Beshalaj: el síndrome del faraón

La gente critica a los psicólogos y sus eufemismos, pero a menudo me pregunto si no sería bueno pedir prestado un poco de su precisión estratégica al tratar los asuntos de la Torá. 

Algunos aspectos importantes de la historia del Éxodo que podrían entenderse mejor si usásemos la terminología correcta. Tomemos el evento de la partición del Mar Rojo. Es fácil ser derogatorio acerca del Faraón cuando consideramos los hechos superficialmente. Él ve una nación entera siendo llevada por un pilar de fuego, sobre el suelo del mar en tierra seca, entre dos pilares de agua que están inmovilizados como paredes de piedra -incluso Indiana Jones lo habría pensado dos veces- y como un loco corre hacia adentro con todo su ejército. Y no es que no tuviera algún precedente del cual aprender.

Podríamos tentarnos en describir al Faraón en esta situación como que “algo le faltaba”, para ser cortés. 

El Faraón era, sin embargo, intelectualmente capaz. Sólo que sufría de un cuestionamiento al Monoteísmo. Para ser más específico, el Faraón pertenecía a un subconjunto de cuestionadores del monoteísmo que poseen una fijación con el orden natural percibido (“Ma’at” en el egipcio Antiguo. Similar al concepto budista de Kharma. En idioma moderno, “Física”). Cuando aparece un conflicto entre el orden natural y la realidad percibida (es decir, un milagro), el sujeto experimenta ansiedad. Considerando que esta ansiedad podría resol- verse fácilmente a través de la aceptación de una Fuerza Omnipotente y más allá de la naturaleza, nuestro sujeto prefiere ignorar la realidad obvia que se halla ante de sus ojos en favor del con- cepto del mundo del orden natural que ya ha in- tegrado previamente en su personalidad. Esto podría resultar finalmente, en el ahogarse bajo las olas del Mar Rojo.

Ahora que he proporcionado una visión más simpática de las dificultades personales del Faraón, se hace un tanto más fácil relacionarnos con él. Después de todo, hacemos lo mismo que él todo el tiempo. Por lo menos, yo lo hago. Se trata de la “Angustia”

La angustia es un estado desde el que ignoramos la realidad obvia y percibida, en favor de la pervertida, improbable visión de cómo imaginamos que debe ser el orden natural. Nos figuramos nuestra vida como un forcejeo entre nuestra propia competencia y las leyes de la física, comercio y aceptación social. Eso significa que tenemos mucho de qué preocuparnos.

La realidad obvia es que nuestra vida diaria está llena de milagros que vienen desde Arriba. Tenemos muy poco control sobre dónde terminamos y lo que tenemos que hacer ahí. La física no tiene mucho que decir. Podemos hacer lo mejor que podemos con cualquiera sea la cosa que se nos ha dado y tener confianza en el Director De Todo, que Él sabe lo que Él está haciendo.

Pero en cambio, nos preocupamos.

¿Por qué nos preocupamos?

Porque no percibimos los milagros. ¿Por qué no percibimos los milagros? Porque vemos la marcha del orden natural a nuestro alrededor, y si hay un orden natural, los milagros no pueden suceder, ¿verdad? ¡Después de todo, los milagros significan que las leyes de la naturaleza se han eliminado temporalmente, y que la vida se pone totalmente anómala.

Error. Ése es el Faraón otra vez. Quizás un poco más sutil, pero no obstante Faraón.

Monoteísmo significa que el orden natural no es un juego absoluto de reglas para jugar o para romper. 

Creer que hay Una Fuerza Infinita detrás de todas las cosas, significa reconocer que Él puede encontrarse haciendo Sus cosas en cualquier parte – de acuerdo a las reglas o no por las reglas. Nada lo detiene en conseguir su camino -ningún comité supervisor, ninguna junta de apelación, ningún accionista, ninguna suegra. Ni siquiera el Orden Natural.

¿La prognosis? Según los profetas, estamos muy preparados para esto. Como leemos en la Haftará en el último día de Pesaj: “Como en los días en que salimos de Egipto, te haré ver mi- lagros”. (ISAíAS 10:32)

Rabi Menajem Mendl de Lubavitch (el “Tzemaj Tzedek,” 1745-1826) explicó, “Como en los días cuando ustedes apuntaron al Mar Rojo que se abría y dijeron, ‘¡Éste es mi Di-s que hace esto! ‘ Como entonces, en estos tiempos, les permitiré ver más milagros maravillosos aún, de los que suceden diariamente en vuestras vidas.”

Podemos abrir nuestras mentes e intentar empezar ahora.

De Tzví Freeman

Bó: Aprendiendo de la experiencia

¿Cómo es posible, que después de cada plaga el Faraón prometía acceder al pedido de Moisés, pero tan pronto como la presión de la plaga finalizaba, el Faraón se obstinaba y renegaba de su promesa?

Cuando Moisés, inmediatamente le advertía respecto de las próximas plagas, el Faraón permanecía sin impresionarse hasta que ocurría el desastre predicho, y luego otra vez prometía, sólo para retractarse nuevamente cuando la presión desaparecía. ¡Esto se repitió diez veces! ¿El Faraón era tan necio, e incapaz de aprender de la experiencia?

El Rabino Twersky escribe: -Yo no entendía completamente al Faraón hasta que me dediqué al tratamiento de alcohólicos, y presencié un fenómeno similar, ocurriendo con gran regularidad. El

alcohólico sufre consecuencias graves como resultado de su beber; y permanece con una gran pena y algunas veces incluso se acerca a la muerte. Su reacción es invariable: “¡Eso es! Yo ya he tenido suficiente con el alcohol.

¡Nunca más beberé, no, nunca!”. Es una experiencia habitual, que en el lapso de algunas semanas, o sólo en pocos días, comienza a beber nuevamente. Las personas le advertirán de cuán peligroso es el alcohol, y le recordarán las amargas consecuencias por él sufridas… pero todo es inútil. Él bebe otra vez.

Lo que parece tan ilógico tanto en el caso del Faraón como en el alcohólico no es realmente extraño. Muchas personas fallan en aprender de la experiencia. Cuando el profeta Isaías usó la metáfora, “Tú estás ebrio, si bien no de vino” (29:9), no estaba usando la expresión vagamente. Nuestra historia bíblica demuestra cuánto una y otra vez nosotros nos hemos desviado de la observancia de Torá y cada vez sufrimos graves consecuencias, no obstante tan rápido olvidamos y regresamos a nuestros caminos descarriados.

