¿Por qué las mujeres no son consideradas herederas de acuerdo con la ley de la Torá?

HISTORIA JUDÍA- LAS HIJAS DE TZELOFJAD Y SU AMOR POR LA TIERRA DE ISRAEL

Un hombre llamado Tzelofjad falleció en el desierto, dejando cinco hijas – Majlá, Joglá, Noáh, Milká, y Tirtzá. Las cinco eran rectas, inteligentes, y cultas. En el tiempo de la muerte de Aharón, después de la cual sucedieron los eventos relatados aquí, ellas no estaban casadas, dado que no pudieron encontrar esposos dignos.

Cuando oyeron a Moshé explicar que Eretz Israel sería distribuida de acuerdo con el número de varones, discutieron la materia entre sí.

“El nombre de nuestro padre será olvidado,” se dijeron una a la otra, “porque ningún heredero varón recibirá una porción en Eretz Israel asociada con su nombre. Dado que nosotras no tenemos hermanos, reclamemos la porción de nuestro padre en la Tierra, de tal modo su nombre será perpetuado.”

Las hijas de Tzelofjad eran descendientes de Majir, una familia de la Tribu de Menashé que había pedido permiso a Moshé para asentarse en el lado oriental del Jordán. Así ellas sabían que podrían obtener territorio fácilmente en aquel lado, dado que la tierra allí no era distribuida por la suerte Divina sino por Moshé personalmente. No obstante, amaban Eretz Israel, no estaban satisfechos con una porción en el lado oriental del Jordán, sino que decidieron pedir una parte apropiada en Eretz Israel.

Ellas se aproximaron a los jueces designados por cada diez personas y presentaron su petición. Dado que ésta era una cuestión legal sin precedentes, los jueces no pudieron decidirse. Ellos remitieron a las hijas de Tzelofjad a los jueces designados sobre cincuenta.

“Nosotros dejamos la decisión a más grandes,” dijeron también estas autoridades. Las hijas de Tzelofjad entonces abordaron a los jueces designados sobre cien, pero de allí fueron enviadas a los jueces de mil. Ningún juez se sintió competente para decidir la materia, hasta que finalmente las hijas de Tzelofjad fueron referidas a Moshé mismo.

Las hijas de Tzelofjad esperaron en presentar su caso hasta que Moshé comenzó a explicar las leyes de ibúm (matrimonio de levirato) en el Beit Hamidrash. En aquel punto ellas entraron y dirigieron la palabra a Moshé, Elazar (quien oficiaba después de la muerte de su padre Aharón), y los Ancianos.

A pesar de ser renuentes a presentarse en público, las hijas de Tzelofjad vencieron su natural modestia porque su cuestión era fundamental. Ellas la presentaron en un estilo culto.

La hija mayor comenzó, “Nuestro padre falleció en el desierto (y no en Egipto. Dado que él pertenece a la generación que abandonó Egipto, él tiene derecho a una porción en Eretz Israel)”.

La segunda hija continuó, “El no estuvo entre los querelladores o la malvada congregación de Koraj (quienes perdieron el derecho a sus partes en la Tierra)”.

La tercera resumió, “El no indujo a otros a pecar, (lo cual le causaría perder su porción), sino murió a causa de su propio pecado”.

La cuarta hija concluyó, “¿Por qué debería el nombre de nuestro padre ser olvidado de la familia porque él no dejó ningún hijo? ¡Permitídnos a nosotras, sus hijas, heredar todas las porciones que le eran debidas a él!”

Replicó Moshé, “Vosotras no tenéis derecho a la herencia de vuestro padre.”

¿Por qué?” ellas inquirieron.

“Porque las mujeres no son consideradas herederos de acuerdo con la ley de la Torá,” declaró Moshé.

Las hijas de Tzelofjad entonces argumentaron, “Si muchachas no son consideradas herederos, nuestra madre debe volver a casarse con uno de los hermanos de nuestro padre, de acuerdo con las leyes de ibum. Quizá ella tendrá entonces un hijo quien heredará la porción de nuestro padre.”

“Una vez que hay hijas,” replicó Moshé, “ibum no se aplica. Ella no puede casarse con uno de los hermanos de vuestro padre.”

“¿Qué razonamiento es éste, Moshé Rabeinu?” preguntaron estas cultas mujeres. “Si nuestro estatus es igual a hijos en cuanto concierne a ibum, ¿no debería la misma regla aplicarse en relación a la herencia de la Tierra?”.

De acuerdo con un parecer (Shabat 96), Tzelofjad era el mekoshesh, el hombre que recolectó leña en Shabat (15:32); de acuerdo con otra opinión él estaba entre los maapilim (quienes intentaron entrar a Eretz Israel sin permiso (14:44)).

Inmediatamente, Moshé se volvió para preguntar a Hashem para confirmar el reclamo de las hijas de Tzelofjad.

¿Por qué no reconoció Moshé la verdad de su argumento, prefiriendo esperar la decisión de Hashem?

Hay varias opiniones:

1.La ley de la Torá en esta materia fue ocultada de Moshé.

Dos tzadikim se alabaron a sí mismos de que ellos eran bien versados en Torá y Di-s les causó olvidar una ley.

El Rey David proclamó, “Tus leyes eran mis cantos en la casa donde yo era un extraño” (Tehilim 119:54). David implicaba que aún mientras él estaba en huida y en exilio, la Torá estaba constantemente sobre sus labios. A pesar de que en aquellos penosos tiempos él no podía concentrarse tan profundamente como cuando estaba en paz, incesantemente repetía las palabras de la Torá como quien lleva un canto sobre sus labios. Dijo Hashem, “David, no compares la Torá a un canto, alabándote tú mismo de que sus palabras son tan familiares para ti como un canto! Tú errarás todavía concerniente a una ley conocida incluso por niños pequeños.”

