La revelación

Una vez tuve una revelación Divina.

Estaba en el día sagrado de Rosh Hashaná, pero no estaba en el shul (Sinagoga). Estaba en un hospital- en una mañana muy húmeda- en un estéril y deprimente departamento de rehabilitación de geriatría, dónde unas bobes (abuelas) viejitas se habían reunido para oír el sonido del Shofar.

Todos los años hago esto- hago sonar el Shofar en los hospitales. Todos los años por lo menos una persona llora.

Este año había una bobe que no parecía tan anciana. El sólo hecho de ver un Shofar la llenó de excitación. Ella vertió en mí los recuerdos de su niñez. Parecía que el pasado se había despertado en ella. Había crecido rodeada del calor y el espíritu del Jasidut, e incluso aquí en Vancouver éste nunca la había dejado.

Ella recitó la bendición y yo empecé a soplar el Shofar, suave pero claramente. Las lágrimas empezaron a salir. Estoy acostumbrado a ello. Pero cuando terminé, era obvio que Di-s estaba allí en el cuarto. Porque ella estaba hablando con él.

“¡Oy, ziser G-t! ¡Taire, ziser G-t! ¡ Main zizer G-t!” 

Estaba llorando y estaba sosteniendo a Di-s en sus manos. Las manos de una bobe anciana que sostiene a un infinito y eterno Di-s.

Ella lo llamó “zis”. Yo nunca había oído algo semejante. Había oído “Zis” aplicado a los postres y a los nietos. Los Salmos de Rey David y el Cantar de los Cantares hablaban sobre el Omnipotente de esa manera. Pero ésta era una anciana bobe. Su voz tenía ese tono de amor y compasión, y sin embargo estaba llena con temor. Ella lloraba con aflicción, con alegría, con dolor, con anhelo y sus palabras eran dulcemente exultantes.

No puedo traducir las palabras que dijo. No funciona en español: “Mi estimado dulce Di-s”. No sucede nada.

Porque en español usted no habla con Di-s de la manera que una esposa habla con su amado esposo, un marido que se marchó en un largo viaje y que nunca supo si volvería, y usted ahora está de repente en sus brazos. Como una madre habla con sus pequeños y dulces hijos. Como la charla de una hija con su padre, que sabe que nunca la abandonará. Todos en uno.

En español no hay tal cosa. Pero en el idish de su niñez, ella podía decirlo.

Para mí, sus lamentos quebraron las más profundas exploraciones de los filósofos, haciéndolos estallar como un niño hace estallar las burbujas en el aire, como las sombras desaparecen en la solana. No tenían ningún significado aquí. Son sólo ideas. Éste es Di-s. La cosa real. Ésta fue la revelación. Algo que las ancianas bobes recuperaban. Algo que habíamos perdido. Casi.

Tenía que irme al shul. Ella todavía estaba empapada en lágrimas. Descubrí que yo estaba sonriendo. Usted pensará que soy insensible, pero estaba indefenso ante esta pro

funda y estimulante alegría que brotaba desde adentro.

Ella lloraba. Yo estaba lleno de alegría. ¿Por qué no? Yo había visto a Di-s cara a cara.

Al Unzer 

zisser G-t.

De Tzví Freeman

Un alma nueva

Baruj era un seguidor del Baal Shem Tov. Su esposa, Rivka, era una estudiosa de la Torá, inusual para las mujeres de aquellos días. Rivka y Baruj fueron a ver el Baal Shem Tov, para pedir su bendición para tener un hijo.

El cumpleaños del Baal Shem Tov era el 18 de Elul. En la seudá de ese día auspicioso, el Baal Shem Tov bendijo a Baruj y Rivka y les prometió que, exactamente un año más tarde, serían padres de un niño.
Ellos pasaron las Altas Fiestas con el Baal Shem Tov en Medzibosz. Antes de partir, el Baal Shem Tov les repitió su bendición, y Rivka prometió que iba a consagrar a su hijo a la difusión de la Torá y el jasidut. Rivka decidió intensificar sus estudios de Torá, y le pidió a su cuñada, Devora Lea, orientación respecto a la oración y el estudio durante su embarazo previsto.

Seis meses más tarde, Baruj fue a Medzibosz, para informar al Baal Shem Tov que su esposa estaba embarazada. El Baal Shem Tov le deseó “Mazal Tov” y le dio ciertas instrucciones para transmitir a su esposa.

El día 18 de Elul (ese año un miércoles), en su cumpleaños, el Baal Shem Tov mostró una alegría extraordinaria. Dirigió personalmente las oraciones con melodías alegres. Estaba claro que el Baal Shem Tov estaba observando aquel día como un día especial de fiesta. Durante la comida que siguió a la oración, el Baal Shem Tov dijo a sus discípulos:
Hoy, una nueva alma descendió a la tierra, un alma que iluminará el mundo con la parte revelada y las enseñanzas esotéricas de la Torá, y con éxito difundirá el camino del jasídut con dedicación desinteresada, preparando el camino para la llegada del Mashíaj.

