Usted y yo bailaremos…

Rabi Iosef I. Biston y su esposa Beila Rajel son emisarios del Rebe en Florida, USA, hace más de dos décadas.…

Hace unos años, su hija mayor se comprometió. La boda sería en Florida y muchas personas que conocieron en su labor comunitaria, así como familia y amigos, asistirían al casamiento.

El día de la boda, estando de pie bajo la jupá (palio nupcial) de su hija, el Rabino Biston notó la presencia de un viejo amigo de Brooklyn, entre los invitados.

El Rabino Biston estaba sorprendido al verlo, ya que no había respondido que concurriría. Se conocían hacía más de treinta años, cuando ambos asistieron al Campamento Gan Israel, en Nueva York. La amistad creció cuando ambos estudiaron en la Ieshivá Central de Lubavitch en 770 Eastern Parkway. Aunque separados durante años por la distancia, guardaron contacto y se “ponían al día” cuando se veían.

Después de la jupá, el invitado vino a desearle “mazal tov” al Rabino Biston y dijo: “Después te diré por qué estoy asistiendo a la boda”.

Más tarde, el hombre procedió a contarle la asombrosa historia a su viejo amigo:

“Antes debo decirte algo que pasó hace 23 años. Tu padre y yo hablábamos seguido. Supe que estabas casado durante varios años y todavía no tenían hijos. Decidí ir al Rebe y pedirle una bendición para ustedes. Supe la hora en que el Rebe saldría de ”770” para ir a su casa, y planeé acercármele cuando caminara a su automóvil. Efectivamente, cuando el Rebe salió de 770, me aproximé y le pedí una bendición para hijos para Iosef Itzjak ben Zvetel Guitel y su esposa Beila Rajel bat Devora. Cuando el Rebe me oyó, dijo inmediatamente “Devora Lea” corrigiéndome, y entonces agregó: “ya les di una bendición”.

Pero le dije al Rebe: “Quiero una garantía”. A esto el Rebe dijo: “Usted y yo bailaremos en la boda”.

Le pregunté al Rebe: “¿El Rebe bailará? El Rebe no asiste a las bodas”.

El Rebe me miró y dijo: “No te preocupes, los dos bailaremos en la boda de sus hijos”.

Pregunté otra vez: “¿Quién es -nosotros- el Rebe y yo?” El Rebe repitió esta frase dos veces más. Y fue el final de la conversación. Después de la desaparición física del Rebe, no pude comprender sus palabras.

“Esta última noche del viernes, unos días antes de la boda de tu hija, tuve un sueño. El Rebe y tu padre vinieron a mí. El Rebe me preguntó: “¿Por qué no vas a la boda?”. Al principio no respondí y el Rebe me preguntó de nuevo: “¿Por qué no vas? Hicimos un trato: que bailaríamos en la boda”. No respondí y me desperté. No presté atención al sueño.

“La noche siguiente, el Rebe vino de nuevo a mí en un sueño, esta vez sin tu padre. Una vez más me preguntó por qué no viajaba a la boda. Respondí que no tenía el dinero para viajar. A esto el Rebe dijo: “Un jasid nunca tiene problema con el dinero”.

Le dije al Rebe: ””Pero yo no soy un jasid” El Rebe contestó: “Sí, lo eres”. Y el sueño acabó. Tampoco presté atención esta vez.

“La tercer noche, el Rebe vino y preguntó: “¿Nu, por qué no vas a la boda?”. Respondí: “es un momento financiero difícil” ”El Rebe contestó: ” Tendrás el dinero”. Y desperté.

Ese día, lunes por la mañana, fui a trabajar y me encontré a un amigo. Él me dijo: “Pareces angustiado”. Le dije que no había dormido unas noches. Mi amigo me dijo: “Quiero darte $400 para que vayas a Florida y tomes una vacación”. Respondí que no tenía el tiempo para ir. Pero mi amigo insistió: “Puedes viajar por un día”.

Esa tarde, cuando vine a casa, mi esposa sugirió que te llamara para desearles “mazal tov”. Después de todo, tu hija se casaba en dos días. Dije a mi esposa: “Quizá debo ir a la boda en lugar de llamarlos”. Llamé a mi amigo y le pregunté si su oferta estaba en pie. “Claro”, dijo. Llamé a la aerolínea, reservé un boleto y un hotel en Florida por una noche. El precio total era de $300. Volví a llamar a mi amigo y le dije que necesitaría sólo $300. Su contestación fue: “¿Cómo puedes ir a una boda y no traer un regalo? Dale los cien dólares extra al novio”.

“Y aquí yo estoy,” concluyó.

