Shavuot 2024

Shavuot 2024

Shavuot significa “semanas”. Se refiere a las siete semanas que contamos por orden Divina a partir del segundo día de Pésaj. Conmemora, entre otras cosas, las siete semanas que contaron nuestros antepasados al salir de Egipto en anticipación y preparación para la entrega de la Torá en el Monte Sinaí, hace 3336 años.

Este día celebramos la única vez que Di-s se manifestó con Su Presencia Divina ante toda la nación judía, para entregarle la Torá. Así, de ser un pueblo de escla­vos nos convertimos en el pueblo al que se le encomendó la misión cósmica de traer luz Divina al mundo entero, a través del estudio, cumplimiento y difusión de Sus preceptos

En profundidad 

La entrega de la Torá activó la esencia del alma judía para la eternidad. Nuestros sabios la definen como la “boda” entre Di-s y el pueblo judío. Shavuot también significa “juramentos”, porque este día Di-s juró devoción eterna por nosotros, y nosotros a su vez le prometimos lealtad eterna a Él. 

Fiesta de las primicias

En la antigüedad, en este día se ofrecían en el Templo Sagrado de Jerusalem dos panes de trigo. También se comenzaba a traer Bikurim, las primeras frutas. como agradeci­miento a Di-s por la generosa cosecha producida por la Tierra de Israel. Anhelamos la inminente reconstrucción del Beit Hamikdash para poder volver a cumplir estos dos preceptos.

Costumbres de Shavuot 

Revivi la experiencia : Es costumbre escuchar el primer día de Shavuot (miércoles 12 de junio) la lectura pública en la sinagoga de los Diez Mandamientos para revivir la entrega de la Torá y renovar nuestra aceptación del regalo de Di-s.

 

Disfrutá de una comida láctea

La Torá se compara con la leche por varias razones. Una de ellas es que el valor numérico de la palabra hebrea “jalav” -leche- es cuarenta, la cantidad de días que Moshé pasó en el Monte Sinaí cuando recibió la Torá.

 

Toda la noche

Para rectificar el error de nuestros antepasados, a quienes llegado el momento de la entrega de la Torá Di-s encontró dormidos, nos quedamos despiertos la primera noche de Shavuot estudiando Torá hasta el alba para demostrar nuestro entusiasmo por recibir nuevamente el regalo más preciado de Di-s.

 

El Libro de Ruth

Se recita como parte del programa de estudio de la primera noche de Shavuot. En muchas comunidades se lee públicamente el segundo día de la festividad, ya que el Rey David, quien falleció ese día, desciende de esta gran mujer.

 

Flores y plantas

Decoramos el hogar y la sinagoga con flores y plantas en recuerdo de la abundante vegetación que por milagro floreció temporalmente en el Monte Sinaí, ubicado en medio del desierto.

 

Izcor

El jueves 13 de junio a la mañana se recita, en el Templo, la plegaria con memorativa por los difuntos.

 

Encendido de velas

Las dos noches de la festividad, las mujeres y niñas encienden las velas de lom Tov.

 

Al pronunciarse los Mandamientos en el Monte Sinaí cada uno percibió la presencia Divina. Utilicemos la Torá y sus enseñanzas, el único medio que se nos entregó para abrirnos -a nosotros y al mundo que nos rodea­hacia la Divinidad. 

 

Adaptado de las enseñanzas del Rebe de Lubavitch 

Shavuot ¿místico o físico?

En conexión con Shavuot y el recibimiento de la Torá, hay una gran sección de discusión en el Talmud (Shabat 88b), que relata lo siguiente: Cuando Moshé ascendió a los cielos (para recibir la Torá), los ángeles le dijeron a Di-s “Dueño del Universo, ¿Qué hace un “nacido de una mujer”-mortal- entre nosotros? Di-s respondió: “Recibe la Torá”. Los ángeles contrarrestaron: “Este tesoro escondido, ¡Se lo quieres dar a alguien de carne y hueso!” ¿Por qué merecen ellos más que nosotros? ¡Danos Tu Gloria a los cielos!”, rogaron. Di-s le dijo a Moshé que les respondiera a los ángeles. Dijo entonces Moshé: “Dueño del Universo, está Torá que nos quieres dar, ¿Qué es lo que hay escrito en ella? “Yo soy el Señor, tu Di-s que te sacó de Egipto”, ¿Alguna vez los ángeles fueron a Egipto? ¿Fueron ustedes esclavos del Faraón? ¿Han vivido entre las naciones que sirven ídolos? ¿Trabajan, hacen negocios, tienen padres, tienen una vil inclinación?” Inmediatamente Di-s aceptó la posición de Moshé. La discusión finalizó.

A primera vista parece una tontería. ¿Qué haría un ángel con la Torá, si está llena de mandamientos físicos que los ángeles no pueden cumplir? Pero desde una perspectiva de la Torá, hay algo de lógica en su pedido de querer recibir la Torá basado en una ley conocida como “baal metzra”.

Cuando una persona quiere vender su propiedad, el “Baal Metzra” (vecino contiguo), tiene los primeros derechos de adquirirla ya que es provechoso para él tener su campo junto al de su vecino. Éste era el argumento de los ángeles: estudiarían la Torá como un texto espiritual, ya que la Torá es en su fuente un documento Celestial, así que por qué no ser ellos los que reciban la Torá.

Para refutar el argumento de los ángeles, varios comentaristas proveen respuestas: Baal metzra se refiere sólo a tierras, y la Torá no es una tierra. Se aplica sólo a algo que se vende, y la Torá es un regalo. El pueblo judío son los hijos de Di-s, y las leyes de baal metzra no se aplican a transacciones con los hijos de la persona. Moshé era casi como un ángel, así que él también era un baal metzra para la Torá.

Baal metzra no se aplica a un socio, y Moshé era como un socio con Di-s (Ver Shabat 10a).

Sea como fuere, resulta ser que cada una de estas respuestas defensivas puede ser refutada, dándoles la razón a los ángeles. Pero eso es porque ninguna de ellas tomó en consideración la respuesta original, la respuesta que de hecho fue la dio Moshé a los ángeles, que el lugar de la Torá debe estar con un receptor físico, que vive con los desafíos del mundo material y que puede cumplir con las mitzvot físicas.

El Rebe de Lubavitch explica que el propósito de la Torá es crear una morada para Di-s en este plano, el mundo más bajo de todos los creados. Y así como la esencia de la persona está en su casa mucho más que en cualquier otro lado, así también Di-s quería que Su esencia baje a este mundo para convertirlo en Su “casa”. Este deseo Divino sólo puede ponerse en práctica al cumplir con la Torá en este mundo. Cuando cumplimos con los preceptos de Di-s, y estudiamos Su Torá con nuestras mentes y cuerpos físicos, estamos trayendo literalmente la esencia de Di-s en este plano, algo que un ángel es incapaz de hacer.

Este hecho niega automáticamente la preeminencia del ángel también en una base legal. Cuando una persona tiene la opción de elegir vender su propiedad a uno de dos compradores, siendo uno de ellos un vecino que quiere plantar en el campo, y otro alguien que no es vecino y quiere construir una casa, la ley establece que hay que venderlo al constructor de la casa. La razón es que morar en una propiedad es superior a plantar, y la ley de Baal Metzra es inválida.