El día 25 de Elul (cuando la circuncisión del hijo de Baruj y Rivka tuvo lugar en Liozna), el Baal Shem Tov organizó una fiesta. Tres días después, el Shabat volvió a dar un discurso y fue en un marco claramente eufórico. Todo esto representaba un misterio para sus discípulos y seguidores.
Lo que los discípulos del Baal Shem Tov vieron en aquellos días no era más que su maestro celebraba el nacimiento de Shneur Zalman, su circuncisión, y el tercer día después de la circuncisión. Los discursos que el Baal Shem Tov pronunció en esas ocasiones estaban relacionados con el recién nacido.

Para Iom Kipur de ese año, Baruj llegó a Medzibosz para estar con el Baal Shem Tov.Había sido advertido de no contar a nadie sobre el nacimiento de su hijo, ni el nombre que le había dado. Una vez más, antes de salir para su casa, recibió del Baal Shem Tov un conjunto de instrucciones en cuanto a la disciplina que rodeaba al niño, y la cuidadosa vigilancia que debía mantenerse en todo momento.

Al año siguiente, Baruj, como de costumbre, llegó a lo del Baal Shem Tov para las Altas Fiestas. El Baal Shem Tov preguntó por el pequeño con gran detalle, y repitió su advertencia de tener especial cuidado del niño.
Después de Sukot, cuando Baruj estaba listo para irse, el Baal Shem Tov le advirtió nuevamente acerca del niño, y de no repetir ninguno de sus actos o dichos ingeniosos, como a algunos padres les gusta jactarse de sus hijos.
Otro año pasó. Una vez más Baruj hizo su peregrinaje anual a Medzibosz. Al regresar a casa después de Sukot, su esposa le dijo que hubo un cambio notable en el niño en su segundo cumpleaños. Su vocabulario había mejorado considerablemente. Los padres descubrieron que el muchacho tenía una memoria extraordinaria.

El Baal Shem Tov dio instrucciones complementarias en relación con el niño. Baruj pidió permiso para traer al niño al Baal Shem Tov en su tercer cumpleaños para el tradicional “corte de cabello”, y el Baal Shem Tov le dijo que el niño debía ser traído por su madre y su tía Devora Lea, el 18 de Elul, después de la oración de la mañana. Shneur Zalman ya podía recitar muchos Salmos de memoria, y su comprensión era asombrosa.\Según el plan, Rivka y su cuñada, llevaron al niño, en su tercer cumpleaños al Baal Shem Tov. 

Este cortó unos cuantos mechones de pelo, dejando las peot (rizos laterales) según la costumbre, y lo bendijo. Luego mandó a los visitantes de regreso a su casa, con su bendición para un viaje seguro. Durante todo el camino, Shneur Zalman preguntó a su madre quién era el anciano Judío que le había cortado el pelo. “Es el Zeide”, fue su respuesta.

Entonces no sabía que un día llegaría a considerar al Baal Shem Tov como su “abuelo” espiritual en un sentido muy real, es decir, como el Rebe de su Rebe, el Maguid de Mezritch, a quien le debía su plenitud espiritual.

DE “RABI SHNEUR ZALMAN DE LIADI”, KEHOT

Usted y yo bailaremos…

Rabi Iosef I. Biston y su esposa Beila Rajel son emisarios del Rebe en Florida, USA, hace más de dos décadas.…

Hace unos años, su hija mayor se comprometió. La boda sería en Florida y muchas personas que conocieron en su labor comunitaria, así como familia y amigos, asistirían al casamiento.

El día de la boda, estando de pie bajo la jupá (palio nupcial) de su hija, el Rabino Biston notó la presencia de un viejo amigo de Brooklyn, entre los invitados.

El Rabino Biston estaba sorprendido al verlo, ya que no había respondido que concurriría. Se conocían hacía más de treinta años, cuando ambos asistieron al Campamento Gan Israel, en Nueva York. La amistad creció cuando ambos estudiaron en la Ieshivá Central de Lubavitch en 770 Eastern Parkway. Aunque separados durante años por la distancia, guardaron contacto y se “ponían al día” cuando se veían.

Después de la jupá, el invitado vino a desearle “mazal tov” al Rabino Biston y dijo: “Después te diré por qué estoy asistiendo a la boda”.