Lo que es verdad de nuestro pueblo históricamente es a menudo cierto en muchos individuos aún hoy. Simplemente, no aprendemos de la experiencia.

¿Qué es lo que al alcohólico lo vuelve díscolo al aprendizaje de la experiencia? Es, probablemente, que él no desea cambiar su estilo de vida y no

quiere abandonar cualquier sensación que el alcohol provee. ¿Qué es lo que volvió al Faraón incapaz de aceptar el testimonio de sus sentidos? Probablemente el rechazo a admitir que él estaba equivocado. Sentimientos egoístas tales como estos impiden a las personas aprender de experiencias dolorosas y con eso evitar la repetición de equivocaciones.

¿Qué es lo que nos impide aprender de la experiencia? Probablemente algún sentimiento o idea egoísta que nos rehusamos a abandonar.

Dado que nuestro egoísmo es el que nos vuelve irreflexivos frente a lo obvio,

¿qué podemos hacer para cambiar esta situación? Uno de los modos más efectivos es valernos de un confiable maestro y guía, alguien que al no estar afectado por nuestras distorsiones emocionales, puede ayudarnos a ver la realidad más claramente y aprender de nuestras experiencias.

“Hazte tú mismo de un maestro” (Ética de los padresS 1:16) es un invalorable consejo.

 

“DE VIVIENDO CADA DÍA”, EDITORIALBNEI SHOLEM

Parashá en Síntesis: Bo

EI valor numérico de la palabra “Bo”  en hebreo es 3 y en la Parashá que lleva este nombre se describen las tres últimas plagas de Egipto: langosta, oscuridad y muerte de los primogénitos.

Di-s le dijo a Moshé que fuera (“ve”) a anunciarle al Faraón la próxima plaga, la de langosta,

luego de la cual el país queda devastado, ya que las langostas eran insaciables; no sólo se 

comían la vegetación, árboles y grama, también devoraban las pertenencias de los egipcios.

El castigo de los egipcios se prolongó por doce meses, aún cuando cada plaga duraba una 

semana. La generación del diluvio también fue castigada por doce meses.

Cada plaga fue dirigida contra alguna de las deidades que los egipcios adoraban (el Nilo; las ranas, signo de fertilidad; el carnero sagrado, etc.) y fueron la expresión del poder de Di-s como único Creador que dirige todas las esferas y astros, y puede producir milagros incluso contrariando la naturaleza. Las plagas sirvieron para demostrar la supremacía de la divinidad de Di-s por encima de la brujería y la magia negra,que tenía su máxima expresión en Egipto.

Las tres primeras plagas fueron traídas por Aharón; el granizo, la langosta y la oscuridad,

por Moshé; las bestias salvajes, la peste y la muerte de los primogénitos, directamente por

Hashem (Di-s), y la sarna, por los tres juntos.

Di-s mandó diez plagas a Egipto para castigar al Faraón, quien negaba la existencia del Creador del Universo, un Universo que fue creado a través de diez dichos o pronunciamientos; las plagas emergieron de todos Ios elementos existentes: agua, tierra, aire y fuego, para demostrar que todos derivan de y son manejados por Di-s.

Las diez plagas no son un mero conjunto de eventos sobrenaturales que destruyeron el

imperio egipcio, hace unos 3.300 años. La Torá representa un modelo para la vida, un manual de la raza humana, Y por Io tanto los episodios que narra tienen un carácter espiritual y atemporal que de manera continua ocurren en el corazón del hombre.

La Cabalá enseña que cada alma humana se compone de diez puntos de energía, diez características que definen la personalidad y que reciben el nombre de Sefirot (“puntos de luz”). Cada persona tiene la opción de refinar estos diez atributos de manera que expresen su luz divina interior, o por el contrario, pervertirlos.

El antiguo Egipto, en su plan de eliminación de todo un pueblo, pervirtió los diez atributos del alma de sus ciudadanos. La energía negativa generada por la perversión del espíritu humano retorno de nuevo a Egipto en forma de diez plagas que asolaron el país.

En nuestra vida personal, Egipto refleja un estado de disfunción psicológica, en la que uno o

varios de los atributos del alma se distorsionan, lo que dificulta la capacidad del ser humano

para la verdadera autorrealización y plenitud. Cuando no somos capaces de enfrentar

nuestros propios demonios, nuestros atributos perversos pueden volver a nosotros también en forma de plagas psicológicas.

El primero de Nisán, Di-s le dijo a Moshé y Aharón que saldrían de Egipto ese mes y que el mes de Nisán debía contarse como el primero del año.

Esto nos señala la importancia del evento del Éxodo, ya que todos los meses se cuentan

teniéndolo como referencia: en vez de darles nombres específicos, se les enumera en relación con la salida de Egipto.

Así sucede con los días en hebreo, que se enumeran en relación con el Shabat (primer día,

segundo día, etc., respecto al Shabat). 

Desde la Creación del mundo hasta la salida de Egipto, Di-s fijaba el comienzo de cada mes. A partir de la creación de Benei Israel como pueblo, les instruye con la mitzvá (precepto) de Rosh Jodesh (bendición del mes), que será determinada por el Bet Din o Tribunal a partir del reporte de dos testigos, quienes observarán la luna nueva.

En la actualidad se sigue un calendario fijo establecido por Hilel Hanasi, en el que está indicado el comienzo de cada mes, cuando se bendice.

El calendario judío es lunar, con ajustes al calendario solar, porque Pésaj debe ocurrir -según la Torá- en primavera.

Los judíos son comparados con la luna, cuya luz va disminuyendo hasta que desaparece, pero es precisamente en ese instante cuando renace la luna nueva, para crecer en forma constante.

En sus distintas épocas, la historia judía refleja el ciclo lunar. En el exilio de Egipto, luego que la opresión llegara a su punto máximo, comenzó la renovación de la esperanza.

Hay que recordar que la parte más oscura de la noche es aquella que precede al amanecer.