Esto es lo que Moshé le respondió a los ángeles. Siendo que los ángeles no tienen un cuerpo con el que puedan cumplir con los preceptos y hacer de este mundo físico una morada para Di-s, todo el argumento de “un vecino” se vuelve irrelevante.

También, es los planos espirituales más elevados, precisamos tener la Torá. Cuando este mundo bajo es iluminado por la esencia de Di-s, todos los mundos superiores se iluminan como resultado, así como cuando elevas una pila de cajas, las levantas desde la de abajo. Es por eso que la Torá nos fue dada a los humanos en este mundo, para que podamos elevar toda la creación en todos los mundos.

Este año, cuando celebremos la Entrega de la Torá en Shavuot, recordemos que para poder cumplir con el propósito de hacer que nuestro mundo sea un hogar para Di-s, debemos actualizar a la Torá en este plano. Que seamos meritorios de recibir la Torá con alegría y de hacerla una realidad en nuestra esencia y en nuestras vidas.

Por Shaul Yosef Leiter

Un milagro de Lag Baomer

Lag BaOmer , el día 33 del conteo del Omer, es un día festivo en el calendario judío que honra a Rabí Shimon bar Yochai, autor del Zóhar. 

Se celebra con salidas (en las que tradicionalmente los niños juegan con arcos y flechas ), fogatas, desfiles y otros eventos alegres. Muchos visitan el lugar de descanso (en Meron, al norte de Israel ) de Rabí Shimon, el aniversario de cuyo fallecimiento es este día.

Qué significa
Lag BaOmer siempre se celebra el día 18 del mes de Iyar .

¿A qué se debe el nombre?

La palabra “Lag” está formada por las letras hebreas lamed (ל) y gimel (ג), que juntas tienen el valor numérico de 33. “BaOmer” significa “del Omer”. 

El Omer es el período de conteo que comienza el segundo día de Pésaj y culmina con la festividad de Shavuot , después del día 49.

Lag BaOmer también conmemora otro acontecimiento alegre. 

El Talmud relata que en las semanas entre las festividades judías de Pésaj y Shavuot , una plaga azotó a los discípulos del gran sabio Rabí Akiva (maestro de Rabí Shimon bar Yochai ), “porque no actuaron respetuosamente unos con otros”. 

Por lo tanto, estas semanas se observan como un período de duelo , con diversas actividades alegres proscritas por la ley y la costumbre. 

En Lag BaOmer cesaron las muertes. Por lo tanto, Lag BaOmer también lleva el tema de amar y respetar al prójimo ( ahavat Yisrael ) .

6 costumbres y tradiciones de Lag BaOmer que debes conocer

Por Naftali Silberberg

Lag BaOmer es un día festivo en el calendario judío, que celebra el aniversario del fallecimiento del gran sabio y místico Rabí Shimon bar Yochai, autor del Zohar. También conmemora otro acontecimiento. En las semanas entre Pésaj y Shavuot , una plaga azotó a los discípulos del gran sabio Rabí Akiva . En Lag BaOmer cesaron los moribundos. 

Así es como se celebra:

Encender hogueras
Es tradición encender hogueras en vísperas de Lag BaOmer. Estas conmemoran la inmensa luz que Rabí Shimon bar Yojai trajo al mundo a través de sus enseñanzas místicas. Esto fue especialmente cierto el día de su muerte, Lag BaOmer, cuando reveló a sus discípulos secretos de la Torá cuya profundidad e intensidad el mundo aún no había experimentado. El Zohar relata que la casa se llenó de fuego y luz intensa, al punto que los reunidos no podían acercarse ni siquiera mirar a Rabí Shimon.

Ir a Meron
La celebración más grande de Lag BaOmer se lleva a cabo en la tumba de Rabí Shimon y sus alrededores, ubicada en la aldea de Meron, en el norte de Israel. Cientos de miles de personas asisten a las festividades, y la celebración, los cantos y los bailes que duran todo el día no tienen paralelo.

Dispara arcos y flechas 
Los niños suelen salir al campo y jugar con arcos y flechas de imitación. Esto conmemora la tradición midráshica de que no se vio ningún arcoíris durante la vida de Rabí Shimon. Los arcoíris aparecieron por primera vez después del diluvio de Noé , cuando Di-s prometió no volver a devastar el mundo. Cuando las personas merecen un castigo, Di-s envía un arcoíris en su lugar. El mérito de Rabí Shimon protegió al mundo, haciendo que el arcoíris fuera superfluo.

El milagro de las algarrobas
En algunos círculos es costumbre comer algarrobas en Lag BaOmer. Esto conmemora un milagro que salvó la vida de Rabí Shimon . Durante un período de trece años, Rabí Shimon y su hijo fueron fugitivos del régimen romano, escondidos en una cueva en el norte de Israel . Milagrosamente, un algarrobo creció en la entrada de la cueva, proporcionando alimento a sus dos santos ocupantes.

 

La historia de Lag BaOmer

Una rica visión general de las numerosas costumbres que rodean este día especial.
Por Boruch Altein

Lag BaOmer es un día festivo en el calendario judío, que se celebra por un doble motivo.

El Talmud describe cómo, durante el período de Sefirat HaOmer (los días entre Pésaj y Shavuot ), una plaga azotó a los 24.000 estudiantes de Rabí Akiva porque no se comportaron con el debido respeto entre ellos.

Para conmemorar la tragedia, se observan ciertas costumbres de duelo durante este tiempo.  Sin embargo, el día treinta y tres del conteo de Omer, los estudiantes dejaron de morir. ( Lamed-gimmel , pronunciado lag , es el número hebreo 33). Las costumbres de duelo se suspenden y celebramos el día como una festividad. 

Lag BaOmer es también el yahrtzeit (aniversario del fallecimiento), varias décadas después, del gran sabio y místico Rabí Shimon bar Yochai , mejor conocido como el autor principal del Zohar , el texto fundamental del misticismo judío. El Zohar  relata que el día de su fallecimiento, Rabí Shimon reveló nuevas y profundas ideas místicas a sus discípulos, y les ordenó que en lugar de llorar por él, debían regocijarse en este día, tal como él se regocijó por la inminente reunión de su alma con Di-s .

En todo el mundo, Lag BaOmer se celebra con salidas festivas y picnics, donde los niños juegan con arcos y flechas de juguete. En Israel , decenas de miles de personas se reúnen en el pequeño pueblo de Meron, en la Alta Galilea, para celebrar junto a la tumba de Rabí Shimon. La noche se ilumina con hogueras de todos los tamaños; los cantos y los bailes son un espectáculo digno de contemplar.

¿Todo es reparable?

