¿Por qué celebrar en una tumba?

Rabi Shimón Bar Iojai, fue uno de los más grandes sabios del pueblo judío. Alumno de Rabi Akiva, vivió en la época de las persecuciones romanas. Se decía de él que toda mujer debe orar para que su hijo pueda emularlo, y que por lo excepcional que era, su mérito fue suficiente para proteger a toda su generación.

Los romanos condenaron a Rabí Shimón a muerte por sus declaraciones contra el gobierno. Pasó a la clandestinidad junto con su hijo Elazar. Se escondieron en una cueva durante 12 años, pasando ese tiempo estudiando Torá.

Cuando salieron, se habían elevado a tales alturas de santidad y comprensión Divina que veían el mundo desde una perspectiva diferente de la persona promedio.

Compuso muchos volúmenes de comentarios de la Torá, pero es más conocido por el Zohar, la obra fundamental de la Cábala. Rabí Shimón pidió que el aniversario de su muerte, 33 del Omer, esté marcado por grandes celebraciones, especialmente en el lugar de su tumba en Merón.

Es inusual celebrar en un Iortzait así. Una fuente de esta antigua costumbre se basa en el hecho de que la sentencia de muerte contra Rabí Shimón fue anulada por un milagro. Ya que a los asesinados por los romanos se les negaba sepultura, la celebración es en su tumba, y Rabi Shimón murió de muerte natural.

La antigüedad y la continuidad de estas costumbres se evidencian por los registros en el diario de un viajero que data de 1522, “… El 15 de Iyar una gran caravana se formó en Meron, más de mil almas estaban allí, porque muchos vinieron de Damasco con sus esposas e hijos, y la mayoría de la comunidad de Safed, y toda la comunidad de Levukim, que es un pueblo cerca de la cueva donde Rashbi y su hijo estaban escondidos… y pasamos dos días y dos noches [coincidiendo con Lag Baomer] de celebración y regocijo”.

¿POR QUÉ CELEBRAR EN UNA TUMBA?

El tiempo

El concepto de tiempo, lo que constituye un corto periodo de tiempo, nuestra percepción de un largo tiempo, cuán rápido es rápido, se ha redefinido gracias a los constantes avances de la tecnología.

Y, sin embargo, con todos los nuevos dispositivos de ahorro de tiempo, parecería que no hay tiempo para todo lo que queremos encajar en nuestros días llenos de acción, estrés.

A pesar de que no hay tiempo para todo, para todo hay un tiempo.

De hecho, en las palabras del rey Salomón (en el libro de Eclesiastés):

“Para todo hay un tiempo y un tiempo para cada propósito bajo el cielo”

“Un tiempo para nacer y un tiempo para morir;

Tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;

Un tiempo de destruir, y tiempo de edificar;

Tiempo de llorar y tiempo de reír;

Un tiempo para llorar y un tiempo para bailar;

Un tiempo para esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras;

Tiempo de abrazar y tiempo de abstenerse de abrazar;

Tiempo de buscar, y tiempo de perder;

Tiempo de guardar, y tiempo de desechar;

Un tiempo para rasgar, y un tiempo para coser;

Un tiempo para callar, y tiempo de hablar;

Un tiempo para amar y un tiempo para odiar;

Un tiempo de guerra y tiempo de paz”

Estas 22 expresiones de tiempo abarcar todos los aspectos de nuestras vidas.

El judaísmo tiene un concepto único de tiempo.

En lugar de considerar el tiempo como una progresión lineal, una secuencia de momentos sucesivos, las enseñanzas judías hablan de ciclos de tiempo. A medida que cada nueva semana comienza, el ciclo de la creación comienza de nuevo.

De manera similar, hay un ciclo anual que incluye toda la serie de cambios y desarrollos que suceden en el transcurso de un año. Por lo tanto, la palabra hebrea año, “shaná”, alude a este concepto ya que también significa “repetición”.

El Pensamiento Jasídico enseña que cada instancia abarca todo el pasado y el futuro. Para explicar este concepto: Di-s creó el mundo de la nada absoluta. A diferencia de un artesano que modela un artículo de materia prima, o un pensador que desarrolla una idea de lo potencial, Di-s trajo a la existencia la nada total y absoluta. Por lo tanto, el primer momento de la existencia que Él creó incluido dentro de ella cada momento que vendría a continuación.

El Baal Shem Tov enseña que la creación es un fenómeno continuo. El mundo no tiene existencia independiente y en cada momento, Di-s da origen a la totalidad de la existencia.

