Parashá en síntesis: Tzav

Las ofrendas descritas en esta Parashá son aquellas que tenían que ofrecer especialmente los Cohanim o Sacerdotes, y por eso comienza la Parashá cuando Di.s le dice a Moshe “Ordena a Aharón y a sus hijos …”

Estas ofrendas o sacrificios eran para expiar el pecado del becerro de oro, ocurrido antes de la construcción del Mishkán o Santuario, y en el cual había participado Aharón.

El Cohen Gadol o Sumo Sacerdote tenía la obligación de ofrendar un sacrificio diario, de sus propios recursos, lo cual nos enseña que primero tiene que mejorarse uno mismo para después poder guiar a los demás. 

El cohen pedía perdón a Di-s por los pecados cometidos por el pueblo, pero del mismo modo tenía que pedir primero perdón a sus propios actos. 

El sacrificio del Sacerdote incentivaba al resto del pueblo a presentar sus ofrendas sin avergonzarse por sus pecados. 

La ofrenda del Cohen estaba compuesta por aceite y harina, igual que las ofrendas traídas por aquellos que tienen recursos escasos a fin de que estos no se avergonzaran.

La ofrenda de agradecimiento, Hashlamei Todá, era presentada por aquellas personas que se habían salvado de un peligro. En la actualidad se reemplaza por Birkat Hagomel, bendición que se hace durante la lectura de la Torá. Está escrito que en el futuro serán eliminadas todas las ofrendas, menos la de agradecimiento ya que el hombre dejará de pecar, pero deberá seguir agradeciendo por su buena fortuna.

Se prohíbe comer la grasa animal que no haya pasado por el proceso de Nikur (limpieza de las grasas prohibidas).

En el judaísmo no se permite el consumo de sangre animal, ya que se considera que ésta es la esencia de la vida. La importancia del desarrollo de las cualidades de la sensibilidad, bondad y compasión, innatas en cada judío hacen que exista la prohibición.

Lo físico actúa sobre la esencia espiritual de la persona, influyendo en su desarrollo. La interrelación entre cuerpo y alma se hace perceptible en las llamadas enfermedades psicosomáticas, ya que el estado de ánimo influye sobre el organismo, causándole una enfermedad física y a la inversa, cuando el malestar físico provoca cambios en el estado de ánimo. 

El alimento se convierte en carne y sangre de la persona que lo ingiere. El pueblo judío fue privilegiado, porque Di-s le reveló que en los alimentos prohibidos existe una fuerza negativa que se ejerce sobre el alma espiritual y por eso le ordenó evitar su ingestión.

Pesaj es la primera de las fiestas de peregrinaje; las otras dos, Shavuot y Sucot, son consecuencia y continuación de esta. 

La primera vez que se hizo el sacrificio de Pesaj (Korbán Pésaj) fue cuando Di-s ordenó al Pueblo Judío tomar un carnero – que era una deidad en Egipto – , tenerlo en sus casas desde el 10 al 14 de Nisán y sacrificarlo luego. La idea era que manifestaran públicamente su fe en un Di-s único, negando la idolatría públicamente. 

Más tarde, al existir el Beit Hamikdash, de todas partes del país y del mundo llegaban los judíos para ofrendar el sacrificio pascual que solo puede hacerse en el templo, en el lugar más santo de la tierra, Jerusalem. 

En el seder de pesaj se rememora esa ofrenda con el zroá, cuello o ala de pollo asado directamente al fuego, que se coloca en la Keará (Plato de Pesaj), siendo el único de los elementos que no se come.

La cocina y el horno para Pésaj

Kasherizar la cocina

Para Kasherizar la cocina, la forma más práctica y fácil es la de encender el horno junto con las hornallas, cubrirlas con una chapa (como la de Shabat) y dejarlas encendidas por el lapso de una hora. Kasherizamos la mesada y las piletas de la cocina:

Con las piletas debemos antes echar algún producto que limpie las cañerías. Luego tomamos una pava que ya este Kasher de Pésaj, la llenamos con agua y una vez que hirvió arrojamos el agua sobre las piletas y pasamos inmediatamente una plancha que esté ya caliente (debemos tener presente desenchufar la plancha en el momento que la usamos). 

Este procedimiento se hace de a partes ya que cuando la plancha se enfría debemos calentarla nuevamente y continuar con las áreas que faltan.

