Una lección de Caín

Pecan de nuevo. ¿Por qué?
El pecado engendra depresión. La depresión engendra pecado. Y el círculo vicioso sigue y sigue, hundiendo a la persona a profundidades inimaginables.
Todos pecamos. El rey Salomón declaró que “no hay justo que nunca peque”.
Obviamente, el pecado es relativo y el pecado de un hombre santo no es el pecado de un pecador frecuente; pero el hecho es que el pecado siempre está.

La pregunta es ¿qué hacer después del pecado? Conozcamos a uno de los primeros pecadores de alto perfil de la historia: el perverso Caín.
Caín cometió un grave error. Mató a su propio hermano y luego se hizo el tonto con Di‐s: “¡¿Soy yo el guardián de mi hermano?!”
Una vez que admitió su culpa y se dispuso a arrepentirse, ¿qué hizo a continuación?
¿Compró gran cantidad de bebidas alcohólicas, cerró con llave el dormitorio, apagó las luces y se desmayó durante días?
¿Expresó su culpa matando a otra persona? ¿Ahogó su culpa en la depresión?

No. Caín se casó, tuvo un hijo y construyó una ciudad,v a la que puso el nombre de su hijo Enoj.
Nunca pudo deshacer su error y se arrepintió activamente por el resto de su vida; pero eso no le impidió hacer lo correcto. Salió y marcó la diferencia.

Al matar a Ebel, quitó algo del universo, y al casarse y construir una ciudad, dio algo a cambio.
La reacción a la destrucción debe ser la construcción. Incluso si uno es la causa de la destrucción.

No importan los errores que uno haya cometido y las consecuencias resultantes, si el alma todavía reside en el cuerpo, debemos actuar positiva en este mundo.
Sí, debemos arrepentirnos. Sí, a veces el error es tan grave que no se pueden evitar las consecuencias. (Caín terminó siendo asesinado por su propio descendiente)
Pero el mensaje de Caín es que a pesar de lo que pasó anoche – o más bien, debido a lo que pasó – debemos seguir adelante: añadiendo más luz, más amor y más paz al mundo.

¿Qué debemos hacer después de pecar? Arrepentirnos y construir una ciudad.

Adam y Javá en el Gan Eden

Luego de crear al hombre, a quien llamó Adam, Di-s declaró que no era bueno para él estar solo…

Luego de crear al hombre, a quien llamó Adam, Di-s declaró que no era bueno para él estar solo. Trajo a todos los animales y aves y los colocó frente a él para que recibieran de Adam un nombre. Pero Adam no logró una pareja para sí. Entonces Di-s lo hizo caer en un sueño profundo y removió una de sus costillas. Luego de moldearla, desarrollarla y completarla, emergió de ella una mujer que fue presentada a Adám, quien la llamó Javá. (Esta había sido el plan original de la Creación, pero Di-s decidió que Adám debía tomar parte en su propio desarrollo).

Di-s colocó a Adam y Javá en el jardín del Edén donde podían comer de todo excepto “el fruto del árbol de la sabiduría”. Pero Javá cayó bajo la influencia de una astuta serpiente y comió del fruto prohibido, ofreciéndoselo también a Adán. El castigo no tardó en llegar. Fueron forzados a abandonar el Jardín del Edén, comenzando una nueva vida, como ya sabemos, signada por el arduo trabajo de ganar el sustento y debiendo soportar los sufrimientos del parto. La serpiente también fue castigada viéndose obligada a arrastrarse y a comer el polvo de la tierra.

El propósito del hombre

El judaísmo sostiene que el hombre ha sido dotado de la libertad de optar entre lo correcto y lo incorrecto. En realidad, esa es la razón de haber creado al hombre como expresión máxima de la Creación. El hombre es un mundo en miniatura que contiene en su naturaleza todos los elementos que se encuentran en la Creación en su totalidad.8 El hombre y su Shabat fue la creación final de Di-s. Cada hombre encierra dentro de sí una chispa del Todopoderoso y es, por lo tanto, capaz de reconocer y servir a Di-s. Fue creado con el propósito especifico de imitar la rectitud de Di-s en la tierra impidiendo que la corrupción, la codicia y la violencia dominen por sobre la justicia y la bondad.

Un análisis de las Siete Leyes Noájicas revela que proveen normas de comportamiento a seguir:

1. Establecer tribunales de leyes y orden

2. No blasfemar contra el nombre de Di-s

3. No reverenciar ninguna forma de ídolo o deidad que no sea Di-s

4. No matar

5. No cometer adulterio

6. No defraudar ni robar

7. No comer órgano alguno de animal viviente

Estas siete leyes sirven al propósito de ayudar al hombre a cumplir su misión en este mundo, además de servir de base para la moralidad y la ética. Las prohibiciones referentes a la idolatría y la blasfemia enseñan al hombre a reverenciar y respetar a Di-s como fundamento del universo. Las prohibiciones en cuanto al asesinato, el adulterio, el robo y la corrupción de la justicia son el basamento de la ética humana. La prohibición de comer órganos de un animal vivo enseña al hombre a mostrar bondad hacia los seres inferiores así como a ejercer control sobre sus apetencias animales.

