El judio es igual a un nombre

“Y estos son los nombres de los hijos de Israel que llegaron a Egipto” (SHEMOT 1:1)

El libro de Shemot abre con el versículo1

“Y estos son los nombres de los hijos de Israel que llegaron a Egipto”, y a continuación la Torá enumera los nombres de los hijos de Israel. No es esta la primera vez que la Torá los menciona. 

Ya en la Parshá Vaigash e incluso en Parshiot anteriores se mencionan los nombres de los hijos de Iaakov. 

¿Por qué vuelve la Torá a detallarlos nuevamente? En el Midrash se dan al respecto dos explicaciones:

a) Al volver a repetir y enfatizar los nombres de los hijos de Israel la Torá nos insinúa que durante todos los años de su exilio en Egipto los israelitas “no cambiaron sus nombres”2, y que con los mismos nombres que ingresaron, luego salieron de Egipto.

b) Hashem los compara con las estrellas, sobre las cuales está escrito: “Él asigna un número a las estrellas, a todas llama con su nombre” 

Así también llamó a Israel con sus nombres, para subrayar su importancia, y de esa manera no lleguen a perderse y a desaparecer a causa del amargo exilio. Puesto que algo que es llamado por su nombre nunca se pierde.

 

QUIEN PRECISA DE UN NOMBRE

Las enseñanzas Jasídicas explican que el nombre representa un nivel externo de la persona y no está relacionado con su esencia interior, la verdadera. 

La persona para sí no necesita de un nombre; éste está destinado al otro, para que pueda llamarlo y relacionarse con él. Es decir, el nombre apunta a esa dimensión del alma donde el otro puede llegar. 

Esto se ve también en el versículo: “el rey, su nombre es el que se menciona sobre ellos (el pueblo)-sólo el nombre del rey se extiende sobre el país, pero el rey propiamente dicho está aislado, más allá del pueblo.

En cierta medida, esta sería la situación de las almas judías que descendieron a este mundo. 

El alma que mora dentro de un cuerpo físico, es apenas cual el nombre (un reflejo externo) frente a la esencia del alma que permanece arriba’. Solamente un reflejo del alma descendió aquí abajo y se invistió en un cuerpo material. La esencia del alma quedó arriba, abrazada y apegada al Altísimo6.

 

EL ALMA ES LIBRE

A eso aluden las palabras de la Torá: “Y estos son los nombres de los hijos de Israel que llegaron a Egipto-Mitzraim”. Mitzraim- Egipto deriva del término meitzar- limitación y aprieto. 

Sólo el nombre de los hijos de Israel bajó a Egipto, el reflejo del alma es el que descendió a la estrechez y limitación de este mundo, a un terrible y duro exilio; pero no el alma misma, en la intensidad de su esencia.

El alma misma no fue al exilio, no está limitada por el mundo material y sus problemas. Ella sigue libre. Por eso tiene la posibilidad de nutrir al reflejo del alma que está en el cuerpo con la fuerza y la fortaleza para que no se vea afectada ni influenciada por las dificultades y los obstáculos, y que intensifique aún más su apego a Hashem también en pleno exilio.

 

A NO INTIMIDARSE

Con esta fuerza pudieron los hijos de Israel pasar por todas las dificultades del Exilio en Egipto y permanecer leales a su judaísmo e incluso cuidar sus nombres originales. 

Esta es la relación entre ambos comentarios del Midrash citados arriba: los israelitas guardaron sus nombres y su judaísmo en mérito a la fuerza derivada de la esencia de su alma que no fue al exilio.

En esto hay una enseñanza eterna: ¡Di-s libre que uno se vea intimidado por las dificultades!. ¡Nunca hay que darse por vencido!. Debemos recordar que el alma misma nunca fue a exilio. 

Ella no está su- peditada a los dictámenes del exilio, del Galut, y ella es la nos brinda la fuerza para no vernos impactados por las situaciones difíciles y que cumplimos como se debe con lo que Hashem quiere como nos lo expresa en la Torá y sus preceptos, hasta que lleguemos a la redención total con el Mashíaj, realmente pronto.

