¿Qué papel jugaron las mujeres en el Éxodo?

Durante el Éxodo de Egipto, vemos que las mujeres han jugado un papel esencial y han actuado con auto sacrificio incluso mas que los hombres.

Unos de los mas severos decretos de Paró, era matar a sangre fría a los varones judíos recién nacidos. Sin embargo, las mujeres judías se arriesgaron al no reportar el nacimiento de los varones, y por esto salvaron numerosos bebés.

De hecho, la propia existencia de Moshé fue en mérito de la mujer. Debido al decreto de Paró, los padres de la pequeña Miriam se separaron para evitar el peligro de tener a un bebé varón. Jóven pero inteligente, la pequeña Miriam provocó que la decisión de sus padres no fuera la correcta. Ella sostuvo de que separándose no tendrían ningún niño, incluyendo mujeres. Ella discutió este tema con éxito y sus padres se volvieron a unir, y no después de mucho tiempo tuvieron otro bebé, Moshé. Su mamá lo salvó escondiéndolo en una canasta en el río, mientras  Miriam lo cuidaba. La hija de Paró lo encontró, y decidió adoptarlo. La vida de Moshé fue otra vez más salvada años después, esta vez por su esposa, quien lo rescató de la muerte en un inusual episodio luego de que Moshé atrase la circuncisión de su hijo. Entonces Moshé se ganó la vida gracias a su hermana, madre, madre adoptiva y esposa.

Otro de los decretos de Paró era darle a las mujeres judías un trabajo que era más adecuado para hombres, y viceversa. A pesar del natural cansancio y sufrimiento, las mujeres soportaron el trabajo forzoso, la Torá las acredita por la preservación de la familia judía, teniendo hijos a pesar de las dificultades. Después de un duro día de trabajo iban a seducir a sus maridos cansados, garantizando la continuidad del pueblo judío. Y mientras que los hombres llegaron a la desesperación absoluta de todas las dificultades y la pérdida de esperanza de la salvación, las mujeres no lo hicieron. Tan fuerte era la fe de la mujer, que prepararon panderetas que planeaban tocar en la celebración del éxodo.

Se nos dice que la redención de Egipto fue en mérito de las mujeres, y no es sorpresa que lo mismo está dicho con respecto a la futura redención, que sea pronto en nuestros días. 

La Cabalá de la Keara

De acuerdo con el Ari Z”L (Rabí Itzjak Luria), la Keará representa las diez Sefirot (emanaciones Divinas).

El plato mismo, cuando se hace de la plata o de oro, representa la sefirá de Maljut (reinado). Las tres matzot, colocados a la cabeza de la Keará representan las sefirot de Jojmá (sabiduría), Biná (Entendimiento intuitivo), y Daat (sentido común).

En la esquina superior derecha de la Keará está el zeroa (pata de cordero, o cogote de pollo asado) que representa a la sefirá de Jesed (bondad). En la esquinas superior izquierda es la Beitzá (huevo duro), que representa a Gevurá (fuerza).

En el centro de la Keará está el maror (hierva amarga, rábano picante) que representa a la sefirá de Tiferet (Belleza / Armonía). Esta es una mezcla de Jesed y Gevurá, tal vez como el maror que comienza dulce y se convierte en amargo.

El jaroset, colocado debajo del zeroa, representa a Netzaj (Victoria). El Karpas (cebolla o papa hervida) representa la sefirá de Hod (Magnificencia).

¿Por qué el zeroa es asociado con Jesed y la Beitzá con Gevura?

La palabra hebrea zeroa nos recuerda el zeroa netuiá, el brazo extendido, el Jesed es la bondad Divina que nos fue mostrada, que nos trajo nuestra salvación. La Beitza es un alimento tradicional de duelo, cuya forma ovalada representa el círculo de la vida con sus altibajos. El huevo se asocia con Guevurá, un tiempo de pérdida, cuando hay un aparente ocultamiento de la bondad.

Por: Malkie Janowski

Fe ciega

Pesaj comenzaba dentro de pocos instantes.

Yo tenía 16 años y tenía que volver a casa en el Bronx. Si bien estaba en la zona, el tren en el que viajaba sufrió un desperfecto. Pregunté a un alma caritativa sobre mi dirección de destino y me dijo: “¡Hijo,tienes un largo camino aún!”

Al pasar por una Ieshivá, me topé con un grupo de estudiantes que acababa de terminar la cocción de las últimas matzot para Pesaj.

El libro místico, Zohar, explica que la matzá es el “pan de fe,” y comiéndolo se nutre el alma. Cuando me acerqué, el mismo Lubavitcher Rebe me dio una Matzá Shmurá y me preguntó si podía entregar algunas a una familia.  

Lo mejor hubiera sido que tomara un taxi desde la estación del subte, pedirle al chofer que esperara, entregar la matzá, y llegar a casa a tiempo para nuestro Seder familiar. Pero era demasiado tarde para tomar un taxi. Encontré la dirección que resultó ser un proyecto de albergue para ciegos. Golpeé la puerta y vino un hombre sin camisa, tatuajes y una barriga enorme. “Perdón, usted es el Sr. Fulano de Tal?” pregunté. “Sí” dijo.

Noté la hogaza de pan de centeno en medio de la mesa, definitivamente no se trataba de una comida de Seder tradicional. Dije: “El Rebe me envió”.