Un gentil que cumple estos siete preceptos por el solo hecho de que Di-s así lo ordenó es conocido como uno de los jasidei umot ha-olam (“gentiles rectos del mundo”.) Tal no-judío, aun cuando nunca abrace el judaísmo, se hace acreedor a la vida en el Olam Ha-Ba (el Mundo por Venir.) Tanto el piadoso no-judío como el piadoso judío pueden aspirar a la vida eterna.

El primer ser humano fue creado luego de haber sido creados

los animales y todo lo vegetal. Hashem quiso que Adam encontraba al mundo bellamente preparado para él. Pero existía además un segundo propósito. El mundo debía servir también de recordatorio de la razón de su creación. El hombre fue creado a semejanza a Di-s, con el intelecto y la sensibilidad necesarios para comprender la Creación y estar al servicio del Amo del Universo.

Dijo entonces Hashem: “Si cumple Mi voluntad, ostentará la imagen de Di-s y reinará sobre los animales; pero, si no lo hace, perderá su imagen divina y será dominado por los animales”.’

Extraído de Ayer, hoy y siempre Editorial Bnei Sholem

Providencia Divina Particular

“Cada suceso en la vida del hombre es predeterminado, tiene un objetivo específico, y es parte integral de su misión Divinamente ordenada en la vida”.

Rabí Israel Baal Shem Tov (1698-1760), el fundador del Movimiento Jasídico, enseñó: “Tu semejante es tu espejo. Si tu propia cara está limpia, la imagen que percibirás también será perfecta. Pero de mirar a tu semejante y ver imperfección, es tu propia imperfección lo que estás encontrando; se te está mostrando qué es lo que tú precisas corregir dentro de ti mismo”.

La base de semejante enfoque ha de encontrarse en otra de las enseñanzas del Baal Shem Tov, el principio de Providencia Divina Particular.

“Nada es por casualidad”, acentuaba permanentemente Rabí Israel. “Cada suceso en la vida del hombre es predeterminado, tiene un objetivo específico, y es parte integral de su misión Divinamente ordenada en la vida”. De modo que la persona nunca es testigo de cosa alguna ‘por casualidad’; hay una razón para la experiencia, una que está estrechamente vinculada a su propio sendero en la vida. Si la Providencia Divina le hizo ver la degradación de su semejante, es para abrir sus ojos a algún defecto propio. Entregándose a una evaluación honesta y a fondo de su propio comportamiento y carácter, el hombre encontrará que también él sufre de la misma carencia de una forma u otra.

En última instancia, ésta es la única manera de llevar a la persona a reconocer y tratar sus propias imperfecciones. “El amor encubre todos los pecados” (Proverbios 10:12), ¿y qué amor mayor hay que el del hombre a sí mismo? La afinidad de la persona para con su propio ser le impide mostrarse crítico con sus deficiencias y le hace hallar toda suerte de justificativos para sus deslices. Aun cuando resulten obvios a quienes están a su alrededor, él simplemente fracasa en percibirlos a través de la supresora bruma del auto-amor. No obstante, el mismísimo acto o rasgo de carácter, tan inocente y justificable en él mismo, surge en toda su infamia cuando es advertido en otros; aquí, él no puede menos que asombrarse acerca de las profundidades en las que su semejante se ha hundido. Por lo que la manera más efectiva para abrir los ojos de la persona a lo negativo en ella misma es mostrarle qué está mal en su semejante y decirle luego que también ella sufre un problema idéntico o similar. Si verdaderamente desea mejorarse a sí misma, si genuinamente sondea su corazón hasta descubrir qué es lo que el Omnipotente le estaba señalando haciéndole ver lo que vio, su auto-amor ya no oscurecerá más la verdad luego de que le ha sido presentada tan brillantemente en la vida de su semejante.

A los Ojos del Espectador

Con todo, uno puede preguntarse: La misión de vida de la persona involucra no solamente el desarrollo y la perfección de su propio carácter y ser, sino también su responsabilidad hacia su semejante. Se le ha encargado construir una morada para Di-s sobre la tierra, construir también una sociedad y comunidad mundial que refleje la armoniosa perfección del Creador. ¿Por qué, entonces, debe llegar a la conclusión de que se le están mostrando los equívocos de su semejante como un mensaje en lo que concierne a su propio estado personal? ¿Quizás esté siendo impulsado por la Providencia Divina para reprender y rehabilitar a su semejante?

Para responder a esta pregunta, debemos echar primero una mirada más cercana al principio de Providencia Divina Particular enseñada por el Baal Shem Tov.

Providencia Divina Particular significa que no solamente cada suceso tiene un fin determinado, sino que también lo tienen cada uno de sus aspectos y matices. La persona puede ver a su semejante hacer algo errado, pero no reaccionar como juez. En tal caso, es consciente de que el hecho requiere corrección, pero este conocimiento está acompañado de comprensión y compasión; se da cuenta de qué es lo que debe hacer por su semejante, pero sin sentir la culpa de aquel. Por lo que si a él se le hubiera mostrado la deficiencia de su semejante por la única razón de que él puede hacer algo al respecto, esto sería todo lo que percibiría: el problema y lo que él podría hacer para resolverlo. Sentir también la culpabilidad y bajeza de su semejante es totalmente innecesario; por el contrario, sólo entorpece su capacidad de llegar hasta aquél y trabajar con él de una manera cariñosa y tolerante.