Por lo tanto, cada momento incluye todos los anteriores y todos los momentos posteriores de la existencia sólo como el primer momento de la creación incluye todos los tiempos.

Sí, hay un tiempo para todo, y todo tiene su tiempo. Pero, para ser capaz de encontrar tiempo para todo, si miramos las palabras del rey Salomón, mientras trabajaba en su tratado sobre el tiempo en Eclesiastés, nos encontraremos con un consejo: “El fin de la cuestión, cuando todo está dicho y hecho: teme a Di-s, y cuida sus Mandamientos, porque esta es toda la obligación del hombre “.

Dedicado especialmente a la Rebetzin Jaia Mushka Schneerson, cuyo Iortzait es el  22 de Shevat.

El valor numérico de las letras hebreas de su nombre coincide con las letras de la palabra hebrea “et” – tiempo.

Un par de Tefilín muy especial

En los años 80, Rabí Aharon Ceitlin de Israel visitó Rusia. Un día, en la sinagoga de Moscú, se encontró con un Shojet (matarife ritual) que cuando oyó el nombre de Rabí Ceitlin preguntó: “¿Es pariente del Ceitlin que fue arrestado hace 50 años en Berditchev?”

“Sí” Rabí Ceitlin contestó. “era mi padre Z’L”

El joven, Moshé Tamarin, le contó la siguiente historia: “Hace unas semanas, recibí una llamada de un hombre anciano, Reb Refoel Brook, pidiéndome que enviara un shojet a su ciudad antes de las fiestas. Me dijo que había 15 familias judías en Saratov que comían kasher.

Fui allí. El viaje duró 17 hs en tren. Cuando terminé la shejitá de los pollos, el hombre me mostró un par de tefilín que tenía. Eran muy viejos y estaban en mal estado. Me preguntó si podía llevarlos a Moscú para verificar y ver si eran kasher”

“¿Por qué usa un tefilín tan viejo?” le pregunté. “Puedo conseguirle otros mejores”

Tengo otro tefilín que uso todos los días. Pero estos tefilín son muy especiales. Los llamo “los Tefilín del Mesirut Nefesh (auto sacrificio)…”  Y me relató: “Hace muchos años, junto a otros cinco muchachos estudiábamos en la Ieshivá clandestina de Lubavitch en Berditchev. Las condiciones de la ‘Ieshivá’ eran casi insufribles. De noche, buscábamos un sótano o un vagón de tren abandonado para dormir. Nos alimentábamos mal, pero estábamos dispuestos a sufrir para estudiar Torá.

Una noche decidimos quedarnos en la sinagoga. Era el Iortzait de Rabí Shneur Zalman de Liadi [fundador de Jabad y autor del Tania]. Después de cubrir todas las ventanas para que nadie vea desde afuera, colocamos un mantel blanco en la mesa y empezó el Farbrenguen.

Escuchamos del maestro historias y conceptos profundos de filosofía jasídica. Las melodías que cantamos nos transportaron a un mundo sin miedo.

De repente, se oyó un golpe fuerte en la puerta. ‘¡Abran!’ gritó una voz en ruso. En unos segundos nos escondimos en diferentes lugares.

Cuando los agentes entraron, nos encontraron rápidamente y nos arrestaron. La excusa que habíamos preparado era que éramos todos huérfanos. Después de unos días nos enviaron a un orfanato estatal en las afueras de la ciudad. Nos advirtieron que si continuábamos estudiando Torá y observando Mitzvot nos castigarían. A pesar de las palizas, no comimos comida no kasher.

Entretanto, los jasidim locales hicieron todo lo que pudieron para liberarnos. Usábamos el paseo diario que se nos permitía, para orar en la tumba del Rabí Levi Itzjak de Berditchev. Una vez, un hombre pasó y tiró un papel. La nota informaba que había un par de tefilín oculto en un cierto árbol del bosque. También recibimos Sidurim y otros textos.

Desde entonces salíamos en parejas al paseo. Pasábamos por el árbol y, con gran mesirut nefesh, nos colocábamos Tefilín.

Un mes después encontramos una nota. Nos teníamos que preparar para escapar en cierta fecha. Según el plan, escapamos al bosque donde alguien nos estaba esperando con boletos de tren a Kiev. En Kiev, nos separamos a diferentes Ieshivot Tomjei Tmimim.

“Estos son los tefilín que nos pusimos en el bosque…”

Moshe Tamarin recordaba que uno de los nombres que Reb Refoel había mencionado era Iehoshua Heshel Ceitlin.

