Para pensar, compartir con amigos y llevar a la práctica.
EL REY Y LAS JOYAS
Tzví Freeman
Escribí esta carta a un joven judío que viajaría a la India, en busca de espiritualidad. Había una vez un rey cuyo palacio fue destruido por hordas bestiales.
Por la madera y la piedra, el rey no derramó lágrimas. Pero por la pérdida de las joyas de la corona, que habían pasado a través de las generaciones, no hallaba consuelo.
El rey reunió a sus consejeros y ninguno le brindó alivio. Las joyas estaban diseminadas por todos lados. Las más preciosas fueron llevadas a los puntos
más remotos del globo.
El rey tenía una hija muy querida. Ella con su inteligencia vio lo que debía hacerse.
El rey y su hija entrenaron muchas palomas para que supieran retornar al palacio, reconocer las joyas de la corona y traerlas de nuevo.
Cada día, liberaban a las palomas y algunas descubrían las joyas que estaban dispersas y las traían de vuelta a casa.
El rey estaba feliz. La hija del rey las envió más lejos, y nuevamente regresaron, trayendo consigo algunas de las joyas que su padre había perdido.
Pero las más valiosas, que se hallaban en los rincones más lejanos, todavía no se habían recuperado. Las palomas no se aventuraban lo suficientemente lejos
como para encontrarlas‐ estaban ansiosas por retornar. La hija del rey sabía qué era lo que debían hacer, pero no podía decírselo a su padre, pues era algo muy duro, peligroso, horrible.
Pero él miró en los ojos de su hija y supo. El rey destruyó su palacio otra vez, lo demolió hasta la base, removiendo cada centímetro.
Cuando las palomas trataron de retornar, no encontraron nada, sólo una pastura vacía con piedras dispersas y maderas ardiendo.
Estaban hambrientas y extrañaban mucho su hogar. Hasta que las palomas más osadas viajaron muy lejos, y encontraron otros palacios, y en ellos hallaron
las más preciosas joyas ocultas del rey, las tomaron, las lustraron y las guardaron bajo sus alas.
Y a la noche lloraron, pues sabían que ese no era su hogar.
Ahora llegó el momento de que retornen. Shabat Jazón precede a Tishá BeAv para que la visión de un futuro glorioso pueda combatir y neutralizar las fuerzas destructivas concentradas en este fatídico día.
Un verdadero visionario tiene la capacidad de ver un buen futuro incluso en un presente problemático.
Esta idea está encarnada en la afirmación de los Sabios de que el Mashiaj nace en Tishá BeAv.
Es concebido en la supra‐conciencia colectiva del pueblo judío y su nacimiento es la manifestación de la profunda creencia en la redención definitiva del mundo.
Esta visión universal, impresa en el mismo día de la destrucción, forma el núcleo esencial del alma del Mashiaj.
(www.Inner.org)
LA PARSHÁ EN PROFUNDIDAD, de las Palabras del Rebe de Lubavitch
Devarim, que comenzamos a leer este Shabat, comienza: “Estas son las palabras que habló Moshé”, es decir, recoge los discursos de despedida de Moshé al pueblo judío, que hizo por iniciativa propia.
Por otro lado, uno de los principios fundamentales de la fe judía es que cada palabra de la Torá, incluido el Devarim, es “la palabra de Di‐s”, otorgada a nosotros por revelación Divina.
Una de las resoluciones que se ofrecen apunta a la absoluta identificación de Moshé con Di‐s.
Por esta razón, en estos discursos utiliza ocasionalmente el pronombre “Yo” cuando habla de Di‐s.
Por ejemplo, en la segunda porción del Shemá, dice: “Yo concederé tus lluvias en su tiempo”. El “Yo” se refiere a Di‐s, pero fue pronunciado por Moshé.
Como dicen nuestros Sabios: “La Presencia Divina habla desde la garganta de Moshé”.
Nuestros Sabios comentan: “Cada nueva visión de la Torá desarrollada por un erudito experimentado fue entregada a Moshé en el Monte Sinaí”.
Aunque la persona trabajó para sacar a la luz estas nuevas ideas, son de Di‐s.
Cada persona tiene la capacidad de trascender el reino humano y revelar la verdad Divina.
La clave para descubrir tales visiones es identificar el propio “yo” con Di‐s. Cuando la persona se preocupa por su propio interés –lo que quiero y lo que creo que es correcto– es lo que pensará y dirá.
Cuando es capaz de ir más allá de sus preocupaciones individuales y capaz de apreciar –y compartir la sabiduría de Di‐s.
Devarim se lee antes del ayuno de Tishá BeAv, y recordamos la destrucción de ambos Templos Sagrados.
