Arca dulce arca

Un aspecto notable, pero a menudo pasado por alto, de la historia del Diluvio son las condiciones de vida dentro del Arca y los “extraños compañeros de cama” que creó.
Durante todo un año, este recipiente relativamente pequeño albergó al menos dos ejemplares de cada ser vivo. Esto significa que los animales que en sus hábitats nativos son depredadores vivían cerca de sus presas naturales, pero ninguna criatura resultó dañada. 

La cooperación y armonía entre todos los habitantes del Arca fue clave para su supervivencia.

Nuestros Sabios explican que el Arca estaba impregnada de un espíritu mesiánico que producía una atmósfera milagrosamente armoniosa. “El lobo habitará con el cordero… y el león, como el ganado, comerá paja” (Isaías 11:6‐7). El “nuevo orden mundial” mesiánico descrito en los libros de los profetas se realizó temporalmente en los confines de la pequeña Arca.


¿Qué lección podemos extraer del aura mesiánica que invadió el Arca durante los días oscuros del Diluvio?
Si bien las lluvias torrenciales del Diluvio terminaron hace más de 4000 años, en un sentido espiritual y emocional, muchos de nosotros nos despertamos todos los días para enfrentar una “inundación” de preocupaciones, dificultades y responsabilidades. Estas “aguas embravecidas” metafóricas amenazan con ahogarnos: financieramente, emocionalmente y, quizás lo más importante, espiritualmente.

Muchos piensan que si se mantienen a flote el tiempo suficiente, los cielos se iluminarán y la tormenta pasará.

Una ilusión… En cambio, la Torá nos da la mejor solución: basta de “flotadores del hombre muerto”. ¡Entra al Arca!
Todos tenemos la capacidad de transformar nuestros hogares en Arcas en miniatura, microcosmos mesiánicos, capullos aislados donde escapar de la tormenta junto con nuestras familias.

La Era Mesiánica se caracteriza por ser una era en la que “todos los deleites físicos serán tan abundantes como el polvo de la tierra”, porque “el conocimiento de Di‐s será la búsqueda del mundo entero”. Al ajustar nuestra perspectiva y adoptar una “mentalidad mesiánica”, un estado mental que prioriza la Torá, las Mitzvot, la plegaria y la búsqueda de la espiritualidad, creamos una apariencia de este “mundo futuro” en nuestra vida actual. Cuando nuestras prioridades están en orden, todas las tormentas del mundo no pueden perturbarnos y prevalece la tranquilidad interior.
Esta transformación comienza con un cambio de prioridad mental; se expresa prácticamente mediante la adición constante de otra mitzvá, otra clase de Torá y otra sección más de las Tefilot recitadas con la concentración adecuada.
“Porque he aquí, tinieblas cubrirán la tierra, y una espesa nube los reinos, pero sobre ti brillará Di‐s” (Isaías 60:2)

¿El mundo es mejor ahora que antes del diluvio?

La Torá establece la causa de la corrupción de la sociedad en el momento del Diluvio:
“Cada pensamiento de su corazón [de la humanidad] era solamente mala todo el tiempo”.
Di‐s creó a los seres humanos con una inclinación al mal, lo que nos da una perspectiva egoísta de la vida. La corrupción de la sociedad es el resultado esperado de esta realidad, una función de nuestra propia naturaleza.

Pero, aunque la mayor parte de la humanidad fue aniquilada durante el Diluvio, mantuvimos una actitud egoísta que ha llevado a una
mayor corrupción.
¿Por qué, después del Diluvio, Di‐s prometió no volver a traer tal destrucción al mundo?
Dada la naturaleza humana, ¿confió en que no volveríamos a merecerla?

La respuesta se puede encontrar en el arcoris, el símbolo del pacto de Di‐s con la humanidad después del Diluvio. Cuando Noaj salió
del arca a un mundo desolado, lo asaltaron las dudas. “¿Debo renovar la población mundial
para que sea aniquilada una vez más debido a su comportamiento perverso?”

Para disipar los temores de Noaj, Di‐s le mostró el primer arco iris de la historia: el hermoso espectro de colores refractados por la luz del
sol en las gotas de agua de las nubes de tormenta. El mensaje era claro: la generación anterior estaba tan manchada de pecado que era
incapaz de reflejar ni siquiera un vestigio de Divinidad. Las aguas purificadoras del Gran Diluvio habían refinado nuestra realidad (física y espiritual) hasta el punto de que, sin importar la intensidad de la corrupción de la humanidad en el futuro, siempre habría factores redentores.

Debajo de las capas de cobertura mediática negativa, surgen historias de altruismo y devoción. Es por estos reflejos de la Divinidad que Di-s se comprometió a preservar el mundo.
Los arcoíris son bastante raros, pero definen el cielo después de una tormenta. Trabajemos para crear más arcoíris en nuestro mundo tormentoso.

