Buenas Intenciones

“Se la explicó a ellos en setenta idiomas”

(Comentario de Rashi, Devarim 4:1)

La primera traducción de la Torá fue llevada a cabo por Moshé Rabeinu, previo a la entrada de los israelitas a la tierra de Israel. Sobre el versículo de nuestra Parshá(1):“Moshé procedió a explicar esta Torá”, comentan nuestros Sabios(2) “Se la explicó a ellos en setenta idiomas”.

Además les ordenó escribir toda la Torá en setenta idiomas, una vez que cruzaran el Jordán(3). Sin embargo, en el tratado de Sofrim(4) se relata: “Ocurrió con cinco ancianos que escribieron la Torá para el Rey Shlomo en griego, y el día fue duro para Israel como el día en el cual se hizo el becerro”.

 

¿A qué se debía esto? “puesto que la Torá no podía ser traducida en toda su dimensión”. 

Esto despierta asombro ¿acaso no tradujo ya Moshé a la Torá en setenta idiomas, incluido el idioma griego?

EN LUGAR DE MOSHÉ

La explicación de esto radica en la precisión del lenguaje de nuestros Sabios Z”L, que compararon a la traducción de la Torá no al propio pecado del becerro, sino al “día en el cual se hizo el becerro”.

Es en esto donde está la comparación: tanto la elaboración del becerro como la traducción hecha para Shlomo no se llevaron a cabo con intención negativa. Su gravedad consistía en que de ello podría generarse algo grave. Con respecto al becerro, los comentaristas de la Torá(5) explican que los israelitas no hicieron el becerro en lugar de Di-s, sino en lugar de Moshé. Ellos argumentaron(6):“puesto que este Moshé, el hombre… no supimos qué ocurrió con él”. Ellos vieron que el Altísimo dispuso que un hombre terrenal sea el vínculo unificador entre ellos y Hashem-“Yo estoy parado entre Hashem y ustedes”(7)-y cuando vieron que tardaba en venir, pensaron en crear en su lugar a otro intermediario- el becerro.

EL ALTÍSIMO PUEDE

Esta intención por sí misma era buena. En realidad, ese fue justamente el objetivo de la construcción del altar: hacer morar a la santidad dentro de la existencia material de este mundo.

De entre los dos Kerubim material emergía la palabra de Hashem y se revelaba la Shejiná- la Presencia Divina(8). Siguiendo estos principios fue que los israelitas hicieron el becerro, con la intención de generar aquí abajo en el mundo inferior, algo similar al “carruaje celestial” de los ángeles supernales (eligiendo “el rostro del toro” que se encuentra en el “carruaje celestial”). Pero cometieron un error tremendo: cuando el Altísimo establece que su Shejiná se revele a través de “intermediario alguno”, no se percibe sino la palabra Divina exclusivamente.

El “intermediario” es concebido como falto de entidad propia, sino tan solo como algo cuya única función es única y exclusivamente transmitir la palabra de Hashem. Pero cuando el hombre decide por su cuenta generar “intermediarios” que conecten con el Altísimo, puede aquí crearse una situación de “dos poderes” y literalmente idolatría. Esa fue la gravedad del “día en el cual se hizo el becerro”.

LAS CONSECUENCIAS DE LA TRADUCCIÓN

Lo mismo ocurrió con la traducción de la Torá: cuando Moshé tradujo la Torá de acuerdo a la instrucción recibida de Hashem se depositó la santidad de la Torá en toda la traducción, lo que impedía el peligro de que no sea interpretada correctamente; pero cuando la Torá se tradujo por la exigencia del Rey Ptolomeo, sin mediar una orden Divina, estaba el peligro de una interpretación errónea, por lo cual los Sabios se vieron forzados a alterar la traducción en lugares específicos.

