Enseñanza semanal

PARSHAT LEJ LEJÁ
8 NOVIEMBRE, 2024 / 7 MARJESHVAN, 5785

MUDANZA

Miriam Kapeluschnik – (Basado en una alocución del Rebe de Lubavitch)

Cuando alguien nos comenta que está por mudarse, o recordamos nuestras propias experiencias al respecto, llegamos a la misma conclusión: una mudanza no es algo sencillo.

Decidí investigar al respecto y me encontré con estos
conceptos:

· En todas las familias siempre se dan situaciones de cambio, de decisiones. Dentro de estos cambios, uno de los que más afecta a todos es mudarse, ya que implicaun desarraigo,  empezar de nuevo.
· A pesar de que sea buscada y anhelada, igualmente genera un alto nivel de estrés.
· Aunque en ella estén conjugadas ilusiones y expectativas, también hay temores y esto pone a prueba a toda la familia, sobre todo a la pareja.
· La mudanza es un proceso por lo general largo, en el que se discuten muchas cosas importantes.
· Además una mudanza implica dejar atrás un tiempo que no volverá, rincones y recuerdos. Es una perdida, romper con lo cotidiano, los vecinos, el almacén, los amigos del barrio, los olores del lugar, y ciertas rutinas que nos dan seguridad.

· Las mudanzas están consideradas uno de los tantos causales de divorcio, por el estrés que producen.
No sé si pensamos en todas estas dificultades cuando estudiamos acerca de la primer orden Divina que Hashem le dio a nuestro Patriarca Abraham.

Y si una mudanza es de por sí traumática, más aun lo era la de Abraham y Sara, que además, desconocían el sitio al que se dirigían.

Normalmente elegimos y visitamos previamente el lugar al que decidimos mudarnos. Sin embargo, Di‐s le dijo a Abraham:
“Vete para ti de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre a la tierra que te mostraré”.Sin embargo, justamente en la manera en que es dada la orden se encuentra la base central del servicio a Di‐s.
Lo especial del pueblo judío es que, a pesar de que se halla en este mundo físico, dominado por las leyes de la naturaleza e  influido por las variables que lo rodean, tiene la fuerza de superar los inconvenientes y unirse con Hashem. Esa fuerza la recibe cada iehudí de la orden de Lej Leja‐ Vete para ti‐ con la que comienza la Parashá de esta semana.

En estas palabras Di‐s le dice a Abraham‐ y por su intermedio a todo el pueblo de Israelque su misión consiste en superar las limitaciones terrenales y unirse a Él.
Y por eso le nombra todo lo relacionado al lugar que abandona, en vez de indicarle el nuevo destino: Vete de ‘tu tierra’‐ cualidades naturales con las que uno nace; ‘tu patria’‐ las costumbres que uno adopta de la sociedad; “de la casa de tu padre”‐ la educación que se recibe en el hogar. Los tres elementos que fundan el carácter de la persona. “Y debes dirigirte… a la tierra que Yo te mostrare” es decir, se exige del judío la predisposición de seguir a Di‐s en cada uno de Sus preceptos.
Abraham Avinu‐ nuestro Patriarca, superó todos los desafíos que una mudanza provoca.
Y mucho más que eso. Nos marcó el camino que debemos transitar hasta la llegada del justo Mashíaj.

LA PARSHÁ EN PROFUNDIDAD

De las Palabras del Rebe de Lubavitch

El día 7 de MarJeshvan siempre coincide con la semana de la porción de la Torá de Lej Lejá y comenzamos a orar por la lluvia, ya que es el día en que los últimos peregrinos que llegaban al Templo Sagrado para Sucot regresaban a sus hogares.
Esperamos hasta esta fecha para pedirle a Di‐s que llueva, para no causar dificultades indebidas a los que aún están viajando. Este día es un símbolo de descenso, ya que significa la salida de los judíos del Templo ‐el epítome de la santidad‐ y su regreso a sus propios lugares.


Lej Lejá, por el contrario, es un símbolo de ascenso. En esta porción de la Torá, Abraham deja la tierra de su nacimiento y va a la tierra de Israel.
Significa el ascenso desde Jarán al nivel superior de santidad de la tierra de Israel.
¿Qué hacían exactamente los judíos durante su peregrinación trienal a Jerusalém? Disfrutaban de la santidad del Templo, presenciaban los Diez Milagros que allí ocurrían regularmente y percibían la Divinidad de manera revelada.


El goce que se derivaba de ello, aunque de naturaleza sublime y espiritual, era, no obstante, un goce personal.
El regreso de los judíos a casa marcaba el fin de esta preocupación exclusiva por la Divinidad, la Torá y las Mitzvot, y el servicio Divino.