El Rabino Biston estaba conmovido por esta historia. Sabía que el Rebe guarda su palabra de verdad. Así que durante la danza, Rabi Biston se aseguró de bailar con su viejo amigo varias veces. Él sentía de verdad que estaba bailando con su padre y el Rebe.

De: Miracles in our Times

Llenando espacios

¿Cuántos estudiantes universitarios pueden caber en un smart car? ¿Cuántas cosas absolutamente esenciales puede colocar una mujer en su cartera? ¿Cuántos objetos puede meter un hombre en el bolsillo de su traje y todavía tener la chaqueta puesta correctamente?

Apretarse  en  el ascensor cuando ya está lleno; apretar la arena en un balde, una y otra vez para dejar espacio para más; una maleta tan llena que tienes que sentarte sobre ella para lograr cerrarla.

La gente parece estar obsesionada con abarrotar tantas cosas como sea posible en una cantidad mínima de espacio. Desde los organizadores del armario hasta las bolsas que comprimen el aire, queremos aprovechar al máximo el lugar, tanto tangible como intangible.

El mes de Elul, en el que nos encontramos actualmente, es precisamente eso. Elul es el tiempo de balance del año anterior. Es la época de “inventario”, “tiempo de contabilidad de fin de año”.

Además Elul es un enfoque hacia el futuro, una oportunidad para planificar con la sabiduría adquirida con la experiencia. Elul nos da la oportunidad de concentrarnos en cómo haremos las cosas de manera diferente en el próximo año.

Pero también hay un tercer aspecto para Elul. Mientras estamos recordando el pasado y considerando el futuro, seguimos viviendo en el presente. Y en este presente, las enseñanzas judías nos invitan a usar todo el mes de Elul para llenar nuestro espacio espiritual con tantas mitzvot (mandamientos) como    podamos. Nos 

anima a agregar más mitzvot a nuestro repertorio y realzar la manera en la que las realizamos.

En Elul, se nos exhorta específicamente a dar caridad adicional; Pasar más tiempo conectados con Di-s a través de la Tefilá- oración; que nuestras mezuzot y Tefilín sean revisados por un Sofer- escriba  experto (y poner mezuzot en aquellas puertas que pudieran  necesitarlas);  observar  las leyes de kashrut con más cuidado; bendecir a nuestros amigos, vecinos y parientes con un año bueno y dulce.

Utilizar el espacio espiritual que se nos da durante Elul en su máxima capacidad sólo será para nuestro beneficio para el próximo año. Que tengamos un año dulce, feliz, saludable y de redención para todos nosotros!

Adaptado del L’Chaimweekly

¿Eres un monarca?

La percepción pública de la realeza se ha denigrado en los últimos tiempos. Con las familias Reales de Europa descollando sólo en público por sus vidas personales, deshonrando sus posiciones heredadas, desde mi perspectiva como “hombre común”, considero que el mundo podría arreglárselas sin ese “paquete de ingratos”.

Uno puede preguntarse qué bien público fue otorgado por parte de la Familia Real. ¿Acaso no han habido Reyes y Reinas en la historia que sólo han representado la profusión, decadencia y gobierno déspota? Si (como es comúnmente aceptado), el poder absoluto es absolutamente corrupto, ¿No estamos mejor como una meritocracia democrática?

Leemos esta semana uno de los últimos mandamientos escritos en la Torá: “Al llegar a la Tierra…debes designar un Rey…de entre tus hermanos, un Rey debe gobernar” (Deuteronomio 17:15). ¿No parece extraño que Di-s promueva la noción humana de la realeza, ordenándonos subyugarnos a una majestad mortal?

Es incluso más extraño: Una vez asentados en la Tierra de Israel y listos para rodearse con todas las características de un Estado, los judíos le piden al profeta Samuel que los ayude a designar a “un Rey, para que seamos como las naciones de alrededor nuestro”. A lo cual Samuel reaccionó con enojo y disgusto, asumiendo que su pedido por un rey era equivalente a rechazar a Di-s (Samuel I, capítulo 8).

Liderazgo

Hay un método académico conocido como “El Gran ‘Hombre escuela’ de la Historia”, en donde las guerras, convulsiones políticas y otros movimientos en masa son descritos en términos del liderazgo prevaleciente en esa época. Batallas militares son estudiadas puramente desde la perspectiva de los generales, sin tomar en cuenta los pensamientos y acciones individuales del soldado común que equivalen al sentimiento de un peón en un tablero de ajedrez.

Este método de examinar la historia tiene su mérito. La fe de las naciones está co relacionada casi exclusivamente con la cualidad del liderazgo que ellos disfrutan, y nada puede estancar a todo un país más rápido que las decisiones tomadas por un partido egoísta o incompetente.

