¿Cómo te llaman?

Normalmente, cuando nos encontramos con una persona desconocida hasta ese momento, le preguntamos: “¿Cómo te llamás?” cuando en realidad, deberíamos preguntarle: ¿Cómo te llaman?.

La persona no se llama a sí misma, y en la mayoría de los casos, no elige tampoco su nombre. Surge así la inquietud: cómo la elección de algo tan personal, que nos acompañará toda la vida y en toda circunstancia, está en manos de otros y no del interesado directo. Más aún cuando esto se aplica al nombre hebreo que el varón recibe en su brit milá (circuncisión) y la mujer en la Torá.

La explicación la hallamos en los escritos del santo AriZal, el renombrado cabalista: “Cuando una persona nace y su padre y su madre le dan nombre… el Santo, bendito sea, pone en sus bocas el nombre que pertenece a ese alma” (Introducción ha Sefer haguilgulim 23)

En palabras más sencillas, en ese momento específico de la decisión del nombre que se le colocará a un hijo/a, los padres reciben inspiración divina (algo así como una pizca de profecía) para colocar el nombre que en realidad pertenece al alma del niño.

¡Guau! ¡Qué momento! Y por sobre todo, qué enorme responsabilidad. Nuestros Sabios nos enseñan que debemos procurar un nombre que haya pertenecido a un Tzadik, persona justa, o que esté relacionado con buenas acciones, ya que ejercerá una enorme influencia en la persona.

Lo conectado con la pureza y la santidad atrae vitalidad y sensibilidad divina. Y aquello relacionado con lo banal e intrascendente no tiene la capacidad para aportar energías positivas.

Hace unas semanas recibí el llamado de una joven ex alumna. Me contó que estaba transitando los últimos días de su embarazo y sabía que tendría un varón. Le preocupaba el hecho de que el nombre que habían pensado para su hijo tenía su origen en el Imperio Romano. “Me hace ruido que el Imperio Romano ejerció violencia contra el pueblo judío y destruyó el Gran Templo.

Nos gusta como suena, pero…” Me pidió mi opinión. Le expliqué lo que nuestra tradición enseña acerca del tema, que el conducto a través del cual llega toda la energía y vitalidad divina al alma es el nombre hebreo. Hasta punto tal, que está traído en los libros, que si una persona se desvanece, debe susurrársele al oído su nombre hebreo y despertará.

Uno de los méritos de los judíos en Egipto fue que a pesar de la asimilación reinante, no habían cambiado sus nombres originales. 

Fue una charla intensa y abierta. Hablamos del gran compromiso con la continuidad y de la importancia de otorgarles a los niños las herramientas necesarias para crecer sanos espiritualmente también. Ella, una mamá tan sensible y con gran conciencia judía, me dijo: “Agradezco tus palabras. Ya sabemos lo que debemos hacer”. Después de pocos días recibimos el llamado de su esposo. El bebé había nacido unas horas después de nuestra charla. Estábamos invitados al Brit Milá. Y Uriel (Di-s es mi luz), el nombre que recibió, es el que lleva también en su documento nacional y el que iluminará su hermosa y larga vida.

Colocar un nombre no es una actitud egoísta, basada en lo que más nos gusta o da placer. Es pensar en algo totalmente excelso, que supera todo lo natural. Es cierto que elegimos, pero debemos concentrarnos para recibir esa profecía y ser nuevamente socios de Di-s en esta importante tarea.

* Miriam Kapeluschnik

Habitaciones que requieren Mezuzá

Un error común es que solo la entrada principal del hogar requiere de Mezuzá. Es mejor tener aunque sea una Mezuzá en la puerta delantera que no tener ninguna.

Pero, para observar correctamente esta mitzvá, cada habitación de la casa o la oficina, debe tener Mezuzá.
Todos los cuartos que tienen más 12 m2 aprox. requieren de una Mezuzá —si tienen un marco.


La bendición no se recita, sin embargo, si el cuarto no tiene por lo menos 2 metros en cada dirección.
Un marco que requiere Mezuzá es aquel que tiene dos jambas y un dintel que conecta las jambas por arriba. Si no existen estas condiciones, se debe consultar a un rabino para determinar si esta entrada requiere una Mezuzá.
No se pone Mezuzá en cuartos de baño o cuartos de ducha.


Las puertas del garaje, cuartos de la caldera, áticos, galpones externos, o guardarropas requieren Mezuzá, siempre que cumplan con las medidas requeridas.
En la entrada de un guardarropa, el marco debe tener al menos 80 cm.

Un ático también requiere una Mezuzá a menos que se entre a través de una abertura horizontal en el piso y no por una abertura vertical en la pared.

Un balcón requiere Mezuzá. Hay distintas opiniones si la Mezuzá debe ser colocada en el lado derecho de la puerta que conduce a la casa, o en el lado derecho de la puerta que conduce al balcón.