Te has perdido el vuelo. Se te olvidó presentar el informe antes de la fecha límite. Perdiste tu contacto. Descargaste un virus. Pensaste que tu aniversario era la próxima semana. Has dejado las llaves dentro del coche. Te olvidaste de colgar el teléfono antes de mencionar lo que realmente piensas sobre el…

No todos los errores son reparables, algunas equivocaciones son para siempre. Es una desafortunada consecuencia de la existencia de que cada error y oportunidad perdida es registrada con tinta indeleble. Puedes intentar olvidarlo, o negarlo, pero tú eres el que lo estropeó y siempre tendrá sus consecuencias.

Hubo un grupo de Judíos que se acercaron a Moshé con un problema. Ellos habían estado ritualmente impuros en Pésaj, y por ende, no pudieron ofrendar el sacrificio Pascual. ¿había algo que Moshé podía proponer al respecto?

Di-s le dijo a Moshé que les diera una segunda oportunidad.

Un mes más tarde del siguiente día de Pésaj, celebramos “Pésaj Sheini”, por todos aquellos que no pudieron observar la festividad la primera vez.

“Pésaj Sheini” se ha convertido en una especie de festividad que celebra la segunda oportunidad de la vida. En las palabras del sexto Rebe de Lubavitch, y elaborado muchas veces por el Rebe, “Es iz nito kein farfalen”, nunca es demasiado tarde. Siempre puedes arreglar los errores del pasado. Di-s está constantemente esperando a que expresemos un arrepentimiento sincero.

Pero, ¿es realmente cierto? ¿Todos los errores pueden ser reparados?.

Algunos errores son permanentes. No todas las manchas son removidas al lavarse, y no todas los divorcios pueden recomponerse. ¿Por qué debo pensar de que siempre es posible reparar el pasado cuando la evidencia de mis propios ojos me muestra lo contrario?

El Botón de Rebobinado de la Vida

Está claro que la explicación de “Es Iz Nitoh Ken Falfalen”, debe ser más sofisticada del hecho que “todo puede ser reparado”. No todo puede arreglarse, pero sí puede ser mejorado. El primer Pésaj ya ha pasado, pero tu nuevo momento para brillar es ahora. Puede que no seas capaz de recuperar el pasado, pero tus acciones futuras pueden llevarte a un lugar mejor.

El dolor que causaste en sus relaciones fue real, pero, al comprometerte en empezar de nuevo y hacer todo lo posible para cambiar, tienes la oportunidad de construir una nueva relación, fundada en el fundamento de un compromiso compartido y un nuevo crecimiento.

Di-s nunca prometió que no caeríamos, pero nos ayudará a volver a subir. El pasado es mi señal para el futuro, y las lecciones que he aprendido de mis tropiezos anteriores me protegerán mientras busco mi nuevo camino a través de la vida. Todo lo que se necesita es resolución, coraje y mucho trabajo.

Todos cometemos errores y todos nos arrepentimos. El desafío no es detenernos en los pecados del pasado sino buscar un camino hacia adelante para el futuro. Nunca es demasiado tarde para empezar de nuevo. Siempre hay una oportunidad. Al comenzar de nuevo y comprometernos a mejorar, nos encontramos con un nuevo mundo de oportunidades y seremos consolados por Di-s en nuestro viaje hacia el futuro.

Por: Elisha Greenbaum

Ruth, la elección de ser

El Libro de Ruth fue escrito por el profeta Shmuel.

Es apropiado leer el Libro de Ruth en Shavuot, por dos razones:

Primero, porque nos da una visión de la cosecha, y cómo eran tratados los pobres durante esta época, con bondad y amor.

En segundo lugar, porque Shavuot es el aniversario de la muerte del rey David, y en el Libro de Ruth tenemos el origen de la Casa de David. El Rey David fue el bisnieto de Ruth y Boaz.

Pero quizás la razón más importante para la lectura del Libro de Ruth en este festival sea el hecho de que nos brinda una vivida descripción del perfecto Guer Tzedek, el prosélito o converso al judaísmo.

Shavuot es la época de la “Entrega de Nuestra Ley”, y cuando la recibimos, nosotros también, como el Guer Tzedek, juramos aceptar la Torá y cumplir sus 613 Mitzvot —mandamientos—.

La aceptación sin vacilaciones de la Torá y sus magníficas enseñanzas es nuestro orgullo. A pesar de todas las aparentes restricciones y responsabilidades, que coloca sobre los hombros de todo judío adulto, tenemos conciencia del privilegio de formar parte del “pueblo elegido” por Di-s.

Sin embargo, no buscamos prosélitos, o conversos.

Cuando un Guer viene y dice que quiere abrazar el judaísmo, nuestra Torá nos dice que es deber nuestro indicarle todas las dificultades y el peso de la responsabilidad que cabe a cada judío para cumplir dignamente la Torá. Debemos demostrarle que está eligiendo un camino muy difícil, y un modo de vida que no es popular en el resto del mundo.

Si, a pesar de todas estas consideraciones y advertencias, el Guer insiste en su deseo de abrazar el judaísmo, entonces sí podemos estar orgullosos de aceptar a un hombre así en nuestra congregación, pues seguramente será un judío devoto y sincero.

Onkelos, el famoso autor del Targum (traducción de la Biblia al arameo), fue un Guer Tzedek, y también lo fue Ruth.

Ruth era una princesa Moabita que profesaba altos ideales.

No estaba satisfecha con la adoración de ídolos en su propio pueblo, y cuando se presentó la oportunidad, abandonó los privilegios de la nobleza en su tierra para aceptar una vida de pobreza entre el pueblo que admiraba.

He aquí cómo ocurrió.

Eran los días en que los Jueces regían Israel.

Los hijos de Israel se habían alejado de la observancia de la Torá, haciéndose acreedores al castigo de Di-s. El hambre reinaba en toda la tierra.

Había un cierto personaje en Judea llamado Elimelej. Era un rico mercader que no estaba acostumbrado al hambre y la pobreza, y pensó que podía escapar a la miseria yéndose a otro lado. Junto con su esposa, Naomí, y sus dos hijos, emigró a Moav.

Ruth se hizo amiga de la familia judía, y comenzó a comparar su modo de vida, diferente, con el que ella llevaba.

Aprendió a admirar las leyes y costumbres judías, y la desazón que había sentido ante la vacía adoración de ídolos por parte de su pueblo se transformó en abierta crítica.

De esta manera, cuando uno de los hijos de Naomí le propuso matrimonio, se sintió feliz y orgullosa de aceptar.

No tuvo remordimientos por lo que dejaba atrás, su vida plena de lujos en el palacio, su título real, las posibilidades de riqueza y honores en el futuro. Todo lo que veía era el egoísmo y la crueldad de su gente, y la diferencia notoria con los judíos, a quienes ya se sentía profundamente ligada.

Elimelej y sus dos hijos murieron, y Naomí se convirtió en una pobre viuda, sin saber hacia dónde ir o qué hacer.

Por eso, Naomí dijo a Ruth y a su otra nuera, Orpá (también moabita): —Hijas mías, debo irme, y he decidido regresar a mi ciudad natal, Bet-Lejem. Las cosas no pueden estar muy bien allí, y no hay razón para que vosotras también sufráis. Aceptad mi consejo, entonces, y regresad a la casa de vuestros padres. Vuestros esposos están muertos, y quizás, si os quedáis en vuestra propia tierra, podréis encontrar otros hombres y volver a casaros. Yo he perdido a mis hijos para siempre, pero vosotras sois jóvenes, y podréis encontrar nuevos maridos.

