Rabí Leví Itzjak Schneerson (1878-1944)

Este 20 de Av (17 de agosto), se conmemora el frallecimiento de Rabí Levi Itzjak Schneerson, padre del Rebe de Lubavitch.

Rabí Leví Itzjak Schneerson nació el 18 de Nisan en la ciudad de Podrovna (cerca de Gomel). Hijo de Rabí Baruj Shneur y la Rebetzn Zelda Rajel Schneerson. Su tatarabuelo fue el tercer Rebe de Jabad, Rabí Menajem Mendl de Lubavitch, conocido como el Tzemaj Tzedek.

 En el año 1900, Rabí Leví Itzjak contrajo matrimonio con la Rebetzn Jana Yanovski, hija de Rabí Meir Shlomo, quien fue el Rabino de la ciudad rusa de Nikolayiev. En 1902, nació su hijo mayor, Menajem Mendl, quien luego se convertiría en el Rebe de Lubavitch.

 Rabí Leví Itzjak vivió en Nikolaiyev hasta el 1909, para luego ser designado Rabino de Yekatrinoslav (hoy, Dnipro Ucraniak). En 1939 fue arrestado por el régimen comunista por su valiente postura frente al Gobierno de querer erradicar enseñanza y práctica judía en la Rusia Soviética. Luego de un poco más de un año de tortura e interrogatorios en las terribles prisiones de Stalin, fue sentenciado a exilio en el interior de Rusia, donde falleció en el 20 de Av 1944.

El asesoramiento del Rebe

Mi tío, Rabí Sholom Gordon, de bendita memoria, era emisario de Lubavitch en Nueva Jersey, desde principios de los años cuarenta. En su trayectoria, tocó miles de vidas.

En algún momento alrededor de 1960, la madre de un ex alumno del Tío Sholom se acercó a él con un problema. A su hija, que había alcanzado la edad núbil, hacía ya varios años, le era difícil encontrar un marido. Conscientes de la grandeza del Rebe, la madre desesperada pidió a Sholom que concertara una cita para ella con el Rebe. Mi tío cumplió con el pedido, e incluso llevó a la madre, junto con su hijo, a su encuentro con el Rebe.

Mi tío esperó fuera. Cuando la madre salió de la oficina del Rebe, se veía muy   molesta.

“¿Qué   pasó?” Sholom preguntó. “Bueno”, contestó la madre, “me dirigí al Rebe y le pedí una   bendición   para   conseguir   una buena pareja para mi hija. Me sorprendí cuando el Rebe comenzó a hacerme preguntas sobre mi vida. Me preguntó acerca de nuestro medio de vida. Le dije que tenemos una tienda muy exitosa en Newark. El Rebe me preguntó si la tienda está abierta en Shabat. Le dije que sí.

“Entonces, y esto es lo que realmente no entiendo, el Rebe sugirió que ya que estamos financieramente seguros,   debemos   cerrar   nuestra tienda en Shabat y que Di-s, a  continuación, enviará  al bashert (destinado)   esposo   a   nuestra   hija.   

Le respondí   que   necesitamos   abrir   la tienda toda la semana para proveer de sustento a nuestra hija en caso de que algo nos suceda a nosotros y ella no se case. Cuando Di-s mande a su bashert… entonces voy a cerrar la tienda en Shabat. El   Rebe   no   estuvo  de acuerdo.”Rabino   Gordon,” continuó   la mujer,

“Soy de Europa. Sé de Rebes jasídicos. Pensé que nos daría las bendiciones correspondientes y querría una donación. No he venido aquí para obtener asesoramiento empresarial…”

Pasaron los años. En 1967 llegaron a Newark disturbios, violencia y bandidaje. El almacén de propiedad de los padres del ex estudiante de Sholom estaba entre los destruidos en manos   de los vándalos. Ya   alcanzando la edad de la jubilación, y después   de   fallecer   su   esposo poco antes, la madre decidió no reconstruir la tienda. El negocio se cerró definitivamente, y por supuesto, estuvo cerrado también en Shabat. A los pocos meses, la hija conoció a su bashert.

