Parashá en síntesis: Emor

Moshé estableció que el estudio de las leyes relacionadas con cada una de las festividades debe comenzar treinta días antes de su celebración y continuar en el mismo Yom Tov. 

En esta parashá, además de establecer las leyes (mitzvot) relativas a las festividades de Pesaj, Shavuot y Sucot (fiestas de Peregrinaje a Jerusalén en tiempos del Templo) que son las tres festividades mencionadas en la Torá, se hace referencia a Sfirat HaOmer (la cuenta del Omer) y al Shabat.

El shabat, el único ritual que aparece en los Diez Mandamientos, es el más mencionado en la Torá. Se le dedican dos tomos del Talmud, dos del Shulján Aruj (código de Leyes Judías, 200 capítulos) y muchas otras referencias en el Midrash, profetas y otros. 

Shabat es testimonio de dos eventos fundamentales: la creación del mundo por Di-s y el éxodo de Egipto. Si una persona dice que cree en Di-s, pero no cree que Él es el Creador del mundo y todo lo que hay en él, su creencia en Di-s no es completa.

Di-s no es una abstracción, tiene injerencia directa en la vida de las personas y del pueblo, lo cual quedó demostrado en el Éxodo, cuando Di-s se reveló – en un evento histórico único a todo un pueblo.

En Shabat, Di-s no mandaba el maná, sino que el pueblo recibía una doble ración el viernes (razón por la cual, hasta el día de hoy, ponemos dos jalot en la mesa de Shabat). Desde entonces – y por más de tres mil años – observamos el Shabat. 

El concepto de Shabat está ligado con el descanso de Di-s después de haber terminado la creación. Podría pensarse que muchas de las cosas prohibidas – como encender una luz, usar la tecnología o manejar – no requieren mayor esfuerzo, lo diferente es el sentido del descanso. Di-s descansó cuando dejó de crear y de interferir en el mundo y lo mismo hacemos nosotros cuando dejamos de ejercer nuestro poder sobre la naturaleza en Shabat. En vez de seguir cambiando el mundo, Di-s armonizó con lo creado en Shabat, una armonía que se siente en Shabat, al no ejercer ningún acto de dominio sobre la naturaleza.

Shabat le da a la persona la oportunidad de tener todo un dia para hacer una mitzva sin ningún esfuerzo, se libera de la esclavitud de la actividad semanal y puede estar en armonía y paz con el mundo (Shabat Shalom).

Dos de las tres mitzvot específicas de la mujer judía están relacionadas con Shabat: la bendición de la jalá y el encendido de las velas, que otorga el privilegio de continuar propagando la luz del Judaísmo.

Resumen: parashat Shemini

Los Cohanim asumieron sus cargos después de los siete días de iniciación. Nadav y Avihú, los hijos mayores de Aharón,
ofrecieron incienso sobre fuego no consagrado y no tomado del altar. Una trasgresión tal por qwparte de los Cohanim, que debían dar el ejemplo para el resto de la asamblea, era imperdonable.

En consecuencia, ambos fueron consumidos por un fuego que venía “de la presencia del Señor”.

Aharón estaba abrumado por el dolor de esta tragedia, pero Moshé le explicó que los Cohanim tenían la responsabilidad especial de mantener el elevado nivel de santidad requerido de ellos por Hashem.
Pureza y santidad deben ser los principios subyacentes en la vida diaria entre los judíos. Por ende, se hizo una distinción
“entre lo puro y lo impuro, y entre los animales que pueden ser comidos y los que no pueden serlo”.

Shabat Pará, La Vaca Roja

Este Shabat, además de la Porción Bíblica Semanal, se lee la porción que habla sobre la Vaca Roja, “Parashat Pará”. 

¿Qué es Parashá Para?