Cuando David trajo el Arón (arca) a Ierushalaim, no se lo cargó sobre los hombros de sus portadores, sino él ordenó que fuera colocado sobre una carreta. Hashem se enojó y causó a los bueyes que empujaban la carreta temblar. Un hombre llamado Uzá, quien estaba parado muy cerca, pensó que el Arón estaba a punto de caer y lo tomó. Di-s mató a Uzá por este acto (porque él debía haber entendido que el Arón que transporta a sus portadores, ciertamente se transporta a sí mismo). David se dio cuenta tristemente que esta tragedia había sido causada por su error, porque él había errado en colocar el Arón sobre una carreta. El Arón sólo podía ser cargado sobre los hombros de los portadores.

Cuando Moshé designó jueces sobre el pueblo, él anunció, “Cualquier materia que es demasiado difícil para vosotros, traedla ante mí” (Devarim 1:17). Él debería haber dicho, “En cualquier materia difícil, yo inquiriré sobre la ley a la Shejiná.”

Consecuentemente, Hashem ocultó de él una halajá la cual aún las mujeres sabían.

2. De acuerdo con un parecer diferente, Moshé sabía la correcta decisión halájica. No obstante, cuando él escuchó que los jueces sobre diez habían diferido el caso a una autoridad más alta, y todo Beit Din de turno se había abstenido de pronunciar una decisión, Moshé pensó, “Permitídme actuar de la misma manera. Hay Uno más grande que yo. Permitídme preguntarle a Él.”

Moshé con eso enseñó a los jueces de todas las generaciones venideras a no vacilar para consultar a una más grande autoridad si es necesario.

De acuerdo con este parecer, Moshé conscientemente corrigió su previa declaración presuntuosa de que él decidiría materias difíciles por sí mismo. Su teshuvá (arrepentimiento) consistió en presentar públicamente su pregunta a Hashem.

3.Moshé sabía que las hijas heredan las posesiones de su padre si no hay descendencia masculina. No obstante, él estaba inseguro acerca de si Tzelofjad, quien era un primogénito, tenía derecho a una doble porción en este caso. La ley de la porción doble podría no aplicarse aquí, dado que Eretz Israel no estaba todavía en la posesión de Benei Israel.

4.De acuerdo con el Zohar, Moshé no estaba seguro acerca de si el pecado de Tzelofjad, (el mekoshesh) había sido completamente perdonado en el Cielo. Él pensó que Hashem podría no querer conceder a las hijas de este hombre una porción en la Tierra. La réplica positiva del Todopoderoso indicó que el pecado de Tzelofjad había sido expiado. Hashem replicó a la pregunta de Moshé, “Las hijas de Tzelofjad argumentaron correctamente. Esta fue la ley apuntada ante Mí en lo Alto.

Un enfoque de la Torá acerca de la ansiedad

No hay duda de que vivimos en un mundo de alta presión, y no sólo lidiamos con el estrés que la sociedad pone en nuestras cabezas, sino que también tenemos en nuestro propio interior una olla a presión, de nuestras expectativas personales, responsabilidades, trabajo , familia, relaciones, y nuestros objetivos para la felicidad y el éxito.

Así que, ¿cómo podemos tratar prácticamente con la ansiedad en nuestras vidas, las dificultades que surgen en nuestro camino, las mismas cosas que nos hacen sentir como si estuviéramos atrapados en una rutina e incapaces de superar los desafíos básicos de la vida?

En primer lugar, tenemos que saber que una cierta cantidad de ansiedad en nuestras vidas es normal. Es parte de la vida. Se nos muestra en el pasaje del comienzo de la Torá: “En el principio. . . la tierra estaba desordenada y vacía. . . y las oscuridad estaba sobre la faz del abismo. . . Y Di-s dijo: “Hágase la luz, y hubo luz. Di-s vio que la luz era buena, por lo que Di-s separó la luz de la oscuridad. . . Y fue la tarde y la mañana, un día. “(Génesis 1:1-5)

De este pasaje fundamental, vemos que:

La oscuridad precedió la luz.

Para que la luz existiera, tuvo que ser creada. No existe por sí misma. E incluso cuando la luz fue creada, estaba mezclada con la oscuridad y tuvieron que ser separadas.

Una fase completa de revelación: “un día”, sólo se completa cuando se incluye tanto la oscuridad (noche) como la luz (por la mañana).

Y en el quinto verso de la Torá leemos, “Vaikrá Elokim la’or yom”, “Y Di-s llamó a la luz día”.Lo que esto nos enseña es que “día”, que consiste de luz y oscuridad, es la misma palabra que se utiliza sólo para la luz. Esto significa que a pesar de que la luz y la oscuridad existan, lo que es dominante y lo que define el día es la luz.

Se sabe que la parte más oscura de la noche es justo antes del amanecer. Muchas veces es fácil pensar que la vida sería tan bonita, y tan fácil, si fuera simplemente una vida llena de luz sin oscuridad. Así como en un electrocardiograma, el latido del corazón va hacia arriba arriba y abajo. . . así también nuestra vida tiene obstáculos en el camino, y los altibajos son parte de la vida. La cuestión no es si va a haber baches, sino más bien cómo vamos a lidiar con los golpes, cuando se nos vienen encima.

Hay muchas veces que la Torá habla sobre la ansiedad, pero hay un pasaje importante que nos enseña algunos aspectos muy prácticos del manejo de la ansiedad en nuestras vidas. Claramente, esto no va a ser una solución para alguien que sufre de depresión o enfermedades mentales que está en necesidad de ayuda profesional y tal vez medicación. Es para los golpes típicos que encontramos en nuestras vidas.

La declaración se encuentra en Proverbios, que fue escrito por el rey Salomón. Dice así: “La ansiedad en el corazón de una persona provoca el abatimiento, pero una buena palabra lo convierte en gozo” La palabra hebrea para esto es: Da’agah Belev ish yashjena, vedavar tov yesamjenah (Proverbios 12:25).