Adictos a la fama

Observemos minuciosamente qué historia la Biblia eligió contarnos luego del diluvio devastador, el desastre natural más grande de toda la historia, que destruyó a casi toda la humanidad. Es la ambigua historia de la Torre de Babel. Y dice así:

“Toda la tierra era un idioma y un propósito en común…Y se dijeron unos a los otros: “…Construyamos para nosotros una ciudad y una torre que llegue hasta los cielos, y hagamos un nombre para nosotros, no sea que nos dispersen de la faz de la tierra” ” Y Di-s descendió a mirar la ciudad y la torre que los hijos del hombre construyeron, y dijo Di-s, …””… ¿Será que no se debe retenerlos con lo que se proponen hacer? Di-s los esparció sobre la faz de la tierra y dejaron de edificar la ciudad”

¿Es la construcción cruel?

Esta es una historia extraña. ¿Por qué Di-s interrumpió su proyecto? ¿Cuál era su pecado? Sus motivos de querer construir una ciudad con una torre “que llegara hasta los cielos” era bastante entendible, incluso noble. La humanidad se estaba reconstruyendo luego del Diluvio, que devastó a toda la raza humana, excluyendo a Noaj y a su familia. Noaj y sus hijos estaban, de acuerdo a la tradición, todavía vivos, dándoles información del diluvio de primera mano. Si la humanidad tendría que sobrevivir, deberían construir una ciudad y una torre que pudiera prevenir algún próximo desastre.

¿Qué era lo que estaba mal en su plan? ¿Acaso no dice explícitamente en la Biblia “Sean fructíferos y multiplíquense, llenen la tierra y conquístenla?”

Someter al mundo nunca significó borrar la naturaleza, o despojarla del medio ambiente. Sino, significa una administración responsable y hacer que seamos menos vulnerables a la naturaleza a través de cualquier forma natural. ¿Por qué Di-s desaprobó entonces, este emprendimiento aparentemente maravilloso?

Una de las posibles respuestas es: al establecer su objetivo de crear una torre que alcanzara los cielos, la gente declaró: “Construyamos para nosotros una ciudad y una torre que llegue hasta los cielos, y hagámonos para nosotros un nombre”. Su motivo detrás del dramático plan de construcción era inmortalizar su legado en una estructura concreta; la vitalidad de sus nombres en los anales de la historia.

¿Pero qué hay de malo en ello? ¿Quién de nosotros no desea ser recordado? ¿Quién no ansía ver su nombre en los diarios o en los sitios web? ¿A quién no le gustaría ver su nombre inscripto con honores en paredes, o impreso en las páginas de los libros de historia? ¿Le importa tanto a Di-s si hay gente así, que quiere hacerse un nombre para ellos mismos?

¿Podrías olvidar?

La respuesta es simple. Cuando ves un diluvio en el que toda la raza humana desapareció, piensas en algo más que en asegurarte un nombre y un legado.

Imagina a alguien que ve cómo su casa es consumida por un diluvio. En vez de ir y rescatar a la gente que está adentro, esta persona se para y reflexiona cómo asegurarse un nombre dentro del proceso. Sería grotesco. ¿No puedes olvidarte de tu ego? ¿No hay un momento en el cual eres capaz de decir. “¡Olvida mi legado! ¡Vidas humanas deben ser salvadas!”

Hay gente así. Son adictos a la fama. Ocurre una tragedia, y en lo único que se preocupan es: ¿Cómo puedo ser famoso? Esta gente generalmente precisa ayuda. A la larga, van a dañarse a sí mismos, siendo que no tienen nada verdadero “adentro” para dar y mostrar al mundo.

Cuando una generación entera observó las consecuencias de un diluvio que destruyó a toda la humanidad y se centra en cómo preservar su nombre en vez de ocuparse en reconstruir la civilización y recrear un mundo fundado con bondad, algo tiene que estar muy equivocado. Corrupción, manipulación, descaro y abuso de poder son probablemente las bases del crecimiento de esta nueva ciudad y su torre.

Esto es cierto también en cualquier gran campaña y proyecto que emprende la humanidad. Si el objetivo es agrandarse y no servir a Di-s, el núcleo mismo falla.

Y las consecuencias de esto, se verán manifestadas en el futuro.

Tocar un corazón

Hace más de seis décadas nuestro pueblo experimentó el mayor “diluvio” de nuestra larga y sangrienta historia, con el asesinato de un tercio del pueblo Judío, incluyendo a un millón y medio de niños. Cientos de comunidades fueron sistemáticamente eliminadas y nadie dijo nada.

En las secuelas de esta imponente destrucción, hubo algunos que sucumbieron a la naturaleza básica del hombre, y formularon una pregunta: ¿Cómo puedo hacerme un nombre a mí mismo como gran líder, activista o visionario? Pero hubo otros que tenían otra pregunta en sus mentes: ¿Qué puedo hacer para reconstruir a un pueblo destrozado?

En nuestras vidas solemos ver gente cuyas vidas son destruidas por un “diluvio” de una forma u otra. Nuestra pregunta debe ser siempre: ¿Cómo puedo lidiar con un corazón partido? ¿Cómo puedo ayudar a un sobreviviente? ¿Cómo puedo traer más luz al mundo? ¿Cómo puedo extender mi mano para ayudar a otra persona? ¿Qué otra mitzvá puedo hacer para curar al mundo? ¿Qué puedo hacer para cambiar mi rincón del mundo y hacerlo un lugar más moral y sagrado?