“¿El Rebe? Oh, por favor, entre” dijo. En la cocina diminuta había una mesa pequeña, algunas sillas y un plato caliente. Yo mismo no entendía lo que estaba haciendo allí, entregando la matzá a una familia que no estaba celebrando Pesaj.

Le pregunté al hombre si quería realizar un Seder.

Estuvo de acuerdo y llamó a su esposa. Ella entró, visiblemente embarazada, con dos pequeñas niñas, quizás de cinco o seis años. Ambas niñas eran ciegas.

Limpiamos la mesa. Puse una kipá en la cabeza del hombre y comenzamos el Seder. Intenté recordar las bendiciones en el orden apropiado, pero era difícil sin una Hagadá. Comimos la matzá y usamos agua y vasos de papel para evocar las cuatro copas de vino. Intenté pensar lo que el Rebe haría si estuviera en mi lugar. Empecé a decirles algunas cosas que había aprendido del Rebe. Les dije que tenemos que tener fe. En esta noche, Di-s liberó a nuestros antepasados de la esclavitud, y Él nos liberará, también. Ellos parecían absorber cada palabra.

Les dije que en Pesaj, salimos de nuestro Egipto personal a la libertad, y que Di-s no pone sobre nuestros hombros más de lo que podemos llevar. Una vez que lo sabemos y lo creemos, nos liberamos.

Cantamos las canciones con las niñas y el tiempo voló. A la 1:00 de la mañana, la mujer puso a las niñas a dormir y tenía que preguntarle al hombre cómo conoció al Rebe. Resultó ser que era un curtidor de cueros y conocía a un rabino que trabajaba en otra sección de la planta.

La esposa del curtidor había quedado nuevamente embarazada. Existía una fuerte posibilidad de que este niño, también, naciera ciego, por lo que su doctor recomendó un aborto. El hombre estaba muy deprimido y no sabía qué hacer. Le preguntó a este rabino, que sugirió que escribieran una carta al Rebe de Lubavitch. El Rebe les respondió que debían tener fe en Di-s y tener el niño.

Cuando estaba a punto de salir, el hombre dijo: “Mi esposa y yo no estábamos seguros acerca de esto. ¿Cómo se supone que tenemos que tener fe? ¿Cómo se supone que debemos tener esperanza? Pero esta noche, oyéndote hablar de la fe y cómo Di-s nos da la fuerza para superar nuestro Egipto personal, entendemos.”

Su hijo nació con la visión perfecta. Con el tiempo, perdí la huella de esta familia, pero después de años supe que las hijas se habían casado y que cada una tenía varios niños, y todos veían a la perfección…

Describir el amor del Rebe por cada iehudí es imposible. Por eso, decidí escribir esta nota.

Rabi Boruj Shlomo Cunin

Por donde menos uno espera

La vida ofrece diversas experiencias y oportunidades, pero nadie lo tiene todo. A medida que zigzagueamos a través de nuestros días , es posible que nos encontremos con problemas. Afortunadamente, siempre hay alguien que nos tiende su mano.

Debo proveerles cierta información de fondo antes de contarles lo que me sucedió recientemente. Vivimos en un pequeño edificio con pocos departamentos. Nuestros vecinos de arriba, durante los últimos cuatro años, han sido, de cierta manera, desafiantes. Todo el tiempo están tirando diferentes cosas a nuestro balcón, como ser basura, cigarrillos, comida, etc.

Dicho esto, ¿qué creen que me sucedio recientemente? A las 7:00 am, mi hijo de cinco años decidió que quería vestirse solo, así que corrió a su habitación y cerró la puerta de un golpe. Ésta, que no tenía llave, se trabó, dejando a mi hijo encerrado dentro del cuarto. Intenté abrirla, pero no pude. Llamé a mi marido, que a través del teléfono intentó decirme cómo abrirla con un destornillador, pero tampoco tuve éxito. Le aseguré a mi hijo que lo sacaría pronto, y comencé a pensar en llamar a la policía o a los bomberos para que me ayudaran.

Vi a través de nuestra ventana, que la luz del pasillo del edificio se había encendido. Corrí a la puerta para abrirla. Nuestra vecina de arriba estaba bajando las escaleras.

“Buen día. ¿podría ayudarme, por favor? ¿Puede decirle a su marido que venga? Mi hijo se quedó encerrado en su habitación, y mi marido está de viaje. No sé qué hacer”.

“El ya se fue, pero puedo llamarlo y preguntarle si puede regresar”

“Gracias”

Lo llamó, y luego de cinco minutos golpearon la puerta de mi casa. Era el vecino. Entró, y con un empujón abrió la puerta. No puedo explicarles lo agradecida que estaba y sigo estando. Luego me pregunté:

¿Por qué de entre todas las personas que podrían haberme ayudado, tuvieron que ser nuestros molestos vecinos?

Nuestros Sabios nos enseñan: “No subestimes a ninguna persona (“Lekol Adam”), y no desprecies nada, porque no hay persona que no tenga su hora, ni ninguna cosa que no tenga su lugar (propósito) Pirkei Avot 4:3.

He leído una hermosa interpretación sobre la palabra hebrea de “ninguna persona”. La palabra “Lekol adam”, también puede ser leída como “la totalidad”: “No desprecies la totalidad de la persona”. Significando que nadie es completamente malo, y no podemos subestimar a una persona basándonos en algún defecto de su carácter.