Lo mismo es cierto con la noción acerca que una estructura fuerte la provee un gobierno organizado y que éste crea una sensación de libertad y oportunidad para todos, permitiendo que prospere el individualismo.

Sígueme

Sin embargo, desde una perspectiva de la Torá, es imposible aceptar que la mera función de un líder es proveer ley y orden. Cuando se reconoce que la Presencia eterna de Di-s prevalece, las normas aceptadas sobre cierto comportamiento son proveídas directamente por la Torá y no es necesario reforzar la regla de la ley.

Desde esta perspectiva, el desafío del liderazgo no es asustar a la nación, sino inspirarla. Un verdadero líder está parado por sobre toda la gente, presentando y mostrando un sentido de misión y propósito. Cuando designamos a un líder o a un Rey, debe ser con la expectativa que las buenas cualidades personales que el líder posee, y la grandeza que muestra el monarca, despierte en nosotros un correspondiente sentido de entusiasmo que nos comprometa con el programa de la Divinidad al que el Rey mismo se ha comprometido.

Cuando el profeta Samuel criticó a la nación por pedir un rey, su enojo estaba dirigido a los motivos más que a la razón del deseo. Su pedido “desígnanos un rey para que seamos igual que las naciones de alrededor nuestro”, demostró que no era la inspiración de una majestad como una representación Divina lo que ellos deseaban. Sino que lo suyo era más bien un pedido prosaico; siendo que no tienen confianza en la regla de Di-s o en las expectativas de la Torá para dirigir la sociedad; optan por confiar en el nombramiento de una majestad mortal que imponga arbitrariamente sobre ellos la regla de la ley.

Muéstrame qué hacer

A pesar que vivimos en una era de egoísmo e individualidad, en donde cada uno de nosotros desea imponerse, hay mucho más para recomendar sobre acudir al consejo de un mentor. Podemos no tener más reyes y reinas que nos inspiren a seguir los caminos de Di-s y a comprometernos con su Torá, pero cada uno de nosotros debe buscar una guía o un mentor espiritual que nos ayude a dirigirnos en el camino de la vida.

Por Elisha Greenbaum

El Rebe Rashab

El 2 de Nisan, es el aniversario del fallecimiento de Rabí Shalom Dovber (el Rebe Rashab), quinto Rebe de Jabad-Lubavitch, ocurrido en 1920.

El Rebe Rashab tenía sólo 22 años cuando su padre, Rabi Shmuel, falleció. No fue sino hasta varios años después que Rabi Shalom Dovber tomó el lugar de su padre y asumió el liderazgo.

Había una vez un judío que vivía en la ciudad de Nevel que era conocido como “Reb Zalman, el Arenque”, pues se ganaba la vida vendiendo toda clase de pescado en escabeche.

Un día, Reb Zalman se enfrentó a un dilema terrible cuando su terrateniente de repente decidió vender la casa en la que vivía. Aunque buscó por todas partes, fue incapaz de encontrar un apartamento adecuado, y no podía permitirse el lujo de comprarlo, pues no tendría suficiente dinero para comprar pescado. Sin saber qué hacer, Reb Zalman fue a ver al Rebe Rashab para pedirle consejo.

“¿Qué debo hacer, Rebe?”, imploró.

“Comprar ambos, la casa y los pescados”, respondió el Rebe.

Reb Zalman se preguntó qué quiso decir el Rebe. Si tuviera el dinero para comprar todo, razonó, no habría venido hasta aquí para preguntarle qué hacer.

De repente, una idea se le ocurrió. Tal vez su propietario accedería a vender la casa por la mitad del precio en efectivo de inmediato, mientras que el resto se pagaría en cuotas. ¡Tal vez el mayorista de pescado haría el mismo trato!.

Reb Zalman dijo a ambos lo que el Rebe había dicho, y el propietario y el mayorista de pescado estuvieron de acuerdo con esta forma de pago.

Al final compró ambas: la casa y el pescado.

Durante una de las visitas del Rebe Rabí Shalom Dovber junto a su hijo, Rabí Iosef Itzjak a París, se dirigieron a uno de los hospitales de la ciudad, para cumplir con el precepto de “visitar a los enfermos”. En uno de los pasillos notaron que un judío se hallaba en un rincón, llorando. El Rebe se le acercó y le preguntó cuál era la razón de su llanto. El hombre le relató que hace varios días  que su esposa está internada y no puede dar a luz.

El Rebe pidió entrar a la habitación de la mujer. Cuando ingresó, le preguntó si estaba dispuesta a asumir el compromiso de encender las velas de Shabat. La mujer, debido a su situación, no pudo responder. Sólo movió la cabeza asintiendo.

A los pocos minutos que el Rebe abandonó la habitación, dio a luz a un hermoso y saludable niño.