Hoy   en   día,   gracias   a   Di-s,  es  la madre de una familia muy respetada.

El Rebe

Conmemoramos los 30 años de su partida física con un Tributo al Rebe muy especial.
El 1º de julio a las 19.30 h en el Auditorio Nacional del CCK, Sarmiento 151, compartiremos una noche de inspiración y bendición.

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Una gran mujer

Cuenta Reb Janania Halbershtam, quien trabajó durante 18 años en el hogar del Rebe y la Rebetzn Jaia Mushka:

ALGUNOS DE SUS RASGOS

El honor que sentía por su esposo y su auto-anulación frente a él es comparable al que siente un jasid por su Rebe.

Cuando pasaba mensajes del Rebe decía: “Así y así dijo mi esposo” Jamás agregó alguna explicación de su parte.

Sin embargo, el Rebe la consultaba y trabajaba junto a ella. En las noches en las que no se quedaba en su oficina en “770”, acostumbraba a trabajar en el escritorio de su casa, y contestaba cartas que recibía de todas partes del mundo. Su ritmo era incomparable. ¡Contestaba hasta cientos de cartas por noche!

En las horas de la madrugada, la Rebetzn se sentaba junto al Rebe. Cuando las misivas recibidas estaban escritas en francés, el Rebe le dictaba la respuesta en Idish y ella respondía en francés.

Era una intelectual brillante, y dominaba varios idiomas.

El Rebe honraba muchísimo a su esposa, y muchas veces se refería a ella como: “La hija del Rebe” (su suegro era el Rebe Anterior, Rabi Iosef Itzjak Schneerson) Y cuando le provocaba alegría decía: “He dado satisfacción a la hija del Rebe”.

UNA CENA SOBRE LA SILLA

Durante un tiempo, la Rebetzn debió permanecer en cama debido a una dolencia en su pierna. Reb Halbershtam recuerda que en uno de esos días, dejó la cena de la Rebetzn sobre una silla al lado de su cama y colocó la comida para el Rebe, como de costumbre, sobre la mesa. Luego Halbershtam vio cómo el Rebe tomaba su bandeja de comida y se dirigía a la habitación donde estaba la Rebetzn, colocó su comida junto a la de su esposa, y ambos cenaron juntos… sobre la silla en lugar de una mesa.

BAJO PERFIL

La Rebetzn se distinguía por su recato y modestia, y escapaba de los honores como del fuego. Cuando asistía a cualquier sitio se empeñaba en esconder su identidad.

También cuando realizaba compras, se preocupaba de hacerlo en lugares en los que nadie la conocía. Cierta vez, Halbershtam se atrevió a preguntarle por qué se aleja tanto de los honores.

Ella respondió con total simpleza: “Créeme que no necesito que se me rindan honores. Las manifestaciones de honor no me interesan en absoluto”

En cierta ocasión, la Rebetzn acudió a un negocio de ropa en Nueva York para comprarse un tapado. Se encontraba allí también la esposa de un importante rabino de una comunidad jasídica. Alguien deslizó un comentario a la esposa del rabino, diciendo que “la Rebetzn de Lubavitch se encuentra en lugar”. La esposa del rabino se acercó a la Rebetzn, le dio la mano y charlaron por un instante. Al concluir la conversación, la Rebetzn se apresuró a terminar su compra y dejar el lugar. Al salir le dijo a Halbershtam: “No podemos retornar a este negocio. Ya saben quien soy…”

UN PASEO DISTINTO…

En sus últimos años, la Rebetzn tomaba un paseo diario por un parque a orillas del río Hudson. Siempre viajaban por el mismo camino, pero en cierta ocasión tuvieron que desviarse. Al pasar por una de las calles, notaron que algo sucedía: autos de policía, un camión de mudanzas, una familia afligida y alguien que les gritaba furiosamente.