Antes de salir de Egipto, cada familia judía tenía que sacrificar una oveja (Korban Pésaj) que era una deidad para los egipcios-y además, quienes no estuvieran circuncidados, tenían que hacer este rito.

Después de la décima plaga, la muerte de los primogénitos -en la cual fallecieron miles de egipcios (porque en cada familia había varios, debido a la promiscuidad existente), además de los animales que adoraban-, el Faraón rogó a Moisés que se llevara a su pueblo.

La salida de Egipto se produce el 15 de Nisan del año 2448 desde la creación del mundo, cuya celebración se hace en Pésaj, que debe festejarse para siempre.

Además de las innumerables menciones de la salida de Egipto en las plegarias y la celebración de pésaj cuando se lee la Hagadá, hay dos mitzvot que sirven para recordarla. 

Una es Pidyon Haben: cuando Di-s salvó de la muerte a los primogénitos judíos, decretó que éstos le pertenecían por Io tanto, los padres deben redimir al primogénito, comprándoselo a un Cohén treinta días después de nacido. La otra es la mitzvá de los Tefilin, en cuyo interior se encuentran los versículos alusivos a la salida de Egipto. Esta

mitzvá debe ser observada por todo varón judío después de cumplir trece años.

A Egipto llegaron setenta personas y salieron 600 mil.

¿Por qué justo diez plagas?

Cuando el Faraón insistió en su negativa a liberar a los hijos de Israel , Moisés y Aarón le advirtieron que Di-s lo castigaría a él y a su pueblo. Y, en efecto, Di-s envió las diez plagas, una tras otra, hasta que el Faraón cedió. A continuación se presenta una lista de las diez plagas en hebreo y un resumen de cada una de ellas.

¿Hay algún significado en el número de las plagas?

¿Por qué fueron necesarias las diez?

El número es significativo. En una ocasión, Moisés se acercó a Paró y le dijo: Así dijo el Amo de Israel, “Deja salir a mi pueblo, y déjalos que me celebren en el desierto”. (Shemot 5:1)

Paró respondió: “¿Quién es el amo, que debo escucharlo para dejar salir a Israel? Yo no lo conozco y tampoco dejaré salir a Israel” (Shemot 5:2)

Pero de hecho, Paró sí conocía el concepto de Di-s. Los Egipcios adoraban ídolos de todo tipo, y hasta Paró se consideraba uno de ellos. Pero no creía en un omnipresente, ni en un todopoderoso Di-s quién creó absolutamente todo.

Sabemos que Di-s creó el mundo con Su palabra; para ser más precisos, con diez expresiones. Pero Paró negó estas diez.

Y así también las diez plagas corresponden a los diez elementos con los cuales Di-s creó el mundo, cada uno demostrando un aspecto independiente de la creación, algo que fácilmente podría ser atribuido a la “naturaleza”, y fue enteramente de las manos de Di-s.

Las plagas probaron que Di-s realmente es el omnipresente, y el todopoderoso Creador.

  1. Sangre: La primera plaga, la cual eliminó el agua potable, estableció que Di-s manda sobre el agua.
  2. Ranas: Durante la plaga de las ranas, éstas llegaron a meterse dentro de los hornos de piedra, lo cual probaba que Di-s está por arriba de las creaciones de hombre físico.
  3. Piojos: Con la tercera plaga, piojos, que comenzó desde el polvo, fue sabido que Di-s está por arriba de todo el polvo de la tierra.
  4. Animales salvajes: La cuarta plaga, en la cual los animales salvajes destruyeron todo lo que se les aparecía en el camino, demostró que Di-s está por sobre todos los animales de la tierra.
  5. Pestilencia: A través de la enfermedad esparcida por todos los animales, fue sabido que Di-s controla todo el aire que respiramos.
  6. Sarpullido: El sarpullido en todo el cuerpo de los egipcios establecieron que Di-s puede causar que las personas sufran o sean curadas.
  7. Granizo de fuego y hielo:Esta plaga declaró que Di-s controla el elemento de fuego.
  8. Langostas: Cuando las langostas consumieron todos los cultivos, fue claro que Di-s controla toda la vegetación de la tierra.
  9. Oscuridad: Con la oscuridad que permaneció en los Egipcios por varios días, Di-s demostró que solo Él puede cambiar lo que se encuentra en el cielo.
  10. Muerte de los primogénitos: Con esta plaga se demostró que Di-s está por arriba de los ángeles y mundos espirituales.

¿Por qué los judíos untaban sangre en sus dinteles?

 

Al aproximarnos al momento culminante del Éxodo de Egipto e inmediatamente antes de la Plaga de los Primogénitos, nos encontramos con un mandato bastante extraño:

Habla a toda la comunidad de Israel y diles: «El día diez de este mes, cada uno tomará un cordero por cada casa paterna, un cordero por cada familia… Y tomarán de la sangre y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer… Yo pasaré por la tierra de Egipto esa noche y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así en los hombres como en los animales; y yo, el Señor, ejecutaré juicios sobre todos los dioses de Egipto.

Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estaréis; y yo veré la sangre y pasaré sobre vosotros, y no habrá plaga que os destruya cuando yo hiera la tierra de Egipto.

En la famosa orden de sacrificar un cordero en vísperas del Éxodo se encuentra la instrucción de tomar su sangre y marcarla en el dintel de la puerta. Si bien el texto brinda cierta explicación, quedan muchas preguntas pendientes. 

¿Qué era exactamente esa “señal”?

¿Exige Di-s un marcador físico para identificar los hogares judíos? ¿Y por qué sangre?

 

Era un marcador para el ángel destructor
Ibn Ezra explica que la sangre era una señal para garantizar que el ángel de la destrucción no entrara en los hogares judíos.

Dice que la sangre se colocaba en la entrada de las casas individuales dentro de cada patio. Las puertas del patio se mantenían cerradas para que los egipcios, que veían a las ovejas como deidades, no vieran la sangre y se enojaran porque los judíos habían sacrificado a sus dioses.  Por la misma razón, para evitar llamar la atención, la matanza se hacía después del anochecer. 

La sangre mostró la valentía de los judíos
Otros sugieren lo opuesto: la sangre fue colocada en el exterior específicamente para provocar a los egipcios.  Rabbeinu Bachye explica que esta es también la razón por la que se requería que el cordero fuera asado: para asegurar que su aroma se extendiera, dando a conocer ampliamente sus acciones.