Si, además de esto, también ve y siente la vergüenza y degradación de su semejante, debe deducir que también este aspecto de la experiencia cumple un propósito. La Providencia Divina lo ha provisto de un espejo mediante el cual discernir sus propios problemas.

Esto es lo que el arriba citado versículo nos dice con las palabras “y la vergüenza de su padre no vieron”: Shem y Iéfet no solamente no vieron físicamente la degradación de su padre —esto ya lo sabemos del hecho de que volvieron “sus rostros hacia atrás”— y tampoco percibieron su culpa o deshonra.

Las diferentes maneras en que los hijos de Noaj reaccionaron al conocimiento de que su padre yacía ebrio en su carpa reflejaron sus propios estados espirituales. La propia degradación de Jam se reflejó en su visión de la decadencia de su padre. La reacción de Shem y Iéfet, sin embargo, se redujo exclusivamente a lo que ahora debían hacer para corregir la situación.

La vergüenza de su padre, simplemente no la vieron.

Basado en una Sijá de Shabat Bereshit 5726

La Historia Humana en su versión de 120 días

“Ven a ver lo que hace Di-s, Su temible trama a los hijos del hombre”

Salmos 66:5

El 7 de Sivan, Moshé subió a la montaña…

el 17 de Tamuz las Tablas fueron rotas.

El 18 quemó al Becerro de Oro y juzgó a los transgresores.

El 18 volvió a subir y durante cuarenta días rogó misericordia.

El 1 de Elul subió a recibir las Segundas Tablas, y estuvo allí durante cuarenta días.

El 10 de Tishrei, Di-s restauró Su buena voluntad con el pueblo judío, diciéndole a Moshé: “Yo los he perdonado como pediste”, y le entregó las Segundas Tablas.

Rashi, Éxodo 31:1 y 33:11

Una sola gota de agua, analizada en el laboratorio, revela las características de billones de sus hermanas; de hecho, te dirá lo suficiente sobre cada gota de cada océano de la tierra.

Lo mismo sucede con la historia. Por un lado, cada período es único, cada año, día y momento es diferente en contenido y en carácter. Y aún así, como generalmente reconocemos, la historia de cada individuo puede contar la historia de cientos, y los eventos de una sola generación invisten aquellos de una era entera.

Nosotros, que navegamos en la superficie terrenal del tiempo, lo conocemos como una sucesión de eventos y de experiencias. Atravesamos sus desiertos, y sus tierras, sus pasajes llanos y rocosos. Para nosotros, la naturaleza universal del momento yace enterrada debajo de su significado más inmediato; para nosotros, el momento rinde no la totalidad de la vida y de la historia, sino solo aquellos elementos específicos y facetas que inviste.

Pero también hay vistas de una naturaleza más inclusiva, paisajes de tal diversidad e impacto que son mini mundos virtuales por sí mismos. Hay momentos en el recorrido de un individuo o de personas en los que los momentos reflexivos salen a la luz, en los que una serie de eventos ofrecen una versión condensada de todo el universo del tiempo.

Uno de estos momentos fue un período de 120 días en los años 2448-9 desde la Creación. Los eventos de este período, experimentado por el pueblo judío poco después de su nacimiento como nación, fueron una especie de coreografía de la misma esencia de la historia humana, la base, el proceso, y la meta final de la vida en la tierra. Los 120 días desde el 6 de Sivan del año 2448, hasta el 10 de Tishrei de 2449 contenían todo: los que sustentan a la creación, la saga de la lucha humana, y el último triunfo que surge de las imperfecciones y las fallas del hombre.

Los Eventos

El 6 de Sivan del año 2448, todo el pueblo de Israel se reunió en el Monte Sinaí para recibir la Torá del Creador. Allí, experimentaron la revelación de Di-s y escucharon los Diez Mandamientos que encapsulan toda la Torá. A la mañana siguiente, Moshé ascendió a la montaña, en donde se reunió con Di-s durante cuarenta días y cuarenta noches y recibió la Torá.

Al final de los primeros cuarenta días de Moshé en el Monte Sinaí, Di-s le dio las dos Tablas de Piedra, una obra maestra de Di-s, en donde estaban inscriptos los Diez Mandamientos. Pero en el campamento, el pueblo judío ya estaba abandonando el nuevo pacto realizado con Di-s. Volviendo al paganismo de Egipto, hicieron un becerro de oro, y lo proclamaron como dios de Israel.

Di-s le dijo a Moshé: “Desciende, ya que tu pueblo, que has traído de la Tierra de Egipto, han sido corrompidos, se han desviado del camino que Yo les ordené…

Y Moshé bajó de la montaña, con las Dos Tablas del Testimonio en sus manos… y Cuando Moshé se acercó al campamento y vio al becerro y los bailes… tiró las Tablas de sus manos y las rompió al pie de la montaña.