 

LIkutei Sijot Tomo 3 Pág. 843

 

Notas:

1.Shemot 1:1 

2.Paaneaj Razá princi- pio Parshat Shemot 

3.Tehilim 147:4 

4.Shemot Rabá Parshá 1:3 

5.Algo que posee un nombre no está expuesto al olvido. Esto se aprende de la Torá (Rambam Hiljot Matanot) 

6.Ver Brajot 10,a

Leyes de Teshuba según el Maimonides

La Teshuvá consta de tres partes:

a) abandonar el pecado; apartarlo del pensamiento y tomar la firme decisión de no reincidir, como está escrito: “que abandone el malvado su camino y el hombre impío su pensamiento”.

b)arrepentirse sinceramente de los errores cometidos, según dice: “Después de regresar, me arrepentí”.

c) confesar los pecados envoz audible (este es el sentido del vidui ‐Confesión‐, recitado en las oraciones). (Cap. 2:2) La verdadera Teshuvá se prueba como tal, cuando al penitente se le presenta la ocasión de cometer el mismo pecado, en las mismas condiciones, y tiene todas las posibilidades de hacerlo, pero se abstiene. (Cap. 2:1) Cuando se comete una falta en perjuicio de terceros ‐como quien maldice a su compañero o le roba o lo dañaes necesario restaurar las pérdidas y disculparse. 

Arrepentirse y pedir perdón a el Todopoderoso no es suficiente y la persona no recibe el perdón Divino hasta no ser perdonado por sus semejantes. (Cap. 2:3)

Según el precepto bíblico, la Teshuvá consiste tan sólo en abandonar el pecado; o sea, tomar una firme decisión de no reincidir en la necedad de rebelarse contra el Todopoderoso, ni transgredir la orden del Hashem, ya sea Mitzvot de Hacer o de no Hacer.

Ese es el sentido fundamental de la palabra Teshuvá, retornar a Hashem con todo el corazón y el alma, para servirle y observar Sus preceptos… El hombre debe pensar siempre que tiene igual cantidad de buenas y malas acciones y debe ver al mundo de la misma manera.

De modo que en el caso de cometer una falta, inclina la balanza hacia el lado del mal, provocando la destrucción. Pero, a su vez, con una buena acción decide su destino y el del mundo entero para bien, trayendo la redención. Así está escrito: “Y el justo es el pilar del universo” ya que con su proceder, causa la salvación del mundo. (Cap. 3)

El año sabático: Seis razones

¿Disfrutarías de un año Sabático cada siete años? Podrás relajarte, viajar, estudiar, y pasar tiempo con tu familia. ¿Te gustaría si todo el país tomara un año Sabático cada siete años? ¿Piensas que es una buena idea?

Por ley Judía, los granjeros en Israel, deben cumplir con la Mitzvá de Shmita, dejando a sus tierras descansar por un año, una vez cada siete años. ¿Por qué ésta orden?

1) El Suelo: Los antiguos filósofos, veían el año de Shmitá como una oportunidad para que el suelo descase y se renueve. Sin embargo, esta teoría por sí sola no es suficiente porque el suelo requiere de descansos más frecuentes que solamente una vez cada siete años.

2) Un Macro-Shabat: Otros veían Shmitá como un gran Shabat. Descansamos en Shabat para demostrar que Di-s creó el universo en seis días y descansó en el séptimo. Nosotros similarmente dejamos descansar la tierra en el séptimo año para demostrar que Di-s descansó en el séptimo día. Más tarde, comentaristas rechazaron esta teoría, discutiendo de que si Shmitá está para reconocer a Di-s como creador, su propósito no sirve debido a su largo intervalo entre los períodos de descanso. El Shabat que tenemos semanalmente ya cumple este propósito y con intervalos mucho más cortos. ¿Que contribuye Shmitá que no lo hace el Shabat?

3) Seis años de Shabat perdidos: Otros argumentaron que Shmitá permite que el campo descanse en Shabat. Es cierto que nosotros descansamos en Shabat, pero incluso si nosotros lo hacemos, los campos continúan trabajando. Plantamos el viernes y las semillas germinan en Shabat. Durante Shmitá nuestros campos descansan por la pérdida de los Shabat y Festividad en los seis años previos.

Hay cincuenta y dos Shabat en el calendario solar. El total de Shabatot durante seis años es de 312. Siete días de festividades por año, 6×7=42, sube a un total de 354, que es el numero preciso de días de un año de Shmitá, según el calendario lunar. Observar Shmitá por 354 días, le permite al campo “balancear las cuentas” y alcanzar a su propietario con la observancia de todos los Shabatot durante esos seis años.

4) Una Lección de Fe y Humildad: Luego, otra teoría fue propuesta. Las leyes de Shmitá sólo fueron tomadas por nuestros ancestros cuando se establecieron en Israel. Cuando trabajamos con los cultivos que cultivamos, u otras formas de ingresos que generamos, podemos crecer orgullosos de nuestros logros y tomar crédito personal por ellos.