Esta abierta muestra de lealtad a Di-s , incluso en medio de la idolatría generalizada de Egipto, fue lo que los hizo merecedores de la redención. Al rechazar con valentía las malas influencias que los rodeaban, demostraron su firme compromiso con Di-s y su disposición espiritual para la liberación. 

Significa vida
Rabbeinu Bachye cita un versículo del Levítico que dice que “la sangre es el alma”. La sangre, por lo tanto, simbolizaba tanto la muerte para los egipcios (en referencia a la plaga de los primogénitos) como la vida para los israelitas . Servía como señal de protección, indicando que el “destructor” no tenía permiso para dañar al pueblo judío. 

Los “Destructores” se sumaron al viaje
Luego, plantea una pregunta obvia.  Si la sangre protegió a los judíos del “destructor”, ¿esto implica que Di-s no llevó a cabo personalmente la Plaga de los Primogénitos, sino que la delegó en un ángel o una fuerza destructora?  Esto parece contradecir la lectura simple de los versículos y muchos comentarios de los sabios. 

Rabbeinu Bajie aclara que fue Di-s mismo quien mató a los primogénitos egipcios. Sin embargo, los momentos de destrucción inherentemente crean oportunidades para que actúen otras fuerzas destructivas. El “destructor” mencionado en el versículo no fue el ejecutor principal de la plaga, sino una fuerza destructiva atraída por el caos. La sangre sirvió para proteger los hogares judíos de estas fuerzas secundarias, asegurando que permanecieran intactos ante la destrucción más amplia. 

Simbolizaba la sangre depositada en el altar.
La sangre de los sacrificios del Templo se rociaba, untaba o derramaba sobre el altar. Para el sacrificio pascual, la sangre se recogía en una copa designada y se vertía en la base del altar. El Talmud señala que en Egipto, el dintel y los postes de la puerta servían como un símbolo del altar del Tabernáculo y, más tarde, del Templo. 

Era la Proto-Mezuzá
La Mejilta compara la protección de la sangre colocada en los postes de las puertas con la protección que ofrece colocar una mezuzá en el poste de la puerta.

¿No es este un argumento a fortiori ( kal vajomer )? Si acerca de la sangre del sacrificio pascual en Egipto, que era más liviana, era temporal, aplicable sólo en ese momento, no se observaba de día ni de noche y no se ordenaba para las generaciones futuras, se dijo: “Y Él no permitirá que el destructor [golpee]”, entonces, ¡Cuánto más con la mezuzá , que es más estricta! Contiene diez nombres divinos únicos, se observa de día y de noche y es un mandamiento para todas las generaciones. ¡Más aún porque “Él no permitirá que el destructor” entre! 

Mostró el amor esencial de Di-s
El Rebe explica que la plaga de los primogénitos surgió de un nivel de divinidad que estaba más allá de los límites del orden natural, lo que refleja la esencia de Di-s que trasciende el juicio y la lógica. Desde esta perspectiva, el argumento de que los judíos no eran dignos de ser redimidos, debido a su bajo nivel espiritual, no tiene importancia. Esta revelación destacó el amor ilimitado de Di-s por el pueblo judío, un amor que desafía las acusaciones o comparaciones racionales.

Sin embargo, para canalizar este amor trascendente al ámbito físico, los judíos necesitaban tomar medidas. Marcaban los postes de sus puertas con la sangre de la ofrenda de Pésaj (que también simbolizaba la sangre de la circuncisión), actos que demostraban un compromiso suprarracional con Di-s. Estos signos simbolizaban su participación activa en la atracción del amor infinito de Di-s, transformándolo en protección tangible y allanando el camino para su redención. 

La sangre transformó el hogar en un templo en miniatura
Estos hechos ocurrieron en el momento del nacimiento de la nación judía. Por eso, explica el Rebe , era necesario enfatizar el fin último del servicio Divino del pueblo judío: cumplir el mandamiento “Yo habitaré entre ellos”  —específicamente dentro de cada judío— hasta el punto de que su hogar se convierta en un lugar donde la Presencia Divina pueda reposar.

Por eso, cada familia debía sacrificar su propio cordero dentro de su casa y colocar la sangre en el marco de la puerta. Al cumplir las mitzvot asociadas con ofrecer un sacrificio en su propio espacio, transformaban sus hogares en un microcosmos del Templo.

Sin embargo, en las generaciones futuras, el sacrificio de Pésaj sólo podía llevarse a cabo en el Tabernáculo o Templo, donde la Presencia Divina se revelaba abiertamente. Ofrecer el sacrificio fuera de estos espacios santificados está prohibido. Esto se debe a que el Tabernáculo o Templo encarnaba el cumplimiento de “Yo habitaré entre ellos”, canalizando la Presencia Divina hacia el servicio colectivo del pueblo judío. Sin embargo, antes de la Entrega de la Torá y la construcción del Tabernáculo, el énfasis estaba puesto en actualizar el “Yo habitaré entre ellos” dentro de cada individuo, transformando sus hogares en santuarios para la presencia de Di-s. 

Fuente

Parashá en sintensis: Vaerá

La política del Faraón de Egipto cambió luego de la muerte de los hijos de Iaakov: los judíos se fueron asimilando al medio ambiente egipcio, perdiendo el respeto por sí mismos y, a la vez, su identidad. La única tribu que no se asimiló, siguió circuncidando a sus hijos y no obedeció el decreto de trabajos forzados fue la tribu de Levi, que además permaneció en la región de Goshen, donde vivían los judíos en tiempos de Yosef.

Amram y Yojevet, ambos de la tribu de Levi, tuvieron tres hijos: Aharón, Miriam y Moshé.

Amram es uno de los cuatro tzadikim o justos que mueren sin haber pecado. Los otros tres

fueron: Biniamín, hijo de Iaakov; Yishai, padre de David y Kilav, hijo de David con Avigail.

Moshé, al igual que Iaakov y Iosef, nace circuncidado, característica ésta propia de los

tzadikim (hombres piadosos). 

El nombre que recibe Moshé de sus padres es Yekutiel; sin embargo, en la Torá se le nombra como Moshé (nombre que le puso la hija del Faraón por sugerencia de Yojevet).