Se debe consultar a un rabino competente.
Las Mezuzot se deben poner en negocios y depósitos sin recitar bendición.


Si se trabaja para un no judío, se está exento de poner Mezuzá en el lugar de trabajo.

¿Por que las personas en el primer milenio vivían tanto tiempo?

Estimado Rabino:

¿Puede explicar por qué la vida de las primeras generaciones fue muy larga? Según el Génesis, Adám murió a la edad de 930, Noé tenía casi 500 cuando comenzó a construir el arca. Y Matusalén vivió un récord mundial de 969 años. ¿Y qué pasó?¿Por qué no se vive tanto tiempo ahora?

RESPUESTA:

La longevidad de nuestros patriarcas plantea varias cuestiones.

¿Qué se siente al llegar a los 900? ¿Cuándo tienen su crisis de mediana edad?

¿Los centenarios hacían travesuras de adolescentes? ¿Los padres decían a sus hijos: “¡Deja de actuar como uno de cuarenta!”?

En cualquier caso, las primeras generaciones de la humanidad vivieron una vida extremadamente larga, y después del diluvio de Noé se observa una reducción dramática en el promedio de vida – la gente empieza a vivir tanto como lo hacemos hoy. Sabemos que cada alma que viene a este mundo llega con una serie de misiones que cumplir. A la persona que aloja el alma se le da una vida útil que es el tiempo suficiente para completar estas misiones.

La principal diferencia entre las generaciones anteriores y posteriores es que en las primeras generaciones de la humanidad había grandes almas, que todo lo abarcan.

La gente en las generaciones posteriores tenía sólo fragmentos de esas almas originales. Esas almas se rompieron y se comparten entre varias personas. Las generaciones anteriores tenían un alma grande y una vida larga, ya que había mucho trabajo que hacer. En generaciones posteriores, estas almas grandes fueron repartidas entre miles y millones de personas, en forma de pequeñas almas con menos trabajo que hacer, y por lo tanto, menor tiempo de vida para hacerlo.

Pero si, por cualquier razón, el alma no completara todo el trabajo que necesita en una sola vida, se le da más posibilidades. Un alma reencarnada es una chispa de un alma que regresa a la tierra en un cuerpo nuevo para completar los asuntos pendientes de su vida anterior. Ninguno de nosotros sabe cuánto tiempo tiene, pero sí sabe que no tenemos siglos. No tenemos el lujo de empezar a construir nuestra arca a los 500. Mejor empezar ahora.

Por Aron Moss

Estimado Rabino:

¿Puede explicar por qué la vida de las primeras generaciones fue muy larga? Según el Génesis, Adám murió a la edad de 930, Noé tenía casi 500 cuando comenzó a construir el arca. Y Matusalén vivió un récord mundial de 969 años. ¿Y qué pasó?¿Por qué no se vive tanto tiempo ahora?

RESPUESTA:

La longevidad de nuestros patriarcas plantea varias cuestiones.

¿Qué se siente al llegar a los 900? ¿Cuándo tienen su crisis de mediana edad?

¿Los centenarios hacían travesuras de adolescentes? ¿Los padres decían a sus hijos: “¡Deja de actuar como uno de cuarenta!”?

En cualquier caso, las primeras generaciones de la humanidad vivieron una vida extremadamente larga, y después del diluvio de Noé se observa una reducción dramática en el promedio de vida – la gente empieza a vivir tanto como lo hacemos hoy. Sabemos que cada alma que viene a este mundo llega con una serie de misiones que cumplir. A la persona que aloja el alma se le da una vida útil que es el tiempo suficiente para completar estas misiones.

La principal diferencia entre las generaciones anteriores y posteriores es que en las primeras generaciones de la humanidad había grandes almas, que todo lo abarcan.

La gente en las generaciones posteriores tenía sólo fragmentos de esas almas originales. Esas almas se rompieron y se comparten entre varias personas. Las generaciones anteriores tenían un alma grande y una vida larga, ya que había mucho trabajo que hacer. En generaciones posteriores, estas almas grandes fueron repartidas entre miles y millones de personas, en forma de pequeñas almas con menos trabajo que hacer, y por lo tanto, menor tiempo de vida para hacerlo.

Pero si, por cualquier razón, el alma no completara todo el trabajo que necesita en una sola vida, se le da más posibilidades. Un alma reencarnada es una chispa de un alma que regresa a la tierra en un cuerpo nuevo para completar los asuntos pendientes de su vida anterior. Ninguno de nosotros sabe cuánto tiempo tiene, pero sí sabe que no tenemos siglos. No tenemos el lujo de empezar a construir nuestra arca a los 500. Mejor empezar ahora.

