Iaakov desea salir

Iaakov desea salir.“¡Por favor, no me entierres en Egipto… sácame de Egipto!”…

Para asegurarse de que ni siquiera sus restos quedarán allí, Iaakov siente que necesita más que la palabra de Iosef. “Júramelo” le pide y Iosef lo hace.

Cuando los resultados son esenciales, el juramento es una herramienta poderosa, pues obliga a la parte comprometida a cumplir su deber bajo cualquier circunstancia. Pero de todas formas, ¿para qué era necesario un juramento en esta historia? ¿Acaso era insuficiente la palabra de Iosef para su padre agonizante?

A cada alma se le confía una misión. Iosef sintió que la suya era despertar el corazón de la sociedad egipcia, en el seno de la bestia. Trabajaba para identificar y elevar las chispas Divinas donde ellas se encontraran.

Iaakov era consciente de que Iosef consideraba el hecho de dejar a su padre a su lado, incluso post mortem, como un valioso aporte a su esfuerzo para lograr elevar a Egipto. La única manera de conseguir descansar en paz, es a través del juramento de Iosef.

Pero si es así, ¿por qué Iaakov estaba tan ansioso de ser sacado de Egipto? ¿Por qué no ser enterrado entre sus hijos, donde su presencia podría ayudar a reducir la sensación de desolación y exilio?

Iaakov sabía que sus hijos requerirían de auxilio para escapar de los grilletes de la esclavitud en Egipto, y sintió que estaría en mejor posición para ayudarlos a la distancia. Pues, para poder escapar exitosamente de la prisión, necesitas de alguien de afuera que te saque.

Por eso Iaakov fue transportado a la Tierra Prometida, mientras que Iosef retornó a las trincheras en Egipto. El juramento entre ellos sirvió de ligazón- de la que Iaakov tiraría al llegar el momento de que retornen sus hijos a casa.

Otra lección que es posible tomar de este hecho es, que mientras vivía en Goshen, Iaakov poseía las mejores pasturas para sus rebaños y la mejor Ieshivá para el estudio. Era ideal material y espiritualmente. Sin embargo, rogó a Iosef: “Sácame de Egipto”. Incluso, bajo las mejores circunstancias, el exilio no es el lugar para el iehudí. Lo aprendemos de Iaakov, que hasta muerto, es imposible hallarlo en Egipto.

Dovi Schneider, editora del Kosher Spirit magazine.

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