En la práctica no salieron consecuencias erróneas de la traducción de los setenta Sabios (“la Septuaquinta”), sino por el contrario, gracias a la traducción llegó el concepto de la unidad de Di-s también a las demás naciones, e incluso quedó fijada la Ley– Halajá (9), que el único idioma fuera de la Lengua Sagrada (el hebreo bíblico) en la cuales posible escribir un Rollo de la Torá es el griego, lo que implica una purificación y elevación del griego en el nivel más perfecto.

(Likutei Sijot , tomo 24, pág 1)

 

NOTAS: 

1.Devarim 1:5 

2.Explicación de Rashi ahí y en Tanjumá Devarim 2 Ver Igueret Bereshit Bereshit Rabá Parshá 49,b 

3.Devarim 27:4 y 27:8 Nuestros Sabios explican (Rashi ahí- de Sotá 32,a) 

4. Capítulo 1 halajá 7 

5. Ver in extenso Rambam Shemot 32,1 

6.Shemot 32:1 

7.Devarim 5:5

8.Ver Rambam sobre la Torá principio Parshat Trumá 

9.Meguilá 9,a Y ver explicación de Rashiahí Ver Sfat Emet Meguilá ahí.

Parashá en síntesis: Devarim

Se comienza la lectura del quinto libro de la Torá que lleva el mismo nombre y que también es traducido como Deuteronomio. Generalmente se le denomina Mishné Torá (la representación de la Torá), porque en él Moshé repasa prácticamente toda la Torá con el pueblo antes de su muerte.

Se dirige a la generación que entraría a Eretz Israel y, por ello, repetidamente enfatiza el mandamiento contra la idolatría, para prevenir a los judíos de las prácticas de los pueblos que habitaban Canaán.

Cuando Moshé se dirigía a la generación que estuvo presente en Matán Torá (entrega de la Torá) en Sinaí, no utilizó nunca el término “creer”, si no los verbos “ver”, “oír” y “saber”; porque todos los acontecimientos fueron presenciados por ellos o sus padres y, por tanto, tenían conocimiento cierto de ellos. Como las generaciones sucesivas tendrían que basarse en el testimonio de sus antecesores, el libro Devarim ordena enfáticamente a cada padre transmitir a sus hijos los acontecimientos de Matán Torá. 

Estudiar el libro de Devarim es una manera excelente para reafirmar la fe (emuná, del hebreo emet “verdad”), porque hace referencia a los preceptos fundamentales de amor y temor a Di-s y nos impele a reconocer la grandeza de Di-s y su Torá.

En este libro se advierte sobre los futuros castigos por el olvido de la Torá, siendo uno de ellos la dispersión de los judíos a lo largo y ancho del mundo. Concluye prediciendo la redención final, para cerrar el ciclo iniciado con la creación del mundo.

Frente a todo el pueblo reunido en asamblea (para lo cual Di-s hizo el milagro de magnificar su voz), Moshé habló al pueblo, aludiendo a los eventos y experiencias negativas ocurridas durante la travesía en el desierto.

El nombramiento de los 70 jueces a los cuales se refiere Moshé nos enseña que Di-s no consideraba beneficioso el monopolio de liderazgo y, aún cuando ellos no podían equipararse en eminencia con Moshé, podrían desarrollar niveles de grandeza y distinciones, cada uno según su potencial.

Cada persona tiene la misión de descubrir la mejor forma en que puede utilizar sus talentos para servir a Di-s y el pueblo judío. A cada individuo se le dan ciertas habilidades, las cuales deben desarrollarse al máximo; el patrón de comparación no son otras personas, sino uno mismo, la posibilidad de desarrollar su propio potencial.

El Shabat que precede a Tishá Be´Av se llama Shabat Jazón por cuanto se lee como Haftará (porción del libro de los Profetas) la famosa visión (Jazón) de Yehayahu Ben Amos (Isaías).