También se pueden llenar las piletas de agua recién hervida y arrojar un ladrillo o similar que ya haya estado sobre el fuego, para que lleve al agua a punto de ebullición. Este mismo procedimiento (de pasar la plancha luego del agua hirviendo) se puede emplear también para Kasherizar la mesada.

 

Heladera para Pesaj: Descongelarla y luego limpiarla a fondo. Los placares y estantes donde estuvo almacenado Jametz durante el año deben ser limpiados con detenimiento.

Kitniot: Los sabios judíos de la Edad Media establecieron la prohibición de comer legumbres (kitniot) en Pésaj, porque como su textura es similar a la del jametz —incluso se puede hacer pan con su harina— la gente podría asumir, por ejemplo, que si en Pésaj se puede comer pan de maíz, también se puede comer pan de trigo o de centeno.La prohibición aplica sólo al consumo de kitiniot; pero no existe obligación de destruir o vender productos de kitniot antes de Pésaj. 

Esta prohibición incluye el arroz, los frijoles y el maíz. La norma fue aceptada por unanimidad entre los judíos askenazíes; sin embargo, muchos judíos sefaradíes continúan comiendo kitniot en Pésaj. 

Está escrito en la Torá (Shemot 12:20) “Todo leudado (en Pesaj) no comerás” 

Con esta orden la Torá nos prohíbe el consumo de Jametz proveniente de las cinco clases de cereales; trigo, cebada, centeno, avena y espelta. Cualquier otra semilla no puede convertirse en Jametz. No obstante, los Sabios de las comunidades Ashkenazim (aprox. siglo XIV), prohibieron el consumo de arroz y legumbres en Pesaj.

En lo que respecta a la venta del Jametz, no hacen falta incluirlos y pueden ser tenidos en el hogar. El motivo de esta prohibición radica en el hecho de que con sus derivados se producen alimentos similares a los de los cereales y al ser tan parecidos, la gente podría confundirlos. A modo de ejemplo, existen panes a base de harina de arroz o maíz y similares.

El mes de Nisan

Nisán (o Nisán ), el primer mes del calendario judío (según la Torá ), coincide con marzo-abril del calendario civil. La Torá lo llama jodesh ha-aviv , el mes de la primavera, ya que marca el inicio de los meses de primavera.

El primer día de Nisán del año 2448 desde la creación (1313 a. C.), dos semanas antes del ÉxodoDi-s le mostró a Moisés la luna nueva creciente, instruyéndole sobre la configuración del calendario judío y la mitzvá de santificar el nuevo mes. «Este mes será para vosotros cabeza de los meses, el primero de los meses del año» ( Éxodo 12:2) . 

Esto marcó el comienzo del primer mes judío y el inicio del calendario lunar que los judíos han seguido desde entonces. Fue la primera mitzvá («mandamiento») dada a la recién nacida nación de Israel, incluso antes del éxodo de Egipto.

En este mes celebramos la festividad de Pésaj , de ocho días de duración, del 15 al 22 de Nisán. 

Conmemora la milagrosa redención del pueblo judío de la esclavitud en Egipto y el nacimiento de la nación judía.

Celebramos el aniversario del Éxodo cada año eliminando toda levadura de nuestras posesiones durante esta semana, comiendo matzá y contando la historia de la redención a nuestros hijos. Al seguir los rituales de Pésaj, podemos revivir y experimentar la verdadera libertad espiritual que alcanzaron nuestros antepasados.

Contando Sefirá
Pasaron siete semanas (49 días) desde que el pueblo judío salió de Egipto hasta que recibió la Torá de Di-s al pie del Monte Sinaí, que hoy se celebra como la festividad de Shavuot . Se explica que los 49 días que conectan Pésaj con Shavuot corresponden a los 49 impulsos y rasgos del corazón humano. Cada día se vio el refinamiento de una de estas sefirot (rasgos), acercando al pueblo de Israel un paso más a la perfección espiritual. Cada año, recorrimos este viaje interior con nuestro ” conteo del Ómer “. A partir de la segunda noche de Pésaj, contamos los días y las semanas hasta la festividad de Shavuot, el “Festival de las Semanas”.