La Rebetzn ordenó a Halbershtam que detuviera el automóvil y retrocediera para averiguar de qué se trataba. “Mi padre, el Rebe” dijo la Rabanit, “me enseñó que cada cosa que uno ve está guiada por la Providencia Divina. Si nos desviamos y nos tocó ver esta escena, debe existir una razón”

Halbershtam se acercó al lugar de los hechos y averiguó lo sucedido. Rápidamente regresó al auto y le relató al Rebetzn lo indagado. Una familia judía- inmigrantes de Rusia- se había atrasado en el pago de sus alquileres, adeudando un total de 7000 dólares. El propietario, después de muchas advertencias, los estaba desalojando por la fuerza.

La Rebetzn, sin pronunciar palabra, abrió su cartera, sacó su libreta de cheques y emitió uno por la suma indicada. Se lo extendió a Halbershtam, y le señaló que lo entregara al propietario sin darle demasiadas explicaciones y que además se asegurara que devolvieran los muebles dentro de la casa rápidamente, para dejar el lugar antes de ser reconocidos por la familia y así evitar que se avergonzaran.

Halbershtam entregó el cheque a un sorprendido propietario, se cercioró que la policía ordenara retornar los muebles a su lugar, y dejó detrás a una familia judía confundida pero eternamente agradecida a esa misteriosa dama que ocupaba el asiento trasero del automóvil

Tmimim, la fábrica del Jasidut

Desde los últimos 100 años, la “fábrica” del espíritu del jasidut Jabad y el lugar donde se forman los jasidim es la Ieshivá Tomjei Tmimim, que fue fundada por el 5to Rebe de Jabad, Rabi Shalom Dovber, el 15 de Elul del año 5657. El día 18 de Elul de ese mismo año comenzaron los estudios.

Tomjei Tmimim fue la primera Ieshivá que incorporó en su plan de estudios junto al estudio de Talmud y ley judía, el estudio de Jasidismo.

En la inauguración, el Rebe contó que durante diez años pidió a sus ancestros, los santos Rebes, que los alumnos de esta Ieshivá sean verdaderos jasidim, luminarias que irradien y difundan la luz de la Torá y el Jasidut en cada lugar donde residan. 

Rabi Shalom Dovber en persona indicó el orden de la Ieshivá y el programa de estudios. De la misma forma, instruyó a los alumnos en su servicio a Di-s, es decir, la forma de rezar. También cuidaba mucho que el ambiente de la Ieshivá fuera de santidad y pureza. Una vez le preguntaron por qué enseñan a los alumnos, que el mundo material no es importante, teniendo en cuenta que al abandonar la Ieshiva descubrirán que es necesario enfrentarse al mundo y a sus dificultades, a lo que el Rebe respondió: “Cuando afuera el frío es intenso y encendemos la calefacción a 100º, al apagarla luego, la habitación mantiene una agradable temperatura de 40º. En cambio, si la prendemos de entrada a 40º, la habitación estará fría al apagarla después”.

Quienes deseaban inscribirse en la Ieshivá eran sometidos a varios exámenes. El legendario mashpia (mentor) Rab Shmuel Groinem, cierta vez se reunió con los alumnos. En medio de su alocución le dijo a uno de ellos: “¿Recuerdas cuando llegaste a la Ieshivá y no iban a recibirte?; ¡estabas parado en la puerta y llorabas!. Pero no eras tú sino tu alma la que lloraba!. Si respecto al dedo, los Sabios dijeron que ningún hombre es señalado sino es declarado así en el Cielo, más aún acerca de un alma que tiene el privilegio de estudiar en Tomjei Temimim…”

También se cuenta sobre  una viuda que trajo a sus dos hijos de doce y trece años para inscribirlos en la Ieshiva. El mayor tenía grandes aptitudes y fue admitido de inmediato. El menor, menos talentoso, no fue aceptado. Al enterarse, el niño comenzó a llorar. Varios días permaneció en la puerta sollozando, hasta que se encontró con el Rebe y le dijo: “Soy un huérfano y deseo ser un buen judío, por favor apiádese de mi!. Luego de este episodio, se incorporó a la Ieshivá. Resultó que el hermano mayor abandonó al poco tiempo sus estudios y el menor llegó a ser un alumno sobresaliente.