Más tarde, el hombre procedió a contarle la asombrosa historia a su viejo amigo:

“Antes debo decirte algo que pasó hace 23 años. Tu padre y yo hablábamos seguido. Supe que estabas casado durante varios años y todavía no tenían hijos. Decidí ir al Rebe y pedirle una bendición para ustedes. Supe la hora en que el Rebe saldría de ”770” para ir a su casa, y planeé acercármele cuando caminara a su automóvil. Efectivamente, cuando el Rebe salió de 770, me aproximé y le pedí una bendición para hijos para Iosef Itzjak ben Zvetel Guitel y su esposa Beila Rajel bat Devora. Cuando el Rebe me oyó, dijo inmediatamente “Devora Lea” corrigiéndome, y entonces agregó: “ya les di una bendición”.

Pero le dije al Rebe: “Quiero una garantía”. A esto el Rebe dijo: “Usted y yo bailaremos en la boda”.

Le pregunté al Rebe: “¿El Rebe bailará? El Rebe no asiste a las bodas”.

El Rebe me miró y dijo: “No te preocupes, los dos bailaremos en la boda de sus hijos”.

Pregunté otra vez: “¿Quién es -nosotros- el Rebe y yo?” El Rebe repitió esta frase dos veces más. Y fue el final de la conversación. Después de la desaparición física del Rebe, no pude comprender sus palabras.

“Esta última noche del viernes, unos días antes de la boda de tu hija, tuve un sueño. El Rebe y tu padre vinieron a mí. El Rebe me preguntó: “¿Por qué no vas a la boda?”. Al principio no respondí y el Rebe me preguntó de nuevo: “¿Por qué no vas? Hicimos un trato: que bailaríamos en la boda”. No respondí y me desperté. No presté atención al sueño.

“La noche siguiente, el Rebe vino de nuevo a mí en un sueño, esta vez sin tu padre. Una vez más me preguntó por qué no viajaba a la boda. Respondí que no tenía el dinero para viajar. A esto el Rebe dijo: “Un jasid nunca tiene problema con el dinero”.

Le dije al Rebe: ””Pero yo no soy un jasid” El Rebe contestó: “Sí, lo eres”. Y el sueño acabó. Tampoco presté atención esta vez.

“La tercer noche, el Rebe vino y preguntó: “¿Nu, por qué no vas a la boda?”. Respondí: “es un momento financiero difícil” ”El Rebe contestó: ” Tendrás el dinero”. Y desperté.

Ese día, lunes por la mañana, fui a trabajar y me encontré a un amigo. Él me dijo: “Pareces angustiado”. Le dije que no había dormido unas noches. Mi amigo me dijo: “Quiero darte $400 para que vayas a Florida y tomes una vacación”. Respondí que no tenía el tiempo para ir. Pero mi amigo insistió: “Puedes viajar por un día”.

Esa tarde, cuando vine a casa, mi esposa sugirió que te llamara para desearles “mazal tov”. Después de todo, tu hija se casaba en dos días. Dije a mi esposa: “Quizá debo ir a la boda en lugar de llamarlos”. Llamé a mi amigo y le pregunté si su oferta estaba en pie. “Claro”, dijo. Llamé a la aerolínea, reservé un boleto y un hotel en Florida por una noche. El precio total era de $300. Volví a llamar a mi amigo y le dije que necesitaría sólo $300. Su contestación fue: “¿Cómo puedes ir a una boda y no traer un regalo? Dale los cien dólares extra al novio”.

“Y aquí yo estoy,” concluyó.

El Rabino Biston estaba conmovido por esta historia. Sabía que el Rebe guarda su palabra de verdad. Así que durante la danza, Rabi Biston se aseguró de bailar con su viejo amigo varias veces. Él sentía de verdad que estaba bailando con su padre y el Rebe.

De: Miracles in our Times

Llenando espacios

¿Cuántos estudiantes universitarios pueden caber en un smart car? ¿Cuántas cosas absolutamente esenciales puede colocar una mujer en su cartera? ¿Cuántos objetos puede meter un hombre en el bolsillo de su traje y todavía tener la chaqueta puesta correctamente?

Apretarse  en  el ascensor cuando ya está lleno; apretar la arena en un balde, una y otra vez para dejar espacio para más; una maleta tan llena que tienes que sentarte sobre ella para lograr cerrarla.

La gente parece estar obsesionada con abarrotar tantas cosas como sea posible en una cantidad mínima de espacio. Desde los organizadores del armario hasta las bolsas que comprimen el aire, queremos aprovechar al máximo el lugar, tanto tangible como intangible.

El mes de Elul, en el que nos encontramos actualmente, es precisamente eso. Elul es el tiempo de balance del año anterior. Es la época de “inventario”, “tiempo de contabilidad de fin de año”.

Además Elul es un enfoque hacia el futuro, una oportunidad para planificar con la sabiduría adquirida con la experiencia. Elul nos da la oportunidad de concentrarnos en cómo haremos las cosas de manera diferente en el próximo año.