¿Qué voy a hacer hoy y mañana para mover nuestro planeta dolorido un paso más cerca de la redención?

(Este artículo está basado en una directiva dada por el Rebe de Lubavitch en noviembre de 1959 a un grupo de líderes ricos judíos en cómo deben responder al “diluvio” del Holocausto que exterminó  a un tercio de la población judía)

Por Yosef Y. Jacobson

Si va hacer depende de mí

En la historia de Adám y Java, Di‐s entra en el jardín del Edén y le pregunta a Adám: “¿Has comido del árbol del que te ordené que no comieras?”
Una simple pregunta: ¿lo hiciste o no? Adám responde: “La mujer que me diste me dio del árbol y yo comí”.
Di‐s luego se acerca a Java y le pregunta: “¿Qué es eso que has hecho?” Java responde: “La serpiente me engañó y comí”.

En el momento en que Di‐s llega a la serpiente, no tiene una pierna sobre la cual pararse.
Siendo descendientes directos de Adám y Java, quizás algunos hayamos heredado esta debilidad humana: buscar a otros a quienes culpar cuando se cometen errores.

Algunos fumadores culpan al gobierno por permitir que se vendan cigarrillos, y algunas personas con sobrepeso culpan al supermercado por vender alimentos grasos.
A menudo olvidamos que cada vez que señalamos con el dedo a otra persona estamos, al mismo tiempo, señalándonos a nosotros con tres dedos.
Los niños pueden aprender esta actitud y buscar a quién culpar por sus errores.
Puedes escucharlos decir cosas como “Es culpa de mi maestra”, “Es culpa de mi hermana”, etc.
Una de las mejores maneras de enseñar a los niños a asumir sus responsabilidades es siendo ejemplos vivos.

Un buen líder, y todo padre es un “líder” en su familia, es aquel que puede ponerse de pie y decir: “Cometí un error, soy responsable y he aprendido una lección importante sobre cómo evitarlo”.

Algunas empresas tienen un libro en sus áreas de recepción titulado: Los errores que he cometido y lo que he aprendido de ellos.
Cada vez que alguien comete un error, va a ese libro y escribe cuál fue el error y qué aprendió de él.

En un entorno tan positivo, la gente no tiene miedo de reconocer sus errores porque se considera una experiencia de aprendizaje y crecimiento.

Hay algunos adultos que tienen entre cuarenta y cincuenta años que tienen dificultad para tomar decisiones.
Cuando se enfrentan a un dilema, aún vuelven con sus padres y les preguntan qué hacer.
Quizás esto se deba a que crecieron en un entorno en el que la gente tenía miedo de reconocer sus errores.
Cuando un niño ve que sus padres no tienen miedo de admitir que cometieron un error y están preparados para asumir toda la responsabilidad de sus acciones, este niño se sentirá más cómodo y confiado al tomar decisiones.

Si las cosas salen mal, aprenden de ellas y siguen adelante para convertirse en una persona mejor y más responsable.
También sería útil si pudiéramos enseñar a un niño desde una edad temprana a tomar decisiones propias, apropiadas para su edad.

A un niño de tres años, el padre puede sugerirle:
“¿Quieres desayunar del plato rojo o del plato azul?” A medida que el niño crece, las opciones se vuelven más sofisticadas, con algunas consecuencias y lecciones que se pueden aprender.
Él o ella crecerá y se convertirá en un adulto sano y funcional que tomará decisiones, aprenderá y prosperará.

Una lección de Caín

Pecan de nuevo. ¿Por qué?
El pecado engendra depresión. La depresión engendra pecado. Y el círculo vicioso sigue y sigue, hundiendo a la persona a profundidades inimaginables.
Todos pecamos. El rey Salomón declaró que “no hay justo que nunca peque”.
Obviamente, el pecado es relativo y el pecado de un hombre santo no es el pecado de un pecador frecuente; pero el hecho es que el pecado siempre está.

La pregunta es ¿qué hacer después del pecado? Conozcamos a uno de los primeros pecadores de alto perfil de la historia: el perverso Caín.
Caín cometió un grave error. Mató a su propio hermano y luego se hizo el tonto con Di‐s: “¡¿Soy yo el guardián de mi hermano?!”
Una vez que admitió su culpa y se dispuso a arrepentirse, ¿qué hizo a continuación?
¿Compró gran cantidad de bebidas alcohólicas, cerró con llave el dormitorio, apagó las luces y se desmayó durante días?
¿Expresó su culpa matando a otra persona? ¿Ahogó su culpa en la depresión?

No. Caín se casó, tuvo un hijo y construyó una ciudad,v a la que puso el nombre de su hijo Enoj.
Nunca pudo deshacer su error y se arrepintió activamente por el resto de su vida; pero eso no le impidió hacer lo correcto. Salió y marcó la diferencia.

Al matar a Ebel, quitó algo del universo, y al casarse y construir una ciudad, dio algo a cambio.
La reacción a la destrucción debe ser la construcción. Incluso si uno es la causa de la destrucción.