Es la visión que muestra a cada judío, a gran distancia, el futuro Tercer Templo y señala como mensaje que así como esta Haftará es leída durante los nueve días de luto por la destrucción de los Templos, del mismo modo, del exilio (galut) que vive el Pueblo Judío en la actualidad vendrá la redención definitiva (Gueulá).

Esta es la tercera de tres Haftarot que se leen cada Shabat de “las tres semanas”, las cuales predicen los castigos sobre el Pueblo Judío. 

Las dos primeras son Divrei Yirmiyahu (Jeremías) y Shiimú (también de Jeremías, profeta que vivó en la época de la destrucción del Primer Templo).

La construcción y luto que caracterizan “las tres semanas” y, en especial, los nueve primeros días de Av, son interrumpidos en Shabat, porque ese día debe prevalecer la alegría. 

En el Shabat anterior a Tishá Be´Av debe incrementarse aún más la alegría, más de lo usual, para que no quede ninguna sombra de tristeza, pues se le compara con la época de la Redención por venir, que será definitiva, de perfección espiritual.

Desde el Shabat después de Tishá Be ´Av hasta el de antes de Rosh Hashaná siguen siete Haftarot con profecías de consuelo y salvación que tendrá el Pueblo Judío y que se conocen con el nombre de Shivá de Nejamatá (Siete de Consuelo).

Promesas, promesas

Siempre me ha intrigado la manera tradicional en la que los mercaderes de diamantes cierran un trato.

Se dan la mano y dicen: “Mazal uBrajá” (Buena suerte y bendición). Una vez que se hayan dicho esas palabras, el trato está cerrado y tiene el poder de una transacción legal contractual. Es un tributo a la fraternidad del diamante, que en su industria, la palabra es la palabra. En otras industrias, incluso un contrato no vale. Aquí, la palabra hablada es irrevocable.

La Parshá de esta semana, Matot, comienza con un mandato sobre la santidad de nuestras palabras:

“Y Moshé habló a los jefes de las tribus…si un hombre hace una promesa…no puede profanar su palabra; lo que sea que sale de su boca debe cumplir…” 

(Números 30:2).

 

La palabra es la palabra. 

Las promesas son promesas. 

Y las palabras que pronunciamos son sagradas e inviolables.

Si ignoramos lo que decimos, estamos profanando nuestras palabras.

Es por eso que mucha gente se cuida en agregar las palabras “Bli neder” (“sin promesa”), cuando dicen algo que puede constituir una promesa, así de esta manera, se previenen de cumplir con lo que expresaron previamente, y no crean la grave ofensa de violar una promesa. 

Esto, por supuesto, de ninguna manera disminuye el aprecio que tenemos por nuestra palabra, y no precisamos cumplir con promesas si uno ya estipuló que lo que dijo, no constituye una promesa.

La pregunta es: ¿Por qué este mandamiento fue dado a los “jefes de las tribus”? 

Seguro que esto se aplica a cada uno de nosotros. Una respuesta simple es que, siendo que generalmente son los líderes lo que hacen la mayor parte de las promesas, entonces ellos deben ser los más cautelosos. 

Los políticos se caracterizan por ser infames por las promesas que hacen en sus campañas, que una vez electos, raramente cumplen. Dicen bajar los impuestos una vez elegidos. En el momento en el que entran a la oficina, suben los impuestos. Cuando la gente los desafía sobre las promesas no cumplidas, admiten de hecho que han mentido. 

El electorado inocente pensó que ha sido una genuina confesión y deciden que aquél, es el político más honesto que han conocido. Somos gente muy engañada de hecho. Muchos libros han sido publicados sobre el tema de ética en los negocios. A pesar que hay muchas leyes sobre esto, al final del día, la prueba fehaciente de la ética en los negocios es, “¿Has cumplido con tu palabra?”, “¿Has llevado a cabo tus compromisos?”. 

No importa cómo se comportan otras compañías. Importa menos aún, si nuestros competidores son corruptos.

Nosotros debemos honrar nuestras promesas, y éste es el punto clave. 

