¿Nos conectamos con el creador al comer kasher?


Siempre que comemos algo, conscientes de nuestro Creador y del propósito Divino, nuestro acto de comer actúa como una conexión con El. La energía que recibimos de ese alimento en sí se eleva a ese propósito superior.

Por otro lado, si solo comemos esa comida porque tenemos hambre, sin una intención interna, nosotros y la comida seguimos siendo solo una parte más de este mundo fragmentado. Así es como funciona con la comida kosher. Kosher significa “apto para su uso”. Este alimento es apto para comer porque puede elevarse mediante el tipo correcto de alimentación.

Por eso también se le llama mutar, que significa “desatado”. No está ligado a ser otra cosa material. A través de su alimentación adecuada, puede convertirse en una ofrenda Divina. Pero si es del tipo de comida que el Creador no quiere que comamos, entonces la naturaleza de esa comida es tal, que nunca se puede elevar al comer.

No importa lo que hagamos, permanece atrapada en este mundo y nos arrastra con ella. Por eso también se llama asur, que en hebreo significa “atado”. El alimento está atado a su existencia material y mundana y las mejores intenciones nunca pueden sacarla de allí. Algunos de estos animales reflejan esta negatividad espiritual en su naturaleza y comportamiento.

Así que Najmanides habla de los rasgos de carácter negativos imbuidos en la carne de especies no kosher. Además, en muchos casos, lo que no es saludable para el alma tampoco lo es para el cuerpo. Entonces, tenemos nutricionistas que confirman que una dieta kasher es más saludable. Buenos dividendos, pero no el factor subyacente.

Kaherizamos la cocina y el horno para Pesaj

Para Kasherizar la cocina, la forma más práctica y fácil es la de encender el horno junto con las hornallas, cubrirlas con una chapa (como la de Shabat) y dejarlas encendidas por el lapso de una hora. Kasherizamos la mesada y las piletas de la cocina:


Con las piletas debemos antes echar algún producto que limpie las cañerías. Luego tomamos una pava que ya este Kasher de Pesaj, la llenamos con agua y una vez que hirvió arrojamos el agua sobre las piletas y pasamos inmediatamente una plancha que esté ya caliente (debemos tener presente desenchufar la plancha en el momento que la usamos). Este procedimiento se hace de a
partes ya que cuando la plancha se enfría debemos calentarla nuevamente y continuar con las áreas que faltan.

También se pueden llenar las piletas de agua recién hervida y arrojar un ladrillo o similar que ya haya estado sobre el fuego, para que lleve al agua a punto de ebullición.

Este mismo procedimiento (de pasar la plancha luego del agua hirviendo) se puede emplear también para Kasherizar la mesada.

Heladera para Pesaj:

Descongelarla y luego limpiarla a fondo. Los placares y estantes donde estuvo almacenado Jametz durante el año deben ser limpiados con detenimiento.

ARROZ Y LEGUMBRES EN PESAJ
Está escrito en la Torá (Shemot 12:20) “Todo leudado (en Pesaj) no comerás” Con esta orden la Torá nos prohíbe el consumo de Jametz proveniente de las cinco clases de cereales; trigo, cebada, centeno, avena y espelta. Cualquier otra semilla no puede convertirse en Jametz. No obstante, los Sabios de las comunidades Ashkenazim (aprox. siglo XIV), prohibieron el consumo de arroz y legumbres en Pesaj.

En lo que respecta a la venta del Jametz, no hacen falta incluirlos y pueden ser tenidos en el hogar. El motivo de esta prohibición radica en el hecho de que con sus derivados se producen alimentos similares a los de los cereales y al ser tan parecidos, la gente podría confundirlos. A modo de ejemplo, existen panes a base de harina de arroz o maíz y similares.

Cocina Kosher: ¿Qué es Parve?

La prohibición mencionada en la Torá es mezclar carne (carne de res) con leche. Los Sabios ampliaron este mandato para incluir las aves de corral, ya que su carne puede confundirse con la de res.
Los huevos no entran en esta categoría porque no pueden confundirse con carne. Además, los huevos se consideran una entidad separada una vez que han sido puestos y se consideran parve o neutros, por lo que pueden comerse con leche o carne.

Curiosamente, el Código de Ley Judía (Ioreh Dea 87:5) menciona que si se encuentran huevos completamente formados dentro de una gallina, estos se pueden consumir con productos lácteos; sin embargo, si los huevos no están completamente formados, no se pueden consumir junto con leche aunque se podría comer productos lácteos después de comer uno de ellos.

¿Qué es Parve?

La comida parve se puede comer con carne o leche.

“Parve” es un término yiddish (y por extensión, hebreo) para algo que no es ni carne ni lácteo.

