responsabilidad de cumplir con las condiciones del mismo ante cualquier circunstancia; y aunque llegue una situación en la cual no quiera seguir con dicha relación, el pacto lo obliga a continuar.

En el caso de un pacto entre el judío y D”s, el objetivo es darle al ser humano una fuerza especial para poder superar todas las dificultades que se interponen en su camino, impidiéndole el cumplimiento pleno de sus responsabilidades para con D”s.

Es obvio que no tendríamos la mínima idéa de cómo lograr un pacto con D”s; pues como podríamos nosotros con nuestra mente limitada comprender algo de una magnitud tan grande, como el hacer un pacto con D”s que es espiritual infinito y Todopoderoso; además a quién se le ocurriría que fuera posible semejante relación.

Fue necesario que D”s mismo nos lo dijera y transmitiera su deséo de que nuestra relación con El se selle por medio de un pacto y que la manera de lograrlo y manifestarlo sea por intermedio del Brit Mila. 

Como el niño a los 8 días de vida es incapaz de realizar éste pacto con D”s por sus propios medios, el padre se lo hace por él como apoderado. En caso de que el padre no este en condiciones de efectuar el Brit personalmente designa un Mohel para tal efecto.

Para realizar un Brit Milá adecuadamente es necesario conocer y respetar todas las leyes religiosas correspondientes a su ejecución en especial. Además es condición imprescindible ser fiel observador de las Mitzvot de la Tora; pues sería contradictorio y poco serio que una persona que en su vida privada no respeta plenamente la voluntad del Creador e iniciador de este pacto, sea capaz de representar e introducir a un niño en el mismo ante D”s; y por sobre todo que no es posible ni tiene sentido llevarlo a cabo por medio de un acto que viola la esencia del mismo en la forma de realizarlo, y mas aún en éste pacto con D”s no lograríamos su cometido si hacemos caso omiso a las indicaciones específicas que El mismo nos ordenó. 

Conversando con unos papás sobre el tema, se excusaron diciendo que si ellos no son observantes, que importancia tenía si el Mohel lo es o no.

Les respondí que aunque a ellos hoy no les interesara, cómo saben que a su hijo no le va a importar. Cuando el niño crezca pueden suceder dos cosas; que no le interese quien y como se le haya realizado el Brit o que sí le importe. En el primer caso no perdieron nada si el Brit fue efectuado por un Mohel casher; pero si a él le llegara a interesar, como le van a responder la pregunta o el reclamo de porque no me lo hicieron con quien y como corresponde. Es decir si son realmente liberales, deben optar por un Mohel verdadero para no privar a vuestro hijo de un Brit Mila auténtico, obligándolo a conformarse con una imitación.

Otro análisis para tomar en cuenta es el derecho de los padres para cortar y hacer sufrir a su propio hijo.

La justificación en este caso es que se está cumpliendo con un precepto Divino; el cual es válido siempre que el Brit se realice de acuerdo a las leyes del mismo; pues en el momento que se altera el proceso de éste, deja automáticamente de ser un acto pedído por D”s para convertirse en una iniciativa propia de los padres, volviendo el cuestionamiento del derecho de realizarlo sin ningún tipo de consentimientos.

¿POR QUÉ ESPERAR HASTA LA CIRCUNCISIÓN PARA COLOCAR NOMBRE AL NIÑO?

Sólo es apropiado darle su nombre judío después de que se haya convertido en miembro de pleno derecho de la nación judía. Quizás otra razón por la que posponemos ponerle nombre a un niño hasta la circuncisión es porque el primer “nombre judío” se dio junto con esta mitzvá. Como leemos en Génesis (17:5, 10): “Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que tu nombre será Abraham… 

Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y entre vosotros y entre vuestra descendencia después de vosotros, que será circuncidado todo varón entre vosotros. ..”La ceremonia de la circuncisión es un pasaje de la vida muy significativo y, como parte de nuestra expresión de gozo por el cumplimiento de este mandamiento, vestimos de fiesta al bebé.

Algunos tienen la costumbre de que el bebé use una kipá, una prenda que cubre la cabeza; por razones prácticas, esto generalmente sería en forma de sombrero o gorra, ya que una kipá tradicional no permanecería en la cabeza de un recién nacid.

Brit significa pacto y Milá, cortar o quitar.

Justamente Brit Milá es el pacto que consiste en cortar y/o quitar el prepucio que cubre el extremo del pene, órgano reproductor masculino. También se denomina Pacto de Abraham Avínu pues fue el primer hombre que lo realizó como tal y dentro de estas dos denominaciones se incluyen todas las leyes correspondientes a su realización.