No es que sean malos. No discuten con nosotros ni tampoco nos gritan. Simplemente, parece ser que no les importa. “¿O quizás sea otra cultura?”, a veces me digo a mi misma, como un medio de consuelo. A menudo les grito: “¿Qué están haciendo?”, y generalmente se detienen, aunque sea por un momento. Sabemos que tenemos la opción de mudarnos, pero por el momento, o aunque sea por los próximos meses, sabemos que nos quedaremos aquí.

A veces debes cavar profundo para ver lo bueno. Como nuestros Sabios nos enseñaron, cada persona tiene su hora, y cada cosa tiene su lugar, es decir, su propósito. El mismo vecino que te disgusta, el niño que te irrita, tu compañero de trabajo que te pone nervioso, esa misma persona también tiene un tremendo bien dentro suyo. Podría ser justamente él que te ayude en un momento de necesidad.

A menudo me encuentro mirando hacia adentro y magnificando mis propios defectos. Veo mis errores, mis deficiencias, y de cierta manera me olvido que hay muchas más cosas buenas dentro de mi. En esos momentos, ¿puedo escuchar las enseñanzas de nuestro Sabios? ¿Puedo ver en mi interior que la propia debilidad que poseo, y lo que no me gusta, podría ser la misma fuerza que Di-s creó para que pueda alcanzar grandeza espiritual? ¿Puede ser que lo que pensaba que era tan difícil de mi misma sea lo que me salvará?

Parashá en síntesis: Vaiakel – Pekudei

Con la lectura de dos Parashot (llamadas mejubarot, unidas, si se leen juntas) finaliza el libro de Shemot (Éxodo). Ambas se refieren a la transmisión de la orden de construcción que da Moshé al pueblo. Anteriormente, en Trumá y Tetzavé se hizo referencia a la orden de Di-s dada a Moshé respecto al Santuario y sus componentes, así como las vestimentas de los Sacerdotes. 

Aun cuando los acontecimientos relacionados con el becerro de oro y relatados en Ki Tisá (censo) se interponen entre ambos juegos de Parashot, la orden de ejecución sobre la construcción del Santuario igualmente se cumple y la Providencia Divina se posa sobre el Santuario. 

Cuando el pueblo de Israel acepta la Torá diciendo “naasé venishmá”, “haremos y luego entenderemos”, adquiere el nivel de Adam antes del pecado, lo que los hace inmortales. Luego del pecado del becerro de oro, la Presencia Divino se aleja de ellos y de nuevo pasan a ser mortales. 

El pecado del becerro de oro, el primero del pueblo de Israel, evidencia que aún en los comienzos de nuestra historia como pueblo existieron grupos que distorsionaron el verdadero sentido de la Torá, sin negar ni rechazar su Judaísmo, tal como sucede a lo largo de la Historia hasta la actualidad. 

Las “reinterpretaciones”, supuestas modernizaciones, innovaciones y modificaciones, de los elementos esenciales del Judaísmo, con la excusa de hacerlo más atractivo o confortable, producen una falacia. El contenido espiritual y trascendente del Judaísmo, centrado en la Divinidad de la Torá como premisa central, tiene carácter de permanencia y eternidad, no está sujeto a modas, opiniones o nueva morales. No necesita ser actualizado, y puede ser ejercido en cualquier lugar del mundo. 

Los métodos de transmisión de generación a generación, cuando tienen el debido nivel de información, la explicación adecuada sobre los significados, contenido y acción judía, forman una sólida identidad que no requiere de simples modificaciones rituales para hacer que el Judaísmo parezca más entretenido. Vivir el Judaísmo, como se ha hecho por miles de años, tiene sentido y propósito. 

El ejercicio de esa particularidad y la historia que nos ilustra la corta vida de todos los movimientos, tendencias y sectas modernizantes, hace que entendamos que ni las excusas de progreso intelectual, ni el avance científico sirven para distraernos del propósito central de trascendencia, que por medio de acciones específicas nos lleva a cumplir nuestra misión de traer la paz al mundo, sin cometer errores similares a los cometidos por los adoradores actuales del becerro de oro.

La tribu de Levi, los tzadikim (piadosos) y los nesiim (líderes), tampoco contribuyeron con la realización del becerro de oro. 

En parashat Vaiakhel, Moshé reúne al pueblo y lo instruye sobre el Shabat como día de descanso, dedicado a Di-s. Día en que Hashem, luego de finalizar la Creación, se dedicó a armonizar con su obra y a contemplarla en su totalidad. Aún las labores del Mishkán fueron interrumpidas en Shabat, lo cual evidencia su importancia y el carácter testimonial que tiene como prueba en la creencia de Di-s.

Categorías de trabajo:

Las 39 categorías principales de trabajo prohibido en Shabat están referidas a aquellas actividades de tipo creativo, no necesariamente las que ameritan un esfuerzo físico. En el séptimo día Di-s eligió dejar de crear para ponerse en armonía con lo creado.

Al cesar de trabajar cada Shabat en la forma prescrita por la Torá, el judío da testimonio del poder creador de Di-s y a la vez revela la verdadera grandeza del hombre. Las estrellas y los planetas, se mueven todo el tiempo, día y noche, sin cesar; sin embargo el hombre, por un acto que deriva de su fe, puede poner límite a su labor, par no degenerar en un trabajo sin sentido. Al observar el Shabat, el judío tal como dicen los Sabios, se hace domé leyotzro – semejante a Di-s mismo. Es como Di-s, el que dirige el trabajo, no su esclavo. 