Esto es importante porque la ley judía no permite que uno cocine o consuma carne junto con productos lácteos. Sin embargo, los alimentos parve pueden consumirse junto con carne y leche. Algunos ejemplos serían el agua, los huevos, el pescado y cualquier cosa que sea de origen vegetal, como frutas, nueces y verduras.

De esta forma, una galleta etiquetada como “parve” se puede comer junto a un café cargado de crema o después de una cena a base de bistec.

Dado que los utensilios para carne y productos lácteos también se mantienen separados, los platos que no se utilizan ni para carne ni para productos lácteos también se conocen como “parve”.

Pan:

Casi todo el pan es parve. Reconociendo que el pan lácteo podría confundirse fácilmente con parve y comerse con carne y viceversa, los sabios prohibieron la producción de pan con leche o grasa fundida a menos que esté claramente marcado, o si se produce una cantidad tan pequeña que se servirá solo a personas que lo saben.

Pescado:

El pescado es parve. Sin embargo, debido a cuestiones de salud, los sabios del Talmud prohibieron comerlo con carne. (Existen diversas costumbres sobre comer pescado con leche. Sin embargo, el pescado puede prepararse en utensilios para carne o lácteos y comerse justo antes o después de la carne o la leche sin problema, siempre y cuando uno se enjuague la boca.

Guía práctica para el “viajero kosher”

P: ¿Puedo pedir un café u otras bebidas calientes en el avión, o en una estación de servicio?

R: Sí. Sin embargo, debes usar tu propio vaso (o un vaso térmico) y evitar ser ofrecido leche o leche de soja. También debes evitar los cafés saborizados (a menos que tengan un símbolo Kasher en el paquete), café automático, capuccino, y máquinas expresso siendo que sale leche no Kasher del mismo caño.

P: ¿Puedo entrar a un restaurante no Kasher para una reunión de negocios si me aseguro de no comer nada o comer sólo frutas, o incluso comer algo Kasher traído por mi?

R: Es mejor evitar estas situaciones y buscar otra alternativa. En el caso de verdadera presión (por ejemplo, el sustento de uno depende de esta reunión), uno debe aconsejarse con un Rabino Ortodoxo sobre lo que debe hacer.

P: Cuando estoy fuera de casa, ¿Puedo calentar comida en un horno no Kasher?

R: Sí. Debes asegurarte primero que el horno esté completamente vacío y limpio de cualquier residuo de comida o suciedad. También debes envolver con dos envoltorios lo que vas a calentar. Esto se hace envolviendo muy bien la comida con papel de aluminio y doble envoltorio.

P: Si voy a una cafetería, ¿Puedo comprar cosas que sé que son Kasher?

R: Es mejor evitar esta situación por Marit Ayin (crear una apariencia de hacer algo incorrecto), ya que otros judíos pueden verte llevar comida y pensar que todo el resto también es kasher. Cuando uno carga un producto empaquetado, como ser, bebidas, una botella de jugo de naranja o una caja de cereales Kasher, entonces está bien, ya que es similar a ir a un supermercado y comprar algo. Uno, sin embargo, no debería cargar una bandeja con comida, ya que puede aparentar a otros que el lugar ofrece servicio de comida Kasher, cuando en verdad, no es así.

(Going Kosher in 30 days)

¿Los restaurantes veganos son automáticamente Kasher?


En restaurante vegano no tendría dificultades para obtener la certificación kasher. Sin embargo, mientras no exista tal certificación, no se debe comer allí.

Hay muchas razones por las que un establecimiento estrictamente vegano requiere la certificación kasher. Éstos son algunos de ellos:

· Es posible incluir una pequeña cantidad de productos animales en un alimento certificado como vegano. De acuerdo con la Sociedad Vegana, un grupo que autoriza los alimentos veganos, “los productos veganos deben, en la medida de lo posible y práctico, estar completamente libres de la participación de animales”. Además, afirman: “Los productos animales a veces se usan en casos que no son inminentemente obvios”. ·

Todos los utensilios utilizados para preparar comida kasher, así como encimeras, hornos, etc., deben ser kasher. Es decir, si se usaron ante‐riormente para alimentos no kasher, deben ser kasherizados antes de usarse para la preparación de alimentos kasher.

· El vino y el jugo de uva no son kasher a menos que estén certificados como kasher. Incluso si el restaurante no tiene una lista de vinos, muchos platos incluyen vino o jugo de uva en sus ingredientes.

· Ciertos alimentos deben ser cocinados u horneados por un iehudí para que sean kasher. Sin embargo, para repetir, ciertamente es mucho más fácil para un restaurante vegano recibir y mantener la certificación kasher.