Orpá se entristeció, besó a su bondadosa suegra y se despidió de ella. Ruth se aferró a Naomí llorando y le suplicó que le permitiera ir con ella. Se lo imploró con palabras emocionadas, diciendo: —No me pidas que te deje y me vuelva, pues donde tú vayas, allí iré yo, y donde tú te hospedes, allí me hospedaré yo; tu pueblo es mi pueblo, y tu Di-s mi Di-s; donde tú mueras yo moriré, y allí seré enterrada; que ésto y más me haga el Señor si nada más que la muerte nos separa.

Ruth era perfectamente consciente de lo que hacía. Naomí le había recordado las dificultades que el judío enfrentaba en todo momento, pero con todo, permaneció firme en su propósito de seguir a su suegra y aferrarse a la fe de su adopción, que se había vuelto tan preciosa para ella. El futuro probaría que Ruth sería recompensada con justicia por su resolución, mas, aún en su pobreza, Ruth no tuvo remordimientos. Era la época de la cosecha cuando Ruth y Naomí llegaron a tierra de lehudá —Judea—.

Ambas estaban cansadas de su viaje, y Ruth insistió que Naomí descansara, mientras ella salía a los campos de Bet-Lejem para encontrar algo con qué paliar el hambre.

Ruth penetró en un campo donde muchos hombres estaban ocupados cortando trigo, mientras otros los ataban con hojas y otros más los apilaban en carretas para su transporte.

Un poco vacilante, pero alentada por el hambre y el pensamiento de que debía obtener algo de comer para su suegra, Ruth ingresó al campo y se sentó a descansar, y ver si allí tenía suerte. —¡Di-s sea contigo, extraña!

Ruth hizo señas de haber recibido el amable saludo. Se sintió aliviada al escuchar a la misma persona bondadosa —¿Por qué no te adentras más en el campo? No temas. Junta algo de grano para satisfacer tu hambre.

Boaz mismo, el dueño del campo era el que así hablaba a Ruth. En ese momento, él era el Juez de Israel.

Ruth le agradeció y recogió algunas mazorcas.

Estaba por retirarse cuando la misma voz bondadosa le instó a quedarse y juntar aquellas que los hombres habían dejado de cosechar en las esquinas del campo, como “Pea”.

—¿Qué es pea? —preguntó Ruth.

Nuestra Torá nos dice que cuando el dueño de un campo ha cortado el grano, debe dejar las esquinas para los pobres, los necesitados y los extranjeros, quienes pueden venir a cosecharlo ellos mismos y llevarse el fruto de su trabajo —contestó Boaz.

—¡Qué maravilloso! —exclamó Ruth.

Se quedó pues a cortar el grano de una punta del campo, y culminada su labor se preparó para retirarse.

—No necesitas irte todavía —insistió Boaz— ¿Por qué no te quedas y te beneficias con Léket?

—¿Qué quiere decir Léket? —preguntó nuevamente Ruth.

—Según nuestra Torá, si un cosechador no corta de un solo golpe la espiga, o no la ve, no puede volver atrás, sino que debe dejar el grano que no ha cortado, o se le ha caído, como beneficio para los pobres y extraños —explicó Boaz pacientemente.

Ruth no dijo nada, pero no vio razón alguna para rehusar beneficiarse con las leyes de la Torá que ella misma había abrazado sin reservas.

Cuando hubo recogido toda una canasta, volvió a Boaz, le agradeció muy sinceramente por su bondad y se dispuso a partir.

—Aún puedes quedarte —insistió Boaz—. Puedes tomar Shijejá.

—La Torá es verdaderamente ilimitada al velar por aquellos menos afortunados —dijo Ruth— ¿Ahora dime por favor qué es ‘Shijejá”?

—Cuando el propietario de un campo lleva su carga de grano hacia los depósitos, es posible que haya dejado por olvido algunos fardos en el campo. Pues bien, la Torá le prohíbe regresar y recogerlos, y debe dejarlos para los pobres, las viudas, los huérfanos y los extraños.

Ruth se alegró con su buena fortuna.

Había juntado casi más de lo que podía llevar. Naomí y ella estarían ahora a salvo del hambre, por un buen tiempo. Agradeció a Boaz una vez más, y éste le hizo prometer que volvería.

Ruth estaba llena de emoción mientras se dirigía en busca de su suegra. Le relató todo lo que le había sucedido en los campos de Boaz. Naomí se sintió feliz con el éxito de Ruth y con el hecho de que ésta hubiera agradado a Boaz, el generoso terrateniente. Además, le dijo a Ruth que Boaz era pariente de Elimelej.

Entretanto, Boaz había hecho averiguaciones sobre la extraña que había capturado su corazón, y descubrió que era la nuera viuda de Naomí. Debido al parentesco existente, y de acuerdo a las leyes de la Torá era recomendable que Boaz contrajera enlace con Ruth y así se lo hizo saber. Cuando Boaz pidió a Ruth que se casara con él, Naomí le recomendó aceptar.

De esta manera Ruth fue imprevistamente recompensada con riqueza y felicidad.

Ruth y Boaz tuvieron un hijo llamado Oved, quien fue padre de Ishai. El hijo menor de Ishai fue David, quien se transformó en el ungido del Señor y querido rey de todo el pueblo judío.

El hombre es como un árbol del campo

El decimoquinto día del mes hebreo de Shvat , o Tu BShvat , se conoce como el “ Año Nuevo de los Árboles ”. Puesto que la Torá compara al hombre con “un árbol del campo”,  este día es —por extensión— celebrado también por el hombre.

La germinación y el desarrollo de una pequeña plántula hasta convertirse en un árbol maduro y que produce frutos es una de las transformaciones más inspiradoras de toda la creación de Di-s .

En primer lugar, se desarrolla el sistema de raíces del árbol. A continuación, surgen el tronco y el cuerpo del árbol, así como las ramas y las hojas. Finalmente, llega el momento en que el árbol da frutos.

Las raíces están, en su mayor parte, ocultas a los ojos del observador. Sin embargo, es de ellas de donde el árbol obtiene su principal fuerza vital. Si bien es cierto que las hojas también nutren al árbol al absorber la luz solar, etc., aun así, las raíces son el sostén principal del árbol; si las cortas, el árbol pronto se marchitará y morirá.

Además, las raíces permiten que el árbol esté firmemente arraigado en la tierra y resista fuertes ráfagas de viento u otros elementos que pretendan arrancarlo.

El tronco y el cuerpo del árbol, incluidas las hojas, constituyen la inmensa mayoría de la masa real del árbol. Esta parte del árbol generalmente se encuentra en un estado de crecimiento constante, como lo demuestra el aumento del grosor del tronco y de las ramas, la aparición de hojas adicionales, etc. Además, la edad del árbol se puede determinar a partir de su tronco y cuerpo, especialmente a partir de sus anillos anuales.