Las 39 categorías principales (cada una además tienen sus subdivisiones) son:

Cargar, quemar, extinguir, terminar, escribir, borrar, cocinar, lavar, coser, rasgar, anudar, cernir, moler, amasar, cardar lana, hilar, teñir, enlazar, urdir, tejer, desenredar, construir, desatar, dar forma, arar, plantar, segar, cosechar, desgranar, separar paja del grano, seleccionar, demoler, cazar, trasquilar, sacrificar, desarrollar, curtir piel, alisar, marcar.

Moshé, esta vez en su rol de recaudador, pide a cada uno de los miembros del pueblo su contribución voluntaria para la construcción del Tabernáculo. A pesar de la disposición y el entusiasmo inicial, en diversas oportunidades privó la adhesión a las posesiones materiales. Sin embargo, la insistencia de Moshé como recaudador de fondos estaba en la calidad y no en la cantidad, en el carácter voluntario y la disposición para dar, a diferencia de los métodos de presión -y a veces, de coerción- que se utilizan hoy en día para el logro de las metas estipuladas. 

Sin embargo, es necesario destacar que existía una contribución obligatoria igual para todos los judíos (medio shékel), a fin de asegurar el funcionamiento básico. Sólo las contribuciones para el embellecimiento y glorificación del Tabernáculo eran dejadas a discreción de cada quien. Esta podría ser una de las políticas a seguir de nuestra vida comunitaria: cubrir necesidades básicas con la participación por igual de todos los contribuyentes, y luego, participación voluntaria para complementar. 

En Parshat Pekudei, Moshé rinde cuenta de la recaudación obtenida en oro, plata y cobre para la construcción del Tabernáculo y los objetos sagrados. 

Dicen nuestros Sabios que no puede haber bendición en las cosas que pueden ser contadas, medidas o numeradas, sino en aquellas que no están a la vista; pero eso sólo es cierto cuando se trata de riquezas individuales que pueden dar lugar a peleas, envidias o mal de ojo. Respecto a las contribuciones que favorecen el bienestar de toda la comunidad, el cual evidencia la unión y la solidaridad de sus componentes, la bendición es aún mayor. 

Trabajar con las manos y resguardar la tranquilidad mental

En el comienzo del párrafo bíblico de “Vaiakhel” la Torá relata que Moshé reunió a los hijos de Israel y procedió a ordenarles sobre el cuidado del Shabat. Entre lo dicho aparecen las palabras: “Seis días será hecho trabajo, y en el séptimo día será para ustedes sagrado, un Shabat Shabaton…”

 De este versículo aprendieron nuestros Sabios Z”L que no sólo el descanso sabático es una Mitzvá -mandamiento- sino que también lo es el trabajo de los seis días de la semana. “Tal como fue encomendado Israel con la mitzvá activa del Shabat, así también fue ordenado sobre el trabajo” (Mejilta de Rashbi) 

La labor y el trabajo realizados de acuerdo a las instrucciones de la Torá y con el propósito de servir a Di-s con el resultado de las mismas son también una suerte de servicio al Altísimo.

COMO QUE FUERA AUTOMÁTICAMENTE

A su vez este versículo nos insinúa el tipo de actitud que debe tener el judío hacia su trabajo de la semana. Moshé estaba hablando directamente al pueblo. Lo lógico entonces era decirle: “seis días hagan (o harán) tra- bajo”. Pero Moshé no dijo esto (hagan) sino será hecho.

Cuando se le dice a alguien: “harás” esto implica que haya una acción e involucramiento por parte de la persona en la labor requerida. Pero cuando se dice “será hecha” la connotación es como que el trabajo se hará por sí solo, sin que el hombre deba invertir en ello sus fuerzas.

EL ESFUERZO DE TUS PALMAS

En realidad, esto es lo que la Torá pretende enseñarnos: es verdad, hay que trabajar durante los seis días de la semana. Esto es incluso, un mandamiento- una mitzvá. Pero no hay necesidad de introducir en el trabajo toda la cabeza, toda el alma.

Se requiere del judío que recuerde constantemente que el trabajo no es el objetivo final de la vida, sino un medio para la manutención y similar. La verdadera vida es la del espíritu -el estudio de la Torá, la plegaria, la dedicación al cumplimiento de las Mitzvot, los actos de benevolencia.

Este pensamiento se refleja también en el versículo: “cuando comas del esfuerzo de tus palmas dichoso serás y será bueno para ti”. El énfasis está en el término “el esfuerzo de tus palmas” Tan sólo las manos, es decir las fuerzas de la acción, debe invertirse en el comercio y el trabajo; pero la cabeza y el alma deben preservarse libres para estudiar Torá y servir a Hashem. Cuando el judío se comporta así, se hace meritorio del “dichoso serás y será bueno para ti”.

QUE EL SHABAT SEA UN SHABAT

Acerca de esto se puede preguntar: “¿si no invertimos en el negocio todas nuestras fuerzas y toda el alma, cómo aseguraremos su éxito y crecimiento?” A ello debe responderse que se requiere también creer en Di-s. El judío tiene fe que al fin y al cabo el sustento viene del Altísimo. La función del hombre es hacer el “recipiente” para recibir la bendición de Di-s y por ello debe trabajar y dedicarse a su actividad comercial, pero quien define si va a ganar del trabajo y cuánto, es Hashem.