Por Aron Moss

Volvamos a ver nuevamente la luz

Hace unos años atrás, un médico del sur de Francia se contactó conmigo. Su nieta había contraído una enfermedad que desconcertaba a los médicos allí…

Me llamó luego de haber leído diferentes artículos míos acerca de los desórdenes en el sistema nervioso autónomo. Los síntomas de su nieta parecían coincidir con aquellos que yo describía, y él deseaba saber si yo podía ayudar.

Por supuesto que acepté, y durante meses colaboré con los pediatras franceses a través del teléfono o el fax, prescribiendo una serie de terapias. A lo largo de esas semanas, la niña tuvo una significativa y milagrosa recuperación. Los abuelos manifestaron su agradecimiento sincero y me pidieron que cuando visitara Francia se los hiciera saber.

En el verano de 1996, fui invitada a disertar en un importante congreso científico internacional, que se llevaba a cabo en Niza, Francia. Avisé al médico que había ayudado años atrás. Al llegar al hotel, recibí un mensaje para que lo contactara. Lo llamé, y quedamos en encontrarnos a cenar juntos una noche.

El día de la cita, nos encontramos y viajamos en su auto hacia su casa, que se hallaba en la hermosa campiña del sur de Francia. Fue sorprendente saber que su casa era más antigua que los Estados Unidos de Norteamérica. Durante el viaje, me contó que su mujer tenía cáncer de mama y no estaba pasando por un buen momento, pero que de todas formas insistía en conocerme.

Cuando nos encontramos, pude ver que a pesar de la severa enfermedad, seguía siendo una bellísima mujer con un noble porte.

Fue una de las veladas más hermosas de mi vida. Después de la cena, nos sentamos en el salón del siglo XVII, tomamos licor y charlamos. Nuestra conversación seguramente pareció extraña a la joven pareja que nos atendió durante la comida, pues pasaba del inglés al francés y también al español.

Luego de un rato, la mujer me dijo: “Mi esposo me contó que usted es judía, ¿no?” ”Si” dije, “soy judía”. Me pidieron que les contara acerca del Judaísmo, especialmente de las festividades. Hice lo mejor que pude para explicarles lo que me solicitaron, y me sorprendió lo poco que conocían de nuestras tradiciones. Ella parecía muy interesada en Janucá. Cuando terminé de contestar preguntas, sorpresivamente, ella me miró a los ojos y dijo: “Tengo algo que deseo darte”

Desapareció por un instante, para retornar después con un paquete envuelto en tela. Se sentó, siguió mirándome fijo, y comenzó a hablar despacio.

“Cuando era una pequeña niña de 8 años, durante la Segunda Guerra Mundial, las autoridades vinieron a nuestro pueblo para llevarse a todos los judíos. Mi mejor amiga, Jeanette, era judía. Una mañana fui a buscarla para jugar, y vi que su familia era forzada a subir a un camión mientras los apuntaban con fusiles. Corrí a contarle a mi madre lo que sucedía y le pregunté a dónde llevaban a Jeanette. ‘No te preocupes’ -me dijo- ‘Jeanette regresará pronto’. Volví a la casa de mi amiga, pero sólo encontré a otros habitantes del pueblo, que se llevaban todas las cosas de valor, dejando de lado los objetos judíos, que tiraban a la calle. Cuando me acerqué, vi un objeto de su casa tirado en la basura. Lo levanté y reconocí en él, algo que mi amiga y su familia encendían en la época coincidente con Navidad. En mi mente de niña, pensé: ‘Llevaré esto a casa y lo guardaré hasta que retorne Jeanette’

Pero ni ella ni su familia volvieron.

Hizo una pausa, tomó un poco de licor y prosiguió: “Desde ese momento lo he guardado. Lo escondí de mis padres y no le conté a nadie acerca de su existencia. De hecho, durante estos cincuenta años, el único que conocía mi secreto ha sido mi esposo. Cuando supe lo que en verdad le había sucedido a los judíos, y cómo muchas de las personas que conocía habían colaborado con los nazis, no podía siquiera mirar este paquete. De todas formas, lo guardé, esperando algo, aunque no estaba segura qué. Ahora lo sé. Estaba esperándote a ti, una mujer judía que ayudó a curar a mi nieta, y es a ti que te lo confío”.

Sus temblorosas manos colocaron el paquete en mi regazo. Lo desenvolví lentamente. Dentro de él había una Menorá (candelabro de Janucá), pero distinta a todas las que había visto hasta ahora. Estaba hecha de sólido bronce, tenía ocho vasitos que contenían el aceite y las mechas y un noveno vasito centrado por encima de los demás. Tenía un aro arriba, y la mujer mencionó que recordaba que la familia de Jeanette la colgaba en el hall de la casa.