El Rabino Ceitlin se emocionó. Su padre le había contado la historia del Tefilín. Su padre recordaba los nombres de los otros cinco muchachos pero sólo conocía el paradero de cuatro de ellos. Lamentaba no saber lo que había pasado con Reb Refoel. El misterio del paradero del sexto muchacho estaba resuelto ahora – gracias a un especial par de tefilín.

El Rabino Ceitlin no podía compartir las noticias con su padre, pues había fallecido dos años antes. Pero decidió que contactaría a Reb Refoel.

Después de mucho esfuerzo, Rabí Ceitlin pudo localizarlo por teléfono. La emoción de ambos era inmensa. El Rabino Ceitlin instó a Reb Refoel a abandonar Rusia. Pasaría sus últimos años en un ambiente de Torá y con sus “viejos amigos.”

“¿Quién cuidará de las 15 familias judías de aquí si me voy?” Reb Refoel le preguntó a Rabí Ceitlin.

Cuando Rabí Ceitlin avisó a los amigos de su padre que había encontrado a Reb Refoel se entusiasmaron y organizaron su visita. Desgraciadamente, como el propio Reb Refoel había sospechado, la emoción era demasiado grande y falleció días antes de que se realizara la reunión.

(Adaptado del Sijat Hashavua)

10 de Shvat: la misión

Tiempo y lugar: viernes de noche hace 70 años, en un pueblito australiano de Shepparton, en la casa de Rabi Moshe Zalman Feiglin

Moshe Zalman se despertó de su sueño. Se dio prisa, ansiosamente, al comedor, y descubrió lo que lo había despertado: la fotografía enmarcada del sexto Rebe de Lubavitch, Rabi Iosef Itzjak Schneerson- que durante años había ocupado un lugar de orgullo en un aparador- se había caído al suelo. Apuntando al vidrio estrellado, dijo en voz baja: “¡Algo ha pasado!”.

Su nieto de doce años, Uri, que le hacía compañía, trató de tranquilizarlo aduciendo que la caída se debió quizás a un temblor, pero de nada sirvió.

En la mañana de Shabat, Moshe Zalman compartió su preocupación con su sabio vecino Rabi Betzalel Wilschansky. Él buscó tranquilizarlo sin éxito. Moshe Zalman, un hombre conocido por su fe, tranquilidad y ecuanimidad, no podía encontrar paz.

Finalmente, después de Shabat, llegó un telegrama desde Brooklyn. El Lubavitcher Rebe había fallecido. La fecha: Shabat, 10 de Shvat 5710 (1950).

Exactamente un año después. Lejos de Australia, en el otro lado del globo, varios cientos de personas- principalmente sobrevivientes del holocausto- se encontraban apretados en un cuarto pequeño, que albergaba en ese momento a unos 150 individuos. La tensión era palpable en el aire. ¿Estaría de acuerdo o no?

Ya habían pasado doce meses desde el fallecimiento del Rebe. Los líderes del movimiento habían puesto sus ojos en un sucesor para que asumiera el puesto del séptimo Rebe en la dinastía de Jabad-Lubavitch. Sin embargo, él se negaba repetidamente.

En esa tarde invernal, la noche siguiente al primer Iortzait del Rebe, se realizaba un farbrenguen (reunión jasídica) en 770 Eastern Parkway, la Sede Principal de Jabad en Brooklyn, NY, conmemorando la ocasión. Había un vislumbre de esperanza, quizás cedería.

A las 22:40 sucedió. El nuevo Rebe, el séptimo Rebe, fue nombrado. No hubo ninguna fanfarria o ceremonia. El Rebe simplemente pronunció un discurso jasídico y de allí en adelante formalmente asumió la dirección del movimiento. En este discurso histórico, el Rebe extendió la declaración de la misión para sus seguidores, la “séptima generación,” como se refirió a ellos. La tarea de la séptima generación, dijo, es traer la Shejiná (la Presencia Divina) a este mundo físico.

“Estamos en medio del periodo llamado ikveta dimeshija (el tiempo cuando pueden oírse los pasos próximos de Mashíaj). De hecho, estamos en la conclusión de este periodo. Nuestra tarea es completar el proceso de atraer abajo la Presencia Divina, para que pueda morar dentro de nuestro mundo inferior”

La llamada emitida esa noche del invierno repercutió en la conciencia de esas pocos cientos de personas. Pero su eco se extendió mucho más allá de las paredes de “770”.