Pero también hay un tercer aspecto para Elul. Mientras estamos recordando el pasado y considerando el futuro, seguimos viviendo en el presente. Y en este presente, las enseñanzas judías nos invitan a usar todo el mes de Elul para llenar nuestro espacio espiritual con tantas mitzvot (mandamientos) como    podamos. Nos 

anima a agregar más mitzvot a nuestro repertorio y realzar la manera en la que las realizamos.

En Elul, se nos exhorta específicamente a dar caridad adicional; Pasar más tiempo conectados con Di-s a través de la Tefilá- oración; que nuestras mezuzot y Tefilín sean revisados por un Sofer- escriba  experto (y poner mezuzot en aquellas puertas que pudieran  necesitarlas);  observar  las leyes de kashrut con más cuidado; bendecir a nuestros amigos, vecinos y parientes con un año bueno y dulce.

Utilizar el espacio espiritual que se nos da durante Elul en su máxima capacidad sólo será para nuestro beneficio para el próximo año. Que tengamos un año dulce, feliz, saludable y de redención para todos nosotros!

Adaptado del L’Chaimweekly

Mordejai y su mentor, Rabi Levi Itzjak

Frecuentaba la casa del Gran Rabino de la ciudad, Rabi Levi Itzjak Schneerson.

Mordejai era uno de los más brillantes estudiantes en la escuela secundaria. Sus pares y maestros advirtieron que era un judío observante y lo atormentaban. En cada conversación, sus maestros mencionaban lo fútil de la religión. Pero Mordejai permanecía firme en su observancia. Mordejai no estaba sólo en sus dificultades, pues su mentor, Rabi Levi Itzjak, lo apoyaba y animaba.

Aunque Rabi Levi Itzjak era el rabino oficial de la comunidad, el regimen comunista no le permitía  mantener una discusión de Torá con la gente, ni tampoco influir en los jóvenes para seguir los Preceptos. Pero esto no lo detuvo. Usó cada oportunidad para hablar al público sobre fortalecer y conservar el Judaísmo, aunque hubiera delatores presentes.

 

Cuando Mordejai completó la secundaria, decidió asistir a la universidad, pero no fue aceptado.

No podía entender por qué, pues sus calificaciones eran excelentes.

Habló con el rector de la universidad, y éste le dijo: “Ve a preguntarle a Schneerson, nosotros no podemos ayudarte.” Finalmente, Mordejai fue aceptado, pero lo enviaron a una granja donde los estudiantes trabajaban y estudiaban. Mordejai seguía en contacto con Rabi Levi Itzjak.

 

Los estudiantes iban a la ciudad para comprar suministros para la granja. Todos aprovechaban la oportunidad para vender sus productos y ganar dinero. Pero Mordejai usaba sus visitas de otra manera. Indagaba sobre los judíos de la ciudad, y verificaba qué artículos religiosos les faltaban. Cada vez que iba allí, llevaba su bolso lleno de Mezuzot, Tzitzit y Libros de Oración. Los distribuía de acuerdo a las instrucciones de Rabi Levi Itzjak. Todo en secreto.

Cada día Mordejai se ponía sus Tefilín. Mientras los demás dormían, salía furtivamente a los campos. Allí, entre los tallos de maíz, rezaba rápidamente.

 

Todo fue bien hasta que una tarde de Janucá, un inspector judío llegó al lugar, y descubrió velas ardiendo. Al otro día Mordejai fue enviado a casa. Allí continuó estudiando Torá y observando las mitzvot. También visitaba la casa de Rabi Levi Itzjak. 

Un día de verano, Mordejai fue a nadar al mar, y nunca volvió…

El rector de la universidad quería hacer el entierro por cuenta del gobierno. Preguntaron a la hermana de Mordejai, una comunista declarada con una importante posición gubernamental. Ella se excusó diciendo que sus padres eran tradicionales y no podía intervenir. Luego fue deprisa a lo de Rabi Levi Itzjak y le dijo: “La voluntad de Mordejai es su voluntad, lo que usted diga, haremos”.

 

El entierro fue de acuerdo a la ley judía. La gente acudió de todas las puntas de la ciudad. La universidad envió a estudiantes y profesores al entierro. Rabi Levi Itzjak empezó su discurso: “Mordejai, en su corta vida, nos mostró el camino. No temió de lo que sus amigos o el gobierno dijeran. No prestó atención a quienes buscaron dañarlo. Mordejai resistió por su fe y observancia”

La muchedumbre estaba muy agitada por las palabras del Rabino. Se sorprendieron al oír del sacrificio de Mordejai para distribuir artículos religiosos, y cómo oraba en secreto entre los tallos de maíz. El rabino los instó a seguir el camino de Mordejai y no olvidarse de su Padre Celestial.

 

Cuando Rabi Levi Itzjak concluyó, todos estaban asustados porque el Rabino se atrevió a hablar así, ignorando a las autoridades y sus amenazas. Tres años después, en 1939, fue arrestado, torturado, y desterrado.