Ya sea en nuestras relaciones empresariales o en los compromisos de caridad que hacemos en la sinagoga o en otros lugares, nuestra palabra debe ser nuestro lazo. Incluso si nos preocupan los costos financieros inmediatos, podemos estar seguros que con el paso del tiempo, la reputación que vamos a adquirir por haber dicho la verdad y haber cumplido con nuestra palabra, compensará mucho más a cualquier pérdida a corto plazo que pudimos haber tenido.

 

Parashá en síntesis: Pinjas

El fracaso de Bilam en maldecir al pueblo de Israel (las maldiciones se convirtieron en bendiciones) conduce a Balak y a los nombres de Midiam a poner en acción otro plan de Bilam, que logra tener éxito al hacer pecar a los judíos. Las mujeres moabitas seducen a los hombres judíos, los embriagan, los hacen adorar a su ídolo Ba`al Peor, así como cometer actos inmorales. 

Kozbi, hija de Balak, es llamada por Zimri, príncipe de la tribu de Shimón a su tienda, en abierto desafío a Moshé y a las leyes imperantes. Pinjas, hijo de Elazar y nieto de Aharón, mata a ambos en nombre de Di-s, salvando así al resto del pueblo del castigo Divino. 

La plaga que se había desatado por los pecados cometidos mató a 24.000 judíos, todos de la tribu de Shimón. Este acontecimiento de Shitim es considerado de mayor gravedad que el del becerro de oro, cuando murieron 3.000 personas, ya que el pecado de idolatría se suma el de inmoralidad, que es castigado con gran severidad. 

A lo largo de la historia, cada tribu produjo grandes líderes, con excepción de la tribu de Shimón, de la cual provenía Zimri.

Nuestros Sabios explican que si Pinjas hubiese preguntado al tribunal si se debían tomar medidas contra los pecadores, éste hubiese respondido de forma negativa. La acción cometida con sus sentimientos de celo a Di-s está calificada en la Ley Judía como “es ley, pero no se instruye”. El tribunal no puede ordenar castigo, pero la persona – como en el caso de Pinjas – que estaba presente en el acto vergonzoso está obligada a reclamar y obrar contra la profanación del Nombre de Di-s.

Pinjas es premiado por Di-s con un pacto de paz para sus descendientes. Se le premia con el sacerdocio eterno, por cuanto mostró amor por su Di-s y logró la expiación para los hijos de Israel. Durante la época del Primer Templo, 18 Cohanim Guedolim (Sumos Sacerdotes) fueron descendientes de Pinjas, y durante el Segundo Templo, lo fueron 80. 

A pesar de que Moshé había intervenido numerosas veces para aplacar la ira de Di-s contra su pueblo, no fue premiado como Pinjas. La actuación de ambos era diferente: Moshé lograba el perdón por medio de la plegaria, que era escuchada por Di-s; Pinjas lo hacía por medio de la acción, llevando a las personas a arrepentirse.

La abnegación de moshé era de naturaleza espiritual; en cambio, la de Pinjas era física, arriesgaba su vida. 

Cuando el servicio de la persona es el resultado de la iluminación Divina que impregna el mundo físico – como es, en este caso, el mundo de Moshé -, no hay garantía de la durabilidad de su efecto. El nivel físico no se purifica, ni se eleva y regresa a su estado anterior una vez que la iluminación espiritual cesa.

Cuando la iluminación espiritual deriva del servicio del hombre – como en el caso de Pinjas, quien con su acción eleva y purifica el mundo físico, llevando a las demás personas a retornar a su esencia-, entonces el efecto es duradero, y el perdón, permanente.

Di-s instruye a Moshé para que se enfrente en guerra contra Midián por su tentativa de corrompèr moralmente a los judíos y de intentar destruirlos espiritualmente, lo que es aún más grave que la destrucción física, como la que pretendía Egipto. 