Siendo así, cuando Di-s dice que el judío no debe sumergirse totalmente en los nego- cios, esto mismo indica que el camino para recibir la bendición de Di-s y afianzar el negocio, es exclusivamente cuando se cumple con la Voluntad de Di-s y no cuando se actúa contrariamente a ella. Quienquiera desee el éxito de sus actividades comerciales, debe abstenerse de invertir en ello toda su alma, puesto que esto es lo que Hashem quiere y es Él quien brinda la bendición. Cuando el judío trabaja durante los seis días de la semana, de acuerdo a las instrucciones de la Torá, también su Shabat es diferente. No tiene dificultad en dirigir sus fuerzas hacia los temas del espíritu, y no permanece pensando constantemente en sus actividades mundanas. De esta manera vivenciará una verdadera vida judía, tanto en los días de la semana y cuánto más, en el Shabat.

Likutei Sijot 1, Pág. 187

Verdadero heroísmo

La vida en Grus Rozen era dura y amarga. Éste era uno de los 50 campamentos de concentración y trabajos forzados de la zona. Decenas de miles de judíos fueron enviados allí desde distintos puntos de Europa. Allí se fabricaban armas y ropas para los alemanes. 

Como parte de la constante degradación física y moral de los judíos, se los trataba de hacer perder el sentido del tiempo. La noche no era noche y el día no era día. Se respiraba hambre, humillación y violencia. Sin embargo, los judíos lograron retener su humanidad, ayudándose

mutuamente. Incluso llevaban la cuenta del calendario judío en secreto, para poder recordar -aunque fuera simbólicamente-las festividades.

Sucedió  en  la  noche  de Purim. Los prisioneros se preparaban para dormir, mientras que los recuerdos de las pasadas alegrías de Purim flotaban en el aire. De pronto, uno de los cautivos se animó a llevar a cabo un hecho osado. Se irguió en su litera de madera dura y habló con voz emocionada:

“¡Judíos! ¡Hermanos en desgracia: hoy es Purim! Este día recordamos los milagros que el Todopoderoso realizó a nuestros antepasados  y  los  salvó  del  decreto  de Hamán el malvado”. Se detuvo por unos instantes, y siguió: “También hoy pende sobre nosotros una espada. Los enemigos de Israel desean aniquilarnos. Pero… ¡No se dejen intimidar! También el Hamán de nuestros días, el opresor nazi- que Di-s borre su nombre y recuerdo- y todas su hordas, no podrán con el pueblo judío. ¡Las campanas de la redención se oyen de lejos y con la ayuda de Hashem veremos con nuestros propios ojos caer a nuestros enemigos y la salvación de nuestro pueblo! Netzaj Israel lo ishaker- El Omnipresente de Israel no mentirá!” “¡El Pueblo de Israel está vivo!”

Su rostro estaba cubierto de sudor. Temblaba.  Sus ojos ardían como antorchas.

Otro prisionero se puso de pie y entonó una hermosa melodía con las palabras: “que libra nuestras batallas, defiende nuestros derechos, vindica el mal hecho contra nosotros, castiga por nosotros a nuestros opresores y paga su merecido a todos nuestros enemigos mortales… Di-s que salva”.

Después de ello, los valientes prisioneros se acostaron. Una pequeña llama de luz brilló en el corazón de todos. Sin embargo, la alegría duró poco. Un delator hizo saber a los alemanes de lo sucedido, pero debido a la oscuridad no pudo identificar a los prisioneros. Un oficial de alto rango vino a la barraca, enardecido, pidiendo que entregaran a los culpables.  Nadie  respondió.  El alemán estaba rojo de rabia. “¡Si no aparecen los culpables en diez minutos, todos ustedes sufrirán!”. Ninguno contestó. Después  de 10  minutos,  todos fueron llevados afuera. “¡A correr!” fue la orden. Mientras corrían en círculo, el oficial junto a otros sanguinarios oficiales comenzaron a dar latigazos a los judíos, golpeando sus caras y cuerpos. 

“¡Más rápido!” gritaba enardecido. La sangre corría por los rostros, pero nadie abría la boca. Uno de los dos prisioneros trató de identificarse para evitar el sufrimiento de sus compañeros. Pero los demás no lo dejaron: “¡No, no hables!” le dijeron.

Las gargantas estaban secas, las rodillas no soportaban más, ya no podían respirar. Parecía un castigo eterno. Pero nadie dijo nada. Nadie entregó a sus hermanos.

También los prisioneros de Grus Rozen tuvieron un milagro de Purim. En realidad, dos. El primero fue que ninguno murió en esa corrida diabólica. Y el segundo, que nadie se quebró y denunció a su compañero. “El Omnipresente de Israel no mentirá…”

(Relatado por Pinjas Menajem Plibowitz- uno de los convictos)

Poderes especiales de las piedras preciosas

Hoy, cuando está de moda hablar de las piedras preciosas, de su influencia y efectos, muchos desconocen que ello tiene su origen en las fuentes judías.

Ciertamente, la tradición cabalística habla de la maravilla y la sabiduría de doce gemas que se corresponden con cada una de las tribus y tiene un color específico, que va de acuerdo con los diferentes matices de sus atributos en las esferas espirituales.

En las distintas fuentes y traducciones, se le asignan diferentes identidades y colores a aquellas piedras del pectoral que figuran en las escrituras y que en esta ocasión se hará mención a las utilizadas con mayor frecuencia.