Cada persona tenía que reanudar las labores mundanas de su sustento, arando y sembrando su parcela de tierra individual.


Pero, Di‐s quiere que el judío, a través de sus acciones, establezca una “morada” para Él en el plano material de este mundo físico.
Así, el 7 de MarJeshvan –el “descenso” del judío desde la santidad de Jerusalém a los asuntos de su vida diaria– es un “ascenso” muy grande, ya que sólo al regresar a casa puede comenzar su tarea de establecer una “morada” para Di‐s en serio.
Recién cuando Abraham llegó a la tierra de Israel comenzó su trabajo para revelar la Divinidad en el mundo a una escala sin precedentes.


Es cierto que Abraham se había esforzado por fomentar una conciencia de Di‐s antes de ese momento, pero sus esfuerzos eran más limitados.


El 7 de MarJeshvan coincide con Lej Lejá para enseñarnos que el descenso es en realidad un paso hacia arriba, brindándonos una lección que podemos aplicar en nuestras vidas:
Aunque el pueblo judío está en el exilio, no debe causarnos desesperación. Pues, es precisamente a través del “descenso” del exilio que podemos lograr el mayor “ascenso”: cumplir la voluntad de Di‐s sirviéndole dentro del contexto del mundo físico, creando así un “lugar de residencia adecuado para Di‐s” en los reinos inferiores.


Adaptado para Maaian Jai de Likutei Sijot, Volumen 20

UN MOMENTO

“PERO MI PACTO LO
ESTABLECERÉ CON ITZJAK” Cuando Di‐s le dijo a Abraham que le nacería un hijo a través de quien la nación judía se establecería, Abraham contestó: “¡O que Ishmael pueda vivir ante Ti!”


Di‐s, sin embargo, le informó a Abraham que sería con Itzjak, y no Ishmael, con quien Su convenio se forjaría. ¿Por qué? Ishmael simboliza la naturaleza; Itzjak es el símbolo de la conexión de lo sobrenatural del judío a Di‐s.


Él fue concebido y nació según las leyes naturales; La concepción de Itzjak y su nacimiento fueron milagrosos. Ishmael se circuncidó a los 13 años; Itzjak a los ocho días,
antes de que cualquier entendimiento intelectual de la mitzvá podía tener cabida.


Cada judío, como su antepasado Itzjak, se conecta semejantemente con Di‐s a través de una unión que transciende tiempo, lugar y limitaciones naturales.


(El Lubavitcher Rebe)

JUDAÍSMO PRÁCTICO

BENDICIONES MATUTINAS

Como todos sabemos Hashem es el Creador del Mundo y Le da vida a cada instante y gracias a Él despertamos cada mañana.
Por este motivo debemos agradecerle desde el mismo momento en que abrimos los ojos recitando la siguiente proclamación: “Doy gracias a Ti, Rey viviente y eterno, pues Tú has restituido misericordiosamente mi alma dentro de mí; Tu fidelidad es grande”.

Luego procedemos al lavado de las manos que consiste en verter tres veces alternativamente, primero a la mano derecha y luego la izquierda con una jarra.
A continuación de cumplir con el mandamiento relativo al lavado de las manos recitamos la siguiente bendición: “Bendito eres Tú Señor nuestro Di‐s, Rey del universo, que nos ha santificado con Sus mandamientos y nos ha ordenado lo concerniente al lavado de las manos”.

El cuerpo humano es una creación tan maravillosa que ni nosotros mismos llegamos a advertir los sin fin de
procesos y funciones que cada órgano cumple.
Desde el mismo instante que nacemos vemos la Mano Divina en cada cambio que se produce, por ejemplo: Antes de nacer el bebé está con la boca cerrada, y al nacer la abre para respirar.


Si la abriera antes, todo el aparato respiratorio se inundaría del líquido que está a su alrededor, cosa que pondría en serio peligro la vida del bebé.
Sin no abriera la boca para respirar luego de nacer, el peligro no sería menor.
Algo parecido sucede con el corazón del bebé, el ventrículo derecho esta en comunicación con el izquierdo, al nacer se cierra. Estos son algunos de los cambios que se producen en el cuerpo del niño al nacer.