En la actualidad tendríamos que reflexionar sobre las precauciones que tomamos para nuestra protección física y espiritual y la de nuestros hijos. ¿Qué tan cuidadosos somos en prevenir cosas que atentan contra nosotros físicamente? ¿Tenemos el mismo cuidado cuando se trata de evitar un peligro espiritual? los medios de comunicación de masas, bajo el disfraz de la libertad de expresión y de prensa, están repletos de material gráfico y verbal que induce a la violencia y a la vulgaridad, afectando nuestra espiritualidad y la de los nuestros.

Un amor proveniente de una relación de odio

En esta Parshá, leemos sobre Balak, el rey de Moab, quien está mortalmente asustado de los judíos que se encontraban acampando justo en el límite de su nación. La Nación Judía había logrado sin esfuerzo defenderse y conquistar las tierras adjuntas de los dos grandes reyes Amoritas, Sijón y Og, y Balak temía que su tierra fuera la siguiente. Así que mandó a llamar a Balaam, un brujo y profeta no judío, y lo contrató para maldecir a los inminentes invasores. Su plan fue contraproducente ya que Di-s transformó las maldiciones de Balaam en una cascada de elocuentes bendiciones.

Es interesante no obstante, que los temores de Balak no tuvieran fundamentos, y sus esfuerzos fueron en vano. Ya que él no sabía que Di-s había instruido a los judíos que “No provoquen una guerra con los Moabitas” (ya que Moab era un prometido como heredero para los descendientes de Lot). Ahora, mientras que no se le podía echar la culpa a Balak por no saber sobre este edicto Divino emitido a los judíos, Balaam, un profeta que “escuchó los dichos de DI-s y percibió los pensamientos del Altísimo” sabía sobre la neutralidad que debían mantener los judíos con los Moabitas.¿Por qué no le aconsejó a Balak: “Amigo, tu tranquilidad no debe ser perturbada; los Judíos no suponen ninguna amenaza”?

Es precisamente esta pregunta la que lleva al comentarista bíblico Rashi concluir con que “Balaam detestaba a los judíos más que Balak”. Balak odiaba a los judíos, pero por buenas razones; en su estimación, ellos presentaban una amenaza mortal para él y para sus ciudadanos. Balaam, por el otro lado, como muchos antisemitas en el correr de los siglos, odiaba a los judíos sin motivo alguno. Era un odio esencial que iba más allá de la razón, un odio que era cualitativamente mayor que el del Balak. Y como tal, aprovechó la oportunidad de maldecir a los judíos, aunque sabía muy bien que el temor de Balak era infundado.

Di-s no previno a Balaam de dirigirse a los judíos; ni siquiera reemplazó las maldiciones de Balaam con nuevas bendiciones. En vez de eso, Él “transformó la maldición en bendición”. Como explica el Talmud, las bendiciones de Balaam eran en verdad las mismas maldiciones que él intentaba pronunciar…pero ligeramente re fraseadas para transformarlas en bendiciones.

El transformar un odio lógico (del estilo de Balak) en amor, hará que ese amor también sea lógico; un amor basado y medido de acuerdo a las cualidades y valor del que es amado. Pero transformar un odio completamente infundado e ilógico en amor, traerá como resultado las bendiciones de Balaam: una efusión de amor infinito y esencial. Un amor que trasciende toda lógica y razón, el amor que Di-s alberga por cada uno y uno de Sus hijos.

No es sorprendente entonces, que las bendiciones de Balaam sean un vehículo para la profecía sobre la redención Mesiánica: “La veo, pero no ahora; la observo, pero no pronto. Una estrella (el Mashíaj) ha salido de Iaakov, (…)…e Israel triunfará”Ya que será durante la Era Mesiánica, que el amor esencial e infinito de Di-s por Su pueblo, como fue expresado en las bendiciones de Balaam, finalmente se manifestará”.