Siete décadas han sucedido. Durante este periodo de tiempo, el movimiento de Jabad Lubavitch, inspirado por la llamada del Rebe, se ha transformado en un inmenso movimiento internacional en seis continentes, abarcando miles de Batei Jabad y centros de difusión de judaísmo por todo el globo, incluso con una fuerte presencia en el ciberespacio.

Setenta años después, el pueblito australiano de Shepparton ya no aloja al ilustre y venerado jasid, Rabi Moshe Zalman Feiglin. Pero en Australia solamente, la presencia de Jabad se ha extendido a más de cien centros.

Durante estos setenta años hubo algunos momentos muy yermos, pero el poder colectivo ha transformado las fuerzas indeseables y destructivas que se han cruzado en experiencias positivas y de crecimiento. Cualquier causa de pesar o abatimiento, cada estorbo u obstáculo, ha sido o, por lo menos, tiene la capacidad de ser transformado en oportunidades para crecimiento y rejuvenecimiento.

 La llamada inicial que emitió desde 770 Eastern Parkway, ha penetrado el mundo. La declaración de la misión de atraer la Shejiná desde el “séptimo cielo” aquí debajo no es más un sueño del futuro distante, sino una realidad inminente que muy brevemente se pondrá totalmente de manifiesto.

Estamos de pie en el umbral de la Redención. Estamos entrando en el “Iom Shekuló Shabat” la era que es todo un largo Shabat. Después estaremos en el modo de Shabat para siempre.

Por Yossi Braun

Los últimos momentos del Alter Rebe

El 24 de Tevet, es el Iortzait de Rabi Shneur Zalman, el fundador de Jabad. Anticipándose a los planes de Napoléon de conquistar Rusia, Rabi Shneur Zalman (conocido como el Alter Rebe), dijo a su familia que estuviera lista para huir de un momento a otro.

El famoso mentor espiritual, Rav Shmuel Gronem, señaló: El Alter Rebe dijo: “Napoleón es una fuerza del mal muy poderosa, y temo que tendré que tener auto‐sacrificio para doblegarlo”

A sus ojos, el líder francés era una gran ame‐naza al corazón y alma del Judaísmo. Su abolición de las restricciones que existían, era el velo de disimulo de sus intenciones. Lo que Napoleón quería con su revolución era debilitar la adhesión religiosa. Cuando supo del acercamiento del ejército francés, huyó con su familia, ayudado por las fuerzas rusas.

El Alter Rebe insistió en que cada posesión suya debía destruirse, sin importar cuán insignificante fuera; dio instrucciones para que su casa fuera incendiada. Algunos dicen que el Alter Rebe tenía razones para creer que Napoleón practicaba la hechicería, y tomó severas precau‐ciones para que ninguna de sus cosas llegara a sus manos. El rápido avance del ejército de Napoleón hizo imposible que el Alter Rebe pudiera descansar, y le obligó a estar constantemente en carrera. Su esperanza era alcanzar la comunidad judía de Poltava antes de Rosh HaShaná.

En su diario, el hijo del Alter Rebe y sucesor, Rabi Dovber, escribió: “En la víspera de Rosh Hashaná mi padre me confió: “Me siento sumamente dolido y me preocupo por la batalla de Mazaisk [conocida como la batalla de Borodino], ya que el enemigo está fortaleciéndose, y creo él [Napoléon] también va a conquistar Moscú” Lloró amargamente.

En Rosh Hashaná, mi padre me llamó de nuevo y alegremente me contó las alentadoras y dulces noticias: Hoy, durante mis oraciones, tuve una visión: “la suerte ha cambiado para bien y nuestro lado ganará. Aunque Napoleón capturará Moscú, perderá la guerra. Esto es lo que está escrito hoy en el Cielo” Con la derrota de Napoleón, el Alter Rebe podría seguir hacia Poltava.

El viernes, 8 de Tevet, el grupo llegó a la ciudad de Piena. En cuanto arribaron allí, el Alter Rebe cambió sus planes. Empezó a organizar una campaña de alivio para ayudar a todos los judíos que habían sido afectados por la guerra, mandando emisarios para juntar los fondos y organizar y coordinar los esfuerzos.

Nadie podía prever el rápido deterioro de la salud del Rebe. Como líder de miles de Jasidim, Rabi Shneur Zalman pagó un alto precio por preocuparse por los sufrimientos de la comunidad judía y las condiciones difíciles de viaje en un extraordinariamente frío invierno y su angustia en general por la influencia y efectos de Napoleón en la nación judía.