Después de que Moshé es dejado en el Nilo, cesa el edicto de matar a los recién nacidos judíos, por cuanto los astrólogos avisan al Faraón que el Redentor de Israel había sido echado al río. 

Moshé se destacó por su alto sentido de justicia, su humildad y la empatía que tenía con su pueblo. Fue uno de los 48 profetas más notables y poseyó el nivel más alto de profecía, pues Di-s le habló “cara a cara”.

Di-s se le apareció por primera vez a Moisés, desde la zarza ardiente – arbusto que ardía y no se consumía por el fuego – para decirle que hablara con el Faraón, a fin de que dejara salir de Egipto al Pueblo Judío. Este arbusto no estaba ubicado en el Monte Sinaí.

La zarza ardiente nos enseña que la Presencia Divina está en todas partes, aún en las cosas más insignificantes, y además, que el Pueblo Judío no será nunca devorado por el fuego (enemigos), ni durante el exilio de Egipto, ni en los siguientes. 

En Midian, Moisés se casa a los setenta y siete años de edad con Zipora, hija de Yitró y tiene con ella dos hijos: Guershon, cuyo nombre deriva de guer (extraño fui en tierras de idólatras) y Eliezer. 

Di-s se le aparece a moshé y le dice que anuncie al Pueblo Judío su redención. 

Di-s en esta ocasión se aparece con Su nombre trascendente, formado por las cuatro letras: yud, kei, vav, kei, indicando que la salida de Egipto es parte del Plan Divino general. 

En el resto de la Parashá se describen las siete primeras plagas que mandó Di-s a Egipto para que el Faraón dejara salir a los judíos. Estas plagas fueron: sangre, ranas, piojos, bestias feroces, pestes, sarna, granizo. Las plagas invadieron todo el país, menos la región de Goshen.

Las tres primeras plagas fueron ejecutadas por Aharón y no por Moshé, ya que éste sentía especial gratitud por las aguas del Niño, que habían participado en su salvación. Ello nos demuestra la importancia de la gratitud como uno de los pilares de la sociedad: debemos conservarla no obstante el paso del tiempo y las circunstancias. 

La primera plaga, “sangre”, estuvo dirigida contra una de las características reinantes en Egipto, que era la frialdad e indiferencias frente a Di-s, simbolizada por las frías aguas del río Nilo, que los egipcios adoraban como un dios. 

El primer paso hacia la libertad fue atacar “las aguas del río”, la frialdad mortal, y convertirlas en “sangre”, que representa la calidez, la vitalidad y la santidad. 

El mensaje para nuestros días es que debemos combatir la frialdad, la indiferencia y la apatía hacia nuestro judaísmo.

Maimónides: su vida y sus obras

Por Yehuda Shurpin

El rabino Moshe ben Maimon (1138-1204), más conocido como Maimónides o Rambam , es una de las figuras más notables de la historia. Si bien se lo celebra principalmente por sus obras pioneras en derecho y filosofía judía, entre ellas Mishné Torá y Guía para los perplejos , su papel como médico moldeó gran parte de su vida adulta. Y, sin embargo, llegó a la medicina por una tragedia, más que por elección.

En un principio, Maimónides se dedicó por completo al estudio de la Torá después de que su familia se estableciera en Egipto. Su hermano menor, David, lo apoyaba económicamente, administrando los ahorros de la familia mediante el comercio. Sin embargo, el destino dio un giro cruel cuando David buscó una prosperidad mayor que la del puerto sudanés de Aydhab, adonde lo había enviado su familia, e intentó un ambicioso viaje comercial a la India. Trágicamente, se ahogó en el mar en su camino a la India entre 1169 y 1177, sin llegar nunca a su destino.

Esta pérdida, que se produjo poco después de la muerte de su padre, devastó a Maimónides. En una carta descubierta en la Geniza de El Cairo, la describió como la mayor tragedia de su vida, que lo dejó postrado en cama durante un año a causa de la enfermedad y la depresión. El impacto emocional y financiero fue severo: ahora necesitaba mantener a su propia familia y a la de su hermano. Esta crisis llevó a Maimónides a dedicarse profesionalmente a la medicina.

La experiencia médica de Maimónides ganó reconocimiento rápidamente. Fue nombrado médico de la corte del visir al-Fadil, que gobernaba Egipto mientras el sultán Saladino luchaba en las Cruzadas. Su reputación se volvió tan impresionante que, según la leyenda, Ricardo Corazón de León de Inglaterra lo invitó a convertirse en su médico personal, una oferta que Maimónides rechazó. 

Más tarde sirvió como médico del propio Saladino y, después de la muerte de este en 1193, de su hijo al-Afdal Nur al Din Ali.

Contribuciones a la medicina

Mientras se ocupaba de esta exigente práctica, Maimónides escribió diez tratados médicos influyentes. Entre sus obras más importantes se incluyen:

Aforismos médicos de Moisés (Pirkei Moshe) , la mayor de sus obras médicas, recopila 1.500 aforismos de fuentes greco-persas, que abarcan temas como la anatomía, la patología, el diagnóstico y la terapéutica.

El Tratado sobre los venenos y sus antídotos sirvió como un libro de texto de toxicología ampliamente utilizado en la Edad Media, ofreciendo consejos prácticos para identificar y tratar los envenenamientos.

El Régimen de Salud (Regimen Sanitatis) , escrito para el Sultán al-Malik al-Afdal, enfatizó la medicina preventiva y la integración de la salud mental y física, convirtiéndolo en un trabajo pionero en la medicina psicosomática.

El Comentario a los Aforismos de Hipócrates analiza críticamente las enseñanzas de Hipócrates y Galeno, añadiendo las ideas y críticas de Maimónides.

Tratado sobre el asma que ofrece un análisis detallado del tratamiento del asma, centrándose en el papel del clima, la dieta y los factores ambientales. Es muy valorado por sus consejos prácticos de salud y sus reflexiones sobre la importancia del aire limpio, un concepto vanguardista.

Sabiduría médica atemporal


“Mantener un cuerpo sano y fuerte es uno de los caminos de Di-s, pues uno no puede entender ni tener conocimiento alguno del Creador si está enfermo; por lo tanto, debe evitar aquello que daña el cuerpo y acostumbrarse a aquello que es saludable y ayuda al cuerpo a fortalecerse.” (Hiljot Deiot 4:1)

“…Cuanto más experta es una persona en esa ciencia, más precisa es su investigación.