No importan los errores que uno haya cometido y las consecuencias resultantes, si el alma todavía reside en el cuerpo, debemos actuar positiva en este mundo.
Sí, debemos arrepentirnos. Sí, a veces el error es tan grave que no se pueden evitar las consecuencias. (Caín terminó siendo asesinado por su propio descendiente)
Pero el mensaje de Caín es que a pesar de lo que pasó anoche – o más bien, debido a lo que pasó – debemos seguir adelante: añadiendo más luz, más amor y más paz al mundo.

¿Qué debemos hacer después de pecar? Arrepentirnos y construir una ciudad.

Adam y Javá en el Gan Eden

Luego de crear al hombre, a quien llamó Adam, Di-s declaró que no era bueno para él estar solo…

Luego de crear al hombre, a quien llamó Adam, Di-s declaró que no era bueno para él estar solo. Trajo a todos los animales y aves y los colocó frente a él para que recibieran de Adam un nombre. Pero Adam no logró una pareja para sí. Entonces Di-s lo hizo caer en un sueño profundo y removió una de sus costillas. Luego de moldearla, desarrollarla y completarla, emergió de ella una mujer que fue presentada a Adám, quien la llamó Javá. (Esta había sido el plan original de la Creación, pero Di-s decidió que Adám debía tomar parte en su propio desarrollo).

Di-s colocó a Adam y Javá en el jardín del Edén donde podían comer de todo excepto “el fruto del árbol de la sabiduría”. Pero Javá cayó bajo la influencia de una astuta serpiente y comió del fruto prohibido, ofreciéndoselo también a Adán. El castigo no tardó en llegar. Fueron forzados a abandonar el Jardín del Edén, comenzando una nueva vida, como ya sabemos, signada por el arduo trabajo de ganar el sustento y debiendo soportar los sufrimientos del parto. La serpiente también fue castigada viéndose obligada a arrastrarse y a comer el polvo de la tierra.

El propósito del hombre

El judaísmo sostiene que el hombre ha sido dotado de la libertad de optar entre lo correcto y lo incorrecto. En realidad, esa es la razón de haber creado al hombre como expresión máxima de la Creación. El hombre es un mundo en miniatura que contiene en su naturaleza todos los elementos que se encuentran en la Creación en su totalidad.8 El hombre y su Shabat fue la creación final de Di-s. Cada hombre encierra dentro de sí una chispa del Todopoderoso y es, por lo tanto, capaz de reconocer y servir a Di-s. Fue creado con el propósito especifico de imitar la rectitud de Di-s en la tierra impidiendo que la corrupción, la codicia y la violencia dominen por sobre la justicia y la bondad.

Un análisis de las Siete Leyes Noájicas revela que proveen normas de comportamiento a seguir:

1. Establecer tribunales de leyes y orden

2. No blasfemar contra el nombre de Di-s

3. No reverenciar ninguna forma de ídolo o deidad que no sea Di-s

4. No matar

5. No cometer adulterio

6. No defraudar ni robar

7. No comer órgano alguno de animal viviente

Estas siete leyes sirven al propósito de ayudar al hombre a cumplir su misión en este mundo, además de servir de base para la moralidad y la ética. Las prohibiciones referentes a la idolatría y la blasfemia enseñan al hombre a reverenciar y respetar a Di-s como fundamento del universo. Las prohibiciones en cuanto al asesinato, el adulterio, el robo y la corrupción de la justicia son el basamento de la ética humana. La prohibición de comer órganos de un animal vivo enseña al hombre a mostrar bondad hacia los seres inferiores así como a ejercer control sobre sus apetencias animales.

Un gentil que cumple estos siete preceptos por el solo hecho de que Di-s así lo ordenó es conocido como uno de los jasidei umot ha-olam (“gentiles rectos del mundo”.) Tal no-judío, aun cuando nunca abrace el judaísmo, se hace acreedor a la vida en el Olam Ha-Ba (el Mundo por Venir.) Tanto el piadoso no-judío como el piadoso judío pueden aspirar a la vida eterna.

El primer ser humano fue creado luego de haber sido creados

los animales y todo lo vegetal. Hashem quiso que Adam encontraba al mundo bellamente preparado para él. Pero existía además un segundo propósito. El mundo debía servir también de recordatorio de la razón de su creación. El hombre fue creado a semejanza a Di-s, con el intelecto y la sensibilidad necesarios para comprender la Creación y estar al servicio del Amo del Universo.

Dijo entonces Hashem: “Si cumple Mi voluntad, ostentará la imagen de Di-s y reinará sobre los animales; pero, si no lo hace, perderá su imagen divina y será dominado por los animales”.’

Extraído de Ayer, hoy y siempre Editorial Bnei Sholem

Providencia Divina Particular

“Cada suceso en la vida del hombre es predeterminado, tiene un objetivo específico, y es parte integral de su misión Divinamente ordenada en la vida”.

Rabí Israel Baal Shem Tov (1698-1760), el fundador del Movimiento Jasídico, enseñó: “Tu semejante es tu espejo. Si tu propia cara está limpia, la imagen que percibirás también será perfecta. Pero de mirar a tu semejante y ver imperfección, es tu propia imperfección lo que estás encontrando; se te está mostrando qué es lo que tú precisas corregir dentro de ti mismo”.