Aquí vemos la complejidad de la lengua hebrea, y cómo la comprensión de sus diferentes niveles de significados conducen a las enseñanzas múltiples del sujeto en mano. La palabra “melancolía”, yashjena, tiene tres significados diferentes, dependiendo de cómo se lee la palabra. Puede significar: 1. suprimir. 2. ignorar. 3. articular.

ETAPA 1:

 Suprimirlo

 Primero está la idea de tratar la ansiedad a través de la supresión. Aquí el texto se lee como una pregunta y una respuesta: Da’agah Belev ish? Iesijena, es decir, “Si hay ansiedad en el corazón de una persona, suprímela”.

 ¿Qué significa para suprimirla, y por qué es este el primer nivel? 

La represión es algo que es necesario tanto en nosotros mismos, nuestro ego, y la situación. Muy a menudo nos obsesionamos tanto con una situación que nos olvidamos que hay otras cuestiones importantes y más preocupante por ahí también. Todos sabemos que podemos estar lidiando con las dificultades de nuestras vidas, pero cuando oímos hablar de una tragedia nacional, pone todo de nuevo en perspectiva. Tratamos de dar un paso atrás y reducir al mínimo nuestro problema, para darnos cuenta y reconocer que no es tan enorme y abrumador como lo estamos haciendo parecer. Reconociendo que no somos la única persona con un problema en este mundo, y disminuyendo su intensidad, llegamos al concepto de represión. 

La supresión de los resultados de ansiedad en la sensación liberadora que no todo está perdido. El problema todavía puede estar allí, pero se ha cortado a medida y ya no amenaza con aplastarnos. Sólo una vez que nos hayamos liberado de esta carga podemos proceder a la siguiente etapa de la curación.

ETAPA 2:

INGNORARLO

La segunda manera de entender esta afirmación es del Talmud. De nuevo, es una pregunta y la respuesta. Da’aga Belev ish? Iesjena. “Si hay ansiedad en el corazón de una persona, ignóralo.” (Gramaticalmente, se lee la letra shin en la palabra como un pecado, y tiene el significado, “ignorarlo”).

Esto no es sólo ignorar una situación, sino que también separarnos de ella. ¿Por qué es necesario? Porque es fácil definirse a uno mismo a través de sus propios problemas. Nunca debemos permitir que una situación se convierta que somos. Cuando estamos separados de los problemas, e ignoramos la oscuridad, luego somos capaces de centrarnos en la luz.

Está el concepto de que sólo se puede tener una cosa en la mente. Así que si su cabeza está llena de algo negativo, es necesario eliminarlo por completo, e inmediatamente reemplazarlo por lo positivo.

Esta lección se aprende de la historia de Iosef. Se cuenta que él estaba en un pozo vacío, y no había agua en ella. Pero ¿por qué dice que no tenía agua, si ya sabemos que estaba vacío? La explicación es que el pozo podría haber estado vacía de agua, pero estaba lleno de serpientes y escorpiones. El agua representa la verdad, que representa la Torá (ein maim ela Torá-la única agua es la de la Torá), y el pozo es un símbolo de nuestras mentes. Podemos centrar nuestra atención en la Torá, con cosas positivas, pero si no, automáticamente se llena de serpientes y escorpiones, los aspectos psicológicos negativos. Con la serpiente, el veneno está en la cabeza, lo que significa que te muerde en el comienzo de cualquier proceso. Pero el escorpión tiene su aguijón en su extremo. Esto significa que algunas personas nunca puede conseguir comenzar algo, y otras personas pueden empezar cosas, pero nunca acabarlas. . .

La lección aquí es que al igual que usted nunca puede tener un pozo vacío, así también, la mente nunca está vacía. De acuerdo con las leyes de la física, la naturaleza aborrece el vacío y el vacío va a atraer algo. Si no lo llena con algo positivo, automáticamente se inundaría con pensamientos negativos. Por lo tant, alejémonos de lo negativo y abracemos lo positivo.

ETAPA 3:

Articular la ansiedad:

El tercer significado de la frase se entiende de la siguiente manera: “Si hay ansiedad en el corazón de una persona, exprésalo, habla de ello, y una buena palabra traerá alegría. Da’agah Belev ish, Iesijena.

Afortunadamente, vivimos en una sociedad que no sólo es aceptada la terapia como algo  de no avergonzarse, sino que en realidad se ha vuelto aceptable e incluso respetable  hablar con un terapeuta.

La Torá siempre ha defendido la idea de tener a alguien con quien hablar. En el jasidismo, se hincapié en la idea de que cada persona necesita, para encontrarse a uno mismo, un mashpia, básicamente, un consejero, alguien con quien usted puede hablar y así recibir ayuda a través de la orientación. En la ética de nuestros padres, leemos: “ASÉ lejá rav”, házte para ti mismo un maestro, “uk’né lejá Javer”, y consigue a un amigo. Esto significa que  tenemos que tener gente en nuestras vidas que respetemos, admiremos, y recurramos en busca de consejo.

En algunos casos es posible que tengamos que pagarle a alguien para este consejo, pero en realidad no importa cómo lo conseguimos, siempre y cuando se trata de alguien cuya prioridad es nuestro bienestar y que se de cuenta de que no son más que una ayuda en esta curación, no el verdadero sanador. A menudo, los terapeutas se puede equivocar jugando a ser Di-s, y cuando lo hacen, no pueden ofrecer verdadera curación, ya que el aspecto más crucial en cualquier proceso de curación es suprimiendo el ego.

Cuando hablamos de algo, lo traemos a la luz pública y permitimos que otros nos ayuden. Además, hablando de una situación difícil con una persona que entiende, por lo general nos da un gran sentido de esperanza.

Hay una costumbre en Israel que, tras un ataque suicida, en el primer día de luto, cuando en general, sólo la familia inmediata viene a visitar, otras víctimas del terror vienen también. La razón es porque no hay nada más fuerte que alguien pueda entrar y decir: “Sé cómo te sientes”. Y hablando de ello con alguien que entiende y se preocupa, significa que ya no están solos, no son los únicos frente a esta situación. Tiene el apoyo y la ayuda de ellos.