A pesar del predominio físico del tronco y del cuerpo del árbol, éste alcanza su estado de perfección sólo cuando da fruto. Esto es así en mayor grado cuando la semilla contenida en el fruto sirve de antecesor y semilla para los árboles futuros de las generaciones venideras.

El hombre también tiene raíces, posee tronco y cuerpo y produce frutos. En muchos aspectos existe un notable grado de similitud entre el desarrollo del hombre —incluso su desarrollo espiritual— y el de un árbol.

Las raíces del hombre son su fe. Es la fe de la persona la que la une y la vincula con Di-s , la fuente y el manantial de su existencia. Incluso después de que el judío crece en el conocimiento de la Torá y en el cumplimiento de los mandamientos Divinos, sigue obteniendo su fuerza vital a través de su creencia en Di-s, el judaísmo y la Torá.

Por el contrario, un debilitamiento del sistema de raíces espirituales de la fe puede tener consecuencias nefastas incluso para un individuo que por lo demás esté espiritualmente bien desarrollado.

Una vez que se ha alcanzado el nivel de tener raíces de fe viables, una persona puede sentirse inclinada a dormirse en los laureles. En este punto, el árbol nos enseña que está compuesto predominantemente de tronco, ramas y hojas. El hombre también debe estar compuesto predominantemente de estudio de la Torá y buenas obras. En términos espirituales, esto significa que un judío nunca puede estar satisfecho sólo con la fe, porque sería como un árbol que echó raíces pero nunca desarrolló tronco, ramas y hojas. Un “árbol” así, en realidad, no es un árbol en absoluto: sus raíces están ahí, pero nada más. Además de raíces sanas, un judío debe tener el complemento completo de tronco, ramas, hojas, etc.

El tronco, las ramas y las hojas del judío son el estudio de la Torá, el cumplimiento de los mandamientos Divinos y las buenas acciones. Deben constituir la abrumadora mayoría de sus actividades. De hecho, uno puede determinar la “edad” de un judío midiendo sus “anillos”: cuántos de sus años ha pasado en busca del conocimiento espiritual y de acciones sustanciales.

Además, así como el cuerpo de un árbol crece constantemente, también debe haber un crecimiento constante en el tronco, las ramas y las hojas del judío: en el estudio de la Torá, en el cumplimiento de los mandamientos Divinos y en las buenas acciones.

Sin embargo, por más loables que sean todas estas cosas, el hombre alcanza su estado de plenitud sólo cuando, como un árbol, da fruto, afectando a sus amigos y vecinos de tal manera que ellos también cumplan el propósito de su creación. Al hacerlo, produce una cosecha inagotable de frutos, generación tras generación.

 

Basado en Likkutei Sichos , vol. VI, págs. 308-309 .

¿Que es Tu B’Shvat?

Por Yerachmiel Tilles

El 15 de Shevat , Rosh HaShaná de los árboles, enseña que para evitar la muerte espiritual, el judío debe permanecer siempre apegado a su fuente, la Torá y el judaísmo, y crecer continuamente en su servicio a Dios . Este servicio no debe realizarse con frialdad, por fuerza de la costumbre, sino con calidez y vida.

El día quince del mes de Shevat es Rosh HaShanah para los árboles. Esto tiene un significado especial para los judíos, cada uno de los cuales es comparado con un árbol, como está escrito: “Porque el hombre es como un árbol del campo”. 

Un árbol comienza con una semilla, crece, alcanza la madurez, da fruto, y de sus semillas crecen otros árboles y dan fruto. Lo mismo ocurre con el ciclo de vida humano.

El hombre comienza con un embrión, crece, madura y da fruto, que en el caso del judío es la Torá y las mitzvot .  Y, así como otros árboles eventualmente brotan de las semillas de un árbol, también uno debe asegurarse de que otros judíos crezcan espiritualmente y den su propio “fruto”. Un judío no puede conformarse con su propia cosecha espiritual, sino que debe acercar a otros judíos a su herencia.

Un árbol es parte del reino vegetal. Las plantas, a diferencia de los animales, mueren si se las arranca de la tierra; existen y crecen sólo cuando continúan recibiendo alimento de su fuente.

Un judío también vive y crece espiritualmente sólo cuando está conectado con su fuente, la Torá y el judaísmo. No basta con que un judío haya estudiado Torá y realizado mitzvot una vez . Debe recibir constantemente alimento de sus raíces o correr el riesgo de morir espiritualmente.

Necesidad y placer en la Torá

El Rosh HaShaná de los árboles se celebra comiendo frutas. En concreto, se acostumbra comer frutas con las que se alaba a la tierra de Eretz Israel . Hay siete tipos de productos con los que Eretz Israel es especialmente bendecida, mencionados en el versículo: “Una tierra de trigo y cebada, y vides, higueras y granados, una tierra de olivos y miel (de dátiles)”.  De estos siete, dos, el trigo y la cebada, son cereales, y los otros cinco son frutas.

Del trigo y la cebada se hace el pan, y el pan es básico en la dieta de una persona, una necesidad para sostener la vida. La fruta se come por placer. La Torá a veces se compara con el pan  y el agua  —necesidades—; y a veces con el vino, el aceite  y la miel 10 —alimentos para el placer—. La primera se refiere a la dimensión revelada de la Torá, el Talmud , la halajá, etc., porque debe ser estudiada por todos los judíos, en todo momento, bajo todas las circunstancias. La segunda corresponde a la parte mística de la Torá, porque su estudio no siempre fue obligatorio para todos los judíos. En generaciones anteriores, el estudio del reino místico estaba limitado a unos pocos elegidos, cuya elevada estatura espiritual los hacía capaces de apreciar su profundidad.

Complemento de la dieta espiritual

Sin embargo, eso era en tiempos pasados. En las últimas generaciones, se ha vuelto obligatorio para todos los judíos aprender el reino místico de la Torá, como lo dictamina R. Schneur Zalman de Liadi , el Alter Rebe , en su Shulján Aruj .

Este cambio se produjo debido a la decadencia espiritual del pueblo judío a lo largo de las generaciones. En años anteriores, el pueblo judío era lo suficientemente fuerte como para necesitar sólo “pan” y “agua” para mantenerse espiritualmente sano. Pero a medida que su salud espiritual declinaba, las necesidades básicas no eran suficientes; se necesitaba un complemento a la dieta del pueblo judío, alimentos que dieran más fuerza y ​​vigor. Ese alimento es el estudio del reino místico, el “fruto” que proporciona placer. 

Así, encontramos que desde el tiempo del AriZal , se convirtió en una mitzvá , un mandato y una obligación, revelar los secretos de la dimensión oculta de la Torá. Esto recibió un impulso adicional con la fundación del Jasidismo por el Baal Shem Tov , y alcanzó su culminación en Jabad , que hizo que el Jasidismo estuviera disponible para todos los judíos como un enfoque disciplinado e intelectual de servicio a Di-s .