En esta parashá, la Torá describe la forma de purificación de la impureza ritual por haber estado en contacto con un cadáver. La ceniza de la vaca roja, junto con “aguas vivas” era arrojada sobre el impurificado y así se limpiaba ritualmente. Esta norma no tiene explicación asequible a nuestro entendimiento, es del grupo de las “oídas”, que deben cumplirse aún sin comprender su sentido. Por ello el Todopoderoso le dijo a Israel: Este es un decreto acerca del cual no tienes derecho de apelación.

¿Por qué una vaca? ¿Por qué roja? ¿Por qué una que no haya tenido un yugo encima? ¿Por qué purifica su ceniza después de haberse incinerado? Todas estas preguntas carecen de explicación, “las cosas ocultas pertenecen a nuestro Di-s”. Existe una idea que determina que la vaca hace perdonar el pecado del becerro de oro, “que venga la madre – la vaca – y limpie lo que el becerro, su hijo, ensució”; pero esta explicación no es suficientemente satisfactoria y deja interrogantes sin contestar: ¿Por qué una vaca roja?, etc.

¿Cuál es la razón de haberse fijado esta lectura en el sábado anterior al mes de Nisán? Estos días comienza la cuenta de los 30 días anteriores a Pesaj. Los preparativos para esa fiesta obligan purificarse de toda impureza, porque únicamente en estado de pureza se podrá peregrinar y ascender a Jerusalén y tomar parte en la ofrenda del sacrificio pascual, que es un mandamiento positivo para todo ciudadano.

Aquel que estuviera impuro ritualmente por haber estado en contacto con un cadáver, tenía prohibido el sacrificio pascual y ni siquiera podía probar un kazait, una mínima porción de él. Por ello, se acostumbraba notificar las reglas de pureza e impureza contenidos en el capítulo bíblico de Pará, como parte de los preparativos de la inminente festividad de Pesaj.

El pueblo escuchaba la lectura y tomaba conciencia de hacer todo lo posible para purificarse de toda impureza, para estar preparado a cumplir los mandamientos de Pesaj correctamente.

Parashá en síntesis: Tzav

Las ofrendas descritas en esta Parashá son aquellas que tenían que ofrecer especialmente los Cohanim o Sacerdotes, y por eso comienza la Parashá cuando Di.s le dice a Moshe “Ordena a Aharón y a sus hijos …”

Estas ofrendas o sacrificios eran para expiar el pecado del becerro de oro, ocurrido antes de la construcción del Mishkán o Santuario, y en el cual había participado Aharón.

El Cohen Gadol o Sumo Sacerdote tenía la obligación de ofrendar un sacrificio diario, de sus propios recursos, lo cual nos enseña que primero tiene que mejorarse uno mismo para después poder guiar a los demás. 

El cohen pedía perdón a Di-s por los pecados cometidos por el pueblo, pero del mismo modo tenía que pedir primero perdón a sus propios actos. 

El sacrificio del Sacerdote incentivaba al resto del pueblo a presentar sus ofrendas sin avergonzarse por sus pecados. 

La ofrenda del Cohen estaba compuesta por aceite y harina, igual que las ofrendas traídas por aquellos que tienen recursos escasos a fin de que estos no se avergonzaran.

La ofrenda de agradecimiento, Hashlamei Todá, era presentada por aquellas personas que se habían salvado de un peligro. En la actualidad se reemplaza por Birkat Hagomel, bendición que se hace durante la lectura de la Torá. Está escrito que en el futuro serán eliminadas todas las ofrendas, menos la de agradecimiento ya que el hombre dejará de pecar, pero deberá seguir agradeciendo por su buena fortuna.

Se prohíbe comer la grasa animal que no haya pasado por el proceso de Nikur (limpieza de las grasas prohibidas).

En el judaísmo no se permite el consumo de sangre animal, ya que se considera que ésta es la esencia de la vida. La importancia del desarrollo de las cualidades de la sensibilidad, bondad y compasión, innatas en cada judío hacen que exista la prohibición.