Me parecía antiguo; luego varias personas me aseguraron que probablemente tenía más de 100 años. Cuando la sostuve y pensé en lo que representaba, comencé a llorar. Todo lo que fui capaz de decir fue: “Merci” Cuando me iba, sus últimas palabras fueron: “Que veamos nuevamente la luz”.

Me enteré que la mujer falleció apenas un mes después de nuestro encuentro.

Este Januca, la Menorá verá nuevamente la luz. Y cuando mi familia y yo la encendamos, pronunciaremos una plegaria especial en honor a aquellos cuya memoria ella representa.

11 consejos para aumentar tus ganancias

Te invitamos a leer estos once consejos que ayudarán a que tu economía se estabilice y hasta de mayores frutos. 

1. Es conveniente destinar un determinado porcentaje de la ganancia neta para tzedaká (caridad).

2. Asistí a clases de Tora.

3. Tomá decisiones sólo luego de analizar los detalles con tres amigos y seguir su consejo.

4. Dedicá esfuerzo y tiempo extra al estudio de la Torá, o sea, “Amal Tora”, esforzarse en el estudio de la Torá con gran diligencia.

5. Fortalece tu bitajón (confianza) en Di-s como Proveedor de todas tus necesidades.

6. Incrementá la cantidad de tzedaká que normalmente das. Distribuí el dinero en lugar de darlo todo de una vez. Por ejemplo, si planeas dar $1000, en vez de darlo entero de una vez, da $100 en diez diferentes oportunidades.

7. Independientemente de tu situación económica, debe darse un par de monedas a diario antes de la plegaria de la mañana.

8. Estudiá de la filosofía jasídica, denominada “árbol de la vida”, pues mejora también la propia vida física.

9. Da tzedaká (caridad) a las instituciones de mi santo suegro. [Lo mismo se aplicaría a las instituciones del Rebe, por ejemplo, Batei Jabad, sinagogas Beit Menajem, etc.].

10. Poné un “dólar o una moneda del Rebe” en el fundamento del hogar o del negocio que estás construyendo. Si la propiedad ya existe, entonces ponelo dentro de la casa o negocio. Si se trata de una oportunidad comercial o laboral, hace que sea parte de la transacción.

11. Las mujeres deberían dar alguna suma para tzedaká al fondo “Rabí Meír Baal HaNés” antes de encender las velas de Shabat y festivas.

Basado en Sefer Heijal Menajem, Vol. 2, págs. 87-90, y diversos Igrot Kodesh

Extraído de “Consejos del Rebe” de editorial Kehot.

¡Los animales son espirituales!

El fundador de una Organización de Rescate de Animales, a partir de ahora Mendy, interactúa por e-mail con el Rabino Newman sobre la espiritualidad de los animales, y aquí el intercambio.

¿Crees que los animales son espirituales?

E-mail de Mendy: : 

Gracias por compartir tu sabiduría.

Tengo una perspectiva diferente en tu sentencia acerca que:

Los animales no estudian las estrellas y los ángeles están confinados a los reinos espirituales, pero el Hombre es el puente de Di-s entre los Cielos y la Tierra.

Nuestros cuerpos están formados de polvo, nuestras almas son la esencia de Di-s. Sólo nosotros podemos ver el mundo físico y ver una vida espiritual y bella. Nosotros, que estamos más allá del cielo y la tierra, forma y materia, espíritu y cuerpo, sólo nosotros podemos fusionar las dos cosas.

Este concepto ha cegado a la humanidad y se instituido en los especímenes desde Descartes.

Como fundador y presidente de una organización de Rescate a los Animales durante 30 años, puedo decir con seguridad que los animales que traemos y le damos albergue en este mundo, luego de generaciones de estar en laboratorios de observación abominables, pasan los días mirando el cielo, con asombro.

Hay mucha gente que está confinada al reino del mundo material. La mayoría de los animales que hemos rescatado tienen la conexión más profunda al mundo espiritual de la forma más auténtica que se pueda imaginar. Nos hemos sentido más cercanos a Di-s en su presencia que con los investigadores inhumanos que los han torturado.

La Tierra es redonda y somos uno con todas las Criaturas de Di-s.

Es algo antiguo dejarse llevar por las creencias sobre las especies céntricas que “sólo nosotros podemos ver el mundo físico y ver una vida espiritual y bella”. Tengo que decir, con todo respeto, que esto no es cierto.

RESPUESTA del Rab Newman:

Me alegra que podamos compartir perspectivas con tolerancia y entendimiento. Una cosa que creo que ciertamente estaremos de acuerdo es: Si este Planeta Tierra fuera un jardín, y viéramos a estos humanos corriendo alrededor causando los estragos que hacen, ¡Correríamos a una jardinería para buscar una manera de eliminar la plaga!