Esto sucedió el 17 de Tamuz.

Moshé destruyó al ídolo y rehabilitó a la nación errante. Luego volvió al Sinaí durante cuarenta días otra vez más, para rogarle a Di-s que perdonara a Israel. Di-s consintió, y estuvo de acuerdo en proveer otro par de Tablas que reemplazaran aquellas que habían sido rotas por el pecado de Israel. Estas Tablas, sin embargo, no eran obra de Di-s, sino que eran construcción humana:

Y Di-s le dijo a Moshé: “Talla para ti dos tablas de piedra, como las primeras, y Yo inscribiré sobre ellas las palabras que estaban sobre las primeras tablas que has roto…Ven a la mañana a la montaña del Sinaí, y preséntate ante Mí en la cima”.

Moshé ascendió al Sinaí por tercera vez durante cuarenta días el 1 de Elul. Di-s ya había perdonado el pecado de Israel, y ahora una nueva y fuerte relación entre Él y Su pueblo se había creado. El 10 de Tishrei, recibimos nuestro segundo par de Diez Mandamientos, inscriptos por Di-s en las Tablas y tallados por la mano de Moshé.

Así, tenemos 3 veces un período de cuarenta días, y tres estados correspondientes de la Torá: Las Primeras Tablas, las Tablas Rotas, y las Segundas Tablas. Esto, ejemplifica la base de nuestra existencia, el desafío de la vida, y el último logro del hombre.

La Trama

Nuestros Sabios señalan que el primer versículo de la Torá “Bereshit Bará Elokim” (“En el principio Di-s creó los cielos y la tierra”), comienza con la letra Bet, la segunda letra del alfabeto hebreo. Esto es, para enseñarnos que hay un Alef que precede a la Bet de la existencia creada; la creación no es un fin por si misma, sino que sirve como un principio que precede en secuencia y en sustancia.

El Alef del pre Génesis, es el Alef de “Anojí Hashem Elokeja” (“Yo soy Hashem tu Di-s”), la primer letra de los Diez Mandamientos. La Torá es la pre concepción de Di-s sobre cómo debe ser la vida en la tierra; la base y la razón de ser de la creación es que nos desarrollemos nosotros y el ambiente a su forma ideal.

Pero Di-s quería más. Más que darnos cuenta de Su huella original en la existencia, más que el caer en el lugar en una perfección pre programada. Más que un mundo al estilo las Primeras Tablas que eran completamente obra de Di-s.

Una entidad creada, por definición, no tiene nada que realmente le pertenezca: todas las herramientas, potenciales y posibilidades que posee le han sido otorgadas por Di-s. Pero Di-s deseaba que la experiencia humana tenga una ganancia más allá de la que fue proyectada por Su investimento inicial en nosotros. Así que Nos creó con las vulnerabilidades de la condición humana.

Nos creó con la libertad de elección, y por ende, con el potencial de errar. Cuando actuamos de manera correcta y constructiva, nos estamos comportando de acuerdo a lo planeado y nos damos cuenta del potencial investido dentro de nosotros por nuestro Creador. Pero cuando optamos por actuar incorrectamente y destructivamente, entramos en un estado de ser que no es parte de lo planeado en la Torá, de hecho, es el antítesis de lo que la Torá describe. Aún así, este estado de ser es el “trampolín” de la teshuvá, la fuerza de levantarnos de las ruinas de nuestra caída a una nueva dimensión de perfección, una perfección que antes no podíamos ver.

Así es como los maestros jasídicos explican la creación de Di-s de la posibilidad de la maldad. Esto es “Su temible trama a los hijos del hombre”. El alma del hombre es una chispa de Divinidad, inherentemente y completamente buena; no susceptible a la corrupción. Todas las fallas humanas no son más que una trama, impuestas en contraste total a su naturaleza esencial.

Si las Primeras Tablas eran una visión Divina de la creación, las Tablas rotas son nuestro mundo familiar, conocido, un mundo que tolera la imperfección, la falla, incluso la maldad. Es un mundo en donde las Primeras Tablas han sido rotas, un mundo arrancado fuera de la sincronía de su inherente bien.

Las Tablas rotas son una trama artificial por el Autor, para que la existencia permita la posibilidad de unas Segundas Tablas. Cada falla, puede ser redireccionada como una fuerza positiva. Cada ruptura del alma perfecta de las Primeras Tablas es una oportunidad para el hombre de tallar para sí mismo un segundo juego, en el que el sello Divino está cincelado en las tablas de la iniciativa humana y de la creación. Un segundo juego que incluya todo un panorama de potenciales que estén más allá del alcance de las primeras, un juego completamente Divino.

Di-s le dijo a Moshé: No te angusties por las Primeras Tablas, que contenían solo los Diez Mandamientos. En las Segundas Tablas yo también te estoy dando la Halajá, el Midrash y la Agadá.

Si Israel no hubiera pecado con el becerro de oro, nuestros sabios concluyen, entonces hubieran recibido solo los Cinco Libros de Moshé y el libro de Yehoshua. Como dice el versículo: “Mucha sabiduría viene por medio de mucho dolor”.