El lunes, 18 de Tevet, cayó en cama. El sábado por la noche, 24 de Tevet, escribió una nota que declara que uno de los propósitos principales del descenso de un alma a este mundo (además de estudiar Torá) es hacer un favor a otro judío de cualquier formaposible. Un rato después de escribir esto, falleció.

De hecho, la nefasta profecía del Alter Rebe sobre Napoleón se cumplió, y los últimos remanentes del ejército de Napoleón se retiraron humillados de Rusia en el momento del fallecimiento del Alter Rebe. Poco antes de fallecer, el Alter Rebe dijo: “A quien se aferre a la manija de mi puerta, le haré un favor en este mundo y en el Mundo por Venir.” El tercer Rebe de Lubavitch, el Tzemaj Tzedek, explicó que “la manija de mi puerta” no significa meramente estudiar las enseñanzas jasídicas del Alter Rebe, sino también practi‐car el Ahavat Israel (el amor a todo iehudí) .

Conociendo al Miteler Rebe

El 9 de Kislev es el cumpleaños y Iortzait de Rabi Dover, 2do Rebe de Jabad.

Rabi Dovber nació y falleció el mismo día, 9 de Kislev (5534‐5588).

Un día después, el 10 de Kislev, recordamos una importante fecha en su vida‐ el día de su liberación, luego de haber sido arrestado debido a una calumnia.

También en él encontramos un epítome de ambos conceptos. Por un lado, elevó inmensamente la profundización en la filosofía jasídica, logrando que cuando dos jasidim se encontraban, dialogaran sobre el concepto básico que expresa la nulidad del mundo frente a su Fuente Divina.

Por el otro, se dedicó a reunir fondos para los iehudim en la Tierra de Israel, y además promovió el asentamiento de judíos en aldeas (dentro de Rusia) para que se dedicasen a la agricultura e industria.

El mismo fue el primero de los Rebes que se mudó a Lubavitch. Esta línea de conducta expresa la verdad completa, pues une todos los extremos. Un sistema que se dedique únicamente a temas espirituales o solamente a temas terrenales, no puede ser verdad.

La verdad debe abarcar todos los aspectos de la vida, los del espíritu y los de la materia. En Rabi Dovber confluyen ambos conceptos: la gigantesca estatura espiritual, reflejada en la inconmensurable sabiduría de la Torá y el Jasidut. Y junto con esto, el interés por los más ínfimos detalles de los problemas que acosaban al iehudí, o a la comunidad toda.

• Cierta vez dijo Rabí Dovber de Lubavitch a Rabí Itzjak de Homil: “Tengo en mente un tema de Jasidut que ocuparía 1000 páginas, ¿qué crees? ¿Lo expreso oralmente o lo escribo?”. No se sabe qué le contestó.

• Dijo el Rebe Maharash: “Mi abuelo, Rabí Dovber escribía sus discursos jasídicos a una velocidad asombrosa y con letras muy apretadas. Cada página contaba con 50 o 60 renglones y cuando llegaba al final de ella todavía no se había secado el principio del párrafo. Todo esto es debido a que su mano estaba unida a la fuerza del pensamiento y con la rapidez del mismo escribía”

• Rabí Mordejai de Babroisk viajaba anualmente para la festividad de Sucot a visitar al Miteler Rebe, Rabí Dovber de Lubavitch. Debido a que era un importante huésped se alojaba en la casa del Rebe e inclusive estudiaban juntos en las horas de la madrugada, y al amanecer, Rabí Dovber comenzaba la Tefilá de Shajarit que se prolongaba hasta las cuatro de la tarde. Cada año, al comenzar a estudiar nuevamente, el Rebe le decía a Rabí Baruj Mordejai: “Nu, ¿en qué estábamos?”, y continuaba estudiando como si hubieran interrumpido el tema el día anterior…

• Cuando se estaba por imprimir uno de los libros del Miteler Rebe, le preguntaron al Tzemaj Tzedek qué calificativo ponerle. El Rebe indicó que coloquen el término “humilde” que no significa sumiso sino alguien con personalidad.