Afortunadamente, el Creador es más paciente. Debe de haber alguna cualidad de redención que Él ve en nosotros.

Espero que usted tenga paciencia y me deje mostrarle una enseñanza de uno de los Cabalistas Italianos del Siglo XVI, Iehudá Moscato:

Perek Shira, un texto de Midrash antiguo, describe la canción que cada criatura canta a su Creador. Termina con una historia de una rana que se jacta frente al Rey David que su canción es más bella que cualquiera que él pudo haber compuesto.

¿Cuáles son estas canciones? ¿Quién las compuso? Los Cabalistas explican que cada animal recibe su vida a través de un canal de ser espiritual. La canción proviene de este ser espiritual que está puesto sobre cada una de las especies. En su melodía, están contenidos todos los movimientos y actividades, silbidos, gritos, ladridos y rugidos de cada animal que está conectado con ese ser.

Cada ser creado está vivo, incluso las rocas, la arena, el agua y el aire. Cada uno tiene su canción, y juntos componen una magnífica sinfonía.

El ser humano, escribe Moscato, es la criatura que ejecuta todas las partes como una, así como un solista en un concierto canta la melodía principal. Y mientras él está ejecutando la obra, la orquesta lo acompaña con todos sus instrumentos. Cuando uno toca fuera de tono, el universo toca en acrimonia. Cuando uno toca en armonía, el mundo ejecuta de manera dulce y bella.

Sí, nosotros somos de la tierra, otras de las criaturas de Di-s que pertenecen a esta biósfera. Aún así, somos el elemento radical, aquél que tiene el poder de traer devastación más que cualquier otra criatura. Así como tenemos el poder de destruir, tenemos también el de reconstruir, de curar, y de sublimar a todo el mundo. Esa es nuestra cualidad de redención, un tipo de espiritualidad que descansa sólo en nosotros: la capacidad de ver la curación en donde yace la enfermedad, y de tomar acción para reconocer esta curación. Está siendo tocada hoy por gente como tú. Gracias.

Rabino Tzvi Freeman.

Un presente del Rebe

La tormenta de hielo del siglo golpeó a Montreal en el año 1998. La energía eléctrica  de nuestro hogar se cortó el miércoles y el jueves la casa estaba muy fría. 

Decidimos alquilar un par de habitaciones en un hotel del centro de la ciudad para pasar allí el shabat, pues creímos que la energía allí no se cortaría. Afortunadamente hallamos dos cuartos en el hotel que estaba al lado de nuestro Beit Jabad. 

Lamentablemente la energía eléctrica cesó también en el hotel y todo el vecindario. El generador del hotel mantenía la calefacción y la olla del Cholent (comida sabática) encendidas. Fue un Shabat especial a la luz de las velas. El sábado a la noche, ubiqué a mi familia en un pequeño sector para cenar. Mi señora preparó unos sandwiches y yo me dirigí al bar para pedir agua caliente para las sopas instantáneas. Una joven ofreció ayudarme y le expliqué que debido a una dieta especial no podía mezclarlo con los cubiertos del hotel. Ella me respondió que ya lo sabía y que también compraba estas sopas en un negocio casher. Al notar mi sorpresa me dijo: “Soy medio judía” y enseguida agregó: “En realidad no lo soy” “¿Tu padre era judío?” le pregunté. “Si, mi padre era judío y madre católica”. Y enseguida me preguntó: “¿Usted conoció al Rabino que vivía en Nueva York y que falleció hace unos años?”

“¿Te refieres al Rebe?” Pregunté muy sorprendido.

“Sí. Yo lo visité y tengo el dólar que me dio” La joven me contó que además poseía una hermosa pintura del Rebe. De sus palabras comprendí que sentía una gran admiración por él.

“Estoy buscando a las personas correctas para regalarles la pintura, que la merezcan y puedan apreciarla. Deseo regalársela a ustedes”. Intercambiamos nuestros teléfonos y partimos del hotel. Durante todo el domingo y el lunes estuve ocupado con las conexiones de electricidad de mi casa y del Beit Jabad. El martes la electricidad se conectaba por una hora y por otras cuatro desaparecía. A la tarde llamé a la muchacha. Conversamos unos instantes sobre la tormenta y los problemas causados por la falta de energía. Luego de un instante dijo: “Espero que hayas llamado por la pintura”.