Recordada y Promulgada

Estos 120 días han dejado un sello perdurable en nuestra experiencia del tiempo. Ya que el calendario Judío hace más que medir y marcar el tiempo; en las palabras del Libro de Ester: “Estos días son recordados y promulgados”. Las festividades y fechas conmemorativas que marcan nuestro recorrido anual a través del tiempo son oportunidades de volver a actuar los eventos y los logros que estamos recordando.

Cada Shavuot, otra vez experimentamos la revelación en el Sinaí y nuestra adquisición de la fundación de nuestras vidas. Cada año el 17 de Tamuz otra vez lidiamos con las caídas que caracterizan los eventos del día. El mes de Elul y los primeros diez días de Tishrei, corresponden a la tercera vuelta de 40 días de Moshé en el Monte Sinaí, como días de buena voluntad entre Di-s y el hombre, días en el que el Creador está mucho más accesible para todo el que Lo busca.

Y Iom Kipur, el día más sagrado y potente del año, marca el clímax de esta saga de 120 días. Desde el día en que Di-s dio las Segundas Tablas al pueblo de Israel, este día es un manantial de Teshuvá: la fuente de nuestra capacidad de reclamar las deficiencias del pasado como combustible para alcanzar alturas inimaginables.

7 Personas que dejaron su huella en Rosh Hashaná

Adám

Rosh HaShaná coincide con el sexto día de la Creación, cuando Di‐s creó a Adám. Hashem eligió el cumpleaños del primer ser humano como el día que marca el Año Nuevo judío.
¿Por qué celebramos Rosh HaShaná en el aniversario de la humanidad? Porque los descendientes de Adám, jugamos un papel integral en la Creación. Di‐s creó un mundo incompleto.
Depende de nosotros usar el próximo año para llenar ese vacío, infundiendo al mundo Divinidad y santidad.

Sara

Nuestra matriarca Sara fue estéril, hasta que milagrosamente dio a luz a Isaac a la edad de 90 años. Nuestros Sabios dicen que fue en Rosh HaShaná que Di‐s “recordó” a Sara, lo que resultó en la concepción de Itzjak.
La lectura de la Torá del primer día de Rosh HaShaná relata la historia del nacimiento y los años de formación de Itzjak.

Itzjak

La lectura de la Torá del segundo día de Rosh HaShaná presenta a Itzjak. Relata la historia de la atadura, en cuyo mérito oramos para que Di‐s nos juzgue favorablemente y nos conceda un año de bendiciones.
Un detalle de esta historia es el carnero cuyos cuernos estaban enredados en un matorral, recordado por el Shofar, hecho con un cuerno de carnero.

Rajel

Rajel vio cómo su hermana Lea le daba a Iaakov un hijo tras otro, mientras era estéril. Finalmente, en Rosh HaShaná, Rajel fue recordada, y resultó embarazada con Iosef.

Jana

Jana, madre del profeta Shmuel, es parte del trío de mujeres estériles que fueron recordadas en lo alto en Rosh HaShaná.
En conmemoración, leemos la historia de Jana en la Haftará del primer día de Rosh HaShaná.
Este relato subraya el poder de la plegaria.

Guedalia

Después de que se destruyó el primer Templo Sagrado en Jerusalém, se nombró al justo Guedalia como gobernador de los judíos restantes.
Bajo su liderazgo, el pequeño grupo comenzó a recuperar cierta sensación de paz y seguridad. Pero, en Rosh HaShaná, Guedalia fue asesinado por un judío celoso y traidor llamado Ishmael.
Así, las últimas chispas de vida judía en la Tierra de Israel se extinguieron.
Para conmemorar este triste hito en nuestra historia, el día siguiente a Rosh HaShaná es día de ayuno, Tzom Guedalia.

¡Tú!

Rosh HaShaná es un día de Plegaria, para pedirle al Todopoderoso que nos conceda un año de paz, prosperidad y bendición. También es un día alegre, pues proclamamos a Di‐s Rey del Universo. Los cabalistas enseñan que la existencia continua del universo depende del deseo de Di‐s por un mundo, un deseo que se renueva cuando aceptamos Su reinado cada Rosh Hashaná.

Esto es algo que depende de todos, al escuchar los toques del Shofar y decidir servir a Di‐s durante el próximo año lo mejor que podamos. El verdadero héroe de Rosh Hashaná eres tú.

El llanto del Shofar

Nos cuenta el TANAJ que durante la guerra de Barak contra los Cnaanim, juzgaba en ese entonces la profetiza y jueza Devorá.

Por ese entonces, el Rey Cnaaní, Iavín, dispuso como ministro de su ejército al malvado Sisrá, quien ya había conquistado en sangrientas guerras gran parte del mundo.

Fue cuando Devorá, esposa de Lapidot (se dice que era de la familia que preparaba las mechas para la Menorá, de ahí el nombre “antorchas”-Lapidot) profetizó la caída de Sisrá y del dominio Cnaaní.