Podemos olvidarnos que la bendición de Di-s es la única razón para nuestro éxito. También solemos olvidarnos que Di-s nos dio nuestra tierra y sus semillas, que envió las lluvias y el sol para que los cultivos crezcan. Shmitá nos fortifica nuestra fe en la Providencia de Di-s sobre nuestros negocios.

Trabajamos la tierra durante seis años consecutivos, a pesar de que la sabiduría convencional dice que no es sano para el suelo. De hecho, el suelo retiene su fuerza y provee un mayor cultivo en el sexto año para que haya suficiente para el año de Shmitá. Luego descansamos en el año de Shmitá, a pesar de nuestras preocupaciones de cómo proveer a nuestras familias.

Este tipo de comportamiento es una fórmula para el desastre. Los granjeros que toman este tipo de trabajo ético, deben prepararse para la quiebra. Sin embargo, para los judíos en Israel produce tremendos resultados. Esto fortalece nuestra fe de que la tierra le pertenece a Di-s, de que nuestro éxito viene directamente de su bendición y de que debemos serle agradecidos por todo lo que tenemos.

5) Unión: Es fácil compartir con otros cuando podemos hacerlo, cuando tenemos una buena ganancia y cuando sabemos cómo vamos a pagar las expensas de mañana. Es mucho más difícil hacerlo cuando no sabemos lo que va a pasar mañana. Los terratenientes no tienen ganancias durante el año de Shmitá, sin embargo, deben abandonar todos sus cultivos al público. De esta forma, Shmitá mejora la unión Judía.

Fuera de Israel este fenómeno se evidencia en contribuciones caritativas. La sabiduría convencional dice que cuando más damos, menos retemos. Desde la perspectiva de Di-s, sin embargo, cuando más damos, más nos bendice. Esto es especialmente cierto cuando damos más de lo que podemos dar. Por lo tanto, la caridad también fortalece nuestra fe y unión.

6) Liberación: La creencia de que el mundo le pertenece a Di-s y que nuestro éxito depende de Él, es una noción liberadora. Nos permite liberar las cargas que llevamos. Todavía nos fatigamos, pero respiramos más fácil. Todavía trabajamos, pero dormimos más fácil. Sabemos que Di-s guía nuestros pasos y que todo sucede por una buena razón. Aprendemos a ver la mano de Di-s en todo lo que hacemos y su presencia en todo lo que vemos.

Esto nos lleva a la razón final de Shmitá propuesta por los comentaristas bíblicos. El Talmud nos informa que en el Templo Sagrado, los Levitas cantaban alabanzas a Di-s todos los días. En Shabat, el séptimo día, cantaban sobre el día de descanso eterno, la era mesiánica.

El Talmud nos enseña de que el mundo va a durar seis milenios. Los primeros dos fueron dedicados a la creación. Los otros dos, dedicados a la Torá. Los últimos dos están dedicados al Moshiaj. De hecho, el Talmud nos cuenta que en el séptimo milenio, el mundo que nosotros conocemos va a dejar de existir. Se convertirá en un mundo de libertad y Divinidad.

Shmitá, el séptimo año, como Shabat, el séptimo día, representan la era mesiánica. Nuestra fe en Di-s se fortalece durante ese año, como así también será en la era mesiánica. Nuestra unión es fortalecida durante Shmitá, como Moshiaj, que marcará el comienzo de una era de paz. El sexto año es un año de plenitud, como así también Moshiaj que comenzará en una era de prosperidad.

La era mesiánica es sobre todo conocido por la libertad. De hecho, Shmitá es un año de emancipación. Los esclavos son liberados y todas las deudas se borran.

Que podamos pronto merecer la libertad de la era mesiánica.

Por: Lazer Gurkow

Está llegando el mes de Iyar

Este Shabat bendecimos el mes de Iyar

1. La Torá posee otros dos nombres para este mes En la Torá, los meses hebreos no tienen nombres. Nisán se llama “el primer mes”, Iyar, “el segundo mes”, y así sucesivamente.

En los profetas, Iyar se llama “el Mes del Resplandor” (Jodesh Ziv), porque es cuando los árboles están resplandecientes de flores. Los nombres que conocemos hoy, fueron adoptados durante el primer exilio babilónico.

2. Iyar significa luz Iyar está relacionado con la palabra “ohr”, luz. El Midrash explica que recibió su nombre del man que comenzó a caer durante Iyar, un mes después de que los judíos salieran de Egipto. El man fue dado con un resplandor Divino.