La base de semejante enfoque ha de encontrarse en otra de las enseñanzas del Baal Shem Tov, el principio de Providencia Divina Particular.

“Nada es por casualidad”, acentuaba permanentemente Rabí Israel. “Cada suceso en la vida del hombre es predeterminado, tiene un objetivo específico, y es parte integral de su misión Divinamente ordenada en la vida”. De modo que la persona nunca es testigo de cosa alguna ‘por casualidad’; hay una razón para la experiencia, una que está estrechamente vinculada a su propio sendero en la vida. Si la Providencia Divina le hizo ver la degradación de su semejante, es para abrir sus ojos a algún defecto propio. Entregándose a una evaluación honesta y a fondo de su propio comportamiento y carácter, el hombre encontrará que también él sufre de la misma carencia de una forma u otra.

En última instancia, ésta es la única manera de llevar a la persona a reconocer y tratar sus propias imperfecciones. “El amor encubre todos los pecados” (Proverbios 10:12), ¿y qué amor mayor hay que el del hombre a sí mismo? La afinidad de la persona para con su propio ser le impide mostrarse crítico con sus deficiencias y le hace hallar toda suerte de justificativos para sus deslices. Aun cuando resulten obvios a quienes están a su alrededor, él simplemente fracasa en percibirlos a través de la supresora bruma del auto-amor. No obstante, el mismísimo acto o rasgo de carácter, tan inocente y justificable en él mismo, surge en toda su infamia cuando es advertido en otros; aquí, él no puede menos que asombrarse acerca de las profundidades en las que su semejante se ha hundido. Por lo que la manera más efectiva para abrir los ojos de la persona a lo negativo en ella misma es mostrarle qué está mal en su semejante y decirle luego que también ella sufre un problema idéntico o similar. Si verdaderamente desea mejorarse a sí misma, si genuinamente sondea su corazón hasta descubrir qué es lo que el Omnipotente le estaba señalando haciéndole ver lo que vio, su auto-amor ya no oscurecerá más la verdad luego de que le ha sido presentada tan brillantemente en la vida de su semejante.

A los Ojos del Espectador

Con todo, uno puede preguntarse: La misión de vida de la persona involucra no solamente el desarrollo y la perfección de su propio carácter y ser, sino también su responsabilidad hacia su semejante. Se le ha encargado construir una morada para Di-s sobre la tierra, construir también una sociedad y comunidad mundial que refleje la armoniosa perfección del Creador. ¿Por qué, entonces, debe llegar a la conclusión de que se le están mostrando los equívocos de su semejante como un mensaje en lo que concierne a su propio estado personal? ¿Quizás esté siendo impulsado por la Providencia Divina para reprender y rehabilitar a su semejante?

Para responder a esta pregunta, debemos echar primero una mirada más cercana al principio de Providencia Divina Particular enseñada por el Baal Shem Tov.

Providencia Divina Particular significa que no solamente cada suceso tiene un fin determinado, sino que también lo tienen cada uno de sus aspectos y matices. La persona puede ver a su semejante hacer algo errado, pero no reaccionar como juez. En tal caso, es consciente de que el hecho requiere corrección, pero este conocimiento está acompañado de comprensión y compasión; se da cuenta de qué es lo que debe hacer por su semejante, pero sin sentir la culpa de aquel. Por lo que si a él se le hubiera mostrado la deficiencia de su semejante por la única razón de que él puede hacer algo al respecto, esto sería todo lo que percibiría: el problema y lo que él podría hacer para resolverlo. Sentir también la culpabilidad y bajeza de su semejante es totalmente innecesario; por el contrario, sólo entorpece su capacidad de llegar hasta aquél y trabajar con él de una manera cariñosa y tolerante.

Si, además de esto, también ve y siente la vergüenza y degradación de su semejante, debe deducir que también este aspecto de la experiencia cumple un propósito. La Providencia Divina lo ha provisto de un espejo mediante el cual discernir sus propios problemas.

Esto es lo que el arriba citado versículo nos dice con las palabras “y la vergüenza de su padre no vieron”: Shem y Iéfet no solamente no vieron físicamente la degradación de su padre —esto ya lo sabemos del hecho de que volvieron “sus rostros hacia atrás”— y tampoco percibieron su culpa o deshonra.

Las diferentes maneras en que los hijos de Noaj reaccionaron al conocimiento de que su padre yacía ebrio en su carpa reflejaron sus propios estados espirituales. La propia degradación de Jam se reflejó en su visión de la decadencia de su padre. La reacción de Shem y Iéfet, sin embargo, se redujo exclusivamente a lo que ahora debían hacer para corregir la situación.

La vergüenza de su padre, simplemente no la vieron.

Basado en una Sijá de Shabat Bereshit 5726

La Historia Humana en su versión de 120 días

“Ven a ver lo que hace Di-s, Su temible trama a los hijos del hombre”

Salmos 66:5

El 7 de Sivan, Moshé subió a la montaña…

el 17 de Tamuz las Tablas fueron rotas.

El 18 quemó al Becerro de Oro y juzgó a los transgresores.

El 18 volvió a subir y durante cuarenta días rogó misericordia.

El 1 de Elul subió a recibir las Segundas Tablas, y estuvo allí durante cuarenta días.