No es simplemente una operación física sino que contiene un profundo y valioso sentido religioso, pues se está sellando el nombre de D”s en dicho órgano.

Es la señal del pacto que realizó D”s con el Patriarca Abraham y su descendencia de ser el Pueblo elegido espiritualmente para la eternidad, como mérito por haber sido el primer hombre que promulgó la creencia en el único D”s existente: el monoteísmo.

Fuente

Reseña Historica

Los primeros datos sobre la circuncisión se remontan a los tiempos de Abraham como lo cita la Torá, donde cuenta que en el año 2047 desde la creación del mundo, 401 años antes de entregar la Biblia al Pueblo Judío, D”s le ordenó al Patriarca realizarse el Brit a los 99 años de edad, de lo cual hasta nuestros días, año 5760, han transcurrido 3713 años. El Midrash explica que ese mismo día Abraham circuncidó a su hijo Ishmael de 13 años y a otros 318 hombres de su comunidad; también cita que los descendientes de los Patriarcas Abraham Itzjak y Iaacob continuaron cumpliendo con la Mitzvá, y que durante la esclavitud del Pueblo Judío en Egipto hubo algunos sectores que dejaron de realizarla.

Moisés circuncidó a los judíos que salieron de Egipto, pero durante el viaje de 40 años del Pueblo por el desierto se interrumpieron las circuncisiones por el peligro que esta situación implicaba, hasta que después de cruzar el Río Jordán para comenzar a conquistar la Tierra de Israel, Iehoshúa recibe el precepto de D”s de circuncidar a todos los nacidos en el desierto, es decir de 0 a 40 años de edad, en el lugar llamado Guilgál.

Posteriormente y a través de los tiempos, los Judíos cuidaron con recelo el cumplimiento de este precepto, aun en épocas de grandes imperios invasores que subyugaban a los pueblos anulando sus costumbres para asimilarlos. En el año -167 en los tiempos de Antíoco y en el -130 de Adriano a pesar del decreto de pena de muerte contra su realización, los Judíos continuaron cumpliendo ocultamente con esta Mitzvá aunque implicaba peligro para sus vidas. Entre los Judíos a través de toda la historia nunca hubo masivamente dudas en su realización y aun en las sectas como los Shomroním, Tzedokím y Karraím que omitían otros preceptos, efectuaban el Brit Milá; con excepción de individuos aislados que se negaron a respetar esta Mitzvá, como en los tiempos del Imperio Griego durante el período del segundo Templo de Jerusalém en pleno apogeo de la cultura helenística, que con la intención de eliminar diferencias físicas con los gentiles, no solamente dejaron de circuncidarse, sino los ya circuncidados se adherían el resto del prepucio nuevamente al glande mediante una especie de plástica con lo que quedaba anulado por completo el Brit Milá.

En el siglo XIX un grupo reformista en Alemania divulgó en el año 1843 un escrito en el cual figuraban 50 motivos contra la circuncisión y luego Samuel Holdhaim publicó un volumen completo sobre la prescindibilidad de la circuncisión por parte de la religión Judía, lo que tuvo cierta repercusión por un lapso determinado en Rusia y EE.UU. para luego quedar totalmente sin efecto.

Actualmente los judíos de todo el mundo, que se sienten identificados como tales, pertenecientes o no a las diversas comunidades, sin distinción de niveles religiosos o sociales, continúan practicando esta importante Mitzvá.

Pésaj en el Beit Hamikdash

De acuerdo a la expresa directiva dada en la todo judío debía ofrecer el Sacrificio Pesaj -Korbán Pesaj- en el Templo de Jerusalem.

Por eso, de las Tres Festividades bíblicas -Pesaj, Shavuot y Sucot- Pesaj era la que requería el mayor número de peregrinos.

Millares de judíos de todas las regiones de Tierra Santa se congregaban en Jerusalem para la ocasión.

Un mes antes de Pesaj, todas las rutas y caminos que llevaban a Jerusalem comenzaban a ser reparados y las fuentes eran reaprovisionadas de agua, de manera que los peregrinos tuvieran todas las facilidades posibles para viajar a la Ciudad Santa.

Los preparativos más elaborados se efectuaban en la ciudad misma de Jerusalem, para recibir a los millares de peregrinos.

Es de notar que, a pesar del hecho de que los nuevos visitantes sumaban millares, había lugar para todos en la ciudad, y nadie se quejaba de incomodidad. La  alegría y la excitación espiritual de la población no tenía límites.

La culminación llegaba el día antes de Pesaj, cuando la ofrenda del Korbán Pesaj comenzaba al atardecer.