3. Hay una mitzvá especial para cada día de Iyar Durante siete semanas, desde el segundo día de Pesaj hasta Shavuot, el pueblo judío cuenta el Omer, marcando el paso de 49 días entre estas dos festividades. Cada día, recitamos la bendición, ya que el conteo de cada día es su propia mitzvá Sefirat HaOmer (Cuenta del Omer) se extiende desde el 16 de Nisán a través de la totalidad de Iyar hasta Shavuot (6 de Siván). Por lo tanto, Iyar es el único mes en el que se cuenta el Omer por todos sus 29 días.

4. Iyar es un mes de curación Los maestros jasídicos ven esto en el acrónimo del mes: Alef de Ani, Iud del nombre de Di‐s, Resh de Rofeja: “Yo soy el Eterno que te sana”.Nisán, el primer mes, tiene que ver con el nacimiento y la renovación.

Acabamos de “salir de Egipto” en un sentido espiritual y estamos listos para cumplir los mandamientos de Di‐s.

Iyar representa el regreso a la mundanidad: nuestro primer día de regreso al trabajo después de las vacaciones. En este punto, se vuelve difícil infundir nuestro aprendizaje de la Torá y el cumplimiento de las Mitzvot con la emoción de la novedad. Aquí es donde entra en juego la sanación. Di‐s dice: “Todas las enfermedades… No pondré sobre ti, porque Yo soy el Eterno que te sana”.

En otras palabras, Di‐s nos está dando medicina preventiva: la capacidad de combatir la apatía y experimentar nuestro servicio Divino con pasión y emoción. Pero aunque Di‐s brinda asistencia, debemos hacer el trabajo preliminar. Si hacemos el esfuerzo de ver el mundo a través de los ojos de un niño, con apertura y curiosidad, podemos dominar las fuerzas de la apatía.

5. El signo zodiacal de Iyar es Tauro (el toro) En el pensamiento místico judío, el toro simboliza al alma animal, que como el toro, es rebelde, pero puede ser productiva si se aprovecha.

El pensamiento jasídico entiende que las tendencias negativas de nuestra alma animal provienen de un koaj hamitave amorfo, una fuerza que desea. Sin un arnés, la “fuerza del deseo” se inclinará hacia la auto gratificación, pero con un yugo, el alma animal puede ser abundantemente productiva.

Nuestra misión en Iyar es domar al toro. Cada noche, después de haber contado el Omer, decimos una pequeña oración en la que le pedimos a Di‐s que rectifique una pequeña parte de nuestra alma animal. Y para cuando llegue Shavuot, estaremos más preparados para recibir la palabra de Di‐s.

No ortodoxo

Un Rabino dijo sobre sí que era: ¡No ortodoxo!. ¡No ortodoxo! ¡El término más descriptivo que he oído para representar al judaísmo real!

La creencia de que nada es de la manera que se supone que es, que todo tiene que cambiar, que tenemos que ser diferentes de todos los demás. ¿A esto se debe que los judíos son- los rezongones recalcitrantes, insurgentes, revolucionarios de la historia?, ¿y qué podría ser menos ortodoxo que eso?

¿Acaso el judaísmo no empezó con el paradigma de todos los iconoclastas? Imaginen a Abraham quebrando los ídolos en la casa de su padre, desafiando al rey Nimrod y a todas las normas sociales de la época. Imaginen a Moshé desafiando al Faraón, o Rabí Akiva y los Sabios que desafiaron al macizo Imperio Romano. ¿Esto es lo que se describiría como conducta “ortodoxa” ?

Ser judío es rebelarse. Negarse a contestar el teléfono en Shabat es una rebelión contra la tecnocracia. Guardar la dieta kosher es una rebelión contra el consumismo. Levantarse temprano por la mañana y envolverse en un paño de lana grande, blanca, y atarse tiras de cuero al brazo y colocarse cajas en el brazo y en la cabeza, uniéndose a otros en las esferas místicas y leer de un pergamino antiguo, es una rebelión sincera contra cualquier cosa considerada normal en la vida moderna.

¿Conocen la historia del rabino que está parado afuera en la calle buscando al décimo para su minián? Finalmente, encuentra a un judío. Pero el judío dice: “Lo siento, no estoy ‘enganchado’ con una religión organizada”.

“¡¿Si esto es una religión organizada,” el rabino exclama, ” qué estoy haciendo fuera, atormentando a los peatones?!”

¿Los judíos han sido alguna vez ortodoxos?, ¿existió un tiempo en la historia en que su apariencia y conducta fueron consideradas normales?

