Cada de lo que poseemos es nuestro: Di‐s nos lo da para que podamos dárselo a los demás.
El recipiente:
Se debe dar tzedaká (caridad) a los necesitados, escuelas de Torá, instituciones judías y / o causas humanitarias. Un miembro de la familia en una situación financiera difícil tiene prioridad sobre los que no son familiares. Las organizaciones benéficas y pobres locales tienen prioridad sobre sus contrapartes lejanas. Y las causas benéficas en Israel tienen prioridad sobre las organizaciones benéficas (no locales) en la Diáspora.
El resultado:
Nuestros Sabios enseñaron que la tzedaká trae expiación y protege contra los duros decretos celestiales. El rey Shlomó escribió: “Cuando le das a un pobre, le estás prestando a Di‐s”. Eso es porque Di‐s reembolsa todos los fondos de caridad, junto con bonitos dividendos en este mundo. Según el profeta Malaji, Di‐s nos desafía diciendo: “Pruébame y verás”.
Hacerlo bien:
La forma más elevada de tzedaká es proporcionar autosuficiencia. Extender un préstamo a un amigo, permitiéndole embarcarse en un proyecto empresarial; ayudar a un conocido a encontrar un trabajo o incorporarlo a su negocio.
Nadie debe pagar con su dignidad la ayuda de otro. Por eso es mejor donar de forma anónima. Dé antes de que se le pida. Evítele al sujeto la vergüenza de tener que mendigar. Regalar con una sonrisa y calidez genuina. ¡Cómo das, enseñaron nuestros Sabios, es más importante que cuánto das!
El momento adecuado para hacerlo:
Siempre es adecuado dar. Pero ciertas épocas son más auspiciosas. Colocar tzedaká en la alcancía de caridad antes de la Plegaria. Las mujeres y niñas deben hacer lo mismo antes de encender las velas de Shabat y festividades.
Es una tradición milenaria prometer dinero para tzedaká en mérito de las almas de los seres queridos fallecidos mientras se dice Izkor. En su morada celestial no pueden hacer Mitzvot, así que depende de nosotros.
El resultado de hacerlo:
Cuando Di‐s hizo el mundo, nos dejó la tarea de inyectarle espiritualidad y significado. Nuestros Sabios nos dicen: “¡Grande es la caridad, porque acelera la Redención!