Dijo sobre esto Rabi Iosef Itzjak, el Rebe Anterior: “Un alumno que llegó a Tomjei Tmimim no lo hizo por casualidad!”



El hijo del Rebe y el jasid

Muchas veces nos hemos preguntado: ¿Qué es un jasid? ¿Cómo se forma un jasid? 

Una historia apropiada para la ocasión…

Cierta vez, cuando Rabi Dovber, el hijo de Rabi Schneur Zalman de Liadi- fundador del movimiento Jasídico Jabad- era un joven muchacho, visitó la ciudad de Ianovitch con su suegro. Allí encontró a uno de los jasidim (discípulos) de su padre. El jasid notó que el joven “hijo del Rebe” era demasiado consciente de sus logros en su erudición y la plegaria meditativa, y pensó que era necesario “hacer un pequeño ajuste”.

El jasid le dijo a Rabi Dovber: “Considerando quién eres y cómo has vivido, ¿cuál es el gran logro? Tu padre,- bueno, todos sabemos quién es tu padre. Seguramente tú has sido concebido bajo las más sagradas circunstancias, y estoy seguro de que tu padre se aseguró de traer a este mundo un alma muy elevada. Además fuiste criado en la casa del Rebe, y se ha tenido mucho cuidado en moldear tu carácter y salvaguardarte de toda influencia negativa. Toda tu vida ha sido expuesta únicamente a santidad y erudición. Y hasta este momento sólo debes preocuparte por tu estudio de la Torá y las enseñanzas Jasídicas. Gran cosa”

“Ahora, tómame a mí por ejemplo. Mi padre era un hombre simple, y podemos imaginarnos qué tenía en mente cuando sacó un alma deficiente del fondo del barril. ¿Mi crianza? Fui criado como una cabra, y me las tuve que arreglar solo. ¿ Y sabes lo que hice con mi vida? Te contaré cómo me gano el sustento. Presto dinero a los campesinos durante la temporada de siembra, y durante los meses de invierno, debo comenzar mi recorrido por sus pueblitos y granjas, para cobrar las deudas antes de que se gasten todo el dinero ganado en vodka. Esto significa que debo levantarme varias horas antes del amanecer, bastante anticipadamente del momento en que está permitido rezar las plegarias de la mañana, equipado con una botella- pues sin ella no es posible comenzar a hablar de negocios con el campesino. Después de haber tomado a su salud, debo tomar un lejaim con su mujer también- pues sino ella puede arruinar todo el asunto. Sólo en ese momento, podemos sentarnos y así llegar cobrar parte de la deuda.

“Después de tres o cuatro horas de recorrido, me dirijo a mi casa, me sumerjo en la mikve (baño ritual) y me apresto a rezar. Pero después de semejantes preliminares… ¿qué clase de plegaria esperas que recite?”

Las palabras del jasid, que en realidad era famoso por su naturaleza refinada y sus conmovedoras plegarias, produjeron una profunda impresión en Rabi Dovber. El joven viajó inmediatamente a su casa, se encontró con su padre y volcó ante él su corazón. Se lamentó por su nivel espiritual, diciendo que su servicio a Di-s no tiene valor, dando de sí mismo muy poco de lo que en realidad se espera de él.

Cuando después de un tiempo el jasid de Ianovitch visitó a Rabi Shneur Zalman, el Rebe le dijo: “Te estoy muy agradecido. Has convertido a mi hijo Berl en un jasid”.