 

Rabí Shalom Dovber de Lubavitch, escribe en uno de sus Maamarim: “Hallamos en los grandes Tzadikim (justos), el hecho de que no apreciaban el sabor de la comida, debido a la fuerza del Alma Divina, que no desea saborear el gusto de lo material. También hallamos en grandes Tzadikim que no veían lo que no deseaban ver, y no escuchaban lo que no deseaban oír, y todo ello se debe a la oposición del Alma Divina de ver o escuchar lo que no es acorde a ella”.

Sefer Hamaamarim, 5654, Pág. 25

 

El animal que hay dentro de nosotros

Nuestros Sabios dicen que hay que comenzar a estudiar con los niños pequeños el Libro de Vaikrá, que trata acerca de las leyes relacionadas con los sacrificios. Del mismo modo, al iniciarse en el estudio del jasidut, se acostumbra a comenzar con el discurso jasídico  “La persona que va a ofrendar” (Likutei Tora, Rabi Shniur Zalman de Liadi)

Con este discurso se abre frente a nosotros, una luz hacia el mundo interior del servicio a    Di-s. aprendemos que las ofrendas, son un servicio espiritual diario, en el que se debe ofrendar el  “animal” que hay en su corazón, el alma animal.

Rabi  Shneur  Zalman  de Liadi, se detiene en el versículo “La   persona   que   va   a ofrendar de ustedes un sacrificio a Di-s… de los animales, etc”.

Y pregunta ¿por qué en el versículo está escrito cuando la persona que va a ofrendar de ustedes  “y no” la persona de ustedes que va a ofrendar? La explicación es: que el sacrificio es de “ustedes”, tenemos que ofrendar nuestra alma a Di-s y esto se refiere al alma animal que tiene cada individuo. a esta alma, hay que  “quemarla” con el fuego del amor a Di-s, hasta tal punto que ella misma llegue a amar a Di-s.

Convertirlo en bueno Jasidut habla muy poco acerca del instinto del mal cuando se refiere a la lucha interior que se libra en el corazón de la persona, pero si, de la necesidad de doblegar al alma animal.

El alma animal representa los deseos del propio ego, la inclinación y la voluntad de traducir todo hacia una satisfacción y provecho personal. Por aquí pasa el verdadero trabajo del judío.

En uno de los discursos jasídicos, encontramos que: “el nombre del alma animal alude al mismo, que todo su interés es correr detrás del materialismo, como un animal cuyo único interés es comer, dormir y todos los demás asuntos físicos y materiales. el verdadero trabajo es transformar el alma animal y hacerle reconocer que lo verdaderamente bueno es Di-s, Su torá y Sus preceptos. esta es la explicación de nuestros Sabios para el versículo “y amarás a Di-s con todo tu corazón”, (que en hebreo figura la palabra corazón con dos letras  “bet–lebabeja” que podría traducirse como  “tus corazones”), con tus dos instintos.

El camino para lograrlo es por medio de reflexionar en la grandeza de Di-s y Su supervisión sobre todas sus creaciones, y así el alma animal   comienza a sentir que sólo por medio de apegarse a Di-s y a Su torá, alcanzará la plenitud de su deseo, su satisfacción  “personal”  – en toda su magnificencia. 

Domesticando al animal Para que esto suceda, hay que realizar un cambio sustancial en el alma animal. en su situación original, no tiene ninguna noción de los aspectos espirituales.

Comprende y siente perfectamente los deseos mundanos y se siente atraída por ellos, por ello es llamada  “alma animal”, pues en todo lo relacionado con la existencia Divina, es como un animal. Para que ella también comience a sentir   el   buen gusto de los aspectos de la Divinidad, la persona tiene que cambiar su esencia.

Para ello, debemos hablar en su idioma, como cuando queremos domesticar a un animal, debemos ”hablarle” en su idioma y provocar deseos de ejecutar lo que le ordenamos.

Así la persona tiene que explicarle los aspectos espirituales a su alma animal. Por eso debe estudiar y comprender la grandeza de Di-s con su intelecto, profundizar en las cosas una y otra vez hasta que sean comprendidas, por su intelecto físico y material. así le podrá explicar, que le es conveniente amar a Di-s y cumplir con su voluntad.

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El ángel y el borracho

Por Yanki Tauber

Iom haKipurim (el día del perdón) es también llamado así porque es un Yom k´Purim, “un día como Purim”.