Lo físico actúa sobre la esencia espiritual de la persona, influyendo en su desarrollo. La interrelación entre cuerpo y alma se hace perceptible en las llamadas enfermedades psicosomáticas, ya que el estado de ánimo influye sobre el organismo, causándole una enfermedad física y a la inversa, cuando el malestar físico provoca cambios en el estado de ánimo. 

El alimento se convierte en carne y sangre de la persona que lo ingiere. El pueblo judío fue privilegiado, porque Di-s le reveló que en los alimentos prohibidos existe una fuerza negativa que se ejerce sobre el alma espiritual y por eso le ordenó evitar su ingestión.

Pesaj es la primera de las fiestas de peregrinaje; las otras dos, Shavuot y Sucot, son consecuencia y continuación de esta. 

La primera vez que se hizo el sacrificio de Pesaj (Korbán Pésaj) fue cuando Di-s ordenó al Pueblo Judío tomar un carnero – que era una deidad en Egipto – , tenerlo en sus casas desde el 10 al 14 de Nisán y sacrificarlo luego. La idea era que manifestaran públicamente su fe en un Di-s único, negando la idolatría públicamente. 

Más tarde, al existir el Beit Hamikdash, de todas partes del país y del mundo llegaban los judíos para ofrendar el sacrificio pascual que solo puede hacerse en el templo, en el lugar más santo de la tierra, Jerusalem. 

En el seder de pesaj se rememora esa ofrenda con el zroá, cuello o ala de pollo asado directamente al fuego, que se coloca en la Keará (Plato de Pesaj), siendo el único de los elementos que no se come.

Parashat Zajor

Este Shabat, luego de la Parshá que corresponde a la semana (Vaikrá) leemos parshat Zajor (Devarim 25:17/19) “Recuerda lo que Amalek hizo contigo en el camino cuando salisteis de Egipto… borrarás la memoria de Amalek…” El motivo por el cual Hashem ordenó a los judíos borrar la existencia de Amalek es por el odio que estaba implantado en ellos contra nosotros a tal punto que fueron los primeros que nos enfrentaron en guerra, no por defensa ni por territorio, sino sólo por odio.

AYUNO DE ESTER Y PURIM
El jueves 21 de marzo es el ayuno de Ester. Comienza a las 5:39 hs y finaliza a las 19:28.
Luego de Arvit, leemos la Meguilá de Ester. Debemos escuchar la Meguilá entera sin faltar una palabra. Si uno omitió alguna
palabra, lo puede recuperar leyendo dentro de la Meguilá y así completar las palabras que no escuchó, siempre y cuando no sea un
Pasuk entero.
En el Beit Hakneset se dicen 3 brajot antes de la lectura de la Meguilá, estas son: Mikrá Meguilá, Sheasá Nisim y Shejeianu.

Al final de la lectura se dirá la brajá Harav Riveinu, y luego Shoshanat Iaakov. El que lee la Meguilá sin Minian, no debe pronunciar la
brajá del final, Harav Riveinu.
La costumbre es hacer ruido cuando se menciona el nombre de Hamán.
Las Mitzvot de Mishloaj Manot (regalos de comida), Matanot laEvionim (Tzedaka) y Seudat Purim (Banquete), no pueden ser
cumplidas de noche. Sólo se cumplen de día.
Uno debe ver que cada miembro de la familia cumpla estas Mitzvot. El padre debe dar dinero a todos los miembros de la familia para
que ellos mismos les entreguen a los pobres.
Lo mismo se aplica a Mishoaj Manot, que cada miembro de familia debe dar a su amigo o amiga.
Es importante que si bien en Purim se toman bebidas alcohólicas, en una medida poco más que lo habitual, debe cuidarse de no embriagarse para tener posibilidad de seguir cumpliendo las Mitzvot de Bircat Hamazon y Tefila Maariv.

Construcción en equipo

¿Cómo vuelves a motivar a un pueblo desmoralizado? ¿Cómo vuelves a armar una nación partida? Ese es el desafío que tuvo que enfrentar Moisés en esta Parashá.