El pectoral es una de las vestimentas del Gran Sacerdote, estaba formado por doce cuadros ordenados en cuatro hileras de tres piedras preciosas cada una correspondiendo a cada tribu. Además del nombre de la tribu, las piedras llevaban el nombre de los Patriarcas, Abraham, Itzjak y Iaakov, así como las palabras Shivtei Ieshurun – las tribus de Di-s, distribuidos de tal modo que en cada piedra había seis letras, lo que totalizaba todo el alfabeto, necesario para la combinación de los mensajes de los “Urim Vetumim”. Las matriarcas estaban representadas en las cuatro filas. Las seis letras en cada tribu, simbolizaban la creación del mundo en seis días. El total de letras, 72, corresponde a las 72 letras que componen el nombre de Di-s y que sostuvieron la creación durante la formación del mundo.

Los “Urim Vetumim” eran pergaminos en los cuales Moshe había escrito las 72 letras del nombre oculto de Di-s y que hacían que el pectoral se alumbrara para dar respuestas a través de las distintas combinaciones de letras, a las consultas o decisiones que afectaban a todo el pueblo de Israel o a un tribunal para la obtención de una sentencia definitiva.

Las piedras estaban colocadas según el orden de nacimiento de los hijos de Iaacov.

Odem – Rubí

Es la gema de la tribu de Reuvén. Según el Midrash Talpiot tiene la cualidad de dar “claridad de visión”, que está relacionado con el versículo “porque él (Reuvén) vio al Creador con sus ojos”.

El odem o rubí puede parar desangramiento, reforzar el corazón y calmar la rabia. Tiene el poder especial (segulá) de prevenir abortos y su uso es recomendado para mujeres con dificultades para quedar embarazadas. El color del rubí (en hebreo rojo se dice adom), de acuerdo a la Cabala está relacionado con el atributo de justicia estricta, que también alude a Reuven.

Fue la primera gema mencionada en el jardín del Edén y aquella con la cual se puso a prueba a Moisés, cuando el Faraón lo iba a mandar a matar cuando los adivinos habían pronosticado que era un enviado de Di-s .

Pitda – Esmeralda

Existen dos tipos: la verde y la amarilla. Es la gema de la tribu de Shimón y alude a la palidez de este por la vergüenza de la rebelión de Zimri contra Moisés. Sus rostros también palidecieron cuando los miembros de esta tribu fueron seducidos por las mujeres moabitas. La piedra tiene propiedades “enfriadoras” para el cuerpo y para el espíritu de naturaleza pasional. El Midrash Talpiot recomienda su uso para personas que sufren de trastornos digestivos y de malaria.

Bareket – Jaspe

Es la piedra de la tribu de Leví, y se llama así porque brilla como el rayo (barak en hebreo), por lo tanto, fue elegida para esa tribu, porque ella ilumina el mundo con su estudio de la Torá.

Tiene rayas de color blanco, negro y rojo. Fue la piedra con la cual Noé iluminó el arca. Esta gema proporciona protección y seguridad, es beneficiosa para ganarle al enemigo en la guerra, protege a la persona de rayos y truenos, como así también de los malos sueños.

Nofej – Berilo

Es una piedra verdosa brillante que representa a Iehuda. Algunas traducciones la identifican como carbunka. Tiene el poder de proteger del mal y de los malos pensamientos que dañan el espíritu. Es beneficiosa para el alma. Le fue dada a Iehuda como recompensa cuando palideció al ser desafiado por Tamar y cuando su padre sospechó que diera muerte a su hermano Iosef. Pero finalmente emergió radiante cuando se le absolvió de toda sospecha, al ser bendecido por Iaacov.

Es superior a todas las gemas, así como el oro lo es por encima de todos lo metales.

Posee mayor número de características que cualquier otra y es especialmente efectiva contra la lepra y las preocupaciones, y el que las lleva consigo está destinado a salir victorioso en las guerras.

Sapir – Zafiro

El poder de esta piedra está relacionado con la protección de la salud física en especial de los ojos. Es efectiva para mantener un espíritu sano dedicado a cumplir la voluntad de Di-s y el estudio de la Torá y el cumplimiento de los preceptos. Es útil para lograr el descanso y la paz interior. El Midrash Talpiot, sostiene que cura abscesos, previene el eczema y el exceso de sudación, evita el miedo y la melancolía.

Las tablas sobre las que fueron grabados los Diez mandamientos eran de zafiro. Se relaciona con la tribu de Isajar porque era notoria por su conocimiento de la Torá. De modo similar se conoce que las almas de los grandes Sabios de la Torá, están unidos a la vida eterna por el trono de gloria, como está escrito: “como la piedra del zafiro es la forma del trono” (Ezequiel 3). El color azul oscuro de la piedra significa humildad y modestia según Rabeinu Behaia, y se considera la piedra de mayor dureza después del brillante.

Iahalom – Diamante

Es la más valiosa y conocida de todas las gemas, aparece en el Jardín del Edén. Es la de mayor dureza, puede partir todas las demás gemas y cortar el cristal. Además es resistente al fuego, a pesar de que su origen es un combustible como lo es el carbón.

Representa a la tribu de Zevulum, distinguida por su riqueza derivada del comercio marítimo, para poder mantener a los miembros de la tribu de Isajar, estudiosos de la Torá.

El diamante blanco y transparente tiene la propiedad de eliminar el miedo de la noche y curar casos de melancolía.