Parece que difícilmente se podría encontrar dos días más disimiles en el calendario judío. Iom Kipur es el día más solemne del año. Es un día de búsqueda del alma y el arrepentimiento, el día en que nos conectamos con el núcleo intangible de la pureza dentro de nosotros, con el ser que permanece para siempre manchada por nuestras faltas y transgresiones, para sacar de él la expiación por el pasado y resolver para el futuro. Por lo tanto, es natural que Iom Kipur debe ser un día de espiritualidad sin límites, un día en que trascendemos lo físico a fin de estar en comunión con nuestra esencia espiritual. La Torá nos ordena “afligirnos” en Yom Kipur, para privar al cuerpo de los alimentos y bebidas y todos los placeres físicos. Iom Kipur es el día en que el hombre terrestre se parece al ángel celestial.

Purim, por otro lado, es el día más físico del año. 

Es un día en el que festejamos y bebemos, tanto es así que el Talmud afirma que “una persona está obligada a beber en Purim hasta que no sepa la diferencia entre el “maldito Haman” y el “bendito Mordejai “. Como nuestros Sabios explican, en Purim se celebra la salvación del pueblo Judío. Hay festividades (como Januca) que nos recuerda una época en que el alma Judía se vió amenazada, cuando nuestros enemigos se esforzaron por desarraigar nuestra fe y profanar la santidad de nuestras vidas, los cuales están marcados con las consiguientes observancias “espirituales” (por ejemplo, encender la Menorá, la recitación del Halel). 

En Purim, sin embargo, fue el cuerpo Judío que se salvó, Hamán no planeó asimilar o paganizar a los Judíos, sino destruírlos físicamente a todos, mujeres y niños sobre la faz de la tierra. Purim se celebra por lo tanto mediante la lectura de la Meguilá, dando dinero a los pobres, enviando donaciones de alimentos a los amigos, comiendo una comida suntuosa, y bebiendo.

En Iom Kipur ayunamos y oramos, en Purim festejamos. 

Sin embargo, el Zohar ve a los dos días similares, yendo tan lejos como para interpretar el nombre de Iom HaKippurim (como llama la Torá el día de Iom Kipur) con el significado de que es “un día como Purim” (Iom k’purim).


Razones y loterías

Purim significa “lotería. Lleva este nombre debido al sorteo que hizo Hamán para determinar qué día del año los Judíos iban a ser asesinados, Di-s no lo permita. 

Las Loterías también son un tema central en el día de Iom Kipur, ya que uno de los momentos mas dramáticos del Servicio de Iom Kipur en el Templo Sagrado era cuando el Kohen Gadol (Sumo Sacerdote) se paraba entre dos machos cabríos y sorteaba cuál debería ser ofrecido a Di-s y cuál debería llevar los pecados de Israel en el desierto.

Una lotería representa la idea de sobrepasar el ámbito de la motivación y razón. Éstos se hacen cuando en el análisis final no queda ninguna razón para elegir una opción sobre la otra y así el asunto queda a cargo de algo que está mas allá del control y comprensión de la persona. Ahí radica la importancia de los sorteos que realizaba el Kohen Gadol en Iom Kipur. Luego de que se haya dicho y hecho todo, estamos ante Di-s con nuestras faltas, y según el criterio racional, nos encontraríamos haciendo falta Su juicio. 

Es por esto que vamos mas allá de nuestro ámbito racional, del mérito y la culpa. Dejamos de hacer todo lo que nos identifica como seres físicos, no comemos ni bebemos etc. Sorteamos nuestro destino con Di-s, confiados en que El responderá en términos que identifican nuestro vínculo por excelencia con Di-s, más que por las escalas existenciales del pro y contra.

La lotería de Hamán fué su intento de explotar la supra existencia de lo Divino a un final opuesto. “El pueblo Judío”, dijo Hamán, “podrían ser los perseguidores de la sabiduría de Di-s en la tierra y los ejecutores de sus mandamientos, y así ameritando Su favor y protección. Pero seguro que Di-s, en esencia, está por encima de todo, mas allá de nuestra razón terrenal y sus nociones de “virtud”, “merecimiento” y conceptos tales como “bueno” o “malo”. La voluntad divina es tan arbitrario como tirar unos dados. ¿Por qué no intentarlo?, podría atrapar un capricho celestial corriendo en mi dirección”.

Como el Talmud nos relata: “cuando el sorteo de Hamán cayó en el mes de Adar, él se regocijó diciendo: La lotería ha caído para mí en el mismo mes en el que Moisés falleció”. 

Esto es lo he estado diciendo todo este tiempo. Moisés pudo haberles dado la Torá a Israel, pero también es mortal. Moisés es parte de la realidad física, una realidad que fue trascendida por el “sorteo” que yo he accedido. Mi lotería indica que he sustituido a Moisés y el mérito de Israel ante los ojos de Di-s.

En lo que falló Hamán en darse cuenta, agrega el Talmud, es que mientras que Adar fue el mes en el que falleció Moisés, también fue el mes en el que nació. En el análisis final, la intención del sorteo de Haman fue completamente opuesta a la que él entendió. 