Razón para comer fruta

El quince de Shevat no es una festividad ordenada por la Ley Escrita, como, por ejemplo, lo son Pesaj , Shavuot y Sucot . Tampoco se encuentra en la Ley Oral, a diferencia de Janucá y Purim , cada una de las cuales se llama festividad, y en las que se recita la oración especial Al HaNissim . En la Mishná ,1 el quince de Shevat se menciona como el Rosh Hashaná de los Árboles, pero no se lo menciona como festividad. Su celebración es puramente una costumbre judía ; asimismo, el Magen Avraham dictamina que es una costumbre comer fruta en este día.

Precisamente porque el cumplimiento de algo mencionado específicamente en la Ley Escrita u Oral es obligatorio, no proporciona un placer especial para el alma del judío. Una costumbre, por otro lado, no es (tan) obligatoria para el judío, y su alma, por lo tanto, tiene un placer especial en llevarla a cabo.

En otras palabras: la guía de conducta de un judío es la halajá , la ley judía, que establece el estándar básico y mínimo para cumplir con la Torá y las mitzvot. Una costumbre es un incremento más allá de lo que exige la halajá . Di-s, el Dador de la Torá, recibe un placer especial cuando un judío se comporta más allá de sus requisitos mínimos. Y el conocimiento de que uno ha merecido proporcionar placer a Di-s automáticamente produce el mayor placer para un judío.

Hemos dicho que la fruta proporciona placer. Como la celebración del 15 de Shvat es una costumbre , se celebra comiendo fruta específicamente, pues tanto las costumbres como la fruta son la idea del placer.

Cumplimiento de mitzvot con placer

En esto hay una lección para el servicio del hombre a Di-s. La observancia del 15 de Shvat —una costumbre— enseña al judío que su servicio no debe limitarse a aquellos asuntos que son absolutamente obligatorios. El judío debe sumar constantemente a su servicio a Di-s, proporcionando así placer tanto a su Creador como a sí mismo. No importa cuán elevado sea su nivel actual, no puede permanecer estático; siempre debe elevarse más.

Las mitzvot no deben realizarse rutinariamente y con frialdad, por la fuerza de la costumbre. Un judío debe involucrarse tan totalmente en la Torá y las mitzvot que su observancia de ellas sea puro placer. Un ejemplo: los judíos, después de su éxodo de Egipto, comieron maná , que poseía la propiedad milagrosa de que uno podía elegir que tuviera el sabor de cualquier alimento que quisiera. 15 Lo mismo ocurre con la Torá y las mitzvot: 16 poseen diferentes tipos de placer, representados por los diferentes sabores de las cinco frutas con las que Eretz Israel está bendecida. Uno solo necesita tener el deseo necesario, y su cumplimiento de la Torá y las mitzvot puede ser placentero, no solo rutinario.

Esto se logra a través del estudio del Jasidismo , que, como hemos señalado anteriormente, es el concepto de “placer”. El aspecto revelado de la Torá es el cuerpo de la Torá; el aspecto místico, el Jasidismo, es su alma. El estudio del Jasidismo aporta calidez y vitalidad al cumplimiento de las mitzvot, infundiendo nueva vida, asegurando que la Torá y las mitzvot ya no sean estériles; tendrán un alma.

Servicio completo y completo

Otro aspecto de esta festividad es que se celebra el día quince de Shvat, cuando la luna está en su plenitud.  El pueblo judío es comparado con la luna, y “están destinados a renovarse como ella”.  Así, las diferentes fases de la luna son paralelas y se reflejan en el servicio de los judíos a Di-s. La luna llena del día quince del mes representa el servicio completo y pleno a Di-s.

No importa cuán elevados hayan sido los logros previos de un judío (en los días anteriores del mes), el día quince enseña que puede y debe hacer más: debe crecer como crece la luna, hasta que sus logros sean plenos y completos.

Esto se lleva a cabo, como se explicó anteriormente, sintiendo placer en nuestro servicio a Di-s. Cuando ese servicio se haya completado por completo, habrá llegado la verdadera y completa redención.

Sijot 15 Shevat , 5742; Likkutei Sichos , vol. XVI, págs. 529-532

Guía completa de Janucá

¿Qué es Janucá?


La “fiesta de las luminarias” dura ocho días y se celebra con el encendido nocturno de la Menorá o Janukiá (candelabro de nueve brazos), oraciones especiales y comidas fritas.
La palabra hebrea Janucá significa “inauguración”, y la festividad se llama así porque celebra la reinauguración del Templo Sagrado de Jerusalem.

Un poco de historia: Hace unos 2100 años…


La Tierra de Israel queda bajo el dominio del emperador greco-sirio Antíoco Epífanes.
El nuevo emperador emite una serie de decretos destinados a imponer su ideología y rituales helenísticos al pueblo judío: prohibe el estudio de la Torá y la observancia de sus mandamientos y profana el Templo Sagrado de Jerusalem con ídolos griegos.
Un pequeño grupo de judíos, liderados por Iehudá el Macabeo, libra una batalla contra los poderosos ejércitos griegos.

¡Milagro n° 1! 

Los pocos y débiles macabeos superan al ejército griego y lo expulsan de la Tierra de Israel. El 25 de Kislev, los macabeos recuperan el Templo Sagrado. Al querer encender la Menorá (candelabro de siete brazos) del Templo, descubren que los griegos habían contaminado prácticamente todo el aceite.

¡Milagro n° 2! 

Uno de ellos encuentra una vasija de aceite puro, suficiente para una noche. Elaborar nuevo aceite puro les iba a llevar ocho días.

¡Milagro n° 3! 

el suministro de aceite les alcanza para ocho días y noches, hasta que logran obtener el nuevo aceite. Para conmemorar y hacer públicos estos milagros, cada año encendemos el Candelabro de Janucá en cada una de las ocho noches de la festividad.

Encendido de la Menorá:

es el corazón de la festividad. Tiene nueve llamas, una de las cuales es el Shamash (“vela piloto”), que se usa para encender las otras luces.

La primera noche se enciende una -además del Shamash– y las noches subsiguientes se va sumando una vela, hasta completar las ocho velas la última noche de Janucá. 

      • Una pequeña luz disipa mucha oscuridad: Los macabeos combatieron las fuerzas de la oscuridad con espadas, nosotros lo hacemos sumando luz espiritual.
      • La oscuridad es la ausencia de luz; por lo tanto cualquier esfuerzo, cualquier cambio, cualquier iluminación que creamos recorre un largo camino. 

    Nunca debemos permitir que la aparente pequeñez de nuestra contribución nos impida actuar y apreciar la importancia de la acción.

     

    ¿Qué se necesita? 

        • Una menorá con ocho soportes para aceite o velas y un soporte adicional, separado del resto, para la vela Shamash. Si no tenés una Menorá, pueden utilizarse soportes independientes.

          • 36 velas o aceite y mechas + 8 velas para el Shamash: dado que el milagro de Janucá sucedió con aceite de oliva, una Menorá de aceite es preferible a una con velas, y el aceite de oliva es el ideal. Las mechas de algodón son preferidas debido a la luz suave que producen.

        ¡Nota! La Menorá debe arder al menos 30 minutos luego de la salida de las estrellas (si se enciende más tarde, 30 minutos en total), por lo tanto hay que asegurarse de colocar suficiente aceite o utilizar velas lo suficientemente grandes.

         

        ¿Cómo?