Cada familia tenía listo su cordero, y durante los días previos a la ofrenda, lo guardaba bajo constante cuidado y vigilancia, para que ningún accidente de acuerdo a la expresa directiva dada en la todo judío debía ofrecer el Sacrificio Pesaj -Korbán Pesaj- en el Templo de Jerusalem.Por eso, de las Tres Festividades bíblicas -Pesaj, Shavuot y Sucot- Pesaj era la que requería el mayor número de peregrinos.Millares de judíos de todas las regiones de Israel se congregaban en Jerusalem para la ocasión.Un mes antes de Pesaj, todas las rutas y caminos que llevaban a Jerusalem comenzaban a ser reparados y las fuentes eran reaprovisionadas de agua, de manera que los peregrinos tuvieran todas las facilidades posibles para viajar a la Ciudad Santa.Los preparativos más elaborados se efectuaban en la ciudad misma de Jerusalem, para recibir a los millares de peregrinos.Es de notar que, a pesar del hecho de que los nuevos visitantes sumaban millares, había lugar para todos en la ciudad, y nadie se quejaba de incomodidad.    La    alegría   y   la excitación espiritual de la población no tenía límites.La culminación llegaba el día antes de Pesaj, cuando la ofrenda del Korbán Pesaj comenzaba al atardecer.Cada familia tenía listo su cordero, y durante los días previos a la ofrenda, lo guardaba bajo constante cuidado y vigilancia, para que ningún accidente lo lisiara o le causara herida alguna que lo hiciera inaceptable como ofrenda.

Las familias más pequeñas se organizaban en grupos para llevar un sacrificio en conjunto, pues toda la carne del sacrificio debía ser consumida esa noche, sin que quedara nada para el día siguiente.

Tales grupos, a menudo, se componían de cientos de miles; sin embargo, ¡todos los sacrificios de Pesaj se ofrecían en el curso de una sola tarde!

El procedimiento para ofrecer el Korbán Pesaj era el siguiente:

La gran multitud de fieles se dividía en tres turnos admitidos sucesivamente al gran patio del Templo.

Cuando el primer turno había ingresado, se cerraban los enormes portones.

A una señal dada, consistente en el sonido del Shofar tocado tres veces consecutivas, comenzaba la ofrenda de los sacrificios.

Los Kohaním -sacerdotes- se alineaban en varias filas hasta el altar, sosteniendo recipientes de oro y plata.

Los que sostenían recipientes de oro formaban filas separadas de aquéllos con recipientes de plata, para no mezclarse.

El Kohen, de pie junto al lugar donde los sacrificios eran realizados, inmediatamente luego de la shejitá -faenado-, echaba la sangre dentro del recipiente del sacerdote que se encontraba cercano a él, y éste a su vez lo entregaba al próximo en la fila; así sucesivamente hasta llegar al Mizbeaj -altar-, el que rociaba con la sangre.

Los recipientes eran de una clase especial; angostos al fondo, de manera que no puedan ser depositados sobre el suelo sin que se derramaran. Los sacerdotes debían ser muy rápidos, al transferir el recipiente de uno al otro sin perder una gota.

Ello se debía a la necesidad de finalizar la operación antes de que se coagulara la sangre. La velocidad y la destreza de los sacerdotes al ejecutar esta labor era realmente magnífica.

Luego de rociar la sangre, algunas parte del Korbán se ofrecían sobre el altar.

Cuando el primer grupo concluía, el segundo era inmediatamente admitido para ofrecer su Korbán Pesaj y finalmente el tercero.

Durante el tiempo que duraba la ofrenda, los fieles congregados, dirigidos por los Levitas, cantaban el “Halel” -Salmos de alabanza al Creador-.

Luego, los corderos eran asados, pues la Tora no permite que fueran hervidos.

Por la noche, el grupo de familias que se había juntado para llevar un sacrificio, se reunía en una casa y todos juntos celebraban el “Seder” muy similarmente a como lo hacemos nosotros, hoy en día, excepto, por supuesto, que en lugar del “Zeroa” (hueso) que hoy ponemos sobre la Keará -el plato del Seder- en recuerdo del Korbán Pesaj, ellos se servían del cordero mismo.

Jerusalem se colmaba de júbilo durante esos días de Pesaj, y muchos no judíos venían de cerca y de lejos para presenciar los magníficos festejos celebrados por los judíos de la Ciudad Santa.

Hoy en día, celebrando el Seder en la diáspora fiel al orden de la “Hagadá” en todos sus detalles y recordando esos gloriosos días de nuestra tierra cuando el Templo estaba en su máximo esplendor, exclamamos al principio del Seder: ¡Este año estamos aquí, pero que el próximo año podamos celebrarlo en la Tierra de Israel!