Moises pudo haber “fallecido”, pero la relación de Di-s con Su pueblo trasciende la realidad terrenal. También en el nivel en el que “la oscuridad es como la luz” y donde el “bien” y el “mal” son igual de insignificantes ante Él, Di-s elije, por ninguna razón, sino por Su propia elección, al pueblo de Israel. Como dicen las palabras del Profeta: “¿No es Esav un hermano para Iaakov?, dice Di-s. Pero yo amo a Iaakov”. 

También cuando la realidad parece arbitraria, como tirar los dados, para el Justo Iaakov no vale más que el malvado Esav, el sorteo Divino inevitablemente cae con su Pueblo elegido.

Es por esto que la festividad de Purim deriva su nombre del sorteo que hizo Hamán. Ya que no es simplemente un detalle en la historia, sino el único evento que nos expresa lo que representa.

Iom Kippur es de hecho “un día como Purim”: ambos son puntos en el tiempo físico que trascienden las leyes mismas de la existencia física. Puntos en los que nos elevan por encima de la estructura racional de la realidad y afirman nuestro vínculo supra-racional con Di-s.

Pero también hay una diferencia significativa entre estos dos días. En Iom Kipur, nuestra trascendencia se expresa por nuestra negación de todas las trampas de la vida física. Pero el hecho de que éstos “interfieren” con el carácter supra-existencial de éste día, indica que no somos totalmente libres de ellos. Es por esto que Iom Kipur es sólo “un día como Purim” (k’purim), ya que alcanza sólo una apariencia de la esencia de Purim.

La marca final de la trascendencia no es cuando lo que va a ser trascendido se suprime, sino cuando éste mismo Sirve el final trascendente. 

El milagro de Purim fue la afirmación de Di-s de Su elección al pueblo de Israel, sin embargo fue un milagro investido en la naturaleza. No hubo mares que se dividieron, o aceite que duró ocho días. Todo pasó de una forma natural: La belleza de Ester ante Ajashverosh, y éste la hizo su reina, Mordejai escuchó el plan para matar a Ajashverosh, etc. De hecho, el nombre de Di-s no se menciona ni una vez en el Libro de Ester. 

Es por esta misma razón que Purim es el mayor de los milagros, un milagro en el que no es simplemente el orden natural eludido o sustituido, pero en el que la naturaleza se convierte en el instrumento de lo milagroso.

Lo mismo ocurre en el nivel individual: la trascendencia última de la materialidad no se logra al privar al cuerpo y suprimiendo lo físico, sino a través de la transformación de lo físico en un instrumento de la voluntad Divina. Es por esto que “Purim” es el día en que nosotros somos “muy” físicos, y al mismo tiempo exhibimos una abnegación a Di-s que trasciende todos los parámetros de lo físico-racional, trascendiendo incluso los axiomas: “maldito Haman” y “bendito Mordejai”.

Iom Kipur es el día en el que el Judío se eleva por encima de las limitaciones del mundo físico y la racionalidad. Purim es el día en el que el Judío vive una vida física, como intermediario para una supra-física y supra-racional compromiso con Di-s.

Basado en lo que dijo el Rebe en Purim del año 5718 (1958-9) y otras ocasiones.

Cuatro razones para estar contento

Porque es una buena manera de hacer las cosas

Para citar el clásico jasídico Tania, de Rabi Schneur Zalman de Liadi (1745-1812): “Al igual que en el caso de dos personas  luchando, cada una tratando

de derribar al otro, si uno de ellos se mueve con pereza y letargo, será fácilmente derrotado y derribado, aunque sea más fuerte que su compañero. Así también, en la lucha contra la inclinación del mal, uno puede prevalecer sobre ella… sólo con la ligereza que viene de la alegría, y de un corazón que es libre y limpio de cualquier rastro de preocupación y tristeza” Se aplica a la lucha libre, batallas morales y todo lo demás.

Porque es algo bueno

¿Por qué el gozo debe ser sólo una herramienta, un medio para un fin? Es una buena cosa en su propio derecho, una mejor manera de ser. Y no es tan difícil de lograr. Sólo debemos centrarnos en todas las cosas buenas que tenemos y cuánto más reales y duraderas son que las cosas no tan buenas.

Porque es un tiempo feliz.

Ser feliz a veces requiere de esfuerzo, como en la razón anterior. Pero hay momentos en que la felicidad está en el aire, y todo lo que se necesita hacer es abrirse a ella y permitir que entre en nuestro alma. Ahora estamos en ese momento. Nuestros Sabios nos dicen que “cuando el mes de Adar comienza, la alegría aumenta”. Como Haman descubrió desgraciadamente (para él), es un momento en que suceden cosas  buenas  al  pueblo judío. No tenemos que hacer nada para experimentarlo, sólo incorporarla.