Rabi Levi Itzjak falleció en el exilio. Pero nunca lograron quebrar el espíritu del gran hombre que fue el padre del Lubavitcher Rebe.

 

(Publicación de ufaratzta) de “Em BeIsrael”




Una plegaria en el Kotel

Deseo contarles una vivencia especial, donde fui testigo de la inspiración Divina del Rebe:

Durante los “Diez días de Teshuvá” (los días que se encuentran entre Rosh Hashaná y Iom Kipur) del año 5749, estuve de visita en Israel. Uno de esos días, al amanecer, me dirigí al Kotel HaMaaraví (Muro de los Lamentos) para rezar allí. Durante mi Plegaria, recordé a varios de mis amigos y conocidos, pidiendo para ellos un Año Bueno y Dulce. Agregué además, como siempre acostumbraba, el nombre del Rebe de Lubavitch, pidiendo a Di-s que Le dé salud, por el bien de todo el pueblo judío.

Al concluir mis rezos retorné a mi automóvil. Para mi sorpresa, descubrí que la policía vial había colocado un “cepo” a mis ruedas. Aparentemente, debido a la oscuridad reinante a la madrugada, no había notado el cartel que indicaba que el estacionamiento estaba prohibido en ese sector.

Me dirigí a las oficinas de la municipalidad y aboné la multa. Pero me informaron que debía esperar un tiempo hasta que liberaran mi auto, debido a los trámites burocráticos.

Decidí aprovechar el tiempo y escribir una carta a cada uno de mis amigos, contándoles que recé por ellos en el Kotel. Decidí escribir una carta también al Rebe de Lubavitch. En la misiva le aclaraba que basado en lo que dicen nuestros Sabios: “quien envía un regalo a su compañero, debe avisarle”, le informaba que me encontraba en la ciudad de Ierushalaim y había rezado por él (Menajem Mendl Ben Jana) en el Kotel HaMaaraví, para que Hashem le diera salud y pudiera continuar conduciendo al pueblo de Israel con salud y satisfacciones, etc.

Después de Iom Kipur, regresé a los Estados Unidos. Desde el año 5745 acostumbraba a visitar 770 (Sede Central de Jabad Lubavitch Mundial) junto a mis hijos, dos veces  al año. Cuando el Rebe repartía “Kos Shel Brajá” (Al concluir Pesaj, Shavuot, Rosh Hashaná y Simjat Torá, el Rebe acostumbraba a repartir de su copa de Havdalá a los presentes. Para dicho acontecimiento llegaban miles de iehudim desde diferentes barrios y pasaban delante del Rebe. El Rebe bendecía a cada uno de ellos). Ese Motzaei Simjat Torá (dos semanas después de haber rezado en el Kotel) acudí como siempre a 770. Deseo aclararles que jamás tuve una audiencia privada con el Rebe, y jamás me presenté delante de él. Se entiende de ello que no había ninguna forma de que el Rebe pudiera reconocerme o saber mi nombre.

Me paré en la fila junto a mis hijos. Al llegar nuestro turno, el Rebe primero sirvió Kos Shel Brajá a mis hijos y luego me sirvió a mí. Cuando dije “Lejaim” el Rebe me miró a los ojos y me dijo:“Muchas gracias por recordarme frente al Kotel…”

Miré al Rebe sorprendido. Pero el Rebe ya estaba mirando a quien venía detrás de mí. Me adelanté un paso, pero no podía dejar de mirar al Rebe. Estaba totalmente pasmado por lo sucedido. Había sido testigo de la inspiración Divina del Rebe.

(Testimonio de Reb. Isajar Ber Rozenberg, jasid de Tzanz- Rebot Moftai)

Historia: Salvar a un amigo

Guedalia Moshe Goldman, que después se convirtió en Gran Rebe de Zvhil y Jaim Shaul Bruk, renombrado mentor de Jabad, estuvieron cautivos en la misma época en un campamento de trabajos forzados de la prisión soviética. ¿Su ‘detestable’ crimen? Observar y difundir Judaísmo bajo el régimen comunista.

Un Shabat, el sádico comandante del campamento llamó a Guedalia Moshe a su oficina. “Tengo aquí los papeles para tu descargo” dijo mientras ondeaba algunos papeles en el aire, “y si los firmas ahora, serás un hombre libre.

“¡Pero es Shabat!” contestó Guedalia Moshe. “No puedo y no firmaré en Shabat”.

El comandante -quién por supuesto sabía de antemano que Guedalia Moshe no transgrediría el Shabat- gritó: “¡Si no firmas los papeles ahora, permanecerás aquí otros ocho años!”. “No obstante, no firmaré y no profanaré el Shabat” respondió Guedalia Moshé.