Y concluimos el Seder con las palabras: ¡El año que viene en Jerusalem!

Venta del Jametz

Dado que está prohibido poseer Jametz en Pesaj, cualquier Jametz que no se deseche debe venderse a un no judío.


Todo ese Jametz, así como todos los utensilios de Jametz que no hayan sido limpiados a fondo, deben guardarse. El área de almacenamiento debe estar cerrada con llave o cinta adhesiva durante la festividad.


Dado que hay muchas complejidades legales involucradas en esta venta, un rabino actúa como nuestro agente tanto para vender el Jametz al no judío en la mañana antes de Pesaj, como también para volver a comprarlo en la noche después de que finaliza Pesaj.


La ley judía requiere que su Jametz se venda antes de la fecha límite especificada para el lugar en el que estará el propietario el día antes de Pesaj.

 

LA QUEMA DEL JAMETZ
Procedemos a eliminar todo el Jametz que encontramos la noche anterior a Pesaj, quemándolo la mañana antes de la festividad.

COMESTIBLES
Debemos tener sumo cuidado en cuanto a los alimentos, productos de limpieza y aseo y los cosméticos que consumimos y utilizamos durante Pesaj. Utilice sólo productos que tengan visible la leyenda Kasher LePesaj y la firma o sello de un rabino responsable, el cual acredite que estos productos son “Kasher para Pesaj” Encontrará toda clase de productos para Pesaj en los almacenes kasher.

La cocina y el horno para Pésaj

Para Kasherizar la cocina, la forma más práctica y fácil es la de encender el horno junto con las hornallas, cubrirlas con una chapa (como la de Shabat) y dejarlas encendidas por el lapso de una hora. Kasherizamos la mesada y las piletas de la cocina:


Con las piletas debemos antes echar algún producto que limpie las cañerías. Luego tomamos una pava que ya este Kasher de Pesaj, la llenamos con agua y una vez que hirvió arrojamos el agua sobre las piletas y pasamos inmediatamente una plancha que esté ya caliente (debemos tener presente desenchufar la plancha en el momento que la usamos). Este procedimiento se hace de a
partes ya que cuando la plancha se enfría debemos calentarla nuevamente y continuar con las áreas que faltan.

También se pueden llenar las piletas de agua recién hervida y arrojar un ladrillo o similar que ya haya estado sobre el fuego, para que lleve al agua a punto de ebullición.

Este mismo procedimiento (de pasar la plancha luego del agua hirviendo) se puede emplear también para Kasherizar la mesada.

Heladera para Pesaj:

Descongelarla y luego limpiarla a fondo. Los placares y estantes donde estuvo almacenado Jametz durante el año deben ser limpiados con detenimiento.

ARROZ Y LEGUMBRES EN PESAJ
Está escrito en la Torá (Shemot 12:20) “Todo leudado (en Pesaj) no comerás” Con esta orden la Torá nos prohíbe el consumo de Jametz proveniente de las cinco clases de cereales; trigo, cebada, centeno, avena y espelta. Cualquier otra semilla no puede convertirse en Jametz. No obstante, los Sabios de las comunidades Ashkenazim (aprox. siglo XIV), prohibieron el consumo de arroz y legumbres en Pesaj.

En lo que respecta a la venta del Jametz, no hacen falta incluirlos y pueden ser tenidos en el hogar. El motivo de esta prohibición radica en el hecho de que con sus derivados se producen alimentos similares a los de los cereales y al ser tan parecidos, la gente podría confundirlos. A modo de ejemplo, existen panes a base de harina de arroz o maíz y similares.

Resumen: parashat Shemini

Los Cohanim asumieron sus cargos después de los siete días de iniciación. Nadav y Avihú, los hijos mayores de Aharón,
ofrecieron incienso sobre fuego no consagrado y no tomado del altar. Una trasgresión tal por qwparte de los Cohanim, que debían dar el ejemplo para el resto de la asamblea, era imperdonable.

En consecuencia, ambos fueron consumidos por un fuego que venía “de la presencia del Señor”.

Aharón estaba abrumado por el dolor de esta tragedia, pero Moshé le explicó que los Cohanim tenían la responsabilidad especial de mantener el elevado nivel de santidad requerido de ellos por Hashem.
Pureza y santidad deben ser los principios subyacentes en la vida diaria entre los judíos. Por ende, se hizo una distinción
“entre lo puro y lo impuro, y entre los animales que pueden ser comidos y los que no pueden serlo”.