Por Naftali Silberberg

¿Por qué la parashá lleva el nombre de alguien malvado?

Querido Rabino, 

Me sorprendí que la lectura de la Tora de esta semana, lleva el nombre del malvado Rey Balak, quién tramó maldecir a los Judíos en el desierto. 

¿No podían encontrar otro nombre más apropiado?

RESPUESTA:

Es una pregunta interesante. De hecho, hay seis porciones de la Tora que llevan el nombre de personajes centrales: Noaj, Sara, Itro, Koraj, Balak y Pinjas, y todos son Justos menos Balak. Leyendo más detalladamente la historia, podemos entender un poco más la razón por la cual esta porción lleva el nombre de alguien malvado, y el mensaje que podemos aprender para nuestro viaje espiritual.

Analizando la trama de Balak

Balak, el rey de Moab, se aterroriza de la llegada de la nación judía, y le dice a Bilam, un profeta, que los maldiga.

Di-s le dice a Bilam que no maldiga a los judíos, y al principio, cumple. Pero, con el tiempo le tomó odio a los judíos e insiste en hacerlo, por lo que Di-s le da la libertad de elegir.

Pero Di-s le hace saber a Bilam que no está de acuerdo con su elección. El envía un ángel para desviar a Bilam, pero sólo su burro puede percibirlo. 

Tres veces el ángel desvía al burro, y tres veces Bilam lo golpea. Finalmente, el burro había tenido demasiado. Sorprendentemente, él abre su boca y se queja a Bilam sobre su comportamiento. Bilam finalmente puede ver el ángel, pero todavía no entiende el mensaje.

Cuando Bilam llega al palacio de Balak, lo llevan a un lugar en donde pudiera ver al pueblo judío para maldecirlos. Pero cuando abre su boca para hacerlo, bendiciones salían de ella. De hecho, sus palabras contienen algunas de las alabanzas más hermosas del pueblo judío en la Torá.

Bilam luego dice la profecía sobre la era Mesiánica.

Luego del intento fallido de Bilam de maldecir a los Judíos, sugiere una estrategia diferente, provocar que los judíos pequen con las mujeres Moabitas, y causar que idolatren el Baal Peor. El plan tiene éxito, y una plaga devastadora aparece entre el pueblo como resultado. Pinjas, el nieto de Aaron, el Sumo Sacerdote, se levanta y pone fin a la plaga.

Seguramente aún te estás preguntando por qué la porción lleva el nombre de Balak. ¿Cuál es su cualidad redentora?

Repasemos unos puntos de la historia:

Bilam se trasforma, por su odio a los judíos, en alguien que no desea obedecer a Di-s.

Un burro habla

Las maldiciones son transformadas en bendiciones

Una porción del pueblo Judío se transforma en pecadores.

Las profecías sobre la era Mesiánica, describen la última transformación del mundo. 

Ésta porción de la Torá, inviste el poder de la transformación. Las bendiciones son tan profundas, ya que se originaron como maldiciones. Su transformación es tan absoluta que describen la última transformación del todo el mundo: La era del Mashiaj. Más aún, Balak mismo encarna ésta transformación.

El Talmud relata que la figura Bíblica Ruth, quién trasformó su propia vida convirtiéndose al judaísmo y mereció ser la bisabuela del Rey David, era descendiente directa de Balak. El Mashiaj vendrá del linaje del Rey David. De esta forma, la persona encargada de la transformación del pueblo judío y el mundo entero, Mashiaj, es un descendiente directo de Balak.

¿Cuál es el mensaje para nosotros? Transformarnos a nosotros y nuestras vidas no es sencillo. Pero muy seguido, las situaciones más difíciles son las que nos conducen a las mayores ganancias. Cuando nos damos cuenta de esto, en vez de someternos a la presión, usémoslo para nuestro crecimiento y desarrollo personal y así tener la experiencia mas sublime de transformación.

Por: Yossi Lew