“Muy bien,” sonrió con desprecio al comandante. “No firmes. Estarás en esta prisión durante ocho años más. Y veremos cómo tu Di-s te ayuda…”.

“Si mi Di-s quiere ayudarme, Él lo hará sin usted. Y si Él quiere que yo esté en esta prisión ocho años más, estaré aquí otros ocho años aun cuando usted decida permitirme marchar” contestó serenamente Guedalia Moshe. “No tiene nada que ver con usted.”.

El comandante ya enfurecido, estaba rojo. ¡Sacó su pistola fuera del estuche, apuntó al corazón de Guedalia Moshe, y gritó: “¡Veamos quién te ayudará ahora!”.

Jaló el arma…

Y en ese momento, su hija entró en la oficina. Vio a su padre apuntando con la

pistola a Guedalia Moshe y dijo con voz aburrida: “Padre, es una lástima la pérdida de una bala…”.

Despacio, el comandante bajó el arma. “¡No pienses que ha sido tu Di-s que te salvó!” gritó a Guedalia Moshe que permanecía de pie serenamente. “¡Si no hubiera sido por mi hija, serías ahora carne muerta!”.

El comandante se volvió a un ayudante y gritó: “Traiga al otro judío escandaloso, Jaim Shaul!”.

Pasaron  unos  momentos,  y  Jaim Shaul estaba parado en la oficina al lado de Guedalia Moshe. El comandante le hizo la misma oferta que a Guedalia Moshe: “Firma estos papeles y serás hombre libre”.

“Pero no puedo firmar los papeles” contestó Jaim Shaul “Es Shabat, y yo no violó el Shabat”.

“¡Entonces permanecerás aquí otros ocho años!”.

“¡No escribiré en Shabat!”.

De repente, Guedalia Moshe dijo: “Déme los papeles. Yo firmaré por él”.

El comandante quedó enmudecido. “¡¿Qué?! Acabas de decir que no escribirías en Shabat! ¡Vas a estar aquí ocho años más por esa razón! ¿Y ahora firmarás por él?”.

“Claro que no firmaría en Shabat para ganar mi libertad,” Guedalia Moshe contestó. “Pero esto es diferente. Yo soy fuerte, y puedo resistir las condiciones en esta prisión otros ocho años. Pero Jaim Shaul es más débil, y no puede resistir este lugar. Sería peligroso para su salud permanecer aquí ocho años más. Déme los papeles y permítame firmar…”.

Ambos hombres fueron liberados de la prisión a los pocos días.

Y después de todo, no fue el comandante quien estaba al mando.

La reina que perdió todo

Estaba de pie junto a la ventana del palacio, mirando hacia la ciudad iluminada. Los sonidos de la celebración y la diversión desde el barrio judío, se oían a lo lejos.

Tenían razón para celebrar; Para ellos acababa de comenzar una vida de libertad. Para ella acababa de terminar.

Por cada lágrima que limpió, otras dos aparecieron. Su corazón se partió al medio. Una mitad se regocijó con el des-tino de su gente, la otra mitad se lamentó por la suya.

Ella dejó de luchar contra sus lágrimas al recordar el principio del fin. La vida había sido perfecta. Estaba felizmente casada con Mordejai, uno de los mejores hombres de la tierra, y alimentó sueños inocentes de tener una familia. Sueños de los que fue despertada bruscamente. Era un día que nunca olvidaría. Habían venido por ella, los guardias del rey. De alguna manera se habían enterado. La gente habla.

Entonces se convirtió en reina, y triste. Su cara sonreía pero su corazón lloraba. Ella encantó a todos, pero no pudo ser encantada. Estaba lejos de casa, y solo ella sabía cuán lejos. Pero todo esto fue por una buena razón, había dicho Mordejai. Cuál era esa buena razón, ella no lo sabía, ni cuándo lo haría.

Su sacrificio fue enorme. El palacio se había convertido en su prisión. Sus habitantes valoraban todo lo que ella no hacía. Lo que les complacía le causaba in-comodidad. Además, mantener su fe era desafiante, mucho más que su práctica.

Su único rayo de sol brillaba por la noche, cuando en ocasiones lograba esca-par del lujoso complejo del rey a la mo-rada de Mordejai, para estar con él. El tiempo que pasaba con Mordejai era el aire fresco que le permitía regresar al agua y esperar hasta el día en que Haman tuvo algo que decir. Se decretó que los judíos estarían fuera de su camino.

De repente, la razón para que ella se convirtiera en reina, la que Mordejai no había revelado, se volvió rotundamente clara. Era como llevar gafas por primera vez.

“¿Y quién sabe si no es por el este momento que alcanzaste esta posición real?”.

Había orden en el caos. La luz al principio del túnel estaba encendida. Daría todo para que su gente sobre-viviera. Su vida ahora tenía un propósito diferente al suyo. Di-s había puesto sus esperanzas en ella, y ella lo enorgullecería.

