Guía de Iom Kipur

IOM KIPUR

11 y 12 de octubre

En síntesis

Iom Kipur es el día más sagrado del año, el día del año en que estamos más cerca de Di-s y de la esencia de nuestras propias almas. 

Es el Día de la Expiación, cuando nos reunimos en comunidad y pedimos perdón tanto a nuestros semejantes como a Di-s. 

Tratamos de modificar las cosas que debilitaron nuestra relación con Él, y lo hacemos con alegría y con confianza absoluta en Su respuesta positiva.

Destello jasídico

Este día se pone de manifiesto la verdadera esencia de cada uno, lo que va más allá de la imagen que uno quiere mostrar al mundo e incluso a sí mismo. Las influencias exteriores, las dicotomías y todo lo que impide que nuestra voz interior sea escuchada se desvanece para que podamos encontrarnos cara a cara con el infinito poder de nuestras almas. Puede emerger por tan solo un momento, pero en ese instante recuperamos nuestra perspectiva y recordamos quiénes somos.

Erev Iom Kipur 
11 de octubre | 9 de Tishrei
Encender las velas de Shabat a las 18.47 h

Ayuno: Comienza el viernes 11 de octubre 18.47 h
Termina el sábado 12 de octubre 19.44 h

Víspera de Iom Kipur

  • Kaparot: Se realiza el ritual de Kaparot con un ave o con dinero, rogando a Di-s que sea anulado todo mal decreto (también puede hacerse unos días antes de Iom Kipur).

  • Nos preparamos para el ayuno por medio de una comida festiva y expresamos nuestro júbilo por haber llegado al momento de nuestra expiación.

  • Dar caridad es una gran fuente de mérito y de protección.

  • Pedir disculpas: Iom Kipur perdona los pecados entre el hombre y el Creador. Sin embargo, los pecados cometidos contra el prójimo Di-s no nos los perdona hasta que pidamos el perdón del prójimo agredido.

  • Antes de la puesta del sol, mujeres y ni­ñas encienden las velas de Shabat y Iom Kipur.

  • La bendición de los hijos: Antes de ir al templo, se acostumbra bendecir a los hijos con la bendición Sacerdotal, agregando luego bendiciones personales.

  • Encontrá acá la Brajá

El viernes 11 de octubre, luego de la puesta del sol y el sábado 12 de octubre todo el día hasta que salen las estrellas.

En Iom Kipur somos comparados con los ángeles, que no tienen necesidades físicas.
Por casi veintiséis horas “afligimos nuestras almas”:

  • Nos abstenemos de comer y beber.
  • No lavamos ni ungimos nuestros cuerpos.
  • No usamos calzado de cuero.
  • Nos abstenemos de tener relaciones íntimas.
REZO

Pasamos gran parte del día en la sinagoga, comprometidos con el arrepentimiento, el retorno y la oración (importante: el precepto principal de Iom Kipur es el ayuno. 

Por lo tanto, en caso de que asistir al templo debilite a la persona a tal punto que le impida completar el ayuno, es preferible que se quede en casa).

Brajá de las velas de Iom Kipur

Barúj atá A-do-nái E-lo-héinu Meléj haolám ashér kidshánu
bemitzvotáv vetzivánu lehadlík ner shel Shabat veshél lom Hakipurím.

Barúj atá A-do-nái E-lo-héinu Mélej haolám shehejeianu vekiemánu vehiguianu lizman hazé.

IZKOR

El día 12 de octubre a la mañana se recita la plegaria conmemorativa para los seres queridos fallecidos. Averiguá el horario en tu templo.

NEILÁ

Con la puesta del sol, se recita la Tefilá de Neilá, la más sagrada del día.

AL TERMINAR IOM KIPUR

Luego de la salida de las estrellas se re­ cita la Havdalá, se desea: “¡A Gut Iom Tov!” y se realiza una cena festiva, con absoluta seguridad en que Di-s recibió nuestro arrepentimiento y nos selló para un buen año.

Teshuvá no es simplemente arrepentimiento, algo que solamente se da cuando hay un pecado. Significa el retorno del alma a su fuente. “Y el espíritu volverá a Di-s, quien lo dio.” Hasta el hombre justo que sirve a Di-s con amor y temor y la totalidad de su ser no ha alcanzado todavía esa etapa de completa cercanía con Él, la cual experimentó el alma antes del nacimiento.
La existencia terrenal crea una distancia entre el alma y Di-s que ni siquiera el justo puede cerrar totalmente, y éste es el dolor del justo y la fuente de sus lágrimas. Él siente, aún en la vida humana más alta, que es un descenso del alma desde su origen celestial. Sus lágrimas, como las del judío simple, surgen de una conciencia de la distancia que le separa de Di-s.


(Likutei Sijot, Vol. IX, pp. 204-214.)

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