            • Las ocho velas de la Menorá deben estar dispuestas en línea recta, pareja, no en zigzag o con algunos soportes más altos que otros. 

           

          ¿Quién?

          Hombres y mujeres por igual tienen la obligación de encender la Menorá. El jefe del hogar enciende el candelabro familiar mientras todos los demás escuchan las bendiciones y responden “Amén”. En muchas familias, todos los miembros de la familia, incluso los niños, encienden sus Janukiot personales. 

           

          ¿Cuándo? 

              • Lo ideal es realizar el encendido con la puesta del sol, cuando comienza a oscurecer. Algunos acostumbran a encenderla luego de la salida de las estrellas (aprox. 30 minutos después de la puesta del sol).

              • ¿Llegaste tarde a casa? Mientras haya alguien despierto para ver la Menorá, podés encenderla con las bendiciones correspondientes.. Si no, encendela sin recitar las bendiciones.

              • Se enciende la Menorá antes de la puesta del sol. Tené en cuenta utilizar suficiente aceite o una vela lo suficientemente grande para que la Menorá arda por lo menos 30 minutos luego de la salida de las estrellas.

              • La Menorá se enciende luego de la salida de las estrellas, una vez recitada la Havdalá, la ceremonia que da la despedida al Shabat. (En la sinagoga, primero se enciende la Menorá y luego se recita la havdalá)
              •  

            ¿Dónde?

            La Menorá se coloca en la puerta, frente a la mezuzá, o en una ventana que da hacia la calle.

                • Cuando encontrás la luz que ilumina tu hogar, compartila con los que te rodean.

              Procedimiento:

                  1.  Reuní a todos los miembros de la casa alrededor de la Menorá.

                2. Encendé la vela Shamash. Luego, sostenela con tu mano derecha (a menos que seas zurdo).

                3. Mientras estás de pie, recitá las bendiciones correspondientes:

                5. Encendé las velas, comenzando por la más “nueva” (ver cuadro).

                6. Colocá el Shamash en su lugar. Se acostumbra entonar el “Hanerot Halalu” y “Maoz Tzur”.

                7. Quedate alrededor de la Menorá  durante aproximadamente media hora (excepto la tarde del viernes, vísperas de Shabat). Compartí algunas historias de Janucá con tu familia, disfrutá de un juego de dréidel o sevivón (perinola) y saboreá unos tradicionales Latkes calientes (buñuelos de papa fritos) o unas Sufganiot (donas fritas). 

                 

                Comidas típicas de Janucá:

                Frito: es una tradición comer alimentos que reflejen el significado de la festividad, como la manzana con miel en Rosh Hashaná y los Oznei Hamán en Purim. Janucá no es una excepción: el aceite jugó un papel importante en la historia de Janucá, por lo tanto, acostumbramos a comer alimentos fritos en Janucá.

                Lácteo: también es costumbre comer alimentos lácteos, para conmemorar a Iehudit, la valiente mujer cuyo osado coraje llevó a la gran victoria de los Macabeos

                El Dréidel (la perinola):

                También conocido como “Sevivon”, este juego nos ayuda a recordar el coraje de los valientes niños, quienes se escondieron en cuevas para poder estudiar Torá tras la prohibición de Epífanes. Al acercarse los soldados griegos, los niños sacaban el Dréidel y simulaban estar jugando.

                El Dréidel (del Idish “drei”, dar vuelta) tiene cuatro caras, con una de las letras hebreas Nun, Guímel, Hei, Shin, iniciales de “Nes Gadol Haia Sham” (un gran milagro ocurrió allí) tallada en cada una de ellas.  

                ¡A jugar!

                Necesitás: 1 Dréidel. Monedas, caramelos o fichas.

                ¿Cómo jugar?

                  1. Se entrega la misma cantidad de monedas a cada uno de los participantes, y se dejan algunas para el pozo.

                  1. En orden, se hace girar el Dréidel:

                Si cae en Nun: no ponés ni sacás del pozo. Si cae en Guímel: tomás todo el pozo, luego todos los participantes colocan una moneda en el pozo. Si cae en Hei: tomás la mitad del pozo. Si cae en Shin: agregás una moneda al pozo.

                Janucá Guelt:

                En Janucá se acostumbra dar monedas (guelt) a los niños.

                Una de las razones es que la palabra hebrea Janucá viene de la misma raíz que la palabra Jinuj (educación).

                En esta festividad focalizamos nuestra atención en la educación judía de nuestros niños: les regalamos dinero y les enseñamos a dar una parte a caridad.

                Encendido público de la Menorá: 

                El 1974, se encendió la primera Menorá pública, en Philadelphia, Pennsylvania, EEUU. 

                Hoy, más de 15.000 Janukiot gigantes son encendidas en plazas, centros comerciales, aeropuertos y otros espacios públicos alrededor del mundo, decenas de ellas en la Argentina. 

                El mensaje de las luminarias de Janucá resplandece para que todos lo vean: el mensaje de que el bien y la luz, al final, siempre triunfan sobre la oscuridad.

                ¿Por qué el Guelt?

                La palabra Hebrea “Janucá”, tiene la misma raíz que Jinuj, educación.

                Los griegos estaban determinados en forzar el Helenismo en la población judía, a expensas de los ideales y mandamientos de la sagrada Torá. Desafortunadamente, fueron bastante exitosos en su emprendimiento.

                Luego que los griegos fueron derrotados, fue necesario volver a educar a los judíos, volver a introducir en la mayoría de la población los valores de la Torá. A ello se debe el fuerte lazo que comparte Janucá con la educación.

                Apropiadamente, durante Janucá es costumbre dar guelt (dinero) a los niños, a enseñarles a aumentar en caridad y buenas acciones, y a agregarle al espíritu de la festividad.

                Esta sutil forma de “soborno”, es un componente esencial en el proceso de la educación. Maimónides discute la importancia de usar premios e incentivos hasta que el niño sea lo suficientemente mayor para entender independientemente la importancia de la belleza de la Torá y las mitzvot.

                También hay una razón más profunda para esta antigua costumbre:

                Maimónides escribe: “Los griegos pusieron sus manos sobre las posesiones de Israel”.

                Los griegos invadieron las posesiones de Israel de la misma manera con la que contaminaron el aceite en el Templo Sagrado. No destruyeron el aceite, lo impurificaron. No robaron al pueblo judío; atentaron en infundir sus posesiones con los ideales Griegos, para que sean utilizados para fines impuros y egoístas, en vez de para fines sagrados.

                El “Janucá guelt” celebra la liberación y mandato para dirigir la riqueza material hacia fines espirituales.

                El Janucá guelt puede ser dado en cualquier momento de Janucá (menos en Shabat). Algunos tienen la admirable costumbre de dar el gelt cada noche de Janucá.

                En Jabad, es costumbre dar guelt cada noche, pero entregar una suma más cuantiosa en la cuarta o quinta noche.

                Por Israel Rice

                El bebé del Etrog

                Cierta vez vivía en una pequeña aldea un santo Rabí. Por supuesto, se cuidaba de observar todas las mitzvot de la mejor manera posible, y en cada uno de sus detalles. 