La palabra clave aquí es “Vaiakhel”, “Moisés juntó”. Kehilá significa comunidad. Una Kehilá, o Kahal, es un grupo de personas que se juntan por un propósito dado. Ese propósito puede ser positivo o negativo, constructivo o destructivo. La misma palabra que aparece al principio de esta Parashá como el comienzo de la solución, aparece en la Parashá anterior como comienzo del problema: “Cuando el pueblo vio que Moisés estaba demorando en bajar de la montaña, se juntaron (Vaiakhel) alrededor de Aharón y dijeron: “Haznos un Di-s para que nos guíe, porque de este hombre Moisés, quién nos sacó de Egipto, no sabemos qué ha sucedido”.

La diferencia entre estos dos tipos de Vaiakhel, es que uno resulta en orden y el otro en caos. Bajando de la montaña y viendo el becerro de oro, leemos que “Moisés vio que el Pueblo estaba actuando salvajemente y que Aharón los había dejado que se descontrolen…” 

Hay una asamblea que es disciplinada, y otra que es turba, tiene un deseo por cuenta propia. La gente ante la multitud, pierde su control.

Vaiakhel es la respuesta de Moisés ante la salvaje multitud que se juntó alrededor de Aharón y creó el becerro de oro. Él hace algo fascinante, no se opone al pueblo, como lo había hecho inicialmente cuando vio el becerro de oro, sino que utiliza la misma motivación que los llevó a ellos a generarlo. Ellos querían crear algo que sería señal de que Di-s está con ellos: no en las altas montañas, sino en el medio del campo. Él se apela a la misma sensación de generosidad que provocó que ofrecieran sus ornamentos de oro. La diferencia es que ahora están actuando de acuerdo a la orden de Di-s, y no sus sentimientos espontáneos.

Él pide a los israelitas que hagan donaciones voluntarias para la construcción del Tabernáculo, el Santuario, el Mikdash. Ellos lo hacen con tanta generosidad que Moisés tiene que frenarlos. 

Si quieres afianzar seres humanos para que actúen en hacer el bien en común, haz que construyan algo junto, algo que no puede hacerse por cuenta propia.

La construcción en equipo, incluso después del desastre del becerro de oro, no es misterio ni milagro. Se logra dándole una misión constructiva a un equipo. Cada miembro del grupo debe ser capaz de hacer una contribución única y luego sentir que fue valorado. Debe decir con orgullo: Yo he ayudado a hacer eso.

Esto es lo que Moisés entendió e hizo. Sabía que si quería armar un equipo, debía ser uno que construyera.

Por: Rabino Jonathan Saks

Parashá en Síntesis: Ki Tisá

Di-s ordena a Moshé que cuente al Pueblo Judío. Este es el tercer censo que se realiza al día siguiente de Iom Kipur, después del pecado del becerro de oro, en el primer año de su estadía en el desierto. El primer censo fue realizado cuando Iaacov y su familia, setenta personas, bajaron a Egipto. El segundo, cuando los judíos salieron de Egipto y eran 600.000 hombres.

El método seguido para el conteo era el de la entrega del medio shékel. Di-s advierte a Moshé que el conteo no puede hacerse en forma directa, lo que nos enseña que cada persona tiene su propio valor y, además, que ninguna persona está completa si está sola. Sólo se puede lograr la espiritualidad y hermandad cuando se coopera y se une con los demás judíos. 

Después de la entrega de la Torá, Moshé permaneció 40 días estudiando Torá directamente de Hashem. Sólo al completarse ese período fue premiado con la habilidad de retener todo lo que había aprendido. 

Las dos Tablas de la Ley sobre las cuales estaban tallados los Diez Mandamientos eran de zafiro azul. Los Mandamientos podían ser leídos de ambos lados y las letras mem y samej- que tienen forma de cuadrado y círculo sin puntos de apoyo – se sostenían milagrosamente sin caerse. 