El mayor obstáculo frente a una situación es admitirlo, si lo puede reconocer, ya tiene ganada la mitad de la batalla. Una vez que hemos llegado al punto en que estamos dispuestos a hablar, podemos decir con seguridad que estamos listos para comenzar el proceso de curación.

Así que vemos que lidiar con la ansiedad en nuestra vida es un proceso de tres pasos que comienza con la supresión de la ansiedad, así como nuestro ego, y tratar de disminuir la intensidad de la misma. A continuación, debemos eliminar temporalmente el problema y volver a definirnos como algo separado de lo que es el objetivo de traernos abajo. Y, por último, con una fuerza renovada, tenemos que hablar de ello con los que nos apoyan y nos ayudan.

Comenzar a caminar

¿Recuerdas tus primeros pasos?

Al principio, tus padres solían tomarte de tus brazos, y te paseaban alrededor de la habitación. Otro día, se paraban delante tuyo, todavía sosteniendo tus brazos. De pronto, te sueltan, y te mantienes solo tambaleándote.

Corres hacia tus padres. Quizás llegando hasta su brazos, o quizás cayendo. En cualquiera de los casos, nunca realmente has dejado su abrazo, porque todo ese tiempo que sus brazos han estado abrazándote a centímetros de tu cuerpo, estaban preparados para dejarte caer, pero también para enlentecer tu caída si eso hubiera sido necesario.

Probablemente nunca hayas notado esos brazos que te rodeaban. ¿Cómo podrías haberte dado cuenta si cada músculo de tu pequeño cuerpo, y cada célula de tu cerebro estaba concentrado en el esfuerzo de poner un pequeño pie delante del otro, tratando de llegar hasta tu mama?

¿Quién no ha experimentado esa horrible sensación en el curso de nuestra vida? ¿Quién no se ha sentido abandonado por Di-s? Pero Di-s, dice el Maestro Jasidico, Rabi Israel Baal Shem Tov, está solamente actuando como un padre enseñándole a su hijo a caminar. Nunca abandonamos Su abrazo, aunque aveces no sentimos Sus brazos rodeándonos.

Imagina la sorpresa de Moisés cuando Di-s le dijo: “no te voy a decir lo que tienes que hacer. Haz lo que tu propio entendimiento te diga”

Di-s ya había hablado con Moisés muchas veces, pero siempre le decía lo que hacer. Ve hacia el Faraón, Moisés. Dile esto y amenázalo con aquello. Envía las plagas, parte el mar, junta el Maná todas las mañanas, pero recuerda, doble porción los viernes y nada en Shabat. Yo soy tu Di-s. Etc…

Luego, un día, los hijos de Israel tienen esta idea. Déjanos enviar un espía, le dijeron a Moisés, para que vaya a ver la tierra de Cnaan, la cual Di-s nos ha obligado conquistar..

” Di-s no ha dicho nada sobre enviar espías”, dijo Moisés.

“Pero creemos que es una buena idea, pregúntale”.

Entonces Moisés le pregunta y Di-s le responde: “yo no te voy a decir lo que tienes que hacer. Haz lo que tu propio entendimiento te diga”

El Pueblo de Israel finalmente envía a los espías. Su misión fue un fraude. La entrada de los Judíos a la Tierra Santa fue retrasada cuarenta años, y todo el curso de la historia judía se vio alterada.

La nación, de dos años, estaba empezando a caminar.

Por: Yanki Tauber

Receta de Jalá de agua

Cómo hacer una jalá de agua perfecta

La jalá de agua es más ligera, menos densa y nada dulce. Normalmente no contiene huevo ni edulcorante.

Por Miriam Szokovski

Pareve de carne y lácteos | Tiempo > 60 minutos | Dificultad Intermedia

 

¿En qué se diferencia la jalá de agua de la jalá tradicional ?

La jalá de agua es más ligera, menos densa y nada dulce.

Normalmente no contiene huevo ni edulcorante (se reserva un poquito para ayudar a la levadura a hacer su trabajo).

A la gente le encanta por su exterior crujiente y su sabroso sabor, perfecto para untar en matbucha , baba ganoush, hummus y otras salsas o ensaladas de Shabat.

Ingredientes


1,25 libras (570 gramos) de harina
1 ½ tazas de agua tibia
1 cucharada de levadura seca
1 cucharada de azúcar
2 cucharadas de aceite
½ cucharada de sal kosher

También:
Aceite
1 huevo batido
Semillas de sésamo o amapola

NOTA:

Esta receta rinde para 2 panes y no utiliza suficiente harina para tomar jalá con una bendición . Esta receta se puede multiplicar fácilmente; si la multiplicas por 4, estarás utilizando 5 libras de harina, que es suficiente para realizar la mitzvá .

 

Coloque todos los ingredientes en el bol de una batidora. Mezcle a velocidad lenta hasta que la masa se integre. Aumente la velocidad a media y deje que la batidora amase la masa durante 10 a 15 minutos.


Saque la masa de la batidora y forme una bola. Cúbrala ligeramente con aceite y colóquela en un recipiente limpio.

Cúbrala con un paño húmedo y déjela reposar durante 1 hora.


Dividir y trenzar la masa a gusto.

Colocar en una bandeja para horno cubierta con papel de horno.


Pincele los panes con huevo batido (yo usé solo clara de huevo, por eso mis panes jalá son bastante pálidos) y espolvoree con semillas de sésamo o amapola.

Cubra suavemente y deje reposar durante otros 30 minutos.


Destapar la bandeja y llevar al horno. Hornear a 350°F (180°C) durante 45 minutos.


Opcional: para lograr una corteza más crujiente, coloque una cacerola con agua en el fondo del horno cuando coloque la jalá.

Esto creará vapor en el horno que le dará una corteza espectacular.