                Pero amaba especialmente la mitzvá de las “Cuatro Especies”, pues ésta era una mitzvá que no podía cumplirse en todo el año y sólo venía junto con la festividad de Sucot. ¡Cuántos pensamientos y símbolos elevados estaban ligados a esta mitzva! No es de extrañar, entonces, que el Rabí no escatimara dinero para obtener el más perfecto Etrog posible.

                Varias semanas antes de que llegara Sucot, el Rabí enviaba un mensajero especial para que le comprara un Etrog perfecto. El mensajero viajaba a la ciudad grande más cercana, y si era necesario, a ciudades más lejanas, examinaba todos los etroguím que estaban a la venta, y elegía luego el más hermoso y perfecto sin fijarse en el precio. Nunca antes había sucedido que el mensajero regresara sin un Etrog perfecto.

                Pero estaba vez sí sucedió, y el Rabí estaba profundamente apenado. El mensajero le contó que había viajado por muchas ciudades, y había examinado numerosos Etroguím, pero no había encontrado uno que se ajustara a los requerimientos del Rabí. Probablemente ese había sido un mal año para la plantación de Etroguím, pues la mayoría de ellos tenía manchas y otros defectos y no tuvo otra alternativa que rechazarlos.

                En la pequeña aldea todos estaban tristes por esta contrariedad, pues amaban mucho a su Rabí. Además, sabían que si el Rabí no tenía un Etrog para Sucot, también ellos se verían privados de la oportunidad de recitar la bendición sobre las Cuatro Especies, porque generalmente el Etrog del Rabí era el único en esta pequeña y pobre comunidad. Repentinamente pareció haber un rayo de esperanza. Un viajante que pasaba por la pequeña aldea, al escuchar de la preocupación del Rabí, contó a la gente que en cierta aldea lejana, próxima a la frontera, había un judío acaudalado que tenía el Etrog más hermoso y perfecto.

                Dos de los amigos más cercanos al Rabí no perdieron tiempo. Alquilaron un caballo y una carreta y partieron hacia aquella aldea, próxima a la frontera. Cinco días después arribaron allí y se dirigieron de inmediato a la casa del judío rico que tenía un Etrog perfecto. Pidieron al dueño del Etrog que se los mostrara, cosa que éste hizo orgulloso. Extrajo su caja de plata, desenvolvió el algodón blanco y puro que lo protegía, y allí, ante sus ojos, tenían un Etrog de extraordinaria belleza y perfección.

                “Exactamente el Etrog que buscamos para nuestro reverenciado Rabí”, dijeron los dos mensajeros. Extrajeron todo el dinero que traían consigo y lo pusieron sobre la mesa.

                “No hay dinero en el mundo con el que se me pueda comprar este Etrog”, dijo el dueño. “Yo también soy judío y amo la mitzvá del Etrog. Lo siento amigos, el Etrog no está en venta”.

                Los dos mensajeros comenzaron a implorar al hombre que les vendiera el Etrog. Le dijeron que seguro podría obtener otro y, aunque no fuera tan perfecto, sería lo suficientemente bueno como para recitar sobre él la bendición; su santo Rabí, por otro lado, sufría enorme pena al no tener un Etrog, y tampoco la comunidad tendría uno.

                El dueño se lamentó, pero no cedió. “Es la primera vez en mi vida que he sido afortunado comopara conseguir un Etrog tan perfecto y no me separaré de él. Prueben suerte en otra parte”.

                Profundamente decepcionados, los dos mensajeros le desearon un feliz Año Nuevo y un feliz Iom Tov, y se dieron vuelta dispuestos a irse.

                “¡Esperen!”, los volvió a llamar el hombre. “Hay una condición que podría hacerme cambiar de opinión. Hasta daría con gusto el Etrog como regalo al santo Rabí, de cumplirse la condición”.

                “¿Cuál es la condición”, preguntaron esperanzados.

                “Di-s me ha bendecido con una buena esposa y con riquezas, pero nos ha negado la bendición de un hijo. Ni mi mujer ni yo somos jóvenes. Daré este Etrog como regalo al Rabí si él bendice a mi mujer y a mí para que tengamos nuestro propio hijo el año que viene en esta época. Pero deben saber que este regalo está sujeto al cumplimiento de esta condición. De otra manera se considerará como si hubiera sido obtenido por engaño. En ese caso, el Rabí estaría pronunciando la bendición sobre un Etrog robado, y no habrá cumplido, Di-s libre, la mitzvá”.

                Los rostros de los dos mensajeros se ensombrecieron, y sus esperanzas se esfumaron. ¿Cómo podrían ellos aceptar el Etrog bajo semejante condición? Intentaron convencer una vez más al hombre para que les vendiera el Etrog y que depositara su confianza en que Di-s lo recompensaría según los deseos de su corazón. Pero el hombre no estaba dispuesto a cambiar de idea. “Tómenlo o déjenlo. Yo cederé mi Etrog únicamente bajo esa condición”.

                Luego de discutir la cuestión entre sí unos minutos, los mensajeros decidieron aceptar el Etrog según la condición del hombre, y se apuraron a regresar a casa tan rápido como pudieron.

                Cuando estuvieron frente a su amado Rabí, le informaron jubilosos que habían traído un Etrog. Cuando el Rabí lo vio, brillando como oro en su envoltura de algodón blanco, su rostro se encendió, dispuesto a bailar de alegría.

                “Pero…”, los mensajeros comenzaron a balbucear.

                “¿Pero qué?”, preguntó el Rabí.

                “Junto con este Etrog va una condición”, y le contaron de qué se trataba.

                Por un momento el brillo desapareció del rostro del Rabí y se lo veía muy serio, sumido en sus pensamientos. Luego dijo: “Sólo puedo dejar la cuestión en las manos de Di-s; bendeciré al hombre y a su mujer, tal como ha pedido, y que el Altísimo haga según Su voluntad”.

                El rostro del Rabí volvió a encenderse una vez más con alegría interior, en tanto acariciaba el Etrog y admiraba su belleza y perfección. Esperaba ansioso que llegara Sucot, cuando podría cumplir la gran mitzvá de recitar la bendición sobre el Etrog.

                Pasó casi un año, y poco antes de Sucot llegó un mensaje de parte del acaudalado judío de la lejana ciudad próxima a la frontera, informando que la bendición del Rabí se había cumplido y que habían tenido un varón. Junto con el mensaje había un hermoso y perfecto Etrog como regalo para el Rabí, esta vez sin ninguna condición.

                Año tras año el acaudalado hombre enviaba al santo Rabí un hermoso Etrog antes de Sucot. Un año, el Etrog fue traído por un elegante joven.

                “Yo soy el ‘bebé del Etrog’ “, se presentó el joven. “Mi nombre es Moshé, y mi padre me envió a que estudie Torá bajo su tutela”.

                Moshé o, como lo llamaba la gente, “Moshé Etrog”, estudió Torá con entusiasmo, y observaba todas las mitzvot con alegría. Pero, por encima de todo, apreciaba la mitzvá del Etrog, que observaba con especial alegría e inspiración.