Si se ve un árbol frutal en ciernes durante el mes de Nisán, se debe decir una bendición especial: 
«Bendito seas… Quien no ha hecho que falte nada en su mundo, y ha creado en él criaturas y árboles hermosos para complacer a la humanidad». 
Muchas personas visitan jardines botánicos durante esta época para aprovechar la oportunidad de observar esta hermosa mitzvá .

Vaikra – Todo a causa de una Alef

“Y llamó a Moshé” (VAikRá 1:1)

 

Hashem se reveló tanto a judíos como a gentiles. También entre las naciones del mundo surgieron profetas en los que se posó el espíritu de Di-s. Sin embargo, la diferencia abismal entre los profetas de Israel a los profetas del mundo, la vemos de inmediato en la apertura del libro de Vaikrá.

Moshé Rabeinu, el más grande de los profetas de Israel, se hizo merecedor de una profecía descripta por las palabras  “Y llamó- Vaikrá- a Moshé”. En contraposición, Bilam- el más grande de los profetas gentiles- profetizó cuando Di-s se le reveló de una manera diferente: 

“y Di-s estuvo de paso- vaikar- con Bilam”

Rashi explica la diferencia:  “A todos los mandatos les precedió un llamado, una expresión de amor, un lenguaje con el   que   se   manejan   los   ángeles”, como está escrito: y llamó este al otro. Pero a los profetas de las naciones se les reveló con un lenguaje circunstancial y de impureza, como está escrito: y Di-s estuvo de paso con  ‘Bilam’.

 

EL SÍMBOLO DE LA UNIÓN

Estos dos términos  ‘vaikrá’ y  ‘vaikar’ son muy similares, y la única diferencia en su escritura es que vaikrá’ posee una letra  ‘alef’ adicional. Esta sola letra genera el cambio abismal- de una terminología que implica circunstancialidad e impureza a una de amor, dedicación y santidad.

La letra  ‘Alef’ alude al  “Alufó shel Olam”,   el   gobernante   del   Universo-Hashem. También su valor numérico es eluno, y con ello representa la unidad absoluto de la Divinidad. Resulta entonces que el término  ‘vaikrá’  refleja el vínculo entre el judío y Di-s en un nivel de unión total, donde no hay- Di-s libre- dos entidades independientes. En contraposición a ello, ‘vaikar’ que carece de la ‘alef’, representa un vínculo casual, que no surge de una verdadera unión, un vínculo que implica impureza (vaikar’ se relaciona con el texto aplicado a Amalek, sobre el que está   escrito: 

“quien te  ‘korjá’, en   el camino”).

 

EXPRESIONES DE AMOR

Este llamado de Hashem, en una expresión de amor, está dirigido no sólo a Moshé Rabeinu, sino a todo judío, puesto que en cada iehudí reside una chispa de Moshé Rabeinu.

 El Altísimo se revela a todo judío, en cada generación, y específicamente en un espíritu de amor y cariño.

Más aún: Rashi no se da por satisfecho con marcar el hecho de que la palabra ‘vaikrá’  es un lenguaje que expresa amor, sino que además agrega: “un   lenguaje con el que se manejan los ángeles”. Hay veces que las muestras de amor pueden generar celos y competencia. Pero entre los ángeles no existen celos ni competencia, y con esto se quiere dar el mensaje que las expresiones de amor de Di-s hacia cada judío son sólo causales de bondad, y promueven la unión y la fraternidad, y no-Di-s libre- celos y competencia.

 

EN LOS CAMINOS DE HASHEM

Este extraordinario amor del Altísimo a cada judío debe despertar en cada uno de los miembros del pueblo de Israel un fortalecimiento del amor a otro judío y de la unidad judía. Puesto que si el propio Altísimo ama a cada judío y le revela ese cariño, por seguro que nosotros debemos seguir Su camino y amar a cada iehudí con un sincero y verdadero amor, lo que refleja una verdadera unión.

Y de esta manera, en un espíritu de unidad total, marcha todo el pueblo judío hacia la verdadera y completa redención, cuando   veremos   con   nuestros   propios ojos la materialización de la profecía: 

“Y Hashem será Rey sobre toda la Tierra, en aquel día Hashem será Uno y Su nombre Uno”



La reina que perdió todo

Estaba de pie junto a la ventana del palacio, mirando hacia la ciudad iluminada. Los sonidos de la celebración y la diversión desde el barrio judío, se oían a lo lejos.