Y fue cuando salieron a la guerra, que Sisrá, en su intento de huída, fue detenido en la tienda de Iael, quién, nos cuenta el Tanaj, lo adormeció con leche tibia y luego lo mató con una estaca en su frente.

La cabeza de Sisrá fue entregada como trofeo de guerra.

Durante el desarrollo de este episodio, el Tanaj relata que la madre de Sisrá al caer la tarde de ese día se aproximó a la ventana de su casa a esperar la llegada de su hijo que, como era su costumbre, después de cada día de batalla pasaba por la casa de su madre a saludarla. Y ese día… Sisrá no pasó.

Fue en esa angustia que la madre de Sisrá lloraba con un sollozo profundo y desgarrador.

La Guemará en el Tratado de Rosh Hashaná aprende que el sonido quebrado del Shofar es como un llanto o como un sollozo, de ahí los sonidos Shevarím y Teruá y dice que eran como los sollozos de la madre de Sisrá.

La pregunta es: ¿Acaso no hay ningún otro lugar de donde aprender lo que es un llanto, que de la madre de este personaje?

¿Tiene el Talmud que inmortalizar a este malvado y su madre aprendiendo de esta historia cómo son los sonidos del Shofar?

En Rosh Hashaná tocamos el Shofar, para despertar la misericordia Divina, para despertarnos nosotros del letargo y hagamos Teshuvá. ¿Pero por qué con un llanto?

Explican los Sabios que representa el llanto de quien pide sin saber cuál será la respuesta.

La madre de Sisrá lloraba porque no sabía qué pasaba, su angustia era por no saber qué ocurría. Es ese llanto genuino que hay que tener cuando pedimos, y si bien no sabemos cuál será la respuesta, pedimos de todo corazón lo que queremos y lo que necesitamos.

Confiados en que Hashem responderá con bondad todos nuestros pedidos, deseamos que sea la voluntad de Él que responda con abundancia infinita a todos ellos  ¡Y que el sonido del Shofar se transforme de llanto, en alegría y risas para dar recibimiento al Mashiaj YA!.

Con deseos de Ketivá ve Jatimá Tová Le Shaná Tová U Metuká.

Rab Nejemia Grodzicki

¿De qué se trata el Tania?

¿De qué se trata el Tania?

Un vecino de Jabad me acaba de presentar el libro y tengo interés en explorar esta nueva área.

Mazal Tov en tu descubrimiento del Tania. El Tania es la obra fundamental del movimiento de Jabad. Allí esta escrito los fundamentos prácticos y místicos de la filosofía de Jabad.

El autor es Rabi Shneur Zalman de Liadi (1745-1812), fundador del movimiento Jabad-Lubavitch.

El tema central del Tania es la Crisis de Identidad:

Hay días en el que uno se siente inspirado por el Judaísmo y espiritualidad, y otros en el que nos aburre. Hay días en los que nada parece más importante que estudiar Torá o rezar, y otros en los que nada es mejor que jugar fútbol. 

Entonces, ¿quiénes somos?, ¿Debemos ignorar las tentaciones fisicas, o llegar a un acuerdo con ellas?, y ¿Cómo es que gente que posee un alma Divina puede sentir estos deseos?

Es el Tania que nos guía a través de nuestra doble personalidad. Nos ayuda a entender y poder sobrepasar los desafíos de nuestra vida diaria.

Sí, tenemos un Código de Ley Judía que nos dice cómo vivir cada aspecto de nuestra vida. Pero incluso asumiendo que podemos perfectamente cumplir con estas leyes, hay más. Todavía nos faltaría el ingrediente clave en nuestro Servicio al Creador.

Mi comportamiento puede ser perfecto. Puedo hacer exactamente lo que se me ha dicho. Pero no es mi verdadero ser. Todavía estoy yo y mi Torá.

El Tania nos enseña cómo unir este espacio, para crear una unidad entre mi Judaísmo y mi psique. Hace que mi Torá y Mitzvot sean una verdadera representación de mi personalidad. Me permite realmente sentirme, y no actuar, como un Judío.

Déjame aclarar unos puntos importantes:

  • El Tania no es fácil de leer. Requiere concentración y dedicación.
  • El Tania no es inspiración instantánea. No contiene historias cortas.
  • El Tania no arregla las cosas rápidamente. Es un trayecto que requiere tiempo y energía.
  • El Tania es un camino largo-corto. Puede ser largo, pero cuando llegas, te encuentras realmente en casa.
  • El Tania es un par de anteojos. Cuando se usan correctamente, todo se verá diferente.
  • El Tania es un corazón. Dará vida y energía a tu Torá y Mitzvot.

Dos puntos mas: El estudio correcto del Tania requiere  de un maestro que entienda el tema. Si lo lees en su texto Hebreo original, o su traducción, sólo llegarás a la superficie. Ante todo, el Tania está lleno de términos místicos que el principiante no entenderá. Un entendido en Tania puede explicar estos términos, y lo más importante, hacerlos prácticos y relevantes. Segundo, hay significados escondidos detrás de cada palabra.