Admití que así era y prometió venir a nuestro hogar al anochecer. A las 19:30 hs arribó con la pintura bajo el brazo. Era un hermoso y enorme cuadro, réplica de la famosa foto del Rebe saludando en un desfile de Lag Baomer. Nos sentamos con ella y nos relató su historia: “Mi padre era judío. Él falleció cuando yo tenía 5 años. Mi madre enfermó gravemente y fui colocada en un hogar sustituto pues ella no podía hacerse cargo de mí. Recé constantemente para su recuperación, imaginándome la cara de alguien santo que me ayudaría. Mi madre se salvó, pero el rostro imaginario permaneció en mi mente. En mi adolescencia desarrollé un talento especial en el dibujo. Dibujé pues el rostro que guardaba en mi memoria. Mi madre guardó el bosquejo. Cuando tenía 15 años, mientras buscaba un programa de televisión me vi atrapada por la emisión de un programa en cadena de Janucá. Imaginen mi shock cuando reconocí el rostro que guardaba en mi memoria. ¡Era el Rebe! Llamé a mi madre frenéticamente. Ella corrió a mi lado y al ver el rostro del Rebe en la pantalla, se desmayó. Lo reconoció de mi dibujo.

Llamé al número que aparecía debajo de las imágenes y pude conseguir más información acerca de este Rabino. Resolví viajar a Nueva York y visitarlo en persona. Mi madre creyó que aún era muy joven y no me permitiría realizar el viaje hasta los 18 años. Finalmente me encontré en la fila para ver al Rebe, con una gran ansiedad. Cuando me hallé frente al Rebe no podía levantar siquiera mis ojos. El Rebe me habló en francés (mi idioma) y me dijo: “Cualquiera sea el camino que elijas, Di-s estará contigo”. El Rebe aguardó a que levantara mis ojos y me entregó un dólar para caridad. Antes de mi regreso a Montreal, compré una fotografía del Rebe y le pedí a mi madre que encargara una pintura. A pesar de que nuestra situación económica no era muy buena, mi madre accedió a mi pedido. Asignamos el trabajo a un artista y luego la pintura fue colgada en el salón principal de nuestra casa. Descubrí que en ocasiones mi madre observaba e incluso le hablaba a la pintura. El año pasado, luego de una cena familiar, mi madre se puso muy seria, miró la pintura del Rebe y me dijo: “Ya es tiempo de que te vayas; y también es tiempo de que yo me vaya.” No entendí lo que quiso decirme, pero luego de unos meses mi madre falleció. Antes de morir me hizo prometerle que entregaría el cuadro a quienes pertenece realmente.

Siempre pensaba en sus palabras y el día anterior a nuestro encuentro me lamentaba porque los meses pasaban y no encontraba a las personas correctas. Pedí que la persona indicada viniera a mí. Y entonces usted se acercó a mi puesto de trabajo.” La muchacha concluyó su relato, la electricidad retornó y nunca más cesó la luz.

Una escalera al cielo

Leemos la historia del sueño de Iaakov y la famosa escalera con los pies en la tierra y la cabeza en el cielo.
Pregunto: ¿Los ángeles necesitan escalera? Todo el mundo sabe que los ángeles tienen alas, no pies.
Entonces, si tienen alas, ¿por qué necesitarían una escalera?
Hay un hermoso mensaje aquí.

Para ascender al cielo no se necesitan alas. Prescindamos de lo dramático.
Olvidemos los pasos agigantados y extravagantes. Hay una escalera, una ruta espiritual claramente trazada para nosotros; una
ruta que debe recorrerse paso a paso, un peldaño a la vez.

El camino al Cielo es gradual, metódico y eminentemente manejable.
Muchas personas se desaniman de comenzar un viaje espiritual porque creen que es necesario un gran acto de fe.
No se ven alcanzando un grado de compromiso religioso que les parece de otro mundo.

Y, sin embargo, con el enfoque gradual, uno descubre que el viaje se puede emprender y que el destino al que se aspira en reali‐
dad no es el espacio exterior.
Cuando era niño en Brooklyn, todas las mañanas pasaba por un edificio muy grande de camino a la escuela.

Era la Caja de Ahorros del Kingcounty.
Todos estos años después, todavía recuerdo el proverbio chino que estaba grabado en los grandes portales de la entrada del banco. “Un viaje de mil millas comienza con un solo paso.”

Eso no es sólo sabiduría china; Nosotros los judíos estamos de acuerdo.
Y no se limita a iniciar un plan de ahorro. Es una idea simple pero poderosa que no tiene por qué ser “todo o nada”.
¿Cuál crees que es la fantasía de un rabino? ¿Un tipo que entra a su oficina y dice:
“¿Rabino, quiero volverme ‘completamente observante, dígame qué debo hacer”?
¡No! ¿Por qué no? Porque un compromiso como ese suele estar presente hoy y desaparecer mañana.
Como dice el dicho popular: “Lo fácil viene, lo fácil se va”.

El método correcto y más exitoso para lograr nuestros objetivos judíos es el enfoque lento y constante. Gradual, pero consistente.
Tan pronto como uno se siente cómodo con una mitzvá, es hora de comenzar con la siguiente, y así sucesivamente.
Luego, a través del crecimiento constante, poco a poco nos volvemos más conocedores, comprometidos, realizados y felices
en nuestra fe.