El becerro de oro fue elaborado por los hijos de Bilam (famoso brujo egipcio) cuando el pueblo, por error en el conteo de los cuarenta días, pensó que Moshé no regresaría. La iniciativa para su elaboración fue del llamado erev rav, la multitud de egipcios que acompañaron a los judíos en el éxodo de Egipto. 

Las mujeres no contribuyeron con la realización del becerro de oro, pero sí lo hicieron al dar sus joyas para la construcción del Santuario, que comenzó poco después. Por esta actitud sobrevivieron hasta la llegada a Eretz Israel y además les fue dedicada la festividad de Rosh Jodesh (principio de mes), durante lo cual existe la costumbre de que se abstengan de trabajar. 

Las joyas donadas por las mujeres fueron zarcillos, anillos de nariz, anillos de dedo y pulseras. Uno de los Sabios explicó que ello alude a los cuatro aspectos de una apropiada educación judaica. 

  • Zarcillos: escuchar con atención la conversación de los niños con sus amigos, ya que estos aprenden del ejemplo de sus padres; si algo falta o es inadecuado significa que así son sus modelos.
  • Anillos de nariz: desarrollar un agudo sentido de olfato para constatar si la influencia de los amigos es beneficiosa.
  • Anillo de dedo: apuntar hacia el camino correcto, guiándolos según las enseñanzas de la Torá para evitar lo dañino. 
  • Pulseras: estar bien “armados” porque aun con los niños que se comportan bien es necesario ser firmes para motivarlos a estudiar y desarrollarse. 

Truma-“Cada judío debe construir un santuario”

En esta parshá los iehudim reciben la orden de construir un Mishkan, Santuario, y en las parshiot siguientes la Torá nos relata los detalles al respecto. Pero, cuándo exactamente tuvieron lugar la orden y la posterior donación de   los   elementos   necesarios para  el Mishkán? De acuerdo al Zohar, el mandato y los  correspondientes  donativos sucedieron inmediatamente después de la entrega de la Torá, antes del pecado del becerro de oro. La segunda opinión de los Sabios indica, que la orden Divina de la construcción sucedió en Iom Hakipurím,   luego   del   perdón por el pecado del becerro de oro. Una tercer línea de pensamiento dice que la indicación   de   Di-s   fue   dicha   a   Moshe Rabeinu antes del pecado, y Moshé la transmitió   a  los   hijos de   Israel   sólo luego de Iom Kipur.

TRES SITUACIONES

De acuerdo a estas tres posturas resulta que los judíos se encontraban en tres   situaciones   distintas   al   ser   encomendada la construcción del Santuario. De acuerdo al Zohar (que dice que la orden fue dada antes del pecado) los iehudím   estaban en el  nivel de Tzadikim (justos), ya que la salida de Egipto   y   la   entrega   de   la   Torá   los limpiaron de todas las impurezas. Sin embargo de acuerdo a la opinión de que esto sucedió luego de Iom Kipur, cuando Hashem perdonó el pecado del becerro de oro, los judíos estaban a la altura de Baalei Teshuvá (retornantes). El tercer punto de vista señala que la orden fue dada antes del pecado y su concreción fue luego de Iom Kipur. Y aunque el pueblo de Israel estaba en la condición de Reshaím (malvados), no se les anuló la orden de construir un  Santuario.

TZADIKIM Y BAALEI TESHUVÁ

Partiendo del dictamen talmúdico sobre las opiniones divergentes de los sabios “Unas y otras son palabras del D-os Viviente”, de las tres interpretaciones   podemos   tomar   una   enseñanza para cada tipo de judío. El judío que es un Tzadik (justo y piadoso), puede pensar que debido a su nivel tan elevado no debe tener contacto alguno con el  mundo  material.   Es preferible desconectarse de lo terrenal, dedicándose únicamente a temas espirituales. La Torá le   ordena   entonces, construir   un   Mishkán!.  También  un Tzadik debe tomar el oro, la plata, el cobre, etc, siendo elementos materiales y convertirlos en una Casa para Di-s!.