Si todos los Jasidim se visten igual… ¿Están subyugando su individualidad?

Ser original significa poseer algo propio y único que nadie posee.

Algunos piensan que para ser originales se necesita una camisa rara, zapatos a la moda y un corte de pelo inusual.

Lo más extravagante que uno se vea, más resaltará de la multitud, estableciendo su identidad.

¿Es el aspecto exterior lo que define su individualidad? Para la tradición Judía lo que hace a cada persona un individuo único es su carácter, no su forma de vestir.

Cuando perteneces a una comunidad donde todos se visten del mismo modo la única manera de sobresalir es que uno sea original, no su ropa.

A la gente que nos rodea le llamará la atención nuestro carácter, el modo de tratar a los demás, el lenguaje, el valor de nuestro espíritu, el clamor de nuestro corazón, los sacrificios, la calidad de nuestras relaciones y la sinceridad de nuestros argumentos. Uno no puede esconderse detrás de una indivdualidad basada en el corte de pelo y la moda, debes ser un sujeto “REAL”.

Todos deben vestirse del modo que desean, pero tal vez debas repensar cuál es la mirada que posees de ti mismo y cómo estás proyectando esta imagen al exterior.

¿No será que nos obsesionamos con la idea de vestir de manera original tratando de compensar la ausencia de un sentido genuino de individualidad y falta de preocupación por nuestra verdadera misión en este mundo?

Las personas que realmente se sienten cómodas con su individualidad no necesitan dejarse el pelo hasta los tobillos ni tatuarse de pie a cabeza. Ni caminan por el mundo semidesnudos para mostrar al resto su originalidad. Lo que hay dentro de ti es lo que te hace realmente un ser humano. Esta conciencia no se adquiere a partir de un modo particular de vestir. Nace del verdadero y más íntimo carácter de la persona.

Las personas no son ladrillos

Para construir una pared de ladrillos, se necesitan ladrillos. Para hacer un reloj, se necesitan engranajes, resortes y ruedas de balance. Para crear una comunidad se necesita gente. No se puede construir un edificio permanente de ladrillos a medio cocer. No se puede montar un reloj de precisión a menos que cada uno de sus componentes haya sido perfeccionado. Tampoco, al parecer, se puede armar un mundo perfecto con personas imperfectas.

El 25 de Adar I, 5752 (29 de febrero, 1992) era un Shabat como muchos otros para los jasidim de Jabad en Crown Heights, Brooklyn, Nueva York.

Era   Shabat   Mevarjim   (el Shabat anterior al inicio de un nuevo mes) y se unieron a su Rebe,   Rabí   Menajem   Mendel Schneerson, en la sinagoga a las 8:30 am para recitar el libro de los Salmos, como es costumbre.

Esto fue seguido por el servicio de Shabat por la mañana, en el curso del cual se leyó la Torá.

Después de la Tefilá, algunos se apresuraron a casa para una comida de Shabat rápida. A las 13:30, comenzaba el farbrenguen (reunión jasídica) semanal del Rebe. Varios miles de discípulos llenaban la gran sinagoga en 770 Eastern Parkway (Central Mundial de Jabad).

Poco después, el Rebe entró. Durante las siguientes tres horas habló, exponiendo una variedad de temas de Torá. En los descansos entre sus conversaciones, los jasidim cantaban y levantaban pequeños vasos de vino para decir lejaim al Rebe. Un Shabat como muchos otros.

En una de sus alocuciones, el Rebe se detuvo en el hecho de que la lectura de la Torá de la jornada, Vaiakhel, se había leído junto con la sección, Pekudei.

Vaiakhel   y   Pekudei   forman   un   par paradójico: Vaiakhel, significa “Y reunió” y se relaciona con la palabra kehilá, “comunidad”; Pekudei, comienza con una auditoria de   componentes   del   santuario,   significa “cosas contadas” y “cosas recordadas” – el énfasis en el tema del todo y el individuo dentro de la comunidad.