Rab. Yisroel Cotlar

Abrir el corazón

“Abrir abrirás… dar darás” (Devarim 15, 8:10)

El precepto de dar caridad aparece en nuestra Parshá en dos oportunidades, y cada una se expresa en un lenguaje doble. Un mandato es: “abrir abrirás tu mano” (1), y el segundo mandato es “dar darás a él” (2). En las dos veces la Torá utiliza un doble mandato: “dar darás”,  “abrir abrirás”. Nuestros Sabios Z”L (3) aprendieron de la duplicidad de este lenguaje que la obligación de dar caridad no se limita a una sola vez, sino que hay un deber de dar una y otra vez. Y como Rashi lo explica: “abrir abrirás- incluso varias veces”. De la misma manera explica también el segundo versículo: “dar darás a él- incluso cien veces”.

SOBREPONERSE A LA INCITACIÓN

Estos dos versículos se refieren a dos aspectos diferentes de la mitzvá de Tzedaká- caridad. El primer versículo se dirige al corazón del donante. La Torá le dice (4): “no hagas fuerte a tu corazón y no cierres tu mano a tu hermano el indigente”. Y a continuación de ello ordena: “abrir abrirás tu mano”. Es decir, aquí está puesto el énfasis sobre el donante, que debe superar las incitaciones de su instinto. El segundo versículo se refiere a la propia acción de dar. El énfasis está puesto aquí en la entrega al pobre. La Torá hace hincapié a enfatiza que debe entregarse concretamente al pobre lo que necesita.

CIEN VECES

Esto nos explica la diferencia que hay en el comentario de Rashi sobre estos dos versículos: en el versículo “abrir abrirás” explica- “incluso varias veces” y en el versículo “dar darás”- “incluso cien veces”. Definir un número específico es posible sólo cuando se trata de la donación concreta, y es a eso a lo que se refiere el segundo versículo. Por eso ahí Rashi dice: “incluso cien veces”. Mientras que en el primer versículo el acento principal está puesto en que la persona debe imponerse sobre las incitaciones de su instinto, y aquí no hay lugar a fijar un número, sino que es suficiente con destacar que debe sobreponerse a su instinto “incluso varias veces”. En cada acto de caridad, la persona debe abrir su corazón y su mano y debe impedir una situación- Di-s libre- de endurecer el corazón y cerrar la mano.

LA VENTAJA DE LA LUCHA

Profundizando en el tema, hay aquí dos maneras de dar Tzedaká: una manera es que se exige del hombre que luche con su instinto, el cual lo incita a no dar Tzedaká. La segunda forma es que en él no hay una guerra interior y lo que se exige de él es sólo que de la caridad en la práctica. La lógica indica que hay una ventaja especial en la primera manera, por lo cual no está dicho ahí número preciso alguno (incluso tampoco “cien veces”), puesto que la superación sobre el instinto despierta las fuerzas ilimitadas del alma. La elección del bien frente a los deseos naturales, revela toda la potencia del alma Divina, que es ilimitada. A través de cumplir la mitzvá de Tzedaká- especialmente durante los días del mes de Elul, cuando se aumenta en Tzedaká (5)- se hace meritorio cada judío de ser inscripto y sellado en el Libro de los Tzadikim completos, hasta llegar a la verdadera y completa redención, ya que “Israel no será redimido sino a través de la caridad” (6)

 (Likutei Sijot Tomo 34, Pág. 82) 

NOTAS: 1.Devarim 15:8 2.Ahí 15:10 3.Sifri y Ialkut Shimoní sobre el versículo que trae Rashi en su explicación. 4.Devarim 15:7 5.Rambam Hiljot Teshuvá Cap. 3 Halajá 2 6.Rambam comienzo Cap. 10 de Hiljot Matanot Aniim

Recibir por mérito propio

“Y será- eikev- como consecuencia de que escuchareis” (Devarim 7:12)

Existe entre amigos el fenómeno de sellar un pacto o de juramentarse el uno al otro. El objetivo del pacto o del juramento es brindar fortaleza eterna al amor existente entre ambos. Un hombre que sella un pacto con su compañero y le jura fidelidad, se compromete con ello a sostener el vínculo pase lo que pase.

En el comienzo de nuestra Parshá, la Torá abre con las palabras (1): “Y será como consecuencia de que escuchareis a estas leyes”, y promete por ello la retribución de “y cuidará Hashem tu Di-s para ti el pacto y la bondad que juró a tus antepasados”. Se plantea aquí la pregunta: ¡¿El pago es por haber cumplido con los deberes de la Torá y sus preceptos, el judío se hace acreedor de ello como consecuencia de su trabajo y no por el pacto y el juramento que tuvo lugar con nuestros Patriarcas; y si la retribución es en mérito al pacto y al juramento, esta paga Di-s la debe dar en todo caso y no condicionarla a la observancia de la Torá?! (la formularía de otra forma)

¿El judío es gratificado por haber cumplido con los deberes de la Torá y sus preceptos o por el pacto y el juramento que tuvo lugar con nuestros Patriarcas?, ¿Si la retribución es en mérito al pacto y el juramento, Di-s debería darla en todo caso y no condicionarla a la observancia de la Torá, o si?