El Baal Teshuvá (retornante) puede pensar, siendo que el materialismo lo hizo caer en sus redes, es preferible aislarse totalmente del mundo, para que no vuelva a desviarse. Viene la Torá y le indica lo contrario, con los elementos mundanos permitidos debe erigir un Mishkán para Di-s, y de esta forma también completará su Teshuvá (retorno), haciendo   uso   de   su   relación   ya adquirida con el mundo material en aras de la Torá y Di-s.

TAMBIÉN EL MALVADO

Pero aún podemos confundirnos y pensar, que mientras la persona no haya retornado completamente al camino que marca la Torá, queda excluido de construir un Santuario para Hashem. Aquí la tercer opinión nos enseña que, la orden de construir el Mishkán no se anuló siquiera luego del pecado del becerro de oro,   y   que   aún   antes   de   la Teshuvá seguía vigente el mandato de levantar un Santuario para Di-s. Y cómo un malvado puede realizar semejante tarea?. La respuesta es que, cuando se ocupe del estudio de la Torá, y el cumplimiento de las Mitzvot, finalmente la luz que de ellas emana lo conducirá a la senda correcta.

Justo, retornante y malvado

En esta parshá los iehudim reciben la orden de construir un Mishkan, Santuario, y en las parshiot siguientes la Torá nos relata los detalles al respecto.

Pero, ¿cuándo exactamente tuvieron lugar la orden y la posterior donación de los elementos necesarios para el Mishkán?

De acuerdo al Zohar, el mandato y los correspondientes donativos sucedieron inmediatamente después de la entrega de la Torá, antes del pecado del becerro de oro. La segunda opinión de los Sabios indica, que la orden Divina de la construcción sucedió en Iom HaKipurím, luego del perdón por el pecado del becerro de oro. Una tercer línea de pensamiento dice que la indicación de Di-s fue dicha a Moshe Rabeinu antes del pecado, y Moshé la transmitió a los hijos de Israel sólo luego de Iom Kipur.

TRES SITUACIONES

De acuerdo a estas tres posturas resulta que los judíos se encontraban en tres situaciones distintas al ser encomendada la construcción del Santuario. De acuerdo al Zohar (que dice que la orden fue dada antes del pecado) los iehudím estaban en el nivel de Tzadikim (justos), ya que la salida de Egipto y la entrega de la Torá los limpiaron de todas las impurezas espirituales.

Sin embargo de acuerdo a la opinión de que esto sucedió luego de Iom Kipur, cuando Hashem perdonó el pecado del becerro de oro, los judíos estaban a la altura de Baalei Teshuvá (retornantes)

El tercer punto de vista señala que la orden fue dada antes del pecado y su concreción fue luego de Iom Kipur. Y aunque el pueblo de Israel estaba en la condición de Reshaím (malvados), no se les anuló la orden de construir un Santuario.

TZADIKIM Y BAALEI TESHUVÁ

Partiendo del dictamen talmúdico sobre las opiniones divergentes de los Sabios que “unas y otras son palabras del Di-s Viviente”, de las tres interpretaciones podemos tomar una enseñanza para cada tipo de judío.

El judío que es un Tzadik (justo y piadoso), puede pensar que debido a su nivel tan elevado no debe tener contacto alguno con el mundo material. Es preferible desconectarse de lo terrenal, dedicándose únicamente a temas espirituales. La Torá le ordena entonces, construir un Mishkán!. También un Tzadik debe tomar el oro, la plata, el cobre, etc, siendo elementos materiales y convertirlos en una Casa para Di-s!.

El Baal Teshuvá (retornante) puede pensar, siendo que el materialismo lo hizo caer en sus redes, es preferible aislarse totalmente del mundo, para que no vuelva a desviarse. Viene la Torá y le indica lo contrario, con los elementos mundanos permitidos debe erigir un Mishkán para Di-s, y de esta forma también completará su Teshuvá (retorno), haciendo uso de su relación ya adquirida con el mundo material en aras de la Torá y Di-s.