Rinde: 2 panes

Hafrashat Jalá (La separación de la la Jalá)

En esta Parashá se narra el episodio de los espías que fueron enviados por Moshé para que conocieran la tierra de Canaán (Israel) a la cual estaban próximos a entrar. Se designaron doce espías, uno por cada tribu, que salieron el 29 de Siván de 2449 y regresaron 40 días después, el 9 de Av (Tishá Be Av).

Diez de los doce espías rindieron un reporte negativo del país, diciendo que era una tierra de ciudades fortificadas, de personas gigantes, que sería inconquistable y que la tierra devoraría a sus habitantes, lo cual causó desánimo entre los judíos. 

Sólo Caleb ben Yefune y Yehoshua Ben Nun dieron una versión positiva, diciendo que era una tierra de la que manaba leche y miel.

El desconsuelo hizo que el pueblo llorase amargamente la noche del 9 de Av. Al ver su actitud de desconfianza y poca fe, Di-s decretó que por haberse lamentado sin razón, haría de ese día una ocasión de verdadero duelo. 

Como se sabe, la destrucción del Primer y Segundo Templo ocurrieron en esa fecha, además de muchos otros acontecimientos trágicos para el Pueblo Judío. 

El error de los espías no residió en la falta de fe en Di-s, como se suele explicar. Su temor – según enseña el Jasidut – estaba fundamentado en que el ingreso a la tierra provocaría la decadencia espiritual del pueblo, que tendría que luchar por la sobrevivencia y ocuparse de satisfacer todas las necesidades que en el desierto eran cubiertas por Di-s.

Los espías, personas de alto nivel espiritual, especialmente designados por Moshé, pensaron que la tierra devoraría a sus habitantes en el sentido de que las preocupaciones para el logro de su manutención ocuparían todas sus energías, en detrimento del estudio de la Torá y el desarrollo de la espiritualidad, que era más fácil de conseguir estando en el desierto, aislados, recibiendo maná del cielo, agua de la “fuente de Miriam” y teniendo vestimentas que no se desgastaban. 

Los milagros que sostenían a los judíos en el desierto no representaban el máximo nivel de la experiencia espiritual; solo fueron una preparación para el verdadero objetivo: toma posesión de la tierra de Israel y hacerla una Tierra Santa, pero ocupándose de las cosas comunes del mundo impregnándola con luz espiritual, produciendo el verdadero milagro que ocurre cuando lo infinito forma una unidad con lo finito. 

El objetivo de cada una de las mitzvot (preceptos) es traer la Divinidad a este mundo, en cada uno de los aspectos de la vida ordinaria. “Conocer a Di-s en todos nuestros caminos”, entender que no existe nada que quede fuera de su dominio.

La falta de comprensión por parte de los espías y de la mayoría del pueblo de que todos los actos del hombre – aun los mundanos – están relacionados con la Divinidad, hizo que esta generación no entrara a Eretz Israel, sólo sus hijos – que fueron educados adecuadamente – merecieron entrar a la tierra y habitarla cumpliendo los preceptos de la Torá. 

En esta Parashá se instruye sobre el precepto de Jalá, que nos demuestra que las mitzvot en el judaísmo están relacionadas con el mundo físico, pues nada hay más material que el pan, producto de la tierra y símbolo del sustento del hombre. Al separar la jalá (masa) mediante la respectiva bendición se está reconociendo que todo sustento deriva de Di-s, la Fuente de Vida y ello transforma lo mundano y físico en algo profundamente espiritual.

Otro de los significados de la jalá se puede aprender del proceso de preparación de la masa. Cuando el trigo crece, cada espiga es reconocible; luego, aun en el proceso de desgranado y molienda de la harina, los gránulos son distinguibles. Solo cuando se agrega el agua se forma la masa y los granos individuales hacen una unidad homogénea. Entonces se puede separar la masa, que se entrega al Sacerdote (actualmente, ese pedazo se quema).

El simbolismo de este proceso consiste en la importancia de la unidad del Pueblo Judío: cada judío no es una unidad separada independiente de los demás judíos del mundo, sino que debe estar preparado para dar de sí mismo, para compartir con los demás. 

El agente unificador es la Torá, que según nuestros sabios es comparada con el agua, pues unifica a los judíos de todas las clases y los amasa en un todo. 

Cumplir la mitzva de jalá es privilegio de la mujer judía. Con ello demuestra a su familia lo que significa dar ánimo y ser sensible a las necesidades de los demás; a través de su observancia, se revela la Presencia de Di-s en su casa y recibe la bendición para todos los miembros de su familia. 

Cada ingrediente de la jalá tiene enorme importancia y está relacionado con nuestra vida. En la medida que se comprenda, ayudará a centrarse en la esencia y el contenido de esta bendición que se hace en honor al Shabat. 

  • El recipiente representa el hogar. Cada ingrediente añadido debe traer una bendición única. 
  • La harina representa la materia prima de Hashem – el sustento (tamizar lo bueno de lo malo)
  • El azúcar representa la dulzura  y las cosas buenas. 
  • La sal representa la crítica, por lo cual hay que ocultarla entre la harina. 
  • La levadura representa protección. Se reza para que Di-s nos proteja. 
  • El agua equivale a la Torá y la vida.
  • El aceite representa abundancia y bendición. Es nuestra esencia; al verterla, imagine la unción de  cada miembro de su familia y rece por ellos con su nombre completo. 
  • Los huevos representan la fertilidad y el ciclo de vida.

Al amasar se integran todos los elementos vitales. La mitzva de Hafrashat Jalá, que consiste en la elevación, separación y quema de un pedacito de masa de harina, es una de las tres mitzvot confiadas por Di-s a la mujer y en su acepción más amplia incluye toda la comida. 

Ser judío es una experiencia holística en la cual mantener el kashrut es una parte integral. Acta todo el cuerpo, mente, corazón y psique de la persona. Una ventaja de la dieta kasher es que refina y purifica a los integrantes del pueblo. 