Hay quienes opinan que si se lleva en el brazo izquierdo, su portador tendrá coraje y derribará a los enemigos, podrá enfrentarse a los animales salvajes y a hombres malos. Esta gema protege de drogas letales, de quejas y peleas. Sus propiedades se incrementan si se las cuelgan sobre oro o plata.

Leshem – Opalo

Tiene la interesante particularidad de advertir de peligros por medio del cambio de su coloración y brillo.

Proporciona fuerza y coraje al débil, e incrementa la felicidad de la persona que la usa.

Pertenece a la Tribu de Dan, porque su color se asemeja al león, cuya fuerza decae cuando sus ojos son cubiertos, tal como sucedió con Sansón, perteneciente a esa tribu.

Shvó – Agata

Su color varía ligeramente según el clima. Cuando el tiempo está despejado se hace brillante y se oscurece con el mal tiempo. Es una piedra dura y por lo tanto es tallada con gran esfuerzo. Su poder reside en la capacidad de enfriar el cuerpo, es apropiada para lograr el sueño, el descanso y la felicidad de quien la usa. Previene las enfermedades producidas por el cambio de clima y también el corazón, si se lleva cerca de él.

Esta gema es la adjudicada al shevet de Naftalí, conocido por su sabiduría y su capacidad retórica. Naftalí fue rico, tranquilo y feliz, satisfecho con la bendición que le dio el Creador.

Ajlamá – amatista

Es la piedra de la tribu de Gad que frecuentemente estaba en la guerra. Se encuentra ubicada al final de la tercera hilera del pectoral del Gran Sacerdote. Esta piedra protege al corazón del miedo. También se relaciona con jalom, que significa sueño.

La amatista simboliza la perfección y produce equilibrio y armonía. Protege de las enfermedades, los accidentes y las malas influencias.

Tarshish – Crysolito

Existen diferentes variedades de esta gema, dependiendo del lugar de donde provienen, pueden ser más claras o verde oliva. Tiene una influencia beneficiosa sobre los órganos de las vías respiratorias, y para los desmayos. Ahuyenta los malos espíritus y previene de los malos sueños. Hace de quien la lleva una persona agradable y por lo tanto exitosa en el comercio local e internacional.

Parashá en síntesis: Tetzave

Di-s ordena la utilización del aceite de oliva para el encendido de la Menorá o Candelabro del Santuario, el mismo que se utilizará posteriormente en el Beit Hamikdash o Templo. El aceite era aportado por toda la comunidad. 


Se utilizaba el aceite de mayor pureza, las primeras gotas extraídas de los olivos. El Talmud explica que ese aceite representa la pureza del estilo de vida judía basó en la Torá; como expresión divina, representa la luz interior, la espiritualidad y testimonia la Presencia Divina en el mundo. 

Un milagro especial ocurría con una de las luces de la Menorá, “ner maaravi”: aun cuando se le ponía la misma cantidad de aceite que a todas las demás, permanecía encendida por más tiempo. Cuando el Sacerdote o Cohén limpiaba por las mañanas, encontraba encendida esa luz y con ella prendía todas las demás por la tarde.  Esto fue indicación de la presencia de la Shejiná (Providencia Divina) y duró hasta la muerte de Shimón Hatzadik (Simón el justo).

Aharón y sus cuatro hijos, Nadav, Avihú, Elazar e Itamar, fueron escogidos por Hashem para ser Cohanim (Sacerdotes). Aharón, hermano de Moshé, es el primer Cohén. En cambio Moshé, quien se suponía que sería Cohén, es designado por Di-s como Levi, por su negativa en primera instancia, de ir a Egipto y Liderar a Bnei Israel, cuando Di-s se lo había ordenado. 

Los sacerdotes tenían que usar vestiduras especiales para el servicio en el Santuario. Todas estaban hechas de lino blanco y constaban de una camisa, pantalones, cinturón y turbante. El Cohén Gadol o Sumo Sacerdote usaba además las llamadas vestimentas de oro, pectoral y efod, manto y tzitz (banda de la cabeza).

El Sumo Sacerdote se ponía ocho vestimentas en total, número que representaba un nivel de trascendencia, de conexión con lo extramundano. Cada prenda de vestir estaba relacionada con la expiación de las distintas faltas que pudieran ser cometidas por el pueblo. 

Estas vestimentas tenían un profundo significado místico y espiritual, y por tanto, debían ser elaboradas según las instrucciones divinas y por personas sabias, conocedoras de la Torá. 

El pectoral estaba formado por doce cuadros, cada uno con una piedra preciosa que representaba las distintas tribus. Las letras de los nombres de Abraham, Itzjak y Iaacov, estaban distribuidas de tal modo que en cada piedra preciosa había seis letras, lo cual totalizaba el alfabeto, que era necesario para la combinación de los mensajes de urim vetumim. Las matriarcas estabas representadas en las cuatro filas. 

Las seis letras en cada tribu simbolizaban la Creación del mundo en seis días. El total de letras, 72, corresponden a las 72 letras que componen el nombre de Di-s y que sostuvieron la Creación durante la formación del mundo. A la vez, están relacionadas con el versículo olam Jesed Yibané, “el mundo se sostiene en base a la bondad, misericordia”, jesed, que también tiene el valor número de 72. 