Tenían razón para celebrar; Para ellos acababa de comenzar una vida de libertad. Para ella acababa de terminar.

Por cada lágrima que limpió, otras dos aparecieron. Su corazón se partió al medio. Una mitad se regocijó con el des-tino de su gente, la otra mitad se lamentó por la suya.

Ella dejó de luchar contra sus lágrimas al recordar el principio del fin. La vida había sido perfecta. Estaba felizmente casada con Mordejai, uno de los mejores hombres de la tierra, y alimentó sueños inocentes de tener una familia. Sueños de los que fue despertada bruscamente. Era un día que nunca olvidaría. Habían venido por ella, los guardias del rey. De alguna manera se habían enterado. La gente habla.

Entonces se convirtió en reina, y triste. Su cara sonreía pero su corazón lloraba. Ella encantó a todos, pero no pudo ser encantada. Estaba lejos de casa, y solo ella sabía cuán lejos. Pero todo esto fue por una buena razón, había dicho Mordejai. Cuál era esa buena razón, ella no lo sabía, ni cuándo lo haría.

Su sacrificio fue enorme. El palacio se había convertido en su prisión. Sus habitantes valoraban todo lo que ella no hacía. Lo que les complacía le causaba in-comodidad. Además, mantener su fe era desafiante, mucho más que su práctica.

Su único rayo de sol brillaba por la noche, cuando en ocasiones lograba esca-par del lujoso complejo del rey a la mo-rada de Mordejai, para estar con él. El tiempo que pasaba con Mordejai era el aire fresco que le permitía regresar al agua y esperar hasta el día en que Haman tuvo algo que decir. Se decretó que los judíos estarían fuera de su camino.

De repente, la razón para que ella se convirtiera en reina, la que Mordejai no había revelado, se volvió rotundamente clara. Era como llevar gafas por primera vez.

“¿Y quién sabe si no es por el este momento que alcanzaste esta posición real?”.

Había orden en el caos. La luz al principio del túnel estaba encendida. Daría todo para que su gente sobre-viviera. Su vida ahora tenía un propósito diferente al suyo. Di-s había puesto sus esperanzas en ella, y ella lo enorgullecería.

“..Iré al rey, aunque sea impropio, y si pe-rezco,   perezco”.   Sí. Todo.

“Aunque  es  impropio” tiene un doble significado de acuerdo con los Sabios.

Además de ser ilegal y castigable con la muerte, ir a Ajashverosh, por su propia voluntad, disolvería su matrimo-nio con Mordejai para siempre.

Como si alguno de los dos fuera un mal menor. Ambos caminos llevaron a un callejón sin salida. Su sueño de sol brillante al final de su túnel se volvió nublado. Fue enton-ces cuando comenzó el final de su historia.

Su nombre era Ester. La reina Ester Esta historia explica por qué el Rollo de Purim se llama Ester, por su heroína, quien arriesgó y sacrificó todo por su pueblo. También explica por qué Ester solicitó que su pergamino se convirtiera en parte de las Escrituras.

No para conmemorarse, sino para inmortalizar su mensaje.

Brownies de Pesaj

Ingredientes:

  • 3 huevos
  • 1 y medio vaso de azúcar
  • 3/4 vaso de aceite (apto pesaj)
  • 1/2 cucharita sal
  • 3/4 vaso de fécula de mandioca
  • 1 vaso de cacao amargo
  • 1vaso de chips de chocolate o chocolate triturado

Procedimiento:

Batir los huevos con el azúcar hasta que quede cremoso, bajar la velocidad de la batidora y agregar el aceite.

En un bowl aparte mezclar los ingredientes secos y agregar a la mezcla anterior y batir hasta que este todos bien integrado sin ningún grumo.

Verter en una placa con papel manteca, llevar al horno a 180 grados 40 minutos aproximadamente o hasta pinchar en el medio con un escarbadiente y que salga seco.

Dejar enfriar y cortar.

Extraído de IG @cocinajudiaconriki

Nos estas ayudando a cumplir nuestra misión

En honor al 25 de Adar II, cumpleaños de la Rebetzin Jaia Mushka Schneerson.