• Cierta vez, el Miteler Rebe, Rabí Dovber, estaba con el famoso Jasid Rabí Itzjak Aizik de Homl, en Jol HaMoed Pesaj. Los Jasidim jóvenes se quejaron al Rebe que Rabí Itzjak Aizik no se dedicaba tanto a ellos y se recluía en sí mismo. El Rebe le preguntó a Reb Aizik: “¿Por qué no te acercas a los muchachos y estudias con ellos Jasidut? Respondió Reb Aizik: “Si no tengo siquiera tiempo de ocuparme de mí, ¿cómo puedo entonces, dedicarme a los demás? Rabí Dovber le dijo: “Aizl, Aizl, tienes que hacer como yo. Cuando veo que conmigo mismo no puedo ya lograr nada en absoluto, trato por lo menos de hacer un bien al prójimo”.

Iortzait de Rajel

Midrash explica que Rajel fue recompensada con la garantía de Di‐s que sus hijos regresarían a Israel después de que fueron exiliados a Babilonia.

Cada uno de los Patriarcas, Matriarcas y Moshé subió a apaciguar Di‐s, tratando de evocar la misericordia Divina en nombre de sus hijos. “Cada uno invocó las diversas obrasgrandes que él o ella había realizado, solicitando que Di‐s corresponder al tener compasión de los Judíos”.

Pero Di‐s no accedió.

Entonces Rajel entró y dijo:” ¡Oh Señor del Universo, ten en cuenta lo que hice por mi hermana Lea. Todo lo que Iaacov trabajó para mi padre fue sólo para mí, sin embargo, cuando iba a entrar en el dosel nupcial, trajeron a mi hermana en mi lugar. No sólo mantuve mi silencio, sino le di la contraseña secreta que Iaacov y yo habíamos preestablecido (para prevenir cualquier engaño en su noche de boda). Tú, también, si Tus hijos han traído un rival a Tu casa, mantén silencio por ellos.

Di‐s le respondió: “Tú has defendido bien. Hay recompensa por tu obra. Reprime tu llanto, y tus ojos de lágrimas, porque hay recompensa por tu trabajo, dice el Eterno, y volverán de la tierra del enemigo. Esperanza hay también para tu porvenir, dice el Eterno, y los hijos volverán a su propia tierra”.

¿Por qué fue obra de Rajel mucho más preciosa a los ojos de Di‐s de los logros de todos los otros solicitantes? ¿Por qué más que el acto de disposición de Abraham a sacrificar a su hijo o los cuarenta años de liderazgo de Moshé, desinteresado y sin descanso?

Tal vez esta pregunta sea contestada mediante el examen de la legitimidad del matrimonio de Iaakov con Rajel y Lea.

¿Cómo Iaakov fue capaz de casarse, cuando la Torá prohíbe explícitamente casarse con dos hermanas?

Najmánides explica que, dado que los patriarcas vivieron antes de la entrega de la Torá en el Monte Sinaí, observaron las leyes de la Torá sólo en la Tierra de Israel. Por lo tanto, Iaakov podía casarse con dos hermanas durante su residencia en Padan Aram.

Siguiendo esta línea de razonamiento, Najmánides explica el motivo de no enterrar a su amada esposa Rajel en la Cueva de Majpelá, optando en su lugar para reservar el lugar de descanso para Lea.

En pocas palabras, Iaakov sintió vergüenza de traer a su segunda esposa, la mujer con quien se casó “ilegalmente” a la parcela familiar. ¿Qué dirían Abraham, Sara, Itzjak y Rivka de su obra? Rajel era profetisa, así como muy erudita y sabia. Cuando accedió a dar la contraseña a Lea, lo que permitiría a su hermana a convertirse en la primera y “legítima” esposa de Iaakov, era consciente de la magnitud de su sacrificio. Se dio cuenta de que incluso si Iaakov la tomara como segunda esposa – ella no viviría con su marido en Israel. Sus hijos se criarían con su sierva Bilha y no vería a sus nietos. Y para colmo, no descansaría al lado de Iaakov y su santa familia.

Miles de años, quedaría sola en la orilla de un camino remoto, en espera de la redención y de la resurrección de los muertos. Renunciar a la vida física palidece en comparación con el sacrificio eterno. Rajel sacrificó todo – tanto su futuro físico y espiritual – por amor a su hermana. Los patriarcas y Moshé eran magníficos. Pero no tenían nada que rivalizara con tal alucinante sacrificio. Rajel lloró por nosotros y Di‐s escuchó sus súplicas. Lo cierto es que pese a la petición de Di‐s que “se abs‐tenga del llanto…”, continúa llorando hasta que vea la realización de la promesa de Di‐s. Pero quizás Di‐s está esperando que sus hijos se comporten como Rajel. Un acto desinteresado más, en nombre de un hermano o hermana judía finalmente hará sonreír a Rajel.