El Faraón pensó que estaban locos porque exigieron los derechos de los trabajadores. Los romanos pensaron que estaban chiflados porque no se deshacían de los infantes enfermos. La Iglesia pensó que eran perversos porque no se rendían a la fe de la mayoría. Los racionalistas pensaron que estaban “del tomate” debido a su misticismo, y los románticos los consideraron obtusos por su racionalismo. 

Los Naciones Unidas resolvieron que los judíos son raros sólo porque insisten en existir. Entretanto, todos terminaron adoptando nuestro pensamiento, pero todavía seguimos siendo una anomalía entre las personas.

El Judaísmo nunca puede ser llamado anticuado, porque nunca tuvo que ver con la moda.

¿Entonces, quién propuso este término: “Judaísmo Ortodoxo”?

Les diré: hace doscientos años, cuando el Emperador Napoléon Bonaparte decidió que él era el Mesías y los judíos debían ser liberados, nombró a varios líderes de la comunidad judía para formar un Sanhedrin, una Alta Corte de Rabinos y Estudiosos, como había existido en tiempos antiguos. Así que honrados, ellos casi convencieron a sus compañeros para que se les uniesen. Después de todo, Napoleón era la onda del futuro. Esto era progreso.

Pero algunos rabinos no visualizaron tal progreso. ¿Napoleón, un Mesías? ¿Y París, Jerusalén? Así que los rechazaron. ¡Y por esa negativa terca, para que entendieran cuán retrógrados y estrechos de mentes eran, fueron etiquetados como: ” los RABINOS ORTODOXOS!”

“¡Ortodoxo, schmorthodoxo,” contestaron, “pero el pequeño tipo con la mano pegada a su camisa no es el Mesías!”

Mi Rebe dijo una vez: “Las etiquetas son para las camisas”. De acuerdo, hay otras cosas que pueden llevar etiquetas. Como los Templos Reformistas, las Sinagogas Conservadoras, Reconstruccionistas de los bosques de pinos. Pero los judíos que encontrarán en esos lugares tienen todos sólo una etiqueta: judíos. Porque “judío” no es un término conductual. Es un estado esencial de ser. No es donde usted está, es a donde usted pertenece.

Así que si alguien les pide que describan los tres tipos de judíos de hoy, contesten así:

Hay tres tipos de judíos: 

1. judíos que hacen Mitzvot.

2. judíos que hacen más Mitzvot.

3. judíos que hacen más Mitzvot aun.

Y de esto se trata todo en realidad, porque un judío apenas si puede respirar sin hacer un Mitzvá. Es que ellos son demasiado no ortodoxos.

Por Tzvi Freeman, autor de Trayendo el Cielo a la Tierra.

Cuatro razones para estar contento

Porque es una buena manera de hacer las cosas

Para citar el clásico jasídico Tania, de Rabi Schneur Zalman de Liadi (1745-1812): “Al igual que en el caso de dos personas  luchando, cada una tratando

de derribar al otro, si uno de ellos se mueve con pereza y letargo, será fácilmente derrotado y derribado, aunque sea más fuerte que su compañero. Así también, en la lucha contra la inclinación del mal, uno puede prevalecer sobre ella… sólo con la ligereza que viene de la alegría, y de un corazón que es libre y limpio de cualquier rastro de preocupación y tristeza” Se aplica a la lucha libre, batallas morales y todo lo demás.

Porque es algo bueno

¿Por qué el gozo debe ser sólo una herramienta, un medio para un fin? Es una buena cosa en su propio derecho, una mejor manera de ser. Y no es tan difícil de lograr. Sólo debemos centrarnos en todas las cosas buenas que tenemos y cuánto más reales y duraderas son que las cosas no tan buenas.

Porque es un tiempo feliz.

Ser feliz a veces requiere de esfuerzo, como en la razón anterior. Pero hay momentos en que la felicidad está en el aire, y todo lo que se necesita hacer es abrirse a ella y permitir que entre en nuestro alma. Ahora estamos en ese momento. Nuestros Sabios nos dicen que “cuando el mes de Adar comienza, la alegría aumenta”. Como Haman descubrió desgraciadamente (para él), es un momento en que suceden cosas  buenas  al  pueblo judío. No tenemos que hacer nada para experimentarlo, sólo incorporarla.

Porque es lo que somos

Esta no es realmente una “razón”, así que supongo que significa que hay realmente tres razones, no cuatro.

Los maestros jasídicos nos dicen que nuestra alma es “literalmente una parte de Di-s”. Por lo tanto, la alegría, en última instancia, no es una técnica para dominar, ni un objetivo a alcanzar, ni siquiera un estado al que rendirse. Es lo que somos, en virtud de nuestro vínculo con Aquel que “la fuerza y la alegría están en Su lugar” (I Crónicas 16:27).