“Se convierte en: “Surgen en él dudas y preguntas difíciles; se vuelve deliberado en su investigación y vacilante en algunas de sus respuestas. Cuanto menos sabe una persona, más considera todo lo que es difícil como fácil y considera todo lo que está lejos como cercano. Una persona así hace muchos comentarios sin sentido y pretenciosos y da respuestas sin sentido rápidamente a lo que no entiende…” (Tratado sobre el asma, cap. 13) 4

“El médico no debe tratar la enfermedad sino al paciente que la padece.” (Aforismos médicos de Moisés, Aforismo 3:7)

“El hombre debe procurar siempre mantener un cuerpo sano y evitar todo aquello que le provoque enfermedades.” (Régimen de salud, Capítulo 1)

“La salud del cuerpo depende de la salud del alma.” (Régimen de Salud, Capítulo 3)

“El médico debe buscar constantemente la sabiduría y no avergonzarse de aprender de nadie.” (Aforismos médicos de Moisés, Aforismo 9:6)

“El aire puro es la regla más importante para preservar la salud del cuerpo y del alma.” (Tratado sobre el asma, capítulo 13)

“El exceso en la comida, la bebida y el sueño es causa de enfermedad, mientras que la moderación en estos aspectos es la piedra angular de la salud.” (Aforismos médicos de Moisés, Aforismo 12:5)

“El médico debe cuidar tanto de los pobres como de los ricos, dedicarse a la curación de los enfermos y no centrarse en el beneficio material.” (Tratado sobre los venenos y sus antídotos)

“El cuerpo humano es como un instrumento bien afinado; incluso un pequeño desajuste puede alterar su funcionamiento.” (Aforismos médicos de Moisés, Aforismo 4:12)

Cómo cuidar el cuerpo según Maimónides

Muchas de estas leyes que aparecen a continuación fueron tomadas de los escritos Jurídicos de Maimónides. 

No obstante, numerosos Legisladores posteriores (Maguén Abraham 173:1 ) sostienen que la naturaleza física ha cambiado desde entonces, por lo que algunos de los principios mencionados ya no son de aplicación práctica.

1

Es parte integral del servicio a HaShem que el cuerpo esté sano y completo, – ya que es imposible que el ser humano llegue al entendimiento del Creador mientras esté enfermo – por lo tanto, la persona debe alejarse de todas aquellas cosas que causen daños a su cuerpo, y comportarse por ende según normas que lo mantengan sano o que lo curen.

Estas normas son las siguientes: se debe comer únicamente cuando se esté hambriento (*), y se debe beber únicamente cuando se esté sediento, no es saludable contenerse de la eliminación de residuos incluso un tiempo breve, sino que cada vez que necesite orinar o evacuar deberá hacerlo inmediatamente.

(*) En el libro “Hanhagat Habriut” (I, 4) Rambam da una explicación científica para esta conducta: “Es recomendable para la salud que la persona no coma después de haber comido, y solo consuma alimentos después cuando esté realmente hambriento, estando el estómago limpio, de manera tal que pueda su saliva llegar a la boca, así el alimento le será de utilidad. Del mismo modo el hombre no debe beber agua sino hasta estar realmente sediento, o sea al estar hambriento o sediento, debe esperar un poco, ya que a veces el hambre o la sed no son reales, siendo la causa de estas sensaciones cierto flujo dañino que se encuentra en la boca del estómago.”

2

No es conveniente comer hasta la saciedad, sino que es apropiado reducir un cuarto antes de satisfacerse por completo. No se ha de beber agua dentro de una comida, sino en cantidad mínima y preferentemente mezclada con vino. 

Cuando comience el alimento a ser digerido en sus intestinos, entonces beba lo necesario cuidando de no exagerar el consumo de agua incluso después de la digestión. Antes de comenzar a comer se debe evacuar todos los residuos de manera tal que no deba hacerlo dentro de la comida. 

Es apropiado hacer algún tipo de ejercicio antes de comer, de manera tal que su cuerpo esté temperado (se puede también realizar algún trabajo o alguna otra actividad física que lo canse). La regla sobre el tema es la siguiente: conviene esforzar al cuerpo y agotarlo cada día hasta que se tempere, luego deberá descansar un poco hasta estar reposado y entonces consumir alimentos. Si acostumbra bañarse con agua caliente después de los ejercicios físicos es óptimo, si así hace debe descansar un poco y después consumir alimentos.

3

Cuando la persona consuma alimentos debe permanecer sentado en un lugar fijo o inclinado levemente a la izquierda, que no camine ni cabalgue ni se esfuerce físicamente, ni conmueva su cuerpo ni pasee hasta que se digiera el alimento consumido. La persona que se esfuerza físicamente o que pasea después de haber consumido alimentos causa a sí mismo enfermedades difíciles.

4

El día y la noche suman veinticuatro horas. Al ser humano le es suficiente dormir un tercio de ellas, es decir ocho horas; siendo conveniente que sean al final de la noche, para que estas ocho horas vayan desde el comienzo de su dormir hasta antes de la salida del sol – resulta entonces que se levantará por la mañana antes de la aurora.

5

La persona no debe dormir sobre su rostro ni sobre sobre su espalda sino sobre su costado, siendo recomendable que al comienzo de la noche sea el costado izquierdo y al final de la noche sea el costado derecho. No es saludable dormir inmediatamente después de haber comido, sino que debe aguardar después de haber consumido alimentos unas tres o cuatro horas. Tampoco es recomendable dormir de día.

6

 Los alimentos que suelen ablandar el estómago como por ejemplo: uvas, higos, fresas, peras, sandías, todo tipo de zapallitos, y de melones se deben consumir en primer lugar, antes de la comida; no mezclándolas con la comida, sino que debe esperar un poco, hasta que bajen del estómago superior, y entonces consumir otros alimentos. Los alimentos que suelen endurecer el estómago como por ejemplo: granadas, membrillos, manzanas, peras crustumenias, se deben consumir inmediatamente después de comer, aunque es conveniente no consumirlas en demasía.