Porque es lo que somos

Esta no es realmente una “razón”, así que supongo que significa que hay realmente tres razones, no cuatro.

Los maestros jasídicos nos dicen que nuestra alma es “literalmente una parte de Di-s”. Por lo tanto, la alegría, en última instancia, no es una técnica para dominar, ni un objetivo a alcanzar, ni siquiera un estado al que rendirse. Es lo que somos, en virtud de nuestro vínculo con Aquel que “la fuerza y la alegría están en Su lugar” (I Crónicas 16:27).

¿Por qué escondernos de lo que somos?

¿Por que no puedo ser vengativo como D-os?


El deseo de venganza es natural y comprensible. Tenemos una expectativa innata de que se haga justicia, y cuando vemos que el mal queda impune, queremos intervenir. Pero no podemos. “No te vengues”, advierte la Torá. La venganza está mal.

Por supuesto, no debemos ser víctimas indefensas de aquellos que tienen intenciones maliciosas sobre nosotros. Debemos protegernos de ser heridos y hacer todo lo posible para evitar actos de maldad. Pero incluso si nos han lastimado, no debemos lastimar a quien lo hizo.

Por otro lado, la misma Torá que nos advierte que no nos venguemos describe a Di‐s mismo como “un Di‐s vengativo”. ¿Cómo puede ser esto? Si se nos dice que no seamos vengativos, ¿por qué se le permite a Di‐s? Si la venganza es inmoral, ¿cómo puede Di‐s ser vengativo?

Pero ese es exactamente el punto. El mismo hecho de que Di‐s sea vengativo nos permite a los humanos no serlo. Ningún sistema de justicia humano es infalible, por lo que la justicia suprema está en Sus manos. Él corregirá los errores y castigará a los malvados. En este mundo o en el próximo, en esta vida o en otra, de formas que quizás nunca sepamos, se hará justicia.

Es gracioso, a menudo escuchas a la gente menospreciar al “vengativo Di‐s de la Biblia”. De alguna manera piensan que un Di‐s vengativo se servirá de la justicia para producir seguidores vengativos. Esto no es verdad. Es precisamente la venganza de Di‐s lo que permite a los humanos dejar ir el deseo de venganza. Sabemos que hay un verdadero Juez y que hará justicia. Así que los humanos podemos dejarle la venganza a Él y seguir viviendo.

No gastes tu energía en sentimientos de amargura y hostilidad. Cuanto más odio te arrojen, más deberías rodearte de amor. Si hay personas malvadas, asegúrate de asociarte con personas buenas. No te preocupes por vengarte. Concéntrate en seguir adelante.

El legado del Rebe Anterior

Rabí Iosef Itzjak Schneersohn, de santa memoria, el sexto Rebe de la dinastía Jabad, nunca se satisfacía con logros «mínimos» de sus seguidores.

En lo que respecta a la Torá y a las Mitzvot, siempre insistía en que tenían que esforzarse para lograr niveles superiores a los ya alcanzados. Al gran estudioso se le exigía estudiar más, y al más devoto jasid se le exigía aumentar su nivel de observancia. Aunque el nivel de entrega al judaísmo de los judíos de Rusia no tenía comparación con ningún otro, la palabra «suficiente» no formaba parte de su vocabulario. Y a pesar del hecho de que en la Rusia Soviética, ese tipo de exigencia podía ser logrado tan solo con grandes sacrificios y aún con el riesgo de la propia vida, ninguna merma en el esfuerzo era tolerada.

Al mismo tiempo el Rebe se preocupaba por aquellos judíos rusos que se encontraban totalmente asimilados, no sabían Torá y no practicaban Mitzvot. El Rebe exigía a sus jasidim, trabajar con esa gente, aunque fuera tan sólo enseñándoles algunas letras del alfabeto hebreo, para así recordarles su herencia y la calidez del judaísmo.


El Rebe exigió a sus jasidim cumplir con ambas cosas simultáneamente y con la misma urgencia: sumergirse profundamente en la Torá, y enseñar Alef – Bet a otros; aumentar su propio nivel de observancia y asistir a otros en el cumplimiento de al menos un precepto.

En un momento de «prioridades», ese doble deseo parecería contradictorio. Si aún el estudio profundo del erudito parecía insuficiente y debía ser aumentado ¿Qué significado tendría el estudio del Alef – Bet por un lego? Por otro lado, si el Rebe estaba satisfecho con una simple Mitzvá por parte del judío asimilado, ¿por qué habría de exigirle más al judío jasid? 