NO UN REGALO GRATUITO

La explicación de ello es que es verdad que la recompensa es en mérito al pacto y al juramento, pero para recibir una recompensa tan elevada se requiere de una introducción previa de “eikev” que es “escuchareis”. El Altísimo no desea que el flujo de bendición que Él derrama sobre Sus criaturas sea en carácter de “pan de favor” (que también se califica como “pan de la vergüenza” (2) ). Para que el hombre se haga acreedor del verdadero y completo bienestar, el Altísimo fijó que también aquello que es dado como un regalo de Arriba, requiera de una acción humana previa, y entonces recepcionará infinitamente más de lo que le corresponde a su accionar.

¿Cómo se hace uno acreedor de este flujo superno? 

Dice la Torá: “y será ‘eikev’ que escuchareis”. El término “eikev” utilizado aquí para decir “como consecuencia”, es de uso inusual en el texto bíblico. Por eso se explica que hay aquí dos intenciones: a) se refiere (3) esto a los preceptos livianos “que el hombre trilla con su talón”- talón en hebreo se dice “akev”; b) este es el cumplimiento de los preceptos en el final del exilio (4), en la época de ‘ikveta de Meshijá’- los talones del Mashiaj, los últimos momentos del exilio.

LOS TALONES DEL MASHIAJ

El aspecto en común de estas dos interpretaciones es que se trata del cumplimiento de preceptos cuando el hombre no percibe tanto la luz de los mismos: no siente la virtud de los preceptos livianos, de la de la misma manera que en la época de los talones del Mashiaj no se siente la luz sagrada de la Torá y sus preceptos. En esta situación los preceptos se cumplen como consecuencia de aceptar el Yugo Divino y someterse a Él, pero no por entender y sentir interiormente el precepto.

Sin embargo, resulta que este tipo de cumplimiento de los preceptos posee una virtud muy grande. Cuando un judío cumple los preceptos por entendimiento y comprensión, y por ende los siente, en esto no se nota tanto el Servicio a Hashem, puesto que en esencia hace lo que él desea y siente que debe llevarse a cabo. Pero cuando el judío cumple la mitzvá por aceptación y sumisión al Yugo Celestial, y se siente a las claras que él es un servidor de Hashem y por ende ejecuta la Voluntad del Altísimo.

ACEPTACIÓN DEL YUGO

El cumplimiento de los preceptos por aceptación total del Yugo Divino y a partir de la anulación a Hashem- sin mezclar en ello la lógica y los sentimientos personales- llega a los niveles más elevados, hasta el Altísimo mismo, en Su Gloria y Esencia, y por ende causa la revelación del pacto y el juramento que Hashem juró a los Patriarcas.

Esta es la virtud del cumplimiento de la Torá y sus preceptos en nuestra época, cuando no vemos ni sentimos tanto la revelación Divina- puesto que es a través de la aceptación del Yugo Celestial específicamente alcanzamos los niveles espirituales más excelsos.

(Likutei Sijot tomo 9, pag. 71)NOTAS: 1.Devarim 7:12 2.Ver Tana debi Eliahu Rabá Parshá 20 Likutei Torá Vaikrá 7:4 3.Rashi al principio de nuestra Parshá 4.Or HaTorá principio de esta Parshá.

Viajando por la vida

La Torá habla en detalle sobre los viajes de los Hijos de Israel a través de los años en el desierto. La Torá especifica cada uno de los cuarenta y dos viajes que hicieron.

La Torá no nos cuenta cosas sin razón. Siempre hay una enseñanza que podemos tomar para nuestras vidas.

Todos nosotros hemos emprendido muchos viajes a lo largo de nuestras vidas, tanto físicos como espirituales. Hacemos muchas paradas en el camino. Estas paradas son importantes, son etapas hacia nuestro destino. Es todo muy fácil, una vez que llegamos y nos olvidamos de todo lo que pasamos. A veces nos olvidamos de las personas que nos ayudaron durante el recorrido.

La Torá nos recuerda que a pesar de que hayamos llegado a nuestro destino, siempre debemos ser conscientes del camino que nos llevó, y no dar por sentado los que nos han alentado y guiado a través de nuestros “viajes”. Esas etapas previas pueden parecer como “piedras” en el camino una vez que llegamos a la meta, pero son importantes. En aquél momento representaron un paso más cerca hacia nuestro destino. Siguen siendo importantes ahora, porque sin ellos no estaríamos donde nos encontramos ahora.

Un joven estaba viajando desde Jerusalém hasta Galilea. Llegó a un cruce de caminos de cuatro vías y vio que el cartel se había caído.

Ahora no tenía forma de saber qué camino tomar. ¿Qué iba a hacer?

La respuesta fui simple. Sabía de donde venía, Jerusalém. Arreglando las señales de tal forma que Jerusalém quedara apuntado el camino en el que venía, pudo darse cuenta qué camino tomar.

Cuando sabemos de dónde venimos, podemos saber hacia dónde nos dirigimos.  Esta porción de la Torá nos recuerda esto. Que todos podamos luchar y finalmente llegar a nuestro destino.

Por: Mordejai Wollenberg