Es un día en el que nos concentramos en construir a partir de esas ruinas, viendo que el exilio no es en sí mismo un fin, sino una fase en el progreso de la humanidad hacia su objetivo final: la Redención Futura.
Nuestros Sabios describen el exilio con la analogía de sembrar semillas.
Antes de que una semilla pueda crecer y convertirse en planta con flores, su cáscara exterior debe descomponerse.
De manera similar, para que el núcleo Divino del pueblo judío florezca, todas las dimensiones externas de su personalidad deben ser despojadas.
En la analogía, el descenso que caracteriza al exilio desgasta nuestra conexión con Di‐s. Sin gentileza ni misericordia, el exilio desgarra las cáscaras ásperas de nuestras personalidades.
Capa tras capa de lo que creemos que somos, y lo que nos han entrenado para ser, lo que nos gustaría ser, se va pelando.
¿Qué queda? La esencia del alma, el punto dentro de nuestro ser que es una parte real de Di‐s. Y cuando se aprovecha esa esencia, comienza el verdadero crecimiento.
Cuando este modelo se difunde, el pueblo judío florece y difunde la conciencia de la Divinidad en todo el mundo, precipitando el amanecer de la era de la Redención.
De Keeping In Touch, del rabino E. Touger,
de Sichos en inglés
UN MOMENTO
RABI ITZJAK LURIAEL
ARI HAKADOSH
Rabí Moshé Cordovero fue uno de los
grandes Cabalistas.
Fundó una academia de Cabalá en
Tzfat. Cuando el Arí llegó allí, se unió al grupo, ocultando su grandeza.
Rabí Moshé, que sabía la verdad, dijo
antes de fallecer en 1570: “Pronto dejaré este mundo. Alguien tomará mi lugar.
Mi reemplazante tiene una chispa del
alma de Rabí Shimón Bar Iojai (autor del Zohar).
“¿Cuál es su nombre?” preguntaron
los discípulos.
“Les daré una señal: El que vea la
nube que precederá a mi ataúd en mi funeral, será mi sucesor” respondió.
Unas semanas después, Rabí Moshé
Cordovero devolvió su alma a Di‐s.
El Arí z”l, que acababa de arribar después de un largo viaje, participó del funeral.
Cuando llegaron al cementerio decidieron sepultarlo al lado de otros Sabios.
En ese momento, el Arí gritó: “¡No lo
entierren allí. La nube que precede al
ataúd sigue otro camino. Ella nos indicará dónde debe ser sepultado”.
Al escuchar estas palabras, todos se
petrificaron.
Ahora conocían la identidad de su nuevo líder…
JUDAÍSMO PRÁCTICO
““LEYES DEL 9 DE AV”
El próximo lunes 12/8 a las 18:22 hs.,
comienza el ayuno del 9 de Av que
se extiende hasta las 18:49 hs. del
día martes 13/8.
Nos está prohibido comer y beber, bañarnos,
escuchar música, utilizar calzados
de cuero y mantener relaciones maritales.
Acostumbramos a sentarnos en sillas
bajas hasta el mediodía y sólo se pueden
estudiar temas tristes que acaecieron al
pueblo judío.
Los Tefilín se colocan en el rezo de la
tarde.
Lo más importante de lo dicho es, que
realmente sintamos la pérdida del Templo
de Jerusalém y deseemos y esperemos la
pronta redención del pueblo judío con
Mashíaj, quien construirá el Tercer Templo.
9 de Av en la historia de nuestro pueblo
· El pueblo se sublevó contra Moshé y
Aarón, cuando los espías volvieron de la
Tierra de Canaán con su informe altamente negativo.
· Di‐s decretó que la generación del desierto, habría de morir en el desierto durante cuarenta años. (Números 14:33‐34).
· Fue destruido el Primer Beit HaMikdash
‐ Gran Templo de Jerusalém ‐ en el año 3338 (422 antes de la e.c.).
· Fue destruido el Segundo Beit Ha
Mikdash, en el año 3828 (68 e.c.).
· Fue destruida la Ciudad de Betar, tras la derrota de la rebelión de Bar Kojba.
· La ciudad de Jerusalém fue arada por el invasor romano, para asegurarse de que nunca más pudiera ser reconstruida.
· En el año 5050 (1290) fueron expulsados
los judíos de Bretaña.
· En el año 5222 (1492) fueron expulsados los judíos de España.
El 10 de Av…
· …del año 5266 (1506) fueron expulsados los judíos de Francia
· El 10 de Av del año 5754 (1994) tuvo lugar el atentado
en el edificio de la Amia en Argentina.