¿Por qué escondernos de lo que somos?

¿Por qué no actualizamos las costumbres?

Pregunta: ¿Puedes explicar por qué las leyes nunca pueden revertirse a su forma original? 

Por ejemplo, algunas festividades son dos días fuera de Israel por la dificultad del cuidado de los tiempos cientos de años atrás, pero es algo que ya está resuelto.

Respuesta:

Las costumbres tienen importancia como la Ley, ya que la Torá las reconoce como ley. 

Eso tiene sentido, porque la base de la Torá no es el libro sino las personas. ¿Cómo sabes que la Torá es verdadera? Porque la gente lo atestiguó, la aceptaron, y luego pasaron la tradición. Entonces, sin tradición, no tendríamos Torá.

Pero hay más que eso. 

En verdad, tu pregunta trata un tema central de la Torá. ¿Qué es la Torá? ¿Un libro o sabiduría? Si la Torá fuera un libro, entonces habría una “Torá verdadera”, como está escrita en el libro, y “La Torá disfrazada con costumbres”. De vez en cuando, sacaríamos un disfraz y lo remplazaríamos por otro. En otras palabras, estaría la Torá esencial por el libro, y conjuntos de disfraces desechables.

Pero la Torá no es un libro, es Sabiduría Divina que entra al mundo a través de las experiencias Judías colectivas. 

Lo que estaba escrito en un libro hace 3300 años es la Torá envuelta, como una semilla que contiene el ADN para todo el futuro. El pueblo judío es la Tierra en la que se planta la semilla. Di-s es el jardinero. La diferencia es que un jardinero no sabe cómo van a crecer sus plantas, pero este jardinero tenía todo en mente (debido a que Él está más allá del pasado y futuro).

Él planta la semilla que contiene todo envasado herméticamente en matices, códigos y anomalías, y ve su sabiduría desarrollarse en la historia y tradición.

Por eso, cuando el consenso colectivo judío, incluyendo los rabinos, las abuelas sabias, las madres lactantes y los hombres trabajadores, todos aceptan una tradición que surge de nuestra comprensión de la Torá, Di-s, por así decirlo, chasquea Sus dedos Santos y dice:

“¡Éxito! ¡Lo hicieron!” ahora la respuesta a tu pregunta es obvia:

¿Cómo podríamos desechar el éxito de Di-s?

Por Tzvi Freeman

Los judios, maestros de la humanidad

La misión que Di-s le dio al pueblo judío es constituirse en maestros de la humanidad. Como en toda relación alumno-profesor hay cosas que aprender de lado y lado, cada uno de los lugares del galut tiene algo que enseñarle a los judíos…

Cuando hablamos de Janucá, y su significado, Friedman aborda el tema de la relación entre los judíos y el mundo circundante. Para él está claro que la convivencia debe darse en el marco del respeto y la tolerancia.

¿Cuáles son las normas que rigen estas relaciones?

Desde el principio de la historia, los judíos hemos sido llamados a ser los maestros del mundo, pues tenemos que enseñarle qué quiere Di-s del hombre. A lo largo de la historia, los pueblos que nos rodean no quisieron oír este mensaje, y algunos hasta llegaron a odiarnos por tratar de enseñarles. Hoy en día la situación es diferente: los pueblos tienen hambre de conocimientos, pero no pueden hallar buenos profesores. 

Nosotros no tenemos que enseñarle a nuestros vecinos qué es ética, pues todo el mundo sabe lo que esto significa. Tampoco tenemos que enseñarles a creer en Di-os, pues todas las demás religiones lo hacen. 

Lo único que nosotros le podemos ofrecer al mundo es el mensaje de que Di-os nos dio la Torá y que en ella se describen las muchas cosas que Él necesita de nosotros, y que hemos llamado mandamientos o mitzvot. Nosotros tenemos que realizar estas acciones principalmente porque Di-s las necesita mucho más que nosotros. Esto es lo que nosotros llamamos el servicio divino, y que está expresado en 613 preceptos solo para los judíos, aunque también haya otros que corresponden al resto de la humanidad. 

Esto es importante que se diga: cualquier ser humano que haga lo que Di-s necesita es justo, y por lo tanto tiene una porción en el mundo venidero.

¿Cuándo un judío está sirviendo realmente a Di-s?