TAMBIÉN EL MALVADO

Pero aún podemos confundirnos y pensar, que mientras la persona no haya retornado completamente al camino que marca la Torá, queda excluido de construir un Santuario para Hashem. Aquí la tercer opinión nos enseña que, la orden de construir el Mishkán no se anuló siquiera luego del pecado del becerro de oro, y que aún antes de la Teshuvá seguía vigente el mandato de levantar un Santuario para Di-s. Y cómo un malvado puede realizar semejante tarea?. La respuesta es que, cuando se ocupe del estudio de la Torá, y el cumplimiento de las Mitzvot, finalmente la luz que de ellas emana lo conducirá a la senda correcta.

Basado en “Likutei Sijot”, tomo 6, pág 152.

Parasha en síntesis: Mishpatim

Los Diez Mandamientos y las leyes civiles y personales a las cuales se refiere esta Parashá, así como todas las 613 mitzvot, fueron dadas por Di-s en el Monte Sinaí y tienen carácter de permanencia y eternidad propias de las Leyes Divinas. 

Después de dar la Torá al pueblo judío, Di-s le dijo a Moshé que ascendiera de nuevo al Monte Sinaí por 40 días, con el fin de enseñarle los detalles de las leyes de la Torá. Parashat Mishpatim es principalmente la selección de las leyes que Di-s le enseñó a Moshé mientras estuvo en el Monte Sinaí. 

Antes de explicar las leyes, Di-s decretó que el pueblo judío estaba obligado a establecer un sistema de tribunales con el fin de tratar todos los casos de derecho penal, civil y ritual. Di-s le explicó las leyes relativas a los sirvientes, obligaciones maritales, el asesinato, el honor a los padres, el secuestro y la indemnización por lesiones.

El mandamiento de prestar dinero se aplica incluso si el prestatario posee bienes que se pueden vender. Así que a diferencia del mandamiento de dar caridad, está destinado a beneficiar no sólo a los pobres sin también a los ricos. Si somos reacios a prestar dinero a alguien que no es pobre debemos considerar la posibilidad de que en una vida anterior los papeles pueden haber sido invertidos: es posible que hayamos sido el beneficiario de un préstamo o algún otro tipo de ayuda de la persona que no está solicitando el préstamo actualmente. Esta es nuestra oportunidad de devolver su buena acción. 

Una de las leyes era de no mezclar la leche y la carne – no se debe comer un animal joven cocinado en leche de su madre. Ya que se considera un acto de crueldad consumada. La Torá también nos prohíbe cocinar cualquier animal en cualquier otra leche de animal, comer una mezcla de este tipo, o incluso obtener cualquier otro beneficio de ella. 

Las precauciones que la Torá toma para alejarnos de causar sufrimiento a un animal demuestran cuánto cuidado debemos tener para evitar causar sufrimiento a un ser humano. 

Las leyes contenidas en la Torá, indicativas del modo de vida judío, no tienen la pretensión de ser originales, pero si tienen una particularidad que no poseen otras leyes: derivan de una autoridad sobrehumana, del Creador del universo y de todo lo que hay en Él, conocedor a plenitud de la naturaleza humana. 

En el Judaísmo, el bien y el mal no son determinados por el hombre, sino por Di-s. Está claramente establecido lo que se debe hacer (248 mitzvot de “hacer”) y lo que no se debe hacer (365 mitzvot de “no hacer”); esa determinación no queda a juicio de los humanos. No es el hombre quien define según su opinión el bien o el mal, éste está definido previamente; lo que la persona puede hacer  es elegir entre ambos, una vez que los conoce. 

La observancia o no de las leyes o preceptos no determina la condición del judío, quien lo es por esencia y no deja de serlo: eso no depende de su elección.

Las leyes en el judaísmo no sólo cumplen con las necesidades sociales de organización y orden, sino que tienden a perfeccionar al hombre en su crecimiento y desarrollo. No sólo procuran la protección de la persona frente a los demás, sino que también frente a sí mismo; fijan un sistema de justicia, pero a la vez forjan la base moral y ética del individuo. No permiten que el hombre sea esclavo de sí mismo, de sus limitaciones. 

