La Teshuvá consta de tres partes:
a) abandonar el pecado; apartarlo del pensamiento y tomar la firme decisión de no reincidir, como está escrito: “que abandone el malvado su camino y el hombre impío su pensamiento”.
b)arrepentirse sinceramente de los errores cometidos, según dice: “Después de regresar, me arrepentí”.
c) confesar los pecados envoz audible (este es el sentido del vidui ‐Confesión‐, recitado en las oraciones). (Cap. 2:2) La verdadera Teshuvá se prueba como tal, cuando al penitente se le presenta la ocasión de cometer el mismo pecado, en las mismas condiciones, y tiene todas las posibilidades de hacerlo, pero se abstiene. (Cap. 2:1) Cuando se comete una falta en perjuicio de terceros ‐como quien maldice a su compañero o le roba o lo dañaes necesario restaurar las pérdidas y disculparse.
Arrepentirse y pedir perdón a el Todopoderoso no es suficiente y la persona no recibe el perdón Divino hasta no ser perdonado por sus semejantes. (Cap. 2:3)
Según el precepto bíblico, la Teshuvá consiste tan sólo en abandonar el pecado; o sea, tomar una firme decisión de no reincidir en la necedad de rebelarse contra el Todopoderoso, ni transgredir la orden del Hashem, ya sea Mitzvot de Hacer o de no Hacer.
Ese es el sentido fundamental de la palabra Teshuvá, retornar a Hashem con todo el corazón y el alma, para servirle y observar Sus preceptos… El hombre debe pensar siempre que tiene igual cantidad de buenas y malas acciones y debe ver al mundo de la misma manera.
De modo que en el caso de cometer una falta, inclina la balanza hacia el lado del mal, provocando la destrucción. Pero, a su vez, con una buena acción decide su destino y el del mundo entero para bien, trayendo la redención. Así está escrito: “Y el justo es el pilar del universo” ya que con su proceder, causa la salvación del mundo. (Cap. 3)