En el momento mismo en que cumple con los mandamientos para satisfacer las necesidades de Di-s. La gente cree que hay preceptos caprichosos como ponerse los tefilín, calzarse primero el zapato derecho, comer en la sucá o encender las velas de shabat. Nosotros no hacemos esto para satisfacer el intelecto humano sino porque Dios tiene necesidad de que se haga. 

Dios es justicia y si él lo necesita es por alguna razón. Yo siempre hago el paralelo entre los deseos de Di-os y los de una madre que le pide al hijo que le traiga té al salón. Una madre nunca le haría esto al hijo sólo por capricho, sino porque lo quiere o precisa de ello, y no para sólo fastidiarlo.

Se ha observado entre los judíos últimamente una tendencia, en el marco de la así llamada Nueva Era, a aventurarse a buscar “la luz” en fuentes exógenas a la religión judía ¿Se puede decir que todo lo no judío es malo? ¿Cómo poder identificar lo que es casher y lo que no lo es?

Si algo viene realmente de Dios, entonces está escrito en la Torá. Si algo la contradice, puede ser que sea espiritual, puede que sea moral, pero no viene de Él. En esto tiene mucho que ver el autorrespeto y la consideración que debe tener el judío por los demás. Cuando un judío está frente a las creencias y prácticas de los demás, debe pensar que él es transmisor de un mensaje único.

¿Qué cosas se pueden aprender de los demás pueblos?

Cada vez que un judío, o un grupo de los nuestros se ha asentado en algún lugar del mundo, ha sido para aprender algo. Esa es la voluntad divina. Cuando nosotros teníamos que saber cómo ser aristocráticos, estuvimos en España. Cuando necesitamos ser industriosos, estuvimos en Europa. De Estados Unidos hemos aprendido la sofisticación y de otros la disciplina.

¿Qué cosas nos puede enseñar los propios países, a donde Dios nos ha traído?

No conozco profundamente cómo son estos países, en los que he estado de paso, pero en general a mí me parece que podemos aprender de toda la América Latina la habilidad de confiar más en Di-s como regente del mundo. Me da la impresión que la gente de aquí es más dependiente de la voluntad divina, y eso se nota en que siempre están más relajados. Nosotros los judíos deberíamos aprender también a estar más tranquilos, sin tanto estrés.

Sobre la asimilación:

Mucha gente piensa que un medio sin antisemitismo ayuda a la asimilación y tal vez esa gente tenga razón, porque efectivamente el rechazo del medio hacia el judío lo obliga a mantenerse dentro de los límites de su pueblo. No obstante, esta no es una situación deseable. Yo creo que el mejor antídoto contra la asimilación es el respeto por uno mismo, que implica necesariamente el respeto por la esencia judía, pues si uno está consciente de que cada uno de nosotros tiene que enseñarle al mundo cuáles son las necesidades de Di-s, el asumir esta misión nos mantiene dentro del judaísmo. Los demás países no necesitan que nosotros nos casemos con sus otros ciudadanos, pues ya tienen suficientes personas para hacerlo. El mundo necesita que nosotros seamos sus maestros.

Rab. Manis Friedman

Adhesión

En los ocho días de Januca encendemos una Menorá de ocho brazos. Pero no encendemos todas las velas cada noche. La primer noche, encendemos una vela, en la segunda dos, y así sucesivamente hasta que en la octava noche, las ocho velas brillan.

Esto demuestra claramente un tema básico en el Judaísmo: siempre debe haber un progreso constante. 

Pude haber encendido una vela ayer, iluminando mi vida y mi ambiente, pero esto no es suficiente para hoy; debo avanzar “de fuerza en fuerza”, dándole más sentido a mi vida. Si Di-s me dio vida hoy, entonces debe ser productiva, debemos progresar más allá de nuestro propio status-quo, de nuestras propias normas. Januca nos enseña que no debemos estar satisfechos con lo que ayer fue bueno.

En el Código de la ley Judía, las leyes de Trefot tratan sobre las anormalidades específicas físicas que hacen que un animal faenado apropiadamente (kasher) adquiera el status de uno no kasher. Un animal Kasher debe ser un animal sano, y una herida mortal o una herida que amenaza su vida lo hace inadecuado para su consumo. 

En el capítulo 58, párrafo 7 de aquellas leyes, el código trae el siguiente escenario: Te encuentras en la orilla de un río y una especie de pájaros kasher vuela sobre ti. De repente, el pájaro se dirige en picada al agua cayendo con un estruendo. Ahora, nada con lentitud hacia la orilla. Estás hambriento, y te gustaría comerlo, faenarlo y almorzarlo. ¿Deberías asumir que ha sufrido un trauma interno y se ha herido con el impacto? ¿O hay una esperanza razonable que está vivo y bien, que si lo faenas y lo inspeccionas encontrarás sus órganos intactos?