Qué significa Hashgajá?


¿Qué significa Hashgajá? Literalmente significa: supervisión. Se utiliza para informar al consumidor que un producto cumple con las leyes del Kashrut. Esta supervisión se realiza por medio de un Rabino experto en las leyes del kashrut, química y a su vez de los procesos de la sofisticada industria alimenticia actual.

La forma en la que comunica al consumidor que el producto cumple con las normas es, a través de un certificado firmado por el Rabino o con su sello sobre el producto mismo.

Lo mismo ocurre con los servicios de Restaurantes y servicios de fiesta. Estos, para poder expedir comida kasher deberán contar con supervisión rabínica, que consiste en supervisores fijos (mashgijim) que son los ojos del Rabino en el local.

Nosotros como clientes o invitados debemos exigir el certificado del Rabino que garantiza que la comida es Kasher.

Por lo tanto la falta del certificado correspondiente prueba que el servicio no está supervisado.

El encontrarnos en una fiesta, por ejemplo, con un ‘mashguíaj’ o con un empresario de fiestas (más aún si se tratara de un empresario que en ocasiones realiza servicios kasher) no es prueba en absoluto de que el servicio sea kasher, ya se pueden estar utilizando ingredientes que no están avalados.

Birkat HaMazón, el agradecimiento después de las comidas

“La Reina del Shabat vendrá realmente hasta India”? preguntó la pequeña Miriam de seis años, con sus ojos profundos y jubilosos llenos de preguntas…

“Si tenemos todo listo para ella, seguramente vendrá”, contesté esperanzadamente. Empezamos a hacer jalá, amasando la masa en la mesa de madera. Miriam quiere hacer el trenzado, y ella es la que se acuerda de separar una porción para Di-s.

Ella trenza una jalá chiquita para su muñeca y me cuenta que Di-s tomará todos los pedazos de jalá y los convertirá en una gran jalá para la comida de Shabat de los ángeles.

Las llevamos afuera bajo el sol abrasador de nuestro prolongado verano indio – esperando al Monzón, rezando para que venga pronto este año y se lleve el hambre. 

Todos estamos ansiosos.

Después de la cena siento una gran necesidad de decir el Birkat HaMazón (agradecimiento después de las comidas).

El Birkat HaMazón siempre me había parecido muy engorroso hasta que llegué a la India. Desde ese momento, la experiencia de estar satisfecha después de una comida siempre me produce un sentimiento de culpa, consciente de los millones que viven aquí y nunca están llenos.

Parecía requerir algún acto de voluntad en mi parte para expiar esta culpa, y la idea de elevar cada comida a lo sagrado, naturalmente me hizo pensar en el Birkat HaMazón, que asumió una nueva y trascendental importancia en el contexto de mi vida aquí.

Aun así, todavía no estaba satisfecho de cómo empieza con la alabanza “Quien sostiene y nutre a todas Sus creaciones” con el regalo del alimento, y llevando la súplica hacia el cuidado especial para la Casa de Israel. Mientras rezo, sé que todo no está ni mantenido ni nutrido aquí, donde yo como furtivamente puertas adentro. Sé que la rica abundancia rica de G-d permanece atada herméticamente a los puños de unos pocos, mientras el manso y callado sufre y no se atreve a hacer ninguna pregunta.

Anhelo que “Tu Pueblo” extienda su mano e invite en su plegaria a los niños valientes y silenciosos de la India que viven en la miseria perpetua y desesperada desde su nacimiento hasta la muerte y nunca se llenan de comida. Sé que Di-s no tiene la culpa, y no hay ninguna razón para dejar de alabarlo. Así que yo expío mi culpa en la plegaria, y esto me lleva a un nuevo tipo de inquietud persistente.

En los últimos días, empecé a dar las pocas sobras de pan a los mendigos, envolviéndolos meticulosamente en plástico y depositándolas con cierta incertidumbre en manos siempre extendidas que me siguen cada día por todas partes. El mendigo elegido siempre se confunde y se asoma dudoso a través del plástico. Yo me voy rápido y luego volteo para verlo partir un pedazo y masticarlo, primero con vacilación y luego con obvio deleite. La alegría que me envuelve cuando miro a una mujer u hombre con harapos y hambriento comer mi pan es un regalo indescriptible, y yo recibo infinitamente mucho más de lo que doy. En cierto sentido, yo soy el mendigo y él el dador…

Después del desayuno leemos la porción de la semana en mi gran Torá y en la brillante Biblia coloreada para niños de Miriam.