LO QUE SIEMPRE QUISE PREGUNTAR
¿COMO MURIÓ TITO FLAVIO VESPASIANO?
Nuestros Sabios nos cuentan: Cuando
Tito viajaba de regreso a Roma en un barco con los cautivos judíos y los utensilios del Sagrado Templo, una tormenta en el mar amenazó con ahogarlo.
Él dijo: “Parece que el Di‐s de este pueblo sólo tiene poder sobre el agua. Cuando llegó el Faraón, lo ahogó en agua. Ahora está a punto de ahogarme a mí. Si Él quiere demostrar
Su fuerza, que venga a tierra firme y pelee conmigo allí”
Una voz Divina se escuchó y le dijo: “Malvado, hijo de un malvado, descendiente de Esav el malvado, tengo una criatura insignificante en Mi mundo llamada mosquito. ¡Ven a tierra y lucha contra él!” Tito fue a tierra y un mosquito entró en su fosa nasal, y picó su cerebro durante siete años, provocandole dolor y confusión.
Un día, Tito pasaba por una herrería. El mosquito oyó el ruido del martillo y se quedó callado.
Tito dijo: “¡Hay un remedio!”
Todos los días traían un herrero que martillaba en presencia de Tito. Al herrero gentil le daba una paga generosa, pero a un judío le decía: “¡Es suficiente con que veas sufrir a tu enemigo!”.
Durante 30 días trajeron herreros para que martillaran en su presencia. Luego el mosquito se acostumbró al ruido del martillo y continuó picando el cerebro de Tito incluso cuando los martillos eran golpeados.
Rabí Pinjas ben Arova dijo: “Yo estaba con los grandes hombres de Roma en la época en que murió Tito. Examinaron su cerebro y lo que encontraron en él era del tamaño de un pájaro pequeño”.
Mientras Tito agonizaba, dio instrucciones a sus sirvientes: “Quémenme y esparzan mis cenizas por los siete mares para que el Di‐s de los judíos no pueda encontrarme y llevarme a juicio”.
Aaron Moss
MENDIGOS EN UNA BODA
Relacionado con el 9 de Av
La pobreza de Rabi DovBer, el Maguid de Mezeritch, era legendaria. Las comidas, cuando lo eran, eran un mendrugo de pan; los “muebles” en su choza era una variedad de tablones y trozos de madera.
Una vez sus discípulos le preguntaron: “Rebe, ¿por qué tienes que soportar condiciones tan abyectas, mientras que otros, mucho menos merecedores que tú, disfrutan de las bendiciones del mundo de Di‐s?”
Rabi DovBer respondió con una historia:
Una vez, un hombre rico casaba a su hija.
El padre de la novia era un hombre muy generoso y caritativo, y deseaba compartir su alegría con los desafortunados Así que puso carteles en todas las sinagogas y asilos de los alrededores, invitando a todos los mendigos y vagabundos a participar del banquete de bodas.
Llegó el día de la boda. Cientos de mendigos ocuparon sus lugares alrededor de las mesas repletas de la mejor y más sabrosa comida que el dinero podía comprar.
Pero entonces golpeó la tragedia. La novia de repente se enfermó.
Los mejores médicos fueron llevados a su lado, pero fue en vano. La novia murió y la boda se transformó en luto.
Cientos de mendigos ocuparon sus lugares alrededor de las mesas repletas de la mejor y más sabrosa comida que el dinero podía comprar.
Los mendigos se dividieron en dos campos.
Un grupo dijo: “La comida está sobre la mesa. ¿Quién sabe cuándo, si alguna vez, se presentará otra oportunidad de llenar nuestros estómagos?
Seguramente, nuestro anfitrión no querría que toda esta deliciosa comida se desperdiciara. Si seguimos hambrientos, ¿aliviaría esto su dolor?
El segundo grupo de mendigos, sin embargo, aseguró no tocaría la comida que tenían delante. “¿Cómo podemos comer y beber”, gritaban, “cuando el que proveyó todo esto está de luto?
¿Cómo podemos disfrutar de una fiesta cuyo propósito y causa se ha transformado en calamidad?” “El mundo es una fiesta de bodas”, concluyó Rabi DovBer, “creado por el bien de la unión de Di‐s con Su novia, Israel.
Pero luego la boda se interrumpió, el hogar nupcial, el Templo Sagrado, fue destruido.
Sí, la fiesta está ahí para tomarla, pero su alma está devastada, El proveedor está de luto.
“Hay quien no tiene dificultad en disfrutar lo que puede de la fiesta.
Yo, sin embargo, pertenezco al segundo grupo de mendigos. No me atrevo a participar de los restos de esta boda abortada…”