La Halajá nos da la siguiente prueba: Si está nadando hacia arriba, contra la corriente, puedes estar tranquilo que se encuentra bien. Si está flotando con la corriente, entonces intenta determinar si el pájaro flota más rápido que la corriente o junto a la corriente. Si nada más rápido, puedes estas seguro que todavía está sano; si simplemente flota con la misma velocidad que la corriente, no te molestes…se está muriendo. 

En el judaísmo, vivir significa un auto mejoramiento constante. Significa estar constantemente proactivo.

Pude haber tenido una crianza inadecuada; puedo tener defectos de carácter, esa es una parte natural de nuestra condición humana. Pero no podemos resignarnos a nuestro carácter o comportamiento negativo. Debemos nadar contra la corriente cuando sea necesario, enfrentar a nuestras respectivas naturalezas. 

Puedo no ver la razón para nada contra la corriente. Quizá me siento satisfecho con mi carácter y con el de mi comunidad. El Judaísmo me dice que no descanse sobre mis laureles, siguiendo la corriente positiva de mi vida o las normas virtuosas de mi sociedad. Debo ir más que aquella norma, más rápido que la corriente. Incluso cuando las cosas están bien, siempre hay lugar para mejorar.

Si sacio mi deseo de productividad con lo que ya he logrado, básicamente he dejado de vivir. 

La actitud judía de la vida es: Si Di-s te dio otro día, obviamente es porque hay algo más para hacer. Nunca hay que satisfacerse con lo que logramos ayer. No podemos sentirnos satisfechos hasta que nos hayamos perfeccionado a nosotros y a nuestro alrededor hasta el punto de llegar a vivir en un mundo tranquilo, pacífico y perfecto: un mundo del Mashiaj.

Por Rabí Mendy Herson

 

¿Qué es un Tzadik?

Ser humano en todo sentido

A menudo la gente llama a alguien tzadik simplemente porque es una persona excepcionalmente buena. Luego hay veces en que se encuentran con un superhéroe espiritual, alguien que se parece más a un ángel que a un ser humano, y dicen: “¡Eso sí que es un tzadik !”.

Pero lo más especial de un tzadik es que realmente es el más humano de los seres humanos.

Tzadik צדיק es una forma del verbo hebreo צדק [TzDK], que conlleva el significado de hacer lo que es correcto y justo. Las pesas que están calibradas correctamente se llaman moznei tzedek .

Se le insta al juez: “ ¡Tzedek , tzedek perseguirás!”. Es decir: lo que fue agraviado debe ser enmendado, lo que fue robado debe ser devuelto a su dueño, el inocente no debe sufrir y aquellos que han causado daño deben ser corregidos para que vuelvan a hacer el bien. Tzedek es hacer que todo sea como debe ser.

De la misma manera, la personalidad del tzadik está calibrada según las especificaciones originales del Fabricante, de modo que todo en él es tal como su Creador quiso que fuera, y todo lo que desea es lo que su Creador desea.

Un tzadik es aquel que encarna la concepción primordial del Creador sobre el ser humano.

Esto significa que el tzadik es un ser humano como todos nosotros. 

El tzadik siente dolor y placer. Sonríe, sonríe, llora y ríe. Sufre amargura de espíritu y danza de alegría. A veces su corazón palpita de amor y otras sus venas arden de indignación. Se siente frustrado por el fracaso y exultante por el éxito; se deleita en las celebraciones de la vida y se lamenta cuando sus seres queridos se alejan de ella. Porque todas estas cosas están incluidas en el carácter del ser humano tal como Di-s lo creó y, por lo tanto, también son divinas.

Como todos nosotros, el tzadik debe comer y dormir. Debe tomarse tiempo para el ocio y disfrutar de la compañía de los demás. Pero hace todas estas cosas de una manera superior, de una manera divina. Porque, para el tzadik, no hay nada que “simplemente sea”. 

Todo tiene un propósito; en todas las cosas él ve un significado. Para el tzadik, todo lo que existe es un medio para conectarse con un Di-s infinito .

Éste es, entonces, un tzadik: aquel en quien vemos nuestro verdadero ser, aquel que nos permite darnos cuenta de que cada uno de nosotros es esencialmente divino. Y así, sólo por estar allí, pero especialmente por nuestro vínculo con él, nos conecta con el Di-s que respira dentro de cada uno de nosotros.

 

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