Es una cuestión de vida o muerte”, suplicó la madre. Era una mañana de invierno de 1966, alrededor de las 3:30 a. m. El Rebe ya había salido de su oficina para ir a casa, una noche algo temprana; no hubo Iejidut (audiencias privadas) esa noche. En ese momento, una mujer llamó frenéticamente a la secretaría del Rebe diciendo que su pequeño bebé acababa de caerse y estaba gravemente herido. Los médicos discutían sobre qué procedimientos realizar y ella necesitaba desesperadamente la bendición y el consejo del Rebe.

El secretario del Rebe explicó en tono de disculpa que tendría que esperar hasta la mañana y que consultaría con el Rebe a primera hora. “Es una cuestión de vida o muerte”, suplicó la madre. “¡Necesito una respuesta ahora!” El secretario decidió llamar a la casa del Rebe. Si alguien respondía, se disculparía por llamar tan tarde. Marcó con inquietud; respondió la Rebetzin. ¿Ver redt? (“¿Quién habla?”) El secretario dio su nombre e inmediatamente dijo: “Lamento haber llamado tan tarde”, y procedió a disculparse. “Es descarado llamar tan tarde, pero hay una dama aquí que lo necesita desesperadamente. Ella dice que es una cuestión de vida o muerte…” “¿Por qué estás pidiendo perdón?” exclamó la Rebetzin. “Mi esposo y yo fuimos enviados a este mundo para servir a las personas necesitadas las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Al llamarnos, nos estás ayudando a cumplir nuestra misión”

A pesar de lo conmovedor que fue el mensaje de sacrificio de la Rebetzin, lo que más me sorprende es la entrega sin pretensiones con la que fue transmitido. Porque no solo dedicó su vida a los demás, sino que dijo “gracias” por la oportunidad. En su mente y corazón, no era ella quien estaba haciendo un favor; ¡fueron otros quienes la ayudaron a cumplir su misión!

Hay muchas personas que se sacrifican por los demás, pero ¿cuántas de ellas no se sienten justificadas por ello? Las palabras de la Rebetzin no solo fueron de‐sinteresadas, reflejaban una total abnegación del yo. Cuando se trataba de ella misma, no se atribuía el mérito de vivir una vida altruista.

Lea Kahan, pariente de la Rebetzin, una vez la visitó en su casa. En la mesa del comedor había una variedad de artículos hechos a mano. La Rebetzin se volvió hacia la Sra. Kahan y con una voz llena de orgullo dijo: “Mira lo que me enviaron los shlujim y shlujot [los emisarios del Rebe en todo el mundo]”.

Continuó hablando de lo ocupadas y extenuantes que son sus vidas, “sin embargo, a pesar de sus apretadas agendas, ¡tienen tiempo para pensar en mí! “¿Y por qué yo? ¿Quién soy?”

En este punto, la Sra. Kahan, que ya no podía aceptar la modestia de la Rebetzin, intervino y dijo: “Rebetzin, ¿no sabes lo que significas para los shlujim?”.

La Rebetzin, con una pizca de sonrisa pero un poco disgustada, respondió: “Lea, estás siendo demasiado dura”. Como si dijera: “No estás considerando lo suficiente sus dificultades y sacrificios, y lo que significa para ellos tomarse un tiempo libre para pensar en mí”. Aquí se nos presenta el otro lado de la imagen. Cuando se trataba de ella misma, no se atribuía el mérito de vivir una vida altruista; de hecho, agradeció a los demás por “ayudarla” a vivir su vida por ellos.

Pero cuando se trataba de los demás y los sacrificios que hacían, su voz se hinchaba de orgullo al señalar sus méritos.

Mishpatim, “sobre juicios y leyes”

Mishpatim comienza con leyes que regulan apreciar la importancia vital de las relaciones humanas individuales y sociales. Sin embargo, esta sección sigue a la de Itró, donde se enfatizan las obligaciones del hombre hacia Di-s. El último capítulo de Itró que es el que precede y está unido a Mishpatim, trata las leyes del Altar.

Nuestros Sabios se preguntan con respecto a esta secuencia: ¿Qué relación tiene la sección de Mishpatim con las leyes del Altar?

La respuesta es: para enseñarnos que el Sanhedrín (la Corte de Jueces), debe estar cerca del Altar, símbolo de la obligación del hombre hacia Di-s. Esto señala que en el área de las relaciones humanas, tanto a nivel individual como intergrupal, es inútil apoyarse enteramente en sentimientos “intuitivos” de igualdad y justicia, tal como muchas experiencias amargas lo han demostrado.