En otras palabras, explica el Rebe, Vaiakhel y Pekudei expresan los valores de contraste de la comunidad y la individualidad, y la necesidad de unir a los dos: la construcción de una comunidad que fomenta, y no suprime la individualidad de sus miembros, y cultiva una individualidad que contribuya con el con junto comunal.

Entonces el Rebe pregunta: ¿Por qué Vaiakhel viene antes que Pekudei? ¿Acaso no necesitamos primero desarrollar y perfeccionar al individuo, con la esperanza de formar comunidades saludables?

Pero esto, el Rebe explicó, es un punto muy importante de la Torá: Crear comunidades,   incluso   antes   de tener individuos perfectos. Las personas no son ladrillos o engranajes, que deben ser forjadas individualmente a la perfección antes de que puedan ser montadas juntas de forma constructiva. Las personas son almas, con la posibilidad de la perfección implícita en ellas. Y nada pone más de manifiesto el potencial de un alma como el interactuar y unirse con otras almas. Individuos imperfectos, reunidos con amor y compañerismo, forjan comunidades perfectas.

El   farbrenguen   concluyó.   Tan   pronto como acabó Shabat, un grupo de académicos se reunió para recordar y escribir las palabras del Rebe (siendo Shabat, no hay dispositivos electrónicos de registro). Dentro de 24 horas, las palabras del Rebe se transcribieron,  tradujeron en media docena de idiomas, y llegaron por fax a cientos de centros de Jabad en el mundo. Los Jasidim del Rebe ahora tenían “material” para estudiar, difundir y aplicar hasta el próximo Shabat.

Pero la tarde del lunes, 27 de Adar I, 5752 (2 de marzo, 1992), el Rebe sufrió un derrame cerebral que le paralizó el lado derecho y, lo más   devastador,   le   robó   la   capacidad   de hablar. No hubo farbrenguen el Shabat siguiente, ni después. En el verano de 1994, el alma del Rebe ascendió a lo alto, dejando huérfana a una generación.

Los Jasidim aún están a la espera para el próximo farbrenguen. Mientras tanto, están construyendo comunidades.

Por Ianki Tauber

¿Cuál es el propósito?

En honor al Aniversario de la esposa del Rebe…

Contado por Jesed Halberstam

Jesed Halberstam trabajó como empleado de la Rebetzin Jaia Mushka Schneerson, esposa del Rebe de Lubavitch, durante dieciocho años (de 1970 hasta el fallecimiento de la Rebetzin en 1988) realizando los quehaceres de la casa y como su chofer.

El Rebe me pidió que procure que la Rebetzin salga de la casa todos los días a tomar aire fresco. Normalmente íbamos hasta un parque en Long Island, New York. Durante los años en que mi hijo, Ari (Di-s vengue su sangre1), era un niño, manejábamos a menudo a su escuela por la avenida Ocean Parkway; y la Rebetzin disfrutaba jugar con él, meciéndolo en las hamacas del parque, etc.

Un día, mientras nos acercábamos al parque, encontramos nuestra ruta cerrada debido al trabajo del camino, y fuimos desviados a una calle paralela. Mientras manejábamos a lo largo de esa calle, oímos el sonido de una mujer que gritaba en ruso. Cuando me detuve en el semáforo, la Rebetzin se volvió y me dijo: “Oí una mujer gritar; ¿puedes regresar y ver de qué se trata?”.

Retrocedimos a la esquina de la calle. Allí vimos a una mujer parada en el cordón de la vereda llorando, mientras cerca de ella, peones cargaban muebles y artículos de casa y los metían a un camión perteneciente a la municipalidad. A pedido de la Rebetzin, estacioné detrás del camión y fui a ver qué estaba pasando. El alguacil me explicó que la mujer no había pagado su alquiler por muchos meses y ahora la estaban desalojando.