LO QUE SIEMPRE QUISE PREGUNTAR
¿POR QUÉ HONRAMOS A NUESTROS PADRES?  – Yerujem Eilfort

¿POR QUÉ HONRAMOS A NUESTROS PADRES?
Pero, cuando se nos recuerda que esto es una orden directa de Di‐s, entendemos que el cumplimiento de esta mitzvá no tiene que ver con nuestros sentimientos.
En cambio, la idea se ve reforzada a honrar a nuestros padres, no sólo por nuestros sentimientos naturales, sino porque el “Comandante en Jefe” ha ordenado así.
La filosofía judía afirma que hay tres socios en la creación de una nueva vida, y son Di‐s, la madre y el padre.
Estamos obligados a ver a nuestros padres con amor y respeto.
Como Rabino, siempre me preguntan: “¿Festeja el día del padre o de la madre?”. A esto respondo: “En el Judaísmo, cada día debemos honrar y apreciar a nuestros
padres”
Es por estas razones que cada uno de nosotros debe esforzarse para honrar verdaderamente a sus padres. Eso significa que debemos hacer un esfuerzo activo para
cuidar de sus necesidades (tanto física como espiritual), así como tratarlos con el máximo respeto.
¡No es sólo una cosa agradable o sensata de hacer, sino que es un mandamiento directo de Di‐s!

MENSAJE PARA LA VIDA

FUISTE CREADO CON UN OBJETIVO – Rabino Ruben Segal 

Era una tupida y frondosa selva en un lugar sin lugar yen un tiempo sin tiempo, donde la hermosa vegetación era un canto al equilibrio de formas y colores dispuestos
por el Creador.
Y había allí árboles de frutos de sabores y aromas magníficos.
Todos estaban contentos y entusiasmados, todo era paz y armonía en esa selva encantada, excepto por un árbol que estaba sumamente afligido y que era la contracara
de la felicidad reinante.


Era un árbol estéril, y como tal se sentía carente de identidad propia, a diferencia del limonero, de la higuera, de la palmera datilera… Sus compañeros le daban todo tipo de
consejos procurando ayudarlo en su desdicha.
El naranjo le decía que la causa de su confusión era la carencia de motivación; y si se lo
proponía, lograría producir excelentes naranjas como él.
“No le hagas caso”, le decía el nogal. “Es mucho más sencillo producir nueces como
yo.
¿Y has notado qué sabrosas son?” “¿Y por qué no decides ser como yo como yo?”, le decía el almendro, “mira que hermosas son mis flores y qué buenos y saludables mis frutos”
Y el pobre árbol, en su abatimiento, trataba de hacer todo lo que le aconsejaban, pero jamás podía conseguir ser como los demás, lo cual aumentaba su decepción más y
más.
Hasta que una vez llegó el viejo león, que, al notar la pena de aquél árbol, en su condición de rey de la selva pidió silencio y con firmeza le dijo: “No te impacientes, el problema que te aqueja no es terminal; al fin de cuentas son muchísimos en la tierra los que padecen ese mismo inconveniente; y estoy dispuesto a ayudarte: no consagres tu existencia a ser lo que los demás quieren que seas; más bien sé lo que tú debes ser, reflexiona acerca del sentido de tu existencia, escucha la voz de tu alma.


Existe otra realidad más allá de lo que el mundo te propone…”
Y entonces el árbol entendió…
Y cerró los ojos y bloqueó sus oídos: el mundo exterior ya no perturbaba; y en cambio dispuso su corazón a captar aquella otra realidad, y así escuchó la voz de su alma diciéndole:
“Jamás producirás naranjas porque estás lejos de ser un naranjo, ni nueces, porque no eres ni serás un nogal, ni producirás saludables frutos ni hermosas flores como el almendro porque no eres nada de ello.


Más bien eres un árbol que no produce frutos, porque tu objetivo es crecer alto y espléndido, brindar albergue a las aves que surcan los cielos, sombra a los caminantes que
deben atravesar este hermoso paraje, belleza al entorno…


¡Fuiste creado con un objetivo único y preciso, lleva adelante tu misión, pues! Reb Zushe de Anipoli fue un maestro sin par, literalmente un hombre espiritual. Él dijo: “Cuando llegue al Cielo, si me preguntan por qué no he sido como el gran patriarca Abraham, responderé ‘porque no he sido el patriarca Abraham’.


Y si me preguntan por qué no he sido como el gran líder Moshé responderé ‘porque no he sido el líder Moshé’. Pero si me preguntan por qué no he sido como Zushe, entonces no tendré respuesta”. En la historia judía leemos que el faraón mandó a construir ciudades como depósitos de víveres. La vida es un constante construir.
Puedes optar por construir depósitos para alimentar la energía faraón‐ego dentro de ti o bien puedes optar por construir un mundo de espiritualidad. Al fin de cuentas ésa es tu misión en la vida.
Depende de ti qué camino tomar.

LA ENSEÑANZA SEMANAL
Director General: Rabino Tzví Grunblatt | Editora Responsable: Prof. Miriam Kapeluschnik

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