“..Iré al rey, aunque sea impropio, y si pe-rezco,   perezco”.   Sí. Todo.

“Aunque  es  impropio” tiene un doble significado de acuerdo con los Sabios.

Además de ser ilegal y castigable con la muerte, ir a Ajashverosh, por su propia voluntad, disolvería su matrimo-nio con Mordejai para siempre.

Como si alguno de los dos fuera un mal menor. Ambos caminos llevaron a un callejón sin salida. Su sueño de sol brillante al final de su túnel se volvió nublado. Fue enton-ces cuando comenzó el final de su historia.

Su nombre era Ester. La reina Ester Esta historia explica por qué el Rollo de Purim se llama Ester, por su heroína, quien arriesgó y sacrificó todo por su pueblo. También explica por qué Ester solicitó que su pergamino se convirtiera en parte de las Escrituras.

No para conmemorarse, sino para inmortalizar su mensaje.

Un dia especial: 10 de Shevat

…Recuerdo perfectamente el rostro del Rebe cuando descendió del barco a orillas de los estados unidos de Norteamérica. Sus ojos se destacaban, su mirada penetraba hasta el corazón. Creímos que descansaría unos días luego del viaje, pero al llegar nos aclaró la razón de su llegada aquí: “no he venido a descansar, sino a trabajar, y muy duro, para darle renovada vida al judaísmo de américa”… Así describe el Rabino Tzvi Iehuda Foguelman, hoy enviado del rebe en Worcester – Massachusets- acerca de la llegada de Rabí Iosef Itzjak Schneerson, el sexto Rebe de Jabad a Nueva York, el 19 de marzo (9 de Adar II) de 1940.

En ese entonces el Rabino Foguelman, era un joven alumno de la Ieshivá “Torá Vadaat”, y recuerda la sorpresa con que fueron recibidas las palabras del Rebe entre el público, sobre sus intenciones de convertir a América en un lugar de Torá como lo había sido Europa. “el Rebe nos pidió que no nos avergoncemos de caminar por las calles con barba y peot, pero eso se veía peor que circular con sombreros típicos de Turquía. Gracias al Rebe comenzaron a verse judíos con barba en las afueras de Nueva York, y con el pasar de los años esto se popularizó en todos los círculos en donde se estudiaba la Torá”.

Dos días después de su llegada dijo Rabí Iosef Itzjak: “ya hace 48 hs que llegué aquí y todavía no se fundó la Ieshivá Tomjei Tmimin (de lubavitch)”. Y ciertamente el Rebe instituyó la Ieshivá, y luego decenas de ellas se extendieron a lo largo de todo Estados Unidos.- Rabinos y personalidades judías vinieron a convencerlo de que sus planes eran irrealizables.

El Rebe les contestó “¡América no es diferente!”. 

En medio de esta revolución falleció, el 10 de shvat de 5710 (1950). Su alma se elevó a los cielos, y la tarea quedó en manos de su yerno, Rabí Menajem Mendel Schneerson, séptimo Rebe de la dinastía de jabad, conocido simplemente como “el Rebe”. El Rebe realzó y difundió el estudio y el cumplimiento de la torá de una manera increíble, hasta lograr que la luz del judaísmo brille en cada rincón del planeta.

El Rabino Foguelman recuerda la llegada del Rebe a América: “no lo conocíamos de antes; pero inmediatamente reconocimos su grandeza. Había sobre él un halo de santidad. Desde el primer instante el Rebe Rabí Iosef Itzjak le entregó la dirección de todas las instituciones que convertirían a América en un lugar de Torá”.

A pesar de su extremada modestia, el Rebe Anterior lo obligó a “revelar un poco de su grandeza”.

Una vez dijo el Rebe Iosef Itzjak de su yerno: “mi yerno nunca duerme a las 4 de la mañana; ó que recién se levanta o que todavía no se fue a dormir”.

Y se cumplió lo que está escrito: “se ocultó el sol y salió el sol”. El 10 de shvat de 5711 (1951) comenzó a brillar el sol del Rebe, y en su luz se refugian miles de judíos, en todo el mundo.

Luego de 70 años de liderazgo podemos decir: “dichosa la generación del Rebe”. ¡que pronto Di-s nos permita marchar hacia la redención verdadera y completa!

Cuando Coca-Cola quiso aprender de Jabad

Era agosto de 1994, pocas semanas después de la desaparición física del Rebe. Un día, sonó el teléfono en la oficina de Jabad en Atlanta, donde yo trabajo como uno de los emisarios del equipo del Rebe. En la línea había un ejecutivo de Coca-Cola internacional, con sede en Atlanta. Estaba solicitando una cita “con Jabad Lubavitch”. Unos días después, aparecieron dos hombres muy bien vestidos. Ambos llevaban maletines, y parecían muy serios. Explicaron que Coca-Cola sigue atentamente a los medios de comunicación, y que habían leído las numerosas fuentes de noticias y artículos sobre el Rebe y el movimiento que construyó. Y en su esfuerzo por aprender sobre el Rebe, descubrieron cuán exitoso era el movimiento de Jabad, gracias al Rebe.