7

Cuando la persona quiera consumir carne de pollo y de animales juntas – es recomendable consumir primero la carne de pollo y luego la de animal; así también al comer huevos y carne de pollo – debe comer primero los huevos. Cuando ha de consumir carne de vacuno y carne de ovejas o chivos, es recomendable comer primero la carne de ovejas o chivos. La regla a seguir es siempre adelantar el consumo de alimentos ligeros antes de consumir alimentos pesados.

8

Durante las épocas de calor es conveniente comer alimentos fríos y no exagerar en el consumo de condimentos, siendo apropiado consumir vinagre. En cambio, en las épocas de lluvias (frío) se recomienda consumir alimentos calientes y muchos condimentos, no siendo apropiado consumir demasiada mostaza ni asafétida. Según estas normas es apropiado conducirse en lugares fríos y en lugares cálidos, en cada lugar según lo apropiado a su clima.

9

Hay alimentos que son totalmente nocivos y por ende es conveniente al hombre alejarse de ellos, por ejemplo: los peces grandes, los peces salados ya viejos, el queso salado ya viejo, las setas y hongos, junto con la carne salada ya vieja, y el vino casero o de su lagar (que la borra todavía está mezclada con el líquido, hasta los cuarenta días se denomina “vino casero o de su lagar” Cf. Eduyiot 6:1. N del T.); también es perjudicial un guiso abandonado hasta que hede. Así todo alimento que hede o cuyo gusto es muy amargo, es para el cuerpo como veneno.

Hay alimentos que también son perjudiciales, pero no en la medida de los anteriores, por lo tanto es conveniente consumir sólo un poco de ellos en lapsos de tiempo distantes. Por ende no se debe acostumbrar a consumirlos frecuentemente ni tampoco como acompañamiento de sus alimentos habituales: nos referimos a peces grandes, queso, leche que reposo veinticuatro horas después de haber sido ordeñada, la carne de toros ya mayores o de machos cabríos ya mayores; del mismo no son recomendables las habas, las lentejas, los frijoles, el pan de cebada y el pan ácimo, el repollo crudo (el repollo cocido los sabios lo cuentan entre los vegetales que curan. Cf. Abodá Zará 19a. N del T.), el cilantro, las cebollas, los ajos, la mostaza y los rabanitos – todos ellos son alimentos perniciosos. Como ya aconsejamos no es conveniente que la persona los consuma sino en cantidades mínimas y en épocas de frío; no obstante, en épocas de calor que no los consuma en lo absoluto. Las habas y las lentejas no son recomendables para el consumo ni en épocas de frío ni en épocas de calor. Los zapallos, por otro lado, deben ser consumidos durante climas calurosos.

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 Existen ciertos alimentos cuyo grado de perjuicio es menor que el de los anteriores, como por ejemplo: los patos, los pichones, los dátiles, el pan hecho con granos tostados con aceite o pan que fue amasado con aceite; así también la sémola que fue muy bien tamizada hasta que no quedó ni el olor de la gluma, el jugo de alimentos salados o en escabeche, la gelatina de pescados en escabeche – por lo tanto no es recomendable consumir estos alimentos en demasía. El hombre que sea sabio y tenga control sobre sus inclinaciones, no deberá dejarse arrastrar por sus apetitos y evitar estos alimentos mencionados, salvo en casos imperativos de curación – esta persona se define como un hombre de temple.

11

La persona debe abstenerse de consumir frutas de árboles, evitándolas incluso cuando estén secas, y obviamente cuando estén frescas; éstas antes de haber madurado son como espadas para el cuerpo. Así los membrillos son muy nocivos siempre; todas las frutas agrias son perjudiciales y no se debe consumir sino un mínimo en épocas de calor en lugares cálidos. Los hijos, las uvas y las almendras son alimentos favorables siempre: ya sea frescos o secos, por ende el hombre los puede consumir siempre según lo que necesite, aunque debe procurar hacer frecuente su consumo, a pesar de ser los mejores frutos de todos los árboles.

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La miel y el vino son perjudicial para los niños y benéfica para los ancianos, más aún en climas fríos, siendo este alimento, por otro lado, lo que la persona debe consumir en épocas de calor, cuidando de consumir dos terceras partes más de lo que se consume en épocas frías.

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La persona debe cuidarse de mantener sus intestinos constantemente limpios, de manera tal que sus evacuaciones sean un tanto líquidas. Esto es una norma dentro de la medicina: el abstenerse de evacuar o el evacuar dificultosamente son causante de enfermedades. ¿Cómo se puede curar el intestino si se ha esforzado mucho? Si se trata de una persona joven, debe comer temprano por la mañana alimentos salados, escalfados, untados en aceite de olivas o salmuera o en sal sin pan; o que beba el agua en el cual fueron hervidas espinacas, o que consuma repollo en aceite de olivas o salmuera o sal. Si se trata de una persona mayor es recomendable que beba miel en agua caliente por la mañana, luego que aguarde unas cuatro horas y después que coma. Es conveniente realizar esto por un día o tres o cuatro, si lo necesita, hasta que se mejore.

14

 Con respecto a la salud del cuerpo se ha enseñado otra regla: todo el tiempo que una persona hace ejercicios y se esfuerza mucho y no come hasta saciarse, manteniendo sus intestinos limpios – de seguro que no ha de enfermarse sino que por el contrario se fortalece físicamente, incluso que consuma alimentos no saludables.

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Toda persona que se mantiene en reposo y no hace ejercicios, o aquel que retrasa sus evacuaciones, o aquel que tiene sus intestinos no limpios, incluso que consuma solo alimentos saludables y se cuida según las normas de la medicina – de seguro que sufrirá constantemente de dolores y su fuerza física disminuirá.

Comer hasta la saciedad para el cuerpo humano es nefasto, como veneno, siendo el principio de todas las enfermedades. De tal modo, la mayoría de las enfermedades que sobrevienen sobre la persona son causadas por alimentos no saludables, o por comer exageradamente siendo el consumo hasta la saciedad nocivo, incluso que sea de alimentos saludables. Esto es lo que declara Shlomó: “La persona que cuida su boca y su lengua, sin lugar a dudas que resguarda su alma de dolores” (Mishley 21:23).

Es decir, al cuidar la boca de consumir alimentos no saludables o de comer hasta la saciedad, y la lengua de hablar solo lo necesario, la persona se mantendrá protegida.