Cuando mi padre estaba en la Ieshivá, su maestro una vez hizo la siguiente pregunta: “Si dos personas están en una escalera, una
arriba y otra abajo, ¿quién está más arriba?”

La clase pensó que era una pregunta bastante tonta, hasta que el sabio maestro les explicó que en realidad no eran capaces de
juzgar quién estaba más arriba o más abajo hasta que primero determinaran en qué dirección se dirigía cada uno.
Si el de arriba estaba bajando, pero el de abajo subía, entonces conceptualmente, el de abajo en realidad estaba más alto.
Entonces, realmente no importa cuál sea el punto de partida o dónde se encuentren en la escalera de la vida religiosa.
Mientras se muevan en la dirección correcta, mientras suban, lograrán, por favor
Di‐s, escalar las alturas celestiales.

¿Quién está más alto?

¿Cuál es la mejor forma de llegar hasta el cielo? ¿Caminar por una avenida llena de autos en sentido contrario a ellos? ¿Realizar cierto tipo de increíble acto de fe? ¿Salvar miles de vidas? Bueno, hay una respuesta bastante buena en la Parshá de esta semana.

Leemos la historia del sueño de Iaakov con la famosa escalera con sus pies en la tierra y su cabeza en los cielos. “Y en ella los ángeles de Di-s subían y bajaban”.

Déjenme hacer una pregunta, como se dice en Idish, “ a klotz kashe” (una simple pregunta). ¿Los ángeles precisan una escalera? Todos sabemos que los ángeles tienen alas, no pies. Así que, si uno tendría alas, ¿Precisaría una escalera?

Aquí hay un mensaje muy bello.

En la escalada hacia el cielo uno no necesariamente precisa alas. Olvídense de los saltos de fantasía y límites. Hay una escalera, una ruta espiritual claramente asignada para nosotros; una ruta que precisa ser atravesada paso a paso, un escalón a la vez. El camino hacia el cielo es gradual, metódico y eminentemente manejable.

Mucha gente se desanima de empezar este recorrido espiritual porque piensan que se precisa un gran salto de fe. No pueden verse a sí mismos alcanzar un nivel de compromiso religioso que ven como algo fuera de este mundo. Y aún así, con el abordaje gradual paso a paso, uno encuentra que el se puede embarcar en el recorrido y que el destino aspirado no es de hecho, algo extraterrestre.

Cuando era pequeño, en Brooklyn, solía pasar por un edificio muy alto de camino a la escuela cada mañana. Era el Banco de Ahorros King´s County. Todos estos años después, todavía recuerdo el proverbio Chino que estaba inscripto en los grandes portales de la entrada del banco. “Una travesía de mil millas comienza con un sólo paso”. Esto no es sólo una sabiduría China, nosotros los judíos estamos de acuerdo. Y no está limitada a empezar con un plan de ahorro. Es una simple pero muy poderosa idea que no precisa ser “todo o nada”.

¿Cuál piensa que es la fantasía de un rabino? Un muchacho que viene a mi oficina y me dice, “Rabí, quiero ser observante. Ahora dígame, ¿Qué tengo que hacer?”. ¿Es esto lo que sueño despierto todo el tiempo? Y si pasa, ¿piensas que voy a tirarle el libro e insistirle que haga cada Mitzvá desde ese momento? ¡Nunca! ¿Por qué no? Porque una demanda como esa generalmente está hoy y mañana se fue. Como expresa el dicho popular: “Fácil viene, fácil se va”. Me temo que no he tenido esas increíbles experiencias con los tipos de “judíos instantáneos”. El método más exitosos y correcto de lograr nuestros objetivos judíos es el acercamiento lento y seguro. Gradual, pero consistente. Tan pronto uno se siente cómodo con una Mitzvá, es momento de empezar con otra, y así sucesivamente. Luego, a través de un crecimiento constante, lento pero seguro nos convertimos en más conocedores, comprometidos, plenos y contentos con nuestra fe.

Cuando mi padre estaba en la Ieshivá, su maestro le preguntó una vez la siguiente pregunta: “Si dos personas están en una escalera, uno arriba y otra abajo, ¿Quién está más alto?”. La clase pensó que era una pregunta bastante tonta, hasta que el sabio maestro explicó que ellos no están capacitados para juzgar quién está más alto o bajo hasta que primero no se pongan de acuerdo en qué dirección se dirigía cada uno.

Si la persona que estaba arriba iba hacia abajo, pero el muchacho que estaba abajo iba hacia arriba, entonces conceptualmente, el de abajo estaba más elevado.

Así que, no importa cuál es su punto de partida o en dónde están en la escalera de la vida espiritual. Mientras se muevan en dirección correcta, y vayan hacia arriba, si Di-s quiere van a tener éxito en escalar las alturas Divinas.