Para que entendiera de dónde venían y qué querían de mí, procedieron a describir cómo funciona Coca-Cola. Cuando desean  introducir un nuevo  sabor,  un  equipo elige el nuevo gusto. Un comité de degustación se hace cargo, para decidir cómo debe saber realmente. Luego pasa al departamento de publicidad, para adoptar una etiqueta y la imagen de este nuevo  producto.  Finalmente,  se dirige al departamento de marketing, para seleccionar dónde, precisamente, se iniciarán las pruebas del nuevo sabor. En total, explicaron, se necesitan aproximadamente dos años completos para probar, evaluar, refinar e implementar el cambio en el mercado global de Coca-Cola.

En contraste, dijeron, cuando el Lubavitcher Rebe inició nuevas campañas, estas se desplegaron con entusiasmo en todo el mundo dentro de las veinticuatro horas desde la introducción del Rebe. En cuestión de días, el mundo se llenó de calcomanías, carteles, folletos y jóvenes y mayores, promo- vían, alentaban e impulsaban esta nueva campaña a todo el mundo.

“¿Cuál es el secreto del éxito del movimiento Jabad? ”, me dijeron los compañeros, “Nos gustaría aprender de ustedes”.

No pude pensar en un “secreto”. Decidí que, describiéndoles al Rebe, se podía entender el proceso. Les conté cómo el Rebe celebraba los “Farbrenguens”, reuniones de sus seguidores y admiradores en las tardes de Shabat, así como en festividades religiosas, jasídicas y otros días importantes alrededor del año. Durante estos eventos, que podían durar desde un par hasta seis o siete horas, el Rebe hablaba en intervalos de veinte minutos a una hora, desarrollando temas e ideas en temas clásicos de la Torá, que abarcaban todas sus áreas. Estas reuniones se intercalaban con hermosas melodías jasídicas. En algún lugar durante estas reuniones, el Rebe desarrollaba el tema de la nueva campaña que deseaba lanzar.

Cuando estas reuniones se llevaban a cabo los días de semana, todo el proceso se transmitía en vivo a los centros de Jabad en todo el mundo. En el Shabat y en las festividades judías, cuando no se pueden usar dispositivos de grabación electrónicos, un equipo de eruditos bendecidos con buena memoria, transcribían y publicaban sus palabras inmediatamente después del Shabat. Luego se enviaban a todos los centros de Jabad. En cuestión de horas, se generaban ideas creativas y se lanzaban campañas en todo el mundo.

Los caballeros en mi oficina parecían perplejos. “¿Qué pasa con los CEOs?”, preguntaron “¿el Rebe no se reunía con su gente para tomar decisiones globales?”

Respondí que el Rebe era el líder. Tenía un equipo muy grande: sus emisarios en todo el mundo y todos sus seguidores. No había reuniones de consejo. En cambio, el Rebe sugería una campaña basada en lo que se necesitaba en ese momento. Los ejecutivos de Coca-Cola no entendían nada.

Luego me hicieron una pregunta más: “¿De dónde sacaba el Rebe sus ideas?”

“El Rebe era un hombre de Di-s”, dije. “Era extremadamente humilde y un hombre de verdad, cuya presencia y convicción inspiran y capacitan a todas las personas con las que tuvo contacto, para estar más conectados con Di-s. Como emisarios de un hombre extraordinariamente santo, los devotos seguidores del Rebe se dan cuenta, aún hasta hoy, del privilegio de poder enviar al mundo el mensaje de este hombre santo y sus energías espirituales”. Al escuchar esto, los hombres tomaron sus maletines, me dieron las gracias y se fueron.

Dudo que hayan asimilado algún secreto ese día. Pero aprendí una lección increíble de ellos. Coca-Cola es, posiblemente, la compañía más exitosa del mundo. Se podría argumentar que puede ser la de mayor éxito de la historia. Es incomparable.

Y, sin embargo, en su búsqueda por ser aún más exitoso, ¡Coca-Cola se dirigió a Jabad en busca de ideas y creatividad!

Algunos comparan Jabad con Coca-Cola. La famosa línea es: Dondequiera que haya Coca Cola hay Jabad. El mensaje del Rebe, sin embargo, tiene un éxito aún mayor, ya que este mensaje se encuentra en el reino espiritual y, por lo tanto, es universal e intemporal. La sabiduría perspicaz del Rebe y las “campañas”, por lo tanto, han tenido un éxito aún mayor que cualquier nuevo sabor de Coca Cola.