Las leyes judías, a diferencia de las elaboradas por los humanos, tiene el carácter de ser inflables; además, no están sujetas a consideraciones subjetivas ni intelectuales, a épocas, modas o lugares determinados. Sólo se puede asegurar una moral apropiada si está basada en la Torá. 

La evidencia histórica del nazismo y otros episodios de la historia judía demuestran que no son los hombres los calificados para determinar el bien y el mal, porque pueden llegar a la justificación de las acciones más abominables. 

La acción, la mitzvá en el judaísmo, tiene un lugar central. El pueblo Judío es el pueblo que en el Sinaí dijo: “Naasé Ve´Nishmá”, “Haremos y luego entenderemos” (estudiaremos). La acción produce sus efectos, aún cuando no la comprendemos racionalmente, ni sean inmediatamente visibles sus resultados. Está dirigida no sólo al perfeccionamiento individual, sino al mejoramiento y elevación de este mundo en general.

No es suficiente “sentirse judío”, no basta la intención. Sentirse judío sin actuar en consecuencia es como sentirse una persona decente, pero sin actuar decentemente. 

Los preceptos, tanto los de “hacer” como los de “no hacer”, se dividen en tres grandes categorías:

  • Edut (testimonios), preceptos que rememoran eventos pasados, por ejemplo, el Shabat, que es testimonio de la Creación del Mundo y de la salida de Egipto; Pésaj, Sucot, etc. 
  • Mishpatim o leyes, los que tienden a mantener el mundo civilizado y son propios de la naturaleza humana, por ejemplo, no matar, no robar. 
  • Juquim o decretos, aquellos ordenados por Di-s sin que tengan explicación desde el punto de vista lógico o racional, por ejemplo, Kashrut (leyes dietéticas) o Shatnez (prohibición de mezclar lino y lana en la vestimenta).

Los diferentes tipos de preceptos deben ser cumplidos por igual, no porque nos parezcan más o menos lógicos, sino porque nos son ordenados por Di-s para nuestro bien, aún cuando a veces no tengamos la capacidad de entenderlos. 

Para realizar una acción no es necesario que previamente la comprendamos a la perfección. Hacerlo sería ponerse en la situación de la persona que, hasta tanto no entienda a cabalidad todos los complicados mecanismos de digestión y descomposición de los alimentos, decide no comer. Si lo hiciera así, se debilitaría y le sería imposible entender el mecanismo. Si en cambio come, el mismo acto de comer le ayuda a la comprensión de la totalidad. La acción tiene una dimensión insustituible, lo mismo sucede con el ejercicio de la Torá y las mitzvot. 

La revelación de la Torá en el Monte Sinaí configura el puente de unión entre Di-s y el hombre y permite que la persona, mediante su acción, puede convertirse en socio de Di-s en la Creación. 

Haremos y entenderemos

Al decir “haremos” antes de “estudiaremos”, los judíos declararon que estaban preparados para cumplir en forma incondicional la voluntad de Di-s, aceptando sus mandamientos aún antes de saber cuáles eran. Es por este comportamiento que Di-s continúa dándonos la Torá, aún hoy – al revelar su voluntad en la medida en que estudiamos Su Torá y cumplimos sus preceptos. 

Pudiera parecer irracional para el pensamiento convencional comprometerse con un contrato, antes de conocer sus términos. Está conexión sería posible en la medida en que Él estuviera presente en la naturaleza, sin que ello significara el compromiso de que hiciéramos su voluntad, pero la única manera de conectarse con Di-s, tal como Él es, más allá de la Creación y la racionalidad, es elevándonos sobre los límites de la racionalidad. Por lo tanto, en nuestros días, tal como aconteció en la entrega de la Torá, nos unimos a Di-s dedicándonos a la Torá en forma incondicional.