Entonces, ¿qué sistema de moralidad puede sobrevivir en la coexistencia cotidiana de grupos e individuos? Sólo un sistema de ética y justicia cuyas leyes deriven su autoridad de una fuente Superior, del Creador del universo y del hombre. Ya que sólo el Creador conoce plenamente la naturaleza humana, con todas sus debilidades, tan sólo el Creador puede prescribir leyes verdaderas, éticas y moralmente perdurables, tanto para el individuo como para la sociedad en general.

Sólo las leyes que sustenten su veracidad y autoridad en el Ser Supremo, son válidas para todos, eternamente, sin variar con el tiempo y con el lugar.

A la luz de lo anterior se puede apreciar la importancia vital de la educación judía genera y de la Yeshiva y de la escuela judía en particular.

Lejanos son los días en que se creía que la educación en la Ieshivá era necesaria tan solo para la preparación de Rabinos o Shojatim (matarifes), pero no para las personas comunes.

Hoy, en nuestra sociedad, es muy claro que la enseñanza de la Torá en una Ieshivá, donde hay una atmósfera de reverencia y amor a Di-s, es indispensable para que cada niño y niña judíos, se desarrollen como buenos judíos cumpliendo sus obligaciones hacia Di-s y entonces comprenderemos”!

Una Orden General Desde que los judíos dejaron Egipto, fueron llamados “El ejército de Di-s”. Una persona que cumple el servicio militar, comprende inmediatamente que al recibir una orden de un oficial superior, no puede demorar su ejecución hasta el momento en que pueda analizarla y ver si está de acuerdo, es- pecialmente si la orden viene de un alto mandatario, ya que tal demora puede poner en peligro a todo el ejército. En verdad, una orden de Divina no debe estar en un nivel inferior. Ningún judío puede demorar el cumplimiento de una orden de Di-s hasta que tenga tiempo de estudiarla y aprobarla. Es por esa razón que la Torá fue recibida con la declaración unánime de todo nuestro pueblo: ¡“Naasé ve nishmá!, ¡cumpliremos y escucharemos!.

Frutos del pensamiento

Adaptado de las enseñanzas del Rebe de Lubavitch, por Yanki Tauber

Los Maestros Cabalísticos nos dicen que cada uno de nosotros no tiene una sola alma, sino dos: el “alma animal”, que encarna nuestros instintos naturales, y el “alma Divina”, que representa nuestra unidad trascendente.

Nuestros Sabios nos cuentan, que originalmente, todos los árboles eran frutales, y que esto también será así en la Era del Mashiaj. Un árbol sin frutas es sinónimo de un mundo imperfecto, ya que la función de un árbol es producir frutos.

Si “El hombre es un árbol del campo” y el fruto es el más alto logro de los árboles, hay siete frutos que coronan la cosecha humana y botánica. Estas son las siete frutas y granos señalados por la Torá como ejemplos de la fertilidad de la Tierra Santa: Trigo, cebada, uvas, higos, granadas, aceitunas y dátiles.

El quince del mes hebreo de Shvat es el día designado en el calendario Judío como “Año nuevo para los árboles”. 

En este día, celebramos los árboles del mundo de Di‐s, y el árbol dentro de nosotros haciendo partícipe a estos siete frutos, que caracterizan los varios componentes y modelos de la vida humana.

Los Maestros Cabalísticos nos dicen que cada uno de nosotros no tiene una sola alma, sino dos: el “alma animal”, que encarna nuestros instintos naturales, y el “alma Divina”, que representa nuestra unidad trascendente, nuestro deseo de escaparnos del “yo” y de relacionarnos con lo que es más grande que nosotros.

Como su nombre lo indica, el alma animal constituye esa parte nuestra que es común en todas las criaturas vivien‐ tes: el instinto de auto conservación y auto perpetuación. Pero el hombre es más que un animal sofisticado. Hay cualidades que son únicas en nosotros como humanos, las derivadas de nuestra “alma Divina”. El punto en el que nos graduamos más allá del “yo” y sus necesidades (“¿Cómo puedo sobrevivir? ¿Cómo obtengo comida, dinero, poder, sabiduría, satisfacción?”), y pasamos a preguntarnos “¿Por qué estoy acá? ¿Para qué sirvo? Es este el punto en el que cesamos de ser simplemente otro animal en el mundo de Di‐s y nos empezamos a dar cuenta de la unicidad como seres humanos.