Cuando le informé a la Rebetzin, ella me pidió que volviera y le preguntara al alguacil cuánto debía la mujer, y si él aceptaría un cheque personal; también me pidió que no dijera nada a la familia que estaban desalojando. A estas alturas, yo todavía no entendía a dónde estaba llevando todo esto, pero cumplí la demanda de la Rebetzin. La suma que la familia debida era aproximadamente 6,700 dólares. El alguacil dijo que no tenía ningún problema en aceptar un cheque personal, con tal de que él confirme con el banco que el cheque tenía fondos; también dijo que si él recibía el pago, sus hombres llevarían todo otra vez a la casa. Cuando le dije a la Rebetzin los detalles, ella sacó su chequera y, para mi asombro, hizo un cheque por toda la cantidad, y me pidió que se lo diera al alguacil.

El alguacil hizo una llamada telefónica al banco, y entonces les dijo a sus empleados que devolvieran todo a la casa. La Rebetzin me pidió que nos fuéramos rápidamente, antes de que la mujer comprendiera lo que había pasado.

Yo estaba completamente asombrado de lo que había visto y luego, mientras estábamos en el parque, no pude contenerme y le pregunté a la Rebetzin qué la había incitado a dar semejante suma a un total extraño.

“¿Realmente quieres saber”? me preguntó la Rebetzin.

“Sí”, contesté.

“Entonces te diré”, ella dijo. “Una vez, cuando era una muchacha, mi padre me llevó a dar un paseo por el parque. Me sentó en un banco y empezó a hablarme sobre el concepto de hashgajá pratit (providencia Divina)3. Cada vez–dijo mi padre–que algo nos hace desviarnos de nuestra rutina normal, hay una razón divinamente ordenada para esto; cada vez que vemos algo raro o inusual, hay un propósito en el por qué se nos está mostrando eso.

“Hoy”, continuó la Rebetzin, “cuando vi la señal de ”Desvío”, recordé las palabras de mi padre e inmediatamente pensé para mí: Todos los días vamos por esta calle; de repente, la calle está cerrada y nos desvían a una calle diferente. ¿Cuál es el propósito de esto?, ¿cómo se conecta esto conmigo?. Entonces escuché el sonido de una mujer llorando y gritando. Comprendí que nos habían enviado por esa ruta con un propósito”.

1. Ari Halberstam fue asesinado por un terrorista árabe en el infame tiroteo en 1994, en el Puente de Brooklyn.

2. sexto Rebe de Lubavitch, Rabino Iosef Iitzjak Schneerson. (1880-1950)

3. Rabí Israel Baal Shem Tov (1698-1760), fundador del Jasidismo, enseñó que, “Todo lo que ocurre, y cada detalle de eso, es por Providencia Divina; si una hoja es levantada por una brisa, es sólo porque esto ha sido ordenado específicamente por Di-s para servir una función específica dentro del propósito de la creación”. Así, “Cada cosa que una persona ve u oye, es una enseñanza para él en su conducta en el servicio a Di-s”.

10 de Shvat: la misión

Tiempo y lugar: viernes de noche hace 70 años, en un pueblito australiano de Shepparton, en la casa de Rabi Moshe Zalman Feiglin

Moshe Zalman se despertó de su sueño. Se dio prisa, ansiosamente, al comedor, y descubrió lo que lo había despertado: la fotografía enmarcada del sexto Rebe de Lubavitch, Rabi Iosef Itzjak Schneerson- que durante años había ocupado un lugar de orgullo en un aparador- se había caído al suelo. Apuntando al vidrio estrellado, dijo en voz baja: “¡Algo ha pasado!”.

Su nieto de doce años, Uri, que le hacía compañía, trató de tranquilizarlo aduciendo que la caída se debió quizás a un temblor, pero de nada sirvió.