Los urim vetumim eran pergaminos en los cuales Moshé había escrito las 72 letras del nombre de Di-s y que hacían que el pectoral se alumbrara para dar respuesta, a través de las diferentes combinaciones de letras, a las consultas o decisiones que afectan a todo el pueblo de Israel o a un tribunal (Beit Din) para la obtención de una sentencia definitiva. 

Estas vestimentas utilizadas por Aharón (y luego por el Sumo Sacerdote del Templo) fueron las mismas que se llevó Nabucodonosor a Babilonia como botín, después de la destrucción del Primer Templo. Son las que el rey Ajashverosh se puso en el festiv que daba para consolidar su poderío y del cual surge toda la historia de Purim, que se celebra el 14 de Adar. 

¿Qué es Purim?

La alegre festividad judía de Purim se celebra cada año el día 14 del mes hebreo de Adar.

Conmemora la salvación (orquestada divinamente) del pueblo judío en el antiguo imperio persa del complot de Amán de “destruir, matar y aniquilar a todos los judíos, jóvenes y viejos, niños y mujeres, en un solo día”. Literalmente “suertes” en persa antiguo, Purim recibió ese nombre porque Amán había echado suertes para determinar cuándo llevaría a cabo su plan diabólico, como se registra en la Meguilá (libro de Ester ).

Un poco de historia…

El Imperio Persa del siglo IV a.e.c., incluye 127 países, y todos los judíos de aquel entonces son sus súbditos. 

  1. El rey Ajashverósh (Asuero) invita a toda la población a un festín de siete días, como culminación de la fiesta de 180 días en la que participaron representantes de todas las naciones de su vasto imperio.
  2. La reina Vashti es ejecutada por no cumplir sus órdenes y Ajashverósh organiza un concurso de belleza para encontrar una nueva reina. 
  3. Una mujer  judía, Ester, encuentra favor en sus ojos y se convierte en la nueva reina, aunque se niega a revelar sus orígenes.
  4. Haman, que odia a los judíos, es nombrado primer ministro del imperio. Mordejai, el líder de los judíos (y primo de Ester), desafía las órdenes del rey y se niega a inclinarse ante Hamán. 
  5. Hamán está indignado, y convence al rey de emitir un decreto ordenando el exterminio de todos los judíos el 13 de Adar, una fecha elegida por una lotería hecha por el mismo Hamán.
  6. Mordejai reúne a todos los judíos, convenciéndolos de que se arrepientan, ayunen y oren a Di-s. 
  7. Mientras tanto, Ester le pide al rey y a Hamán que se unan a ella para un festín. En una fiesta posterior, Ester le revela al rey su identidad judía. 
  8. Hamán es ahorcado, Mordejai es nombrado primer ministro en su lugar, y se emite un nuevo decreto que otorga a los judíos el derecho de defenderse contra sus enemigos.
  9. El 13 de Adar, los judíos se defienden y matan a muchos de sus enemigos. El 14 de Adar, descansan y celebran. En la ciudad capital de Shushan, se toman un día más para terminar con los ataques y descansan el 15 de Adar.

En profundidad:

Según la lógica, el decreto de Hamán debería haber causado el abandono masivo del judaísmo y la Torá, y la conversión. Sin embargo, a pesar de ser esta la única opción para salvar sus vidas, ni un solo judío lo consideró. Ellos se mantuvieron fuertes en su fe, ya  que la conexión entre el judío y su Creador no  se basa  en la lógica. Es una conexión que viene de su esencia.

¿Cuál es el significado de Purim?


Purim significa “lotes”. Como una lotería, que no es racional ni predecible, Purim expresa aquello que está más allá de la naturaleza y del entendimiento humano.

Además del milagro de la supervivencia judía a pesar de los esfuerzos de nuestros enemigos, Purim celebra la íntima participación de Di-s en cada aspecto de este mundo. Aunque no hubo milagros manifiestos registrados en la Meguilá (de hecho, Su nombre ni siquiera se menciona una vez), Di-s estaba “moviendo los hilos” activamente para cuidar de Su nación.

Además, el edicto de Hamán catalizó un renacimiento espiritual entre los judíos. En cierto sentido, esto fue incluso más significativo que el Pacto en el Sinaí —una experiencia espiritual abrumadora que obligó a los judíos a aceptar la Torá— , ya ​​que ocurrió por propia voluntad, incluso cuando estaban dispersos entre el pueblo persa e inmersos en su cultura. Fue en mérito de este despertar espiritual que Di-s orquestó su salvación.

En Purim, los niños (y también algunos adultos aventureros) se disfrazan tradicionalmente, en alusión a la intervención de Di-s en el milagro de Purim, que fue disfrazado por eventos naturales. Asegúrese de que sus hijos se disfracen de personajes buenos y alegres, como Mardoqueo y Ester.

Es una tradición dar tres monedas de “media” denominación —por ejemplo, tres monedas de medio dólar— a caridad, para conmemorar el medio siclo que cada judío contribuyó como su parte en las ofrendas comunitarias en la época del Sagrado Templo . Esta costumbre, que suele realizarse en la sinagoga, se lleva a cabo en la tarde del “ Ayuno de Ester ”, o antes de la lectura de la Meguilá.

El Shabat anterior a Purim se realiza una lectura especial en la sinagoga. Leemos la sección de la Torá llamada Zajor (“Recordar”), en la que se nos ordena recordar las acciones de (la nación de) Amalec (antepasado de Amán), que intentó destruir al pueblo judío.