Esto no es para que sea rechazada el alma animal y suplantarla por el Alma Divina. Estas son nuestras dos almas, ambas son indispensables para una vida de plenitud y propósito. A pesar que estimulamos lo Divino de nosotros para elevarnos por encima de lo meramente animal, también debemos desarrollar y refinar nuestro animal, estudiar a cultivar los elementos constructivos de la individualidad (Ej.: autoconfianza, coraje, perseverancia) mientras eliminamos el egoísmo y lo profano.

Trigo y cebada, los dos granos dentro de los “siete frutos”, representan lo esencial de nuestro maquillaje interno. Seguidos a estos vienen cinco frutos (vid, higos, granada, olivo y dátiles) “aperitivos” y “postres” en nuestro menú espiritual, que agregan sabor a nuestro esfuerzo básico de desarrollar nuestra alma animal y Divina.

¿Cuántos pueden identificarse con los árboles?

Es un hecho sociológico que hoy la mayoría de los judíos del mundo vive en una atmósfera urbana, e ignora totalmente los matices de la vida agrícola -y por ello es insensible a ella- tal como éste afecta nuestra observancia religiosa

¿Árboles?

Para dar sombra a nuestras calles, quizás.

¿Árboles frutales? ¿Dónde?

En algún lugar hay un Eretz Israel, y en algún lugar de esa tierra santa hay árboles frutales, y hoy es su Rosh Hashaná.

Como mínimo, fomenta un despertar de conciencia sobre Eretz Israel. Las mu- chas plegarias vinculadas a la tierra santa están diseminadas a lo largo del Bircat Ha- mazón (la Plegaria de Agradecimiento luego de las comidas), el Shemoná Esré, y en otros lugares, pero en ninguna parte nuestra atención está centrada en Israel como lo está en Tu BiShvat.

¿Y cómo articulamos esa atención? Mediante un esfuerzo por comer “frutas de la tierra”:

dátiles, higos, granadas, etc. No importa que nuestros proveedores traigan estas frutas desde Grecia, California, u otros climas soleados, siguen siendo todavía vía frutas de la tierra.

A causa de su condición de Rosh Hashaná, la fiesta impone sobre nosotros sus restricciones: no se dice tajanún (plegarias de Confesión), no se ayuna, no se recita plegarias por los difuntos, y si coincide con Shabat no se recita en las oraciones Tzidkatjá Tzédek en Minjá.

Hay un significado simbólico en esta festividad: pues el hombre es como el árbol del campo, nos dice la Torá, y el tema de renovación y crecimiento es especialmente inspirador.

Con todo la esencia sigue siendo el rezo y agradecimiento por sustento especial. Dos veces al año, cuando rezamos en Sheminí Atzeret por las lluvias (Guéshem) y en el primer día de Pesaj por el rocío (Tal), estamos rezando literalmente por el sustento económico de la tierra santa. Tu BiSh’vat es momento para esfuerzos similares. Una costumbre entre los sefaradím dicta casi toda una noche de estudio en la Ieshivá, y comer de todas las clases de frutas disponibles, precediendo y siguiendo cada saboreo con párrafos seleccionados del Tanaj y el Zohar. De hecho, se publicó para ese fin un libro especial, llamado Pri Etz Hadar.

Cuando se trata de minhagim (costumbres religiosas), los jasidím no se quedan atrás. En el arsenal de vida juclía, junto al talit, los tefilín, las matzot, y las velas de Janucá, hay una fruta: el etrog. Y si queremos uno selecto para la semana anterior a Sucot, ¿qué mejor momento para rezar por una buena cosecha que la fiesta de las frutas? Hemos recibido de nuestros Rebes que se debe rezar en Tu BiShvat por un etrog kasher, hermoso, y de calidad, que el Di-s Bendito haga disponible en el tiempo en que lo precisemos para la mitzvá (B’nei Isasjar).

Vayamos un paso más lejos (y éste también es práctica usual): la elaboración de mermelada después de Sucot con el etrog que acabamos de usar, y comerla en… ¿adivinan cuándo? ¡Tu BiShvat!