Las otras dos mitzvot encomendadas por Di-s a la mujer, por la confianza que esta le merece son: el encendido de velas de Shabat para iluminar el hogar y le mundo tanto en lo físico como en lo espiritual, y la mitzvá de pureza familiar o Taharat Hamishpajá base para asegurar la continuidad del Judaísmo.

Parashá en síntesis: Shlaj

En esta Parashá se narra el episodio de los espías que fueron enviados por Moshé para que conocieran la tierra de Canaán (Israel) a la cual estaban próximos a entrar. Se designaron doce espías, uno por cada tribu, que salieron el 29 de Siván de 2449 y regresaron 40 días después, el 9 de Av (Tishá Be Av).

Diez de los doce espías rindieron un reporte negativo del país, diciendo que era una tierra de ciudades fortificadas, de personas gigantes, que sería inconquistable y que la tierra devoraría a sus habitantes, lo cual causó desánimo entre los judíos. 

Sólo Caleb ben Yefune y Yehoshua Ben Nun dieron una versión positiva, diciendo que era una tierra de la que manaba leche y miel.

El desconsuelo hizo que el pueblo llorase amargamente la noche del 9 de Av. Al ver su actitud de desconfianza y poca fe, Di-s decretó que por haberse lamentado sin razón, haría de ese día una ocasión de verdadero duelo. 

Como se sabe, la destrucción del Primer y Segundo Templo ocurrieron en esa fecha, además de muchos otros acontecimientos trágicos para el Pueblo Judío. 

El error de los espías no residió en la falta de fe en Di-s, como se suele explicar. Su temor – según enseña el Jasidut – estaba fundamentado en que el ingreso a la tierra provocaría la decadencia espiritual del pueblo, que tendría que luchar por la sobrevivencia y ocuparse de satisfacer todas las necesidades que en el desierto eran cubiertas por Di-s.

Los espías, personas de alto nivel espiritual, especialmente designados por Moshé, pensaron que la tierra devoraría a sus habitantes en el sentido de que las preocupaciones para el logro de su manutención ocuparían todas sus energías, en detrimento del estudio de la Torá y el desarrollo de la espiritualidad, que era más fácil de conseguir estando en el desierto, aislados, recibiendo maná del cielo, agua de la “fuente de Miriam” y teniendo vestimentas que no se desgastaban. 

Los milagros que sostenían a los judíos en el desierto no representaban el máximo nivel de la experiencia espiritual; solo fueron una preparación para el verdadero objetivo: toma posesión de la tierra de Israel y hacerla una Tierra Santa, pero ocupándose de las cosas comunes del mundo impregnándola con luz espiritual, produciendo el verdadero milagro que ocurre cuando lo infinito forma una unidad con lo finito. 

El objetivo de cada una de las mitzvot (preceptos) es traer la Divinidad a este mundo, en cada uno de los aspectos de la vida ordinaria. “Conocer a Di-s en todos nuestros caminos”, entender que no existe nada que quede fuera de su dominio.

La falta de comprensión por parte de los espías y de la mayoría del pueblo de que todos los actos del hombre – aun los mundanos – están relacionados con la Divinidad, hizo que esta generación no entrara a Eretz Israel, sólo sus hijos – que fueron educados adecuadamente – merecieron entrar a la tierra y habitarla cumpliendo los preceptos de la Torá. 

En esta Parashá se instruye sobre el precepto de Jalá, que nos demuestra que las mitzvot en el judaísmo están relacionadas con el mundo físico, pues nada hay más material que el pan, producto de la tierra y símbolo del sustento del hombre. Al separar la jalá (masa) mediante la respectiva bendición se está reconociendo que todo sustento deriva de Di-s, la Fuente de Vida y ello transforma lo mundano y físico en algo profundamente espiritual.

Otro de los significados de la jalá se puede aprender del proceso de preparación de la masa. Cuando el trigo crece, cada espiga es reconocible; luego, aun en el proceso de desgranado y molienda de la harina, los gránulos son distinguibles. Solo cuando se agrega el agua se forma la masa y los granos individuales hacen una unidad homogénea. Entonces se puede separar la masa, que se entrega al Sacerdote (actualmente, ese pedazo se quema).

El simbolismo de este proceso consiste en la importancia de la unidad del Pueblo Judío: cada judío no es una unidad separada independiente de los demás judíos del mundo, sino que debe estar preparado para dar de sí mismo, para compartir con los demás. 

El agente unificador es la Torá, que según nuestros sabios es comparada con el agua, pues unifica a los judíos de todas las clases y los amasa en un todo. 

Cumplir la mitzva de jalá es privilegio de la mujer judía. Con ello demuestra a su familia lo que significa dar ánimo y ser sensible a las necesidades de los demás; a través de su observancia, se revela la Presencia de Di-s en su casa y recibe la bendición para todos los miembros de su familia. 

Cada ingrediente de la jalá tiene enorme importancia y está relacionado con nuestra vida. En la medida que se comprenda, ayudará a centrarse en la esencia y el contenido de esta bendición que se hace en honor al Shabat. 

  • El recipiente representa el hogar. Cada ingrediente añadido debe traer una bendición única. 
  • La harina representa la materia prima de Hashem – el sustento (tamizar lo bueno de lo malo)
  • El azúcar representa la dulzura  y las cosas buenas. 
  • La sal representa la crítica, por lo cual hay que ocultarla entre la harina. 
  • La levadura representa protección. Se reza para que Di-s nos proteja. 
  • El agua equivale a la Torá y la vida.
  • El aceite representa abundancia y bendición. Es nuestra esencia; al verterla, imagine la unción de  cada miembro de su familia y rece por ellos con su nombre completo. 
  • Los huevos representan la fertilidad y el ciclo de vida.

Al amasar se integran todos los elementos vitales. La mitzva de Hafrashat Jalá, que consiste en la elevación, separación y quema de un pedacito de masa de harina, es una de las tres mitzvot confiadas por Di-s a la mujer y en su acepción más amplia incluye toda la comida. 