El 10 de Tishrei, Di-s restauró Su buena voluntad con el pueblo judío, diciéndole a Moshé: “Yo los he perdonado como pediste”, y le entregó las Segundas Tablas.

Rashi, Éxodo 31:1 y 33:11

Una sola gota de agua, analizada en el laboratorio, revela las características de billones de sus hermanas; de hecho, te dirá lo suficiente sobre cada gota de cada océano de la tierra.

Lo mismo sucede con la historia. Por un lado, cada período es único, cada año, día y momento es diferente en contenido y en carácter. Y aún así, como generalmente reconocemos, la historia de cada individuo puede contar la historia de cientos, y los eventos de una sola generación invisten aquellos de una era entera.

Nosotros, que navegamos en la superficie terrenal del tiempo, lo conocemos como una sucesión de eventos y de experiencias. Atravesamos sus desiertos, y sus tierras, sus pasajes llanos y rocosos. Para nosotros, la naturaleza universal del momento yace enterrada debajo de su significado más inmediato; para nosotros, el momento rinde no la totalidad de la vida y de la historia, sino solo aquellos elementos específicos y facetas que inviste.

Pero también hay vistas de una naturaleza más inclusiva, paisajes de tal diversidad e impacto que son mini mundos virtuales por sí mismos. Hay momentos en el recorrido de un individuo o de personas en los que los momentos reflexivos salen a la luz, en los que una serie de eventos ofrecen una versión condensada de todo el universo del tiempo.

Uno de estos momentos fue un período de 120 días en los años 2448-9 desde la Creación. Los eventos de este período, experimentado por el pueblo judío poco después de su nacimiento como nación, fueron una especie de coreografía de la misma esencia de la historia humana, la base, el proceso, y la meta final de la vida en la tierra. Los 120 días desde el 6 de Sivan del año 2448, hasta el 10 de Tishrei de 2449 contenían todo: los que sustentan a la creación, la saga de la lucha humana, y el último triunfo que surge de las imperfecciones y las fallas del hombre.

Los Eventos

El 6 de Sivan del año 2448, todo el pueblo de Israel se reunió en el Monte Sinaí para recibir la Torá del Creador. Allí, experimentaron la revelación de Di-s y escucharon los Diez Mandamientos que encapsulan toda la Torá. A la mañana siguiente, Moshé ascendió a la montaña, en donde se reunió con Di-s durante cuarenta días y cuarenta noches y recibió la Torá.

Al final de los primeros cuarenta días de Moshé en el Monte Sinaí, Di-s le dio las dos Tablas de Piedra, una obra maestra de Di-s, en donde estaban inscriptos los Diez Mandamientos. Pero en el campamento, el pueblo judío ya estaba abandonando el nuevo pacto realizado con Di-s. Volviendo al paganismo de Egipto, hicieron un becerro de oro, y lo proclamaron como dios de Israel.

Di-s le dijo a Moshé: “Desciende, ya que tu pueblo, que has traído de la Tierra de Egipto, han sido corrompidos, se han desviado del camino que Yo les ordené…

Y Moshé bajó de la montaña, con las Dos Tablas del Testimonio en sus manos… y Cuando Moshé se acercó al campamento y vio al becerro y los bailes… tiró las Tablas de sus manos y las rompió al pie de la montaña.

Esto sucedió el 17 de Tamuz.

Moshé destruyó al ídolo y rehabilitó a la nación errante. Luego volvió al Sinaí durante cuarenta días otra vez más, para rogarle a Di-s que perdonara a Israel. Di-s consintió, y estuvo de acuerdo en proveer otro par de Tablas que reemplazaran aquellas que habían sido rotas por el pecado de Israel. Estas Tablas, sin embargo, no eran obra de Di-s, sino que eran construcción humana:

Y Di-s le dijo a Moshé: “Talla para ti dos tablas de piedra, como las primeras, y Yo inscribiré sobre ellas las palabras que estaban sobre las primeras tablas que has roto…Ven a la mañana a la montaña del Sinaí, y preséntate ante Mí en la cima”.

Moshé ascendió al Sinaí por tercera vez durante cuarenta días el 1 de Elul. Di-s ya había perdonado el pecado de Israel, y ahora una nueva y fuerte relación entre Él y Su pueblo se había creado. El 10 de Tishrei, recibimos nuestro segundo par de Diez Mandamientos, inscriptos por Di-s en las Tablas y tallados por la mano de Moshé.

Así, tenemos 3 veces un período de cuarenta días, y tres estados correspondientes de la Torá: Las Primeras Tablas, las Tablas Rotas, y las Segundas Tablas. Esto, ejemplifica la base de nuestra existencia, el desafío de la vida, y el último logro del hombre.

La Trama

Nuestros Sabios señalan que el primer versículo de la Torá “Bereshit Bará Elokim” (“En el principio Di-s creó los cielos y la tierra”), comienza con la letra Bet, la segunda letra del alfabeto hebreo. Esto es, para enseñarnos que hay un Alef que precede a la Bet de la existencia creada; la creación no es un fin por si misma, sino que sirve como un principio que precede en secuencia y en sustancia.