Le leo sobre el milagro del maná. Ella está encantada pero ligeramente confundida por qué Di-s no ha enviado algo de maná aquí para los niños hambrientos de la India. Sigo leyendo, y el problema del hambre y el pan me siguen incluso hasta aquí. Me atormenta dondequiera que me mueva. Nos enseñan que en el cruce del Mar Rojo incluso la sirvienta más humilde vio la Presencia Divina más claramente que el más grande de los profetas que vinieron después. Sin embargo, vemos que unos días de sed y hambre casi hacen olvidar a las personas lo que habían presenciado.

“Mejor ser esclavos en Egipto que perecer aquí en el desierto por falta de comida”, clamaban de hambre “los elegidos”. ¿Qué esperanza hay para nosotros?, me pregunto, ¿hay alguien que pueda ayudarme a través de este laberinto de oscuros pensamientos?

Esa noche, cuando Miriam vino a anunciarme que había encontrado las tres primeras estrellas, yo hice Havdalá para los niños y para mí. Mientras titubeante cantaba las antiguas palabras de la bendición que separa el séptimo día del resto de los días, nuestro Shabat llegaba calladamente a su fin. La dulces y preciosas hierbas de Modiin, apresuradamente empacadas por mi amiga Emuna, pero todavía frescas, nos unió con otros judíos lejos de aquí.

La promesa del Mashiaj estaba alrededor de nosotros. Emergió con la urgencia particular como el incienso de sándalo que lanza su fuerte y profunda fragancia, a través de nuestra casa pequeña y a través de las ventanas abiertas, hasta que se funde con la profusión alegre del jazmín y el aire de tristeza que se expande como una manta andrajosa, estrellada sobre nuestro pueblo del sur indio, llevándonos hacia otra semana de lucha y esperanza.

La inminente venida del Mashiaj se ha vuelto muy real para mí desde que vine a la India. Lo que una vez fue símbolo de un adorno poético un concepto religioso, se ha transformado en una real espera, con la fe perfecta en un evento inminente. Parecía bastante natural e inevitable que la redención viniera de algún modo, algún día, aquí, donde tanto se la necesita.

Estoy llena de admiración y sorprendida del callado sufrimiento; las masas sumisas de la India que continúan sus febriles vidas sin pensar en alguna esperanza, alguna vindicación. La alarma y el desánimo por lo que veía aquí, había crecido en mí hasta que se volvió un lamento urgente y doloroso de anhelo del Mashiaj para que llegue y transforme la interminable miseria y oscuridad, en luz y alegría.

Cada vez con más las palabras de Maimónides surgen de mis labios: ““Creo con fe perfecta en la venida del Mashiaj” y más fuertemente, “y aún si él tardara en venir, a pesar de ello, cada día continuaré esperándolo cada día”.

Wendy Dickstein

Tipos de Matzá

Existen diferentes tipos de Matzá, aprendé qué es cada una para elegir la correcta para Pesaj:

Matzá Shmurá hecha a mano (redonda):

Literalmente significa matzá cuidada y es aquella que ha sido sometida a un estricto control desde la cosecha del trigo hasta su elaboración final, para evitar que se ponga en contacto con el agua, lo que la convertiría en Jametz, no apta para su consumo en Pesaj, por la fermentación. Está hecha a mano, igual a la que hicieron nuestros antepasados al salir de Egipto. Es cocida en un horno de piedra con leña que arde a muy altas temperaturas. Se hornea en 18 segundos y ello supone una extrema rapidez en el trabajo del horneador que debe sacarlas a mano con su paleta y además someterse al extremo calor del horno. Esta especial atención se debe al Precepto de “cuidar las matzot” (ushmartem et ha’matzot). Si no se puede consumir Matzá Shmurá durante los ocho días de Pesaj, por lo menos se debe usar en los dos Sdarim.


Matzá Shmurá hecha a máquina (cuadrada):

Tambien es elaborada con granos cuidados; desde la cosecha y con el procedimiento descripto para la Matzá hecha a mano. Sin embargo, existen diferencias en las opiniones rabínicas sobre si se cumple o no la Mitzvá de comer Matzá en el Seder, al usar la Matzá hecha a máquina, ya que no es posible, durante su elaboración, tener en menet que es elaborada para cumplir con la Mitzvá de Matzá.


Matzá no Shmurá, Kasher para Pesaj (cuadrada):

Hecha con granos cuidados desde que son molidos. Se come los días siguientes al Seder.


Matzá de huevo:

De acuerdo a la mayor parte de la tradición Ashkenazí, no se debe usar Matzá de huevo durante Pesaj. Si una persona por estar enferma sólo puede comer ese tipo de Matzá, debe consultar con una autoridad rabínica competente. Es importante cerciorarse que la Matzá cubierta de chocolate no sea Matzá de huevo.