 

Pero la paradoja es sólo superficial, verdaderamente no hay contradicción. En el contexto de «Mesirut Nefesh» – el auto sacrificio exigido por la Torá – ambas exigencias son idénticas: el judío asimilado tiene una deficiencia en conceptos elementales, el judío erudito, tiene un defecto en devoción extra. Ambos tienen un defecto en su propia perfección y en ambos casos la deficiencia debe ser corregida con Mesirut Nefesh.

 

Eso explica el amplio espectro del programa iniciado por Lubavitch:
Establecer Ieshivot para altos niveles de estudio de Torá (para aquellos que ya son observantes), e intensificar el judaísmo entre niños y adultos que no recibieron siquiera la educación judía más elemental, y hacer ambas cosas al mismo tiempo, porque el uno sin el otro no son suficientes.


Es evidente que debemos tener Ieshivot donde los niños puedan estudiar Torá en una atmósfera cálida y donde puedan estar imbuidos de una vida de Torá y plegaria. Pero es evidente que, en la misma ciudad, y al mismo tiempo, hay niños judíos que se están hundiendo en el mar de la ignorancia y la asimilación. Para esos niños la Ieshivá es mientras tanto irrelevante, y debemos intensificar nuestros esfuerzos por ellos de acuerdo a su nivel.


Cuando un niño se está ahogando, no tenemos tiempo para hacer un análisis filosófico y calcular las prioridades. ¡Hay que salvarlo! Si la Torá no puede ser enseñada en hebreo, deberá ser enseñada en el idioma que el niño comprenda. Si el niño no está preparado para aprender conceptos profundos, la Torá deberá ser explicada con simples relatos.


¡Pero la Torá debe ser enseñada a todos! Y la Torá debe ser auténtica y no diluída, resumida o modificada. 

Las exigencias de Rabí Iosef Itzjak son pertinentes tanto para nosotros aquí, como lo fueron en Rusia ochenta años atrás. Debemos estar «insatisfechos» con nuestros propios logros en el estudio de la torá y su observancia (para seguir avanzando) – y al mismo tiempo reconocer la importancia de enseñar aunque sea una letra de Torá a aquellos que saben poco o nada.

 

El número 13, ¿es un número de mala suerte?

El trece tiene gran significado en el Judaísmo. A veces popularmente se producen distorsiones que nada tienen que ver con la realidad.

En hebreo el número que expresa la unidad es el uno, que se dice ejad y las letras que lo conforman: alef (1), jet (8) y dalet (4), suman trece. La alef remite a Uno que es el Creador – Alufo shel Ólam – la jet a los siete cielos y la tierra, y la dalet a los cuatro puntos cardinales; de tal modo se alude a la totalidad de lo existente, configurado en el Uno que está compuesto por trece, y que tiene su expresión cuando se dice: “Shemá Israel, A-do-nai E-lo-heinu, A-do-nai Ejad”.

Varias veces se menciona ese número tanto en el Talmud, el Midrash y otras fuentes, y por supuesto no hay nada que lo relacione con la mala suerte; por lo tanto evitarlo en cualquier forma es un absurdo. 

El judaísmo no admite la noción de números de mala suerte; existen números significativos, pero la suerte no se mezcla con ellos.

Los atributos de misericordia de Di-s, que son las manifestaciones Divinas expresadas en el contexto humano, son trece; los métodos básicos para explicar la Torá también son trece.

Los trece principios de Fe: 

Estos 13 credos fundamentales basados en las formulaciones de Maimónides, están divididos en tres categorías: la natural creencia en Di-s, la autenticidad de la Torá, la responsabilidad del hombre y la última recompensa.

Los trece convenios: La importancia de la circuncisión se destaca porque en la introducción de la mitzvá (Bereshit 17), se le refiere trece veces como brit, un convenio (Nedarim  31b).

Trece nudos y cordones de los Tzitzit: El equivalente numérico de la palabra Tzitzit en hebreo es de 600.

La suma de los 5 nudos y 8 cordones de los Tzitzit es 13. Entonces al mirar los Tzitzit, se recuerda la necesidad de cumplir los 613 preceptos (rashi 15:3).

Trece expresiones de rezo:

El Zohar (Teruma 132a) se refiere a trece expresiones de rezo a Di-s por su grandeza y dominio.

Los trece hijos de Jacob: Además de sus doce hijos, Jacob tuvo una hija llamada Dina.

Los Trece nombres de Di-s: El nombre de Di-s es mencionado trece veces en la descripción de la primera ofrenda (Devarim  26:1-10), que se corresponde con los trece atributos de misericordia.

Las bendiciones matinales:

Cada mañana se recitan trece bendiciones, las cuales también incluyen las trece cualidades que están ligadas a la estructura espiritual del ser humano.

Ahora… ¿sigue usted pensando que el trece es un número de mala suerte?