El Alef del pre Génesis, es el Alef de “Anojí Hashem Elokeja” (“Yo soy Hashem tu Di-s”), la primer letra de los Diez Mandamientos. La Torá es la pre concepción de Di-s sobre cómo debe ser la vida en la tierra; la base y la razón de ser de la creación es que nos desarrollemos nosotros y el ambiente a su forma ideal.

Pero Di-s quería más. Más que darnos cuenta de Su huella original en la existencia, más que el caer en el lugar en una perfección pre programada. Más que un mundo al estilo las Primeras Tablas que eran completamente obra de Di-s.

Una entidad creada, por definición, no tiene nada que realmente le pertenezca: todas las herramientas, potenciales y posibilidades que posee le han sido otorgadas por Di-s. Pero Di-s deseaba que la experiencia humana tenga una ganancia más allá de la que fue proyectada por Su investimento inicial en nosotros. Así que Nos creó con las vulnerabilidades de la condición humana.

Nos creó con la libertad de elección, y por ende, con el potencial de errar. Cuando actuamos de manera correcta y constructiva, nos estamos comportando de acuerdo a lo planeado y nos damos cuenta del potencial investido dentro de nosotros por nuestro Creador. Pero cuando optamos por actuar incorrectamente y destructivamente, entramos en un estado de ser que no es parte de lo planeado en la Torá, de hecho, es el antítesis de lo que la Torá describe. Aún así, este estado de ser es el “trampolín” de la teshuvá, la fuerza de levantarnos de las ruinas de nuestra caída a una nueva dimensión de perfección, una perfección que antes no podíamos ver.

Así es como los maestros jasídicos explican la creación de Di-s de la posibilidad de la maldad. Esto es “Su temible trama a los hijos del hombre”. El alma del hombre es una chispa de Divinidad, inherentemente y completamente buena; no susceptible a la corrupción. Todas las fallas humanas no son más que una trama, impuestas en contraste total a su naturaleza esencial.

Si las Primeras Tablas eran una visión Divina de la creación, las Tablas rotas son nuestro mundo familiar, conocido, un mundo que tolera la imperfección, la falla, incluso la maldad. Es un mundo en donde las Primeras Tablas han sido rotas, un mundo arrancado fuera de la sincronía de su inherente bien.

Las Tablas rotas son una trama artificial por el Autor, para que la existencia permita la posibilidad de unas Segundas Tablas. Cada falla, puede ser redireccionada como una fuerza positiva. Cada ruptura del alma perfecta de las Primeras Tablas es una oportunidad para el hombre de tallar para sí mismo un segundo juego, en el que el sello Divino está cincelado en las tablas de la iniciativa humana y de la creación. Un segundo juego que incluya todo un panorama de potenciales que estén más allá del alcance de las primeras, un juego completamente Divino.

Di-s le dijo a Moshé: No te angusties por las Primeras Tablas, que contenían solo los Diez Mandamientos. En las Segundas Tablas yo también te estoy dando la Halajá, el Midrash y la Agadá.

Si Israel no hubiera pecado con el becerro de oro, nuestros sabios concluyen, entonces hubieran recibido solo los Cinco Libros de Moshé y el libro de Yehoshua. Como dice el versículo: “Mucha sabiduría viene por medio de mucho dolor”.

Recordada y Promulgada

Estos 120 días han dejado un sello perdurable en nuestra experiencia del tiempo. Ya que el calendario Judío hace más que medir y marcar el tiempo; en las palabras del Libro de Ester: “Estos días son recordados y promulgados”. Las festividades y fechas conmemorativas que marcan nuestro recorrido anual a través del tiempo son oportunidades de volver a actuar los eventos y los logros que estamos recordando.

Cada Shavuot, otra vez experimentamos la revelación en el Sinaí y nuestra adquisición de la fundación de nuestras vidas. Cada año el 17 de Tamuz otra vez lidiamos con las caídas que caracterizan los eventos del día. El mes de Elul y los primeros diez días de Tishrei, corresponden a la tercera vuelta de 40 días de Moshé en el Monte Sinaí, como días de buena voluntad entre Di-s y el hombre, días en el que el Creador está mucho más accesible para todo el que Lo busca.

Y Iom Kipur, el día más sagrado y potente del año, marca el clímax de esta saga de 120 días. Desde el día en que Di-s dio las Segundas Tablas al pueblo de Israel, este día es un manantial de Teshuvá: la fuente de nuestra capacidad de reclamar las deficiencias del pasado como combustible para alcanzar alturas inimaginables.

7 Personas que dejaron su huella en Rosh Hashaná

Adám

Rosh HaShaná coincide con el sexto día de la Creación, cuando Di‐s creó a Adám. Hashem eligió el cumpleaños del primer ser humano como el día que marca el Año Nuevo judío.
¿Por qué celebramos Rosh HaShaná en el aniversario de la humanidad? Porque los descendientes de Adám, jugamos un papel integral en la Creación. Di‐s creó un mundo incompleto.
Depende de nosotros usar el próximo año para llenar ese vacío, infundiendo al mundo Divinidad y santidad.