Ser judío es una experiencia holística en la cual mantener el kashrut es una parte integral. Acta todo el cuerpo, mente, corazón y psique de la persona. Una ventaja de la dieta kasher es que refina y purifica a los integrantes del pueblo. 

Las otras dos mitzvot encomendadas por Di-s a la mujer, por la confianza que esta le merece son: el encendido de velas de Shabat para iluminar el hogar y le mundo tanto en lo físico como en lo espiritual, y la mitzvá de pureza familiar o Taharat Hamishpajá base para asegurar la continuidad del Judaísmo.

Mi problema, tu problema

Esa noche estaba de muy mal humor. 

Las cosas no salían bien últimamente…

Algunos de mis familiares no se comportaban bien; mi estado de salud no era de lo mejor; dos de nuestros parientes estaban internados en el hospital y nos sentíamos preocupados por ello. Acerca de todo esto hablaba con a mi marido durante el viaje. Llegamos al lugar buscado, de muy mala gana, por los inconvenientes que nos acosaban.

Era un enorme edificio con rampas para discapacitados por todas partes. Tocamos el timbre y esperamos ser atendidos.

La mujer que nos recibió estaba sentada en su silla de ruedas. Su cuerpo era tan enorme que apenas cabía en ella. Llevaba puesto un pañuelo sobre su cabeza y evidentemente era una persona observante. 

Hacía mucho calor a pesar del ventilador que estaba funcionando. Mientras nos hablaba no nos miraba a la cara. Mientras mi esposo se dedicaba a retirar las Mezuzot de los marcos de las puertas, me senté a charlar con la mujer. Comenzó a contarme sobre su vida:

Tenía graves problemas en sus huesos y una infección espinal; un simpático rabino le había ayudado a obtener una dama de compañia las 24 horas del día, a cargo del gobierno; esta mujer dormía en el living porque el único dormitorio que había lo ocupaba la dueña de casa. Ella, en realidad, no salía mucho, casi nada, ya que en las sinagogas no hay rampas y la dama de compañía no tenía fuerzas para empujar la silla de una persona tan pesada.

En medio de la conversación mi esposo se acercó a nosotras para mostrarnos como la letra “shin” debe ir en el frente de la Mezuzá. Comenzó a decir “esta letra debe ir…” cuando la mujer lo interrumpió: “Lo siento, soy ciega, así que sólo descríbalo con sus palabras”. ¡Por eso que no nos miraba al hablar! Luego nos señaló una de las paredes, sobre la que había muchos diplomas y certificados colgados. Nos dijo: “Soy estudiante graduada en sociología y ciencias políticas; aunque el gobierno no entrega empleo a los discapacitados!”.

En ese instante pensé: “¿Qué otra cosa le puede suceder a esta mujer en la vida? 

No puede leer libros, no puede salir, no tiene familia; aunque su departamento fuera hermoso, no puede verlo, pero de todas formas es pequeño y caluroso”.

Pero lo más admirable de toda la situación fue que ella era optimista. 

Cree en Di-s y siente que Él la ayuda; siempre ve el lado positivo de las cosas. “¡Después de todo estoy viva!” Y agregó “¡Muchos de los héroes y protagonistas de la Torá fueron discapacitados! Itzjak era ciego, Moshé tartamudeaba, Iaakov quedó rengo, y miren cuántas cosas importantes lograron.

Nunca fueron menos por su discapacidad”. Al finalizar la visita me di cuenta de que no podía siquiera invitarla a pasar un Shabat con nosotros. Ni bien abandonamos el edificio, mi marido me miró y me dijo: “¿Shoin arop ale problemen?” (¿Ya pasaron todos los problemas?).

Entonces, vi mis inconvenientes desde una perspectiva correcta. Ellos estaban allí, pero además tenía mi vista, mi cuerpo funcionando, mi familia, amigos, mi cómoda casa; podía ir a la sinagoga o donde deseara; podía trabajar… no había límites para todas las Brajot (bendiciones) que tenía. El viaje de regreso esa noche, fue diferente a todos. En lugar de estar sólo conforme, le agradecí a Di-s por todo… también por mis problemas…

Por Yanki Tauber

Birkat Hagomel

  • Hay cuatro categorías de personas que necesitan agradecer a Di‐s por la bondad que ha hecho por ellos con la “Bendición de Acción de Gracias” (Birkat HaGomel1):
    a) Aquel que ha cruzado el océano (un viaje en avión al extranjero, etc.)
    b) El que ha cruzado el desierto
    c) Alguien que se recuperó de una enfermedad muy grave
    d) El que salió de prisión.
  • Se incluyen en la categoría de desierto todas las demás situaciones de peligro para la vida de las que uno se salva, como el derrumbe de un muro sobre él, ladrones, accidentes automovilísticos, etc.
    Uno dice la bendición al llegar a su destino (cruce del desierto o del océano) incluso si el viaje transcurrió sin incidentes y sin experimentar ninguna situación de peligro.
  • Si uno hace algunas escalas a lo largo de su viaje, como escalas en puertos o aterrizajes en aeropuertos, incluso si no continúa en la siguiente etapa de su viaje por uno o dos días más, no pronuncia la bendición hasta que llega a su final destino.
  • Quien regresa de su viaje ese mismo día o el siguiente, debe decir la bendición sólo al regreso.
  • Si uno experimentó más de uno de los anteriores al mismo tiempo, requiriendo que la bendición se diga unas pocas veces, solo la dice una vez por todas.
  • No decimos la bendición cuando volamos solo sobre tierra.
  • Si hubo algún percance durante el viaje del que uno se salvó, entonces todos están de acuerdo en que se debe decir la bendición, aunque en circunstancias normales no sería necesario decirla.