En la mañana de Shabat, Moshe Zalman compartió su preocupación con su sabio vecino Rabi Betzalel Wilschansky. Él buscó tranquilizarlo sin éxito. Moshe Zalman, un hombre conocido por su fe, tranquilidad y ecuanimidad, no podía encontrar paz.

Finalmente, después de Shabat, llegó un telegrama desde Brooklyn. El Lubavitcher Rebe había fallecido. La fecha: Shabat, 10 de Shvat 5710 (1950).

Exactamente un año después. Lejos de Australia, en el otro lado del globo, varios cientos de personas- principalmente sobrevivientes del holocausto- se encontraban apretados en un cuarto pequeño, que albergaba en ese momento a unos 150 individuos. La tensión era palpable en el aire. ¿Estaría de acuerdo o no?

Ya habían pasado doce meses desde el fallecimiento del Rebe. Los líderes del movimiento habían puesto sus ojos en un sucesor para que asumiera el puesto del séptimo Rebe en la dinastía de Jabad-Lubavitch. Sin embargo, él se negaba repetidamente.

En esa tarde invernal, la noche siguiente al primer Iortzait del Rebe, se realizaba un farbrenguen (reunión jasídica) en 770 Eastern Parkway, la Sede Principal de Jabad en Brooklyn, NY, conmemorando la ocasión. Había un vislumbre de esperanza, quizás cedería.

A las 22:40 sucedió. El nuevo Rebe, el séptimo Rebe, fue nombrado. No hubo ninguna fanfarria o ceremonia. El Rebe simplemente pronunció un discurso jasídico y de allí en adelante formalmente asumió la dirección del movimiento. En este discurso histórico, el Rebe extendió la declaración de la misión para sus seguidores, la “séptima generación,” como se refirió a ellos. La tarea de la séptima generación, dijo, es traer la Shejiná (la Presencia Divina) a este mundo físico.

“Estamos en medio del periodo llamado ikveta dimeshija (el tiempo cuando pueden oírse los pasos próximos de Mashíaj). De hecho, estamos en la conclusión de este periodo. Nuestra tarea es completar el proceso de atraer abajo la Presencia Divina, para que pueda morar dentro de nuestro mundo inferior”

La llamada emitida esa noche del invierno repercutió en la conciencia de esas pocos cientos de personas. Pero su eco se extendió mucho más allá de las paredes de “770”.

Siete décadas han sucedido. Durante este periodo de tiempo, el movimiento de Jabad Lubavitch, inspirado por la llamada del Rebe, se ha transformado en un inmenso movimiento internacional en seis continentes, abarcando miles de Batei Jabad y centros de difusión de judaísmo por todo el globo, incluso con una fuerte presencia en el ciberespacio.

Setenta años después, el pueblito australiano de Shepparton ya no aloja al ilustre y venerado jasid, Rabi Moshe Zalman Feiglin. Pero en Australia solamente, la presencia de Jabad se ha extendido a más de cien centros.

Durante estos setenta años hubo algunos momentos muy yermos, pero el poder colectivo ha transformado las fuerzas indeseables y destructivas que se han cruzado en experiencias positivas y de crecimiento. Cualquier causa de pesar o abatimiento, cada estorbo u obstáculo, ha sido o, por lo menos, tiene la capacidad de ser transformado en oportunidades para crecimiento y rejuvenecimiento.

 La llamada inicial que emitió desde 770 Eastern Parkway, ha penetrado el mundo. La declaración de la misión de atraer la Shejiná desde el “séptimo cielo” aquí debajo no es más un sueño del futuro distante, sino una realidad inminente que muy brevemente se pondrá totalmente de manifiesto.

Estamos de pie en el umbral de la Redención. Estamos entrando en el “Iom Shekuló Shabat” la era que es todo un largo Shabat. Después estaremos en el modo de Shabat para siempre.

Por Yossi Braun