Emor, contiene una lección para cada judío. “Emor ‐ Di” ordena la Torá a todos los judíos. El poder del habla conlleva una cierta responsabilidad de la que siempre debemos ser conscientes cada vez que abrimos la boca.
El Midrash explica que todas las declaraciones de Di‐s son “declaraciones puras”. Todo lo que Di‐s dice, se hace realidad, a diferencia de las declaraciones de un rey carnal, que puede prometer al mundo pero no necesariamente cumplir su promesa. Di‐s es la esencia de la verdad y Sus declaraciones perduran para siempre.
Como todo judío está íntimamente conectado con Di‐s, sus declaraciones comparten esta misma cualidad de resistencia.
Por lo tanto, todo judío debe tener mucho cuidado al hablar y abstenerse de decir algo negativo sobre sus compañeros judíos.
La porción de la Torá de Emor nos enseña a hablar solo de manera positiva sobre otros. Como dice Maimónides, “Es una mitzvá [mandamiento] amar a todos y cada uno de los iehudim… por lo tanto, uno debe hablar [sólo] de su alabanza”.
Maimónides escribe que un estudioso de la Torá “ensalza la virtud de su prójimo y no lo denigra”.
Cada iehudí está igualmente obligado a decir solo cosas amables sobre los demás, y no, Di‐s no lo quiera, hablar mal de su prójimo.
Incluso si vemos a nuestro hermano haciendo algo mal, siempre debemos juzgarlo favorablemente y tratar de entender qué lo causó pecar. Nunca debemos difamar su carácter ni mencionar su transgresión.
Así como las declaraciones de Di‐s son “puras” y permanecen para siempre, también nuestras declaraciones positivas sobre otros judíos ejercen una influencia duradera y poderosa.
El mismo acto de alabar a otro judío sirve para revelar el bien in‐ nato que se esconde en su interior y le hace querer estar a la altura de las palabras de alabanza.
Emor se lee durante Sefirat HaOmer, la cuenta del Omer. Estos días son un período de duelo por los 24.000 discípulos de Rabí Akiva que fallecieron porque no se trataron entre sí con el debido respeto.
Contar el Omer nos recuerda que debemos dejar de hablar de otros judíos de manera desfavorable. Del mismo modo, Emor nos re‐ cuerda que hablemos favorablemente sobre nuestros compañeros.
“¡Emor!” la Torá nos ordena. ¡Di solo lo bueno de otra persona!
Adaptado de Likutei Sijot, Volumen 2