No existe algo así como un antisemita

La Torá relata cómo cuando los Hijos de Israel levantaban el campamento para embarcarse en sus viajes por el desierto, Moshé proclamaba: “Levántate, oh Di‐s, dispersa a Tus oponentes y haz que Tus enemigos huyan de delante de Ti…”
El emperador romano Adriano era un odiador de judíos incurable.
Una vez, mientras paseaba con gran pompa, visitando a sus súbditos, observó a un judío entre la multitud de simpatizantes; “¿Qué, un maldito judío insulta a mi Majestad saludándome en público? ¡Llévenselo y crucifíquenlo!”

Rápidamente corrió la voz de la acción despótica de Adriano, y la próxima vez que Adriano salió de gira, un judío que tuvo la mala suerte de estar en las inmediaciones se aseguró de mantenerse alejado de la multitud, no pronunciar palabras de saludo y permanecer agazapado al borde del camino. Una actitud de sumisión total.

“¿Qué, un maldito judío insulta a mi Majestad ignorándome en público? ¡Crucifíquenlo!” gritó el emperador.
Cuando los consejeros del emperador preguntaron sobre la flagrante inconsistencia de sus acciones, Adriano respondió: “No me enseñen cómo tratar con mis enemigos”.
Pero, ¿realmente los judíos eran sus enemigos? ¿Podría un simple pueblo haber suscitado tal odio sin fundamento?

Es significativo que, en el versículo citado anteriormente, Moshé no llama a Di‐s para que nos defienda de aquellos que nos son hostiles, sino para “dispersar a Tus oponentes… Tus enemigos”

La antigua lucha entre los judíos y los que odian a los judíos es un nombre inapropiado.
Recuerdo, cuando visité el campo de exterminio nazi de Dachau, lo irritante que fue ver en el crematorio el gran cartel que dedicaba el lugar “a los que murieron en la lucha contra el nazismo”.

El memorial puede ser algo apropiado para los opositores políticos del régimen que sufrieron y murieron allí, pero el tío de mi abuelo, los primos y miles de otros mártires no murieron luchando contra nada.

En lo que a ellos respecta, estaban felices de llevar una vida privada antes de que Hitler y sus secuaces los buscaran.
Calificarlo como una “lucha” entre la víctima inocente y el verdugo es tan inapropiado como describir el esfuerzo de la sociedad moderna para protegerse de los terroristas suicidas como un “ciclo de violencia”.
La lucha no es entre nuestros enemigos y nosotros.

Más bien, los antagonistas de Di‐s nos atacan como peones en su batalla contra la rectitud y la Divinidad.
El odio a los judíos está tan arraigado y generalizado que no se puede atribuir ninguna explicación lógica o racional al fenómeno, aparte de definirlo como la eterna lucha del hombre malvado contra la Divinidad.
Si no están luchando contra nosotros sino contra Di‐s, nuestra única respuesta viable es vivir y actuar como judíos sin importar la provocación.
Cuando es evidente que su odio hacia nosotros se basa en nuestra relación especial con Di‐s, se convierte en la responsabilidad de Di‐s defenderse de Sus enemigos y acudir a nuestro rescate, liberándonos para reanudar nuestra misión histórica de representar Divinidad
para el mundo.

¡Cuidado! Mucha ciencia puede volverlo creyente

Durante el embarazo, el bebé reposa en la placenta de su madre, rodeado de agua. No respira. Sus pulmones están colapsados, plegados entre las dos cámaras superiores del corazón aún abierto, así que la sangre circula y hay un tubo que conecta la aorta a la arteria pulmonar…

El testimonio de un notable investigador y la increíble respuesta del Rebe de Lubavitch

Durante los diez minutos posteriores al parto, sus pulmones se tienen que expandir, el orificio de su corazón, cerrar, y el tubo, sellarse. En verdad, deben desarrollarse 67 diversas secuencias para que el bebé comience a respirar oxígeno. Esto ocurre milagrosa y cotidianamente y sabemos que ningún ser humano pudo haber desarrollado o programado esta secuencia. Si una compañía tratara de construirlo, no funcionaría. 

En mi profesión, todas las complejas investigaciones científicas realizadas en los últimos cien años demuestran el concepto de “causa y consecuencia”, y “acción y reacción”, y en mi opinión, el de un Creador. La ciencia y la Torá no se contradicen, sino que se complementan. La ciencia nos enseña que cuando Di-s nos asegura que “Yo he Creado el mundo”, “Yo cuidaré de ustedes”, “Yo los sanaré” y “Yo proveeré”. Él tiene razón.

Teóricamente a nadie le debería faltar alimentación y en los Salmos se asegura que: “Tú abres tus manos y resarces las necesidades de los vivientes”. Di-s ha provisto. Y exactamente eso afirma la ciencia, pues en el año 1998, por primera vez en la historia de la humanidad se produjo suficiente comida para alimentar a cada persona viviente del planeta.

Cuando nace un bebé, ¿saben qué? Él tiene razón. Cuando la ciencia demuestra que un médico sana a un paciente, ¿saben qué? Él tiene razón. Di-s ha provisto. Nunca hubo un Rabino que haya dicho jamás a un científico “deja de investigar” o “basta de buscar”. Porque toda la naturaleza es fiel reflejo de la gloria de Di-s

Cuando era joven, trabajé en el programa de la NASA y buscaba vida en Marte. Gastamos cientos de millones de dólares investigando la posibilidad de vida en Marte. En aquellos días le pregunté al Rebe. “¿Es correcto? ¿Puedo realmente hacer esto, porque otras religiones advierten que no se debe investigar? Y la Torá no demuestra que haya vida en Marte”.

El Rebe me contestó en Idish: “Profesor Greene: usted puede y debe buscar vida en Marte, y si no la encuentra ahí, puede buscar en otro lado, y en otro, y en otro. Porque afirmar contundentemente que Di-s no creó vida en otro lado es limitar Su capacidad Creadora, y nadie está en condiciones de hacer eso”.

Velvl Greene (Profesor de Epidemiología y Salud Pública en la universidad Ben Gurión y dirige el Centro Lor Jacobovitz de Ética Médica Judía. Participó del programa de Exobiología de la NASA.

Extraído de la revista Aieka