Sara

Nuestra matriarca Sara fue estéril, hasta que milagrosamente dio a luz a Isaac a la edad de 90 años. Nuestros Sabios dicen que fue en Rosh HaShaná que Di‐s “recordó” a Sara, lo que resultó en la concepción de Itzjak.
La lectura de la Torá del primer día de Rosh HaShaná relata la historia del nacimiento y los años de formación de Itzjak.

Itzjak

La lectura de la Torá del segundo día de Rosh HaShaná presenta a Itzjak. Relata la historia de la atadura, en cuyo mérito oramos para que Di‐s nos juzgue favorablemente y nos conceda un año de bendiciones.
Un detalle de esta historia es el carnero cuyos cuernos estaban enredados en un matorral, recordado por el Shofar, hecho con un cuerno de carnero.

Rajel

Rajel vio cómo su hermana Lea le daba a Iaakov un hijo tras otro, mientras era estéril. Finalmente, en Rosh HaShaná, Rajel fue recordada, y resultó embarazada con Iosef.

Jana

Jana, madre del profeta Shmuel, es parte del trío de mujeres estériles que fueron recordadas en lo alto en Rosh HaShaná.
En conmemoración, leemos la historia de Jana en la Haftará del primer día de Rosh HaShaná.
Este relato subraya el poder de la plegaria.

Guedalia

Después de que se destruyó el primer Templo Sagrado en Jerusalém, se nombró al justo Guedalia como gobernador de los judíos restantes.
Bajo su liderazgo, el pequeño grupo comenzó a recuperar cierta sensación de paz y seguridad. Pero, en Rosh HaShaná, Guedalia fue asesinado por un judío celoso y traidor llamado Ishmael.
Así, las últimas chispas de vida judía en la Tierra de Israel se extinguieron.
Para conmemorar este triste hito en nuestra historia, el día siguiente a Rosh HaShaná es día de ayuno, Tzom Guedalia.

¡Tú!

Rosh HaShaná es un día de Plegaria, para pedirle al Todopoderoso que nos conceda un año de paz, prosperidad y bendición. También es un día alegre, pues proclamamos a Di‐s Rey del Universo. Los cabalistas enseñan que la existencia continua del universo depende del deseo de Di‐s por un mundo, un deseo que se renueva cuando aceptamos Su reinado cada Rosh Hashaná.

Esto es algo que depende de todos, al escuchar los toques del Shofar y decidir servir a Di‐s durante el próximo año lo mejor que podamos. El verdadero héroe de Rosh Hashaná eres tú.

El llanto del Shofar

Nos cuenta el TANAJ que durante la guerra de Barak contra los Cnaanim, juzgaba en ese entonces la profetiza y jueza Devorá.

Por ese entonces, el Rey Cnaaní, Iavín, dispuso como ministro de su ejército al malvado Sisrá, quien ya había conquistado en sangrientas guerras gran parte del mundo.

Fue cuando Devorá, esposa de Lapidot (se dice que era de la familia que preparaba las mechas para la Menorá, de ahí el nombre “antorchas”-Lapidot) profetizó la caída de Sisrá y del dominio Cnaaní.

Y fue cuando salieron a la guerra, que Sisrá, en su intento de huída, fue detenido en la tienda de Iael, quién, nos cuenta el Tanaj, lo adormeció con leche tibia y luego lo mató con una estaca en su frente.

La cabeza de Sisrá fue entregada como trofeo de guerra.

Durante el desarrollo de este episodio, el Tanaj relata que la madre de Sisrá al caer la tarde de ese día se aproximó a la ventana de su casa a esperar la llegada de su hijo que, como era su costumbre, después de cada día de batalla pasaba por la casa de su madre a saludarla. Y ese día… Sisrá no pasó.

Fue en esa angustia que la madre de Sisrá lloraba con un sollozo profundo y desgarrador.

La Guemará en el Tratado de Rosh Hashaná aprende que el sonido quebrado del Shofar es como un llanto o como un sollozo, de ahí los sonidos Shevarím y Teruá y dice que eran como los sollozos de la madre de Sisrá.

La pregunta es: ¿Acaso no hay ningún otro lugar de donde aprender lo que es un llanto, que de la madre de este personaje?

¿Tiene el Talmud que inmortalizar a este malvado y su madre aprendiendo de esta historia cómo son los sonidos del Shofar?

En Rosh Hashaná tocamos el Shofar, para despertar la misericordia Divina, para despertarnos nosotros del letargo y hagamos Teshuvá. ¿Pero por qué con un llanto?

Explican los Sabios que representa el llanto de quien pide sin saber cuál será la respuesta.

La madre de Sisrá lloraba porque no sabía qué pasaba, su angustia era por no saber qué ocurría. Es ese llanto genuino que hay que tener cuando pedimos, y si bien no sabemos cuál será la respuesta, pedimos de todo corazón lo que queremos y lo que necesitamos.

Confiados en que Hashem responderá con bondad todos nuestros pedidos, deseamos que sea la voluntad de Él que responda con abundancia infinita a todos ellos  ¡Y que el sonido del Shofar se transforme de llanto, en alegría y risas para dar recibimiento al Mashiaj YA!.

Con deseos de Ketivá ve Jatimá Tová Le Shaná Tová U Metuká.

Rab Nejemia Grodzicki