Les deseo un buen y exitoso viaje.

Por Yossy Goldman.

No se olviden de invitarme

Si alguna vez visitan Jerusalem y pasan por Batei Orenstein, querrán saber sobre las buenas acciones realizadas por Berel Orenstein- que construyó las casas que están aún de pie en ese lugar:

Reb Berel y su esposa ya habían cenado. Reb Berel se había sentado a estudiar Torá y su esposa se entretenía con un bordado, cuando golpearon a la puerta. Reb Berel la abrió, pero el visitante lo empujó tan enérgicamente que Reb Berel cayó hacia atrás. Varios jóvenes matones entraron rápidamente a la casa y pidieron que la aterrada pareja quedara en el suelo. Aunque no ofrecieron resistencia, ambos fueron golpeados hasta quedar inconscientes y atados con fuertes sogas.

Cuando esta violencia ocurría dentro, en el exterior de la casa, un grupo de estudiantes de la Ieshiva llegó a esta residencia. “Está completamente oscuro. ¿Piensan que debemos golpear?”, preguntó uno de los estudiantes. “Reb Moshe nos dijo específicamente que nos aseguráramos de llevar a Reb Berel a la boda. ¡Él nos está esperando allí!”, otro contestó. “Tenemos que despertarlos”, un tercero opinó. Y caminaron hacia la puerta y golpearon. El repetido golpeteo no trajo ninguna contestación. “Quizá debemos forzar la puerta; puede ser que algo les ha pasado y no pueden abrir”. Pero violentarla no fue necesario, pues la puerta estaba abierta.

Cuando los jóvenes entraron, vieron una forma oscura en el suelo que resultó ser Reb Berel. Lo desataron a él y a su esposa- quienes ahora habían recobrado la conciencia, y les explicaron que los había enviado Reb Moshe para traerlos al casamiento de su hija. “Gracias a Di-s que vinieron en este momento. Los ladrones habrían saqueado la casa entera y quién sabe lo que podrían haber hecho a mi familia. ¡Éste es de verdad un milagro que fue resultado de mi mitzvá de “Hajnasat Calá” (ayudar a una novia a casarse)!” “¡Por favor, cuéntenos lo que pasó!”, insistieron los estudiantes.

Reb Berel, que estaba recuperando su calma explicó: “Un día estaba paseando calle abajo, y me encontré con Reb Moshe. Él parecía angustiado, por lo que le pregunté: ¿Cómo está todo?’.. “Él me contestó que tenía que casar muy pronto a su hija, y no tenía el dinero necesario. Yo le pregunté cuánto necesitaba, y él contestó: ‘Doscientas monedas de oro’- que era una suma importante. Gracias a Di-s, yo llevaba conmigo más que eso, así que saqué mi billetera y le di el dinero más algo extra. Entonces agregué: ‘¡Sólo no se olvide de invitarme a la boda!’.

“Luego supe que las invitaciones del casamiento habían sido entregadas, y me sentí sorprendido de que se hubiera olvidado de invitarme. Ahora entiendo claramente que detrás de todo está la Providencia Divina. ¡Si ustedes no hubieran venido en este momento podría haber perdido mucho de mi fortuna y, quién sabe, podríamos haber perdido incluso nuestras vidas!” “¿Se siente bien como para venir a la boda?” -le preguntaron los jóvenes a Reb Berel- “¡Pues Reb Moshe seguramente está esperando por usted!”. “No me la perdería por nada del mundo”, exclamó  Reb Berel exclamó. “Gracias al dinero que le di a Reb Moshe, se salvó mi vida y las vidas de mi familia y mi fortuna”.

La mayoría de los convidados ya se había ido, pero Reb Moshe estaba esperando allí al “invitado de honor”- el bienhechor a quien se había olvidado de invitar. Reb Moshe estaba a punto de disculparse, cuando Reb Berel lo abrazó y empezó a relatarle la historia de su rescate.

Entonces Reb Berel dijo que tenía un anuncio para hacer. “Durante muchos años he pensado en mudarme a la Tierra de Israel. Esta noche he decidido que quiero llegar allí en cuanto cierre mi negocio aquí. Allí, construiré casas para los pobres y para los estudiosos de la Torá en Jerusalem. De esta manera, espero reintegrar a Di-s por todo lo bueno que Él ha hecho por mí, y ruego a través de este hecho, traer un poco más cerca la llegada de Mashiaj”.

Este anuncio fue aplaudido por los invitados con un fuerte “¡Amén, Amén!” . Y entonces, el pequeño barrio de Batei Orenstein se levantó en la ciudad santa de Jerusalem para ser una bendición para los necesitados que hallaban alojamiento allí, gracias a la generosidad de Reb Berel.