Parashá en síntesis: Ki Tetzé

Israel salió en guerra contra una nación enemiga. Al estar en su territorio había la posibilidad de contacto con las mujeres de la nación ajena, quienes eran llevadas al frente para distraer a los soldados. 

Para que un soldado pudiera llevar consigo una mujer de otra nación a Israel, tenía que darle la oportunidad de acostumbrarse al nuevo país, su nueva casa y nueva religión. 

Si no se acostumbraba y decidía no convertirse, el judío debía dejarla en libertad y no tenía derecho a esclavizarla ni venderla a otro.

La Torá enseguida trata el problema del “hijo rebelde” y da ciertas pautas a seguir en la educación de los hijos. Los padres no pueden dejar pasar las pequeñas fallas de un niño, porque terminarán agravándose. 

El énfasis es que la educación no empieza a la edad en que el niño ya puede razonar, sino aun antes de su nacimiento. La madre se prepara para recibir al niño, con las leyes de Taharat Hamishpajá (pureza familiar). Al nacer, al niño se le da un nombre judío. La decoración de su cuarto y los objetos que ve deben ser aptos para un niño judío. Desde la cuna, sus primeras palabras deberán ser de contenido judío, como Shemá Israel y el Modé Aní y así sucesivamente; el niño va llevando un tesoro de conocimientos y sentimientos adecuados, un respaldo que durante toda su vida le ayuda a identificarse como miembros del pueblo de Israel. 

En esta Parashá también tenemos la mitzvá de no dejar un cuerpo sin enterrar por más tiempo del absolutamente necesario. En Israel, la mitzvá es que no pase la noche sin ser enterrado. Se considera una falta de respeto al Todopoderoso dejar al cuerpo sin sepultura más tiempo de lo imprescindible. 

El primer Departamento de Objetos Perdidos fue descrito en la Torá, ya que se considera una mitzvá especial la devolución de la propiedad perdida. En el Templo existía un lugar específico donde uno podía ir a reclamar o buscar las cosas perdidas. 

La Torá pide respetar la distinción entre los sexos: al hombre no le es permitido vestirse con ropa que usan las mujeres, ni viceversa, tampoco puede buscar maneras de lucir afeminado. 

El judío que encuentra un nido no puede quitarle los huevos, ni los pichones, sin alejar primero a la madre. Maimónides explica que este precepto nos enseña buenos rasgos: aprendemos a ser más comprensivos y así merecemos la comprensión y la bondad de Di-s. 

En el calendario judío, el mes de Elul está dedicado al análisis y autoevaluación de nuestros sentimientos, modo de vida y conducta en relación con Di-s y con el prójimo. Es el tiempo propicio para conectarnos con nuestra esencia judía y acercarnos a Di-s quien en este mes – más que en ningún otro – está a la disposición de todos aquellos que lo buscan.

Este período tiene sus orígenes en el tiempo de Moshé Rabeinu, después de la salida de los judíos de Egipto.

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