Una identidad transformada

PEQUEÑOS PROFETAS

La vida se había complicado para los hijos de Israel en Egipto. Cada día traía consigo un nuevo decreto del Rey Paró, haciéndoles la vida miserable a los Hebreos. Pero había por lo menos una familia que le daba esperanzas a los demás. Era la familia de Amram, el hijo de Kehot y bisnieto de Iaakov. Él y su esposa Iojeved, tenían dos hijos pequeños, Miriam y Aharón.

Un día, Miriam comenzó a aplaudir y dar vueltas por toda su casa diciendo: “Voy a tener un hermanito que salvará a nuestro pueblo de las manos de los Egipcios”.

Las palabras de Miriam pronto se hicieron realidad.

El séptimo día de Adar, Amram y Iojeved tuvieron un hijo varón, el cual inmediatamente llenó de luz el hogar. Las nubes se despejaron y el sol brilló más que nunca. Amram se acercó a su pequeña hija y la besó diciéndole: “Mi querida hija, ahora veo que tenías razón. Tu pequeño hermano no es un bebé común. Él va a ser nuestra salvación”.

Por tres meses, los alegres padres escondieron al bebé de los oficiales de Paró, quienes iban de casa en casa buscando bebés judíos para tirarlos al río. Al final de los tres meses, los oficiales comenzaron a buscar en la casa de Amram, y él, junto con Iojeved, sabían que no podían esconderlo por mucho tiempo más. Entonces Iojeved dijo: “No puedo proteger más a mi bebé, sólo Di-s puede hacerlo. Voy a dejarlo en Sus manos”.

Diciendo esto, Iojeved hizo un pequeño cesto de hierba y lo cubrió con brea por fuera para que resista el agua. “Haz que mi bebé no sufra el olor a brea”, dijo, es por eso que no le puso brea por dentro. Luego puso al bebé en el cesto, lo llevó a Río Nilo y lo escondió entre los juncos.

EL FATÍDICO DÍA

Con lágrimas en los ojos, volvió a casa. La pequeña Miriam permaneció cerca del río para ver qué le podría pasar a su hermano.

En ese preciso momento, los Ángeles se reunieron ante Di-s suplicándole por el pequeño bebé. “Oh Di-s”, dijeron, “Tú has prometido que llegaría el día cuando los hijos de Israel serían liberados de Egipto, y dada tu sagrada Torá eso sería el sexto día de Siván. Hoy es ese día, ¿dejarás que este niño tenga hambre y esté expuesto en las aguas del Nilo?”

Inmediatamente, Di-s ordenó al sol que brillara fuertemente, provocando que todas las mujeres y niños Egipcios vayan al río Nilo a refrescarse.

La princesa Batia, hija del Rey Paró, llamó a sus sirvientas, quienes también fueron a bañarse al río.

De pronto, la princesa notó un pequeño cesto en los juncos del río. Envió a una de sus sirvientas para que lo recogiera, pero la malvada dijo: “¿Para qué molestarse, princesa, con un pequeño cesto que seguramente hay un bebé Judío escondido? ¿Acaso nuestro rey no ordenó que todos los bebés sean arrojados al río sin lástima?

La princesa había perdido el uso de sus brazos por una enfermedad, y pensó: “Si sólo pudiera usar mis mandos, podría agarrar el cesto yo misma”. En ese preciso momento, aquél pensamiento provocó que algo extraordinario ocurriese. De pronto pudo sentir que sus manos estaban fuertes nuevamente. La princesa se acercó hasta los juncos y tomó el pequeño cesto con sus propias manos.

Cuando lo abrió, encontró un pequeño bebé con una cara iluminada, que brillaba como el sol. La princesa tuvo lástima de él y dijo: “Seguramente es uno de los infortunados bebés judíos. No seré tan malvada como mi padre, yo lo salvaré”.

EN LOS BRAZOS DE SU MAMÁ

La princesa le ordenó a una de sus sirvientas egipcias que lo alimentara, pero en el momento en el que la señora lo agarró, comenzó a llorar y se rehusó a ser alimentado. La princesa le ordenó a otra sirvienta que lo hiciera, pero nuevamente no pudo.

En ese mismo momento, Miriam se encontraba a muy poca distancia de allí, mirando atentamente todo lo que estaba pasando con su hermano, sin decir una palabra. Cuando escuchó a su pequeño hermano llorar, se acercó y le dijo a la princesa: “¿Llamo a alguien para que alimente al niño?”

“Por favor, hazlo”, dijo la princesa, “y te recompensaré”.

Miriam volvió a su casa, y le dijo a la mamá todo lo que había pasado en el río. “¡Rápido madre” dijo, “la princesa está esperando, el bebé tiene hambre!”.

Iojeved corrió hasta el río, y a penas sostuvo al bebé en brazos, este paró de llorar y comenzó a sonreír. La princesa también comenzó a sonreír, y le dijo a Iojeved: “Te pagaré dos shekels cada día si le das de comer a este bebé por mi”.

“Estaré sumamente contenta de hacerlo”, dijo Iojeved.

“Bien, te confío al bebé por dos años” dijo la princesa, “pero recuerda que al final de los dos años, deberás traerlo al palacio, sano y salvo”

“Será el niño de mis ojos”, dijo Iojeved, y si lo llevó a su casa.

LOS SIETE NOMBRES

Iojeved cumplió con su promesa, y al final de los dos años, le llevó el bebé a la princesa. Batia estaba contenta de verlo. Nunca antes había visto a un niño tan lindo.

“¿Cómo lo llamas?”, le preguntó Batia.

“Le dimos seis nombres” dijo la mamá. “Jered, Javer, Yekutiel, Avigdor, Avi-Sojo y Avi-Zonoaj”

“Le daré un séptimo nombre” dijo Batia. “Lo llamaré Moshé, porque lo saqué del agua”.

Di-s dijo: “Debido a que Batia fue tan amable y misericordiosa, el niño será llamado por el nombre dado por ella”.

Desde ese día, Moshe se quedó en el palacio, y la princesa lo amaba tratándolo como si fuera su propio hijo. Cada uno que venía al palacio y veía a Moshe, admiraba su inusual belleza y buenos modales. Incluso el malvado Paró lo amaba y jugaba con él.

Por: Nissan Minde